ALSACIA EN LA NAVIDAD DE 2015
Antes de tener nuestra propia autocaravana dedicábamos buena parte de nuestro tiempo a leer relatos de viajes en autocaravana, aquellas lecturas tan apasionantes de gente que escribía por el mero placer de contarnos lo que había vivido con su casa a cuestas nos fue configurando nuestra forma de entender este mundo para dar el salto el día que nosotros también tuviéramos una. Hoy ya la tenemos y la llamamos” la Gaviota “(una Benimar Tessoro 481) y ese tipo de lectura forma parte de nuestras vidas, es más, nosotros también contamos los relatos en nuestro blog (más bien nuestra web: “La Gaviota Viajera”) es decir, hemos entrado de puntillas a esa gran comunidad de webmaster de viajes y espero que sigamos creciendo.
Pues bien, de todos aquellos viajes que fuimos leyendo hubo dos que cobraron una especial relevancia y de los que nos dijimos eso de: “algún día los haremos”. El más deseado es ir a “Nord Cap”, pero ese nos lo reservamos para cuando la jubilación nos dé un soplo de libertad, el otro parecía más asequible: ir a la Alsacia en Navidad. Leímos varios relatos sobre ese viaje pero el que más nos impactó desde el principio fue el de Paco Colet, no sería justo si no hiciese una mención a sus relatos. “El pionero Paco” fue quien nos metió la pasión por la Alsacia en navidad, él lleva años haciendo este viaje en esa época, lleva una caravana pero en esencia el viaje es el mismo que el que hemos hecho nosotros.
Las fechas estaban cantadas, el puente de la Constitución nos ofrecía la posibilidad de juntar nueve días, el viaje de ida y vuelta es largo y con el puente quedan libres 6 días de estancia allí.
Y este ha sido nuestro viaje a Alsacia en la Navidad de 2015:
Pues bien, de todos aquellos viajes que fuimos leyendo hubo dos que cobraron una especial relevancia y de los que nos dijimos eso de: “algún día los haremos”. El más deseado es ir a “Nord Cap”, pero ese nos lo reservamos para cuando la jubilación nos dé un soplo de libertad, el otro parecía más asequible: ir a la Alsacia en Navidad. Leímos varios relatos sobre ese viaje pero el que más nos impactó desde el principio fue el de Paco Colet, no sería justo si no hiciese una mención a sus relatos. “El pionero Paco” fue quien nos metió la pasión por la Alsacia en navidad, él lleva años haciendo este viaje en esa época, lleva una caravana pero en esencia el viaje es el mismo que el que hemos hecho nosotros.
Las fechas estaban cantadas, el puente de la Constitución nos ofrecía la posibilidad de juntar nueve días, el viaje de ida y vuelta es largo y con el puente quedan libres 6 días de estancia allí.
Y este ha sido nuestro viaje a Alsacia en la Navidad de 2015:
Primer día, 4 de Diciembre (viernes). San Jean de Luz
07"
El viernes fue día dedicado a hacer kilómetros rumbo a nuestro destino. Salimos a las 4 de la tarde de Serranillos y tras 611 km llegamos al área de San Juan de Luz (N 43° 23´ 07” W 1° 39‛ 46”). Esta área la conocíamos de cuando estuvimos aquí este verano y no nos gustaba mucho porque está justo al lado de la estación del ferrocarril que pasa por San Juan de Luz, tan al lado que los trenes pasan a 15 metros como mucho, pero la verdad es que no nos importaba porque era solo para una noche. Cenamos un potaje que traía cocinado de casa y a la cama con el despertador marcando las 6,30 de la mañana.
El viernes fue día dedicado a hacer kilómetros rumbo a nuestro destino. Salimos a las 4 de la tarde de Serranillos y tras 611 km llegamos al área de San Juan de Luz (N 43° 23´ 07” W 1° 39‛ 46”). Esta área la conocíamos de cuando estuvimos aquí este verano y no nos gustaba mucho porque está justo al lado de la estación del ferrocarril que pasa por San Juan de Luz, tan al lado que los trenes pasan a 15 metros como mucho, pero la verdad es que no nos importaba porque era solo para una noche. Cenamos un potaje que traía cocinado de casa y a la cama con el despertador marcando las 6,30 de la mañana.
Tercer día, 6 de Diciembre (Domingo): Ribeauvillé, Riquewhir, Kaysersberg y Colmar.
Después de día y medio de viaje estábamos desesperados por salir a enfrentarnos cara a cara con Alsacia. La mañana del domingo en Ribeauvillé a primera hora era esplendida, hacía un sol radiante y 2 grados de temperatura lo que resulta aceptable para esta zona, así que desayunamos y nos vestimos de una forma moderada, dejando a un lado la ropa de frio polar que habíamos traído de casa por aquello de que quizás esto era parecido a Groenlandia. De momento en Ribeauvillé hace el mismo tiempo que en Talavera. Con el tiempo nos daríamos cuenta de que la idea de que aquí hace muchísimo frio es una exageración nuestra.
El área donde habíamos dormido está en las afueras, a 4 kilómetros de la localidad, así que decidimos acercarnos con la Gaviota y aparcarla por algún sitio más cercano para no perder la mitad de la mañana de camino al centro de la ciudad.
Era muy temprano y eso nos ayudó bastante a encontrar un sitio en el centro comercial de E Leclerc, allí había otras muchas autocaravanas, pero no solo allí, había pequeñas áreas de autocaravanas por todas partes. Éramos muchos los que nos desplazábamos a pie hacia el centro, sin llegar aún ya se intuía un ambiente festivo por todo lo alto.
En pocos minutos estábamos inmersos en el “Marché de Noel” de Ribeauvillé. Hasta ahora todo lo que sabíamos de la Navidad Alsaciana era por lo que habíamos leído, parece ser que los alsacianos presumen de ser ellos los que empezaron a celebrar la Navidad e imaginábamos que el lugar sería un modelo de tarjeta navideña y que al estar todo más acorde facilitaría el espíritu navideño pero jamás imaginamos que fuese tan tan bonito. Es cierto que la Navidad aquí es algo muy especial, no es extraño que haya mucha gente que piense que es la mejor del mundo.
El área donde habíamos dormido está en las afueras, a 4 kilómetros de la localidad, así que decidimos acercarnos con la Gaviota y aparcarla por algún sitio más cercano para no perder la mitad de la mañana de camino al centro de la ciudad.
Era muy temprano y eso nos ayudó bastante a encontrar un sitio en el centro comercial de E Leclerc, allí había otras muchas autocaravanas, pero no solo allí, había pequeñas áreas de autocaravanas por todas partes. Éramos muchos los que nos desplazábamos a pie hacia el centro, sin llegar aún ya se intuía un ambiente festivo por todo lo alto.
En pocos minutos estábamos inmersos en el “Marché de Noel” de Ribeauvillé. Hasta ahora todo lo que sabíamos de la Navidad Alsaciana era por lo que habíamos leído, parece ser que los alsacianos presumen de ser ellos los que empezaron a celebrar la Navidad e imaginábamos que el lugar sería un modelo de tarjeta navideña y que al estar todo más acorde facilitaría el espíritu navideño pero jamás imaginamos que fuese tan tan bonito. Es cierto que la Navidad aquí es algo muy especial, no es extraño que haya mucha gente que piense que es la mejor del mundo.
Al poco de comenzar a pasear por Ribeauvillé ya sabíamos lo que significaba para los alsacianos la navidad, el impacto es considerable sobre todo si lo comparamos con lo que nosotros vivimos en España. Aquí la Navidad es muy diferente, es como una película de Walt Disney, te metes en el papel a poco que llegas y pones una sonrisa Merry Christmas que no se te borra en toda la jornada.
Al principio de nuestra ruta encontramos la oficina de turismo y pudimos saber que Ribeauvillé es una localidad pequeña de unos 5.000 habitantes, donde se habla francés como en toda Alsacia pero también alsaciano, aunque éste permanece como una lengua mayoritariamente de ámbito familiar. Está en parte bordeada por antiguas murallas. Cuenta con varias casas medievales pintorescas y dos iglesias antiguas.
Alsacia es una región peculiar que ha estado en manos germánicas más de una vez y lleva en sus raíces una cierta fusión de culturas francesa y alemana. En las dos grandes guerras esta región pasó a manos alemanas y eso ha dejado rastros en todos los sentidos pero nosotros no percibimos ningún estigma de corte nacionalista, se habla francés en todos lados pero si es necesario hablan alemán y la sensación es que todos conocen las dos lenguas.
Emprendimos nuestro recorrido paseando por la calle principal la cual estaba llena de puestos con artículos navideños de todo tipo pero siempre con un par de denominadores comunes, por un lado una procedencia artesanal vinculada a la región y por otro un rasero mínimo de calidad, es decir aquí los chinos no venden nada de nada.
Si uno recuerda el mercado navideño que se pone en la Plaza Mayor de Madrid (quizás el más conocido) nunca se ha dejado de vender artículos de broma, pelucas de todos los colores, gorros de todo tipo, narices de Groucho y demás baratijas de plástico. Las autoridades intentan cambiar eso pero salvo alguna figura de nacimiento de cuando en cuando lo cutre subsiste.
Aquí en Ribeauvillé lo que se vende es bien distinto, la región es muy famosa por sus vinos alsacianos y lógicamente tienen una presencia estelar en los mercados. Nosotros como aficionados que somos al buen vino conocíamos casi todos antes de venir, hay varios blancos… Pinot gris, Pinot blanco, Gewurztraminer, Riesling y Muscat, tinto solo está el Pinot noire. Los ves por todos lados en cualquier mercadillo, son vinos de pequeñas bodegas pero de una calidad excepcional y encuentras algunos sitios donde te dan una pequeña copa para probarlos y distinguir las diferencias, es una autentica gozada y solo por eso merece la pena venir a Alsacia. Además están los embutidos y no solo las salchichas, hay embutidos de todo tipo y estando en Francia no podían faltar los quesos, sobre todo el Munster, que lleva el nombre de una localidad de Alsacia, pero hay muchísimos más. Si te gustan los quesos aquí estás perdido, engordas seguro de cintura y adelgazas de bolsillo. No hay que olvidarse tampoco de los panes y los bizcochos. Hay muchos productos de una gran variedad y mucha calidad.
Al principio de nuestra ruta encontramos la oficina de turismo y pudimos saber que Ribeauvillé es una localidad pequeña de unos 5.000 habitantes, donde se habla francés como en toda Alsacia pero también alsaciano, aunque éste permanece como una lengua mayoritariamente de ámbito familiar. Está en parte bordeada por antiguas murallas. Cuenta con varias casas medievales pintorescas y dos iglesias antiguas.
Alsacia es una región peculiar que ha estado en manos germánicas más de una vez y lleva en sus raíces una cierta fusión de culturas francesa y alemana. En las dos grandes guerras esta región pasó a manos alemanas y eso ha dejado rastros en todos los sentidos pero nosotros no percibimos ningún estigma de corte nacionalista, se habla francés en todos lados pero si es necesario hablan alemán y la sensación es que todos conocen las dos lenguas.
Emprendimos nuestro recorrido paseando por la calle principal la cual estaba llena de puestos con artículos navideños de todo tipo pero siempre con un par de denominadores comunes, por un lado una procedencia artesanal vinculada a la región y por otro un rasero mínimo de calidad, es decir aquí los chinos no venden nada de nada.
Si uno recuerda el mercado navideño que se pone en la Plaza Mayor de Madrid (quizás el más conocido) nunca se ha dejado de vender artículos de broma, pelucas de todos los colores, gorros de todo tipo, narices de Groucho y demás baratijas de plástico. Las autoridades intentan cambiar eso pero salvo alguna figura de nacimiento de cuando en cuando lo cutre subsiste.
Aquí en Ribeauvillé lo que se vende es bien distinto, la región es muy famosa por sus vinos alsacianos y lógicamente tienen una presencia estelar en los mercados. Nosotros como aficionados que somos al buen vino conocíamos casi todos antes de venir, hay varios blancos… Pinot gris, Pinot blanco, Gewurztraminer, Riesling y Muscat, tinto solo está el Pinot noire. Los ves por todos lados en cualquier mercadillo, son vinos de pequeñas bodegas pero de una calidad excepcional y encuentras algunos sitios donde te dan una pequeña copa para probarlos y distinguir las diferencias, es una autentica gozada y solo por eso merece la pena venir a Alsacia. Además están los embutidos y no solo las salchichas, hay embutidos de todo tipo y estando en Francia no podían faltar los quesos, sobre todo el Munster, que lleva el nombre de una localidad de Alsacia, pero hay muchísimos más. Si te gustan los quesos aquí estás perdido, engordas seguro de cintura y adelgazas de bolsillo. No hay que olvidarse tampoco de los panes y los bizcochos. Hay muchos productos de una gran variedad y mucha calidad.
Las calles de Ribeauvillé estaban repletas de gente y de puestos, eso sin contar que todas las tiendas estaban abiertas así que el número de unos y de otras era abrumador. Empezamos a pasear a las 10 de la mañana y no lo dejamos hasta pasadas la una de la tarde, sin embargo no nos cansamos en ningún momento. A cada rato comentábamos lo sorprendente que es ver cómo está todo decorado.Los comercios, hoteles, restaurantes y también las casas particulares compiten entre sí por ser el que más y mejor decora su edifico por navidad. Incluso los espacios públicos son un espectáculo. Charo no paraba de hacer fotos a los balcones llenos de ositos y motivos navideños, cada uno nuevo que veía me lo comentaba como si fuese el primero.
Algo parecido nos pasaba con las panaderías, se ven todo tipo de panes, bollos y bizcochos, tan atractivos y bonitos que mas que bollos parecen pasteles. De entre todos ellos destaca el pain d'épices que no es un pan sino un bizcocho muy compacto con sabor a especias y naranja. Nos compramos un buen trozo para desayunar y pagamos 18 euros de vellón…. la navidad aquí es muy bonita pero cara. |
Moldes de kougelhopf |
También es muy popular una especie de magdalena gigante del tamaño de un panetone italiano, se llama kougelhopf y está por todos los sitios, incluso los moldes que se usan para hacer estos bizcochos se ven como motivo navideño en las tiendas y puestos. Si tuviera que elegir una imagen de la Navidad Alsaciana me quedaría precisamente con un kougelhopf, aunque la cosa estaría reñida porque los bretzel no estarían muy lejos. Los bretzel son unos lazos salados que adquieren una especial relevancia ahora en Navidad, son muy populares hasta el punto que vimos a una chica en un kiosco que tan solo vendía bretzel.
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Los bretzel |
El inicio de nuestro periplo en Alsacia había sido apasionante pero había que ver mucho más, así que cogimos la Gaviota y pusimos rumbo hacia Riquewhir.
En la cabeza llevábamos la idea de que Riquewhir sería un pueblecito pequeño y que difícilmente sería tan bonito como Ribeauvillé… pequeño sí que es ya que no llega a los 1.300 habitantes, pero Riquewhir es incluso más bonito que Ribeauvillé, conste que es difícil establecer clasificaciones sobre cual es más o menos bonito porque son todos preciosos pero no hay duda de que algunos incluso destacan mas, este es el caso de Riquewhir ya que por su belleza y atractivo turístico es uno de los pueblos distinguidos por la asociación “Les plus beaux villages de France”. No sería el único que viésemos con esta distinción pero este sin duda la merece.
En la cabeza llevábamos la idea de que Riquewhir sería un pueblecito pequeño y que difícilmente sería tan bonito como Ribeauvillé… pequeño sí que es ya que no llega a los 1.300 habitantes, pero Riquewhir es incluso más bonito que Ribeauvillé, conste que es difícil establecer clasificaciones sobre cual es más o menos bonito porque son todos preciosos pero no hay duda de que algunos incluso destacan mas, este es el caso de Riquewhir ya que por su belleza y atractivo turístico es uno de los pueblos distinguidos por la asociación “Les plus beaux villages de France”. No sería el único que viésemos con esta distinción pero este sin duda la merece.
Por el camino habíamos visto las colinas de cepas con las que se hacen los famosos vinos de Alsacia perfectamente alineadas y bañadas por la luz del sol de estas tardes de invierno, qué maravilla. Tardamos muy poco en llegar a Riquewhir, solo unos minutos y una vez allí nos topamos con la gente de la organización del mercado de navidad que nos indicaron muy amablemente donde estaba el espacio destinado para autocaravanas. Había unas 50 pero encontramos sitio sin mucha dificultad lo que nos vino muy bien para no tardar mucho en llegar al centro.
Riquewhir es sencillamente precioso! Su mercado es distinto al de Ribeauvillé porque no es de temática medieval, por eso es quizás más autentico, aunque a la larga la oferta es parecida. Hay todo tipo de adornos navideños, productos propios de la navidad y venta directa de los productores. Nosotros paramos en el puesto de uno de ellos, era un productor de Champagne que es la región colindante con la de Alsacia y Lorena y lógicamente tenía vino de champagne. Nos tomamos un par de copas del vino espumoso más famoso del mundo, un champagne rosado muy rico. Ya habíamos comido antes así que aquí, a parte de esas dos copitas, nos dedicamos a pasear y a disfrutar de las calles y las casas de la localidad con tanto mimo y tan buen gusto engalanadas.
En Riquewhir lo normal es tener un problema grave con las fotos, porque se ve todo tan bonito que disparas y disparas, terminas pareciendo un japonés con cámara de fotos recién estrenada.
Nos fuimos justo cuando empezaban a encenderse las luces del mercado. La idea que teníamos era llegar a Kaysersberg a dormir y descansar de un día tan intenso…. y así debería de haber sido si no fuera porque el navegador está medio estropeado y a veces no es capaz de llevarnos a ningún sitio. Resulta que el muy idiota no acepta determinadas direcciones cuando se las damos en coordenadas y eso nos lleva de cabeza porque Charo ha traído preparado el viaje a conciencia pero todo a base de coordenadas por lo que llegar a cualquier lugar se estaba volviendo un viaje hacia el pasado y a veces nos veíamos siguiendo las indicaciones de la carretera para encontrar los pueblos. En el caso de Kaysersberg la cosa fue peor, ni siquiera aceptaba el nombre de la localidad, un misterio … para colmo íbamos siguiendo las indicaciones de la carretera y al pasar por un pueblo nos hicieron desviarnos de la ruta, así que estábamos todo el camino a la caza de una señal correcta. Quizás deberíamos de haber tirado la toalla pero insistimos e insistimos hasta llegar a Kaisersberg.
Nos fuimos justo cuando empezaban a encenderse las luces del mercado. La idea que teníamos era llegar a Kaysersberg a dormir y descansar de un día tan intenso…. y así debería de haber sido si no fuera porque el navegador está medio estropeado y a veces no es capaz de llevarnos a ningún sitio. Resulta que el muy idiota no acepta determinadas direcciones cuando se las damos en coordenadas y eso nos lleva de cabeza porque Charo ha traído preparado el viaje a conciencia pero todo a base de coordenadas por lo que llegar a cualquier lugar se estaba volviendo un viaje hacia el pasado y a veces nos veíamos siguiendo las indicaciones de la carretera para encontrar los pueblos. En el caso de Kaysersberg la cosa fue peor, ni siquiera aceptaba el nombre de la localidad, un misterio … para colmo íbamos siguiendo las indicaciones de la carretera y al pasar por un pueblo nos hicieron desviarnos de la ruta, así que estábamos todo el camino a la caza de una señal correcta. Quizás deberíamos de haber tirado la toalla pero insistimos e insistimos hasta llegar a Kaisersberg.
En este pueblo no teníamos dirección alguna a la que ir porque para el navegador este sitio no existía y en ese momento ya era totalmente de noche, así que un poco a tientas buscamos una calle de vete tú a saber dónde para aparcar la AC. Nuestra Gaviota es más bien pequeña y nos permite tirarla en cualquier sitio por lo que una vez aparcada salimos a la conquista del lugar.
Como era de noche Kaisersberg estaba iluminado de navidad y el mercado aún en plena actividad. Fue una forma distinta de ver la navidad en estos pueblos alsacianos y desde luego no te deja indiferente porque hay que decir que la iluminación navideña que tienen dejaría casi en ridículo a muchas de nuestras poblaciones españolas.
Lo pasamos realmente bien en Kaisersberg, quizás no llegue al nivel de Riquewhir pero es un visita imprescindible. Además está inexorablemente unido a Riquewhir por proximidad y en cierto modo forma parte de la misma visita. En nuestro caso al hacerla de noche ganó mucho más.
Como era de noche Kaisersberg estaba iluminado de navidad y el mercado aún en plena actividad. Fue una forma distinta de ver la navidad en estos pueblos alsacianos y desde luego no te deja indiferente porque hay que decir que la iluminación navideña que tienen dejaría casi en ridículo a muchas de nuestras poblaciones españolas.
Lo pasamos realmente bien en Kaisersberg, quizás no llegue al nivel de Riquewhir pero es un visita imprescindible. Además está inexorablemente unido a Riquewhir por proximidad y en cierto modo forma parte de la misma visita. En nuestro caso al hacerla de noche ganó mucho más.
Era ya hora de recogerse y cambiamos de idea porque el sitio que habíamos encontrado no nos gustaba para hacer noche así que emprendimos camino hacia Colmar. El navegador se porta y parece aceptar la existencia de Colmar, quizás porque se trata de la segunda población más grande de Alsacia, solo detrás de Estrasburgo, aunque sigue sin hacer caso a las coordenadas.
Estamos en Navidad ni más ni menos que en Alsacia y aquí se entiende como algo muy tradicional. La navidad del Adviento es una navidad de pinos, abetos, nieve, caminos y casas bucólicas, aquí Papa Noel va en un trineo tirado de renos volando por el cielo, así que no es extraño que nuestro navegador se haya puesto bucólico, y se haya tomado un respiro ….. Qué caray ¡estamos en Navidad!
Sin coordenadas nos costó un poco mas encontrar donde dormir. Recorrimos Colmar a conciencia hasta que en una calle vimos a cuatro autocaravanas preparadas para pasar la noche, nos pusimos junto a ellas. Al poco empezó a llover …..no importaba, ya estábamos en casa.
Estamos en Navidad ni más ni menos que en Alsacia y aquí se entiende como algo muy tradicional. La navidad del Adviento es una navidad de pinos, abetos, nieve, caminos y casas bucólicas, aquí Papa Noel va en un trineo tirado de renos volando por el cielo, así que no es extraño que nuestro navegador se haya puesto bucólico, y se haya tomado un respiro ….. Qué caray ¡estamos en Navidad!
Sin coordenadas nos costó un poco mas encontrar donde dormir. Recorrimos Colmar a conciencia hasta que en una calle vimos a cuatro autocaravanas preparadas para pasar la noche, nos pusimos junto a ellas. Al poco empezó a llover …..no importaba, ya estábamos en casa.
Cuarto día, 7 de Diciembre (lunes): Colmar y Eguisheim
Por la mañana en Colmar nos tocaba buscar un sitio para cambiar aguas y vaciar el wc químico, es algo que siempre nos agobia un poco, no hay que olvidar que aunque ya nos movemos con una seguridad inusual para un par de novatos de solo 5 meses de experiencia, ésta es la segunda vez que vamos de autocaravanismo libre durante tantos días porque ir de fin de semana es más fácil. Además esta es la primera vez en el extranjero (estuvimos en la Isla de Re pero siempre de camping) así que no fue fácil, traíamos fichado en el programa de viaje un sitio para vaciar en una gasolinera pero resultó que ya no estaba operativo.
Desgraciadamente no tenemos todavía el libro de áreas para AC y los servicios con los que cuentan (hay uno en alemán y otro en ingles) y cuando como hoy, todo falla ,se echa mucho de menos, así que estuvimos de un lado a otro hasta que por fin encontramos, por casualidad, el que parece ser el único sitio de todo Colmar para vaciar y llenar aguas ( sin contar los campings de pago claro). Es el área de la rue du Canal (N 48° 4´ 50” E 7° 22‛ 26” ) es de pago, cobran 10 euros por estar todo el día aparcado y 15 euros si añades la pernocta. Estaba abarrotada de autocaravanas (entre 70 y 80) pero es indiscutible que merece la pena ir allí porque en Colmar es casi imposible encontrar un sitio sin pagar parquímetro (salvo por la noche). En esta área de la rue du Canal pudimos repostar nuestras aguas y nos fuimos andando al centro de Colmar que estaba a menos de 20 minutos caminando.
El día había amanecido soleado otra vez, es decir la lluvia solo había estado presente mientras dormíamos. Hemos estado teniendo una suerte increíble con el tiempo, la temperatura ha sido siempre muy parecida a la que traíamos de España.
Colmar es muy distinto a todo lo que hemos visto hasta ahora, es una ciudad de 67.000 habitantes, es decir no es un pueblo pequeño como los anteriores.
El centro de la ciudad antigua, muy bien conservada alberga varios edificios, a veces de gran tamaño de estilo Gótico alemán y Renacimiento, así como antiguas iglesias, entre las cuales la colegiata de San Martín (del siglo XIII) es la mayor y más notable. La ciudad también estaba adornada de navidad en cada rincón y cada ventana. Colmar es una visita imprescindible, los mercadillos de invierno a diferencia de las que habíamos visto hasta entonces no eran tan bulliciosos, pero eso es compresible, era lunes y la gente tiene que trabajar incluso en Navidad. La primera gran diferencia con los mercadillos que habíamos visto hasta ahora es que en Colmar hay varias zonas separadas y numeradas dedicadas al mercadillo. Lo mejor es hacerse con el plano específico de los mercados de navidad. A nosotros no lo dieron en el área de la rue du Canal en la que habíamos dejado la Gaviota pero también los hay en las oficinas de turismo y en los puestos del propio mercadillo. Llegamos al primero y estaba dedicado totalmente a la comida, era temprano para nosotros pero no hay quien se resista a las marmitas de comida de los puestos y al olor del vino caliente.
Desgraciadamente no tenemos todavía el libro de áreas para AC y los servicios con los que cuentan (hay uno en alemán y otro en ingles) y cuando como hoy, todo falla ,se echa mucho de menos, así que estuvimos de un lado a otro hasta que por fin encontramos, por casualidad, el que parece ser el único sitio de todo Colmar para vaciar y llenar aguas ( sin contar los campings de pago claro). Es el área de la rue du Canal (N 48° 4´ 50” E 7° 22‛ 26” ) es de pago, cobran 10 euros por estar todo el día aparcado y 15 euros si añades la pernocta. Estaba abarrotada de autocaravanas (entre 70 y 80) pero es indiscutible que merece la pena ir allí porque en Colmar es casi imposible encontrar un sitio sin pagar parquímetro (salvo por la noche). En esta área de la rue du Canal pudimos repostar nuestras aguas y nos fuimos andando al centro de Colmar que estaba a menos de 20 minutos caminando.
El día había amanecido soleado otra vez, es decir la lluvia solo había estado presente mientras dormíamos. Hemos estado teniendo una suerte increíble con el tiempo, la temperatura ha sido siempre muy parecida a la que traíamos de España.
Colmar es muy distinto a todo lo que hemos visto hasta ahora, es una ciudad de 67.000 habitantes, es decir no es un pueblo pequeño como los anteriores.
El centro de la ciudad antigua, muy bien conservada alberga varios edificios, a veces de gran tamaño de estilo Gótico alemán y Renacimiento, así como antiguas iglesias, entre las cuales la colegiata de San Martín (del siglo XIII) es la mayor y más notable. La ciudad también estaba adornada de navidad en cada rincón y cada ventana. Colmar es una visita imprescindible, los mercadillos de invierno a diferencia de las que habíamos visto hasta entonces no eran tan bulliciosos, pero eso es compresible, era lunes y la gente tiene que trabajar incluso en Navidad. La primera gran diferencia con los mercadillos que habíamos visto hasta ahora es que en Colmar hay varias zonas separadas y numeradas dedicadas al mercadillo. Lo mejor es hacerse con el plano específico de los mercados de navidad. A nosotros no lo dieron en el área de la rue du Canal en la que habíamos dejado la Gaviota pero también los hay en las oficinas de turismo y en los puestos del propio mercadillo. Llegamos al primero y estaba dedicado totalmente a la comida, era temprano para nosotros pero no hay quien se resista a las marmitas de comida de los puestos y al olor del vino caliente.
Nos tomamos un par de vinos en las tacitas que traíamos desde Ribeauvillé y lo acompañamos con una chucrut o choucroute que puede que sea para nosotros el plato más conocido de la gastronomía alsaciana. La chucrut propiamente dicha es un plato que se prepara con col blanca cortada en tiras finas y fermentadas con vinagre y especias pero es habitual referirse al chucrut como un plato completo en el que además de la col blanca fermentada se le acompaña de carne o embutido de cerdo.
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En la gastronomía francesa la receta lleva la col y tres salchichas, Frankfurt, Estrasburgo y Montbéliard, mientras que en la gastronomía alemana se hace el Chucrut a la alemana cocida con vino del Rhin y se sirve como guarnición de salchichas de Nurenberg asadas, chuletas de cerdo ahumadas, salchichas Frankfurt, codillo , jarrete, etc. Es un plato muy entrañable para nosotros y lo comemos de cuando en cuando en casa de nuestra prima parisina.
La chucrut que tomamos en este primer mercado de Colmar era solamente col fermentada con trozos de beicon, pero ¡qué momento tan estupendo! la choucroute y el vino estaban buenísimos y nos dieron mucha energía para ver el resto de Colmar.
La chucrut que tomamos en este primer mercado de Colmar era solamente col fermentada con trozos de beicon, pero ¡qué momento tan estupendo! la choucroute y el vino estaban buenísimos y nos dieron mucha energía para ver el resto de Colmar.
Paseamos por las calles intentando seguir el itinerario de los mercados de invierno y llegamos al edificio de la Antigua Aduana. Allí dentro hay varios puestos dedicados casi todos a los artesanos y desde su escalera todo el mundo hace una foto preciosa, nosotros como no, también.
Es necesario pasear por sus calles porque es un ciudad espectacular. En estas fechas hemos venido a ver la Navidad y no te deja de sorprender como todo el mundo se vuelca para que esté presente en todo pero aún así Colmar es mucho mas. Paseando por sus calles nos hemos dado cuenta de una cosa que luego hemos comentado en el resto del viaje y es que Alsacia es para tenerla en cuenta también fuera de la navidad, por ejemplo en septiembre para ver los campos de viñas, o en primavera porque todo estará más verde y mas frondoso, en fin en cualquier momento del año puede resultar deliciosa.
Es necesario pasear por sus calles porque es un ciudad espectacular. En estas fechas hemos venido a ver la Navidad y no te deja de sorprender como todo el mundo se vuelca para que esté presente en todo pero aún así Colmar es mucho mas. Paseando por sus calles nos hemos dado cuenta de una cosa que luego hemos comentado en el resto del viaje y es que Alsacia es para tenerla en cuenta también fuera de la navidad, por ejemplo en septiembre para ver los campos de viñas, o en primavera porque todo estará más verde y mas frondoso, en fin en cualquier momento del año puede resultar deliciosa.
Charo compró una pequeña cigüeña de peluche ya que desde que hemos llegado no paramos de ver alusiones a las cigüeñas. Uno de los símbolos utilizados para la identidad de Alsacia es la cigüeña blanca, ave que tradicionalmente presentaba una población elevada y una presencia marcada en esta región comparativamente con el resto de Francia, parece ser que es el resultado de su situación en las vías de migración entre el norte de Europa y el África Occidental. Como en muchos otros lugares, en Alsacia las leyendas y cuentos populares asocian a la cigüeña un simbolismo de fecundidad y fidelidad, es justo aquí donde nació la historia esa de que las cigüeñas traen a los bebés. Lo curioso es que la cigüeñas estuvieron prácticamente extintas en la región a finales de los años 70 y considerando su simbolismo fue reintroducida y se repoblaron numerosos tejados de iglesias y otros emplazamientos de Alsacia. Dicen que aquí, como también pasa en España, las cigüeñas reintroducidas se han sedentarizado y ya no migran, eso dicen pero nosotros apenas vimos ninguna, hay que tener en cuenta que llegan a Europa en torno a finales de marzo y abril para anidar (en España se dice que llegan en enero, “por San Blas la cigüeña veras”) luego nos abandonan en agosto o septiembre y vuelan hacia el sur en dirección de África y allí pasan el invierno.
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Las Cigüeñas y Alsacia |
La pequeña Venecia
Uno de los mercadillos de Colmar se llamaba el de la pequeña Venecia y eso era porque por allí pasa un canal navegable donde se pueden hacer unas fotos increíbles. Ahora en invierno no se ve mucha gente navegando, pero es precioso.
Al coger el camino de vuelta vimos un mercado de abastos, es decir el de diario de esta localidad y como es una de nuestras pasiones nos metimos dentro. Era un mercado muy pequeño pero todo estaba muy bien colocado y tan apetecible que daba gusto verlo. Nos llamó especialmente la atención que en los puestos de verduras tienen unos pequeños difusores de agua que mantienen las verduras siempre frescas con humedad forzada, eso hace que se conserven mejor mientras están allí expuestas y que se vean más apetecibles. Es curioso, ellos tienen una humedad natural estupenda y a pesar de ello usan este sistema…. nosotros nada de nada, digo yo que alguien se equivoca. Compramos un pan de semillas para llevar a la Gaviota y como siempre que compramos pan estos días es un dilema elegir entre tanta variedad.
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Y de allí nos fuimos camino de Eguisheim. Lo curioso es que durante el día habíamos estado buscando la famosa replica de la estatua de la libertad que hay en Nueva York porque sabíamos que había una reproducción bastante grande aquí en Colmar pero no la habíamos visto. Curiosamente al día siguiente saliendo de Eguisheim dirección a Selestat pasamos por la afueras de Colmar y allí estaba. Resulta impactante verla en una rotonda sin que aparentemente venga a cuento. Ya hemos conseguido ver las tres que hay en el mundo, la de Manhattan que es la primera, la de Paris y esta. Su autor es Bartholdi que nació en la ciudad alsaciana de Colmar y para conmemorar el centenario de su fallecimiento, se erigió en ella una réplica de doce metros de altura y tres toneladas de peso en la entrada norte de la población, es decir no era en las afueras como nosotros creíamos. Es más grande que la réplica de París, aunque mucho más pequeña que la original americana, que mide 46 metros.
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No me extraña que la gente de por aquí esté muy orgullosa de su hijo predilecto Bartholdi porque la estatua de la Libertad de Manhattan fue un regalo de los franceses a los americanos por su contribución en la guerra, pero de entrada los neoyorquinos no estaban muy contentos dado que les costaba una fortuna colocar la estatua en algún sitio y hacerle una peana de inmensas proporciones, en suma, que les pareció un regalo envenenado. Supongo que aquello dolió a los ciudadanos de Colmar y después al llegar a ser uno de los símbolos de EEUU y ponerse de manifiesto lo acertado que fue el diseño de su autor Bartholdi no es de extrañar que la gente de Colmar hayan puesto aquí una réplica de la estatua.
Llegamos a Eguisheim y empezaba a anochecer. El pueblo es muy pequeño, de unos 1.500 habitantes y no es demasiado difícil encontrar donde dormir. No obstante traíamos apuntadas dos áreas que buscamos un poco a tientas por culpa del dichoso navegador que parece ser que no quiere entender las coordenadas que le ponemos. Recalamos en el área que está en la calle Rue de Bruxeles (N 48° 2´ 40” E 7° 18‛ 19”), es totalmente gratuita y a 15 minutos caminando del centro. Estaba llena, en este caso todos franceses. Nada mas aparcar subimos a Eguisheim, ya era de noche y queríamos dar una vuelta antes de cenar e irnos a la cama.
Eguisheim está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Francia (como Riquewihr) y la verdad es que lo es, quizás sea de los mas bonitos de mundo. Era tarde pero nos dio tiempo a tomarnos un vino rojo caliente que nos vino de perlas porque hacía bastante frio ¡Le estábamos cogiendo el gustillo a esto del vino caliente! Hay que decir que es más dulce y lleva canela. Eso y el que esté caliente le da un sabor muy navideño. lo hay blanco y tinto y es difícil decidir cual está mejor. Eguisheim es una localidad productora de vino de la denominación AGC Alsace Grand Cru y es fácil ver tiendas y bodegas pequeñas en el centro de la localidad.
Dimos una vuelta por el pueblo que a esas horas estaba muy tranquilo y nos fuimos a nuestra Gaviota. No hay nada como cenar en casa cuando se está tan cansado pero antes de irnos nos dio tiempo a echar un vistazo al pueblo y verlo de noche con todo el esplendor de las iluminaciones tan espectaculares que ponen por aquí.
El pueblo es muy pequeño, se ve en menos de una hora pero es de esos sitios que no se olvidan nunca, es auténticamente precioso, todas las casas están restauradas pero respetando su estilo original con lo que paseas por un pueblo medieval en un estado impecable. Su construcción se basa en vigas de madera entramadas con otras vigas, los huecos que quedan entre ellas se rellenan de muros de cemento (imagino que en su día se haría con adobe) y para terminar se pinta la madera para protegerla en color marrón oscuro y el revestimiento de cemento en colores vivos, lo que le da al conjunto un aspecto de cuento de hadas.
Tras dar varias vueltas por sus calles y volver una y otra vez al mismo sitio (no hay que olvidar que íbamos en circulo) volvimos a la Gaviota y emprendimos ruta camino de Selestat sabiendo ya a estas alturas del viaje que iba a ser muy difícil olvidarlo.
Hemos ido de pueblo en pueblo recorriendo distancias muy cortas (máxime unos 30 kms) por lo que a veces al llegar al siguiente tienes la sensación de estar viendo otro barrio del mismo sitio.
Hemos ido de pueblo en pueblo recorriendo distancias muy cortas (máxime unos 30 kms) por lo que a veces al llegar al siguiente tienes la sensación de estar viendo otro barrio del mismo sitio.
Así que poco después llegamos a Selestat. Aparcamos en el Lidel que hay en la entrada porque seguíamos con el lío de que el navegador no coge coordenadas. Teníamos previsto ir a una zona de aparcamiento y no la vimos en ese momento con la ac. Después cuando íbamos a pie camino del centro la vimos delante nuestra. La zona está muy bien (N 48° 15´ 30” E 7° 26‛ 58”) aunque las plazas son pequeñas con espacio para turismos. En cualquier caso Selestat es un pueblo de 20.000 habitantes, no es muy pequeño pero se puede aparcar en cualquier sitio.
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El pueblo nos encantó, es muy interesante y bonito, eso sí, nada tiene que ver con todos lo que venimos viendo en cuanto a lo que se refiere a la vida de los mercados de navidad. Había mercado pero no tenía esa chispa que tenían los demás. Tampoco es tan turístico como por ejemplo Eguisheim, lo que le daba un aire mas auténtico sin dejar de ser muy bonito y eso siempre se agradece. Se encuentra en el corazón de Alsacia, entre Colmar y Estrasburgo pero es poco conocida y en consecuencia poco visitada, sin embargo merece la pena. Tiene una iglesia románica que te quita el hipo, casi tan grande como una gótica, lo cual es impactante, se trata de la Iglesia de Saite-Foi que data del siglo XII y que está en la ruta de Santiago de Compostela. Se conserva en muy buen estado tanto el exterior como el interior.
Poco después de llegar a Selestat teníamos ganas de sentarnos un rato así que nos metimos a tomar algo en una de esas cafeterías francesas que por su decoración me recuerdan a los pubs irlandeses. Tomamos un bretzel gratinado…. de tanto verlos por todos lados ya era hora de comerlo y la verdad es que estaba buenísimo.
En Selestat hay un museo del pan donde se puede ver la evolución histórica que se ha producido en su elaboración y donde además están siempre fabricando pan que puedes comprar allí mismo así que eso hicimos y compramos una barra (una baguette porque por aquí a todo lo que tiene forma de barra de pan se le llama baguette) para comer en la Gaviota.
En Selestat hay un museo del pan donde se puede ver la evolución histórica que se ha producido en su elaboración y donde además están siempre fabricando pan que puedes comprar allí mismo así que eso hicimos y compramos una barra (una baguette porque por aquí a todo lo que tiene forma de barra de pan se le llama baguette) para comer en la Gaviota.
Los naturales de Selestat presumen de haber sido los primeros en utilizar el abeto como adorno de navidad, o mas bien en haber usado el Árbol de Noel que es como se le dice en Francia al árbol de navidad. Ellos así lo creen y puede que sea verdad, el caso es que en la glesia se puede ver un documento (un libro manuscrito) del año 1521, que es la mas antigua mención escrita que se conoce sobre el Árbol de Noel. Vimos dicho tomo manuscrito abierto por la página que contiene la mención, pero leerla no la leímos, está escrito en francés antiguo y con una caligrafía imposible…. podrían haberse confundido de pagina y me hubiera dado lo mismo.
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Terminada nuestra visita nos fuimos a recoger la Gaviota y seguimos nuestro camino. Hacía frio, es cierto, pero un sol esplendido, es decir, un día precioso.
Poco después llegamos a Obernai la segunda ciudad mas visitada del Bajo Rhin después de Estrasburgo. El área de Obernai es fantástica sobre todo porque está a escasos metros de la muralla (N 48° 27´ 35” E 7° 29‛ 108”). Había unos 70 autocaravanas, vayamos donde vayamos siempre hay muchísimas.
Poco después llegamos a Obernai la segunda ciudad mas visitada del Bajo Rhin después de Estrasburgo. El área de Obernai es fantástica sobre todo porque está a escasos metros de la muralla (N 48° 27´ 35” E 7° 29‛ 108”). Había unos 70 autocaravanas, vayamos donde vayamos siempre hay muchísimas.
El encanto de esta localidad alsaciana reside en sus murallas, en su centro histórico, en sus casas tradicionales alsacianas y en la torre de su iglesia y forma parte del selecto grupo de “Los lugares más bellos de Francia”. Con sus 11.500 habitantes es una ciudad asequible pero bulliciosa.
Recién llegados ya empezaba a anochecer por lo que nos dimos prisa para entrar en el recinto amurallado. El casco histórico de Obernai es pequeño pero no tanto como Eguisheim, se le puede dar un vuelta completa en dos o tres horas.
Llegamos enseguida a la famosa torre de Obernai del siglo XIII y al Ayuntamiento (me gusta el sitio donde trabajan mis compañeros franceses) así como a la iglesia neogótica de Saint-Pierre-et-Saint-Paul en la que entramos…. tiene unas vidrieras espectaculares.
Paseando y paseando por la pequeña localidad se hizo de noche por lo que disfrutamos de la iluminación navideña. En este caso han instalado muchos focos de colores que iluminan las fachadas de las casas con colores muy atrevidos.
Llegamos enseguida a la famosa torre de Obernai del siglo XIII y al Ayuntamiento (me gusta el sitio donde trabajan mis compañeros franceses) así como a la iglesia neogótica de Saint-Pierre-et-Saint-Paul en la que entramos…. tiene unas vidrieras espectaculares.
Paseando y paseando por la pequeña localidad se hizo de noche por lo que disfrutamos de la iluminación navideña. En este caso han instalado muchos focos de colores que iluminan las fachadas de las casas con colores muy atrevidos.
Habíamos visto en el relato de Paco Colet del año pasado que él y unos amigos se habían metido entre pecho y espalda una “Choucroute Royale” en el restaurante L’Agneau d’Or aquí en Oberdai. Era para varias personas pero ¡pedazo de Choucroute! las fotos eran espectaculares. Curiosamente estuvimos comentando con un francés del punto de información que si conocía ese restaurante y si sabía donde estaba y nos dijo que era un sitio muy recomendable así que llegamos al restaurante bastante encelados y con mucha fe de que nos dieran mesa a pesar de que Paco advertía que era necesario reservar con mucha antelación….Fué imposible, porque descansaban los martes y fatalidad: era martes.
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La cosa ya se había puesto en situación de cenar una Choucroute y no era cuestión de darse por vencidos así que fuimos a "Les Petites Casseroles" un restaurante estupendo que habíamos visto muy cerca de la Torre de la Iglesia y la verdad es que es difícil imaginar cómo sería el otro porque cenamos de maravilla en un sitio muy agradable y desde luego nada caro. Yo pedí una carne estofada que llevaba tantas cosas que casi no cabían en la mesa y Charo la Choucroute que a eso habíamos venido, todo estaba espectacular.
Había sido otro día intenso y apasionante así que al llegar a la Gaviota estuvimos hablando de que estaba saliendo todo de maravilla, el tiempo, los pueblos, la Navidad Alsaciana, los mercados y restaurantes… por no hablar del vino caliente que ya llevábamos unos cuantos encima. El viaje estaba resultando perfecto y encima las pocas veces que llovía era de noche y estábamos durmiendo, no se podía pedir más.
Sólo estaba fallando el navegador y así hablando y hablando nos dimos cuenta de que el error del navegador no era del navegador sino mío. Resulta que esta era la primera vez desde que estamos viajando con la Gaviota que había que recurrir al uso de coordenadas que superan el meridiano de Greenwich ¡¡¡¡ caray !!!!!
El meridiano de Greenwich, también conocido como meridiano cero, es el meridiano a partir del cual se miden las longitudes. Se corresponde con la circunferencia imaginaria que une los polos y recibe su nombre por cruzar por la localidad inglesa deGreenwich, en concreto por su antiguo observatorio astronómico. Pues bien, jamás habíamos ido tan al este a pesar de haber estado en Francia y cuando Charo copiaba las coordenadas de los sitios me preguntó que porqué cambiaba la letra W por la E. La verdad es que no lo pensé mucho y me dije, nada, tonterías, eso solo son letras y lo que cuanta es que una es la latitud y otra la longitud ,no importa que sea W o E lo que importa es la cifra. Así que pusimos todas las longitudes con la letra W en lugar de con la E y claro el navegador no nos hacía caso. Si hubiera sido el Google( bastante mas listo) nos hubiera dicho eso de … “Quizás quisiste decir …”
El meridiano de Greenwich, también conocido como meridiano cero, es el meridiano a partir del cual se miden las longitudes. Se corresponde con la circunferencia imaginaria que une los polos y recibe su nombre por cruzar por la localidad inglesa deGreenwich, en concreto por su antiguo observatorio astronómico. Pues bien, jamás habíamos ido tan al este a pesar de haber estado en Francia y cuando Charo copiaba las coordenadas de los sitios me preguntó que porqué cambiaba la letra W por la E. La verdad es que no lo pensé mucho y me dije, nada, tonterías, eso solo son letras y lo que cuanta es que una es la latitud y otra la longitud ,no importa que sea W o E lo que importa es la cifra. Así que pusimos todas las longitudes con la letra W en lugar de con la E y claro el navegador no nos hacía caso. Si hubiera sido el Google( bastante mas listo) nos hubiera dicho eso de … “Quizás quisiste decir …”
Sexto día, 9 de Diciembre (miércoles): Estrasburgo
Para la gente que va al centro de la ciudad y también para los turistas de visita a Estrasburgo han ideado un sistema magnífico para disuadir de entrar con los coches o AC en el centro de la ciudad y son lo P+R (parking+tranvía). Hay varios a las afueras de la ciudad y por dejar el vehículo todo el día aparcado y además poder usar el tranvía cobran alrededor de 3 euros. Si se va con AC hay que coger el de Elsau ya que es el único con la suficiente altura para una AC.
Nosotros no lo necesitamos ya que dejamos la Gaviota en el área y nos fuimos a coger el bus camino del centro de Estrasburgo ¡¡¡la capital de Europa nos esperaba!!!
La parada estaba a unos diez minutos andando. Hay varias combinaciones posibles ya que por allí pasan un par de líneas y ambas van al centro, luego allí hay que coger el tram (tranvía) para llegar al mismo corazón de Estrasburgo. Nosotros cogimos la línea 2 en “Jardin des deux rives” hasta la parada “Observatoire” y nos bajamos para coger la línea “C” de tram hasta “Homme de Fer”, total una media hora para llegar al centro. La Ciudad de Estrasburgo no es difícil, se hace uno con ella enseguida pero disponer de un plano de los trasportes en fundamental (se puede conseguir un plano PDF en:www.cts-strasbourg.eu). Nosotros además compramos un pase denominado Joyeux Noel de 24 horas que nos costó solo 6,5 euros y nos servía para usar los transportes durante todo el día a los dos.
Nosotros no lo necesitamos ya que dejamos la Gaviota en el área y nos fuimos a coger el bus camino del centro de Estrasburgo ¡¡¡la capital de Europa nos esperaba!!!
La parada estaba a unos diez minutos andando. Hay varias combinaciones posibles ya que por allí pasan un par de líneas y ambas van al centro, luego allí hay que coger el tram (tranvía) para llegar al mismo corazón de Estrasburgo. Nosotros cogimos la línea 2 en “Jardin des deux rives” hasta la parada “Observatoire” y nos bajamos para coger la línea “C” de tram hasta “Homme de Fer”, total una media hora para llegar al centro. La Ciudad de Estrasburgo no es difícil, se hace uno con ella enseguida pero disponer de un plano de los trasportes en fundamental (se puede conseguir un plano PDF en:www.cts-strasbourg.eu). Nosotros además compramos un pase denominado Joyeux Noel de 24 horas que nos costó solo 6,5 euros y nos servía para usar los transportes durante todo el día a los dos.
Nada más bajarnos del tranvía ya estábamos metidos en el mercado de la plaza Broglie que es el más grande de todos y en él nos recibió una “marmite” de choucrute impresionante. Es evidente que la choucrute es el plato por excelencia de Alsacia. Los mercados de navidad aquí son enormes, hay muchos puestos y mucha gente. Estrasburgo no es demasiado grande pero se notaba, en cualquier caso, que estamos en una ciudad de algo más de un millón de habitantes, la capital de Alsacia.
Su centro histórico está declarado Patrimonio Unesco de la Humanidad, hoy es ni mas ni menos que la capital de la UE pero su actividad turística siempre ha sido muy intensa, además es la octava ciudad de la lista mundial de ciudades organizadoras de congresos.
Al poco nos acercamos a los planos que se ponen en diversos paneles del centro de la ciudad donde se indica la situación de los puntos de interés turístico y las paradas de autobús o tranvía que hay que coger. Había tres paradas de tranvía anuladas por razones de seguridad y diez actividades de navidad anuladas, es una pena pero es lo que toca ahora ya que los recientes atentados de París (Bataclán) estaban muy presentes. La ciudad estaba bajo unas fuertes medidas de seguridad, había controles de la policía y del ejército para pasar de un lado a otro y veíamos a muchos agentes paseando por todos lados. La verdad es que lejos de incomodarte aquello daba la sensación de una mayor seguridad.
Estuvimos paseando por toda la ciudad histórica en los alrededores de la plaza de la Catedral. Estrasburgo apasiona, es muy agradable para pasear porque todo el centro es peatonal, ese miércoles de Navidad las calles estaban llenas de gente, tanto en los mercados de Navidad como en las calles comerciales.
Habíamos entrado en la Oficina de Turismo que se encuentra en la Plaza de la Catedral y vimos que hay unos barcos de paseo que hacen el recorrido de esta parte de la ciudad por el rio L´Ill, incluso llegan a la zona del Parlamento Europeo.
Habíamos entrado en la Oficina de Turismo que se encuentra en la Plaza de la Catedral y vimos que hay unos barcos de paseo que hacen el recorrido de esta parte de la ciudad por el rio L´Ill, incluso llegan a la zona del Parlamento Europeo.
Coger el barco es una muy buena opción porque ves la ciudad desde el rio lo que te da una visión diferente, así que por 12,50 cada uno hicimos el recorrido y se embarca muy cerca de la Catedral. Lo pasamos muy bien y aprendimos mucho de todo lo que ha pasado en esta ciudad, de forma especial con los nazis asentados en ella en la segunda guerra mundial.
Antes de coger el barco estuvimos viendo la catedral, a la que es casi imposible hacerle una foto que salga entera porque es enorme.
Antes de coger el barco estuvimos viendo la catedral, a la que es casi imposible hacerle una foto que salga entera porque es enorme.
Al dejar el barco fuimos directos a ver la “Petite France”. Estrasburgo está delimitado por dos brazos del río L´Ill, lo que forma la llamada "elipse", que se corresponde con el centro histórico y que también se conoce como una de las islas que forma el río. En el sitio de la isla elipse donde se juntan los dos bazos del rio se encuentra la “Petite France”, se sitúa en torno a la zona donde se regula el canal de agua y las esclusas que permiten la navegación de las embarcaciones por el río ¡Lo que pudimos disfrutar viendo las viejas casas de estructura de madera y el trajín de los barcos que tienen que salvar los desniveles que antaño servían para ubicar molinos valiéndose de diversas esclusas! Decir que todo está muy bien conservado es quedarse corto, más bien habría que decir que todo está inmejorable, qué maravilla. En la confluencia de los dos brazos del río están los puentes cubiertos, una antigua estructura defensiva y el Barrage Vauban del sistema regulador de aguas. Desde ahí arriba –porque el Barrage Vauban es una terraza transitable- no hay quien se resista a hacer una foto … O varias.
Después de todo lo que habíamos disfrutado en Estrasburgo teníamos que comer, volver a la Gaviota no parecía una opción muy oportuna porque tardaríamos más de una hora en ir y volver. Vimos un sitio estupendo en la Petite France, se llamaba la Fábrica de Cerveza y además de un buen tanque de cerveza nos tomamos algo que veníamos viendo en esta región desde el primer día, la famosísima Tarte flambèe o en alemán Flammkuchen. Es una comida típica de la gastronomía de las regiones de Alsacia y del Palatinado y Baden, a simple vista es una pizza, pero tiene muchas diferencias, la masa es extremadamente fina y el queso no es mozarella sino queso blanco o crema fresca, además lleva cebolla en rodajas finas y bacon. Contrariamente a lo que la traducción literal de la palabra flambée podría parecer, no es algo flambeado sino cocido en un horno de leña.
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La cervecería era muy bonita, acorde con el barrio en el que estábamos y la tarte flambèe nos gusto muchísimo. Al terminar seguimos paseando un buen rato por la Petite France pero ya empezaba a anochecer y decidimos irnos hacia el centro.
Quizás el centro neurálgico de la ciudad sea la Plaza Kleber. Se trata de una plaza muy popular y concurrida, de una dimensión enorme a pesar de lo cual nunca se ve vacía. En estos días la Plaza Kleber vestía la Navidad como ninguna otra con un abeto de navidad enorme y por supuesto un mercado navideño.
Volvimos a callejear por el centro y de pronto al final de una calle muy estrecha vimos una Iglesia muy bonita, “Temple Neuf” una iglesia luterana construida a finales del siglo 19 después de que la antigua Iglesia Dominicana fuera destruida durante el asedio de Estrasburgo en la noche del 24 al 25 de agosto durante la guerra franco-prusiana, se trata de un huella más de lo complicada que ha sido esta Región. El caso es que la Iglesia es preciosa y el órgano creo que suena de maravilla.
Volvimos a callejear por el centro y de pronto al final de una calle muy estrecha vimos una Iglesia muy bonita, “Temple Neuf” una iglesia luterana construida a finales del siglo 19 después de que la antigua Iglesia Dominicana fuera destruida durante el asedio de Estrasburgo en la noche del 24 al 25 de agosto durante la guerra franco-prusiana, se trata de un huella más de lo complicada que ha sido esta Región. El caso es que la Iglesia es preciosa y el órgano creo que suena de maravilla.
Terminamos la noche dando un paseo por lo que se denomina “Le Carré D`Or” que es la confluencia de cuatro calles que forman un cuadrado y donde se supone que está la zona comercial más estupenda de Estrasburgo. Como no podía ser de otra manera la iluminación era espectacular, solo por verla merece la pena dar el paseo, incluso nos llamó mucho la atención las lámparas de araña que hay en una de las calles, si … lámparas de araña colgadas en el centro de la calle!!!, con ellas se pretende contribuir a la iluminación dándole un aspecto mas elegante a una calle que ya de por si se ve preciosa. Para evitar que el agua y el tiempo deterioren las lámparas están metidas dentro de una urna translúcida que las protege pero que deja ver las lámparas. Todo muy llamativo.
“La Maison de Hanssel & Gretel”Calendario de Adviento |
Causa especial sensación en este sitio una tienda de juguetes y de todo tipo de adornos de navidad que se llama “La Maison de Hanssel & Gretel”. No tenemos edad de comprar juguetes pero entramos en ella para cotillear. Una vez dentro vi algo que tenia completamente olvidado, un juguete muy especial, un calendario de adviento
Un calendario de adviento es un símbolo de la estación de Adviento, celebrada en diciembre cerca de las Navidades. Es un calendario de "cuenta-atrás" desde el 1 de diciembre hasta el 24 de diciembre, explica en gran medida como ven los centro europeos la navidad, a diferencia de nosotros los españoles. Para ellos la Navidad empieza a finales de noviembre o en cualquier caso el día 1 de diciembre y acaba el día 25, el día de Navidad. Los orígenes del calendario de adviento se remontan al siglo XIX en la Alemania protestante: los niños encendían una vela por cada día del periodo de Adviento, es decir, desde el domingo de adviento (fecha móvil, a veces cae en noviembre) hasta el día de Nochebuena. Los hay de muchas formas y dibujos diferentes pero los mas tradicionales son un pequeño tablero de cartón con 25 ventanitas, cada día abres una de ellas y dentro hay un dibujo o un caramelo o una pieza de chocolate o cualquier otro tipo de pequeño regalo. Al entrar en la tienda los vi y recordé que a mí me dieron un año uno de ellos cuando estaba en Suiza, aquí entendí mucho mejor la navidad que estamos viviendo estos días y que entonces, siendo un niño, no entendí. |
El día había sido muy intenso y nos fuimos a nuestra casa. Con el plano de los trasportes en la mano cogimos el mejor recorrido e hicimos el trasbordo para el autobús yendo desde Homme de Fer hasta la Estación Central. Esta estación es un edifico contemporáneo de cristal que llama la atención. Llegamos a la Gaviota a buena hora, cenamos tranquilamente y a esperar al día siguiente que aún nos quedan cosas que ver en Estrasburgo. |
La Estación Central |
Séptimo día, 10 de Diciembre (jueves): Estrasburgo y Friburgo
La mañana del jueves salimos pitando hacia Estrasburgo otra vez en tranvía. Los transportes públicos ya no tienen secretos para nosotros, dependiendo del sitio en el que estamos cogemos una línea u otra. Hoy es el día mas nublado de todos los que llevamos en Alsacia y además hace frio, son solo 4 o 5 grados, pero la sensación térmica es de mas frio porque hace una ligera brisita. Lo primero que hicimos fue volver otra vez a la Plaza Kleber y al Carré d´Or ya que ayer solo lo vimos de noche.
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Después fuimos a ver la Catedral por dentro ¡Es una maravilla! no solo puedes verla sino que además puedes oírla. En la puerta vimos que hay unos horarios para la misa y justo delante de ella siempre tocan las campanas durante unos 20 minutos, un sonido grandioso que merece la pena sentarse y escucharlo, además cada día de 11:30 a 11:55 se puede escuchar el órgano y el coro por la tarde a partir de la 17:45. Es una catedral con sonido, con mucho sonido.
El caso es que a primera hora la vimos por dentro, es impactante, de un estilo gótico sublime y las vidrieras son preciosas, a destacar el rosetón de la entrada. |
Una vez vista la Catedral cogimos el camino para ir a ver el Parlamento Europeo, fuimos andando desde la Plaza de la catedral hasta la Plaza de la Republica que está justo fuera de la elipse que forman los dos brazos del río. Es una plaza inmensa donde está el Teatro Nacional, la biblioteca Universitaria y el Palacio del Rhin.
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Como la zona centro es una isla, para salir de la elipse tienes que pasar inexorablemente uno de los puentes. Ahora por razones de seguridad en cada uno de esos puentes hay un control de la policía y del ejército. Para acceder a la plaza de La Republica tuvimos por lo tanto, que pasar uno, te paran y te miran el interior de la mochila del bolso y a veces hacen que te desabroches la chaqueta. Con esto de los atentados yihadistas estamos muy entretenidos, no molestan en absoluto pero impone un poco verlos con las metralletas.
Justo pegado el Parlamento Europeo hay un barrio muy curioso, se trata de un conjunto de casas individuales con su jardín, fue un proyecto de hace algunos años de viviendas de carácter social que parecen más bien para burgueses de muy buen nivel. Hoy en día con la zona muy revalorizada gracias a las instituciones europeas, aun siguen siendo viviendas sociales. |
Ese camino era Friburgo, hicimos una pequeña incursión en Alemania .
Tardamos en llegar una hora y pico y fuimos directos al área de pago que hay en Friburgo (N 47° 59' 59'' / E 7° 49' 32'') está en la calle Bissierstrabe (este también es el nombre de la parada del tranvía). Es un área fantástica y puede albergar 60 autocaravanas. Cuesta 9 euros al día las más pequeñas y 10 las más grandes. Se puede hacer el servicio completo de carga y descarga de aguas, además puedes conectarte a la luz, funciona por consumos (1,5 Kw cuesta 1,5 euros). |
Entre unas cosas y otras ya se nos había echado la noche encima, pero teníamos ganas de ir a Friburgo. Desde donde teníamos la Gaviota se toma la calle Bissierstrabe y se tarda 10 minutos en llegar a la parada del tranvía (parada del mismo nombre), después hay seis paradas hasta llegar al centro de Friburgo.
En esta ocasión sacamos un pase de 24 horas para usar el transporte público que se compra en máquinas que están en las estaciones y por supuesto escrito en alemán por lo que la tarea no fue nada fácil.
Nos costó 11,5 euros a los dos.
En esta ocasión sacamos un pase de 24 horas para usar el transporte público que se compra en máquinas que están en las estaciones y por supuesto escrito en alemán por lo que la tarea no fue nada fácil.
Nos costó 11,5 euros a los dos.
Después estuvimos paseando por toda la zona que va desde Rathausplatz hasta Kaiser-Joseph-Straße. Esta calle es una de las más importantes de la ciudad, en ella había varios grupos de músicos tocando que no pasaban desapercibidos a nadie. Esta zona de la ciudad fue totalmente destruida por los bombardeos de la segunda guerra mundial pero ha sido reconstruida en su totalidad. Está muy bonita y ni siquiera te das cuenta de que es una reconstrucción.
Fuimos a lo largo de Kaiser-Joseph-Straße para llegar a la Puerta de Martín en alemán “Martinstor”, es la más antigua de las dos torres todavía existentes de las primeras murallas de Friburgo que fueron construidas a principios del siglo XIII y es una torre muy popular aquí. La íbamos buscando porque sabíamos que hay un restaurante típico pegado a ella, que nos había recomendado Paco Colet y como Paco es un experto en la zona quisimos seguir su consejo.
El restaurante se llama Martins Bräu y está al pie de la torre por el lado exterior. Se trata de una cervecería alemana típica donde ponen la comida alemana por excelencia, la choucroute, las salchichas etc….. Y cerveza, mucha cerveza, de hecho había una carta con tal cantidad de cervezas distintas que nos resulto difícil elegir, además no hay que olvidar que en Friburgo se habla alemán y preguntar es misión imposible.
El caso es que cenamos en Martins Bräu en uno de los bancos corridos típicos de estas cervecerías alemanas compartiendo mesa, primero con unos españoles de Sevilla y luego con unos italianos, había muchos alemanes pero también turistas. Lo pasamos de maravilla, en Friburgo debe de ser muy difícil aburrirse. En cierto modo ha sido una despedida de este viaje al corazón de la navidad y el sitio elegido ha merecido la pena. |
Cogimos el tranvía y llegamos a nuestra Gaviota a dormir , mañana es nuestro último día y lamentablemente lo tenemos presente, no paramos de repetirnos que tenemos que conseguir no ponernos tristes por tener que irnos, pero son muchas mas las veces que decimos eso de “me quedaría por aquí al menos un mes mas” ¡que rabia!
Nos levantamos muy pronto para disfrutar de nuestro último día de viaje, ayer solo estuvimos en Friburgo por la noche y aunque es una ciudad no demasiado grande, teníamos mucho que ver.
Cogimos nuevamente el tranvía en la parada de Bissierstrabe y nos bajamos cuatro paradas mas allá en Busbahnhof estación que esta encima del nudo ferroviario que pasa por la ciudad, allí mismo hay zonas amplísimas donde se dejan aparcadas las bicicletas, muchísimas bicicletas, es un lugar que está un poco mas lejos de lo que podríamos llamar el corazón del centro. |
Era muy temprano y así paseábamos por la ciudad camino del centro. El punto central del Friburgo podríamos decir que es Rathausplatz donde está la oficina de turismo y nos acercamos a ella para conseguir un plano de la ciudad… nos cobraron un euro por el plano, curiosa forma de acoger a los que vienen a visitar la ciudad, un euro no es nada, pero es un detalle feo.
Paseamos por las calles de Friburgo y nos empapamos de todo aquello que llamaba nuestra atención y que resulta chocante para nosotros por la distancia en las costumbres de ellos en contraposición a las nuestras. El respeto al medio ambiente hace que exista una atención especial al uso de la bicicleta, algunas de ellas adornadas con flores, las calles apenas tienen coches, solo transporte público y no ves, como en España, furgonetas de reparto por todos lados aparcadas en doble fila, hace mas frio que en España pero los restaurantes y cervecerías tienen terrazas al aire libre, algunas de ellas dejan en cada silla una mantita para protegerse del frio y están allí sin que nadie las vigile y sin que nadie tenga la tentación de llevárselas. Una de las cosas que mas llamó nuestra atención es que veíamos muchas chicas jóvenes con cuatro niños en coches de esos que se hacen para cuatrillizos y a veces con niños algo mas grandes, se las veía con seis paseando tranquilamente, preguntamos y se trata de una opción diferente a la guardería para los padres que ambos trabajan es decir, eran “nurses” o cuidadoras de niños, contratan estos servicios para evitar llevarlos a las guarderías.
Otra cosa bien chocante de Friburgo son los pequeños canales de agua que hay por todas o casi todas las calles. Ellos los llaman “riachuelos” o canales y son característicos del casco histórico de la ciudad. Parece ser que originariamente fueron pensados para abastecerse de agua en algunos usos concretos y también como desagües. Hoy día estos canales proporcionan a la ciudad un clima muy agradable y son un divertido juego para grandes y pequeños, de hecho había esos días barquitos de madera atados a una cuerda luchando contra corriente. Se dice que si te metes en un riachuelo de Friburgo volverás a la ciudad. |
Callejeamos mucho por esta parte de la ciudad que tiene un ambiente muy comercial y estuvimos viendo la catedral de la que destaca su altísima torre de 116 metros, se dice de ella que es la torre más bella del cristianismo. Es una de las más antiguas que existe porque se terminó en 1330 mientras que muchas iglesias de la Edad Media fueron acabadas en siglos posteriores. Es impactante, por fuera no hay manera de meter la torre dentro de una foto y por dentro es muy interesante con unas vidrieras enormes en un excelente estado. En la misma plaza de la catedral hay un edificio de color rojo que no pasa desapercibido, son los almacenes de la Plaza de la Catedral edificio de 1520.
En Friburgo existe la posibilidad de coger un funicular de Schlossbergbahn para subir a la montaña y tener una vista de toda la ciudad, el funicular tiene el sentido de dar acceso al parque municipal que está allí arriba sin tener que subir la cuesta a pie. Desde arriba se ve la ciudad entera, pero nos decepcionó un poco quizás porque el día estaba nublado y esas panorámicas no son iguales sin sol.
Al bajar del funicular fuimos cruzando el centro histórico hasta llegar a “Martinstor” (la Puerta de Martín), se trata de un sitio emblemático en esta ciudad, ya habíamos estado anoche pero queríamos recorrer la zona otra vez. Era hora de despedirse de Friburgo y volvimos a pasar por los mercados de navidad camino de la estación del tranvía, podíamos coger el tranvía en cualquier sitio antes de la estación pero nos apetecía ir andando hasta la estación de Hauotbahnhof porque es la estación donde nos hemos bajado todas las veces, aquí la llaman la estación de las bicicletas y viendo el número de ellas se entiende.
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Montbeliarde
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Cogimos la Gaviota y emprendimos camino hacia Montbeliarde, un pueblo encantador, nos gusto mucho. Paseamos por sus calles y comimos algo en el mercado de invierno pero no estuvimos mucho tiempo, sin duda es un pueblo muy bonito que merece mucho la pena, seguro que algún día volveremos y lo pasaremos de maravilla, pero esa tarde teníamos la cabeza en otro sitio. Desde el domingo pasado hasta el mediodía de hoy habíamos pasado unos días increíbles, habíamos vivido una navidad a flor de piel que nos había penetrado de forma directa al torrente sanguíneo, desgraciadamente ya estábamos de vuelta, nuestro caminar ya no era tan vigoroso y estábamos algo contrariados por tener que volver tan deprisa. |
Besançon
Así que al poco cogimos el camino hacia Besançon que era la última parada prevista en este extraordinario viaje. Llegamos prácticamente de noche y nos costó un poco encontrar donde aparcar. Fuimos al mercado de navidad y vimos el ambiente para volver enseguida a retomar el camino. Habíamos pensado dormir en Besançon pero no nos gustaron mucho los pocos sitios que encontramos, así que decidimos seguir un par de horas más en dirección a España y elegimos Digoin, un pueblo de unos 8.000 habitantes muy tranquilo, así menos viaje nos quedaría mañana que era el día fuerte de carretera.
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Décimo día, 12 de Diciembre (domingo): Lerma, San Román de los Montes
Nos levantamos muy temprano y después de desayunar dimos un paseo para conocer Lerma. El pueblo es muy bonito pero llevábamos en nuestra cabeza los recuerdos de Alsacia y no podíamos ocupar nuestros pensamientos con otra cosa. Hoy a diferencia de ayer por la tarde veíamos las cosas con otra alegría muy distinta, no parábamos de recordar este bonito,
Viaje al Corazón de la Navidad
sabiendo que ¡¡¡¡Algún día volveremos!!!!!!