El Litoral de Cantabria
En este viaje solo vamos a recorrer parte del litoral de Cantabria porque disponemos de cuatro días y solo con hacer la distancia que va desde casa hasta el primer punto de recorrido perderemos parte de nuestro tiempo. Cantabria es una de nuestras Comunidades Autónomas mas bonitas y merece mucho mas tiempo, pero siempre pasa lo mismo, el mayor problema de cualquier viajero es la falta de él.
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Salimos de San Román de los Montes en dirección a Valladolid ya de noche. Llegamos al área de Valladolid (N 41º 9´ 21” W 4º 44´ 14”) con el tiempo justo para cenar y dormir. Conocemos bien el área porque hemos venido otra vez y está muy bien, esta vez estábamos solos, no había ninguna otra autocaravana. |
Jueves 28 de enero: Valladolid a San Vicente de la Barquera, Comillas, Santillana del Mar, Santander
Para llegar a la parte mas alta lo haces transitando la parte medieval de municipio y al final esta la Iglesia de Santa Maria de los Angeles de estilo románico y se puede entrar por solo 1,5 euros. Merece la pena porque es una iglesia muy bonita.
Bajamos otra vez al pueblo y estuvimos sentados tomando algo en una de las terrazas mientras Charo se compraba una bonita trenca chubasquero en color rosa, le costo solo 35 euros lo que pone de manifiesto que en estos sitios la vida no es cara.
Poco después nos fuimos a coger la Gaviota y cuando me disponía a fotografiar el larguísimo puente de la Maza vi a dos jóvenes jugando a esos bolos tan peculiares de esta zona, se llama Bolo Palma y la bolera es al aire libre sobre piso de tierra, los bolos son mas finos que los que conocemos habitualmente y el jugador lanza una bola de madera hacia arriba. Supongo que la idea es derribar el mayor numero de bolos pero la técnica es tan distinta que me despistó un poco, en cualquier caso me sentí afortunado por haberlo visto, lo conocía de verlo alguna vez en la tele y fue interesante verlo en directo, al menos para mi, porque apasionado fue a contárselo a Charo y no me hizo ni caso …. cosas ….
Comillas
Cogimos el camino en dirección a Comillas para lo que tuvimos que salir de San Vicente atravesando el Puente de la Maza. El día seguía muy nublado, es lo que sabíamos que tocaba para hoy pero la verdad es que estamos teniendo suerte porque de momento no ha llovido nada. El recorrido camino de Comillas ha sido muy bonito, el cielo estaba cubierto pero la costa presentaba un bonito contraste entre el color verde del campo, que aquí se muestra por todos lados y el color azul oscuro del mar, el conjunto resulta hipnotizante.
Al llegar a Comillas enseguida te das cuenta de que se trata de una localidad señorial de bastante nivel económico y eso no debe de ser de ahora porque hay casas muy antiguas con muchísimo caché, hay edificios medievales y barrocos y es uno de los pocos lugares fuera de Cataluña en el que intervinieron artistas modernistas como Antoni Gaudi, siendo sus obras abundantes y visibles por toda la villa.
Al llegar a Comillas enseguida te das cuenta de que se trata de una localidad señorial de bastante nivel económico y eso no debe de ser de ahora porque hay casas muy antiguas con muchísimo caché, hay edificios medievales y barrocos y es uno de los pocos lugares fuera de Cataluña en el que intervinieron artistas modernistas como Antoni Gaudi, siendo sus obras abundantes y visibles por toda la villa.
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Pero lo primero en lo que piensas cuando llegas en es la Universidad Pontificia de Comillas que estaba ubicada originalmente en esta villa cántabra hasta su traslado a Madrid, hoy en Madrid la conocemos por el “ICADE” y goza de una excelente reputación entre la gente de derecho. Cuando llegué a Comillas pensé que aun seguiría aquí la universidad pero no es así, están los antiguos edificios de la universidad que son uno de los mejores ejemplos del modernismo de la localidad, pero la universidad como tal hoy es el ICADE de Madrid. Así que dimos una vuelta por todo Comillas a pie, la cuidad goza de un buen numero de cuestas para ir casi a cualquier sitio así que hoy no es el mejor día para bajar las bicis. |
La ciudad ha sido declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico Artístico no hace mucho y es realmente bonita y elegante. Antes de llegar tenia la sensación de que podía ser una de esas localidades que parecen un decorado de cine muy bien colocado para que vayamos los turistas a visitarla, pero no es así, es evidente que en verano Comillas debe estar repleta de veraneantes y turistas, pero la localidad goza de vida propia y disfruta de espacios amplios para mirar al mar, en uno de ellos nos hicimos una foto sentados en un banco, desde allí se divisaba el cementerio modernista situado en lo alto de la colina, a un paso de la playa. En el centro de la ciudad se alza la iglesia de San Cristóbal, construido en el XVII, el centro es un sitio muy agradable para tomar algo en cualquiera de las múltiples terrazas y cafeterías, imaginamos el hervidero que debe de ser esto en la época estival, hoy sin embargo las terrazas estaban recogidas y apenas veías un alma por la calle, lo curioso es que a pesar de ello Comillas presenta una cara muy agradable, quizás sea mas un privilegio que otra cosa ver la cuidad tan vacía.
Fuimos a ver el Capricho de Gaudí, pero al llegar resultó que estaba en obras interiores y no se podía entrar ni siquiera al recinto con lo que apenas podíamos verlo, pero un señor nos aconsejo que fuéramos a visitar el Palacio de Sobrellano y en el camino hacia el mismo se puede ver el Capricho. Efectivamente poco antes de llegar al Palacio se puede ver el Capricho de Gaudí muy cerca del Palacio del Marques de Comillas como también se le conoce. |
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El Palacio es de estilo neogótico obra de Joan Martorell y debido a su estilo parece mucho más antiguo de lo que realmente es, tanto por sus líneas clásicas, como por la cantidad de musgo que se puede ver cubriendo algunos muros, de hecho en el camino vimos autenticas mantas enormes de musgo (bromeamos con la idea de que el musgo que se vende en Navidad en la Plaza Mayor vienen aquí a recogerlo). Como curiosidad, este fue el primer edificio de España en tener luz eléctrica, instalada para alojar al rey Alfonso XII.
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El Palacio y el Capricho de Gaudí se terminaron de construir casi al mismo tiempo y mientras que el Palacio es de un estilo austero y clásico el Capricho tiene un aspecto mucho más moderno y provocador.
Desde la explanada del Palacio del Marques de Comillas se divisa la Universidad en lo alto de una colina que esta justo enfrente, se la ve grandiosa, como me hubiera gustado estudiar allí en vez de donde lo hice, claro que para ello habría tenido que nacer en otra época y supongo que en otra familia. |
Ya era la hora de comer y decidimos coger la Gaviota que estaba cerca de la Plaza peatonal, para irnos a buscar el mar. Hay que decir que a la belleza patrimonial de Comillas hay que sumarle sus atractivos naturales, ya que esta enclavada en el parque natural de Oyambre y dispone de un paisaje costero formado por playas, acantilados y la Ría de la Rabia. Cuenta con una preciosa y extensa playa de arena dorada y muy fina que está recorrida por un agradable paseo marítimo, allí casi junto al puerto hay un aparcamiento para vehículos, el sitio parecía pensado para que nosotros comiéramos mirando al mar. Esto de comer con un paisaje increíble de fondo empieza a convertirse en algo habitual pero no deja de maravillarnos.
Santillana de Mar
Al llegar a Santillana del Mar se te viene a la cabeza la dichosa frasecita que se dice de que “ni es llana ni tiene mar”. Pues mira, llana lo que se dice llana no es pero tampoco es un sitio de muchas cuestas. En lo del mar lo han “clavao” porque la pequeña localidad -porque pequeña es muy pequeña- no tiene el mar muy cerca.
Como digo es una localidad tan pequeña que la ves en un santiamén. Se trata de un fragmente medieval por el que parece que no ha pasado el tiempo. Es todo precioso aunque con ese regusto de ser un decorado cinematográfico, dimos una vuelta y vistamos la Colegiata de un estilo románico realmente sublime, supongo que puede considerarse uno de los símbolos más representativos del arte románico. El precio de su entrada se de 3 euros y da la posibilidad de visitar el interior y el Claustro. La visita al Claustro nos dejo con la boca abierta es precioso.
Como digo es una localidad tan pequeña que la ves en un santiamén. Se trata de un fragmente medieval por el que parece que no ha pasado el tiempo. Es todo precioso aunque con ese regusto de ser un decorado cinematográfico, dimos una vuelta y vistamos la Colegiata de un estilo románico realmente sublime, supongo que puede considerarse uno de los símbolos más representativos del arte románico. El precio de su entrada se de 3 euros y da la posibilidad de visitar el interior y el Claustro. La visita al Claustro nos dejo con la boca abierta es precioso.
Santander
Y cogimos la Gaviota para irnos a Santander.
Llegamos bastante pronto lo que nos dio tiempo para dar una vuelta por toda la zona de la playa del Sardinero y aparcar nuestra Gaviota. Habíamos leído en las redes que en Santander está prohibido aparcar casi en cualquier sitio y teníamos pocas esperanzas de poder estar en un lugar tan bonito, pero cual no fue nuestra perplejidad cuando no vimos ningún cartel prohibitivo refiriéndose a las autocaravanas y además había bastantes sitios para poder elegir. Es indudable que estamos en pleno invierno y que en verano esto tiene que estar hasta los topes, pero el resultado real es que encontramos un sitio estupendo en la parte más occidental de la playa del Sardinero, más concretamente en la Plaza de Ruben Dario (N 43º 28´40” W 3º 47´21”), no estaba a escasos metros de la playa porque nos separaba una gran avenida, pero puede decirse que teníamos vistas al mar, ya se sabe tenemos un apartamento con vistas al mundo y ese mundo muy a menudo es un trozo de mar.
Llegamos bastante pronto lo que nos dio tiempo para dar una vuelta por toda la zona de la playa del Sardinero y aparcar nuestra Gaviota. Habíamos leído en las redes que en Santander está prohibido aparcar casi en cualquier sitio y teníamos pocas esperanzas de poder estar en un lugar tan bonito, pero cual no fue nuestra perplejidad cuando no vimos ningún cartel prohibitivo refiriéndose a las autocaravanas y además había bastantes sitios para poder elegir. Es indudable que estamos en pleno invierno y que en verano esto tiene que estar hasta los topes, pero el resultado real es que encontramos un sitio estupendo en la parte más occidental de la playa del Sardinero, más concretamente en la Plaza de Ruben Dario (N 43º 28´40” W 3º 47´21”), no estaba a escasos metros de la playa porque nos separaba una gran avenida, pero puede decirse que teníamos vistas al mar, ya se sabe tenemos un apartamento con vistas al mundo y ese mundo muy a menudo es un trozo de mar.
Viernes 29 de enero: Santander, Somo.
Playa del Sardinero
Por la mañana nos despertamos cuando aun amanecía, yo salí a dar una pequeña vuelta a la playa. Cuando viajamos eso de dar una vuelta a primerísima hora es algo que me carga de energía. Después de desayunar bajamos las bicis y nos dispusimos a dar una vuelta por Santander. El día era soleado y hacia el frío justo, es decir más bien poco que es la tónica de este invierno.
El paseo en bici por la playa del Sardinero es una autentica pasada, bien podíamos habernos quedado aquí varios días y no creo que me hubiera cansado de hacerlo a diario. Íbamos por un carril bici y al llegar al final de la playa, es decir en la parte más oriental, vimos que el carril bici giraba hacia abajo y nos asaltó la duda de si se metería dentro del parque del Palacio de la Magdalena, porque queríamos ir al centro de la cuidad y dejar el Palacio para más tarde. Le preguntamos a un señor y nos dijo que siguiéramos en el carril bici sin dejarlo y este nos llevaría hasta el centro de Santander. |
Efectivamente así fue, qué auténtica maravilla de paseo en bicicleta, el recorrido va bordeando el mar todo el tiempo, a veces se pasa por caminos hechos en la playa con tablones de madera, mas adelante por el puerto y por las instituciones públicas que se enclavan a la orilla del mar hasta que llegamos al centro. Allí nos recibió un gran edificio estilo principios del XX del Banco de Santander, ya estaba tardando que apareciese uno de sus bancos en este sitio y este es un banco mastodóntico. Puede decirse que es allí donde está el centro de la cuidad. |
Continuamos por el carril bici hacia adelante hasta llegar a la zona más portuaria de la cuidad y volvimos hacia atrás otra vez hasta llegar al centro para dejar atadas nuestras bicicletas y adentrarnos al centro de la cuidad ahora a pie.
Plaza Porticada
Lo primero que vimos es la plaza porticada o plaza Velarde, francamente bonita. Después estuvimos dando una vuelta por toda la zona comercial del centro de Santander, también vimos la Catedral y entramos en el claustro que no puede decirse que sea tan alucinante como el de ayer en Santillana del Mar pero merece la pena verlo.
En el centro está el mercado de la Esperanza, como en otras tantas ciudades españolas estos mercados del centro son una de las mayores atracciones que ver, debe ser una suerte vivir en el centro y poder disfrutar de un mercado como este a diario, en el la tarea de hacer la compra debe de ser más bien una diversión. El mercado tiene dos plantas, la de abajo está dedicada íntegramente al pescado, mucho pescado y mas tieso que el palo de la bandera. La planta de arriba se destina al resto de cosas y hay que mirar al techo porque se trata de una estructura de hierro con contraluces muy interesante.
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Plaza del Ayuntamiento
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Comimos en uno de los restaurantes del centro para impregnarnos de la vida santanderina y cogimos nuevamente las bicis. La tarde era de un color insuperable y el paseo de vuelta que habíamos hecho por la mañana ahora, gracias al color distinto de la luz, parecía diferente. Al volver sobre nuestros pasos percibimos, como no lo habíamos hecho por la mañana, el esplendor de la bahía de Santander, considerada una de las más bonitas del mundo, y no es para menos. Además de su gran extensión y profundo agua azul, está rodeada de grandes arenales y de verde por casi todos sus lados, tanto en este paseo como poco después en la península de la Magdalena tuvimos unas vistas excepcionales de la bahía. |
Al llegar al principio de la playa del Sardinero tomamos el camino para visitar el Palacio de la Magdalena, pero justo antes de bajar la cuesta que conduce a la península, vimos una casa señorial con vistas al mar, no pude resistirme a sacarle una foto, la casa tiene una trepadora (parra virgen) agarrada a sus paredes y en ese momento no tenia hojas, pero al verla uno piensa en lo feliz que debe de ser la gente que vive ahí, me imagino que cuando llegue la primavera, con la parra virgen plagada de hojas, debe parecer la casa mas bonita del mundo.
La visita a la Península de la Magdalena sin duda ha sido el momento mejor del día. A la entrada del recinto hay una caseta de información y recepción, poco después supimos que allí se sacan las entradas para hacer un tour por toda la península en un trenecito, pero en cualquier caso nosotros llevábamos nuestras bicis. El Real Sitio de la Magdalena se encuentra enclavado en una preciosa península que remata la bahía, la península es un pequeño bosque de hayas por el que se reparten diversos caminos increíblemente hermosos para pasear y a través de ellos asciendes al palacio, nosotros hicimos parte en bici y parte a pie para disfrutar mas del lugar. En el lado derecho hay una playa, y al llegar arriba se observan los acantilados, es un lugar para pasar una tarde agradable y hasta un día, hay zonas de recreo habilitadas.
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El Palacio de la Magdalena, se encuentra en el punto más alto y por eso cuando llegas arriba y miras hacia la bahía de Santander es cuando tomas conciencia de lo hermoso que es todo esto, color verde por todos lados, montaña, playas acantilados y te giras y tienes un Palacio precioso rodeándolo todo. El palacio es típicamente inglés, de estilo victoriano, que fue regalado por la ciudad de Santander al rey Alfonso XIII para que pasaran sus vacaciones de verano, sin duda era un regalo interesado porque aquello era un buen reclamo para la cuidad pero ahora es utilizado por la Universidad Internacional Menéndez-Pelayo, y como Palacio de Congresos, ademas de los famosos cursos de verano que se imparten aquí. Como no podía ser menos está declarado Monumento Histórico Artístico desde 1993.
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Sin duda la visita a la Magdalena fue el mejor broche que podíamos poner a nuestra visita a Santander. Llevamos una especie de lista mental y quizás inalcanzable de los lugares que merecen ser tenidos en cuenta para vivir “algún día” (la mayoría de ellos requerirían conseguir un importante premio en la lotería) y Santander, desde luego, es uno de ellos.
Somo
El caso es que cogimos las bicis y nos fuimos volando (lease mas bien deprisa) y cogimos la gaviota porque queríamos ver la Bahía desde el lado de enfrente y enfrente está Somo. Además era el momento ideal para cargar y descargar las aguas de nuestra Gaviota y hablamos visto que en Somo hay un camping con una zona habilitada para las autocaravanas.
El camping está un poco apartado de la localidad de Somo (N 43º 26´48” W 3º 43´40”), ellos dicen que a solo 2 km, pero a nosotros nos parecieron 3 km. Cuando llegamos estábamos completamente solos, no había ninguna autocaravana. El área (porque es un área vigilada) está enclavada en un lugar absolutamente precioso, es en el interior y no se ve el mar pero te sientes inundado por el color verde de los prados y las montañas a lo lejos.
Dejamos la gaviota y nos fuimos andando a Somo antes de que se hiciera de noche. Como es una cuidad para veraneantes en el momento que estuvimos tenía muy poco gente y eso que era viernes. Una localidad de apartamentos de muy buen aspecto en una zona de playas inmensas.
Esta mañana hemos salido del área de Somo, hemos tenido que luchar un poco con el barro que hay en el área. Según el encargado del área están acondicionando el suelo y dentro de poco el tema se va a resolver, imaginamos que es así, porque el área está muy bien, pero hoy hemos tenido bastante barro. Antes de salir hemos vaciado las aguas y llenado, si no fuera por el barro todo de maravilla porque además el paraje es alucinante, no me he podido resistir y he hecho unas fotos antes de poner rumbo a Santoña.
Quejo
Al llegar a la altura del municipio de Isla Charo se ha acordado de uno de los relatos que hemos leído de unos autocaravanistas de Ceuta (francisco-astorga.blogspot.com), que se habían desviado para ver Quejo. En el relato decían que Quejo era espectacular así que justo allí nos desviamos a Quejo (localidad que pertenece a Isla).
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Al llegar al centro de Quejo nos quedamos un poco chafados porque se trata de un pueblo fantasma, eran las 11 de la mañana y no se veía absolutamente a nadie), tras darle varias vueltas al asunto llegamos a la conclusión de que se trata de uno de esos pueblos de veraneantes que en invierno están completamente vacíos, pero además tampoco se veía nada especial, feo no era pero no había nada que lo hiciese merecedor del titulo de un “pueblo espectacular”. En eso vimos los indicadores de la playa (la playa urbana del Sable) y ya que estábamos allí decidimos acercarnos a la playa y ver que tal era.
Al llegar allí entendimos lo que estos autocaravanistas habían visto, porque es cierto que el pueblo no es nada especial pero la playa si que lo es. No es la mas grande del mundo y yo no diría que es la mas bonita, pero te engancha, no es solo de arena, sino que esta salpicada de rocas que le dan un aspecto de paisaje mas bien de otro planeta, además en ese momento el mar estaba muy movido y ello hacia que el conjunto fuera cautivador. Grabamos varios videos con la cámara para llevarnos capturado el momento de las olas rompiendo sobre la costa, pero verlo en video es muy diferente, quizás falta la densidad del volumen o la capacidad de los ojos humanos para captar los detalles, porque lo que grabamos no llega ni a la mitad del impacto que nos causó.
Santoña
De allí emprendimos rumbo a Santoña. Hay que decir que el recorrido que hacemos cada día es precioso, valles y colinas verdes con pueblos pequeños que forma una estampa merecedora de ser el salvapantallas del ordenador, pero quizás el del día de hoy sea con mucho el mejor de estos días.
Santoña nos choco porque carece del encanto que venimos tomando como algo normal en todos los lugares de Cantabria. Es un pueblo hecho a base de bloques de pisos de unas cuatro plantas (a veces mas) con calles muy estrechas y aceras incómodas, donde el buen gusto no parece que sea el factor dominante, por contra tiene mucha vida y se encuentra enclavado en un paraje natural increíble, el Parque Natural de la Marismas de Santoña , Victoria y Joel de casi 7.000 hectáreas. Solo el Parque merece una visita exclusiva pero los viajes por muy bien que los planifiques y por mucho que uno quiera llegar a lo ideal, siempre adolecen de falta de el tiempo y tienes que pasar de puntillas por lugares que bien merecen varios días de atención.
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Al llegar aparcamos al final del puerto de Santoña y encontramos un número importante de autocaravanas. Dimos una vuelta por la localidad y visitamos el Mercado donde preguntamos que lugar nos aconsejaban para ir a tomar un par de vinos y unas anchoas. Tras el debate en el que se puso de manifiesto, con una sonrisa de por medio, que lo mejor era comprárselas a ellos en el mercado, nos aconsejaron “La Vieja Tienda” (calle Rentería Reyes 16). La verdad es que fue todo un acierto porque es un lugar muy especial. Nos tomamos dos latas de anchoas (de esas que son muy pequeñas) y dos vinos, pasamos un momento increíble.
Laredo
Y emprendimos rumbo a Laredo. Por el camino y a la salida de Santoña atravesamos un largo puente que pasa por las marismas de Santoña y nos dimos cuenta de lo hermoso que es este Parque Natural, en cualquiera de los viajes que realizamos pasamos por algún sitio, como en este en el que nos damos cuenta de que deberíamos de tener mucho mas tiempo para viajar, cada día viajamos mejor, pero aun así nos falta mucho mas tiempo.
Tuvimos que luchar contra Marta Tom Tom porque siempre se empeña en llevarnos por autopistas y queríamos ir por carreteras normales para pasar lo mas cerca de la costa posible y por los pueblos que hubiera por el camino, no fue fácil, hoy por hoy no sabemos decirle a este estupendo navegador que no nos gustan las autopistas. El caso es que seguimos las indicaciones de la N-634 y llegamos al centro de Laredo, la Plaza Capuchin. Tal como nosotros lo percibimos a la izquierda de la Plaza Capuchin esta la zona segundas viviendas en la inmensa playa de Laredo, en ella se ven muchas viviendas cerradas mientras que en el centro y hacia la derecha de la Plaza Capuchin esta el casco histórico de Laredo que casi se nos pasa desapercibido, hubo un momento que creíamos que Laredo era una especie de Torrevieja del norte pero no es así, aparcamos la Gaviota un poco mas adelante y fuimos a pie a visitar el centro.
Los trampantojos de Laredo
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El casco histórico tiene muchas calles empedradas y casas tradicionales con alguna característica muy peculiar, me refiero a la forma que tienen de resolver el problema que supone para una zona emblemática y turística tener casas deshabitadas o en ruinas. Supongo que existe una ordenanza municipal que regula el asunto pero el caso es que llama la atención ver como cierran de forma permanente (es decir con ladrillos) todos los huecos de las ventanas y las puertas de las fachadas para después revocarlas y pintarlas simulando puertas y ventanas o a una persona que se asoma a la ventana. Hubo una casa que parecía enteramente una casa normal y que solo después de fijarme me di cuenta de que solo era una fachada, porque detrás no hacia absolutamente nada. A veces también pintan las tapias con imágenes que simulan ventanas o puertas. Interesante solución que permite un paseo agradable por el casco sin que te molesten los solares o viviendas en ruinas. Es decir son auténticos trampantojos, conocía la palabra pero nunca los había visto. |
Iglesia Santa Maria de la Asunción
Según paseamos llegamos a la Iglesia de Santa Maria de la Asunción de estilo románico (s. XIII) una iglesia realmente espectacular, antes de entrar unos vecinos de Laredo nos dijeron “acérquense que está abierta porque hay unos señores celebrando sus bodas de oro”, y entramos, por dentro es tan bonita o mas, pero lo mejor es que pudimos colarnos en la celebración y allí estaba una coral de Laredo cantando.
Fue un momento de esos que a veces se producen en los viajes y que luego nunca olvidas, cantaron varias piezas y también sonaba el órgano, nosotros grabamos parte de la última, de esa forma lo recordaremos aunque el sonido nada tiene que ver con lo que allí oímos nosotros. |
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Castro Urdiales
En las guías se marca como área para las autocaravanas el campo de futbol. Efectivamente había bastantes autocaravanas allí pero a nosotros no nos gustó el sitio y además es un lugar sin pavimentar y en estos días eso se traduce en barro. También se puede estar en la plaza de toros, es una zona pavimentada, pero tiene bastante inclinación y está un poco lejos del centro, así que aprovechamos las posibilidades que nos da nuestra Gaviota que es un poco más corta que las demás y al medir solo 6 metros nos permite buscar sitios mas interesantes. Lo encontramos al lado del agua en la parte mas oriental, en la Av. de la Playa (42ª 22” 23´ N 3ª 12” 29´ W), un lugar ideal porque nos permite usar indistintamente las bicicletas o el trayecto a pie.
De entrada cogimos las bicis y dimos un amplio paseo por Castro. La oficina de turismo está en el paseo de la playa no muy lejos del Ayuntamiento y fuimos directos. Nos atendió una chica muy simpática con la que hablamos un largo rato para ponernos al día de la vida que ofrece Castro.
Hasta entonces lo que habíamos visto en el paseo junto al mar nos había encantado y salimos de la oficina de turismo directos hacia la zona que llaman medieval, justo al pie de la iglesia de Santa María de la Asunción (lo que en otro sitio hubiera sido la catedral), ya que la chica de la oficina nos insistió en su importancia de esa zona. Nos imaginábamos la típica cuidad medieval de calles y casas de piedra, pero no era así, sin duda la estructura de las calles hacen pensar que aquello era la cuidad medieval hace mucho tiempo pero hoy en día son casas viejas y mal construidas y nos decepcionó muchísimo, tanto que volvimos a la oficina de turismo para repasar la información que habíamos recibido. La chica volvió a explicarnos todo otra vez (las ventajas de viajar en invierno) y ahora escogimos otro recorrido. Al final ha resultado que la única zona que nos disgusta de Castro es esa que llaman la medieval, que es muy pequeña y que además no es medieval, porque el puente y la Iglesia si son medievales y si merecen la pena así como la zona del ayuntamiento.
Estuvimos dando una vuelta por la zona de la Playa de Ostende hasta llegar a la plaza de toros, no está mal, es una zona residencial de la localidad pero con menos encanto que el resto de la cuidad. El núcleo fuerte de la ciudad se encuentra en las calles estrechas que nacen en el ayuntamiento y que transcurren paralelas al paseo marítimo, y en toda la zona de viviendas que va por encima de estas hasta llegar a la playa de Brazomar.
Atamos las bicis en el paseo marítimo y decidimos ir de cañas por los múltiples bares que hay en la zona de calles estrechas próximas al Ayuntamiento. Los bares son prácticamente iguales a los que te encuentras en cualquier sitio del país vasco, hay muchos pinchos y resulta difícil decidir cual quieres, al final comimos tanto que nos dimos por cenados. La verdad es que Castro Urdiales podríamos haberlo incluido en el recorrido del país vasco, porque mas se asemeja a una localidad vasca que a una de Santander, es más ,en muchos de los bares tenían banderas del Atletic de Bilbao. La chica de la Oficina de Información nos dijo que la gente se reparte a partes iguales entre el Racing y el Bilbao pero nosotros no parábamos de ver banderas solo del Atletic.
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Cogimos las bicis y en pocos minutos ya estábamos en la Gaviota, pegados a la playa de Brazomar. Pasamos la noche oyendo como las olas rompían contra la orilla. No deja de sorprendernos la sensación de libertad que nos da la Gaviota, dormir a menos de 10 metros de la costa, oyendo como rompen las olas, me parece un privilegio para el que me faltan las palabras.
Domingo 31 de enero: Castro Urdiales, SanRoman de los MontesPor la mañana nos levantamos pronto para desayunar y volver a ver Castro ahora sin que la luz del día nos amenace con desaparecer. Esta vez hicimos el paseo de todo el litoral desde donde estábamos hasta el puente medieval andando. El día anterior la chica del punto de información nos había recomendado ver varias casas señoriales que por una u otra razón merecían ser vistas. |
La primera de ellas esta en el mismo borde el paseo marítimo, se trata del club náutico un edificio de estilo racionalista que se sostiene sobre pilotes enclavados en el mar, el edificio es de de 1958 y para mi es tan alegre como elegante. Llama la atención el tejado a dos aguas que vierten justo al centro, lo que en este lugar es importante porque te evitas la caída desparramada por todo el edificio o la colocación de canalones. Con la excusa de ver varios edificios mas (El Chalet de Solileza, el Palacio de Ocharan y el Castillo de Ocharan) dimos un amplio paseo por las calles de Castro que ya habíamos visto ayer en el paseo que hicimos en bicicleta pero que cuando se hace andando todo se ve distinto y en este caso mas bonito.
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Disfrutamos muchísimo de la mañana del domingo y pero hay que volver a casa estábamos en la zona del Puente Medieval y emprendimos camino de la Gaviota, al pasar por la zona de los barcos vimos una trainera con unos niños entrenando, fue una bonita despedida y allí pusimos fin a este nuestro décimo primer viaje en autocaravana.