El viaje de la ribera del Duero
En este viaje hemos conocido una de las zonas más importantes de Portugal, la que va desde Braganza hasta Oporto pasando por Braga, es decir, buena parte del norte del país. Para ello hemos empleado siete intensos días en los que recorrimos las poblaciones más significativas de la zona.
El viaje tuvo un claro protagonista: el río Duero, porque durante todo el recorrido de una u otra manera fuimos recorriendo el río Duero hasta llegar a Oporto donde desemboca, pero el río es mucho más que eso, es fundamentalmente su valle, el valle del Duero y este ejerce una enorme influencia sobre todo su entorno, por eso a este viaje añadimos la zona Alto Trás-os-Montes, conocida con ese nombre por cuanto que se trata de una antigua subregión estadística portuguesa y que hoy en día es una parte de la Región Norte que es la que nosotros hicimos en este viaje, Los Trás-os-Montes está formada por los distritos de Braganza y de Vila Real.
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La región limita al norte con España, más concretamente con la provincia de Zamora y al sur con el Valle del Duero y lógicamente es una región fuertemente influenciada por este valle, por esa razón empezamos nuestro viaje entrando por Braganza, como no podía ser de otra manera. para después al final acercarnos a Braga y a Viana do Castelo antes de concluir nuestro recorrido en la ciudad de Oporto.
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Por ello a este viaje le llamaremos "El viaje de la ribera del Duero"
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Esta es nuestra PELICULA del viaje
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Viernes 14 de Julio
Adentrandonos por la Región de
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Braganza
Braganza aunque es una localidad bastante grande, con 35.000 habitantes, no tiene demasiados sitios para cenar, o al menos nosotros no los vimos. Nos movimos por lo que llamaríamos el centro histórico que además es el centro de la ciudad en la Plaza de la Sé (la Catedral) y vimos un par de restaurantes que nos llamaron la atención, uno de ellos disponía de una terraza en una de las callejuelas próximas a la plaza, era un lugar coqueto, además hacía calor e invitaba a sentarse a cenar al aire libre. También nos fijamos en un restaurante muy aparente en la mismísima plaza de la Se. Al final nos decantamos por el restaurante de la plaza cuyo nombre era muy aparente “Solar Bragançano”.
El restaurante que se encuentra en la primera planta del edificio, nos ganó en cuanto vimos sus escaleras, además las paredes se encontraban decoradas con cerámica portuguesa, pero además el restaurante era una delicia, con las mesas dispuestas alrededor de libros, flores y candelabros, uno de esos lugares que justifica por sí mismo la visita a una ciudad.
Nos sentamos y vimos que había una carta que proponía platos de cierto nivel, pero además nos llamó la atención la carta de vinos, sencillamente impresionante por la variedad y la calidad, con vinos de todo tipo, incluso alguno cuyo precio superaba los 300 euros. Gusta verlo aunque no estamos ni estaremos nunca, al nivel económico que permite descorchar una de esas botellas.
A la vista de la carta de vinos se podría pensar que el restaurante era carísimo, pero no, los precios eran al estilo portugués y con mucha calidad en casi todo. El local era una casa señorial reconvertida a restaurante, en el que habían sabido combinar la calidez de un hogar, con la lógica distribución de las mesas adornadas con manteles blancos y velas, además la cubertería era tradicional -de aquella que tenían en las casas señoriales de hace más de 60 años- las velas encendidas y los libros antiguos por todos lados, junto con los adornos florales, daban un ambiente muy especial al comedor.
Sorprendentemente como remate, la carta era muy extensa y prolija en las especialidades de caza, vimos un arroz negro con liebre que tenía un aspecto impresionante. Pero nosotros veníamos todavía con el calor metido dentro del cuerpo y no nos apetecían platos muy complicados, así que nos decidimos por una trucha con jamón y una ensalada de salmón.
Mientras comíamos la dueña -intuimos que lo era- nos vio haciendo una foto a la portada de la carta y se extrañó, intenté tranquilizarla diciéndole que somos bloggers y tomábamos fotos para hablar del restaurante, “pero si no habéis comido nada especial” nos dijo, “ya pero es que hacía mucho calor” le dije intentando justificarme, le comentamos también que el primer plato de Charo (lo del melón) y la trucha estaban muy ricos, aunque la ensalada algo menos. Pareció irse más tranquila.
Mientras comíamos la dueña -intuimos que lo era- nos vio haciendo una foto a la portada de la carta y se extrañó, intenté tranquilizarla diciéndole que somos bloggers y tomábamos fotos para hablar del restaurante, “pero si no habéis comido nada especial” nos dijo, “ya pero es que hacía mucho calor” le dije intentando justificarme, le comentamos también que el primer plato de Charo (lo del melón) y la trucha estaban muy ricos, aunque la ensalada algo menos. Pareció irse más tranquila.
Luego vinieron los postres, una sopa de cerezas, y una especie de pudding de calabazas, simplemente fantásticos, de forma especial el postre de calabaza con canela.
Nos trajo la cuenta y solo eran 33 euros, “a la ensalada os invito yo” nos dijo. Se lo agradecimos muchísimo y lamentamos el comentario que le habíamos hecho.
En cualquier caso la cuenta hubiera sido de 41 o 42 euros como mucho y la altura de su cocina era innegable, el comentario que hicimos de la ensalada solo quería expresar que no estaba a la altura del resto. La conclusión es que el restaurante, por si solo, justifica la vista a Braganza y desde luego nosotros volveremos cada vez que volvamos a la localidad, sobre todo para probar otro tipo de platos más ajustados a sus especialidades.
Volvimos dando un paseo al área donde estaba nuestra Gaviota y dormimos espectacularmente, una noche bastante fresca, incluso llegamos a echarnos el edredón, una auténtica gozada.
Nos trajo la cuenta y solo eran 33 euros, “a la ensalada os invito yo” nos dijo. Se lo agradecimos muchísimo y lamentamos el comentario que le habíamos hecho.
En cualquier caso la cuenta hubiera sido de 41 o 42 euros como mucho y la altura de su cocina era innegable, el comentario que hicimos de la ensalada solo quería expresar que no estaba a la altura del resto. La conclusión es que el restaurante, por si solo, justifica la vista a Braganza y desde luego nosotros volveremos cada vez que volvamos a la localidad, sobre todo para probar otro tipo de platos más ajustados a sus especialidades.
Volvimos dando un paseo al área donde estaba nuestra Gaviota y dormimos espectacularmente, una noche bastante fresca, incluso llegamos a echarnos el edredón, una auténtica gozada.
Sábado 15 de Julio
Nos levantamos temprano para visitar Braganza. Estuve dando una vuelta por el área de autocaravanas y es extraordinaria, cuenta con todos los servicios y con un diseño muy agradable, distribuido en pequeñas zonas a distintos niveles del terreno al lado de una zona verde
De entrada nos propusimos ir al Castillo, que ocupa un lugar destacado en la ciudadela de Braganza y se le puede ver casi desde cualquier punto, está considerado Monumento Nacional de Portugal y en su interior alberga un museo militar que nosotros no vimos. |
Área de autocaravanas de Braganza
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Desde la ciudadela se tienen unas vistas sensacionales de la población. A Braganza la atraviesa el río Fervença, en una margen se encuentra la ciudad propiamente dicha y en la otra el cauce del río donde hay un paseo ajardinado muy agradable que discurre a todo lo largo del cauce urbano de este río.
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El Castillo con la Torre del Homenaje
En la ciudadela se puede visitar el castillo con la impresionante Torre del Homenaje y la Iglesia de Santa Mª de la Asunción, que está en el centro mismo de la ciudadela, es barroca y nos gustó mucho aunque la pudimos ver a regañadientes porque había una boda en ese momento, esto de toparnos con una boda en las iglesias que visitamos empieza a ser algo muy habitual.
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Ya cuando bajábamos de la ciudadela para llegar al centro de Braganza pudimos disfrutar de unas magníficas vistas del otro lado de la ciudadela, donde se puede comprobar el paisaje en el que está encuadrada esta ciudad.
La Iglesia de San Vicente
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Camino de la Plaza pasamos otra vez por La Iglesia de San Vicente, que ya habíamos visto la noche anterior en nuestro paseo de vuelta a la Gaviota. Se trata de una flamante iglesia de estilo netamente barroco. Tuvimos la suerte de encontrarla abierta así que pudimos pasar. Es un templo sencillo, de una sola nave pero es impresionante la Capilla Mayor, con un arco con los techos labrados en dorado y un llamativo retablo barroco de talla dorada. Curiosamente la iglesia estaba abierta sin nadie dentro, algo normalmente impensable tanto en Portugal como en España.
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Nuestro destino era ahora la Plaza da Sé o también podríamos decir la Plaza de la Catedral.
El nombre de la plaza es debido a que en ella está la catedral, Entramos a verla pero no nos gustó mucho, en cualquier caso eso no le resta encanto a la plaza.
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Hicimos una parada técnica en una terracita mientras veíamos a la gente pasar, había gente pero en general no era muy bulliciosa, aunque la verdad es que hacía mucho calor y no invitaba demasiado al paseo.
Para despedirnos hicimos un pequeño recorrido por el resto de la ciudad, en especial de la calle comercial que nace en la misma plaza y volvimos hacia la Gaviota. La ciudad de Braganza nos había gustado mucho y a buen seguro que otra vez que vengamos nos quedaremos aquí un día más. |
Al llegar decidimos que íbamos a comer antes de reemprender la ruta hacia nuestro próximo destino, hacía muchísimo calor así que comimos en el parque, es un “parque das merendas” estos parques son muy populares en Portugal, los llaman parques de las meriendas y podría decirse que no hay un solo pueblo que no tenga uno, es algo parecido a lo que en España llamamos merendero, pero en Portugal se trata de una infraestructura básica que todo pueblo tiene, es similar a un parque pero con bancos en torno a una mesa.
Rio de Onor
Tras comer y descansar un poco nos dirigimos a Rio de Onor.
Nuestro viaje por el norte de Portugal iba a discurrir sobre todo por la ribera del Duero, pero habíamos empezado por Braganza que está algo más al norte, a unos 60 kilómetros del río Duero y ahora nos desplazaríamos a Rio de Onor lo que suponía alejarnos otros 26 kilómetros más, justo hasta el lugar en que está la frontera entre España y Portugal. |
Así que puede parecer que hacíamos un recorrido un poco alocado, pero existía una buena razón, íbamos a conocer un lugar que puede presumir de ser el de los “dos pueblos en uno” o quizás será más correcto decir un único pueblo a caballo entre dos naciones.
Fue nuestro amigo portugués Filipe quien nos habló de Rio de Onor por primera vez, después buscando información encontramos lo que decía nuestro compañero bloguero, Diego Gonzalez, en su blog “Fronteras”, explicaba con detalle lo que llamamos dos pueblos en uno.
Fue nuestro amigo portugués Filipe quien nos habló de Rio de Onor por primera vez, después buscando información encontramos lo que decía nuestro compañero bloguero, Diego Gonzalez, en su blog “Fronteras”, explicaba con detalle lo que llamamos dos pueblos en uno.
En el norte de Portugal, en la frontera hispano lusa se encuentra un pueblo dividido por la frontera, de un lado está la pequeña aldea de Rihonor de Castilla, que se encuentra en la provincia de Zamora y pegado a él, Rio de Onor, una fraguesía perteneciente al municipio de Braganza, es decir una localidad portuguesa.
Pero si observáramos desde lo alto de las colinas que circundan el lugar, veríamos una pequeña aldea que no tiene nada de especial, simplemente unas cuantas casas, un río, campos de cultivo, un par de iglesias y poco más, es decir un pequeño pueblo como tantos otros.
Pero esa pequeña aldea en realidad es mucho más, porque lo que aparenta ser un humilde pueblo son en realidad dos localidades en una separadas por una la invisible frontera.
Sin embargo la permanente existencia de la frontera no ha podido impedir que entre sus habitantes se hayan desarrollado tradiciones comunes y una forma de vivir basada en la ayuda mutua. El ganado, las tierras comunales, el río, todo es compartido de manera civilizada, aunque la política de fronteras haya puesto cadenas absurdas, leyes inaplicables o tricornios temidos. Los dos pueblos son, en realidad, uno solo. Un sitio raro y sin duda hermoso, donde la frontera no separa, sino que une.
Pero si observáramos desde lo alto de las colinas que circundan el lugar, veríamos una pequeña aldea que no tiene nada de especial, simplemente unas cuantas casas, un río, campos de cultivo, un par de iglesias y poco más, es decir un pequeño pueblo como tantos otros.
Pero esa pequeña aldea en realidad es mucho más, porque lo que aparenta ser un humilde pueblo son en realidad dos localidades en una separadas por una la invisible frontera.
Sin embargo la permanente existencia de la frontera no ha podido impedir que entre sus habitantes se hayan desarrollado tradiciones comunes y una forma de vivir basada en la ayuda mutua. El ganado, las tierras comunales, el río, todo es compartido de manera civilizada, aunque la política de fronteras haya puesto cadenas absurdas, leyes inaplicables o tricornios temidos. Los dos pueblos son, en realidad, uno solo. Un sitio raro y sin duda hermoso, donde la frontera no separa, sino que une.
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Cuando llegamos no percibimos nada de todo esto, paseamos por el pueblo y vimos casas tradicionales de piedra de dos plantas, donde se sospecha que son para tener en la superior la vivienda de la familia, y en la inferior el ganado, los cereales y el resto de productos con los que viven. Nos pareció que aquello gira hacia el turismo aunque todavía el paseo nos dejaba imaginar cómo se vivió en ese sitio.
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También disfrutamos del río, incluso nos metimos en él, su nombre también cambia según esté de un lado o de otro, el río Cortensa en España y el río Onor en Portugal. Un par de iglesias y poco más.
Habíamos leído que pocos vecinos llaman a su pueblo por el nombre oficial,sino que dicen Rihonor de arriba y Rihonor de abajo y en portugués Povo de acima e Povo de abaixo, porque para ellos es como si hubiera un lenguaje común.
Hasta ese momento el lugar no presentaba nada de todo eso que nos había llevado hasta allí, hasta que de pronto vimos a una matrimonio hablando con un hombre, pasamos al lado de ellos y nos dio la sensación de que hablaban unas veces en portugués y otras en español. Lo comentamos y nos dijimos, qué curioso, así que volvimos a pasar al lado de ellos esta vez más atentos. No era exactamente así sino que el matrimonio hablaba en español y el hombre contestaba en portugués, todo ello con absoluta fluidez. Se trataba de una conversación en la que se percibía el conocimiento mutuo y las vivencias compartidas durante años. De pronto comprendimos toda la magia que tiene el lugar y aquello por lo que nos habíamos desplazado hasta allí. Les hice una foto porque no pude evitar la tentación de hacerles una foto que adjunto aquí.
Curiosamente luego supimos que existe un lenguaje común. un dialecto propio y casi extinto, perteneciente al grupo del astur-leonés.
Hasta ese momento el lugar no presentaba nada de todo eso que nos había llevado hasta allí, hasta que de pronto vimos a una matrimonio hablando con un hombre, pasamos al lado de ellos y nos dio la sensación de que hablaban unas veces en portugués y otras en español. Lo comentamos y nos dijimos, qué curioso, así que volvimos a pasar al lado de ellos esta vez más atentos. No era exactamente así sino que el matrimonio hablaba en español y el hombre contestaba en portugués, todo ello con absoluta fluidez. Se trataba de una conversación en la que se percibía el conocimiento mutuo y las vivencias compartidas durante años. De pronto comprendimos toda la magia que tiene el lugar y aquello por lo que nos habíamos desplazado hasta allí. Les hice una foto porque no pude evitar la tentación de hacerles una foto que adjunto aquí.
Curiosamente luego supimos que existe un lenguaje común. un dialecto propio y casi extinto, perteneciente al grupo del astur-leonés.
Nos despedimos del lugar tomado algo en la terraza de una cafetería muy curiosa ya que la habían hecho dentro de una de las casas de piedra del pueblo, la terraza era seguramente la terraza de lo que hasta entonces era un vivienda. Pedimos un cafe, nosotros normalmente no tomamos nunca café pero el café portugués nos parece otra cosa y de cuando en cuando lo tomamos, en este caso no nos defraudó, era portugués – a fin de cuentas estábamos en Portugal- y muy bueno.
Chaves
Desde allí pusimos rumbo a Chaves, para pasar de un lado a otro es inevitable pasar por una calle del pueblo muy estrecha, yo me asusté un poco y le pedí a Charo que me guiase, ella me hacía gestos con las manos de que me sobraba un metro, ya se sabe que las distancias no las vemos igual los hombres que las mujeres, porque a mi me pareció un sitio para pasar con mucho cuidado.
Situarnos al borde de río Támega fue todo un privilegio, no solo porque era un lugar muy bonito sino porque además es un río con mucha trascendencia ya que nace en la provincia de Orense y desemboca en el río Duero y como decimos era el Duero el protagonista de nuestro recorrido.
Puente romano de Trajano
En torno al río se concentra buena parte del espacio dedicado al esparcimiento de la ciudad, así que estábamos situados en el centro de todo lo bueno.
Justo allí al lado mirando hacia la izquierda y a pocos metros de nosotros estaba el emblemático puente romano de Trajano, a la derecha el moderno puente atirantado. Entre ambos hay una zona de jardines a ambos lados del río.
Hicimos unas fotos al lugar y a las maravillosas vistas que disfrutábamos y cogimos las bicis para dar una vuelta. En este caso no iba ser de reconocimiento porque teníamos toda la tarde por delante y si la ciudad se dejaba queríamos verla casi entera.
Pero no las usamos mucho porque nada más cruzar el puente romano, atamos las bicis para seguir a pie, se trata de una ciudad pequeña que se puede ver perfectamente a pie.
Justo allí al lado mirando hacia la izquierda y a pocos metros de nosotros estaba el emblemático puente romano de Trajano, a la derecha el moderno puente atirantado. Entre ambos hay una zona de jardines a ambos lados del río.
Hicimos unas fotos al lugar y a las maravillosas vistas que disfrutábamos y cogimos las bicis para dar una vuelta. En este caso no iba ser de reconocimiento porque teníamos toda la tarde por delante y si la ciudad se dejaba queríamos verla casi entera.
Pero no las usamos mucho porque nada más cruzar el puente romano, atamos las bicis para seguir a pie, se trata de una ciudad pequeña que se puede ver perfectamente a pie.
Atravesando el puente romano de Trajano se accede al barrio de la Magdalena
Visitamos la margen derecha del río el llamado el barrio de La Magdalena, que es muy bonito y que da la mejor estampa posible del río al caer la tarde, precisamente la Iglesia que se ve antes de cruzar el puente es la de la Parroquia de Santa María Magdalena (allí se encuentra la Capela Real de S. João de Deus) de estilo barroco, estaba cerrada como siempre y solo pudimos ver su fachada que no luce demasiado al estar encajonada en una calle estrecha, así que nos quedamos con la vista que se ve desde el puente con una hermosa cúpula.
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El Puente Romano de Trajano que es peatonal, es sin duda el centro de la ciudad antigua y sin duda su monumento histórico más emblemático. Chaves fue una ciudad importante cuando los romanos gobernaban la península Ibérica y el puente es el testimonio de aquella floreciente época, está ahí a pie derecho desde el siglo I, uniendo las dos partes del casco histórico. |
Al atravesarlo camino de la ciudad histórica las calles se van empinando, nada extraño cuando estamos en una ciudad realmente histórica, ya que las cuestas y el castillo en todo lo alto es una constante.
Justo antes de empezar a subir calles hay una zona de zona de restaurantes y cafeterías con terrazas, las cafeterías en Portugal son “pastelarias”, a diferencia de lo que pasa en España que cuando hay terrazas siempre son de bares, en Portugal siempre son “pastelarias” es decir pastelerías o si se quiere cafeterías con un gran surtido de bollería y pasteles. El lugar nos pareció muy agradable, te puedes sentar a tomar algo por la tarde, o ya de noche cenar o tomar una copa. |
Nosotros seguimos subiendo por sus calles, son empinadas pero quizás menos de lo habitual en este tipo de ciudades.
Las primeras calles eran la zona comercial, era un sábado por la tarde y estaban todas las tiendas cerradas. Es evidente que Portugal no se ha incorporado todavía al mundo del consumismo, esto de cerrar los sábados por la tarde o el resto de días a las primeras horas de la tarde, no permite que la gente dedique su tiempo a la actividad más popular que se conoce hoy en día en las sociedades modernas, es decir a lo que conocemos como “ir de shopping”. No sé si eso es bueno o malo, la verdad, pero en cualquier caso demuestra lo que se percibe siempre en Portugal, que ellos van a otro ritmo en todo. |
El Castillo
Hasta llegar al castillo se hace un recorrido fantástico por las calles de Chaves, es una ciudad muy bonita que ha sabido conservar sus encantos tradicionales e históricos.
Al llegar a la parte más alta te encuentras con el castillo, aunque más que un castillo es una torre, ya que solo se conserva la torre del homenaje, impresionan sus 28 metros de altura, está declarada Monumento Nacional. Está rodeado de murallas y de unos jardines muy bonitos y bien cuidados, en ellos se pueden ver restos de la fortificación que hoy en día se ha perdido. Lo mejor de subir hasta arriba es que desde ahí hay unas excelentes vistas de toda la ciudad y la comarca.
Al llegar a la parte más alta te encuentras con el castillo, aunque más que un castillo es una torre, ya que solo se conserva la torre del homenaje, impresionan sus 28 metros de altura, está declarada Monumento Nacional. Está rodeado de murallas y de unos jardines muy bonitos y bien cuidados, en ellos se pueden ver restos de la fortificación que hoy en día se ha perdido. Lo mejor de subir hasta arriba es que desde ahí hay unas excelentes vistas de toda la ciudad y la comarca.
Justo al lado del castillo se encuentra la Praça de Camões, en pleno centro histórico y peatonal.
Praça de Camões
La visita a la Plaza de Camoes es completamente imprescindible, porque es sin duda el lugar más bonito de la ciudad, una plaza grande, espléndida, con edificios renacentistas en perfecto estado de revista, sencillamente nos encantó.
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Cuando la vimos estaba vacía, sólo deambulábamos por allí nosotros, resultaba extraño, pero fue así. En la plaza hay una de esas pantallas informativas de tamaño enorme que te hace un selfie si quieres, así lo hicimos nosotros, la foto no es de mucha calidad pero es de esas concesiones que a dos viajeros nos gusta hacer al mundo del "turisteo".
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Poco después nos fuimos a la Gaviota a cenar, con intención de acostarnos pronto.
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Imposible acostarnos pronto .... porque fue una noche de calor y de fiestas populares en Chaves
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Fue imposible, primero porque había una especie de fiesta regional, situada al otro lado del río en el parque, así que no paraba de llegar gente al lugar donde estábamos aparcados y desde allí cruzaban el río por el puente para llegar el epicentro de la fiesta. Nos resultó curioso porque aquella tarde la ciudad estaba más bien vacía y desde luego muy tranquila, mientras que ahora estábamos en medio de un hervidero humano, así que llegamos a la conclusión de que los 39º que teníamos que soportar por la tarde, confinó a la gente en sus casas y después tras ocultarse el sol fueron saliendo como leones enjaulados. El caso es que aquella noche había un ambiente muy bullicioso que pasaba justo por donde estábamos nosotros, cerca del puente al borde mismo del río y eso que hay que decir que hacía un calor insufrible, en plena noche el termómetro todavía marcaba los 32º, a lo que hay que añadir la humedad que generaba el río.
Con ese panorama la noche no invitaba a acostarse pronto y después de cenar decidimos dar una vuelta.
Con ese panorama la noche no invitaba a acostarse pronto y después de cenar decidimos dar una vuelta.
A la búsqueda de la fuente de nuestro amigo FilipeEl paseo por la noche siempre por el borde del río fue magnífico. Íbamos por la zona recreativa, es decir el “Jardim do Tabolado”. Estos jardines discurren paralelos al río y finalizan en las Termas de Chaves. Es un parque bastante grande, con una frondosa vegetación en la que hay múltiples árboles, zonas de descanso y áreas de césped. En el recorrido hay bares, restaurantes y locales de marcha. Había muchísimo ambiente con todo el mundo paseando alrededor del río y con las zonas infantiles llenas de niños a pesar de ser bastante tarde.
Esto nos hirió en el orgullo, porque antes de que él nos lo dijera nosotros no habíamos oído hablar de esas aguas tan prodigiosas a pesar de lo mucho que preparamos los viajes.
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Domingo 16 de Julio
Aquella mañana de domingo era más fresca e instaba al paseo. Después de desayunar volvimos al ataque con la fuente del agua termal milagrosa. Teníamos la sospecha de que habíamos estado encima de ella y no la habíamos visto, quizás fuese porque era de noche y ya se sabe que en esas circunstancias todos los gatos son pardos. Además habíamos estado leyendo en Internet que Chaves es famosa por sus aguas termales, tanto es así que ya los romanos bautizaron a la ciudad con el nombre de "Aquae Flaviae”, ellos ya conocían de la existencia de estas beneficiosas aguas para el tratamiento de enfermedades. Parece ser según los expertos que tienen una composición única en la Península Ibérica, del manantial el agua termal brota a 73º C, y está indicada para dolencias del aparato digestivo, reumáticas, musculares y esqueléticas. En fin todo un mundo.
Cuando leímos eso nos dimos cuenta de que era evidente que habíamos estado equivocados., nosotros buscábamos una fuente sencilla, con dos o tres caños, en un sitio más o menos interesante pero solo eso, una fuente. Ahora éramos conscientes de que estábamos buscando mucho más que eso.
Volvimos a la zona del puente atirantado y empezamos a ver un complejo que al principio nos pareció un hotel y que resultó ser un centro termal compuesto por varios edificios con varias piscinas, cabinas de hidromasaje, sauna y baño turco, aerosoles, etc, lo más curioso es que parte de estos tratamientos están subvencionados por la seguridad social portuguesa.
Cuando leímos eso nos dimos cuenta de que era evidente que habíamos estado equivocados., nosotros buscábamos una fuente sencilla, con dos o tres caños, en un sitio más o menos interesante pero solo eso, una fuente. Ahora éramos conscientes de que estábamos buscando mucho más que eso.
Volvimos a la zona del puente atirantado y empezamos a ver un complejo que al principio nos pareció un hotel y que resultó ser un centro termal compuesto por varios edificios con varias piscinas, cabinas de hidromasaje, sauna y baño turco, aerosoles, etc, lo más curioso es que parte de estos tratamientos están subvencionados por la seguridad social portuguesa.
El lugar está abierto todo el día de forma ininterrumpida desde las 8,30 hasta las 23,45.Dispuestos en los laterales de forma circular hay bancos. La instalación está mantenida por el Spa do Imperador de las Termas de Chaves y efectivamente es gratuito, así que pedimos, con bastante timidez un par de vasos y la señorita de uniforme blanco no lo dio con una amable sonrisa en la cara.
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Ya solo nos quedaba volver a la Gaviota camino de nuestro siguiente destino, pero de camino paramos en una cafetería (pastelaria), en ella vimos que vendían los famosos Pasteles de Chaves de los que Filipe también nos había hablado. Son una variedad de pasteles muy típica de la repostería de allí, tanto es así que son uno de los símbolos de la ciudad. Son pasteles salados elaborados con una masa de hojaldre y contienen en su interior carne picada de cerdo. Nosotros los tomamos sin bebida pero lo normal es acompañarlos de una copa de vino blanco.
Antes de irnos intentamos ir a ver una bodega que nos había recomendado Filipe “la Adega Faustino”, se trata de una Bodega restaurante pero casualmente cerraba los domingos y era precisamente domingo.
Y nos despedimos de Chaves, quizás sea por los consejos de nuestro amigo Filipe pero Chaves nos encantó, no es de extrañar que sea una candidata a obtener el título de ciudad patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. |
Ya de camino hacia nuestro siguiente destino, chateábamos con Filipe al que le contamos nuestra aventura para conseguir el vaso de agua termal, ante nuestra extrañeza de lo que había supuesto bebernos un vaso de agua caliente el nos contó que durante algún tiempo se había creído que el agua caliente era de origen volcánico, pero se descubrió que no es así, sino que se trata de una falla en las placas tectónicas y el agua sale a 70 grados por estar en contacto con las capas interiores de la tierra.
Vila Real
Poco después llegamos a Vila Real, nuestra principal intención era verel Palacio de Mateus y dada la proximidad pensamos que merecía la pena ver también la ciudad.
Cuando hacemos un viaje a veces visitamos una localidad y no nos gusta, puede ser que la visita no de para mas, en cuyo caso se puede decir sin temor a equivocarnos que no es un sitio interesante, pero no siempre es así, porque hay muchas veces que nuestra sensaciones negativas son debido a otras causas. Puede que la visita la hagamos de forma acelerada, o que el tiempo resulte odioso, como por ejemplo el calor en pleno verano o el frío acompañado de un buen jarreo de agua, todo eso puede contribuir a recibir una imagen equivocada. |
En nuestra visita a Vila Real las condiciones no fueron buenas y se nos juntaron todos los elementos negativos posibles. Llegamos en torno a las 13 horas y de entrada no fue fácil aparcar, dejamos nuestra Gaviota aparcada en línea en una calle con una buena cuesta. No estábamos lejos del del centro pero no íbamos paseando sino arrastrándonos por culpa del calor, sin duda habíamos llegado a la peor hora, era el peor momento de calor de todo el viaje. Así que fuimos a visitar la ciudad buscando todas las sombras posibles que había en las calles.
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Solo hice tres fotos y una de ellas a una Iglesia típicamente portuguesa, era bonita pero tenía delante uno de esos carteles de propaganda política de la que no te desprendes en Portugal vayas donde vayas y sea la época o el año que sea, recuerdo que pensé “no tendrán otro sitio” y que me dije que estos políticos de Portugal me recuerdan a los de los regímenes soviéticos empeñados en poner murales de su cara por todos lados. Para colmo decidimos comer en algún sitio, quizás para dejar a un lado el calor y sentarnos al abrigo del aire acondicionado pero no vimos más que pastelerías por todos lados. Buscamos alguna terraza o restaurante y no vimos gran cosa. Terminamos entrando en uno de los supermercado de barrio llamados “Pingo Doce”, son muy populares en Portugal y en muchos de ellos hay un pequeño bufet. Puede decirse que fue el broche de hojalata. Pedimos un pollo asado con arroz y feijoada, solo diré que el trozo de pollo que yo comí debía ser sometido a una tortura deshidrantante porque no podía estar más seco, ni siquiera el arroz y la judías estaban aceptables, en definitiva una comida infame. Siempre decimos que comer mal en Portugal es muy difícil, pues bien si te dan un premio por encontrar el peor sitio nosotros nos llevamos el euromillón con bote.
Curiosamente se dice de Vila Real que conserva una arquitectura aristocrática, casas blasonadas, ventanas manuelinas y balcones tradicionales en hierro forjado. Con 52.000 habitantes es una ciudad importante por ser un vibrante centro de comercio, además está situada en la confluencia de dos ríos y rodeada por un paisaje muy bonito.
Pero todo eso no sirvió de nada porque ese día la ciudad no parecía estar dispuesta a mostrarnos sus encantos. Seguramente somos injustos, es posible que si volviéramos en otra ocasión y no hiciéramos la visita tan calurosa, comiéramos en un sitio agradable y encontráramos un lugar para aparcar, terminásemos diciendo que Vila Real nos había encantado.
Pero todo eso no sirvió de nada porque ese día la ciudad no parecía estar dispuesta a mostrarnos sus encantos. Seguramente somos injustos, es posible que si volviéramos en otra ocasión y no hiciéramos la visita tan calurosa, comiéramos en un sitio agradable y encontráramos un lugar para aparcar, terminásemos diciendo que Vila Real nos había encantado.
No tardamos demasiado en volver a la Gaviota, habíamos ido allí con la intención de ver el Palacio de Mateus. Quizás Mateus sea es el vino portugués más conocido en España y a ello puede que contribuya el color rosado y la forma de su botella.
Nosotros además sabíamos que la casa que aparece en su etiqueta es la Casa Mateus, un palacio que está a las afueras de Vila Real. Estábamos en la ribera del Duero portuguesa así que imaginamos que además del Palacio allí estaría su bodega. Reservamos la visita con antelación a través de su pagina WEB de la Casa Mateus .La reserva, según indican incluye además del Palacio, la capilla, la bodega y los jardines.
El Palacio se encuentra a unos 4 Km de la ciudad, en la fraguesía de Mateus, al llegar encuentras una zona para aparcar cerca de la entrada a Mateus, en la que no es fácil maniobrar para un vehículo grande, así que lo dejé más bien a la entrada.
El Palacio de Mateus, clasificado como Monumento Nacional, es una mansión barroca del siglo XVIII, considerada como una de las casas solariegas más elegantes de Europa.
El Palacio de Mateus, clasificado como Monumento Nacional, es una mansión barroca del siglo XVIII, considerada como una de las casas solariegas más elegantes de Europa.
Nada más entrar te topas con la vista del conjunto arquitectónico de inconfundible estilo barroco portugués, con el estanque justo delante, es un momento especial porque te das cuenta de la armonía y la belleza con la que fue concebida esta casa solariega, es evidente que se esforzaron para obtener las mejores vistas y perspectivas posibles por medio de reflejos en el estanque y al llegar percibes de golpe la armonía del Palacio al reflejar la fachada principal y sus dos alas en el estanque.
La visita se hace con un guía en la que te enseñan parte de las estancias interiores, aquellas que no se usan como vivienda de los propietarios. En el interior están prohibidas las fotos lo que es fácil de entender porque los dueños rentabilidad la imagen del Palacio hasta sus máximas consecuencia como después pudimos comprobar y sospecho que les resulta bastante rentable.
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Vimos también, tal y como estaba programado los jardines románticos que rodean la casa con fuentes, el lago, multitud de flores, setos, pérgolas, y por supuesto árboles centenarios. Vimos después la Capilla de Nossa Senhora dos Prazeres.
Antes de salir de allí vimos un poco de ajetreo en el jardín y nos dimos cuenta de que se estaba preparando un evento de algún tipo, porque había camiones enorme de esos que llevan los artistas de rock para montar sus escenarios, nos enteramos que en verano son muy famosos los "Encuentros de Música de la Casa de Mateus”, y deben ser ademas muy glamurosos, porque solo vimos algunas cosas ya instaladas pero entre ellas unas lamparas de araña colgado de los arboles que llamaban mucho la atención. No nos quedamos porque intuimos que con nuestros pantalones cortos y sandalias no seria una buena idea.
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El Palacio nos gusto y la visita muchísimo, aunque muy turística, pero nada tiene que ver con el vino, ellos hacen vino pero no es ese, simplemente vendieron el nombre la imagen a esa empresa.
Sabrosa
Sabrosa, era el primer pueblo de los que íbamos a ver de la zona del Douro. El pueblo con 6.400 habitantes es encantador pero no por ello deja de ser una visita eludible. En la localidad nació Magallanes, el gran navegante portugués, así que una de las pocas cosas destacables que se pueden ver es su casa, aunque yo diría que más bien es el lugar donde debería haber estado su casa, porque hoy es una casa de piedra moderna.
Tiene una plaza muy agradable precedida por su bonita iglesia con alguna terraza que es de suponer que en días normales invita a sentarse, pero no estábamos en un día normal porque hacÍa un calor increíble, no estuvimos mucho. |
En cualquier caso Sabrosa supuso un salto importante en nuestro viaje ya que empezamos a ver los paisajes que iban a acompañarnos en el resto del viaje, paisajes de colinas verdes con suaves montañas que permiten el cultivo de viñas en plena ribera del Duero Portuguesa. Hasta ese momento habíamos estado en las zonas que podíamos considerar de influencia del rio Duero, pero Sabrosa ya estaba al borde del mismo.
Quizás no prestamos demasiada atención al pueblo ya que estaba rodeado de bonitos paisajes que atraían más nuestra atención, así que no estuvimos mucho tiempo y emprendimos ruta hacia Alijó donde teníamos previsto pasar la noche.
Pero poco a poco empezamos a ver unas nubes muy finas de color oscuro, que iban dejando de ser finas para dejarse ver como lo que eran, un denso humo procedente de uno de los incendios que todos los veranos asolan Portugal desde hace ya demasiado tiempo. Cada vez era más denso el humo y poco a poco empezamos a oír el sonido de los hidroaviones para poco después verlos pasar a escasos metros de nosotros.
No podríamos decir cuantos aviones y helicópteros había en el cielo sobre nuestra cabezas, porque en ese momento la rabia se apodera de ti y tus pensamientos se dirigen hacia lugares no deseables.
Normalmente Charo y yo vamos comentando todo lo que vemos por la carretera, pero en este caso llegamos a Alijó sin apenas mediar palabra entre nosotros. Poco después aparcamos la Gaviota en un parking (41.273670, -7.474557), el lugar es excelente porque es muy amplio sin apenas vehículos y muy cerca del centro.
<<< La llamas se veían a poca de distancia de Alijó |
Salimos de la Gaviota y nos dirigimos justo al centro del pueblo, a la plaza que está delante de la Pousada. El espectáculo era estremecedor, se veía lo que parecía un muro inmenso de fuego y humo a pocos kilómetros de allí, no más de cinco.
Íbamos viajando y estábamos allí para visitar la zona, pero ante lo que estaba ocurriendo no sabíamos qué hacer.
Íbamos viajando y estábamos allí para visitar la zona, pero ante lo que estaba ocurriendo no sabíamos qué hacer.
Comenzamos a pasear y vimos un parque de bomberos, en Portugal siempre ves uno en cada población importante y Alijó tiene 12.000 habitantes. Había un retén de dos o tres hombres a los que se les veía muy tranquilos, viendo la televisión. Charo se empeñó en acercarse a preguntar si debíamos temer por nuestra seguridad y le dijeron que siempre y cuando no fuésemos en dirección al fuego no nos preocuparamos, que en Alijó estábamos seguros.
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La aparente tranquilidad de la población de Alijó, contrastaba con el fuego que teníamos a pocos metros de la localidad.
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Según dábamos vueltas volvíamos una y otra vez a ver la Posada del Barón de Forrester. El nombre de la posada no es una cuestión baladí ya que el Barón Forrester fue un inglés que en siglo XIX se afincó en aquella zona de Portugal y cuyos libros sobre sobre la navegación en el río Duero y el cultivo del vino transformaron en buena medida la región en aquellos tiempos, paradójicamente el experto en navegación fluvial en el río Duero murió ahogado tras hundirse su embarcación en el rio. Así que después de leer el referente histórico decidimos que cenaríamos allí.
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Fue una cena fantástica en la que compartimos conversación con el camarero que nos atendió, intentamos hablar en portugués pero fue inútil porque él hablaba perfectamente español y se impuso la solvencia. Él, como nosotros, necesitaba desahogarse un poco a la vista del fuego que se desarrollaba a poca distancia del hostal. Nos contó que en esas fechas el hostal suele estar lleno de turistas de todo el mundo, Ingleses, holandeses e incluso australianos, que venían atraídos por la cultura del vino y que tomaban el hostal como centro de operaciones para visitar la zona y las bodegas.
Y nos fuimos a dormir tranquilos pensando que estábamos en un espacio pavimentado enorme y que en el peor de los casos no podría pasarnos nada. |
Lunes 18 de Julio
Las terrazas de las viñas al borde del río Duero nos acompañaban durante todo el recorrido camino de Pinhão
Al despertarnos lo primero que hicimos fue salir para ver si teníamos el incendio encima, vinos humo pero mucho menos que el día anterior. Así que desayunamos y emprendimos viaje camino de Pinhão.
Ya el día anterior habíamos visto muchísimas viñas en el recorrido hasta llegar a Alijó y a la salida vimos muchas más.
Ya el día anterior habíamos visto muchísimas viñas en el recorrido hasta llegar a Alijó y a la salida vimos muchas más.
Era un espectáculo impresionante, las cortadas de las montañas que mueren en el rio Duero están llenas de terrazas de vides, teníamos una sensación extraña porque a la grandiosidad del paisaje había que añadir los hidroaviones que continuaban volando constantemente, esta vez por debajo de nuestra posición, ya que la carretera discurría por la ladera de la montaña en su parte más alta. No veíamos el incendio pero era evidente que no estaba muy lejos porque veíamos constantemente el trasiego de los aviones que venían a cargar agua en el rio. Siento una atracción personal hacia todo lo que vuela y los aviones son mi pasión, así que no paré de hacerles fotos, además a ello hay que añadir la admiración por esos pilotos que se meten hasta el corazón mismo del fuego, jugándose la vida, no solo por el fuego sino porque además llevan el avión con los depósitos cargados hasta las trancas.
Íbamos por la ruta de la carretera serpenteando en las montañas con el rio abajo cuando llegamos al Valle de Mediz, paramos nuestra Gaviota en un mirador y estuvimos disfrutando de las vistas, en ese momento era evidente que habíamos entrado de lleno, casi sin darnos cuenta, en las tierras del vino portugués del valle del Duero y empezábamos a ser conscientes de la importancia que tiene esa región no solo para Portugal sino también para el resto del mundo.
Pinhão
Poco después llegamos a Pinhão. Se trata de una localidad marcada por el rio ya que toda ella discurre pegada al Duero. Nosotros aparcamos la Gaviota junto a la estación del ferrocarril (41.190648, -7.544904) en la Rúa Antonio Manuel Saraiva que es el mejor lugar para aparcar en la localidad, es la zona más cercana al rio y la más cómoda. Para ir al pueblo hay que comenzar a subir cuestas por calles bastante estrechas.
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Nada más bajarnos visitamos la estación que se encuentra decorada con cerámica portuguesa, nos encantó, allí había una tienda gourmet donde se venden productos locales, como latas de conserva de todo tipo, quesos y vino de la ribera del Duero.
Pedimos una botella de la que nos tomamos un par de copas junto con dos latas de conservas, lo que quedaba de la botella nos la llevamos a la Gaviota. Fue nuestra habitual parada técnica, pero esa vez fue todo un lujo.
Le preguntamos al chico que atendía la tienda, si por allí se podían visitar las bodegas y nos dijo “claro, ¿porqué no visitáis la nuestra?”. Resulta que la tienda forma parte del negocio de las Bodegas Sandeman, muy conocidas por sus vinos de Oporto. Así que accedimos y él mismo nos hizo la reserva a la mejor hora posible para que fuera en uno de los idiomas que entendemos.
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Pinhão es el Río Duero y el constante ir y venir de barcos, ese día incluso e aviones. |
Salimos de la estación y dimos una vuelta por el el pueblo, inevitablemente hay que subir cuestas, el pueblo no tiene nada especial más allá del entorno tan bonito en el que se encuentra, sin duda en Pinhão lo mejor es la bonita estación de ferrocarril.
Visita a las Bodegas Sandeman en Quinta do Seixo (Pinhão) |
El puente de hierro y el río en Pinhão
Ya se acercaba la hora de ir a visitar la bodega y volvimos a la Gaviota, atravesamos el puente de hierro y nos dirigimos a la Bodega, llevábamos las indicaciones que nos había dado el chico del local gourmet, es decir no pudimos valernos del navegador, no obstante lo localizamos con facilidad. Para llegar a las Bodegas Sandeman (41.167428, -7.555215) se hace un recorrido por la ladera de la montaña, se encuentra cerca del pueblo de Pinhão, no es un acceso difícil pero a veces da un poco de respeto cuando llevas una autocaravana. El paisaje es impresionante y la bodega está ubicada en lo alto de la ladera de la montaña formando un inmenso balcón con vistas al Duero que se encuentra a sus pies.
Desde esa posición no dejamos de ver los aviones que en su afán de apagar los incendios no paraban de venir a cargar agua en el cauce del rio. |
Cuando llegamos nos estaban esperando, nos atendió una guía muy simpática que nos hablaba en “portoñolo” es decir mitad portugués mitad español, en general entendemos bien el Portugués así que el portoñolo nos resulta mucho más fácil.
Sandeman es una de las bodegas más importantes de Oporto creada en 1790, conocida en el mundo entero, por lo tanto es una bodega que merece la pena visitar.
Sandeman es una de las bodegas más importantes de Oporto creada en 1790, conocida en el mundo entero, por lo tanto es una bodega que merece la pena visitar.
La visita es muy divertida, entre otras razones porque para empezar la guía viene vestida con la capa negra hasta los pies y un sombrero cordobés. Ese atuendo forma parte de la imagen de la empresa, que es la de un caballero al que se le conoce como "Don Sandeman", la capa portuguesa tiene que ver con la producción de vinos de Oporto, mientras que el sombrero cordobés con las de vinos de Jerez (que también se producen en Córdoba), sin duda una curiosa vestimenta que llevaba puesta nuestra guía, aquello nos metió de lleno en ambiente.
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En las fotos inferiores se puede ver, a la izquierda, el sistema de prensado, que imita al que se hacia con los pies y a la derecha, una muestra del duro terreno en el que crecen las viñas
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Charo no se pudo resistir y le pidió el sobrero y la capa a nuestra guía
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El recorrido se hace a través de diversas salas que te van transmitiendo las peculiaridades del cultivo de las uvas en la ribera del Duero, se destinan principalmente al vino de Oporto, al menos es el que más se conoce, pero también se elaboran otros vinos tintos y blancos de enorme calidad.
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En la bodega no pudimos ver barricas de madera en las que se realiza la segunda fermentación del vino, tal y como es habitual en cualquier bodega, eso nos extrañó y hasta cierto punto nos decepcionó un poco. Pero a medida que fuimos viajando entendimos cómo es el complejo proceso de elaboración del vino en la ribera de Duero y es que todo tiene que ver con el rio. |
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La producción de vinos de Oporto en la Ribera del Duero
Son zonas con un clima idóneo para la siembra y el cultivo de las viñas, con un suelo muy rico, esa ha sido la ubicación de las cepas y esas tierras las usadas para su cultivo desde hace varios siglos.
Sin embargo, también desde hace siglos, no se consideraba que el Alto Duero fuese la región idónea para depositar el vino en las barricas y lograr una buena fermentación y por ende la obtención de buenos vinos. Así que una vez cosechadas las uvas, su jugo es transportado hasta Vila Nova de Gaia(es decir Oporto), en donde están las Caves o Bodegas de vino, una vez allí se somete al proceso de fermentación en las correspondientes barricas en un clima idóneo para obtener los mejores resultados.
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Terminamos en la gran terraza que tiene la bodega, disfrutando de las vistas, el rio Duero estaba a nuestros pies y las laderas de las montañas llenas de viñas distribuidas en terrazas. También, porqué no decirlo, me encantó ver el ir y venir de los aviones, una constante en el viaje.
São João da Pesqueira
Pusimos rumbo a São João da Pesqueira. En principio no es una localidad que se distinga por un alto valor turístico, es más nosotros decidimos pasar por ella porque teníamos prevista la visita de Tua, una población que habíamos incluido en nuestro recorrido siguiendo la recomendación de una guía de turismo que estaba en nuestro poder.
Sao Joao es una localidad de unos 7.500 habitantes, paramos sin demasiadas expectativas de encontrar algo interesante, pero resultó ser mucho más interesante de lo que nosotros habíamos pensado. Encontramos una plaza con una iglesia de arquitectura tradicional portuguesa muy bonita, era pequeña pero muy coqueta.
Paseando por sus calles encontramos alguna información que nos hablaba de la “Rua dos Gatos”. La pasión de Charo por esos animales de compañía, convirtió esa información en una búsqueda obligatoria. El pueblo no es muy grande y presumiblemente la calle debería encontrarse en la parte histórica, pero no la encontrábamos por mas que íbamos de un lado a otro. No abandonó la búsqueda a pesar de ello y preguntó a una viejecitas que estaban allí, poco después por fin encontramos la curiosa calle. Es la más antigua del pueblo y en ella nació San Juan de Pesquera que da nombre a la villa, que se remonta a la ocupación árabe y es hoy la auténtica seña de identidad del municipio que presume de haber tenido una Judería.
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Al llegar a la calle, pudimos comprobar que el tiempo se había parado entre sus estrechas paredes. Es cierto que São João da Pesqueira tiene un escaso interés, pero la Rúa dos Gatos es una auténtica joya. Allí sentada en una silla había una mujer de avanzada edad, hablamos un poco con ella que se quejaba de que la calle es muy vieja y el consistorio no hace nada por mejorarla, quizás a ella le toca pagar el precio del conservacionismo que tanto nos gusta a los visitantes.
La Rua dos Gatos >>>
La Rua dos Gatos >>>
Y .... atravesando una y otra vez el pueblo de São João da Pesqueira a la busqueda de Tua |
Salimos de allí y emprendimos camino hacia Tua. El navegador no protestó en absoluto y nos fijó una ruta, pero empezó a llevarnos por carreteras que eran más bien caminos con apenas un poco de pavimento, terminamos en un pueblo con calles solo para turismos pequeños, es decir nos metimos en un lío y tuvimos que salir marcha atrás.
Lo que la guía que teníamos de referencia había querido decirnos es que en la zona de Tua hay unos paisajes con vistas al Duero dignos de verse. Se referían sin duda al Miradouro de São Salvador do Mundo que tiene vistas a una importante presa que hay en el rio, la Presa de Valeira. Pero todavía no habíamos llegado a esa conclusión y lo que si habíamos visto es que se refería constantemente a Barragem do Valeira, parecía un pueblo importante y estaba justo al lado de Tua tal como indicaba el Google Maps. |
Cambiamos el destino del navegador y pusimos el nombre de Barragem do Valeira con lo que reiniciamos nuestro viaje montaña para arriba montaña abajo. Ya habíamos pasado con nuestra Gaviota delante de la travesía que hay en São João da Pesqueira dos veces, una cuando llegamos y otra cuando salimos camino de Tua, ahora pasábamos delante de los vecinos que estaban sentados en los bancos de la calle, por tercera vez.
Al llegar a Barragem allí no había un pueblo sino una presa, porque resulta que Barragem significa presa en Portugués. Tuvimos que dar media vuelta para poco después volver a pasar delante de los vecinos de São João que nos miraban atónitos. A la salida del pueblo paramos y recapitulamos la información que teníamos. Había que ir al Mirador de San Salvador del Mundo y no a Tua ni tampoco a la presa, eso ya estaba claro, pero para ello había que pasar otra vez más delante de los vecinos, camino del mirador y por último otra más a la vuelta en dirección a nuestro siguiente destino.
Decidimos pensarlo un poco porque ya llevamos cuatro paseos y nos quedaban dos más delante de los vecinos, así que tomamos una sabia decisión, el mirador ya lo veríamos en otra ocasión que volviéramos por São João da Pesqueira. |
Los paisajes de la zona de Tua
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Peso da Regua.
Y pusimos rumbo en dirección a Peso da Regua.
Paso da Regua aunque solo tiene 17.000 habitantes nos transmitió sensaciones como si estuviéramos en una ciudad bastante grande, hay mucho movimiento de vehículos, quizás por encontrarse en un lugar de paso, pero además los edificios que se ven son grandes, de varias plantas aunque más bien feos, es decir, una estructura urbanística mal diseñada y poco apacible. <<< Peso da Regua al otro lado del rio.
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Pero a pesar de ello estuvimos muy a gusto allí y ello fue debido a que se encuentra al borde del río Duero, en uno de sus tramos más navegables, por eso y por la abundancia de restaurantes y bares en esa zona, la localidad se presenta como un lugar bullicioso y divertido.
Por otro lado es un lugar que acoge a los autocaravanistas muy bien, hasta el punto de que hay dos áreas. Nosotros al llegar vimos una que se encuentra en un parking mixto en la Avenida de Ovar (41.162762, -7.791777), al ser mixto además de las dos o tres autocaravanas que estábamos allí había muchos turismos, no tiene ningún servicio de vaciado y llenado de aguas pero sorprendentemente hay dos puntos de luz gratuita, había cuatro pero el poste de dos de ellos los habían arrancado.
Por otro lado es un lugar que acoge a los autocaravanistas muy bien, hasta el punto de que hay dos áreas. Nosotros al llegar vimos una que se encuentra en un parking mixto en la Avenida de Ovar (41.162762, -7.791777), al ser mixto además de las dos o tres autocaravanas que estábamos allí había muchos turismos, no tiene ningún servicio de vaciado y llenado de aguas pero sorprendentemente hay dos puntos de luz gratuita, había cuatro pero el poste de dos de ellos los habían arrancado.
Nosotros llegamos cuando ya caía la tarde, vimos el área de de la Avenida de Ovar y allí nos situamos, en ese momento desconocíamos que había otra mejor. Salimos a dar un paseo al borde del río. La luz era estupenda en ese momento y enseguida te das cuenta del bullicio que los barcos generan en la localidad, ya que hay muchos restaurantes y el paseo está lleno de gente. No nos quedaba mucho tiempo antes de irnos a dormir así que decidimos entrar en uno de los bares que hay allí, quizás el menos turístico, ya que apenas tenía terraza, comimos un plato de caracoles y un par de bifanas, ambas cosas son “muy portuguesas”. Pasamos un buen rato y nos fuimos a dormir.
Salimos por la mañana a buscar la mejor opción posible. La noche anterior ya habíamos visto que existían muchas formas. La más llamativa es la de los cruceros por el Duero que se hacen en grandes barcos de dos plantas específicamente diseñados para navegar por este río. Hay distintas posibilidades, desde un paseo de cuatro horas por 30 euros, hasta un crucero de 100 euros en el que el viaje cubre el día entero río abajo río arriba, desde las 9 de la mañana hasta las 8,30 de la tarde con almuerzo y aperitivos en el restaurante, en todos los casos con salida y vuelta a Paso da Regua.
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Las dos fotos inferiores son las del barco que elegimos nosotros
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Nosotros teníamos otra idea y al final tuvimos suerte y la encontramos, por 10 euros fuimos 50 minutos en un pequeño barco,eso fue lo que contratamos.
Mientras esperábamos que llegara la hora prevista para la salida (una salida cada hora), decidimos dar un paseo por la parte más alta de la ribera del rÍo. El paseo nos llevó a un parque muy agradable y nos quedamos ahí disfrutando de la mañana. |
Poco después ya estábamos en el barco,era para pocas personas, imagino que un máximo de diez, pero en este caso lo disfrutamos nosotros solos, una auténtica maravilla. Hace un recorrido río abajo y luego regresa otra vez hasta Paso da Régua. El viaje sólo duró cincuenta minutos, pero nos parecieron suficientes para cogerle el pulso al Duero, íbamos a pasar unos días siempre con el río de protagonista y queríamos vivirlo desde dentro. Disfrutamos de una panorámica de Paso da Régua durante buena parte del recorrido y nos cruzamos con uno de los cruceros que iban hacia abajo, nos parecía curioso que se hiciese un crucero por el Duero.
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El barco para nosotros solos
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La mañana estaba dando mucho de sí porque nos habíamos levantado muy temprano, así que una vez terminado el viaje en barco, hicimos algo de compra y aprovechamos para conocer el pueblo.
Su calle más famosa es la Rua Marqués de Pombal, calle que discurre dentro del pueblo paralela al río, aunque a un nivel muy superior, hay varios restaurantes y tabernas donde se puede degustar comida tradicional portuguesa, además de muchas tiendas. Vimos también la Iglesia Nueva de Paso da Régua con su bonita cerámica portuguesa que está dispuesta como si fueran cuadros en la tapia exterior. Esa zona de casco histórico es junto con el río lo más bonito de la localidad. |
Y pusimos fin a nuestra agradable estancia allí. Muy cerca se encuentra la bonita localidad de Lamego, teníamos que acercarnos hasta allí para luego volver y continuar nuestro viaje siempre siguiendo el río.
Llegamos enseguida porque está tan solo a 13 kilómetros de distancia. Lamego se encuentra algo alejada del cauce del río, pero se trata de una visita ineludible. Nada mas llegar subimos a la parte más alta de la localidad y comimos allí, en nuestra Gaviota, debajo de la sombra de un enorme pino, con la ciudad a nuestros pies.
Es una ciudad más importante que Paso da Régua, ya que tiene 27.000 habitantes. Lo más trascendente es que cuenta con el Santuario de Nossa Senhora dos Remédios, una auténtica maravilla. Aparcar cerca del Santuario no es fácil así que ni siquiera lo intentamos, simplemente nos acercamos lo más posible al centro y después de comer bajamos un poco hasta llegar cerca del castillo, todavía en la parte alta, aparcamos en las inmediaciones del Jardím da República en la Rua 28 de Maio, nuestra Gaviota es pequeña y nos permite hacerlo en el espacio marcado para un turismo.
Bajamos andando hasta el centro, hasta llegar a un inmenso bulevar. Es el lugar más emblemático de Lamego, uno de esos sitios que te atrapa, lleno de viandantes, terrazas y flanqueado por bonitos edificios a ambos lados, pero sobre todo porque tiene unas dimensiones descomunales y un ajardinamiento a juego con la belleza del Santuario. |
El bulevar nace en la plaza donde se encuentra la catedral y muere en la cuesta que te conduce a las larguísimas escalinatas del Santuario. Iniciamos el paseo por la parte más baja, donde se encuentra la Catedral. Es de grandes dimensiones, clasificada como Monumento Histórico de Portugal, su construcción comenzó en el siglo XII, pero poco se puede ver del estilo románico que debería tener, las distintas modificaciones posteriores han dejado su huella en estilos como el gótico, barroco y renacentista.
Pero Lamego tiene mucho más, subimos por la ligera pendiente que tiene el bulevar hasta que llegamos a las interminables escaleras que conducen al Santuario de Nossa Senhora dos Remédios, se puede acceder con cualquier vehículo, incluso hay un transporte turístico, pero nosotros queríamos hacer toda la escalinata a pie, como Dios manda.
El bulevar que conduce al Santuario
Miras hacia arriba y no evitas preguntarte cuantos escalones tendrá la escalinata. Le preguntamos a unas señora que estaban sentadas en un banco al principio de la escalinata y una de ellas no lo dudó y con rotunda seguridad nos dijo “tiene 620”, nos chocó porque en la guía turística que llevábamos habíamos leído que eran 687, pero Charo quiso contarlos por sí misma y contó tan solo 511, quizás la cuenta más ajustada es una que leí en una página oficial de Portugal que dice que son 600. Definitivamente al final nos quedamos con la duda de cuántos escalones hay, muchos en cualquier caso.
En la subida hay nueve descansillos sin escalera, están bien decorados con azulejos portugueses y fuentes acompañadas de esculturas.
En la subida hay nueve descansillos sin escalera, están bien decorados con azulejos portugueses y fuentes acompañadas de esculturas.
Los dos últimos tramos del Santuario de Nossa Senhora dos Remédios
Después de un buen rato llegamos arriba donde está la Iglesia, el Santuario es uno de los centros de peregrinación más importantes de Portugal y la Iglesia que está encaramada en lo más alto es del siglo XVIII, con dos torres gemelas, su interior algo decepcionante, quizás porque es más bien pequeño con una estructura típicamente barroca, pero carente de esa profusa decoración que la distingue. Después de subir hasta arriba esperábamos algo más grandioso, no obstante su exterior si da la talla, una típica y bonita iglesia portuguesa.
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Lamego es quizás una de las localidades menos conocida para los viajeros españoles, pero para nosotros es una visita obligada, lo tiene de todo, catedral, castillo, miradores, etc.
El río Duero se despedía temporalmente de nosotros, todo un espectáculo para la vista. |
Después de estar en Lamego, nos tocaba volver a Paso da Régua para retomar el camino del río Duero, pero solo lo íbamos a hacer en un pequeño tramo, porque nos desviaríamos hacia el norte para visitar entre otras poblaciones Guimarães y Braga llegando hasta Viana do Castelo terminado nuestro viaje en Oporto, es decir en la desembocadura del Duero.
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Esta decisión de abandonar el río y no volver a retomarlo hasta el final en Oporto, había sido una decisión difícil, porque todo el mundo nos decía que la carretera que discurre al borde del Duero hasta llegar a Oporto es preciosa, pero optamos por desplazarnos al norte para conocer Penafiel y Guimaraes y llegar hasta Viana do Castelo, dudamos mucho, pero una vez terminado el viaje nos pareció todo un acierto.
Salimos de Paso da Régua ahora con dirección al norte de Portugal, se trata de una carretera estrecha con muchas curvas en la que al principio discurre enteramente del costado derecho del Duero, estaba nublado pero vimos las mejores vistas de todo el viaje, algo impresionante que jamás olvidaremos. La carretera comenzó a serpentear cuenta arriba, Al llegar a lo más alto vimos el río por última vez, fue una despedida excepcional de lo que se llama el Alto Duero, nos daba un poco de pena pero la hermosa imagen que teníamos delante nos compensó con creces.
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La extraordinaria belleza del río Duero a la salida de Peso da Regua camino de Amarante.
Así que continuamos nuestra ruta camino de Amarante, el próximo lugar en este viaje.
Amarante cuenta con un casco histórico encantador de bonitas calles estrechas, muchas de ellas peatonales, donde no hay manera de circular con un vehículo grande, nosotros íbamos con las alertas encendidas no fuera a ser que el navegador nos metiera por una calle peatonal. De entrada nos tranquilizamos cuando vimos que se desviaba a la derecha dejando a un lado las calles del centro. Pero Marta (la voz que nos habla en el navegador) nso la volvió a liar.
Habíamos puesto correctamente las coordenadas del lugar que encontramos en las guías para aparcar y dormir, pero el navegador nos mandaba por un lugar extraño, de entrada le hicimos caso, poco después terminamos en una calle vecinal donde no podían pasar más que los turismos, incluso estos con ciertas dificultades, así que nos tocó ir marcha atrás y sufrir. La paciencia de los portugueses que había por allí y un poco de suerte con algo de paciencia consiguió sacarnos del embolado sin daños en la carrocería. Le dimos la espalda a Marta y recurrimos al móvil, el navegador del Google Maps nos sacó de allí y nos llevó a nuestro destino. El navegador del Maps dispone de una información más completa y casi siempre mejor, pero es muy lento y torpe para usarlo habitualmente, siempre es una alternativa válida para como en este caso evitarnos un problema.
Amarante cuenta con un casco histórico encantador de bonitas calles estrechas, muchas de ellas peatonales, donde no hay manera de circular con un vehículo grande, nosotros íbamos con las alertas encendidas no fuera a ser que el navegador nos metiera por una calle peatonal. De entrada nos tranquilizamos cuando vimos que se desviaba a la derecha dejando a un lado las calles del centro. Pero Marta (la voz que nos habla en el navegador) nso la volvió a liar.
Habíamos puesto correctamente las coordenadas del lugar que encontramos en las guías para aparcar y dormir, pero el navegador nos mandaba por un lugar extraño, de entrada le hicimos caso, poco después terminamos en una calle vecinal donde no podían pasar más que los turismos, incluso estos con ciertas dificultades, así que nos tocó ir marcha atrás y sufrir. La paciencia de los portugueses que había por allí y un poco de suerte con algo de paciencia consiguió sacarnos del embolado sin daños en la carrocería. Le dimos la espalda a Marta y recurrimos al móvil, el navegador del Google Maps nos sacó de allí y nos llevó a nuestro destino. El navegador del Maps dispone de una información más completa y casi siempre mejor, pero es muy lento y torpe para usarlo habitualmente, siempre es una alternativa válida para como en este caso evitarnos un problema.
Nos apetecería salir a cenar y no no lo pensamos dos veces. Hicimos el recorrido a pie desde el área hasta el centro del pueblo, cenamos estupendamente en un restaurante llamado “O Faustino”, lo más curioso es que lo regentaba una pareja muy joven de no más de 35 años, él es el cocinero y ella la “metre”, comimos especialidades brasileñas, carnes estupendas acompañadas por arroz, frijoles y fruta, es un tipo de comida que nos gusta mucho y que no es difícil encontrar en Portugal. Y nos fuimos a dormir.
Miércoles 19 de Julio
Amanecimos en el área (41.27291, -8.071867) si es que se le puede llamar así ya que no dispone de ninguno de los servicios, pero el sitio es fantástico, un lugar muy tranquilo y bonito dedicado a instalaciones deportivas con una zona de esparcimiento donde la gente va a correr y pasear por las mañanas, el Parque da Madalena. Somos itinerantes pero no nos hubiera importado quedarnos algunos días en un lugar tan fantástico. Nos despertamos escuchando a los pajaritos, rodeados de una frondosa vegetación, un auténtico privilegio.
Amarante puede presumir de tener zonas arbóreas bonitas para el esparcimiento de su población ya que además del Parque de la Madalena cuenta con el llamado Parque Forestal, un antiguo parque con árboles centenarios, un lugar fantástico especialmente cuando hace calor, un gran espacio con especies de plantas importantes, tales como el ginkgo, que es considerado el árbol más viejo del mundo.
Desayunamos y nos fuimos a visitar la localidad. Tiene 56.000 habitantes pero da la sensación de ser un pueblo más pequeño.
Desayunamos y nos fuimos a visitar la localidad. Tiene 56.000 habitantes pero da la sensación de ser un pueblo más pequeño.
Salimos preparados para el agua, porque el día estuvo siempre lluvioso, pero tuvimos suerte porque no pasó de ser una lluvia fina y ni siquiera todo el tiempo. Disfrutamos mucho de Amarante aunque es fácil imaginar que en un día con sol hubiera sido todo mucho más bonito.
La historia de esta ciudad gira en torno a San Gonzalo, sacerdote católico que falleció en esta población y luego fue hecho santo por la iglesia, en la primera mitad del siglo XVI. No es difícil toparse con ese nombre casi por cualquier sitio por el que vayas, San Gonzalo es Amarante y Amarante es San Gonzalo.
Lo primero que llama la atención cuando llegas a esta localidad norteña, es la iglesia y convento de Amarante que fue fundada por el propio San Gonzalo. Para acceder a ella desde el centro del pueblo hay que pasar por el puente viejo que atraviesa el río Támega, el conjunto que forman ambas construcciones es fantástico y su ubicación junto al río destaca aún más su belleza monumental. Delante de la iglesia estuvimos hablando con un portugués que nos explicó el significado que tenía para ellos San Gonzalo, nos lo presentó como un hombre con mucho poder en su tiempo y las ideas muy claras para llevar a cabo sus proyectos, nos puso de ejemplo las losas de piedra que hay allí, “las puso San Gonzalo y desde entonces siguen firmes e inamovibles” sentenció.
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La iglesia y convento de Amarante
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Amarante y el pintor Amadeo de Souza-Cardoso
Después de ver la iglesia paseamos por las calles comerciales, en seguida salta a la vista los llamativos dibujos artísticos que hay en la práctica totalidad de los escaparates de las tiendas, estaba entusiasmado por los dibujos y no paraba de hacerles fotos, cuando me paró un señora, “¿quizás te gustaría saber porqué hay tantas ilustraciones en los escaparates de Amaranto?”.
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Muy amablemente la señora nos explicó que Amadeo de Souza-Cardoso fue un pintor de Amarante, que aunque tuvo una vida breve, su obra es de referencia destacada en la pintura portuguesa, de hecho la ciudad presume del museo dedicado al pintor. Todo ello tiene la consecuencia, hoy en día, de que exista un fuerte movimiento de artistas locales, de ahí que una de sus expresiones artísticas sea la que podemos disfrutar en sus escaparates.
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Terminamos la mañana haciendo nuestra habitual parada técnica, en este caso paramos en un mesón donde nos ofrecieron como cosa típica una especie de morcillas fritas, que más bien parecían chorizos, Charo dijo que estaban “relientos” incomestible hubiera dicho yo, nunca he sabido el significado de esa palabra de familia que usa Charo, pero si alguna vez algo estaba reliento desde luego esa vez era una de ellas, siempre decimos que es muy difícil comer mal en Portugal y es verdad, pero siempre hay una excepción, esa fue la nuestra.
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En definitiva lo habíamos pasado muy bien en Amarante y retomamos nuestro camino en dirección a Penafiel.
Hablar de Penafiel es hablar de su Santuario. Aunque es una pequeña localidad de 15.000 habitantes tiene un Santuario que uno hubiera imaginado en una ciudad grande. Éste actúa a modo de reclamo publicitario, ya que antes de llegar es raro que no se haya visto la foto del Santuario de Sameiro, su relevancia estética se acrecenta por el hecho de que se ubica en lo alto una pequeña colina con la localidad a sus pies, de esa forma el conjunto es fácil que sea visto casi desde cualquier lugar.
Aunque su construcción es más bien reciente, poco más de un siglo, presenta una imagen absorbente, pero nada tiene que ver con la maravilla que hay en Lamego.
Nosotros no habíamos ido atraídos por la importancia de la localidad sino porque queríamos visitar una bodega, pero la pequeña localidad nos sorprendió.
Nosotros no habíamos ido atraídos por la importancia de la localidad sino porque queríamos visitar una bodega, pero la pequeña localidad nos sorprendió.
Llegamos al Santuario por la parte de atrás donde habíamos aparcado la Gaviota (41.209924, -8.273891), de forma que cuando le rodeamos de pronto pudimos contemplar una vista panorámica excepcional al Valle de Sousa, delante las larguísimas escaleras que bajan al pueblo, desde allí se puede ver casi toda la localidad.
El Valle de Sousa y la localidad de Penafiel
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El pequeño Sacré Coeur de esta localidad recuerda un poco al de París, pero nada tiene que ver con él, de hecho el interior de la iglesia es tan pequeño que no pude fotografiarlo.
Nos obstante el pueblecito tiene algo, das un paseo agradable y puedes comer en varios sitios, nosotros elegimos uno que nos dejó alucinando, su nombre es “Largo” o quizás “Comes e Bebes Largo”, un menú de 5,50 (no había más donde elegir) con platos muy portugueses y muy bien cocinados, postre, bebida y una crema de coliflor espectacular, para colmo el sitios era moderno, limpio y muy agradable. Fuimos incapaces de presentar nuestros respetos al cocinero ya que nos dejamos casi la mitad, incapaces de comernos todo.
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Restaurante "Largo"
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La Bodega Aveleda
Nosotros habíamos visitado Penafiel atraídos por una bodega de vinos portugueses muy conocidos en Portugal.
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Habíamos paseado más de lo que teníamos previsto y además comimos muy a gusto y tranquilos, con lo que llegamos a la Bodega con la hora pegada para hacer la visita. La teníamos contratada a través de la página web de Aveleda.
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Llegamos a tiempo, la visita a las Bodegas tuvo dos lecturas, la primera negativa ya que no se visita la bodega sino los jardines y las estancias de la familia creadora de este imperio vinícola. Nosotros no lo sabíamos, así que nos presentamos esperando ver la producción de una adega portuguesa de vinos verde y albariños, pero al menos en esa parte resultó ser un fiasco.
Los impresionantes jardines de “A Quinta da Aveleda”
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La segunda lectura en cambio fue positiva, porque vimos unos interesantes jardines de “A Quinta da Aveleda” donde vemos lo que ellos llaman “As Follies”. Supongo que debe traducirse como locuras ya que la palabra es francesa no portuguesa y se entiende por “folies” en el lenguaje de la arquitectura la construcción de estructuras decorativas, no funcionales, erigida por alguien que se alimenta de la simple pasión de construir y de eso es de lo que se enorgullece la quinta de Aveleda de sus manifestaciones de puro arte, entre las que destaca una ventana Manuelina del siglo XV, con un alto valor histórico para los portugueses y que fue trasladada a los jardines años después.
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La visita nos encantó, tanto que comentamos que nos recordaban a algunos jardines de los que habíamos visto en Japón, aunque aquellos están a un nivel muy superior. Se trata de un jardín inglés que se diferencia del diseño del estilo francés, en que aquí toda parece estar ahí por casualidad, aunque es evidente que no es así.
En lo que al vino se refiere la visita hizo poca mención, vimos una nave de barricas y las viñas que rodean la Quinta y eso sí, terminamos la visita con una pequeña degustación de vino. Pudimos comprobar que la empresa también produce los vinos Casal García que son más conocidos para el gran público español, pero paro nosotros el mejor es el Aveleda Alvariño.
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Habíamos decidido pasar la noche en Guimarães y así se lo indicamos a nuestra querida Marta TomTom. El camino elegido fue cuando menos peculiar, buena parte del tiempo fuimos sobre adoquines, cosas del norte de Portugal, donde nos encontramos con muchas carreteras de ese tipo.
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El aparcamiento delante del Castillo, un lugar perfecto para para el día y la noche en Guimarães.
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Aparcamos en Guimarães en el parking del Castillo (41.448627, -8.289452). No tiene servicios pero está muy bien, es amplio y se encuentra cerca del centro de la ciudad.
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Se trata de una ciudad de de corte medieval, con casi 160.000 habitantes y muchísimo movimiento. Desgraciadamente es tan bonita como empalagosamente turística con lo que te encuentras con el típico inconveniente de tener que pelear por un espacio en las calles siempre llenas de numerosos grupos de turistas siguiendo a un guía. Los turistas tenían una procedencia variada de casi todos los países también del este, incluso rusos.
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Todavía quedaban horas de luz cuando llegamos y aprovechamos para salir a visitar la ciudad. Estábamos al lado del castillo que se encuentra en la parte alta de la ciudad y a sus pies discurre el casco histórico, éste se cierra sobre sí mismo en lo que debió de ser una ciudad perfectamente amurallada. |
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El paseo por sus calles fue muy agradable a pesar de los turistas que avanzaban en grupos por todos lados, es todo tan bonito que llegas a olvidarte del acoso de aquellos que llegan en oleadas de autocares.
La mayor referencia es la de la Rua de Santa María, una de las más antiguas de la Ciudad Vieja, que es patrimonio de la UNESCO, la calle y sus aledañas son un hervidero de comercios y terrazas para comer o cenar. En esta calle, se pueden ver algunas de las perlas de la arquitectura de la ciudad, como el Convento de Santa Clara o la Casa Arco.
La Ciudad Vieja encierra muchos edificios de interés pero lo mejor es pasear por sus calles y disfrutarla.
Preferimos cenar en nuestra Gaviota ya que los lugares que habíamos vistos eran excesivamente turísticos.
Preferimos cenar en nuestra Gaviota ya que los lugares que habíamos vistos eran excesivamente turísticos.
Jueves 20 de Julio
Dormimos de maravilla a los pies del Castillo junto con otras autocaravanas.
Al levantarnos y como siempre salí de la Gaviota para dar un paseo. La zona en la que estábamos delante del Castillo es muy amplia, un aparcamiento con suelo de tierra donde caben muchísimos coches, en ese momento había muy pocos, apenas diez autocaravanas y algunos turismos más, cuando empezaron a entrar coches dos caballos rotulados como si estuvieran haciendo un rally. Resultó muy divertido, se fueron colocando todos en formación para quedar estratégicamente bien situados delante del castillo tras lo cual hicieron una foto.
Al levantarnos y como siempre salí de la Gaviota para dar un paseo. La zona en la que estábamos delante del Castillo es muy amplia, un aparcamiento con suelo de tierra donde caben muchísimos coches, en ese momento había muy pocos, apenas diez autocaravanas y algunos turismos más, cuando empezaron a entrar coches dos caballos rotulados como si estuvieran haciendo un rally. Resultó muy divertido, se fueron colocando todos en formación para quedar estratégicamente bien situados delante del castillo tras lo cual hicieron una foto.
No pude superar mi curiosidad y les pregunté, resulta que son todos propietarios de vehículos dos caballos de Citroën principalmente de Francia, pero también los había de Suiza, Bélgica, Holanda y Alemania. Estaban realizando un circuito o rally, en este caso por Portugal (Raid 2CV Portugal)
Y los fueron situando en una perfecta formación, conté aproximadamente 40 vehículos. Otras formas de ver la vida, ésta muy divertida sin duda. |
<<< El Raid 2CV Portugal
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Desayunamos y nos fuimos a ver el Palacio de los Duques de Bragança, que se encuentra al lado del castillo.
El Palacio declarado Monumento Nacional de Portugal y su majestuosa casa señorial del siglo XV, es una de las construcciones más importantes de la península ibérica desde el punto de vista arquitectónico. Dentro de una significativa apariencia fortificada tiene una enormes proporciones que lo hacen grandioso. Habría que resaltar sus peculiares chimeneas cilíndricas tan altas que mas bien parecen las chimeneas de una fábrica. |
Palacio de los Duques de Bragança
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Vimos su interior, al que se puede pasar pagando la entrada de 4€. Los domingos por la mañana es gratis.
Tiene un mobiliario y obras de arte muy interesantes.
Tiene un mobiliario y obras de arte muy interesantes.
Y nos fuimos a Braga
Braga es una ciudad con 137.000 habitantes, la tercera ciudad más grande de Portugal, solo por eso ya sería imprescindible conocerla, pero además es una ciudad muy interesante, tiene un casco histórico soberbio, una gran vitalidad y una visita obligada, la del Santuario del Buen Jesús. El Santuario es el emblema de la ciudad
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De camino hacia la ciudad nos habíamos dado cuenta de que el Santuario estaba en la Alameda de Fão, ésta se encuentra a la afueras de la ciudad, así que decidimos empezar por ahí y acercarnos con la Gaviota a un lugar donde aparcar cerca del Santuario. Encontramos un sitio recomendado por una guía alemana, se trata de una zona estupenda el pie del Santuario, o más bien a escasos metros del lugar donde se toma el ascensor para subir hasta arriba. Es un “parque das merendas” típico portugués (41.552386, -8.381234). Según rezaba en la guía encontraríamos todos los servicios, pero solo había unos baños públicos donde pudimos vaciar el "poti", nos vino muy bien porque en ese momento era nuestro mayor problema.
En ese momento no dejaba de ser curioso para nosotros que aquel era el tercer Santuario con la misma estructura que veíamos en el viaje, primero fue el de Lamego, después el de Penafiel y por último el de Braga. La concepción arquitectónica era la misma, unas escaleras amplias de dos tramos uno a cada lado que te llevan al Santuario siempre de estilo barroco, desde arriba siempre hay unas vistas impresionantes del entorno y la localidad, además los tres son lugares de peregrinación.
El recorrido desde el "Parque das Merendas" para tomar el funicular
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Cogimos el funicular que se encuentra muy cerca del parque y nos llevó hasta el Santuario. Una vez allí subimos a pie todas las escaleras hasta que llegamos a la Iglesia. Ésta nos pareció la más bonita de las tres y de forma especial su interior con una construcción típicamente barroca, planta en cruz y paredes forradas de azulejos.
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La iglesia fue construida a principios del siglo XVIII, en estilo barroco tal y como correspondía a dicha época.
Había turistas pero en absoluto resultaba agobiante. La visita nos gusto mucho, solo por ver el Santuario y disfrutar de las vistas merece la pena acercarse hasta Braga. Volvimos a bajar toda la escalinata para tomar el funicular nuevamente y nos dirigimos con nuestra Gaviota al centro de la ciudad. |
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Teníamos muy claro que Braga es una ciudad bulliciosa con calles estrechas en la zona centro, muchas de ellas peatonales, lo que podía complicar mucho la siempre azarosa aventura de encontrar un sitio para nuestra Gaviota en una ciudad. Pero aparcamos en un sitio estupendo, mejor imposible, el Parque da Ponte (41.542282, -8.419023), desde allí se puede ir andando hasta el centro en pocos minutos.
La Avenida da Libertade
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Eso hicimos nosotros, tomamos la Avenida da Libertade, siempre cuesta arriba hasta llegar a la Praça da República que es el lugar que se puede considerar como el corazón de la localidad. El paseo por la avenida ya era un buen aperitivo en nuestra visita, porque es una vía muy amplia con un bonito bulevar ajardinado en el centro, sin duda es una de las vías principales de la ciudad.
A Braga se la conoce como la Roma Portuguesa debido a su Santuario y las peregrinaciones, eso y el hecho de ser la tercera ciudad más grande de Portugal después de Lisboa y Oporto, la configura como una ciudad importante, pero a pesar de su tamaño el casco antiguo no es muy grande y es perfecto para pasear. |
Las terrazas del Café Vianna en la Plaza de la República
El centro neurálgico es la Plaza de la República, al llegar la primera impresión que tuvimos es la de ser una plaza rectangular enorme, se te pierde la vista sin tener claro dónde termina. Hay muchas cafeterías de forma especial a los pies la "Arcada", uno de sus edificios más notables, la denominación de Arcada es debida a que a lo largo de su planta baja hay arcos y soportales, data del XVI así que es una de su joyas arquitectónicas. Los soportales tenían la función de permitir el paso de los carruajes, pero hoy lo que tenemos son cafeterías, bares y restaurantes. El lugar es bullicioso y con mucho ambiente.
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Así que no había mejor sitio para sentarse y así lo hicimos, en uno de las terrazas más emblemáticas, el Café Vianna que está allí desde 1.858. En su terraza nos tomamos una francesinha (hablaremos de ella en el apartado de Oporto, al final del relato), dudamos en hacerlo, porque las auténticas son de Oporto, pero no nos pudimos resistir.
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Pasamos un buen rato en la terraza, no solo porque la francesinha estaba buenísima, sino además porque había lo que Charo llama “bicheo”, es decir mucha gente por todos lados, pero la idea era visitar Braga y nos levantamos poco después. Allí mismo en la plaza visitamos la Basílica dos Congregados, es barroca y de grandes dimensiones, sabíamos que además íbamos a ver una catedral por lo que nos sorprendió mucho. Esto también debe contribuir a que se llame a Braga la Roma portuguesa.
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De la Plaza de la República salen tres calles principales, la avenida Central (es lo que podríamos llamar la prolongación de la plaza), la Avenida da Libertade, que es por la que habíamos llegado y la peatonal Rua do Souto. La Avenida da Libertade es muy ancha y tiene unos parterres llenos de flores, principalmente rojas, que le dan un colorido espectacular al centro de Braga.
Desde una de las calles de la Rua do Souto se accede a la Sé, es decir a la Catedral, considerada como uno de los templos más importantes del románico portugués y que está declarada Monumento Nacional, su trascendencia en el pasado era tal que en su día competía con la Catedral de Santiago de Compostela. Está un poco encajonada pero tiene una pequeña plaza justo delante que permite ver su fachada principal e impacta su grandeza. Inicialmente era un templo románico, pero fue reformada en sucesivas ocasiones a lo largo de su existencia, por lo que presenta también elementos barrocos y góticos, más concretamente del gótico manuelino, que es una diversidad de la que solo se puede disfrutar en Portugal.
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En el interior no pasa desapercibido que la catedral tiene dos órganos, ambos están en uso, el del Evangelio, de 1737 y el de la Epístola, de 1739. Seguramente que alguna catedral más tiene dos órganos pero, al menos nosotros, era la primera vez que los veíamos.
Habíamos leído a una viajera que no se podían hacer fotos, pero nosotros no vimos ninguna prohibición. |
Desde allí tomamos la calle Dom Gonçalo Pereira hasta llegar a una plaza donde se encuentra Nuestra Señora de la torre, una antigua capilla del siglo XVIII,se ha convertido en museo de historia de la ciudad.
La ciudad tiene multitud de rincones de interés muchos de los cuales vimos mientras paseábamos, pero seguramente que hay muchos más. Nos despedimos de Braga viendo La Iglesia Hospital de San Marcos del siglo XVIII, que se encuentra en una bonita plaza.
La ciudad tiene multitud de rincones de interés muchos de los cuales vimos mientras paseábamos, pero seguramente que hay muchos más. Nos despedimos de Braga viendo La Iglesia Hospital de San Marcos del siglo XVIII, que se encuentra en una bonita plaza.
Nuestra visita a Braga fue excesivamente breve, como mÍnimo deberíamos habernos quedado allí esa noche y el día siguiente. En tiempos futuros así lo haremos, pero ahora siempre andamos escasos de tiempo.
Volvimos a la Gaviota y pusimos en el punto de mira nuestro siguiente destino Barcelos.
Volvimos a la Gaviota y pusimos en el punto de mira nuestro siguiente destino Barcelos.
Barcelos -que así lo llamaremos- es una ciudad curiosa ya que son dos en una, como Budapest, a un lado del río es Barcelos y al otro Barcelinha.
También podríamos llamarla la ciudad del gallo, porque es allí donde nació la leyenda del famoso gallo portugués, lo cual no pasa desapercibido desde le primer momento en que pones un pie en la localidad, hay gallos por todos lados. Fuimos directamente al área que nos indicaba la app Campercontac, se trataba de un Parking mixto en la Rua Rosa Ramalho (41.52872, -8.61578 ), pero en ese momento había unas obras justo a la entrada y no pudimos pasar. De entrada nos dedicamos a improvisar pero no era fácil, Barcelos es una ciudad de calles estrechas, muchas de ellas peatonales y nose veían espacios amplios donde poder soltar el vehículo. |
Después de un buen rato dando vueltas se nos ocurrió volver a buscar un área en el movil, esta vez la app “park4night” nos indico otro sitio y resulto ser sorprendente y fantástico (41.528654, -8.62375), estaba justo al lado del río a escasos metros de los lugares mas interesantes, poco después comprendimos que el lugar tiene truco, porque desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la tarde los portugueses se pelean por conseguir una plaza de aparcamiento en ese sitio, el lugar está muy cerca de la zona comercial de Barcelos y las plazas de aparcamiento son muy escasas, sin embargo nosotros tuvimos suerte ya que llegamos por la tarde y había muchos espacios vacíos.
Una vez aparcada la Gaviota salimos tan contentos a dar una vuelta de reconocimiento, estabamos del lado de Barcelos donde se encuentra la parte más interesante de lo que hay que ver. De entrada nos pareció una ciudad fantástica, con una calle comercial muy grande y edificios históricos interesantes, en ese momento las calles estaban muy tranquilas ya que los comercios estaban cerrados pero imaginábamos que por la mañana seria bien distinto.
Desde el principio lo no te pasan desapercibidos los gallos, ya que Barcelos tiene una seña de identidad muy reconocible, el famoso gallo de Portugal, hay gallos por todas partes, el tradicional con colores negro y rojo, con dos corazones grandes, pero los hay decorados de formas distintas. Todos ellos con una altura de casi dos metros. No era difícil darse cuenta de que el gallo portugués era algo muy relacionado con Barcelos.
Justo delante del lugar donde habíamos aparcado se encaramaba, en un montículo al borde del río, el Palacio de los Condes de Barcelos, o de los Duques de Bragança (así reza en unos mosaicos de cerámica que se pueden ver allí), es un palacio o mas bien una fortaleza del siglo XV. Situado el centro histórico de Braganza, hoy se encuentra en muy mal estado y comparte el espacio con el Museo Arqueológico, curioso museo al aire libre.
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Se puede disfrutar del lugar gratuitamente y desde allí se dominan unas bonitas vistas al río y al puente que una Bercelos con Barcelina. El Palacio esta declarado Monumento Nacional y es probablemente la imagen más característica de la ciudad.
La Catedral de Barcelos
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Junto al Palacio está la Catedral que sigue en pie en perfecto estado, nos impactó muchísimo, es pequeña pero preciosa, abarrotada de cerámica, su reducido tamaño la hace presentarse como una iglesia grandiosa que reivindica su importancia en el conjunto arquitectónico de Barcelos.
Tras nuestro paseo, nos acercamos a lo que hasta ese momento nos parecía la oficina de turismo de la ciudad, estaba justo al lado del sitio donde teníamos aparcada la Gaviota, “menuda oficina de turismo” comentamos Charo y yo, era un lugar muy llamativo, una construcción moderna, con una bonita terraza mirando al paisaje y muy bien integrada en la ciudad histórica y el entorno del río. |
Era bastante tarde pero curiosamente la oficina de turismo estaba abierta “esta ciudad mola” me dijo Charo, así que entramos a pedirles información para visitar la ciudad, al poco un señor con pantalón negro y camisa blanca nos pregunto que si queríamos hacer una reserva, en ese momento ya nos habíamos dado cuenta de que se trataba de un restaurante, aunque seguíamos un poco confusos con el nombre, ya que no entendíamos como se puede poner el nombre de “Turismo” a un restaurante, pero así era.
Aprovechamos para echarle un vistazo y nos pareció un lugar precioso, su arquitectura pretendía configurar un enorme balcón con vistas al río. La confusión nos había nacido por el nombre del restaurante en letras bien grandes a la entrada, se podía leer “Turismo”, pero debajo en letras mas pequeñas “Restaurante Lounge” y eso no lo habíamos visto, ya se sabe que la sorpresa siempre viene en la letra pequeña.
Nos encantó el sitio y en cierto modo la confusión producida con el nombre, la casualidad nos había llevado al restaurante, así que contestamos al señor del pantalón negro y la camisa blanca que sí, que queríamos una reserva. No nos íbamos a arrepentir. |
Así que terminamos cenando en el Restaurante “Turismo Lounge”, fue todo un acierto. No es un lugar barato si lo encuadramos dentro de los precios a los que nos tiene acostumbrados Portugal, ya que la cena nos costó 63 euros, pero si comparamos calidades con lo que podríamos recibir en la zona de España donde nos movemos habitualmente nosotros -que tampoco es cara- la cena resulto baratísima.
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El lugar es muy bonito, el servido es de la máxima calidad, los camareros y Jorginho -el maître, al que hicimos caso en todas sus recomendaciones- fueron especialmente amables y simpáticos, nos obstante hasta ahí eso vale de poco si la comida hubiera sido un desastre, pero no fue así, sino bien al contrario, tomamos dos platos para compartir, el primero un pulpo braseado sobre una base de patata en puré, con espinacas un plato excepcional y de segundo una carne de cerdo macerada con vino tinto que se deshacía en la boca, para colmo el vino -un tinto del Douro por supuesto- era fantástico. Un sitio absolutamente recomendable para quien adore cenar con su pareja acompañados por un buen vino y en un entorno incomparable.
Después de cenar bajamos las escaleras y ya estábamos en casa. Que sensación mas agradable esto de tener una vivienda rodante.
Después de cenar bajamos las escaleras y ya estábamos en casa. Que sensación mas agradable esto de tener una vivienda rodante.
Viernes 21 de Julio
Por la mañana, cogimos las bicis para volver a ver la ciudad, en general es muy llana, ideal para usar la bicicleta.
Primero atravesamos el puente para echar un vistazo a Bercelina, al otro lado del río, volvimos enseguida, no se bien a que obedece que se llame de otra forma, pero la vista de Barcelina carece de interés de forma especial si lo comparamos con Barcelos.
Primero atravesamos el puente para echar un vistazo a Bercelina, al otro lado del río, volvimos enseguida, no se bien a que obedece que se llame de otra forma, pero la vista de Barcelina carece de interés de forma especial si lo comparamos con Barcelos.
Barcelos en cambio es de eso sitios que lo tienen todo. La ciudad cuenta con 120.000 habitantes pero no da la sensación de ser tan grandes, se respira mucha tranquilidad, es de corte medieval y aunque el castillo o mas bien el palacio está en ruinas, son ruinas que impresionan, porque tienen la habilidad de transmitir muy bien el esplendor que hubo en Barcelos en el pasado.
Callejeamos mucho, de forma especial por la zona comercial y por las zonas aledañas, es decir lo que podríamos denominar como el centro de Barcelos, allí están la Avenida da Libertade y el Largo Porta Nova, que comienza por detrás de la Iglesia del Buen Jesús de la Cruz, a lo largo de la avenida esta el Campo da Feria o recinto ferial, es muy recomendable pasear tranquilamente a pie o en bicicleta, viendo la arquitectura de sus casas algunas con fachadas de azulejos y desde luego un buen lugar o sentarse en cualquiera de sus cafeterías y terrazas.
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Ya casi nos íbamos cuando nos fijamos en la Torre da Porta Nova había un museo. La torre formaba parte integrante de las murallas medievales que rodeaban la ciudad y es un Monumento Nacional de Portugal, se encuentra justo al lado del Largo da Porta Nova. Sev trata de una imponente y robusta torre de base cuadrada está enteramente construida en cantería de granito, con muros de 2,5 metros de espesor y cuatro pisos de altura, data del siglo XV.
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Lo mas curioso es que en la Torre se encuentra el Centro de Artesanato, una especie de tienda donde se pueden adquirir una buena selección de productos artesanos locales, entre los que no falta el emblemático Gallo de Barcelos, hay tantos y de decorados de formas tan diferentes que el Centro de Artesanato mas bien parece un museo del Callo de Barcelos
Una vez allí entre gallos, pudimos leer de donde procedía la fama del Gallo de Barcelos. |
El Gallo de Barcelos (El Padrão de Barcelos)
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El Gallo de Barcelos procede de una leyenda, hoy en día con tal transcendencia que podríamos decir que es la Leyenda de Portugal y curiosamente en la leyenda ademas del gallo hay un protagonista español.
Se cuenta que un campesino gallego que partía de Barcelos con destino a Santiago de Compostela, fue acusado de haber robado a un importante señor de la localidad, sin mas fue condenado y llevado a la horca. |
Se le concedió una petición antes de morir y él solicito ser llevado otra vez ante el Juez que le había condenado. El juez en ese momento estaba comiendo un gallo asado (un pollo asado), el gallego le dijo ”soy inocente y como prueba de ello, ese gallo se levantará y se pondrá a cantar”. El juez enfadado apartó el plato a un lado de la mesa y ordenó que se le ahorcara de inmediato.
Poco después mientras el condenado estaba siendo ahorcado, el gallo se levantó y empezó a cantar. El juez, quedo perplejo y se convenció de su inocencia, fue corriendo hacia la horca para detener la ejecución, cuando llego vio al pobre hombre colgando con la soga alrededor de su cuello, pero un nudo suelto había impedido el estrangulamiento, el gallego se había salvado.
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La leyenda no termina ahí, ya que unos años más tarde, aquel buen hombre volvió a la ciudad de Barcelos y y levantó un monumento en honor de Santiago y la Virgen. El monumento o Padrão de Barcelos, es una columna de piedra rematada con una cruz y se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico de Barcelos, es decir junto al Palacio.
Yo lo había fotografiado cuando estuvimos viendo el Museo, pero por el lado contrario al que viene grabada la historia, aquí adjunto ambas caras, en una de ellas se puede ver al gallego en colgando de la soga mientras el juez le sijeta de los pies para evitar su ahorcamiento. |
El Monumento o Padrão de Barcelos, donde se cuenta la historia del gallo con imágenes grabadas en piedra
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Antes de despedirnos desde lo alto de la torre disfrutamos de una bonitas vistas de Barcelos definitivamente esta localidad nos había enganchado
Viana do Castelo
Y pusimos rumbo hacia Viana do Castelo
Según íbamos en dirección hacia nuestro siguiente destino, cada vez nos agobiábamos por culpa de la necesidad de vaciar y recargar aguas, no quisimos arriesgar, así que durante el camino decidimos ir a un camping con la única idea de utilizar los servicios de carga y descarga de aguas. Buscamos alguno que encontraremos durante el camino, el elegido fue el Camping en Viana, el camping estaba cerca de la playa y por cierto lleno hasta la bandera, muchísima gente joven con tablas de windsurf y trajes de neopreno por todos lados estábamos en fechas de temporada roja bermellón, que es como se dice en Portugal. Nos cobraron 7 euros por el servicio de aguas limpias y sucias, nos pareció un abuso, pero en cualquier caso eso no fue lo peor, sino la cara de imbéciles que se nos quedó cuando llegamos al área de Viana do Castelo, en la Praia do Cabedelo, y comprobamos que allí había servicio de carga y descarga gratuito, para colmo doble, es decir para dos vehículos a la vez (41.684355, -8.832662)
Según íbamos en dirección hacia nuestro siguiente destino, cada vez nos agobiábamos por culpa de la necesidad de vaciar y recargar aguas, no quisimos arriesgar, así que durante el camino decidimos ir a un camping con la única idea de utilizar los servicios de carga y descarga de aguas. Buscamos alguno que encontraremos durante el camino, el elegido fue el Camping en Viana, el camping estaba cerca de la playa y por cierto lleno hasta la bandera, muchísima gente joven con tablas de windsurf y trajes de neopreno por todos lados estábamos en fechas de temporada roja bermellón, que es como se dice en Portugal. Nos cobraron 7 euros por el servicio de aguas limpias y sucias, nos pareció un abuso, pero en cualquier caso eso no fue lo peor, sino la cara de imbéciles que se nos quedó cuando llegamos al área de Viana do Castelo, en la Praia do Cabedelo, y comprobamos que allí había servicio de carga y descarga gratuito, para colmo doble, es decir para dos vehículos a la vez (41.684355, -8.832662)
De entrada, dejamos ahí a la Gaviota, parecía un sitio fantástico al lado del mar en la Av. do Cabedelo y al lado de la playa del mismo nombre. Para llegar al centro de Viana do Castelo tuvimos que coger las bicis, la zona en la que nos encontrábamos estaba al otro lado de la bahía, así que había que atravesar el puente Eifeil y dos buenos tramos de carretera, hacerlo a pie hubiera sido insufrible, en bici sin embargo era un paseo relativamente fácil o eso nos parecía en el momento de arrancar, pero la verdad es que fue una locura, todo el recorrido se hace por carreteras de doble sentido con mucho tráfico, no había espacio reservado para las bicicleta y aquello de dejar un metro y medio de distancia con el ciclista en Viana no se lleva, la mayoría de las veces los coches pasaban a medio metro de nosotros, lo que supuso un peligro considerable, máxime si el que adelanta es un camión enorme.
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Para colmo en el tramo del puente Eifeil el espacio era mínimo lo que lo hacía especialmente estrecho y peligroso. Curiosamente vimos a algunos lugareños en bicicleta, supongo que mas acostumbrados que nosotros que parecían adaptarse al problema a pesar de que los conductores no parecían aceptarnos de buen grado.
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La parte de la ribera de la Bahía es muy amplia con zonas de césped enormes una zona estupenda donde pasear, allí entramos en una cafetería-restaurante y comimos algo, con tanta carga y descarga apenas habíamos tenido tiempo de reponer fuerzas, el sitio se llamaba Ze y nos pareció recomendable.
Y nos adentramos en la Ciudad, nos pareció muy bulliciosa y grande, tampoco es de extrañar porque tiene casi 90.000 habitantes, parecía que todo el mundo estaba e la calle, portugueses y turistas pero mas de aquellos que van de vacaciones y nos de los que llegan en masa traídos por autocares.
De entrada nos topamos con la Catedral (Sé), se encuentra en pleno casco histórico, a sólo unos pasos de la Plaza de la República, curiosamente estaba abierta, suponemos que por que habían tenido una misa o la iban a tener. Data del siglo XV, tiene una fachada en piedra en estilo románico, aunque despunta el estilo gótico en toda la estructura. Es una iglesia guerrera ya que tiene dos impresionantes torres almenadas.
El interior es grandioso aunque demasiado austero. Lo mas destacable para nosotros en ese momento fue el altar, allí no estaba el típico retablo sino mas bien una especie de tarta de bodas, es algo que ya habíamos visto en alguna iglesia portuguesa, en este caso no era muy bonito pero era algo excepcional digno de ser destacado.
La Catedral de Viana está calificada como Inmueble de Interés Público. La tarde era esplendida y disfrutamos de pasear por la ciudad, con edificios de arquitectura excepcional y plazas realmente bonitas. |
La Catedral de Viana
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Una de las visitas obligadas en Viana es la que se hace a Basílica de Santa Luzía, se trataba una vez mas en el viaje de visitar una basílica que preside la ciudad desde lo alto de un monte en este caso a 300 metros de altitud y rodeada de un entorno natural.
Viana do Castelo vista desde la Basilica
Se puede subir por la carretera pero la manera que nos pareció mas autentica fue la de tomar el Funicular o Elevador de Santa Luzía.
Para llegar al Elevador desde el centro hay que pasar por la estación del ferrocarril de Viana, justo detrás en la Avenida 25 de Abril tomamos el funicular es el más largo del país tiene 650 metros de longitud y un desnivel de 160 metros. El billete de ida y vuelta nos costó 3€. La Basílica de Santa Luzía
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Una vez arriba visitamos la Basílica, que francamente no nos sorprendió mucho. Es indudable que se trata del referente mas claro de Viana do Castelo y también que se erige como un símbolo que identifica a la ciudad de Viana do Castelo, hay que añadir además, que recuerda en buena medida al Sacre Coeur de París, todas estas cosas juntas consiguen que cuando uno mira hacia arriba desde las calles de la ciudad, se vea un conjunto que te impacta.
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Pero tras subir el funicular y ver la Basílica, lo que mas nos gusto fue la bella Panorámica que se disfruta desde su mirador, una de las mejores de Portugal, aunque nosotros hemos visto mas.
Volvimos a tomar el mirador y al poco estábamos otra vez paseando por la ciudad. Nos perdimos un poco entre sus calles y casi sin darnos cuenta llegamos a la Bahia formada por el río Lima y la entrada al océano Atlántico, allí hay un bonito paseo a pie o en bicicleta. |
Enseguida te topas con el Ponte Eiffel, es imposible no verlo. Se trata de una maravilla de la ingeniería hecha hierro en 1.878. La infraestuctura tiene dos alturas y atraviesa la Bahia de lado a lado. Logicamente la obra es de la Casa Eiffel que dejo aquí su impronta con un puente de casi 600 metros de longitud sobre el ríoo Lima que une la ciudad de Viana con la parroquia de Darque, el puente da servicio al tráfico rodado y en el piso inferior al ferrocarril
La Plaza de la republica, a la Izquiera el Palacio Casa de las Varandas adosada a ella la Iglesia de la Misericordia (la de los azulejos y la profusa decoración interior
La Plaza de la republica, a la Izquiera el Palacio Casa de las Varandas adosada a ella la Iglesia de la Misericordia (la de los azulejos y la profusa decoración interior
Paseando por Viana do Castelo vuelves una y otra vez a la Plaza de la Republica, alli hay un edificio que en principio no llama mas la atención que el resto de los que están allí, se trata de un palacio que recibe el nombre de Casa das Varandas, conocido popularmente como Misericordia, ya que es un palacete construido en el siglo XVI para Casa de la Misericordia,
es de estilo barroco y manierista, con influencias italianas y flamencas, es decir todo un lujo para la vista. La fachada es de tres plantas, la planta inferior es un pórtico con arcos sobre el que hay un enorme escudo heráldico. Lasplantas superiores tienen unas llamativas esculturas en las columnas que lo conforman.
es de estilo barroco y manierista, con influencias italianas y flamencas, es decir todo un lujo para la vista. La fachada es de tres plantas, la planta inferior es un pórtico con arcos sobre el que hay un enorme escudo heráldico. Lasplantas superiores tienen unas llamativas esculturas en las columnas que lo conforman.
Apenas nos dábamos cuenta de que el palacete tiene anexionada una iglesia blanca, muy blanca, se trata de la Iglesia de la Misericordia y aunque pegada al palacete está fuera de la plaza, en la rúa Cândido dos Reis. Se trata de una iglesia levantada en el XVIII es decir posterior al palacete.
la Iglesia de la Misericordia, con los muros de color blanco, anexionada al Palacete.
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Entramos sin apenas darle importancia y nos quedamos boquiabiertos. La Iglesia es más bien pequeña, tiene una sola nave, pero el interior está revestido de azulejos con las paredes profusamente decoradas con frescos en perfectos estado y de un colorido espectacular. El conjunto está declarado Monumento Nacional y la verdad es que no es de extrañar. Lo mas curioso es que nosotros lo encontramos por casualidad ya que apenas hay información sobre la Iglesia da misericordia.
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El espectacular interior de la Iglesia de la Misericordia
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Terminamos nuestra visita paseando por la zona del río, allí hay un enorme monumento de hierro oxidado, construido para conmemorar el 25 aniversario de revolución de los claveles, que puso fin a la dictadura en Portugal.
Habíamos visto una zona próxima al rio cerca del Puente de Eiffel y decidimos ir a la Gaviota y dormir allí cerca del rio (41.694709 , -8.81841), el lugar era tranquilo y asi podriamos salir a cenar y volver andando a la Gaviota.
Rara vez se como mal en Portugal, pero en este caso estuvimos por la zona del puerto y no tuvimos suerte, cenamos en una especie de nave portuaria, nos pareció que lo típico era el pescado a la brasa, pero estaba demasiado hecho y por lo tanto seco, es decir cenamos fatal. El monumento de hierro oxidado, construido para conmemorar el 25 aniversario de revolución de los claveles,
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A la mañana siguiente nos fuimos a Oporto,
Sábado 22 de Julio
Oporto iba ser el último destino del recorrido que haríamos por el Norte de Portugal en el que habíamos llamado “El viaje de la ribera del Duero”, no podía ser de otra forma, habíamos recorrido el Duero y buena parte de la zona norte, nos habíamos empapado de la cultura del vino que se elabora en las tierras bañadas por el río y aunque en ocasiones habíamos perdido de vista al Duero, nunca nos habíamos apartado de su zona de influencia, así que tocaba cerrar el viaje con Oporto, el lugar donde muere el Duero.
El puerto de Oporto visto desde la zona mas alta de Gaia
Tan solo eran 74 kilómetros los que teníamos que hacer para ir de Viana do Castelo hasta allí. Por el camino íbamos algo impacientes por dos razones, por una lado porque aunque los dos conocíamos Oporto, nunca hasta ese viaje habíamos sido conscientes de la trascendencia que podía tener, no solo como ciudad histórica de vital importancia en el mundo, sino además como referencia del vino de Oporto. No es el lugar donde se cultivan las uvas, pero es allí donde se elaboran los prestigiosos caldos del vino de Oporto. Era algo que conocíamos tan solo someramente o al menos no lo conocíamos tan bien como ahora, que habíamos recorrido la Ribera del Duero durante este viaje.
Pero había otra razón, ya que volveríamos a ver a la Pedro Castro y a su mujer Claudia Regina, los habíamos conocido en el congreso Internacional de Paredes de Coura, al que ellos y nosotros habíamos sido invitados, allí nos hablaron de la creación del grupo “ISTAS”, que es mucho más que un simple grupo de Facebook, así que no solo íbamos a volver a verles, sino que además aprovecharíamos para que nos contaran los proyectos que tenían.
Fuimos directos a Gaia, o quizás deberíamos decir a Oporto, porque para cualquier mortal que no sea portugués, Oporto es Oporto, así de sencillo, pero en realidad a un lado del río está la ciudad histórica de Oporto y al otro lado está Gaia, a simple vista parece una sola ciudad con un río en medio, pero la realidad administrativa es que son dos ciudades y era en esa localidad donde estaban nuestros amigos, es decir en Gaia.
Desde el lugar donde se encuentra el área, todo es muy accesible en bicicleta e incluso a pie
Desde el lugar donde se encuentra el área, todo es muy accesible en bicicleta e incluso a pie
Allí estuvimos con ellos un buen rato en su caravana, porque ellos son caravanitas, - quizás con alma de autocaravanistas-, viajan como tantos otros con la casa a cuestas y son muy ruteros, se mueven tanto o más que cualquier viajero, como él dice “los caravanistas y autocaravanistas todos somos “istas” porque es prácticamente lo mismo y por supuesto incluye a los que llevan una furgo y viajan como nosotros, esa forma de pensar es su razón de ser y lo que motivó la creación del grupo “ISTAS”, esas son sus señas de identidad, un mundo en el que todos somos iguales y estamos unidos, qué más da que lleves una caravana una autocaravana o una camper.
El grupo ISTAS se puede encontrar en su página de Facebook |
Los "ISTAS" Pedro y Claudina y los "Gaviotas" Charo y Carlos, juntos en el camping da Madalena de Gaia
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Hubiéramos estado hablando todo el día, pero había que conocer Oporto, dejamos su caravana y nos llevaron a conocer la ciudad, o mejor dicho las dos ciudades, todo un privilegio tener de guías a dos amigos gaienses.
Era la hora de comer y Pedro nos explicó que íbamos a comer en dos sitios muy especiales, de esos que son autenticas joyas para cualquier viajero.
Era la hora de comer y Pedro nos explicó que íbamos a comer en dos sitios muy especiales, de esos que son autenticas joyas para cualquier viajero.
La Cervejaria Gazela
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De entrada nos presentamos en La Cervejaria Gazela (Facebook) , se encuentra en el centro de Oporto en la Travessa Cimo de Vila 4. La cervecería es toda una institución en Oporto. Curiosamente es como cualquier bar bullicioso español, algo difícil de encontrar fuera de España. El local es pequeño y suele estar tan lleno que hay que pelearse por acercarse a la barra, sobre todo está frecuentado por portugueses pero se pueden ver turistas porque es un local distinguido como excelente por Tripadvisor. |
Pedro nos explicó que aunque se pueden comer muchas cosas la especialidad son los cachorrinhos “un perrito caliente” nos dijo, pero aquello se parecía muy poco a lo que nosotros conocemos como un perrito caliente, en esencia es un pequeño bocadillo de pan aplastado a la plancha, con una salchicha de carne y queso, acompañado con una salsa picante, por 3,20 la pieza, todo con una cerveza.
Los Cachorrinhos da Batalha de La Gazela >>>
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Pedro nos explicó que aunque se pueden comer muchas cosas la especialidad son los cachorrinhos “un perrito caliente” nos dijo, pero aquello se parecía muy poco a lo que nosotros conocemos como un perrito caliente, en esencia es un pequeño bocadillo de pan aplastado a la plancha, con una salchicha de carne y queso, acompañado con una salsa picante, pero con un resultado muchísimo mejor que un simple perrito caliente, todo ello por 3,20 la pieza acompañado por todo con una cerveza,
Anthony Bourdain en la segunda visita que hizo a Oporto y en la que estuvo en La Gazela
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En Portugal los Cachorrinhos da Batalha, que así se llaman, son algo muy especial, pero los de la Cervezaria Gazela son algo espectacular, sencillamente porque están buenísimos y porque el local tiene ese tipo de ambiente que parece tocado por los dioses, es sencillo, incluso humilde, pero te atrapa. Y esa es la razón por lo que se pueden ver varios artículos de prensa en los que se hace referencia al local y sus famosos perritos. Es más, el prestigioso cocinero Anthony Bourdain al que se puede ver en la tele por sus viajes alrededor del mundo para conocer la cultura de cada país a través de la gastronomía y al que nosotros hemos seguimos (el titulo original de la serie televisiva es "Anthony Bourdain: No Reservations") ya estuvo allí dos veces sentado en la barra, frente a la Plaza de la Batalla, en Oporto, con la intención de probar la especialidad de la casa.
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En definitiva, aquello fue todo un lujo, porque los Cachorrinhos da Batalha son una institución portuense que había que conocer y puede que si no hubiera sido por Pedro no lo habríamos conocido.
La peatonal Rua de Passos Manuel un hervidero de gente cuando pasamos por ella
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Salimos de allí con ganas de haber comido el doble, pero Pedro no nos dejó porque quería llevarnos a comer “francesinhas”, una especie de sándwich de la cocina lusa moderna, que es muy popular, son originarias de Oporto y Pedro conocía el lugar donde las habían creado por primera vez y desde donde luego se extendió a todo el país.
Por el camino íbamos por la bulliciosa calles del centro de Oporto, sorprendidos por lo bonito que es y por lo vitalidad que teniamos ante nosotros, no hay que olvidar que era la hora de comer y parecía estar todo el mundo en las calles de la ciudad. |
Cuando llegamos al lugar donde ibamos a comer unas “francesinhas”, este estaba cerrado, el día de descanso semanal era los sábados. Los que conocemos Portugal estamos acostumbrados a estos extraños criterios comerciales que tienen los portugueses, que parecen ir por libre en el mundo global de la sociedad de consumo actual, pero reconozco que es algo que al final me resulta entrañable, podríamos definir su actitud con una frase muy española: “con un par”, porque no se puede decir de otra forma al hecho de que en una ciudad actual y muy turística se cierre los sábados.
Así que nos llevaron a otro sitio y dejaríamos las “francesinhas” para el día siguiente. |
Desde allí fuimos a otro lugar también muy típico llamado “Conga, La Casa das Bifanas” (Rua do Bonjardim, 314). Facebook.
Se trataba de una cafetería restaurante y donde la especialidad son las Bifanas, una especie de bocadillo muy popular en Portugal Y ... fuimos con nuestro amigos a Conga a tomar una de las populares BIFANAS portuguesas
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Tengo que decir que nuestro amigo Pedro consideraba que es en Oporto donde nacieron las bifanas, lo que me hace pensar que cuando los portugueses de distintas regiones reivindican ser los creadores es, sin duda, porque se trata de algo muy arraigado en la cultura portuguesa.
Las que nosotros comimos en “Conga, La Casa das Bifanas” estaban buenísimas y sorprendentemente a pesar de que llevamos varios años yendo muy a menudo a Portugal, esa era la primera vez que las comíamos, así que habrá que ir alguna vez a Vendas Novas donde se dice que nacieron.
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Las Bifanas, algo mas que un bocadillo al estilo portuguésDurante años hemos estado viajando a Portugal y viendo que una y otra vez aparecía esto de la bifanas, cuando preguntábamos qué era nos decían que un simple bocadillo, pero no es así. Efectivamente es un bocadillo de carne pero que hoy forma parte de la tradición culinaria portuguesa
Por lo tanto la “Bifana” es un plato típico portugués. Consiste en tiras de cerdo, cocinadas a la base de vino y ajos, que se ponen dentro de pan previamente calentado. Normalmente se condimentan con mostaza o salsa picante. Se considera que la “Bifana” nació en Vendas Novas en la región del Alentejo por lo que es fácil escuchar que las mejores bifanas son de allí, y es en el centro, sur y las Islas de Portugal donde más se consumen,pero en el Norte, especialmente en Oporto también son muy populares, con la misma base de tiras de lomo de cerdo laminadas, con una salsa especial y dentro de “pão biju”. |
La Avenida dos Aliados
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Después de comer nuestros anfitriones nos llevaron por las calles de Gaia y Oporto para conocer ambas ciudades. Prácticamente lo vimos todo aunque fue un recorrido rápido. Nos enseñaron los puntos más importantes de la ciudad, pero también aquellas cosas que no debíamos de pasar por alto, pasamos por la gran Avenida dos Aliados, una gran avenida de espacios muy amplios como los de la ciudad de París y con un curioso McDonalds, del que presumen por allí de ser uno de los más llamativos de la cadena. La avenida ofrece una visión muy distinta de la ciudad de Oporto con respecto a la zona de la ribera.
<< El lujoso interior del McDonalds
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Oporto es la segunda ciudad de Portugal pero con tan solo algo más de 200.000 personas es muy manejable, alegre y divertida. Se trata de una ciudad norteña con lo que es habitual que esté nublado y llueva, pero nosotros tuvimos suerte e hizo un día espléndido tanto aquella tarde como el día siguiente.
Poco después nos acercamos a la Estación de Sao Bento, que está situada en pleno centro, muy cerca de la Avenida dos Aliados, nos sorprendió lo bonita que es
Poco después nos acercamos a la Estación de Sao Bento, que está situada en pleno centro, muy cerca de la Avenida dos Aliados, nos sorprendió lo bonita que es
La bonita estación de ferrocarril de Oporto >>
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Está construida sobre los restos de un convento, el exterior es señorial, pero el interior tiene un hall espectacular con la típica cerámica portuguesa que vemos tantas veces en Portugal en el interior de las iglesias. Está todo recubierto de azulejos realizados por el pintor Jorge Colaço junta a unas enormes vidrieras que dan una especial luminosidad al interior.
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Nos llevaron a ver la flamante Catedral, situada en la zona alta de la ciudad (barrio de Batalha) que está declarada Monumento Nacional. Como todas las catedrales presenta una mezcla de estilos, aunque mantiene la constante portuguesa de poner azulejos, esta vez en el exterior. El interior tiene la peculiaridad de tener tres órganos, no me los imagino tocando los tres a la vez.
<<< La Catedral
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La ciudad de Oporto vista desde la Catedral
Tras la visita a la Catedral nos despedimos de nuestros amigos, era el momento de conocer en solitario siguiendo las indicaciones que nos habían estado dando y de disfrutar de la preciosa ciudad de Oporto.
Al despedirnos las hijas de nuestros amigos nos regalaron una bonita lamina de Oporto, un recuerdo de nuestra visita
Al despedirnos las hijas de nuestros amigos nos regalaron una bonita lamina de Oporto, un recuerdo de nuestra visita
Cogimos nuestra Gaviota y nos fuimos al área de autocaravanas de Oporto (41.143295, -8.632596), está en el lado de Gaia en la Rua Cavaco, un poco alejada del centro pero a una distancia en absoluto insalvable a pie, nosotros no obstante cogimos las bicis y nos fuimos hasta el centro donde las atamos y comenzamos el paseo a pie.
La idea que teníamos era volver a recorrer parte de lo que nuestros amigos nos habían enseñado y disfrutar de la tarde tan bonita que hacía. |
Atamos las bicis y fuimos atraídos como por un imán al bullicio de las terrazas de la ribera del Duero, es decir a la la zona más típica de la ciudad. Del lado de Oporto se encuentra el muelle de la Ribera, situado en la zona baja, a orillas del Duero, podríamos decir que es como el paseo marítimo de cualquier ciudad de costa aunque en este caso no está en el mar sino en el río, de la misma forma que cualquier paseo marítimo éste se encuentra lleno de terrazas y bares con mucho ambiente y muy concurrido. Pero el otro lado, el de Gaia también tiene mucha vida, terrazas bares y restaurantes, además es el lado en el que están las bodegas.
Los rabelos forman parte de la cultura del vino de Oporto, podemos ver estas embarcaciones gracias a las principales bodegas que se encuentran en el lado de Gaia
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Empezamos paseando por la Ribera del lado de Gaia donde se encuentra una de las estampas más típicas de este paseo, los "rabelos", unos barquitos de madera que en su día fueron construidos para el transporte de los toneles de vino, desde los lugares de cultivo de la uva río arriba. Hoy en día son simplemente un monumento conmemorativo que representa aquella forma de transportar el vino hasta las bodegas.
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Puede parecer algo pensado simplemente para que lo vean los turistas, pero yo no lo veo así, los “rabelos” forman parte de la cultura del vino de Oporto y están ahí de la misma forma que podría estar cualquier otro monumento histórico. La Ribera por otro lado es el lugar más típico de Oporto, que además fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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El puente es un permanente espectáculo, no solo porque sea una obra de ingeniería espectacular, sino, además, porque es el aglutinante de la vibrante vida que hay en ambas márgenes del río, en su entorno no paran de pasar cosas, nosotros por ejemplo asistimos a un grupo de muchachos que se tiraban al río superando la enorme altura que hay desde el puente hasta la lámina del agua, la expectación que crearon entre los turistas resultó muy divertida.
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En la Rivera del río del lado de Oporto está el casco antiguo, destaca el color de las fachadas de las casas algo que le imprime carácter a la ciudad y marca un estilo colorista muy propio en las casas de muchas localidades costeras portuguesas.
Íbamos paseando y nos fuimos adentrando en sus calles donde disfrutamos mucho de las casas antiguas de Oporto de sus calles de empinadas cuestas y adoquinadas.
Agotados por el ajetreado día que habíamos pasado volvimos al área y poco después nos fuimos a cenar.
El plan de dónde íbamos a cenar estaba ya establecido porque nuestros amigos Pedro y Claudia nos habían aconsejado ir a São Pedro da Afurada que es una freguesia de Gaia. Estaba muy cerca del área así que volvimos a coger las bicis para acercarnos hasta Afurada.
Agotados por el ajetreado día que habíamos pasado volvimos al área y poco después nos fuimos a cenar.
El plan de dónde íbamos a cenar estaba ya establecido porque nuestros amigos Pedro y Claudia nos habían aconsejado ir a São Pedro da Afurada que es una freguesia de Gaia. Estaba muy cerca del área así que volvimos a coger las bicis para acercarnos hasta Afurada.
La Taberna São Pedro en Afurada
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Afurada es una barrio de pescadores, y la recomendación de Pedro fue la de cenar en la Taberna São Pedro en la Rua Vasco da Gama 126 (41.142897, -8.627835). Como su propio nombre indica es una Taberna, es decir no es un restaurante. Las Tabernas son muy populares en Portugal, en esencia son restaurantes con un ambiente más sencillo o si se quiere más humilde, pero también más auténtico.
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Cenamos de maravilla. Sin duda no es un sitio donde se hagan reservas, es decir te atienden cuando llegas y si no hay sitio hay que esperar a que se quede un sitio libre, pero nuestro amigo Pedro había llamado al dueño avisandole de que ibamos, asi que el dueño nos esperaba y nos trató de maravilla.
Llegamo,s nos sentamos y nos pusieron una ensalada, no te preguntan, la ensalada es algo que se encuentra en el menú de forma fija, como si fuera el pan, luego pides un pescado o una carne y te lo hacen a la brasa, el pescado que se consume es muy fresco, del día. Total, una maravilla, comimos un pescado riquísimo y nos sentimos como unos privilegiados por haber conocido ese sitio tan especial, para colmo es muy barato.
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Nos impactó mucho a la velocidad que trabajaban los camareros, porque es algo que no se ve todos los días en Portugal.
Cogimos las bicis y llegamos al área con la intención de irnos a dormir, pero al llegar vimos que justo delante hay un viejo pontón al borde del río, hoy está en desuso y tan solo ves allí a alguna persona pescando, desde allí se ven una vistas fantásticas de Oporto y el puente de hierro, así que estuvimos disfrutado un buen rato de la magnífica noche que hacía y de la imagen que teníamos delante de nosotros
Cogimos las bicis y llegamos al área con la intención de irnos a dormir, pero al llegar vimos que justo delante hay un viejo pontón al borde del río, hoy está en desuso y tan solo ves allí a alguna persona pescando, desde allí se ven una vistas fantásticas de Oporto y el puente de hierro, así que estuvimos disfrutado un buen rato de la magnífica noche que hacía y de la imagen que teníamos delante de nosotros
Domingo 23 de Julio
Nos despertamos en el área con la sensación de ser unos auténticos privilegiados, hacía una mañana perfecta y estábamos desayunando dentro de nuestra Gaviota con el río a escasos metros de nosotros.
El día anterior habíamos reservado una visita en una de las Bodegas de Oporto, aunque deberíamos decir de Gaia, porque todas las bodegas se encuentran en Gaia.
La bodega elegida es probablemente la más importante, la Bodegas Taylor, con cuatro siglos de tradición productora de vinos de Oporto. La visita de la bodega tuvo luces y sombras, porque más que la visita a una bodega fue la visita a un decorado de bodega, o si se quiere a un museo, porque las barricas que vimos estaban vacías, todas ellas, sin duda nos enseñaron zonas y barricas que ya no se usan y que han considerado correctas para la visita, por otro lado la visita la hicimos con audio guía con lo que no había posibilidad de preguntar nada. |
En cualquier caso después de haber efectuado todo el recorrido que viene haciendo el vino desde que se recolectan las uvas hasta que se embotellan en Oporto, nos pareció una visita obligada y en cierto modo muy interesante.
Al final se pasa a la degustación donde nos atendió una chica joven. Nada más saludarnos nos preguntó que nos había parecido la visita a la bodega, ese tipo de preguntas siempre he pensado que no son o no deberían de ser retóricas, así que me tomé la libertad de decirle lo que pensaba, “pues no está mal pero lo peor es que la bodega, en realidad, no la he visto, he visto otra cosa, una especie de museo”.
Ella se defendió muy educadamente de mi crítica y pasamos a hacer la cata de los vinos de Oporto que ellos producen. Ese si que fue un momento inolvidable por varias razones, la primera es que estuvimos haciéndole preguntas sobre cómo se producía el vino, la clase de fermentación, tiempo en las barricas, tipo de madera, etc., a lo que la muchacha, muy joven, que hablaba español correctamente, nos contestó con un conocimiento del lenguaje técnico en español que realmente impresionaba. Pero además y quizás espoleada por la crítica que había hecho nos dijo “como veo que son muy aficionados a la cultura del vino voy a tener un detalle con ustedes y nos sirvió una copita –poco llena, eso sí- del vino de Oporto más caro que tenían, de una botella con 40 años cuyo precio puede estar cerca de los 200 euros.
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La verdad es que descubrimos en este viaje un mundo, el de los vinos de Oporto, que no podíamos imaginar ni de lejos, vinos de muchísimo prestigio y con una alta valoración en el mundo, algo de lo que los españoles desconocemos totalmente, es más también diría que algo similar les pasa a los portugueses, son por lo tanto vinos muy apreciados en el mundo e ignorados en la península ibérica.
<<< Al salir de la bodega encontramos este curioso edificio adornado con un conejo gigante
Siempre que llegas al río quedas hipnotizado por la bonita imagen de los barcos que trasladaban el vino hasta Oporto con el puente al fondo
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De entrada fuimos al Teleférico, desde la Ribera de Gaia hasta el barrio alto hay mucho desnivel así que el teleférico es una buena manera de subir. Habíamos leído que no merece la pena pagar para subir en él y que además hay otro modo de subir al barrio alto que es tomando gratuitamente el “Ascensor da Ribera”, pero a nosotros nos apetecía ver el río desde las cabinas del teleférico. Es un corto trayecto pero un bonita forma y rápida para subir a la zona alta de la ciudad para visitar la Catedral y el barrio de Batalha.
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La estación se encuentra cerca del Puente de Luis I, del lado de Gaia y sube hasta la Rúa Augusto, es fácil encontrarla porque no hay más que seguir el movimiento de las cabinas.
Cuando llega a la estación de arriba se disfruta de unas vistas espectaculares a la ciudad de Oporto y el río. Es un lugar para poner a prueba el disparador de la cámara fotográfica, porque es difícil dejar de disparar.
Ya era la hora de comer y teníamosl aplazado desde el día anterior el asunto de las “francesinhas”, así que nos dirigimos a el lugar donde habían nacido las francesinhas en Oporto.
Ya era la hora de comer y teníamosl aplazado desde el día anterior el asunto de las “francesinhas”, así que nos dirigimos a el lugar donde habían nacido las francesinhas en Oporto.
Como se puede observar no es simplemente un sandwich, sino que se trata de una receta muy elaborada que por otro lado se ha extendido por todo Portugal. Es tan popular que hay restaurantes o cafeterías que presumen de ser especialistas en elaborar francesinhas.
Las francesinhas se sitúan con referencia a la ciudad de Oporto, porque fue allí donde nacieron y más concretamente en el Restaurante A Regaleira en la Rua do Bonjardim, en el centro de la ciudad, que es sobradamente conocido, especialmente entre los portuenses por haber sido el lugar donde se creó.
La historia que se cuenta sobre su creación es, cuando menos, simpática. Resulta que en 1950, Daniel David Silva, que había sido emigrante en Francia y Bélgica, creó la francesinha basándose en la croque-monsieur, añadiendo una salsa de cobertura, el "secreto" del bocado y le puso de nombre “francesinha” según me contó mi amigo Pedro la verdad de la historia es que al creador le apasionaban las jovencitas francesas en minifalda y por eso le puso ese nombre. Según oyes la historia y comes la la francesinha entiendes porqué la salsa que lleva es tan picante.
Así que entramos en el Restaurante A Regaleira, nos sentamos en la barra y nos dispusimos a probar la famosa francesinha. Se nos debía notar una especial cara de satisfacción porque la dueña no paraba de sonreírnos y es que la croque-monsieur portuguesa es algo muy especial y por supuesto nada cara o quizás fuese porque no habíamos pedido una cerveza, que es lo que mandan los cánones, sino una botella de agua, ¡¡¡ no volverá a pasar !!! |
Pasamos el resto de la tarde paseando por la ciudad de Oporto y una y otra vez volvíamos a la zona portuaria del río donde están los barcos que recorren buena parte del río. Se trata de una actividad muy turística y en cierto modo nos resitíamos a “picar”.
Hacia una tarde preciosa y no pudimos resistirnos, esperamos uno de los barcos y dimos un buen paseo de lado a lado del río. Hemos de confesar que lo pasamos de maravilla, tuvimos ocasión de ver Oporto desde otra óptica, pasamos debajo de todos lo puentes y además el barco salpicaba agua lo que supuso una diversión añadida al trayecto. Es cierto que es una actividad muy turística, pero para nosotros muy recomendable.
El paseo en Barco por el Duero recorriendo toda la zona de Oporto y Gaia, nos encantó
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El día se había terminado y el viaje también, ya solo quedaba hacer la cena de despedida que siempre hacemos nuestra última noche para despedirnos de este maravilloso viaje por el Norte de Portugal ....
... habíamos visitado la única parte de Portugal que no conocíamos y nos había sorprendido muchísimo, nos habíamos sumergido en la Ribera del Duero, algo que jamás olvidaremos y que repetiremos sin duda y el broche final lo habíamos puesto en Oporto, quizás una de las ciudades más bonitas del mundo. ¡Qué gran país Portugal!
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Este es el vídeo del viaje por el Duero en PortugalDesde Braganza hasta Oporto
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