Estremadura y Ribatejo

Viaje a Estremadura y Ribatejo en Reyes de 2017

Ahora que somos autocaravanistas Portugal debe de ser uno de nuestros destinos mas importantes, pero hemos tardado en ir, sin duda eso se debe a que tenemos una pequeña y humilde casa en Setúbal. Viajamos hace poco al centro de Portugal, esta vez es el segundo viaje con autocaravana y la zona elegida es Estremadura y Ribatejo. Ambas dos junto con Lisboa, Sesimbra y Setúbal forman la Región de Lisboa.

No es fácil conocer las divisiones administrativas de Portugal a diferencia de lo que pasa en España. Nosotros tuvimos a Javier de Burgos -personaje del que siempre termino hablando- que se empeñó en hacer una división territorial a la francesa, es lo que conocemos como las provincias, éstas resisten y resisten a cualquier ataque y siempre están ahí. Si le añadimos las Comunidades Autónomas creadas en 1978, sabemos bien ponerle nombre a cada porción de la geografía española.

En cambio, en Portugal no es tan fácil porque algunas divisiones administrativas desaparecieron del vocabulario administrativo con la revolución de los Claveles, sin embargo los portugueses siguen refiriéndose a ellas. Este es el caso de Estremadura y Ribatejo, así que es fácil encontrarse mapas aparentemente contradictorios.

El Ribatejo no obstante es una región histórica y cultural de Portugal y también una antigua provincia en el centro-sur del país.

Estremadura que nada tiene que ver con la Extremadura española es una región del centro-oeste donde se ubica Lisboa fundamentalmente.

Por lo tanto en este viaje vimos una buena parte de la Región de Lisboa, pero no estuvimos enLisboa (a la que tenemos pensado reservarle 3 días en algún momento) ni vimos la zona de Setúbal que es donde nosotros tenemos una casa y a la que dedicamos un apartado especial, por ser un lugar donde vivimos a veces y porque consideramos que es una zona muy especial.

Estas son las localidades que visitamos:

Tomar
Fátima
Leiria
Batalha
Alcobaça
Nazaré, Sao Martinho do Porto
Foz do Arelho
Peniche
Buda Garden
Óbidos
Samtarém

Jueves 5 de Enero: Tomar, Fátima, Leiria

Tomar, la Ciudad Templaria

Normalmente emprendemos los viajes los viernes por la tarde para estar lo más cerca posible del lugar de inicio por la mañana, esta vez sin embargo salimos por la mañana temprano, a las 9 ya estábamos en ruta, nos separaban de Tomar -nuestro primer destino- unos 400 kilómetros, algo mas de cuatro horas. Sobre las 13 horas pusimos pie a tierra en Tomar.

Hay un gran aparcamiento de tierra en el centro (39.599854, -8.412774) donde había otras autocaravanas. Allí dejamos aparcada la Gaviota y nos comimos una fabada de lata. Dicen que los ingleses son adictos a la comida enlatada y nosotros también porque en lata se hacen alimentos estupendos y de muy buena calidad, la fabada es uno de ellos. Después nos fuimos derechos a ver la ciudad a pie.

La Plaza de la República

Poco después estábamos en lo que consideramos el punto estratégico perfecto para abordar la visita de Tomar, la Plaza de la República, una plaza emblemática, amplia, hermosa y sencilla en el mismísimo centro de la localidad. En Portugal nunca se te pasa desapercibido el típico pavimento de sus calles, lo que ellos llaman la calzada portuguesa, pequeños adoquines marmóreos que parecen puestos a propósito para que las mujeres no puedan permitirse llevar tacones, puede que sean incómodos para según qué calzado pero por contra son muy bonitos.

En este caso la plaza está pavimentando también con piedras portuguesas de color blanco y verde con un resultado impactante, la plaza estaba llena de palomas y presidiendo la misma tenemos la iglesia de San Juan Bautista del siglo XV.

Desde allí empezamos a pasear por el centro de ciudad donde algunas de sus calles forman la zona comercial. Tomar es una ciudad bastante grande con 40.000 habitantes y su zona comercial imaginamos que será bulliciosa, pero estábamos recorriendo sus calles a una hora un tanto intempestiva y no había mucho bullicio en ese momento, eso lejos de quitarle belleza al momento hizo que pudiéramos disfrutar mejor de la belleza de sus edificios y del entorno, todavía quedaban algunos adornos navideños que armonizaban con los colores de las fachadas de algunas de sus casas. Los portugueses son insuperables cuando adornan un edificio con cerámica, muchos de ellos son tan bonitos que merecen la visita por si solos. Además tuvimos la suerte de contar con el sol como nuestro aliado porque hacía una tarde soleada perfecta.

Terminamos en el río, no literalmente claro, porque aunque hacía una buena temperatura no dejaba de ser el 5 de enero, pero atravesamos un puente que cruzaba el río. La ciudad está atravesada por el río Nabão, que es a su vez un afluente de río Zêzere, río importante en Portugal que conoceríamos mas adelante, quizás el río es uno de los causantes de que la zona sea una de las regiones más fértiles de Portugal. Allí está un parque en el que se pueden ver cisnes, garzas, patos y los jardines

El río Nabão

Después de una buena vuelta volvimos otra vez a la Plaza de la República, hay varia terrazas donde poder tomar un café, mas exactamente “un bica”, es algo que nos encanta y nos sentamos con la idea de tomar uno.

Esa costumbre nuestra de tomarnos un café en Portugal es curiosa porque si alguien nos preguntase si somos cafeteros diríamos que no sin dudarlo e incluso que no nos gusta el café, pero en Portugal tomamos muchas veces “un bica” (café solo en una taza muy pequeña), algo tendrá el café de los portugueses.

Que Portugal se te mete en el corazón es fácil de entender por el inmenso patrimonio cultural, arquitectónico y natural que atesoran, además como no, de la cantidad de buena gente que vive en ese país, pero no hay nada mejor para ponerle el broche que lo mucho que da de si tu dinero cuando viajas allí. En este caso los dos cafés nos costaron 1,30 euros, la mitad o incluso menos de lo que cuesta en el país vecino, es decir España.

Estábamos disfrutando del sol en la terraza de la Plaza de la República y reparamos en que había dos motocarros parados allí, suele ser habitual ver motocarros en Portugal, lo que me resulta siempre una bonita estampa que desgraciadamente hemos perdido en España, pero en este caso se trataba de motocarros turísticos algo que cada vez se pone más de moda en este país. Charo se acercó a preguntar y por la módica suma de 5 euros por persona nos subía al Castillo y al Monasterio de Tomar, así que nos pareció la mejor opción, desde luego subir andando era la peor y mover la Gaviota mucho menos divertido.

El motocarro subía por las empinadas cuestas que nos llevaban a la parte alta “que … pa qué esas prisas”, así que empecé a interrogar a la chica que lo conducía abrumado por la potencia del vehículo, creo recordar que tenia 400 cc es decir que moto carro si que era, pero de gran cilindrada.

La conductora era muy simpática y agradable, de paso que nos llevaba nos explicó un poco que Tomar es una ciudad Templaría y de hecho está en la "Ruta de los Templarios", que recorre algunos lugares en los que éstos se asentaron en la antigüedad.

Los Templarios en Portugal

En la Edad Media aparece un arraigado y exacerbado sentimiento religioso.Este sentimiento religioso se une al ideal de la Caballería, de la defensa de los más desfavorecidos y lucha por nobles causas. En ese contexto nace La Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.45 Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista.

Pero la pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza.

En 1307, un gran número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe IV y disolvió la orden. Su abrupta erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo hasta nuestros días el nombre de los caballeros templarios.

Portugal sin embargo es probablemente, el único lugar de Europa donde los dispersos y maltrechos caballeros de la Orden del Temple lograron ponerse a salvo de sus perseguidores. Allí se camuflaron bajo la Orden de los Caballeros de Cristo y a su vez, dejaron buena muestra de sus típicas edificaciones, castillos y fortalezas por todo el país luso.

Los templarios habían entrado en Portugal y la zona de Tomar se convirtió en su sede regional. Desde un primer momento, contaron con el apoyo del rey Alfonso Henriques.

Es de destacar que durante la dictadura portuguesa los templarios fueron muy exaltados como algo patriótico de la época de ahí que a partir de 1974 existiese una reacción contra los mismos y se asociase con el fascismo (la política siempre emponzoñando todo aquello en lo que se fija). Ahora son otros tiempos pero a pesar de todo hablar de los templarios es un tema que levanta siempre interés, porque fue la única orden extinta de forma abrupta y porque todavía hay muchos enigmas por resolver.

El Convento está situado sobre en una colina sobre la localidad, por lo que el moto carro nos subió hasta arriba y allí estaba la entrada del Castillo, nos despedimos de nuestra guía y pasamos a realizar la visita. Charo fue a la oficina para pagar la entrada de unos 6 euros por persona, mientras se encontraba allí yo empece a tomar fotos y a observar todo lo que me rodeaba. Estábamos en lo que había sitio un Castillo Templario con un Monasterio en su interior y eso desde la entrada es evidente, pero ya en esa primera observación estaba impresionado. Lo primero que me dejó sorprendido fue el soberbio estilo del gótico manuelino que tanto me apasiona, creo que es muy difícil que escriba un relato sin referirme a él, pues bien, ya en la entrada podía observarlo, me estaba gustando mucho lo que veía pero ni de lejos podía imaginarme lo espléndido de lo que iba a ver dentro.

No es de extrañar que el gran Castillo templario de Tomar sea considerado como una de las edificaciones militares portuguesas más importantes del siglo XII, porque en su interior alberga el Convento de Cristo, que es un monumento impresionante donde se respira historia por todas sus paredes.

El Convento de Cristo es uno de los mas espectaculares monumentos que hemos visto en nuestras vidas viajeras.

El Castillo fue fundado en 1162 por el Gran Maestre del Temple en Portugal, Gualdim Pais, cuya estatua preside la plaza donde habíamos estado tomando el café. Tras su fundación se convirtió en sede de los templarios en Portugal durante siglos.

Después fue transformándose con diversas intervenciones, hoy debido a estas se pueden observar ricas portadas y ventanales de estilo manuelino. Lo que se puede ver es de tal grandeza que baste decir que hay nada más y nada menos que ocho claustros, vimos primero uno y comentamos “oye que hay otro claustro” para al cabo del rato ver otro y luego otro y así hasta ocho, nunca había visto tanto claustro junto.

La Janela Manuelina, el mejor ejemplo del espectacular Gótico Manuelino de Portugal

De todo lo que se puede ver lo más impactante puede que sea la “janela manuelina” una ventana impresionante que atesora toda la esencia del gótico manuelino en ella sola, se la denomina formalmente como la ventana del Capítulo de la Orden y es sin duda el ejemplo más famoso de arquitectura manuelina de todo Portugal. Si tuviera que llevar a alguien a este país para que entendiese la belleza del gótico manuelino empezaría situándoles frente a esta ventana.

Nosotros no tuvimos suerte porque estaba iluminada por mitades, la mitad expuesta al sol y la otro mitad en sombra, es decir las peores condiciones para hacer una foto. Es hermosa, mas bien muy hermosa y descaradamente rica en ornamentación.

La Charola u Oratorio de los Templarios y su curioso trampantojo

En la iglesia la parte principal es la más antigua del siglo XII, La Charola u Oratorio de los Templarios que constituía el núcleo del monasterio y que está ricamente adornada con frescos.

Su construcción se basó en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. La Charola fue la primitiva capilla de los templarios. Tomar paso a ser la sede de la Orden de Cristo en Portugal en 1356 y la decoración de la "Girola" refleja la riqueza de la Orden, se pueden apreciar cierto aspectos orientales, al fijarte bien se observa que es una compacta estructura militar cilíndrica destinada a proteger al Sagrario. El conjunto está adornado por unos espectaculares frescos y esculturas del siglo XVI. Se dice que los caballeros templarios podían asistir a los oficios montados en su caballo.

El resto de la visita no tiene desperdicio los claustros, las habitaciones de los monjes, la de los novicios, el refectorio y la cocina,… Todo grandioso y lleno de cerámica portuguesa por todas partes donde no faltan las cruces rojas templarías.

La importancia del Convento debió ser descomunal, lo notas en el tamaño tan enorme que tiene todo, pero de forma especial en las cocinas, de hecho había una habitación enorme destinada al horno. No es fácil imaginar como debía ser un día en el Convento a pleno rendimiento.

Una de las mejores cosas es que apenas estábamos nosotros y otra pareja de japoneses lo que nos daba la sensación de habernos colado a hurtadillas en un sitio cerrado al público

Cuando nos íbamos de allí no parábamos de poner de manifiesto lo impresionados que nos íbamos, poco después nos enteramos de que este lugar fué declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983.

Bajamos hacia el centro de Tomar andando y disfrutando de las vistas que de cuando en cuando se veían entre los arboles

Al llegar al pueblo cogimos la Gaviota y pusimos el navegador en dirección a Fatima.

Fatima, el Vaticano portugues

Ni Charo ni yo somos religiosos, pero Fátima es un lugar de peregrinación mundialmente conocido y eso es suficiente motivo para incluirlo en nuestro recorrido.

Llegamos allí cuando el sol empezaba a perder fuerza, así que tuvimos que verlo con una cierta premura. Está todo organizado al detalle para absorber muchas visitas a diario. Hay varios aparcamientos, uno de ellos tiene plazas para autocares, lo cual viene bien porque el resto de plazas son para turismos y más bien pequeñas, aparcamos allí sin problemas porque además era tarde y apenas había vehículos aparcados.

Desde el aparcamiento empezamos a ver la cúpula del campanario de la Basílica con una luz perfecta, me hacía presagiar que íbamos a ver una arquitectura especial, muy cuidada.

Estamos habituados a visitar iglesias y catedrales porque son los testimonios arquitectónicos mas impresionantes de cualquier época anterior, pero hoy en día las cosas han cambiado, la arquitectura del siglo XX y del XXI actual nada tiene que ver con lo anterior, la religión ha dejado paso a la economía y hoy en día los iconos arquitectónicos hay que buscarlos en los rascacielos de oficinas y en las mega estructuras de ingeniería como puentes, presas y túneles, pero desde luego no en las iglesias, la palabra catedral suena a algo con varios siglos de antigüedad, es mas en nuestros tiempos cuando se construye una iglesia termina siendo un pegote constructivo que pretensiones de modernidad pero son horrorosas.

No es el caso del Santuario de Fátima, concretamente la Basílica Nuestra Señora del Rosario tiene una estructura de lo que podríamos considerar una catedral de nuestros tiempos, construida al mismo nivel conceptual que las catedrales de hace cinco siglos. Quizás eso dse deba a que la religión católica lleva 2.000 años anclada en el tiempo, que eso es así es muy evidente cuando se ve como se representa a Dios, vestido con túnicas, gigantesca barba y pelo largo, es decir el estilo que imperaba hace dos mil años, por eso el Santuario mas coherente con el estilo católico, porque es lógico que nos sean de estilo gótico ni barroco, pero no lo es que sean de hormigón o ladrillo con aspiraciones minimalistas y en ese sentido la Basílica está muy en el estilo correcto.

Bandera del Vaticano

Cuando llegamos a la altura de la Basílica vimos que delante de ella hay una zona inmensa sin nada, solamente un altar de proporciones enormes y muy llamativo. Todo es de color papal, es decir blanco y amarillo, aunque este último lo ponen algunos adornos en dorado. La enorme zona pavimentada que va desde el altar hasta el final del recinto podría parecer un gran espacio para aparcar coches o autocares, pero no es así, Charo había estado allí con anterioridad y había visto que esa especie de plaza enorme se llena de peregrinos que hacen todo el recorrido hasta llegar a la Basílica, muchos de ellos han de cumplir una promesa realizada a la Virgen que consiste en hacer el recorrido de rodillas, Charo me dijo que eso jamas lo olvidará, no me extraña, no es para olvidarlo.

En cualquier caso para mi era todo sorprendente, nunca había estado en Fátima y aunque sabía algo no podía ni imaginarme la infraestructura creada para recibir, por lo que se ve, a miles de fieles, todo a raíz de las apariciones de tres niños pastores.

Efectivamente Fátima se hizo mundialmente conocida por las apariciones de la Virgen contadas por tres pastorcitos, los hermanos de 9 y 7 años, Francisco y Jacinta Marto, y su prima de 10, Lucia Dos Santos, estasapariciones se produjeron desde mayo hasta octubre de 1917.

En su momento la construcción del Santuario de Fátima dio un importante desarrollo económico a la localidad.La Basílica fue iniciada en el año 1928 y consagrada en el 1953.

Este año se conmemoran los 100 años de la apariciones, por lo que se prevé que para el mes de Mayo visite este gran santuario el papa Benedicto XVI.

Tres pastorcitos que hace 100 años vieron a la Virgen

Estuvimos viendo las ofrendas de velas que hacían los pocos fieles que estaban allí, algo difícil de describir y para mi difícil de entender, la gente coge las velas como si de un supermercado se tratase, las hay de diversos tamaños y precios, el pago se hace de forma voluntaria, es decir nadie controla si pagas o no.

Imagino que se trataba de peticiones a la Virgen o quizás del agradecimiento por peticiones concedidas, es de suponer que comprando las velas mas gordas en una considerable cantidad ellos piensan que van a conseguir mas fácilmente aquello que han ido a pedir o muestran su mayor agradecimiento por aquello que se les concedió. No se que pensaría Jesucristo de todo esto, pero quizás sea una buena forma de encontrar consuelo y paz cuando se tiene fe.

El caso es que había fieles que apenas podían llevar el elevado número de velas que habían cogido. Una vez pagadas las encienden en un lugar habilitado al efecto donde está todo pensado para que ardan sin peligro y rápidamente.

Terminamos nuestra visita al Santuario entrando en la Basílica, es grandiosa con un órgano monumental que posee cerca de doce mil tubos, pero lo que más llama la atención son los sepulcros de Francisco y Jacinta y por supuesto la imagen de la Virgen que tantas veces había visto en las postales y ahora la tenía delante.

Antes de irnos dimos una pequeña vuelta por los alrededores y era evidente que al abrigo del Santuario ha florecido una importante industria.Le hice una foto al Hotel Domus Pacis que es un lujoso testimonio de lo que han terminado suponiendo aquellos tres pastorcitos para la economía del lugar.

Antes de llegar a Portugal estuvimos hablando con un grupo de portugueses del Facebook del que nosotros también somos miembros., la didea era por si nos hacían alguna sugerencia para añadir al trayecto que habíamos programado. Nos contestaron muchos de ellos y entablamos conversación con Paula y con Filipe, después de hablar un rato quedamos en hacer un esfuerzo para vernos. Filipe y su familia viven prácticamente en Leiria.

Poco después de salir de Tomar llegamos a Leiria cuando ya era noche cerrada. Vimos una cierta dificultad para aparcar y nos pusimos en contacto con Filipe a través de Chat de Facebook para ver si nos echaba una mano y nos decía donde podamos pasar la noche, pero Filipe no contestaba.

La verdad es que buscar un sitio para dejar la Gaviota y dormir cuando ya es de noche no es lo mas aconsejable, pero nosotros somos reincidentes en esa mala costumbre, nos pasa dos veces de cada tres, mas por las circunstancias que por mala organización. Así que sin los consejos de Felipe, que aún no habría leído nuestra petición de ayuda, nos costó encontrar dónde aparcar, no es fácil en Leiria, al final recurrimos a una solución siempre socorrida, el aparcamiento de un centro comercial en este caso el Intermarché (39.741249, -8.796152).

Estábamos aparcados muy cerca del centro de la localidad y nos fuimos a dar una vuelta para conocer la localidad y cenar. La amabilidad portuguesa es algo que nunca deja de sorprendernos porque casi desde el principio del recorrido a pie, se nos acercó un señor que al ver que llevábamos una cámara de fotos en la mano, no dejó de explicarnos todo lo que había a nuestro paso, nos acompañó hasta llegar al punto de Información, que como es habitual está en el casco antiguo en una explanada muy agradable.

Por fin contesto Filipe, que nos aconsejaba la explanada que hay delante del Campo de Futbol, le explicamos que ya nos habíamos encontrado un lugar muy aceptable en el Intermarche y nos dio sus bendiciones “ese Intermarche es un buen sitio tambien”. Asi que íbamos paseando camino del centro y hablando por el chat de Facebook con él “vamos camino del centro a cenar” le dijimos. Poco después llegamos al casco antiguo, más concretamente a la bonita Plaza Rodrigues Lobo y vimos un restaurante que tenía bastante gente, decidimos sentamos a cenar.

Buena comida de cocina tradicional portuguesa

Había pasado un buen rato y ya teníamos la comida en la mesa, en esas Filipe nos escribe, “vamos a cenar con vosotros”, nos hacia mucha ilusión la verdad, pero ellos eran tres personas y pensamos “donde se van a sentar” si ya están casi todas las mesas ocupadas. Desde ese momento nos dedicamos a ralentizar nuestra cena y reservar un sitio para cuando ellos llegaran. El caso es que todo aquello nos hizo pasar un momento fantástico, la ilusión de conocer unos nuevos amigos portugueses, la pelea por conseguir cinco sitios con la comida servida para nosotros dos, mas el vino que nos habían servido (Papa Figos), nos alegro la noche, todo lo que nos viene ocurriendo desde que viajamos con la Gaviota es así y estábamos muy contentos de lo mucho que siempre nos aporta este tipo de vida.

Pocos minutos después llegaron Filipe, su mujer Mónica y Sandra la hija de ambos, todos los portugueses son muy buena gente, estos además son autocaravanistas así que si cabe más aún.

Curiosamente estábamos en la noche de Reyes y algunos amigos habían bromeado con nosotros “siempre estáis de viaje y os vais a quedar sin regalos porque los Reyes Magos no os van a encontrar”, mira por donde este fue nuestro regalo, unos nuevos amigos portugueses. Pasamos una noche fantástica con ellos y estamos seguros de que no será la última. La conversación además fue mas fácil de lo habitual porque Filipe hablaba español casi a la perfección y Mónica y Sandra lo entienden muy bien, así que no hablamos nada en portugués y cualquiera se atreve.

Filipe, Mónica y Sandra, acompañándonos en la cena

Viernes 6 de enero: Leiria, Batalha, Alcobaça, Nazaré

Leiria en una mañana soleada

Recorrido desde el Intermarche hasta el centro de Leiria

Dormimos muy bien en el Intermarché, cuando amaneció el sol iluminaba el lugar que aunque era un aparcamiento de un centro comercial era agradable. Además, al estar a escasos metros del supermercado pudimos acercarnos a hacer algo de compra.

Leiria es una población con 126.000 habitantes, lo que la convierte mas bien en una ciudad.

El Río Lis

Después de desayunar fuimos paseando por el mismo recorrido que hicimos la noche anterior camino del centro de la localidad, ahora veíamos todo aquello que nos explicó nuestro guía espontáneo la noche anterior.

En el recorrido que hicimos lo primero que vimos es el Río Lis, no es un río enorme pero tiene un gran caudal y viste mucho a la ciudad.

Enseguida y al borde del río nos topamos con Museo Molino de Papel que forma parte de la antigua fábrica de papel de la ciudad, situada en la margen del Río Lis.

Junto al Río Lis encontramos el Molino de Papel y el Convento de San Agustín

Continuamos nuestro paseo siempre haciendo el mismo recorrido que habíamos hecho la noche anterior. Un poco mas delante vimos un precioso edificio religioso, el Convento de San Agustín que se encuentra también al borde del Río Lis, en realidad se trata un conjunto arquitectónico compuesto por iglesia, claustro, convento y un antiguo seminario construido en 1579.

El Castillo domina toda la localidad

Y continuando nuestro camino llegamos a la Plaza de Rodrigues Lobo que es el epicentro de la ciudad. Es una plaza muy bonita, animada y con mucha vida. Está rodeada de restaurantes y bares, bajo sus arcos casi todo el año hay terrazas que te invitan a sentarte en ellas, pero nosotros vinimos en pleno invierno y aunque la plaza tenia terrazas imaginamos que con el buen tiempo será mucho mas animada.

Después estuvimos callejeando por las calles del casco antiguo, la ciudad es pequeña pero encantadora y esas calles estrechas y peatonales son una delicia, llenas de pequeñas tiendas con ese estilo tan portugués ya que a veces parece que no están metidas en la vorágine consumista que presentan las ciudades occidentales.

Desde allí salimos otra vez a la zona donde está el Río Lis y la Oficina de Turismo, hay un parque muy agradable y dentro de él vimos una vela enorme a modo de adorno navideño de aproximadamente tres pisos de alta, hecha a base de palés de madera.Resulta que en Navidades en Leiria se ha establecido la tradición de crear un objeto gigante con los palés y llevan varios años haciéndolo, precisamente ese día (el día 6 de enero que no es festivo en Portugal) empezaban a desmontarlo, es difícil saber cuantos palés utilizan pero sin duda muchísimos.

Desde toda esa parte e incluso en la plaza de Rodrigues Lobo se divisa el Castillo que es el auténtico icono de la localidad, así que nos dispusimos a subir para visitarlo.

Por el camino vimos la Catedral de Leiria que se encuentra en el centro histórico de la ciudad. Es de estilo fundamentalmente barroco del siglo XVI, estaba abierta y entramos a verla, no es la catedral mas bonita del mundo, por dentro es fría, te da la sensación de ser algo a medio terminar o como vulgarmente se dice parece un hospital robado, pero sus grandes dimensiones le dan un aspecto grandioso.

De eso dimos buena nota después, porque para subir al Castillo se va por una empinada carretera y desde ella se van teniendo poco a poco vistas de la ciudad, también de la Catedral y aparece en la lejanía imponente, sus grandes dimensiones la presentan como un monumento impresionante, es decir la Catedral de Leiria prefiere las distancias largas, las cortas no le vienen bien.

El Castillo, icono de Leiria

Al final llegamos a la parte mas alta donde está el Castillo. El paso de los siglos es evidente en su aspecto actual, se sometió a una amplia reforma en el siglo pasado y hoy en día está abierto al público previo pago. La torre del homenaje alberga un museo, normalmente a este tipo de museos no vamos porque requieren mucho tiempo y aquello que exponen no nos llama demasiado la atención a nosotros, y el resto del Castillo está bastante en ruinas pero hay una parte que presenta unas ventanas con columnas desde donde se puede disfrutar de unas vistas increíbles a la ciudad, solo por disfrutar de ellas merece la pena subir hasta arriba. Lo curioso es que en esa parte del Castillo había un grupo de niños en edad escolar con una profesora dándoles una especie de clase de meditación, todos en el suelo sin decir nada mientras la profesora hablaba en voz muy baja, nos impactó que subieran hasta lo más alto de la ciudad para hacer eso.

El Monasterio de Batalha, el orgullo de los portugueses

Tardamos muy poco en hacer los 14 kilómetros que separan Leiria de Batalha, fuimos directamente al área. Se encuentra muy bien situada a pocos minutos del Monasterio (39.661338, -8.824779) es un lugar agradable y con todos los servicios.

Fuimos paseando hasta llegar a el Monasterio de Santa María da Vitória, más conocido como Monasterio de Batalha, se trata de una majestuosa obra, clasificada como Patrimonio Mundial por la Unesco.

Sabíamos que en Batalha era el Monasterio y poco más, pero no es menos cierto que nos sorprendió el pueblo, porque es muy pequeño ya que solo tiene 16.000 habitantes, pero es muy agradable, es verdad que resulta chocante que un edificio tan espectacular como es el Monasteriose se ubique en un pueblo pequeño sin otros atractivos históricos.La explicación hemos de buscarla en las páginas de la historia porque se construyó para cumplir el voto que había hecho D. João I a la Virgen por vencer a los castellanos capitaneados por Juan I de Castilla, en la batalla de Aljubarrota (que se encuentra muy cerca de Batalha) en 1385.

El Monasterio es, como no, de estilo gótico manuelino. El exterior es impresionante, todo lo que se pueda decir es poco, merece sentarse tranquilamente en un banco o en una de las terrazas que hay justo delante y observarlo un buen rato.

El interior cuenta con un estilo gótico abovedado sencillo y de grandes dimensiones y se encuentra iluminado por las coloridas vidrieras. Como siempre en estos casos grabé un video intentando captar tanta belleza.

El sepulcro de D. João I, en la Capela do Fundador

Poco después entramos en la Capela do Fundador, es evidente que João I reservó esa zona para que cumpliera las funciones de mausoleo y por eso no podía ser de otra manera que fuese precisamente D. João I el que estuviese allí sepultado. La sala es impresionantemente alta, cuadrada con cúpula de estrella iluminada por una linterna octogonal. Como hemos dicho en el centro se encuentra la tumba de D. João I y la de su esposa inglesa Philippa Lancaster con dos esculturas de los dos monarcas dándose la mano, la belleza de la Capilla del Fundador es enorme, difícil de describir con burdas palabras escritas.

La unión entre el monarca portugués y sus esposa inglesa supuso una fuerte alianza entre Portugal e Inglaterra, lo que cambió el curso de la historia ya que España e Inglaterra siempre fueron países hostiles entre sí.

En cualquier caso se hiciera por la razón que se hiciera, el Monasterio de Batalha es un legado impresionante que los portugueses ha dejado a la humanidad, por ello la Unesco lo ha incluido entre las maravillas clasificadas como Patrimonio de la Humanidad.

La batalla de Aljubarrota, La razón de ser del Monasterio de Batalha

Los españoles somos muy dados a ver con facilidad la paja en el ojo ajeno y con mucha dificultad la viga en el propio, a menudo nos mofamos de los americanos porque no tienen ni idea de donde se ubica España. ¡¡¡ España, el país que descubrió América !!!, pero curiosamente apenas sabemos nada de nuestros vecinos portugueses con los que compartimos la península Ibérica y la batalla de Aljubarrota es un buen ejemplo, no es el único pero este es muy bueno.

Esta batalla es una de las mayores gestas nacionales de toda la historia de Portugal, considerada en el país como la victoria que acabó por consagrar su independencia de España. En la contienda era muy improbable el triunfo de las tropas lusas en 1385, porque eran muy inferiores en número a sus rivales castellanos. El relato de los hechos presenta cierto halo de leyenda. Los historiadores lusos cifran entre 30.000 y 40.000 el número de soldados desplazados por Castilla, apoyados por tropas francesas, frente a los menos de diez mil hombres que reunían los portugueses, que contaron, eso sí, con la ayuda de arqueros ingleses. Las tropas portuguesas decidieron no esperar a las castellanas a su llegada en Lisboa y salieron al encuentro de sus adversarios. Escogieron un cerro flanqueado por dos pequeños ríos, el 14 de agosto de 1385, una nube de flechas que oscureció el cielo, sumado a los obstáculos colocados en el terreno para dificultar el paso de la caballería, derribaron sorprendentemente a las fuerzas castellanas en menos de una hora.
El resultado de la contienda confirmó la existencia de Portugal como nación y la victoria lusa tuvo consecuencias fundamentales en el posterior desarrollo de la historia mundial. Curiosamente la batalla fue la primera piedra de la pacificación de la península ibérica, lo que acabó por permitir que los dos reinos compitieran en expansión y hegemonía", conquistando otros territorios más allá de sus fronteras.

No fue hasta 1411 que se firmó la paz entre ambos pueblos. Mucho después España sólo logró su objetivo de anexionar Portugal, ocurrió un siglo más tarde, en 1580, de la mano de Felipe II, aunque la experiencia apenas duró 60 años, hasta que el duque de Braganza recuperó el trono y consiguió así su independencia definitiva.
Todo esto se estudia en la educación básica portuguesa, formando parte de la cultura y el imaginario popular de nuestros vecinos.

Contrasta con el escaso conocimiento sobre lo ocurrido al otro lado de la frontera. Los Españoles nada sabemos de todo esto, es más la mayoría desconoce que Portugal fue parte de España con Felipe II.

Dedicamos también bastante tiempo a visitar el Claustro Real, fue construido en un estilo gótico sobrio, pero cuenta con añadidos manuelinos lo que supone que el resultado final es mucho mas alegre, así que cada uno de sus arcos –de los que doy cumplida cuenta en las fotos- es un ovillo de elaboradas tallas de símbolos manuelinos, cuenta con tres cipreses en el patio central, su profusa decoración y los cipreses la distinguen mucho del otro claustro con el que cuenta al Monasterio el Claustro de Dom Afonso V, es también de estilo gótico pero muy sobrio, yo diría que incluso soso.

Nuestro despiste con las Capelas Imperfeitas

En muchos de nuestros viajes comentemos el error de dejarnos algo interesante sin ver, es como una especie de estigma que nos persigue, se debe sobre todo a que controlamos mejor aquello que hemos visto después de verlo, de forma que a veces cuando vamos de camino hacia el siguiente lugar leemos algo o porque algún compañero viajero nos pregunta que nos ha parecido esto o aquello, o incluso otras veces al confeccionar el relato y documentarme de los lugares a los que hemos visitado me doy cuenta de que nos hemos saltado algo importante. Este fue el caso en Batalha, porque al entrar dentro del Monasterio jamás pensamos que nos dejábamos algo sin ver, lo habíamos visto todo o eso creíamos, pero no fue así, nos saltamos las Capelas Imperfeitas (Capillas Imperfectas o inacabadas).

Su nombre es debido a que no se terminaron porque el rey Duarte las mandó construir para albergar su propia tumba, pero le sobrevino la muerte y se interrumpieron los trabajos, así que estas capillas inacabadas, sin tejado, son uno de los aspectos más sorprendentes y seductores de Batalha y nosotros no las vimos, en estos casos siempre digo que gracias a eso tendremos una buena excusa para volver.

La conclusión final de la visita a Batalha es inequívoca ¡Qué maravilla de Monasterio! Y que derroche de tesoros históricos portugueses. Qué riqueza arquitectónica. Disfrutamos muchísimo.

El fallo tuvo su origen en que el acceso sólo se puede realizar desde el exterior del monasterio, así que nosotros vimos el interior completo y jamás sospechamos de la existencia de unas capillas exteriores sin acceso desde el interior. Cuando leí la opinión de un viajero en un blog casi caigo en una depresión profunda según él “las celebres Capelas Imperfeitas, son una obra de arte perfecta, donde el extraordinario pórtico que conduce a las capillas, sin discusión alguna, es una joya del arte manuelino. En mi opinión lo más destacado del monasterio, sin quitarle valor a nada del conjunto que es magnífico en su totalidad”.

Después decidimos comer algo en las terrazas de Batalha, porque apetecía hacerlo al aire libre, lucia un solo espléndido, lo hicimos no en una terraza, sino en dos, primero tomamos unas empanadillas portuguesas u después fuimos a otra terraza que anunciaba que tenían caracois (caracoles), estos nos decepcionaron muchísimo, estamos acostumbrados a nuestros caracoles de Setubal, donde siempre vamos al mismo sitio en la Avenida Luisa Todi, pero los que comimos ese día cerca del Monasterio –por cierto, viendo sin saberlo las Capelas Imperfeitas- no nos gustaron, no sabían a nada.

Alcobaça una bonita localidad con un Monasterio impresionante

Quedaban muchas hora de luz y emprendimos camino hacia Alcobaça, curiosamente por el camino que va desde Batalha hasta Alcobaça está Aljubarrota el lugar donde ocurrió la famosa batalla entre los portugueses y los castellanos, que ganaron los lusos y que motivó la construcción del Monasterio de Alcobaça. Aljubarrota es en pequeño pueblo que no expresa ni de lejos la trascendencia de todo lo que ocurrió allí en aquel momento.

Estábamos teniendo mucha suerte con el tiempo y Alcobaça nos recibió con una tarde soleada espléndida. Se trata de una localidad de 57.000 habitantes, dada su población no se puede decir que sea un pueblo, es decir este tipo de localidades se comportan como pueblos pero son más ciudades que otra cosa.

Debe de ser una localidad con mucho turismo, de forma especial con turismo de autocar porque dispone de un aparcamiento enorme a las puertas de la ciudad antigua, es cómodo aparcar allí aunque no es un buen lugar para pernoctar porque está bastante inclinado, así que dejamos la Gaviota aparcada (39.549006, -8.974961) y fuimos andando hasta el centro.

Ese era el día de los Monasterios porque es también el lugar emblemático de esta localidad. Es llamativo que en una distancia de solo 70 kilómetros que son los que hay entre Tomar y Alcobaça nos encontramos con tres Monasterios impresionantes, el de Tomar, el de Batalha y el de Alcobaça, eso da muestras del importantísimo patrimonio cultural e histórico que posee Portugal.

Es cierto que ir a Alcobaça es ir a ver su Monasterio, no en vano está avalado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, pero la ciudad a nosotros nos gustó mucho, al menos el centro que es muy agradable y bonito.

El monasterio tiene delante una enorme explanada que hace las veces de plaza, La Praça 25 de Abril, uno de sus lados está lleno de terrazas y dado el día soleado que hacía era una bendición sentarse un rato en una de ellas, pero para sentarnos ya teníamos reservado algo y decidimos ir a ver primero el Monasterio.

El Monasterio se erigió en el año 1178 por la iniciativa del primer rey de Portugal que confió tanto el monasterio como varias tierras de cultivo de sus alrededores a los monjes del Císter. El monasterio se convirtió en uno de los más ricos y poderosos de Portugal. Se cree que en aquella época vivían allí 999 monjes que celebraban misas por turnos, sin interrupción. Algunos monjes pasaron de la agricultura a la enseñanza, en el siglo XVII algunos monjes decidieron poner su talento en la cerámica y en la escultura de piedra y de madera.

Tras un amplio periodo de decadencia de los monjes en el siglo XIX se disolvieron las órdenes religiosas.

Para el visitante actual es patente todo ese esplendor que acabamos de comentar, sin conocerlo es imposible entender las enormes dimensiones y el imponente aspecto del Monasterio de Alcobaça.

El Monasterio de Alcobaça, encierra una trágica historia de amor

Dª Inés de Castro y D. Pedro I de Portugal

Si hay una historia de amor que ha marcado la historia de Portugal, es sin duda la del amor prohibido entre el infante Pedro I de Portugal e Inês de Castro.
Cuando D. Pedro era el infante de Portugal se convino su boda con Doña Constança Manuel que era una noble gallega, perteneciente a la poderosa Casa de Castro, emparentada con los primeros reyes de Castilla. La novia se dirige a Lisboa con su séquito y con ella va de dama de compañía Inés de Castro alrededor de 1338. Las crónicas narran que, ya en el primer encuentro, D. Pedro quedó prendado de Dª Inés, a quien describen como: “bellísima, de esbelto cuerpo, ojos claros y colo de garça”. No se conoce con exactitud cuando empezó el romance pero si que a pesar de su casamiento con Doña Constanza el Infante tenía encuentros románticos con Inês en los jardines de la Quinta das Lágrimas.

Años después murió D. Constança, lo que supuso que D. Pedro y Doña Inés comenzaran a vivir maritalmente, lo que acabó por enfrentarlo con su padre, el rey D. Afonso IV, que condenaba vehementemente la relación y provocó una fuerte reprobación de la corte y del pueblo.

Durante años, Pedro e Inês vivieron en los Paços de Santa Clara, en Coimbra, con sus tres hijos, pero la censura creciente a la unión por parte de la corte presionaba constantemente a D. Afonso IV, que finalmente ordenó asesinar a Inês de Castro. Loco de dolor, Pedro lideró una rebelión contra el rey, sin perdonar nunca el asesinato de su amada.

Cuando finalmente el infante subió al trono en 1357, ordenó ya como Pedro I capturar y matar a los asesinos de Inês, arrancándoles el corazón, lo que le valió el apodo de “el Cruel”.

(Este apodo es curioso, porque en Castilla el rey que también se llamaba Pedro I se le apodó de igual forma Pedro I el Cruel, mucha crueldad reinaba en aquella época)

Pero ahí no terminó la venganza del rey enamorado sino que ademas juró que en secreto se había casado Inês de Castro años atrás, de esta forma le otorgó el reconocimiento de reina de Portugal.

Y así en abril de 1360, ordenó al traslado del cuerpo de Inês desde Coimbra hasta el Real Monasterio de Alcobaça, donde construyó dos magníficos sepulcros para poder descansar allí para siempre junto a su eterna amada.

Así quedó inmortalizada en piedra la historia de amor portuguesa más apasionante.
Se trata de una historia terrible pero apasionante y el amor entre Pedro I y Doña Inés, a bela garça (la hermosa garza) está hoy en el recuerdo de todos los portugueses.

El hermoso Claustro do Silencio, de dos plantas

Del monasterio destacan por supuesto el Claustro do Silencio y la iglesia. Dentro de esta las tumbas de Don Pedro I y Dona Inés que encierran una historia de amor inmensamente popular en Portugal.

Y pusimos punto y final a la visita del Monasterio de Alcobaça, también maravilloso. Nos sorprendieron su belleza, sus lineas esbeltas, el esplendor de su cerámica portuguesa y sobretodo las historias que tiene atrapadas dentro de si.

Salimos de la Iglesia y volvimos al mundo mundano y nunca mejor dicho, porque nos pusimos a buscar una pastelería que nos había recomendado nuestro amigo Filipe de Leiria, la encontramos pagada a uno de los laterales del monasterio, Casa Dos Doces Conventuais, que según nos dijo es toda una Institución . Eran los últimos minutos de sol y nos sentamos en la terraza. La verdad es que la pastelería es un pecado mortal de primera linea, como no pensaba comerme todo lo que me apetecía, al menos les saque muchas fotos y nos sentamos a comer una pequeña muestra.

Nazaré.

Le dijimos adiós a Alcobaça y emprendimos camino hacia Nazaré. Llegamos directos al área que estaba en un descampado de tierra quizás previsto para que aparquen autocares, pero al menos ese día estaba lleno de autocaravanas (39,596606, -9.069532).

La sensación inicial que nos dio Nazaré era la de que es una localidad fea, pero es verdad que esa idea cambio cuando nos acercamos a la playa, Nazaré es playa y solo playa. Al final hemos de decir que lo pasamos muy bien en Nazaré y nos gustó mucho.

Así que llegamos y aparcamos nuestra Gaviota en el descampado de tierra y nos fuimos hacia la playa. Por el camino habíamos estado hablando con Filipe que nos estuvo comentando algo del área de “sitio” también nos dijo que desde “sitio” tendríamos unas vistas preciosas de Nazaré. Filipe tiene un español casi perfecto, pero no nos extrañó que cometiera un error refiriéndose “al sitio” sin parar.

El caso es que dimos un alegre paseo por la playa que recorrimos de lado a lado, descubrimos obras en un buen tramo del paseo lo cual chafa un poco la visita pero no nos importó demasiado. Al llegar al extremo norte de la playa vinos lo que ellos llaman el ascensor, Nazaré se encuentra entre el mar y un acantilado, hay casas en la parte de abajo al borde del mar y casas en la parte alta del acantilado, el ascensor sube a la gente por la empinada cuesta hasta arriba.Conste que no es un ascensor, técnicamente hablando es un funicular, pero popularmente se le llama ascensor.

Empezaba a caer el sol y todavía era pronto para cenar así que decidimos coger el ascensor y subir a la parte de arriba. Al acercarnos a coger el billete vimos que el recorrido es solo de dos paradas y estas son Nazaré y Sitio, Sitio !!!!!!, es decir Filipe se estaba refiriendo a la localidad que está en la parte alta del acantilado y esta se llama Sitio.

Decidimos subir en el ascensor y bajar andando lo cual fue un acierto completo. Sitio es una localidad muy sencilla, no es que tenga nada especial, pero las vistas a Nazaré son impresionantes como bien nos había advertido Filipe. Recorrimos un poco las calles, la zona de la plaza de toros y sobre todo el mirador, allí pasamos un buen rato observando como caía el sol fundiendo su fuego con el agua del mar en el limite del horizonte, no estábamos solos, había mas gente allí disfrutando del momento.

Poco después emprendimos el descenso, cerca de la estación de Sitio hay un camino que zigzaguea el borde de la montaña para llegar hasta abajo. Estaba iluminado aunque no demasiado, lo curioso es que vimos subir un par de muchachos y después una chica joven.

Llegamos otra vez a la playa y ya era completamente de noche. Decidimos cenar en uno de los muchos sitios que había a lo largo del paseo marítimo. Recurrimos otra vez mas a los consejos de nuestro amigo portugués Filipe. El nos había hablado de dos o tres sitios para cenar, elegimos uno de ellos “O Celeste”, nos había dicho que es un sitio donde siempre va a comer el famoso surfista Mc Namara. Nos sentamos, mientras pedíamos la comida se nos ocurrió buscar en Google al surfistas, que nosotros no conocíamos, aparecían montones de noticias relacionadas con él y Nazaré, en especial la siguiente “El hawaiano Garrett McNamara surfeó sobre una ola de más de 30 metros. Es, posiblemente, la mayor navegada jamás realizada, superando su propia marca” eso había ocurrido en Nazaré.

Donde nadie se queda con hambre

El restaurante no disimulaba su vinculación con el surfista porque hay varios platos que llevan su nombre y en especial una entrevista publicada en la que decía que había comido en muchos sitios por todo el mundo pero “O Celeste” era el mejor de todos. Así que comimos tan contentos, el restaurante no es un sitio lujoso pero tiene su encanto. Pedimos una caldeirada nazarena de pescado y cuando la vimos casi terminamos en el suelo del ataque de la risa, porque no parecía para dos sino para ocho, comimos hasta que ya no podíamos mas, nos pusieron en tapes lo que no pudimos comernos y estuvimos varios días comiendo caldereira, el precio algo mas de 30 euros y estaba buenísima, en fin eso es Portugal.

Sábado 7 de enero: Nazaré, Sao Martinho do Porto, Foz do Arelho, Peniche, Buda Garden, Óbidos.

La noche anterior nos lo habíamos pasado muy bien en Nazaré. Por la mañana nos levantamos y volvimos otra vez al paseo marítimo.

Tuvimos mala suerte con las obras que se estaban haciendo porque estaba medio paseo en obras.No obstante lo cual estuvimos paseando de lado a lado sin perder detalle. Podría decirse que en muchos sentidos Nazaré es una población de costa típicamente portuguesa donde su mayor atractivo reside en que tiene una bonita playa de arena que describe una amplia curva.

Es bonita y goza de la suerte de que tiene unas inmejorables vistas desde el escarpado acantilado. Esas vistas pudimos disfrutarlas la noche anterior y hoy tocaba pasear por el borde de la playa.

Nazaré es muy popular en Portugal, quizás porque se encuentra a una prudencial distancia entre sus ciudades mas importantes, a unos 100 kilómetros de Lisboa y a unos 230 de Oporto, así que no es de extrañar que sea considerada por muchos como la más típica del país. Se trata de una localidad de playa y solo playa pero es cierto que enamora y dicen que es un pueblo buscado por pintores y otros artistas de todo el mundo y no solo por ellos sino también por los surfistas mas famosos. En suma, un lugar de vacaciones.

Nazaré cuenta con aproximadamente 10.000 habitantes.

Las 7 faldas de las mujeres de Narzaré

Antes de de llegar habíamos oido hablar de las mujeres de Nazaré que son famosas por ponerse 7 faldas, una encima de la otra, pero no habíamos visto ninguna foto. La noche anterior cuando dábamos un paseo por la parte de arriba del acantilado, es decir por Sitio, de pronto nos encontramos con una mujer ataviada de formapara nosotros muy extraña, hablando con un móvil.Estuvimos esperando unos minutos para ver si terminaba de hablar y nos permitía sacarle una foto pero no hubo manera, la mujer estaba enfrascada en una larga conversación y nosotros al lado de ella, así que decidimos marcharnos y dejarla hablar tranquilamente.

Por la mañana en nuestro paseo por la playa volvimos a ver otras mujeres vestidas de esa extraña manara, desgraciadamente esta vez o no pudimos fotografiarlas o bien iban de negro riguroso. En cualquier caso el asunto resulta muy impactante.

Es evidente que Portugal en los últimos años también sufre la pérdida de muchas de sus costumbres y tradiciones, pero Nazaré parece parado en el tiempo porque todavía se ven muchas veces ropas tendidas en las ventanas, niños jugando en la calle y dicen que pescado secándose al sol, aunque nosotros no lo vimos quizás por ser invierno.

Sin embargo lo más chocante es que se ven algunas mujeres vestidas con la ropa tradicional de la localidad, pero a diferencia de lo que suele ser una vestimenta tradicional, la que portan las mujeres de aquí es muy peculiar. Para empezar consiste en una falda más bien corta, no es una minifalda, pero desde luego es mucho mas corta de las faldas típicas que estamos acostumbrados a ver, pero lo mas impactante es que bajo ella hay siete combinaciones, eso es lo que marca la tradición, siete ni una más ni una menos, lógicamente el conjunto resulta bastante voluminoso.

La explicación de tanta capa parece ser que tiene su origen en los tiempos en los que las mujeres se sentaban en la playa a esperar a sus maridos pescadores. Lógicamente había días de mucho frío al borde del mar, así que se tapaban la cabeza espalda y brazos, con las faldas superiores, usándolas como si fueran una capa. La decencia estaba a salvo pues había faldas suficientes para cubrir las piernas.

El curioso atuendo se suele completar con un pañuelo a la cabeza y pendientes de oro. Hasta ahí se trata de un atuendo curioso e impactante, pero el remate es lo que resulta mas chocante porque todo eso se completa con unos calcetines o medias de lana de vivos dibujos hasta la rodilla y unas cómodas zapatillas de estar por casa. Toma ya !!!!!!!. Huelga decir la sensación que nos produjo a nosotros ver a aquella señora vestida de esa guisa y hablando por un Smartphone la noche anterior en Sitio.

También es bastante frecuente ver a mujeres mayores vestidas completamente de negro. Son viudas que llevan luto. Tradicionalmente cuando el marido moría se vestían de negro durante el resto de su vida (como ocurría en España). Ahora los tiempos se han suavizado muchísimo y lo normal es llevar el luto durante un año.

Continuamos dando un paseo por la bonita playa y disfrutamos de una de sus mejores estampas, las barcas de colores descansando encima de la arena de la playa. Cuando las ves entiendes porqué los pintores se vuelven locos en un sitio como este.

La calzada portuguesa y el rinoceronte indio

Antes de despedirnos de Nazaré volvimos a pasar por la zona de obras, allí había un hombre, poniendo adoquín tras adoquín en los que se llama la calzada portuguesa, algo profundamente arraigado en la forma de pavimentar las aceras en cualquier ciudad o pueblo de Portugal.

Personalmente siempre me ha llamado la atención que de Norte a Sur, vayas donde vayas en Portugal ,te encuentres siempre esos adoquines en las aceras y zonas peatonales o comerciales, da igual que sea una ciudad o un pueblo muy pequeño. Puede que me llame la atención porque es muy bonita y además porque contrasta con esa manía de poner aceras de baldosas feas y malas en color rojo y blanco que hay en España. Investigando sobre este asunto descubrí que hay mucho mas detrás de esas calzadas de lo que se puede pensar a primera vista.

La calçada portuguesa, como así se llama en portugués (pedra portuguesa, en Brasil) es un tipo particular de revestimiento de suelo utilizado sobre todo en la pavimentación de aceras y espacios públicos, que es habitual en países de habla portuguesa.

El empedrado portugués es el resultado de la pavimentación con piedras de forma irregular, generalmente de piedra caliza o basalto, lo que hace que el conjunto tenga un aspecto marmóreo. Se pueden utilizar para formar patrones decorativos mediante el contraste entre las piedras de diferentes colores. Los colores más tradicionales son el blanco y el negro.

En Portugal, son unos auténticos especialistas los que las colocan y los trabajadores cualificados en este oficio se llaman mestres calceteiros.

Este particular adoquinado surgió a mediados de siglo XIX. La historia de cómo se implantó tiene miga, a mi por lo menos me encanta, veamos:
En tiempos del rey Don Manuel I, concretamente el El 20 de mayo de 1515 llegó un rinoceronte indio a Lisboa desde el Extremo Oriente, se trataba de un intercambio de regalos diplomáticos ya que por aquella época, los gobernantes de diferentes países en ocasiones se enviaban animales exóticos para mantenerlos en la casa de fieras. La llegada de un ejemplar vivo causó sensación a fin de cuentas era el primer rinoceronte que se veía en Europa. Como consecuencia del cuidado preferente que se le daba al exótico animal el Rey mandó empedrar las calles de Lisboa, época en la que se utilizaba granito de Oporto. El objetivo era evitar que un rinoceronte blanco manchase con el barro de sus pesadas patas la comitiva que se esperaba para el cumpleaños del monarca, ya que el granito es más poroso y en cambio el material calcáreo presentaría un acabado marmóreo que evitaría ese problema.

En la imagen a la derecha el famoso grabado del Rinoceronte de Durero. Se trata del rinoceronte indio que llegó Lisboa a principios de 1515 y que dibujó Durero aunque nunca vio al rinoceronte real.

Muchos años después sobrevino el tremendo terremoto de Lisboa (en 1755), por lo que hubo que reponer el pavimento de Lisboa. Con el lejano precedente del rey Don Manuel I, se acometió la pavimentación de la ciudad, para ello se utilizo la mano de obra de los presidiarios. Una vez terminada la obra se consideró insólita y en poco tiempo se extendió por todo el país y por las colonias.

La tradición de la calzada portuguesa se enraizó tanto en el país vecino que en 1986 se creó la escuela de empedradores.

Así que cuando paseamos en Portugal por encima de esas aceras o zonas peatonales no digamos eso de “aquí ninguna mujer puede llevar tacones” sino que pensemos que aunque pase un rinoceronte blanco no dejará manchada la calzada.

Sao Martinho do Porto un pequeño pueblo que enamora

Poco después llegamos a Sao Martinho do Porto.

En nuestro primitivo plan de viaje nosotros no teníamos previsto visitar Sao Martinho do Porto, pero uno de los amigos autocaravanistas de Portugal nos insistió en ello y no dudamos en modificar el recorrido. Fue todo un acierto, Sao Martinho no es un municipio lleno de monumentos históricos, tampoco hay Monasterios pero es un lugar encantador que cuenta con una belleza natural que sorprende y enamora.

Sin duda tiene un elemento en común con Nazaré y es que ambas localidades están diseñadas para las estancias vacacionales, con la diferencia a favor de Sao Martinho de que esta es una localidad mas tranquila y que no está gobernada por el turismo masivo. En definitiva, una delicia de pueblo al borde del mar con tan solo 2.800 habitantes.

Para hacerse una idea de cómo es Sao Martinho conviene abrir la visión satélite de Google Maps y podremos descubrir la curiosa forma de concha perfecta. La naturaleza hizo aquí un dibujo especial, la forma de concha que solo permite el paso del agua por un lugar muy estrecho. Esto supone que hay un escaso oleaje y una bajísima renovación de agua, lo que genera lodos y acumulación de algas. La calidad del agua en algunos momentos no hace justicia a la limpieza del Atlántico en las localidades cercanas y hace que con los pies en la arena la bahía no sea tan atractiva como en la vista satélite.Sin embargo la arena de São Martinho es de color dorado y muy fina.

Nosotros dimos un paseo por la orilla de la bahía y llegamos a una zona de terrazas que hay en el extremo, allí nos dimos cuenta de que es un lugar donde hay muchos extranjeros que de una u otra forma residen allí, al parecer se trata de una localidad con un creciente ambiente de turismo extranjero, fundamentalmente británico, alemán y francés.

Pasamos un buen rato en aquella terraza, donde tomamos una cerveza disfrutando del sol que en esa época del año mas parecía que fuera de primavera que de un día de invierno.

Volvimos a coger la Gaviota y pusimos rumbo a Foz do Arelho, pero antes de salir de la Bahía vimos el otro extremo de esta y es un lugar que no se puede pasar por alto, es una zona de dunas con paseos de madera. Una auténtica delicia para disfrutar de un día tranquilo. Es un lugar ideal para parar e incluso hacer noche, de hecho había un para de autocaravanas allí. (39.513376, -9.136582)

Pero habíamos puesto el punto de mira hacia la siguiente población y no estuvimos allí más de media hora.

Preciosos paisajes en el Mirador que hay entre Sao Martinho do Porto y Foz de Arelho

Poco después cuando íbamos camino de Foz do Arelho no dejábamos de asombrarnos de lo hermoso que era todo, paramos varias veces a disfrutar del paisaje, de los prados llenos de colorido de forma especial de tonos rojos y amarillos, que terminaban al borde de unos acantilados espectaculares con unas vistas increíbles. Aquella belleza nos atrapó durante mucho rato, grabamos un video e hicimos muchas fotos, al final reemprendimos el camino otra vez buscando llegar a Foz porque a ese paso no íbamos a llegar nunca.

La naturaleza y los paisajes en las inmediaciones de Foz de Arelho son espectaculares

Foz do Arelho es mas una Laguna que un pueblo

Llegamos a Foz do Arelho y estuvimos perdidos un buen rato, habíamos puesto en el navegador, como hacemos siempre, que nos llevase al centro del pueblo y allí no había nada, una calle residencial con casas, es decir no había ayuntamiento ni plaza ni nada que nos hiciese pensar que habíamos llegado al centro del pueblo.

Avenida do Mar

Estuvimos trasteando en los móviles que para estos casos son estupendos y gracias a la foto del satélite pudimos darnos cuenta de que Foz do Arelho es otra localidad de playa y solo playa, las casas de la población son fundamentalmente estacionales y como tal no hay un municipio con entidad, o al menos nosotros no conseguimos verlo. Lo interesante está al borde del mar, en la que se llama Avenida do Mar, como no podía ser de otra forma, si se coge ésta y se va hasta el final (39.433346, -9.227878) se disfruta de un buen paseo al borde de la laguna, porque hasta que no se llega al final de la Avenida lo que se ve es una laguna, a decir verdad una gran laguna.

Es decir Foz ofrece la posibilidad de elegir entre dos tipos de playa distintos. Por una parte, la Laguna, un lugar de gran belleza y aguas tranquilas y si continuamos hasta el final disponemos de la playa abierta al mar, una playa bastante salvaje, por otro lado es algo muy habitual en Portugal, con arena blanca y muchísimo espacio, que en este caso también ofrece excelentes condiciones para la práctica de surf.

Al final de la Avenida do Mar hay una zona de bares y terrazas, el día que nosotros estuvimos estaban llenas y daba gusto ver el movimiento que había en ellas.

Estuvimos paseando por la Avenida y después aparcamos la Gaviota para ponernos a comer, la avenida es de doble carril por ambos lados y tiene plazas de aparcamientos a lo largo de la misma, como era enero no había ningún coche aparcado, estaba todo vacío, así que pudimos aparcar tranquilamente y comer allí con vistas a la Laguna, hacia un día fantástico que mas bien parecía un día de primavera. Después de comer dimos un paseo por la laguna para disfrutar del día.

Tras el bonito paseo nos fuimos a visitar Peniche.

A Peniche no era la primera vez que íbamos. Conocemos algunas personas que van a menudo a Peniche atraídos por sus playas y por el lugar, así que nosotros nos sentíamos atraídos por sus recomendaciones. Además es un lugar que suena, suena por su nombre y quizás por ser una bonita península que cuando la ves en un plano no se te olvida su forma. Cuando llegamos a Peniche siempre nos pasa lo mismo, porque no terminamos de encontrar su encanto, seguramente será culpa nuestra pero la verdad es que siempre nos decepciona en mayor o menor medida.

<< Vista satélite de Peniche

El caso es que sobre el papel es un lugar único. Tiene un enorme interés geológico y es una zona magnifica para los amantes del surf. Además tiene la fortaleza que D. João IV ordenó construir en el s. XVII y que da muestras de que constituía un importante complejo militar para protección contra invasiones procedentes del mar, junto con el fuerte de Peniche.

La fortaleza que D. João IV >>

También cuenta con el atractivo de la pesca que es una actividad importante en Peniche y la llegada de los barcos cargados de pescado al puerto constituye un bullicioso espectáculo. Todo eso lleva a que en la Avenida do Mar podemos encontrarnos muchos restaurantes que sirven “caldeiradas”, sopas de langosta al estilo de Peniche, arroz de marisco con el mejor pescado fresco que puedes encontrar.

Nosotros aparcamos en una zona de amplios aparcamientos (39.361389, -9.380729) y cogimos las bicicletas, gracias a ellas pudimos hacer un recorrido completo de Peniche y salir de dudas definitivamente de dónde estaban sus atractivos que nosotros nunca veíamos. Es indudable que cuanta con sus atractivos y probablemente la gente que pase allí unos días de vacaciones esté de maravilla.

Dicho todo eso la explicación de porqué no nos impacta a nosotros esa localidad se debe, sin duda, a que se trata de una zona de espacios muy abiertos y un tanto desordenados con casas que no son especialmente bonitas y con playas que no te llenan las vista por su belleza natural. Es cierto que ves lo que fue la fortaleza, lo cual da un vestigio histórico de la localidad, pero nada de lo que vimos nos dejó con la boca abierta y siendo cierto que Peniche se encuentra repleta de cultura, tradiciones y recursos naturales cuando nosotros paseamos por sus calles no percibimos nada. Quizás si hubiéramos visto la isla de Berlenga, que es considerada una de las reservas naturales más bonitas de Portugal, hubiera cambiado nuestro punto de vista.

<< Una de las calles de Peniche

Así que volvimos a nuestra Gaviota y emprendimos la última visita del día a Buda Garden.

Este viaje suponía dejar atrás al mar, porque nos dirigíamos hacia el interior de Portugal cerca de la localidad de Bombarral. Allí está uno de los mayores jardines orientales de Europa.

El Buddha Eden Garden es un lugar curioso y quizás por estar cerca de Lisboa se trata de un jardín muy concurrido.

El sitio cuenta con más de 30 hectáreas (es decir 30 campos de futbol) y para visitarlo hay que pasar por taquilla.

En él hay enormes estatuas de Budas, pagodas y terracotas, además de una serie de esculturas orientales. Las obras y la vegetación muy verde y muy bien cuidada con un lago central, que cuenta con esculturas y dragones tallados en el lado de la estructura.

Buda Garden: La respuesta de un comandante portugués a las atrocidades de los talibanes en Afganistan

Resulta que cuando surgió la notica en 2001 de la destrucción por parte de los talibanes de las figuras budistas en el territorio de Afganistán, obedeciendo a una orden del líder supremo de la milicia, al Comandante José Berardo se le ocurrió la construcción de este lugar.

Foto de una de las figuras budistas destruidas por los talibanes en 2001

Es un lugar eminentemente turístico, por lo tanto un poco lejos de nuestras costumbres, pero estuvo bien conocerlo porque jamás en la vida hubiéramos sospechado que un lugar así tuviera tanto éxito y vaya que si lo tenía, porque fuimos a última hora y había mucha gente visitándolo.

Cuando salimos aún no era de noche y decidimos acercarnos a dormir a nuestro próximo destino la bonita localidad de Óbidos.

Al llegar a Óbidos fuimos directamente al área (39.355993, -9.156881). Es una localidad muy turística que tiene a su entrada dos grandes espacios para aparcar turismos y los “dichosos” autocares que masifican estos bonitos lugares, pero a pesar de la presencia de turistas siempre presenta una cara amable, sobretodo si uno busca los mejores momentos para visitar este hermoso municipio.

Nosotros llegamos ya de noche, de hecho en el área que es de pago no había nadie para recibirnos y tan solo dos vehículos, una camper y otra autocaravana.

Era nuestra última noche en Portugal antes de volver a casa y eso para nosotros siempre nos conduce a despedirnos cenando en un restaurante. Desde el área nos dirigimos andando hasta el pueblo dando un paseo, no está lejos, apenas diez minutos a pie.

La localidad nos recibió casi vacía pero con sus mejores galas nocturnas, de hecho la iluminación bien podría ser la navideña que aún no había sido retirada. No es la primera vez que visitamos Óbidos y quizás por eso y por la soledad del momento todo nos pareció más bonito que nunca.

Era tarde pero aún estaban abiertos la mayoría de los comercios, son tiendas pensadas para los turistas, pero hay una loja (tienda) que siempre reclama mi atención, porque no es una tienda al uso, se trata de una librería, lógicamente de libros en portugués, lo que supone que su clientela nos somos nosotros, ni el resto de guiris, eso no deja de ser curioso habida cuenta de que vienen a diario muchos extranjeros, pero no solo se queda ahí, porque en la librería también puedes adquirir un largo surtido de verduras, frutas, quesos y otros productos de los que llamamos delicatessen. Sin duda es una tienda fascinante que siempre me sorprende y esta vez además había un ejemplar del Principito, lógicamente en portugués, todo el mundo guarda un hueco entre sus recuerdos para ese libro pero en mi caso es algo muchísimo mas espacial porque ese libro lo leía en Suiza, pagina a página con mi profesora Mme. Meyer, para mi la mejor profesora del mundo.

Esa es la que nosotros encontramos abiertas pero lo curioso es que a Obidos se la considera una ciudad literaria, ya que las librerías abundan alguna incluso fuera de la muralla también con una oferta muy variada donde se puede degustar vinos, tomar algo, oír una conferencia o un concierto, y hasta ver de cerca el acueducto de la ciudad, todo ello además de comprar libros.

Casi enseguida entramos en uno de los restaurantes de allí (Restaurante Lidador) y cenamos muy a gusto. Bebimos un vino tinto portugués que como siempre era estupendo, fue una recomendación del camarero que nos atendió, un muchacho joven que ya era un devoto de la cultura del vino con el que estuvimos hablando de cómo se inició y de cuales era sus vinos favoritos un buen rato.

Y nos fuimos a dormir, el área estaba un poco oscura pero muy tranquila.

El buen vino de la cena >>

Domingo 8 de enero: Óbidos, Santarém

Nos levantamos temprano y hacía un día fantástico para visitar Óbidos. Nos habían dejado una bolsita de plástico en el parabrisas con las instrucciones del pago del área, creo recordar que eran 6 euros, nos pusimos a rebuscar entre nuestra mondas y no hubo manera de llegar a los 6 euros, al final recolectando por aquí y por allí conseguimos casi esa cantidad y solo nos faltaban unos céntimos. Le dejamos el sobre en el buzón de la cabina de control, justos donde también están los servicios de llenado y vaciado de aguas.
Poco minutos después emprendimos el camino, el área está prácticamente debajo del acueducto que tiene 3 kilómetros de longitud y que data del siglo XVI con el fin de llevar el agua a las fuentes de la localidad, aunque no es un acueducto demasiado espectacular.

Óbidos cuenta con un centro histórico muy cuidado y muy bonito, está rodeado por una muralla clásica que cierra coherentemente todo el conjunto.

Poco después estábamos otra vez en la Entrada Principal (Puerta de la Villa) del pueblo, que es sin duda el lugar mas emblemático de toda la localidad, muestra una pequeña capilla dedicada a la patrona y está decorada con típicos azulejos portugueses.

Una vez atravesada la puerta te encuentras con un laberinto de calles empedradas y casas encaladas gustosamente y vivos toques de pintura amarilla y azul.

Puerta de la Villa y Capilla

Obidos en primavera es precioso

Casas con florales en primavera

Hay que decir que nosotros fuimos en pleno invierno así que nos perdimos parte del atractivo que tienen las casas de la localidad. En primavera e incluso al principio del verano las casas están adornadas por plantas enredaderas que se conducen a través de las fachadas, son fundamentalmente “capsis radicans" también llamadas enredaderas de trompeta que presentan unas flores rojas muy llamativas en forma de trompeta y glicinias que tienen unos racimos grandísimos de flores azules, aunque también vimos alguna buganvilla como la que pongo en la foto. Nosotros no hemos tenido la suerte de verlo nunca en esas fechas, la primera vez fuimos en septiembre y estaban bonitas pero sin apenas flores y esta segunda en invierno solo estaban los troncos pelados, pero se pueden ver las fotos en internet. Creo que esa orgía floral debe ser digna de verse así que tendremos que escaparnos alguna vez en mayo. La verdad es que prácticamente todas las casas de Óbidos están adornadas con esas flores, pero es una costumbre que se observa en muchos otros puntos de Portugal, el clima mas húmedo y sin heladas favorece su crecimiento.

Pasamos la Entrada Principal y tomamos la Rua Direita que es la arteria principal del pueblo, donde podemos encontrar la mayoría de tiendas y restaurantes, concretamente el restaurante en el que cenamos la noche anterior. Era muy temprano cuando llegamos y la calle estaba vacía, no había nadie para recibirnos, algunas tiendas empezaban a abrir pero parecía que teníamos al pueblo para nosotros solos.

Aunque a esas horas no había nadie es en la la Rua Direita donde nos vamos a encontrar la tradicional degustación de los licores de cereza con chocolate que es algo ineludible allí.La elaboración del licor de guindas es una tradición de la región. Su venta a granel en las tabernas es un hábito profundamente portugués y por lo tanto es de suponer que también en Óbidos. En esta localidad se instauró de forma especial gracias a José Duarte hace 50 años. Este hombre de procedencia humilde se apercibió de las posibilidades que el licor tenía a la vista del número de número de visitantes que se acercaban a la localidad y abrió el primer bar donde se consagró la Ginja de Óbidos.

Con los años y la cada vez mayor afluencia de turistas se popularizó aun más y hoy en día es tan tradicional como el Castillo pasear por la Rua Directa y tomar un licor con chocolate.

Nosotros no íbamos a tomarlo porque eran poco más de las 9 de la mañana, aunque hubiéramos podido porque las mesas y sillas exteriores con la oferta de licor fue la primera cosa que sacaron los comerciantes.

Dimos un buen paseo por el entramado de calles y llegamos al extremo de la localidad, desde allí divisábamos muy bien el Castillo.

El Castillo está declarado Monumento Nacional y fue elegido una de las 7 maravillas de Portugal lo que supone el enorme valor que representa no solo para los turistas sino de forma muy especial para los portugueses. Las murallas que completan el entramado defensivo delimitan el territorio de esta bonita población, por ellas se puede acceder y caminar haciendo un interesante recorrido que presenta unas vistas excepcionales al entorno y por supuesto dominando el casco histórico de Óbidos. Nosotros subimos a terminar el largo paseo que dimos por el pueblo y desde allí nos despedimos de este bonito pueblo.

Al alejarnos ya estaban empezando a llegar los autocares cargados de turistas que seguramente beberán el famoso licor de cereza con chocolate, pero ellos no tienen que conducir y siempre que consigan subir al autobús aunque sea a gatas no tendrán ningún problema.

Santarem

Cogimos la Gaviota y emprendimos camino hacia nuestro último destino Santarém.

Era domingo y cuando llegamos a Santarém se notaba una ausencia total de vida, se conoce que los domingos por la mañana la gente se queda en casa. Aparcamos en las inmediaciones del marcado que está recubierto de cerámica portuguesa y es precioso, pero estaba cerrado y no hay cosa mas triste que un mercado cerrado por muy buena arquitectura que atesore.

Con 62000 habitantes, es sin duda una localidad muy interesante y esa mañana con un sol radiante lucía muy bonita, es más, al parecer cuenta con un interesante centro histórico repleto de monumentos góticos y tranquilas callejuelas entrecortadas de escaleras y conforma un lugar muy agradable para pasear relajadamente, eso al menos reza en cualquier guía que uno se eche en cara, pero nosotros no lo vimos.

El día de regreso no somos capaces de hacer gran cosa y ese día ya habíamos hecho mucho mas que la mayoría de las veces ya que habíamos visto y disfrutado de Óbidos, pero a Santarém deberemos volver en otra ocasión, porque lo que vimos es seguro que no le hace justicia. Así que la dimos como pendiente y retomamos el viaje a casa.

Portugal nunca defrauda, esa es la frase que nos repetimos cada vez que hacemos un viaje al país vecino, haremos más, todavía queda mucho por conocer a fondo.