Nuestro Diario del Viaje a Galicia: Las Rías Baixas
Conocíamos, Coruña, Santiago y Vigo, en viajes escapada de fin de semana, pero sabíamos que Galicia es mucho mas, así que cuando estuvimos en FITUR recogimos mucha información de Galicia con idea de ir allí con nuestra Autocaravana.
Este es el primer viaje que hemos hecho a Galicia con nuestra autocaravana. Teníamos previsto cubrir las Rías Bajas en 9 días y medio, y en cierto modo hemos cubierto el objetivo, pero bien podríamos haber estado el triple de días y aun así seguro que habríamos dejado algo sin ver, o al menos sin verlo como merece.
Galicia es una tierra espectacular llena de sorpresas, con un nivel de infraestructura pública muy por encima del resto de España, las calles, las aceras, los parques y el tratamiento y protección que se da a las zonas naturales, o de esparcimiento, es digno de admirar. Como españoles autocaravanistas nos hemos sentido muy a gusto y orgullosos en todos los sitios en los que hemos estado, y la amabilidad de la gente nos ha acompañado en todo el recorrido.
Este ha sido el diario de un buen viaje a las Rías Baixas:
Este es el primer viaje que hemos hecho a Galicia con nuestra autocaravana. Teníamos previsto cubrir las Rías Bajas en 9 días y medio, y en cierto modo hemos cubierto el objetivo, pero bien podríamos haber estado el triple de días y aun así seguro que habríamos dejado algo sin ver, o al menos sin verlo como merece.
Galicia es una tierra espectacular llena de sorpresas, con un nivel de infraestructura pública muy por encima del resto de España, las calles, las aceras, los parques y el tratamiento y protección que se da a las zonas naturales, o de esparcimiento, es digno de admirar. Como españoles autocaravanistas nos hemos sentido muy a gusto y orgullosos en todos los sitios en los que hemos estado, y la amabilidad de la gente nos ha acompañado en todo el recorrido.
Este ha sido el diario de un buen viaje a las Rías Baixas:
Día 18: Viernes, Salida de San Román a las 5 de la tarde dirección Puebla de Sanabria.
Llegamos de noche a la Puebla de Sanabria y nos pusimos a buscar el parking del frontón cuyas coordenadas habíamos visto buscando en la red, pero para nada, nos llevaba a un sitio sin ningún sentido.
Dando un vuelta vimos un lugar señalado con la “P” de Parking (en la calle Riverica, coordenadas: 42º3ʹ5ʺ N, 6º38ʹ1ʺ W), allí paramos. La idea era cenar y dormir enseguida, para levantarnos temprano. Di una vuelta antes de acostarme y todo estaba muy tranquilo, hacia bastante frio para ser septiembre, así que pasamos la noche algo inquietos pensando en el frio que íbamos a pasar en este viaje, y en la experiencia con la autocaravana con una buena rasca nocturna. Hasta ahora solo habíamos usado la Gaviota con un clima de verano.
Llegamos de noche a la Puebla de Sanabria y nos pusimos a buscar el parking del frontón cuyas coordenadas habíamos visto buscando en la red, pero para nada, nos llevaba a un sitio sin ningún sentido.
Dando un vuelta vimos un lugar señalado con la “P” de Parking (en la calle Riverica, coordenadas: 42º3ʹ5ʺ N, 6º38ʹ1ʺ W), allí paramos. La idea era cenar y dormir enseguida, para levantarnos temprano. Di una vuelta antes de acostarme y todo estaba muy tranquilo, hacia bastante frio para ser septiembre, así que pasamos la noche algo inquietos pensando en el frio que íbamos a pasar en este viaje, y en la experiencia con la autocaravana con una buena rasca nocturna. Hasta ahora solo habíamos usado la Gaviota con un clima de verano.
Al despertarme a las 8 de la mañana, miré el termómetro: solo 3º fuera de la Gaviota, definitivamente hace frío ahí afuera. Salimos a desayunar y dar una vuelta por el pueblo y la verdad es que es un lugar precioso, muy bonito, y verlo a esas horas de la mañana fue muy especial.
No tardamos mucho en emprender camino, Puebla de Sanabria es un pueblo muy bonito pero nuestro destino son las Rias Baixas.
Llegamos a Tui y aparcamos en la avenida que se acerca al centro, bajamos las bicis e hicimos toda la avenida hasta llegar allí, las atamos y recorrimos Tui andando. Tui es un municipio con un bonito casco histórico y merece la pena hacerlo andando. El municipio está en la parte oriental de la comarca del Bajo Miño, es precisamente el Miño, que se encuentra a sus pies, el que le da su carácter histórico. Tui queda algo alejado del mar y por lo tanto de las rías, pero se respira ese aire tan auténticamente gallego que da el paso del Miño. En ella está una de las catedrales más famosas de Galicia, la Catedral de Santa María de Tuy, y allí fue al primer sitio al que nos dirigimos, había una boda de esas en las que ponen a dos guarda espaldas de discoteca, con traje negro y gafas oscuras, te salen al paso y te prohíben la entrada, ni pagando te dejan pasar. El caso es que disfrutamos con lo divertido que es ver llegar a todo el mundo vestidos de tiros largos, en ese momento llegaba el coche que traía al novio, la entrada de la catedral esta en el alto de una explanada y el chófer al llegar, a todo a todo pulmón gritó: “viva España !!!” jajaja, son días de reivindicar lo nuestro, con tanto nacionalismo de paseo por nuestras vidas, y a todos nos hizo gracia, sin duda el chófer ocasional era un chico joven y amigo del novio. Las bodas siempre son divertidas.
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Después seguimos paseando por las calles de Tui y con las vistas al rio Miño. Tui bien merece un par de días para verlo a conciencia, de todos los sitios en los que hemos estado este quizás es el que merece con mas merito una segunda vuelta.
Terminamos en uno de sus muchos sitios donde se puede comer o tomar algo. Y entre otras cosas comimos una especie de fiambre hecho con lamprea, al que no pude resistirme en hacerle una foto, porque el plato me lo estaba pidiendo a gritos, también comimos pulpo a la gallega, se trata de uno de los placeres de Charo y no había manera de llevarle la contraria. Estaba todo muy bueno, Galicia es de esos sitios en los que para comer regular o mal hay que empeñarse mucho.
El caso es que íbamos de camino a las Rias Baixas y no dedicamos demasiado tiempo a Tui, ahora nos arrepentimos, pero los viajes, ahora que trabajamos y no tenemos el tiempo suficiente, son así.
Terminamos en uno de sus muchos sitios donde se puede comer o tomar algo. Y entre otras cosas comimos una especie de fiambre hecho con lamprea, al que no pude resistirme en hacerle una foto, porque el plato me lo estaba pidiendo a gritos, también comimos pulpo a la gallega, se trata de uno de los placeres de Charo y no había manera de llevarle la contraria. Estaba todo muy bueno, Galicia es de esos sitios en los que para comer regular o mal hay que empeñarse mucho.
El caso es que íbamos de camino a las Rias Baixas y no dedicamos demasiado tiempo a Tui, ahora nos arrepentimos, pero los viajes, ahora que trabajamos y no tenemos el tiempo suficiente, son así.
Después de comer emprendimos otra vez viaje camino de La Guardia, o de A Guarda que es como se dice en gallego. Esto de los nombres en español o en gallego no ha parado de traernos problemas en el viaje, y si encima no sabes si es un municipio o una parroquia o una entidad local menor, mas lio todavía, lo peor es que resulta muy difícil explicárselo al navegador (en nuestro caso el Tom Tom) que es americano y oligofrénico de nacimiento. Claro que no me extraña que el navegador no lo entienda, si no lo entiendo ni yo que soy un experto en municipios.
Unos kilómetros después llegamos a La Guardia. De entrada no nos pareció un sitio demasiado especial, se trata de un pueblo bonito a la orilla del mar, aunque carece de grandes paseos y avenidas agradables para caminar. Dejamos la Gaviota en la parte de arriba y bajamos en bicicleta, las calles de acceso a la parte de abajo no son especialmente bonitas, y aunque era cuesta abajo, lo que nos hacía presumir que nos iba a tocar subir a pie, llevar las bicicletas en este caso fue todo un acierto.
Unos kilómetros después llegamos a La Guardia. De entrada no nos pareció un sitio demasiado especial, se trata de un pueblo bonito a la orilla del mar, aunque carece de grandes paseos y avenidas agradables para caminar. Dejamos la Gaviota en la parte de arriba y bajamos en bicicleta, las calles de acceso a la parte de abajo no son especialmente bonitas, y aunque era cuesta abajo, lo que nos hacía presumir que nos iba a tocar subir a pie, llevar las bicicletas en este caso fue todo un acierto.
Cuando estábamos dando una vuelta por La Guardia, pensamos que Camposantos, que es una entidad local menor de La Guardia, estaba muy cerca y quizás se pudiera ir en bici. Camposantos está en la desembocadura del Miño y aunque las desembocaduras de los ríos suelen decepcionar un poco, ésta parecía merecer la pena según lo que habíamos leído. Así que empezamos a preguntar, nos dijeron que si, que se podía ir a Camposantos por la orilla y en bici, nos dijeron que la primera parte estaba muy mala y difícil, pero que luego se podía ir a lo largo de toda la orilla. Por las indicaciones que nos habían hecho teníamos que coger un camino al borde de un parque que está a escasos metros del mar hacia el sur. Encontramos el camino, pero era tan malo que había que ir con el pie a tierra y dudamos varias veces de seguir el recorrido, “hombres de poca fe”, que diría algún párroco gallego, porque pocos metros más adelante empezaba un sendero de madera espectacular, unos tres kilómetros de ruta a pie o en bici, por el borde del mar hasta llegar a Camposantos.
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Una autentica gozada, nos recordó mucho alguno de nuestros paseos en bici en la Isla de Re, en Francia. Fue una de las tardes más bonitas que hemos pasado en Galicia. Y la desembocadura del rio Miño es preciosa, con Portugal en la otra rivera y con una playa de arena muy fina y blanca con aguas muy tranquilas, sencillamente espectacular, un sitio para quedarte. No nos quedamos, pero lo pasamos de maravilla yendo y volviendo.
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De ahí nos fuimos a Baiona, teníamos pensado pasar por Mougas, pero ya empezábamos a notar que es imposible ver tanto y que lo suyo sería ir muchísimo más lento, pero aun no somos libres: es decir trabajamos, así que hemos dejado Mougas para otra ocasión. Nada mas entrar en Baiona nos dimos cuenta de que estábamos en un lugar con mucha vida, una localidad veraniega muy señorial, que cuenta con una avenida muy agradable y bulliciosa a lo largo del mar, está llena de gente a cualquier hora del día.
Parece ser que solo tiene 12.000 habitantes pero aquí parece que hay 100.000. Paseando por sus calles comentamos que nos recuerda muchísimo a San Jean de Luz, en Francia, al menos es una localidad tan elegante como aquella. Dimos una vuelta nada más llegar para ver donde “colocar” la Gaviota, lo encontramos muy rápido en la Playa de Ladeira, en ella hay un parking a pocos metros de la playa (N 42º 6´42ʺ, W 8º 49´52ʺ), tranquilo y con luz, un lugar idílico a diez minutos de cualquier sitio de Baiona y delante del carril bici, así que se puede elegir, ir a pie o en bici. |
Al poco de aparcar cogimos el camino, a pie, hacia el centro, quedaba poco para que se ocultarse el sol y teníamos una luz anaranjada que hacía que todo luciese mejor, dimos un paseo por la playa y el puerto deportivo y después pasamos a la zona interior donde hay muchas calles estrechas llenas de bares con pinchos de todo tipo y por supuesto con mucha gente. Resultaba muy tentador ver los bares repletos de tapas al estilo gallego y sucumbimos a la tentación, unas tapas, unos vinos y de vuelta a la Gaviota, el camino de vuelta era otra vez por el borde del mar. Hay que decir que todo el recorrido que hay desde el centro de Baiona hasta la Playa de Ladeira es una zona muy agradable de pasear, de hecho esta llena de gente paseando a casi cualquier hora.
Nos fuimos a dormir apasionados por lo bien que se vive en Baiona, que bonito es todo y que bien cuidado esta el municipio, es un sitio que nos gustaría elegir para vivir. Y aunque es cierto que debe de ser un lugar típicamente vacacional, no lo es menos que parece que hay mucha gente que viene muy habitualmente, quizás muchos vigueses. Llama la atención la cantidad de gente que hay todavía en la segunda quincena de septiembre lo que se traduce en un ir y venir de personas, todas con caras de disfrutar, que resulta muy contagiosa.
Nos fuimos a dormir apasionados por lo bien que se vive en Baiona, que bonito es todo y que bien cuidado esta el municipio, es un sitio que nos gustaría elegir para vivir. Y aunque es cierto que debe de ser un lugar típicamente vacacional, no lo es menos que parece que hay mucha gente que viene muy habitualmente, quizás muchos vigueses. Llama la atención la cantidad de gente que hay todavía en la segunda quincena de septiembre lo que se traduce en un ir y venir de personas, todas con caras de disfrutar, que resulta muy contagiosa.
Por la mañana tuvimos un despertar mágico en Baiona. Era bastante temprano y abrí las dos ventanas grandes de la autocaravana, la del comedor y la de la cocina para poder ver el exterior mientras desayunábamos. Las vistas eran insuperables, por un lado una vista al interior de Baiona, de lo más bonita, todo verde iluminado por el sol de primera hora, y por otro, el lado de la cocina, el paseo al borde de la playa y por su puesto el mar. Le hice fotos y lo colgué a toda prisa en el facebook para compartirlo con mis amigos.
Estuvimos desayunando sin parar de mirar por la ventana “que gozada”. Es nuestro segundo gran viaje en la Gaviota y estamos sorprendidos de lo diferente que es a todo lo que habíamos imaginado. Fue en 2007 cuando hicimos el viaje a Suiza y dormimos siempre en campings, ahora todo es distinto, aunque somos unos pardillos, hemos aprendido mucho en los foros durante más de un años leyendo y haciendo planes, y ahora nos atrevemos a dormir al borde de la playa sin el más mínimo problema. Rejuvenece mucho, en cierto modo nos sentimos como un par de aventureros con la misma chispa de vida que teníamos hace demasiados años.
Por cierto el frio se quedó en Zamora, aquí hace un tiempo de verano, verano del bueno, sin achicharrarte.
Por cierto el frio se quedó en Zamora, aquí hace un tiempo de verano, verano del bueno, sin achicharrarte.
Dedicamos la mañana del domingo a estar en Baiona, y madrugar ayuda a hacer muchas cosas, esta vez cogimos la bicis y fue un acierto. Primero fuimos a la zona del Parador, este se encuentra en un saliente dominante de la bahía en la península de Monterreal, se trata de una esplendida fortaleza en cuyas murallas se puede pasear con unas vistas a la bahía y al mar, difíciles de olvidar, a lo lejos se ven las Islas Cies. La parte más próxima al mar está llena de terrazas donde te puedes sentar a tomar cualquier cosa, porque había de todo, siempre con la bahía como protagonista. Subimos con las bicis hasta arriba donde está el Parador, y estuvimos un buen rato contemplando el mar y la Bahía, ésta estaba muy tranquila y mas bien parecía un lago, con todo vede a su alrededor, no es extraño que varia veces hayamos dicho que esto se parece a nuestra querida Suiza, tenemos la sensación de que vemos el Lago Leman por todas partes. Teníamos esta otra Suiza a tiro de piedra y no nos habíamos dado cuenta.
En este viaje, por aquí y por allá, estamos viendo una flor muy bonita, siempre del mismo color, a veces la vemos en cualquier sitio como si fuera salvaje, y otras la vemos en una maceta o en un jardín. En este caso estaba en el Parador en uno de los espacios sin cuidar que tiene el Parador cerca de la muralla.
Como hago siempre pregunté en el Facebook, me contesto mi sobrina Ana Mancebo que como es galleguiña debe de conocerla. Me dijo que eran lilas salvajes, quizás les llamen así coloquialmente, pero varios días después, en el mercado de Pontevedra, vimos las mismas flores en una floristería y me dijo la señora que las vendía que eran Azucenas de San Miguel. La verdad es que resulta una fiesta verlas por todos sitios.
espués hicimos un largo paseo por la costa dirección sur, donde hay un camino para bicicletas y resulta muy agradable hacer unos kilómetros. Por cierto es de destacar lo mucho que se preocupan en Galicia por crear zonas de paseo, ya sea a pie o en bici donde se ve una considerable inquietud por construir carriles para bicicletas.
De vuelta estuvimos paseando por las calles de Baiona empezamos otra vez por la Rua Elduaye, allí atamos las bicicletas, ya a pie tomamos la Rua Carabela A Pinta hacia arriba y nos adentramos en Baiona, queríamos comprobar lo que ayer nos parecía, que por mucho que buscases no había zonas cutres en este sitio, todo está muy bien, muy cuidado y agradable, así que una vez visto giramos a la izquierda y nos adentramos en el entramado de calles estrechas de esta bonita localidad. Nos llamó la atención que el Baiona siempre aparece una de las Carabelas, la Pinta, por todos lados. Hasta entonces aun teníamos la manía de no acercarnos a las oficinas de turismo, quizás veíamos eso como algo propio de turistas y nosotros turistas noooo, por favor !!!, la verdad es que a veces uno se comporta como un snobs, lo que traducido al español significa “bobo”, y no te das ni cuenta, así que no teníamos ni idea de porque la Carabela Pinta estaba por todos lados, si hubiéramos ido a una de esas oficinas de turismo, habríamos sabido que Baiona fue el primer puerto de Europa que recibió la noticia del descubrimiento de América allá por el 1493, es decir un año después de descubrir América, fue precisamente la Pinta, capitaneada por Pinzón la que atracó en estas aguas. Por eso en el puerto hay una réplica, se construyó hace unos años en 1992. Pero nosotros no la vimos, también esto nos pareció cosa de turistas, en fin, sin comentarios.
De vuelta estuvimos paseando por las calles de Baiona empezamos otra vez por la Rua Elduaye, allí atamos las bicicletas, ya a pie tomamos la Rua Carabela A Pinta hacia arriba y nos adentramos en Baiona, queríamos comprobar lo que ayer nos parecía, que por mucho que buscases no había zonas cutres en este sitio, todo está muy bien, muy cuidado y agradable, así que una vez visto giramos a la izquierda y nos adentramos en el entramado de calles estrechas de esta bonita localidad. Nos llamó la atención que el Baiona siempre aparece una de las Carabelas, la Pinta, por todos lados. Hasta entonces aun teníamos la manía de no acercarnos a las oficinas de turismo, quizás veíamos eso como algo propio de turistas y nosotros turistas noooo, por favor !!!, la verdad es que a veces uno se comporta como un snobs, lo que traducido al español significa “bobo”, y no te das ni cuenta, así que no teníamos ni idea de porque la Carabela Pinta estaba por todos lados, si hubiéramos ido a una de esas oficinas de turismo, habríamos sabido que Baiona fue el primer puerto de Europa que recibió la noticia del descubrimiento de América allá por el 1493, es decir un año después de descubrir América, fue precisamente la Pinta, capitaneada por Pinzón la que atracó en estas aguas. Por eso en el puerto hay una réplica, se construyó hace unos años en 1992. Pero nosotros no la vimos, también esto nos pareció cosa de turistas, en fin, sin comentarios.
Definitivamente Baiona nos ha enamorado, todo tan bien cuidado y tan elegante, con una de las bahías mas bonitas del planeta y además con un concepto de cuidad moderna y europea. Y comimos en nuestra autocaravana mirando al mar, unos espaguetis carbonara (caseros por supuesto), recogimos y emprendimos ruta hacia Vigo.
Había varias alternativas para ir a Vigo, como no teníamos seguridad de cuál era la mejor, nos llevo el navegador por donde él quiso y tuvimos que parar varias veces a ver el paisaje que hay en torno a las rías, no parar es un pecado sobre todo para el que va conduciendo.
En Vigo teníamos pensado ir a camping por dos razones, una para cargar y descargar aguas tranquilamente, porque no hay que olvidar que somos un par de novatos y todavía hay cosas que nos agobian un poco, y otra porque en los foros habíamos oído hablar de que en Vigo no nos quieren a los autocaravanistas. Nos dirigimos a la playa de Vigo, la Playa Samil, y lo primero que vimos eran unos estupendos carteles de considerable tamaño, que se repetían en varios sitios, en lo que se nos avisaba de que estaba prohibido aparcar, y por supuesto pernoctar a todo aquél que tenga la osadía de venir a nuestra localidad con una furgoneta vivienda, y digo yo que nuestras furgonetas son tan furgoneta, ni más ni menos, que la del repartidor de donuts, o de la del señor que lleva cocacolas. Es decir que de autocaravanas nada de nada .
En Vigo teníamos pensado ir a camping por dos razones, una para cargar y descargar aguas tranquilamente, porque no hay que olvidar que somos un par de novatos y todavía hay cosas que nos agobian un poco, y otra porque en los foros habíamos oído hablar de que en Vigo no nos quieren a los autocaravanistas. Nos dirigimos a la playa de Vigo, la Playa Samil, y lo primero que vimos eran unos estupendos carteles de considerable tamaño, que se repetían en varios sitios, en lo que se nos avisaba de que estaba prohibido aparcar, y por supuesto pernoctar a todo aquél que tenga la osadía de venir a nuestra localidad con una furgoneta vivienda, y digo yo que nuestras furgonetas son tan furgoneta, ni más ni menos, que la del repartidor de donuts, o de la del señor que lleva cocacolas. Es decir que de autocaravanas nada de nada .
La playa Samil, donde estamos prohibidos, está plagada de aparcamientos, apenas hay restaurantes y bares pero por contra si hay aparcamientos, está abarrotado de turismos, no se veía ni un sitio libre y además había gente esperando para aparcar. Es fácil de entender lo que pretende el Ayuntamiento en la Playa de Samil, el modelo que allí impera es el del “imperio del coche”, un modelo muy polular sobre todo en los pueblos pequeños donde la gente va al bar en coche cuando andando no tarda mas de diez minutos. Si se viera una autocaravana aparcada allí, resultaría evidente que ésta es de alguien que no es de Vigo, lógicamente los del Ayuntamiento consideran que los parkings de la playa son para los vigueses y no para los forasteros, de esta forma si ponemos esos letreros damos gusto a los que nos votan. No parece que se una forma de proceder muy edificante, pero no habría mucho que decir si a cambio se hubieran preocupado de los autocaravanistas forasteros y hubieran destinado una zona para estar en Vigo y visitar su cuidad. Nada de eso. Eso si a cambio tenemos el camping de la Playa Samil, solución que sería aceptable si no fuera porque se trata de un camping cutre a más no poder, camping que debería de estar cerrado si los del Ayuntamiento cumpliesen con sus obligaciones. En resumen para nosotros Vigo es una “Ciudad Non Grata”. No quiero ni imaginarme lo que pensaran los holandeses, franceses, alemanes y resto de europeos cuando vengan por aquí, y venir vienen y hacen turismo, es decir dejan dinero.
Pero todo esto no va a enturbiar lo que pensamos de Galicia, y de los días tan bonitos que estamos pasando. Porque ni siquiera Vigo tiene la culpa, la tiene quien la tiene.
Pero todo esto no va a enturbiar lo que pensamos de Galicia, y de los días tan bonitos que estamos pasando. Porque ni siquiera Vigo tiene la culpa, la tiene quien la tiene.
En caso es que no vimos mas opciones que la de ir al Camping y así lo hicimos. Tras dejar la Gaviota decidimos ir andando hasta Vigo, estaba bastante lejos y dudamos si debíamos coger las bicicletas, pero nos decidimos por ir a pie porque recordábamos que Vigo es una cuesta permanente. Dimos primero un paseo por la Playa Samil, es una playa muy popular con un paseo marítimo en el que da gusto pasear y estaba abarrotada de gente. Es grande y bastante bonita, aunque para nuestro gusto faltan terrazas y restaurantes, en un paseo marítimo tan grande lo suyo seria tener una amplia oferta en ese sentido. Y seguimos nuestro camino hacia Vigo. Al principio pasamos por un pinar casi al borde del mar y todo resultaba muy bonito, pero fue solo un momento, porque el resto del viaje lo hicimos por una serie de calles horrorosas, que desembocaban en el puerto, vimos, eso sí, algunos barcos en los astilleros y resulta impresionante ver que se construyan, casi al borde de la calle, unos pedazos de bichos de tamañas dimensiones. En resumen el recorrido era horroroso. Total que se nos hizo eterno llegar a Vigo.
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Una vez en Vigo ya era casi de noche, pensamos en cenar marisco porque esa era una premisa del viaje, supongo que si vas a Galicia y no comes marisco tiene que dar explicaciones o tus amigos te dejan de hablar. Así que buscamos en el Triadvisor algún restaurante con buena nota, lo encontramos y nos dirigimos hacia allí con el navegador del móvil, al llegar resulta que estaba cerrado, vuelta a empezar, hasta tres veces lo hicimos y tres veces con la puerta en las narices. Terminamos cenando en una pizzería, nada que ver con la idea inicial. Definitivamente hoy no es nuestro día. Vuelta al camping después de cenar y mañana nos vamos temprano y asunto resuelto.
Día 21: Lunes
Estancia en Vigo, Redondela, Pontevedra. Dormimos en Pontevedra.
Lo del camping, al final, tuvo su lado divertido, me recordaba la película “Regreso al Futuro” de Christopher Lloyd y Michael J. Fox, solo que ésta sería la cuarta parte y la titularía “Regreso al Pasado”, supongo que los campings de los años 50 serian así. Llegamos y contratamos la luz, voy a enchufar y nada de enchufes europeos, sino uno de dos normales, sin problema porque uno va preparado y puse el adaptador, pero resultaba que las bases donde enchufaba (es decir la hembra) tenían tanta holgura que el enchufe apenas se sujetaba. Probé en varios sitios y todos estaban igual, casualmente veo “al jefe” y se lo comento, me dice que sin problemas que así funciona bien y que si se cae lo vuelva a poner y ya está, agradecí mucho su consejo porque a mí no se me habría ocurrido.
En cualquier caso lo más divertido estaba por venir: Charo estaba arreglando la Gaviota y limpiándola bien por dentro, que para eso habíamos parado en este esplendido lugar, y me fui al baño del camping, en el baño estaba la señora de la limpieza y me metí en una cabina, una vez dentro con la puerta bien cerrada, oía el sonido de una manguera echando agua, curiosa forma de limpiar tiene esta señora, pensé. Y si que era curiosa y original, porque resulta que con la manguera le da un repaso por todo lo alto a los lavabos, baños cabinas de wc, en suma a todo, y la cosa no se limita al wc o el lavabo, noooo, en el paquete incluye también las paredes, las puertas y puede que el techo, porque el manguerazo llegó también a los que estamos dentro de las cabinas, ya te digo ….. me puso pipando.
En cualquier caso lo más divertido estaba por venir: Charo estaba arreglando la Gaviota y limpiándola bien por dentro, que para eso habíamos parado en este esplendido lugar, y me fui al baño del camping, en el baño estaba la señora de la limpieza y me metí en una cabina, una vez dentro con la puerta bien cerrada, oía el sonido de una manguera echando agua, curiosa forma de limpiar tiene esta señora, pensé. Y si que era curiosa y original, porque resulta que con la manguera le da un repaso por todo lo alto a los lavabos, baños cabinas de wc, en suma a todo, y la cosa no se limita al wc o el lavabo, noooo, en el paquete incluye también las paredes, las puertas y puede que el techo, porque el manguerazo llegó también a los que estamos dentro de las cabinas, ya te digo ….. me puso pipando.
Yo en esto de la limpieza soy un completo analfabeto, pero sospecho que esa forma de limpiar tiene un cierto tufillo modelo “vintage”, me recuerda a los campings de los años 50, vamos digo yo que así serían los campings de esos años.
Vaciamos aguas rellenamos el depósito y nos fuimos. Era muy temprano y tomamos la Av. de Europa, era el camino que según el taxista de anoche debíamos de haber cogido cuando fuimos andando a Vigo, así el camino no hubiese sido tan feo. Sin duda desde esta avenida Vigo se ve mucho mejor, más bonito, aun así es una cuidad difícil, con muchas cuestas por todos lados y muy empinadas, mal asunto para las autocaravanas, además la cuidad es bastante grande (casi 300.000 habitantes) y hacerla andando es complicado y con tanta cuesta, en bicicleta, mucho mas.
Vaciamos aguas rellenamos el depósito y nos fuimos. Era muy temprano y tomamos la Av. de Europa, era el camino que según el taxista de anoche debíamos de haber cogido cuando fuimos andando a Vigo, así el camino no hubiese sido tan feo. Sin duda desde esta avenida Vigo se ve mucho mejor, más bonito, aun así es una cuidad difícil, con muchas cuestas por todos lados y muy empinadas, mal asunto para las autocaravanas, además la cuidad es bastante grande (casi 300.000 habitantes) y hacerla andando es complicado y con tanta cuesta, en bicicleta, mucho mas.
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Al poco llegamos a Redondela, es de esos sitios en que la carretera está arriba y el pueblo abajo y nos costó bastante encontrar un sitio para dejar la Gaviota en la parte alta y bajar tranquilamente andando a ver el pueblo, pero la amabilidad gallega siempre aparece: había unos chicos trabajando por allí y quitaron su furgoneta, dejándola en doble fila, para que pudiéramos poner la nuestra y bajar al pueblo, nos dijeron que hoy había mercadillo (quizás allí le llaman feria). El pueblo es muy agradable, con 30.000 habitantes, tiene de todo pero al tiempo no es demasiado grande, se encuentra en una hondonada, llegas desde arriba y vuelves a subir para irte. Lo que más llama la atención, a unos recién llegados como nosotros, son dos puentes de hierro que pasan por encima del pueblo, son puentes para el tren y forman parte emblemática de la fisonomía del municipio. Dimos un buen paseo por el centro, por sus tiendas pastelerías y panaderías, Galicia es un lugar de producto, de producto de muy buena calidad, y es un placer entrar en estos comercios. Como había mercadillo estuvimos comprando alguna cosa, en concreto unos quesos estupendos.
No fuimos a la zona de la ría porque está un poco alejado del centro y porque íbamos de paso, pero somos conscientes de que este es uno de esos sitios que merece mucho mas tiempo. |
Volvimos a la parte de arriba para coger la Gaviota y emprender camino hacia Pontevedra. En el trayecto tuvimos que parar varias veces para ver la Ría de Vigo que nos acompañó en la mayor parte del trayecto, hacia un día precioso y no hay manera de evitar quedarse absorto con el paisaje que se te ofrece.
Tras un precioso recorrido llegamos a Pontevedra, teníamos pensado buscar el área de Pontevedra y así lo hicimos, esta algo apartada para ir andando al centro pero si llevas bicis es una gozada porque hay un camino de bicicletas desde el área hasta Pontevedra y en 10 minutos estas en el centro. El área además tiene carga y descarga de aguas (42º 25‛ 23” N, 8º 39‛ 20” W).
Así que perdimos muy poco tiempo bajamos las bicis y nos fuimos al centro de Pontevedra. El paseo por el borde de la Ría esa tarde de lunes era para quedarse un par de horas mirando el agua, hacia sol y una tarde espléndida, pero el caso histórico nos estaba esperando, así que echamos pie a tierra y al poco atamos las bicis y seguimos a pie. Pontevedra tiene un centro histórico para pasear con ausencia de coches, lo que hace de ella una de las ciudades mas agradables que hemos visto nunca.
Así que perdimos muy poco tiempo bajamos las bicis y nos fuimos al centro de Pontevedra. El paseo por el borde de la Ría esa tarde de lunes era para quedarse un par de horas mirando el agua, hacia sol y una tarde espléndida, pero el caso histórico nos estaba esperando, así que echamos pie a tierra y al poco atamos las bicis y seguimos a pie. Pontevedra tiene un centro histórico para pasear con ausencia de coches, lo que hace de ella una de las ciudades mas agradables que hemos visto nunca.
Pasamos por delante de una Oficina de Información Turística y entramos, allí nos dieron una ruta para hacer por todo el casco histórico. Seguimos el recorrido, que estaba pensado para hacerlo paseando y no paramos de hacer fotos, lo curioso es que yo ya conocía Pontevedra y solo recordaba que era muy bonita. Hacer este diario espero que sirva para fijar nuestros recuerdos, porque esta cuidad merece mucho la pena. De cuando en cuando entrabamos en una tienda y precisamente fue en una de ellas en la que encontramos algo que buscábamos desde hace tiempo: mermelada de ruibarbo, se trata de algo muy popular para los ingleses, que como se sabe son expertos en mermeladas, y que es muy difícil de encontrar aquí. La tienda en la que entramos es una de esas tiendas de productos gourmet, pero esta era especialmente atractiva y a diferencia de otras, muy grande, así que se nos ocurrió mirar las mermeladas, para ver si encontrábamos “por fin !!!!” la mermelada de ruibarbo, y así fue, la verdad es que había mermeladas de cualquier cosa que se te ocurra y por supuesto la de ruibarbo, en este caso con jengibre. Paseamos y paseamos hasta que empezó a anochecer y nos dispusimos a buscar un sitio para comer marisco, después del chasco de Vigo no quedaba otra que insistir. Tiramos otra vez del Triadvisor y fuimos a Cáncamo un restaurante pequeño con un marisco excepcional, habíamos comido otras muchas veces navajas pero las de aquí parecían otra cosa.
Estábamos al lado de la Diputación que es la parte mas alta de esta parte histórica y fuimos andando hacia abajo a buscar las bicicletas, toda esta zona parece tener mucha vida a cualquier hora y daba pena irse a la cama, pero ya estábamos cansados.
Estábamos al lado de la Diputación que es la parte mas alta de esta parte histórica y fuimos andando hacia abajo a buscar las bicicletas, toda esta zona parece tener mucha vida a cualquier hora y daba pena irse a la cama, pero ya estábamos cansados.
Día 22: Martes
Pontevedra Bueu, Aldan y Cangas de Morrazo.
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Así que nos plantamos en Bueu. En aquel momento era quizás de los días más grises de este viaje, pero es todo tan bonito que apenas te das cuenta de que no está el sol. En principio el pueblo no llama mucho la atención pero tuvimos la suerte de ver enseguida la oficina de turismo y allí nos atendió una chica muy simpática que nos dijo “Bueu ya veis que no tiene muchos edificios históricos que ver, pero si queréis podéis ver muchas cosas por la zona de Morrazo”. Y nos indico barios sitios muy interesantes. Gracias a ella fuimos a ver el Cabo de Udra desde donde se domina la Isla de Ons, teníamos pensado ir a la Isla de Ons pero nos llevaría todo un día y es mejor dejarlo para otra vez. La verdad es que es de gradecer que esta chica nos animara a venir a este sitio porque tiene unas vistas inolvidables, el cabo esta en un alto y hacia algo de viento, estuvimos un buen rato absortos por el paisaje y volvimos al lugar donde habíamos aparcado la Gaviota,
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Se trataba de una especie de plataforma que hay para dejar los vehículos, pero solo había otra autocaravana y nosotros, el lugar era precioso, así que no paraba de mirar a nuestra Gaviota situada en el centro de un paisaje idílico cerca de un acantilado, con el mar al fondo, un sitio de película. Me vino a la cabeza esa imagen, que tanto se repite en los anuncios de las caravanas o autocaravanas, en las que siempre hay un matrimonio él con el pelo blanco y aspecto deportivo y ella muy guapa tirando a monísima a pesar de no ser una niña y que se disponen a sacar una barbacoa en medio de un prado verde con un paisaje natural de fondo. Nosotros no somos mucho de barbacoas y tampoco somos muy guapos, pero cuando estábamos dentro, sentados en nuestra Gaviota, y abrimos la ventana del salón mientras comíamos, por un momento nos vimos metidos en esa imagen que tantas veces hemos deseado vivir. Los que disfrutan de esta forma de vivir entenderán muy bien lo que digo y lo que se siente en esos momentos. Es difícil de describir la sensación de libertad y satisfacción que sientes y que con este recuerdo quisiera atrapar entre los recovecos de mis neuronas.
Aldan
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Terminamos de comer y emprendimos rumbo hacia Aldán, un pueblo interesante y muy tranquilo, pero nosotros íbamos con la intención de ver tan solo lo que aquí llaman el “Bosque Encantado” (El parque de O Frendoal), nombre que encaja totalmente con lo que vimos.
Tuvimos que preguntar porque tal y como nos había indicado la chica de la Oficina de Turismo no está señalizado, se accede por un camino que apenas se ve en la carretera frente al vivero, pocos pueden sospechar que tras la carretera que un día lo partió en dos se halle semejante bosque atlántico. El bosque era una finca que debió de ser preciosa y que era propiedad de los Condes de Canalejas, que lo usaban como lugar de recreo: para paseos, jugar al croquet e incluso como coto de caza, se ven castaños, robles y abedules –algunos centenarios- hoy desordenados o mas bien salvajes, pero se puede ver que en algunos casos se plantaron alineados y que no hay un lugar que, en su día, no estuviera cuidado por el dueño. Lo curioso es que la última dueña vivió allí hasta 1990, lo que es llamativo porque hoy todo está muy abandonado lo que le da ese aspecto tan fantasmagórico. Vimos en él un pequeño castillo que por su tamaño parece ser una construcción para que los niños de la familia jugasen. Menudo dispendio. Volvimos a Aldán y estuvimos un rato, pero pronto emprendimos rumbo a Cangas de Morrazo. Llegamos a Cangas bastante tarde y nos pusimos a buscar un sitio para pernoctar. No fue difícil, en la zona del puerto encontramos un sitio donde ya había estacionada una camper (42º 15‛ 36” N, 8º 47‛ 2” W), estaba bastante iluminado y bonito alrededor de barcos de pescadores. Empezaba a anochecer y nos dimos una vuelta por Cangas de Morrazo, al principio por su casco histórico, y luego por la zona del puerto. Cangas es un lugar encantador, tiene 26.000 habitantes lo que supone que hay mucha vida por sus calles y que al mismo tiempo es un sitio agradable y tranquilo, nos gusto mucho. Después de ver el casco estuvimos paseando por la zona de la Ría, estábamos en la Ría de Vigo, de hecho hicimos fotos, con el sol ocultándose, a la Cuidad de Vigo, que se veía justo enfrente. Y nos fuimos a la Gaviota, cenamos y a dormir. |
Día 23: Miércoles Cangas de Morrazo, Combarro, Sanxenso.
Dormimos en O Grove.
Por la mañana temprano, al despertarme, no dejaba de escuchar a la gaviotas piando, estaban muy revolucionadas por la mañana, nos encontrabamos en una zona del puerto que está llena de barcos de pescadores y alguno está faenando, me gustaba oírlas, supongo que para alguien que viva por aquí será normal o incluso una lata, pero para nosotros es una expresión mas de lo que supone viajar en libertad. Así que con tanto alboroto me dieron ganas de salir, en nuestro caso no es tan fácil como para aquellos que tienen la cama hecha, nuestra cama esta encima de la mesa del salón y cada noche la bajamos para por la mañana volverla a subir, así que no puedo escaparme de la cama fácilmente, me toca esperar que se levante Charo y pongamos en marcha el protocolo de recogida del modo noche para pasar al modo día. Es el único inconveniente que tiene nuestra Gaviota.
Cuando abrí la puerta tenía los barcos de pesca a pocos metros de mi, estábamos en el muelle y el colorido de esta luz algo violeta de las primeras horas de la mañana te deja absorto. Así que estuve un buen rato observando a los pescadores mientras pensaba lo poco que se de este mundo, quizás por eso me llama tanto la atención.
Cuando abrí la puerta tenía los barcos de pesca a pocos metros de mi, estábamos en el muelle y el colorido de esta luz algo violeta de las primeras horas de la mañana te deja absorto. Así que estuve un buen rato observando a los pescadores mientras pensaba lo poco que se de este mundo, quizás por eso me llama tanto la atención.
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Después de desayunar, en semejante marco, cogimos las bicis. El día anterior al llegar nos habíamos dado cuenta de que esta localidad, como tantas otras en Galicia, se ha ocupado de crear zonas de paseo a lo largo del borde de la ría, y en ellas es muy agradable ir en bicicleta. Así que a lo nuestro: de cicloturismo.
Dedicamos buena parte de la mañana a ir a lo largo de la Ría, que agradable. El paseo está bien pavimentado y a veces con esos caminos, que tanto se ven por aquí, hechos con tablas de madera para respetar el entorno natural. Pedaleábamos siempre viendo al otro lado de la Ría la ciudad de Vigo. Al volver dimos otra vuelta por las avenidas de esta bonita localidad y cogimos la Gaviota para continuar nuestro viaje. |
Combarro
Y emprendimos viaje hacia Combarro. Nuevamente por el camino tuvimos que parar varias veces a disfrutar del paisaje, de la Ría de Vigo y de la Ría de Pontevedra. Llegamos a Combarro más o menos a una de la mañana.
Dejamos la Gaviota en la carretera y cogimos las bicis, buena parte del camino hacia el pueblo es en cuesta, pero con las bicis al final ahorramos mucho tiempo en los desplazamientos. Una vez que llegamos al centro del pueblo atamos las bicis y proseguimos a pie.
Combarro es de esos pueblos modelo “pocholada”, lógicamente muy turísticos. Se trata de un pueblecito muy pequeño asentado sobre una inmensa losa de piedra granítica, con tan solo 1.600 habitantes, en realidad no es un municipio sino que es una parroquia del municipio de Poyo, imaginamos que sus habitantes viven casi exclusivamente del turismo, no es de extrañar porque no hay rincón de esta pequeña localidad que no merezca un buen número de fotos, todas sus casas son de piedra y muchas de ellas están tocando el agua de la Ría, así que íbamos paseando y veíamos a todo el mundo sentándose en los restaurantes al borde del agua, brillaba el sol y no hacía demasiado calor, nosotros hicimos lo mismo.
Combarro es de esos pueblos modelo “pocholada”, lógicamente muy turísticos. Se trata de un pueblecito muy pequeño asentado sobre una inmensa losa de piedra granítica, con tan solo 1.600 habitantes, en realidad no es un municipio sino que es una parroquia del municipio de Poyo, imaginamos que sus habitantes viven casi exclusivamente del turismo, no es de extrañar porque no hay rincón de esta pequeña localidad que no merezca un buen número de fotos, todas sus casas son de piedra y muchas de ellas están tocando el agua de la Ría, así que íbamos paseando y veíamos a todo el mundo sentándose en los restaurantes al borde del agua, brillaba el sol y no hacía demasiado calor, nosotros hicimos lo mismo.
No hace falta mucho más para ver el pueblo, así que después de disfrutar un buen rato subimos otra vez a la carretera donde nos esperaba la Gaviota. Al salir de Combarro pasamos por una zona mas alta donde había unas vistas preciosas de esta parte de la Ría de Pontevedra, donde nos hicimos unas fotos de despedida.
Poco después de esa misma tarde llegamos a Sanxenso. No vimos fácil aparcar para pasar la noche, así que nos fuimos a Portonovo que está pegado a Sanxenso, sigues para arriba una calle y al bajar ya estás en Portonovo, son dos playas separadas por una peña que se adentra en el mar.
En Portonovo resulto más fácil encontrar un sitio agradable, el sitio es muy bonito, pero nos decepcionó que todo estaba cerrado, es como si hubiesen terminado la temporada de verano y hubiesen cerrado todos los negocios hasta el año que viene, es chocante porque esto no lo hemos visto en otros sitios de Galicia. Aparcamos y bajamos las bicis para dar una vuelta por ambas localidades. Sanxenso no nos gusto, quizás porque sea un lugar sin encanto o quizás por la afluencia masiva de grupos tipo “inserso”, durante todo el viaje vemos grupos de estos pero de forma especial en Combarro y aquí en Sanxenso, a veces ocupan toda la calle y al cruzarte con ellos casi tienes que ir con las manos por delante para que no te atropellen, porque van charlando unos con otros y apenas se enteran de los que tienen en frente. En Sanxenso, al menos esa tarde, había una flota de autocares que descargaba un grupo de jubilados cada dos minutos, que autocares tan estupendos en los que empiezan a salir jubilados y nunca ves el final, si cabe gente, si. Total que decidimos irnos y terminamos esa tarde en O Grove.
En Portonovo resulto más fácil encontrar un sitio agradable, el sitio es muy bonito, pero nos decepcionó que todo estaba cerrado, es como si hubiesen terminado la temporada de verano y hubiesen cerrado todos los negocios hasta el año que viene, es chocante porque esto no lo hemos visto en otros sitios de Galicia. Aparcamos y bajamos las bicis para dar una vuelta por ambas localidades. Sanxenso no nos gusto, quizás porque sea un lugar sin encanto o quizás por la afluencia masiva de grupos tipo “inserso”, durante todo el viaje vemos grupos de estos pero de forma especial en Combarro y aquí en Sanxenso, a veces ocupan toda la calle y al cruzarte con ellos casi tienes que ir con las manos por delante para que no te atropellen, porque van charlando unos con otros y apenas se enteran de los que tienen en frente. En Sanxenso, al menos esa tarde, había una flota de autocares que descargaba un grupo de jubilados cada dos minutos, que autocares tan estupendos en los que empiezan a salir jubilados y nunca ves el final, si cabe gente, si. Total que decidimos irnos y terminamos esa tarde en O Grove.
O Grove
En O Grove nos fuimos al puerto (42º 29‛ 49” N, 8º 51‛ 47” W), había allí varias autocaravanas y siempre resulta agradable hablar con otros autocaravanistas, aunque acostumbrados a sitios alucinantes, este no era tan bonito, estuvimos hablando con un matrimonio de gallegos con una AC muy viejecita, del 91, pero muy “cuca”, siempre nos llama la atención ver estas autocaravanas antiguas que en algunos casos vienen de muy lejos y en un estado impecable.
Estuvimos dando una vuelta por el pueblo, que está bastante bien (e hicimos una foto de la costa al atardecer), tiene actualmente unos 10.000 habitantes y aunque en el últimos año ha bajado de población (quizás por la pérdida de emigrantes), es uno de los pocos municipios españoles que lleva creciendo los últimos 50 años, algo realmente increíble cuando la tónica general es la contraria, quizás por eso se nota que es un lugar con mucha vida, a pesar de ser relativamente pequeño. O Grove ha sido un pueblo dependiente del mar, pero en la actualidad lo fuerte aquí es el turismo, llama la atención que tiene un gran número de hoteles y restaurantes de todas las categorías. La oferta en especial para el verano es apabullante, diversas playas y muchas actividades de ocio, como rutas de senderismo, un Acuario (uno de los dos existentes en Galicia), el Museo de la Salazón, paseos en barco por la ría, y una bulliciosa fiesta nocturna y fiestas gastronómicas. De hecho mientras estuvimos paseando vimos como se preparaba la famosísima Fiesta del Marisco o la Fiesta de Exaltación de la Centolla. O Grove está catalogado como Municipio de Excelencia Turística. Tiene muy cerca la Isla de la Toja, donde existen diferentes urbanizaciones con bloques de apartamentos junto a chalets de lujo y en la parroquia de San Vicente de El Grove encontramos un puerto deportivo.
Estuvimos dando una vuelta por el pueblo, que está bastante bien (e hicimos una foto de la costa al atardecer), tiene actualmente unos 10.000 habitantes y aunque en el últimos año ha bajado de población (quizás por la pérdida de emigrantes), es uno de los pocos municipios españoles que lleva creciendo los últimos 50 años, algo realmente increíble cuando la tónica general es la contraria, quizás por eso se nota que es un lugar con mucha vida, a pesar de ser relativamente pequeño. O Grove ha sido un pueblo dependiente del mar, pero en la actualidad lo fuerte aquí es el turismo, llama la atención que tiene un gran número de hoteles y restaurantes de todas las categorías. La oferta en especial para el verano es apabullante, diversas playas y muchas actividades de ocio, como rutas de senderismo, un Acuario (uno de los dos existentes en Galicia), el Museo de la Salazón, paseos en barco por la ría, y una bulliciosa fiesta nocturna y fiestas gastronómicas. De hecho mientras estuvimos paseando vimos como se preparaba la famosísima Fiesta del Marisco o la Fiesta de Exaltación de la Centolla. O Grove está catalogado como Municipio de Excelencia Turística. Tiene muy cerca la Isla de la Toja, donde existen diferentes urbanizaciones con bloques de apartamentos junto a chalets de lujo y en la parroquia de San Vicente de El Grove encontramos un puerto deportivo.
Luego nos fuimos a cenar. Yo quería ver el partido y Charo comer marisco y conseguimos ambas cosas. Cenamos lo que aquí se llama una parrillada, con bogavante, cigalas y un buen albariño, impresionante, pagamos mucho es verdad, casi 100 euros, pero mereció la pena, es el lujo que nos vamos a permitir en este viaje.
Día 24: Jueves
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Cambados
Y llegamos a Cambados, elegimos para dejar la Gaviota un lugar perfecto una pequeña isla en la ensenada del puerto en la Ria (42º 30‛ 44” N, 8º 49‛ 4” W) y a cinco minutos a pie del centro, buscamos la oficina de turismo, allí una chica muy simpática nos explicó lo que podíamos hacer en Cambados y nos aconsejó que no dejáramos de ir a la Isla de Arousa. Vimos todo Cambados con sus explicaciones, nos gusto mucho, con sus casas de piedra y su aspecto elegante, íbamos en bicicleta y siempre que lo hacemos resulta mas agradable, a mitad de la visita fuimos a realizar el consejo que nos había dado mi primo Ricardo, que vive en Galicia y lógicamente es un experto en lo que hay que hacer en estas tierras, tal y como nos aconsejo fuimos al Parador a tomar un Albariño, hay que tener en cuenta que se dice de Campados que es la capital del Albariño.
Estábamos en el patio interior del Parador tomando un Albariño, con otras parejas también sentadas allí y también tomando un Albariño, no creo que a todos se lo haya recomendado mi primo, pero estaban haciendo lo mismo que nosotros. Y nos hicimos una foto para enviar a Ricardo. Fue un momento mágico, Cambados merece mucho la pena.
La bici como siempre fue una gozada porque nos permitió conocer Cambados de punta a punta sin ningún esfuerzo, solo resulto algo mas complicado subir a Santa María do Dozo, está en la parte alta de la localidad, la mas alejada del mar. En su día fue una Iglesia Románica reconstruida después a estilo gótico. Hoy en día solo quedan las ruinas debido a un incendio, las ruinas actualmente forman un conjunto con el cementerio de la localidad. Es una pena que se quemara porque son realmente hermosas, y hoy en día con el cementerio allí suponen un conjunto peculiar y solemne. Están declaradas como bien de interés cultural.
Atamos las bicis para subir andando, hasta el Mirador de A Pastora, que está un poco mas arriba, se trata de un pequeño bosque de pinos donde se ha instalado un mirador, sobre una roca con una cruz en el centro, desde allí hay unas vistas extraordinarias a la Ría, nos habían avisado de que las vistas están algo entorpecidas por los arboles, y era verdad, pero en cualquier caso mereció mucho la pena. |
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Volvimos a la Gaviota y al lado nuestro ahora había varias autocaravanas, entablamos conversación con una pareja de Bilbao (juraría que él se llama Manolo), nos contaron que se pasan 6 meses al año viajando en su vehículo por toda Europa, él tiene 80 años y con mayor ilusión cada día. Cuanta gente estupenda y cuantas formas diferentes y sin duda mejores, de ver la vida.
No hubiera sido mala idea pasar la noche en Cambados pero la chica de la Oficina de Información nos había encelado con lo de ir a la Isla de Arousa.
Así que emprendimos ruta.
No hubiera sido mala idea pasar la noche en Cambados pero la chica de la Oficina de Información nos había encelado con lo de ir a la Isla de Arousa.
Así que emprendimos ruta.
Isla de Arousa
Se accede a la Isla de Arousa a través de un puente con casi dos kilómetros de longitud, el más largo de Galicia y uno de los más largos de España. Al cruzar el puente no pudimos evitar acordarnos de la Isla de Ré en Francia, porque el puente es muy parecido.
La población de la Isla es de unos 5.000 habitantes. Destacan: el entorno del faro, la Isla Areoso (cercana a la Isla de Arosa) y el parque natural de Carreirón, que está catalogado como zona de especial protección para las aves, por las poblaciones de garza real, entre otras aves que habitan en la isla. Tiene cinco puertos, siendo el puerto de Xufre el más importante.
Nosotros no salimos de la Isla de Arousa, así que no pudimos conocer la cercana Isla de Areoso y creo que merece mucho la pena. Al final este viaje esta siendo el de las tareas pendientes.
Aparcamos a la entrada de la Isla (42º 32‛ 40” N, 8º 52‛ 0” W) en el sitio mas bonito en el que hemos dejado nuestra Gaviota en todo el viaje, y mira que elegir uno de los sitios como el mejor, es difícil porque nos han gustado todos, pero este posiblemente es el mejor.
El tiempo era extraordinario y estábamos delante de la playa en la Ría, el agua estaba clara, cualquier pez por pequeño que fuese se veía perfectamente, algunos de los autocaravanistas, que ya estaban allí cuando llegamos, habían sacado sus sillas y tomaban el sol en la playa cerca del agua. Una delicia. Nos fuimos paseando todo el borde de la Ría en dirección Parque Natural, y así estuvimos paseando hasta bien atardecido, después a cenar y a dormir.
La población de la Isla es de unos 5.000 habitantes. Destacan: el entorno del faro, la Isla Areoso (cercana a la Isla de Arosa) y el parque natural de Carreirón, que está catalogado como zona de especial protección para las aves, por las poblaciones de garza real, entre otras aves que habitan en la isla. Tiene cinco puertos, siendo el puerto de Xufre el más importante.
Nosotros no salimos de la Isla de Arousa, así que no pudimos conocer la cercana Isla de Areoso y creo que merece mucho la pena. Al final este viaje esta siendo el de las tareas pendientes.
Aparcamos a la entrada de la Isla (42º 32‛ 40” N, 8º 52‛ 0” W) en el sitio mas bonito en el que hemos dejado nuestra Gaviota en todo el viaje, y mira que elegir uno de los sitios como el mejor, es difícil porque nos han gustado todos, pero este posiblemente es el mejor.
El tiempo era extraordinario y estábamos delante de la playa en la Ría, el agua estaba clara, cualquier pez por pequeño que fuese se veía perfectamente, algunos de los autocaravanistas, que ya estaban allí cuando llegamos, habían sacado sus sillas y tomaban el sol en la playa cerca del agua. Una delicia. Nos fuimos paseando todo el borde de la Ría en dirección Parque Natural, y así estuvimos paseando hasta bien atardecido, después a cenar y a dormir.
El tiempo era extraordinario y estábamos delante de la playa en la Ría, el agua estaba clara, cualquier pez por pequeño que fuese se veía perfectamente, algunos de los autocaravanistas, que ya estaban allí cuando llegamos, habían sacado sus sillas y tomaban el sol en la playa cerca del agua. Una delicia. Nos fuimos paseando todo el borde de la Ría en dirección Parque Natural, y así estuvimos paseando hasta bien atardecido, después a cenar y a dormir.
Día 25: Viernes
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Por la noche cuando nos acostamos siempre tengo cuidado de dejar descubierta la claraboya grande, que está en la parte delantera de la Gaviota, está casi encima de la cama y veo las estrellas cuando empiezo a dormirme. Pero, además, me gusta ver los primeros rayos de sol de la mañana. Charo ni se entera, y no sale de su asombro de que ahora siempre madrugue tanto. |
Esa mañana también me desperté pronto, tenía la Ría a pocos metros, e imaginaba que el amanecer iba a ser increíble. Así que como cada mañana me senté en el borde de la cama para mirar por la claraboya, nuestra cama baja del techo lo que supone que está bastante alta y no demasiado lejos de la claraboya, sentado y alargando un poco el cuerpo puedo ver a través de ella. Miré hacia fuera buscando el efecto de la luz de la mañana en la Ría y me fije que había una mujer muy joven en la playa, estaba haciendo fotos en cuclillas. Me ha cogido la delantera, pensé, al mirar el agua me di cuenta de que había varias personas con el agua mas allá de la cintura y un palo en la mano sumergido en el agua, hacían algo pero en ese momento no sabía qué.
Así que me baje de la cama sin despertar a Charo y me fui hacia la playa. Al llegar hablé con la chica fotógrafa, que me dice que solo sabe que son mujeres y que no ha parado de hacerlas fotos porque la imagen no puede ser mas seductora, pero no tiene ni idea de que hacen.
Resultó que son almejeras, en plena faena, usan un artilugio formado por dos varas largas unidas en un ángulos de 45º, una de los cuales tiene en la punta una especie de rastrillo o malla, las almejeras lo meten en la arena y usando el otro palo giran para cribar parte de la arena y atrapar las almejas. El caso es que allí estaban desde justo antes del amanecer y así trabajarían durante varias horas. Lo escribimos aquí para recordar esto como tantas otras cosas del viaje, pero será difícil que se borre de nuestra memoria el recuerdo de las almejeras faenando.
Así que me baje de la cama sin despertar a Charo y me fui hacia la playa. Al llegar hablé con la chica fotógrafa, que me dice que solo sabe que son mujeres y que no ha parado de hacerlas fotos porque la imagen no puede ser mas seductora, pero no tiene ni idea de que hacen.
Resultó que son almejeras, en plena faena, usan un artilugio formado por dos varas largas unidas en un ángulos de 45º, una de los cuales tiene en la punta una especie de rastrillo o malla, las almejeras lo meten en la arena y usando el otro palo giran para cribar parte de la arena y atrapar las almejas. El caso es que allí estaban desde justo antes del amanecer y así trabajarían durante varias horas. Lo escribimos aquí para recordar esto como tantas otras cosas del viaje, pero será difícil que se borre de nuestra memoria el recuerdo de las almejeras faenando.
Absorto por el espectáculo de las pescadoras de almejas no me había dado cuenta de que había dejado a Charo durmiendo, y de pronto se abrió la puerta de la Gaviota y Charo llamándome extrañada: “Carlos donde estas”
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Después de desayunar nos fuimos con las bicicletas a al Puerto de Xufre. El camino para ir en bicicleta resulto muy sencillo y agradable, tardamos muy poco en llegar al puerto, al principio estuvimos en la zona mas alejada del pueblo y desde allí veíamos con claridad el ir y venir de los barcos hacia las bateas de mejillones. Parece ser que es en la Isla de Arousa donde mas kilos de mejillones se producen de toda Europa, y la verdad es que viendo el constante movimiento de barcos faenando no extraña nada.
Nos acercamos mas a la zona del puerto donde llegaban los barcos a descargar y allí estuvimos hablando con el Patrón de unos de ellos, eso nos permitió acercarnos mucho a la descarga de los mejillones. Este hombre, aunque estaba trabajando, tuvo el detalle de parar para explicarnos el proceso. Descargan en el puerto pero ya traen empaquetados los mejillones, porque la labor de limpieza y empaquetado la hacen en la batea. Allí mismo, a cuatro metros del barco, cargan los paquetes de mejillones que acaban de traer de la batea, en unos contenedores tipo pallets y una carretilla los transporta directamente al camión con destino a lugar donde se comercializan. No se pierde ni un segundo. |
Le comente al Patrón que por la mañana había visto a las almejeras y que me resultaba curioso que solo hubiese mujeres, nos contó que las mujeres pescan en las playas porque en esa labor no hace falta tanta fuerza, pero que también pescan los hombres, estos los hacen mas adentro, desde pequeñas embarcaciones con una lanza mas larga y una jaula para drenar el agua mucho mas grande, para hacerlo así hace falta mucha fuerza y que estos mejilloneros tienen unos “brazacos” de impresión.
Y así es, porque luego paseando por la isla en otra zona portuaria encontré algunas barcas con el utensilio que el me había explicado y es fácil imaginar la cantidad de fuerza que hace falta para arrastrar solo con la fuerza del brazo ese pedazo de jaula.
Y así es, porque luego paseando por la isla en otra zona portuaria encontré algunas barcas con el utensilio que el me había explicado y es fácil imaginar la cantidad de fuerza que hace falta para arrastrar solo con la fuerza del brazo ese pedazo de jaula.
Dimos un gran paseo por el pueblo a pie, es pequeño y bonito, también hicimos algo de compra para reponer la despensa y después comimos en unos de los restaurantes del puerto, se trata de una zona tranquila y carente de ese aire turístico que tienen otras zonas de costa, lo cual en cierto modo lo hace mas agradable.
Terminamos de comer y volvimos a la Gaviota ayer cuando llegamos vimos como algunos viajeros como nosotros pasaban un buen rato en la playa, hoy nos apetecía hacerlo a nosotros.
Después de un rato descansando emprendimos de nuevo la marcha, volvimos a pasar el puente y nos despedimos de la Isla de Arousa. Fuimos a Ribeira o Riveira, que menudo lio con los idiomas que tenemos en España (creemos que en español es con “b” y en gallego con “v”). Riveira es un pueblo bastante grande y con mucho movimiento, pero no vimos muchas facilidades para dejar nuestra autocaravana, había una zona de aparcamientos pequeños y sin apenas espacio para los coches que ya había allí, para quedarnos tendría que ser bastante mas lejos, lo mejor era seguir nuestro camino, a estas alturas después de estar en tanto sitio de cinco estrellas nos hemos vuelto muy selectivos, así que emprendimos camino hacia Corrubedo.
Al llegar a Corrubedo nos sorprendieron dos cosas. Primero que no vimos pueblo por ningún sitio, por mas que buscamos no encontramos eso tan genuino en cualquier pueblo que es “el centro”, allí no había centro, mas bien no había pueblo, eran casas y mas casas aparentemente de veraneo, parecía mas bien una urbanización con vocación de pueblo, y lo segundo es que al acercarnos al final de la tierra firme y llegar al mar, era el mar con mayúsculas. Después de ver las Rías cada día, con agua muy tranquila, casi siempre transparente, esta quizás era la primera vez que veíamos el mar abierto, el atlántico de Galicia, y en ese momento estaba muy enfadado.
Al llegar a Corrubedo nos sorprendieron dos cosas. Primero que no vimos pueblo por ningún sitio, por mas que buscamos no encontramos eso tan genuino en cualquier pueblo que es “el centro”, allí no había centro, mas bien no había pueblo, eran casas y mas casas aparentemente de veraneo, parecía mas bien una urbanización con vocación de pueblo, y lo segundo es que al acercarnos al final de la tierra firme y llegar al mar, era el mar con mayúsculas. Después de ver las Rías cada día, con agua muy tranquila, casi siempre transparente, esta quizás era la primera vez que veíamos el mar abierto, el atlántico de Galicia, y en ese momento estaba muy enfadado.
Así que seguimos el camino hacia Pobra do Caramiñal, no estaba mal tenía bastante vida, pero volvía a pasar lo mismo: no nos parecía un buen sitio para quedarse y también nos fuimos.
Llegamos a Boiro, este sitio era la idea inicial, y lo que teníamos pensado en el programa, habíamos estado en Corrubedo y en Pobra, en un “por si acaso”. Nada mas llegar a Boiro vimos un área de autocaravanas, que estaba bastante bien, y allí estaba el matrimonio gallego que habíamos visto en O Grove, nos hizo mucha ilusión volver a verles, supongo que los que llevan años haciendo autocaravanismo están acostumbrados a “perseguirse” unos a otros en varios sitios, pero como nosotros somos unos pardillos nos alegramos de volver a ver a alguien con el que has estado charlando unos días antes. Le comentamos que íbamos al otro área de Boiro porque habíamos leído que era mejor, él que es de la zona nos dijo que no, pero Charo que se había currado la planificación del viaje quería comprobarlo en persona. El otro área estaba a dos o tres kilómetros de allí, en mitad de la nada, así que volvimos, el área de Boiro, el Gallego, lógicamente, tenía razón. Se trata del área de Playa Xardín (N 42º 38' 30'', W 8º 53' 49'') , al principio te choca un poco porque se ubica en una calle al borde del mar con muchísimo movimiento de gente de acá para allá, pero el área está muy bien y tiene todos los servicios menos la luz, aparece dos veces al día un municipal a cobrarte (6 euros día), si estas dentro te toca a la puerta y como va vestido de policía te piensas que has hecho algo mal.
Llegamos a Boiro, este sitio era la idea inicial, y lo que teníamos pensado en el programa, habíamos estado en Corrubedo y en Pobra, en un “por si acaso”. Nada mas llegar a Boiro vimos un área de autocaravanas, que estaba bastante bien, y allí estaba el matrimonio gallego que habíamos visto en O Grove, nos hizo mucha ilusión volver a verles, supongo que los que llevan años haciendo autocaravanismo están acostumbrados a “perseguirse” unos a otros en varios sitios, pero como nosotros somos unos pardillos nos alegramos de volver a ver a alguien con el que has estado charlando unos días antes. Le comentamos que íbamos al otro área de Boiro porque habíamos leído que era mejor, él que es de la zona nos dijo que no, pero Charo que se había currado la planificación del viaje quería comprobarlo en persona. El otro área estaba a dos o tres kilómetros de allí, en mitad de la nada, así que volvimos, el área de Boiro, el Gallego, lógicamente, tenía razón. Se trata del área de Playa Xardín (N 42º 38' 30'', W 8º 53' 49'') , al principio te choca un poco porque se ubica en una calle al borde del mar con muchísimo movimiento de gente de acá para allá, pero el área está muy bien y tiene todos los servicios menos la luz, aparece dos veces al día un municipal a cobrarte (6 euros día), si estas dentro te toca a la puerta y como va vestido de policía te piensas que has hecho algo mal.
Esa tarde no nos acercamos al centro, nos quedamos por allí, como estábamos a escasos metros de la Playa estuvimos paseando y sacando algunas fotos, estaba ocultándose el sol e hicimos algunas fotos muy bonitas.
Día 26: Sábado. Boiro, Orense, Puebla de Sanabria
Por la mañana después de desayunar y charlar un rato con alguno de los autocaravanistas que están en el área cogimos las bicis y fuimos a Boiro, parte del recorrido está cubierto por un carril bici, pero hay un momento en que empieza algo de cuesta hacia el centro de Boiro donde hay que callejear porque ya no hay carril bici. Pero se circula bien por la localidad, de hecho ves alguna gente en bicicleta. Cuando llegamos a la zona comercial pusimos pie a tierra y nos dedicamos a pasear. Es una zona muy bulliciosa con tiendas de todo tipo, tiendas de moda y de alimentación, a nosotros nos llama mucho la atención las tiendas de frutas y verduras, en Galicia le dan mucha importancia a los productos frescos porque tienen comercios de este tipo con productos de primera calidad. Así que nosotros hicimos bastante compra para llenar la despensa de nuestra Gaviota.
Cogimos las bicis, que iban bien cargadas con la compra y volvimos al área. Boiro nos ha gustado mucho, pero somos conscientes de que el tiempo se nos acaba y estamos un poco “pluf”, hemos disfrutado tanto en este viaje, que aunque no lo hablamos entre nosotros –para evitar que tome mas realidad de la que merece- nos molesta tener la espada de Damocles del dichoso tiempo metida dentro de nuestras cabezas. Al llegar nos pusimos manos a la obra para partir hacia Orense- nuestro último destino-, y llenamos y vaciamos aguas …. el área es una gozada.
Cogimos las bicis, que iban bien cargadas con la compra y volvimos al área. Boiro nos ha gustado mucho, pero somos conscientes de que el tiempo se nos acaba y estamos un poco “pluf”, hemos disfrutado tanto en este viaje, que aunque no lo hablamos entre nosotros –para evitar que tome mas realidad de la que merece- nos molesta tener la espada de Damocles del dichoso tiempo metida dentro de nuestras cabezas. Al llegar nos pusimos manos a la obra para partir hacia Orense- nuestro último destino-, y llenamos y vaciamos aguas …. el área es una gozada.
Ourense
En Ourense fuimos directos al área del Paseo de Tinteiros ( N 42º 21´4¨, W 7º 52´54¨), que encontramos en la página de la asociación gallega, y fue una completa decepción. El área estaba completamente llena, solo encontramos un sitio libre, pero desde el primer momento el sitio nos resultó extraño tirando a desagradable. Esta cerca del rio pero ni se ve ni se atisba, al mismo tiempo está pegada a un polígono industrial, en ese momento lleno de camiones que vendían uvas al por mayor para los viticultores caseros. El sitio es mas un solar destartalado que un lugar para disfrutar. Había una 20 autocaravanas y dos caravanas, una de ellas una Hobby bien grande, La totalidad de la gente que estaba en el área estaba allí, ahora preparando la comida y con los avances y las sillas fuera, en grupos de dos en dos, y nos miraban como si estuviéramos fuera de sitio. Charo me dijo “aquí no sé porque no somos bien recibidos”. Quizás deberíamos haber salido de allí en ese momento y teniendo en cuenta que nuestra Gaviota solo mide 6 metros podíamos haber aparcado en Ourense en cualquier sitio. Pero como nos había costado aparcar allí, y íbamos a comer, de momento nos quedamos. Después de comer –eso si dentro de nuestra Gaviota- nos fuimos andando al centro. Desde allí se tarda un poco pero nada imposible si te gusta pasear, y a nosotros nos gusta mucho. |
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Íbamos andando por el lado derecho del Miño, al poco de empezar la caminata, vimos en el río había una zona de pradera verde y como era sábado por la tarde estaba lleno de gente tomando el sol con su toalla y en bañador, queríamos ver la cuidad pero apetecía quedarse un rato. Poco más adelante se presentó ante nosotros el Puente del Milenio. Todo el que haya estado en Orense lo tendrá gravado en su mente. Se trata de un puente de hierro pintado de planco, con tirantes y una banda ancha que tiene una plataforma transitable que sube y baja de punta a punta como una gran honda. Seguro que hay gente a la que le parece horrible, pero a nosotros nos gusto mucho.
Continuamos subiendo cerca del borde del río hasta que llegamos al Puente Romano. Es un puente peatonal que nos daba acceso a la parte importante de la Cuidad de Ourense al otro lado del río. Pateamos toda la cuidad hasta llegar al caso histórico, en aquella zona hay muchos bares con tapas, es una zona de calles bastantes estrechas. Hoy no estaremos aquí pero estaría bien cenar de tapas en este sitio. Transitamos la zona comercial más lujosa que el resto y llena de las tiendas que hay en todos los sitios. En resumen Ourense nos resulto una cuidad recia, y es cierto que algo provinciana pero nos resultó muy agradable con bastante vida.
Estuvimos un buen rato sentados en una de las terrazas que hay al borde del Puente Romano y nos fuimos hacia nuestra casa con ruedas. En el área seguían todos los que habíamos dejado antes, de cháchara, perece que se lo pasan bien, y que no han venido a ver Ourense sino este descampado o solar donde nos encontramos. Antes de arrancar me preocupé de mirar varias veces a mi alrededor para intentar descubrir que me estaba perdiendo, que demonios había en ese sitio para que uno se traslade con una casa con ruedas y se afinque aquí con la intención de no moverse en todo el día. Mirar, miraba, pero ver no veía nada.
Teníamos pensado hacer noche en ese sitio, pero desistimos, pusimos rumbo a Puebla de Sanabria, y por el camino se nos ocurrió entrar en Verín para ver si podíamos hacer noche. Al final no lo vimos claro (ver no se veía mucho porque ya era casi de noche) y en el fondo nos apetecía mas volver a la Puebla de Sanabria a pasar la última noche, allí pasamos la primera de este viaje y nos ha traído mucha suerte. Por el camino, anocheciendo, la luna estaba preciosa, como si quisiera despedir nuestro viaje.
En la Puebla de Sanabria se está de maravilla, ese sitio que es y será, para nosotros, el punto lanzadera para ir a Galicia. Estábamos algo tristes, pero nos fuimos a cenar al pueblo y empezamos a recordar todo lo que habíamos vivido estos días de libertad y terminamos tan felices, puede ser que el vino de la cena ayudara algo.
Continuamos subiendo cerca del borde del río hasta que llegamos al Puente Romano. Es un puente peatonal que nos daba acceso a la parte importante de la Cuidad de Ourense al otro lado del río. Pateamos toda la cuidad hasta llegar al caso histórico, en aquella zona hay muchos bares con tapas, es una zona de calles bastantes estrechas. Hoy no estaremos aquí pero estaría bien cenar de tapas en este sitio. Transitamos la zona comercial más lujosa que el resto y llena de las tiendas que hay en todos los sitios. En resumen Ourense nos resulto una cuidad recia, y es cierto que algo provinciana pero nos resultó muy agradable con bastante vida.
Estuvimos un buen rato sentados en una de las terrazas que hay al borde del Puente Romano y nos fuimos hacia nuestra casa con ruedas. En el área seguían todos los que habíamos dejado antes, de cháchara, perece que se lo pasan bien, y que no han venido a ver Ourense sino este descampado o solar donde nos encontramos. Antes de arrancar me preocupé de mirar varias veces a mi alrededor para intentar descubrir que me estaba perdiendo, que demonios había en ese sitio para que uno se traslade con una casa con ruedas y se afinque aquí con la intención de no moverse en todo el día. Mirar, miraba, pero ver no veía nada.
Teníamos pensado hacer noche en ese sitio, pero desistimos, pusimos rumbo a Puebla de Sanabria, y por el camino se nos ocurrió entrar en Verín para ver si podíamos hacer noche. Al final no lo vimos claro (ver no se veía mucho porque ya era casi de noche) y en el fondo nos apetecía mas volver a la Puebla de Sanabria a pasar la última noche, allí pasamos la primera de este viaje y nos ha traído mucha suerte. Por el camino, anocheciendo, la luna estaba preciosa, como si quisiera despedir nuestro viaje.
En la Puebla de Sanabria se está de maravilla, ese sitio que es y será, para nosotros, el punto lanzadera para ir a Galicia. Estábamos algo tristes, pero nos fuimos a cenar al pueblo y empezamos a recordar todo lo que habíamos vivido estos días de libertad y terminamos tan felices, puede ser que el vino de la cena ayudara algo.
Día 27: Domingo Puebla de Sanabria, Nuestra casa.
Nos levantamos temprano y emprendimos rumbo camino de casa.
Ha sido nuestro primer viaje con la Gaviota a Galicia. Los dos habíamos ido a Galicia varias veces, pero esta es la primera vez que tenemos la sensación de haber conocido Galicia, sin embargo, en estos 9 días y medio, solo hemos visto una parte muy pequeña. A la mayoría de los sitios en los que hemos estado tenemos que volver, o bien porque hemos ido escasos de tiempo o bien porque nos han enamorado tanto que sentimos la necesidad de volver. Quizás por estar en uno de los extremos de Europa se conozca algo menos y se tenga una idea equivocada, pero Galicia es una de las regiones mas avanzadas de España, y para el viajero es un autentico tesoro, merece mucho la pena, tiene unos paisajes increíbles, una gastronomía estupenda, basada en un producto de primer nivel, y su gente es muy agradable y acogedora con los que venimos de fuera. Volveremos……..y mucho.
Ha sido nuestro primer viaje con la Gaviota a Galicia. Los dos habíamos ido a Galicia varias veces, pero esta es la primera vez que tenemos la sensación de haber conocido Galicia, sin embargo, en estos 9 días y medio, solo hemos visto una parte muy pequeña. A la mayoría de los sitios en los que hemos estado tenemos que volver, o bien porque hemos ido escasos de tiempo o bien porque nos han enamorado tanto que sentimos la necesidad de volver. Quizás por estar en uno de los extremos de Europa se conozca algo menos y se tenga una idea equivocada, pero Galicia es una de las regiones mas avanzadas de España, y para el viajero es un autentico tesoro, merece mucho la pena, tiene unos paisajes increíbles, una gastronomía estupenda, basada en un producto de primer nivel, y su gente es muy agradable y acogedora con los que venimos de fuera. Volveremos……..y mucho.