Durante nuestro viaje al norte de Italia, en el primer trimestre del año 2019, dedicamos dos días a conocer la ciudad de Milan, esta fue nuestra experiencia reflejada en los dos post que publicamos en Facebook e Instagram
Lunes 4 de febrero
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El lunes, decidimos ducharnos en las instalaciones del área, son un poco como un barracón, pero el agua salía muy caliente y sin límite de tiempo.
Ya preparados, fuimos a recepción y nos acercaron a la estación de Bovisa, donde cogimos un tren de cercanías, tras dos paradas llegamos al centro, la verdad es que es muy comodo y no se tarda nada en llegar. Milán es una ciudad grande, de más de 1.300.000 habitantes. Nos ha sorprendido por su bullicio, coches, motos, tranvías y mucha gente. |
La Catedral, su monumento mas emblemático
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Teníamos pensado ver tres cosas, la primera la catedral, grandiosa, enorme y bonita, después de 6 siglos de obras, han conseguido que les quede muy bien.
Intentamos entrar para verla por dentro, increíble, estábamos en un lunes de febrero y había unas 500 personas en la cola, tendríamos que madrugar si queríamos verla al día siguiente.
Intentamos entrar para verla por dentro, increíble, estábamos en un lunes de febrero y había unas 500 personas en la cola, tendríamos que madrugar si queríamos verla al día siguiente.
La catedral que no se terminaba nunca
Todos conocemos la existencia de una expresión popular española según la cual, cuando algo se demora en exceso, se dice de ello que va a durar mas que la obra del Escorial. En Italia se usa la misma expresión pero referida a la Catedral de Milan que no se termino hasta "antes de ayer" n 1965
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Puedes pasar allí un buen rato mirando los escaparates de las tiendas de lujo o simplemente el bullicio de gente que por allí pasa. Resulta especialmente divertido ver a las chicas jóvenes cómo se preparan para hacerse una foto o selfie, sobre todo las orientales, son dignas de estudio.
Después, Charo había leído que merecía la pena visitar el Barrio de Brera, así que pusimos rumbo hacia allá. Es un barrio bohemio, bonito y elegante y enseguida llegamos al palacio Brera que alberga una famosa pinacoteca. Entramos al patio y había muchos jóvenes que irían allí a clases. Ese día la pinacoteca estaba cerrada, tampoco habíamos pensado visitarla, ya hemos comentado alguna vez que cuando vives con una pensión de jubilación, no puedes ver toda la oferta cultural, que es infinita, hay que dejar mucho sin visitar, ya que además, los precios no son nada económicos.
Intentamos entrar en la biblioteca, pero era para uso de los estudiantes, si se quería visitar, había que programar una visita guiada.
Intentamos entrar en la biblioteca, pero era para uso de los estudiantes, si se quería visitar, había que programar una visita guiada.
Al salir, una chica nos dio propaganda de un restaurante siciliano que había por allí cerca, Charo ya estaba muerta de hambre, así que fuimos. Yo tomé un guiso de berenjena que estaba muy bueno, ella se decantó por una pasta con ricotta fresca que no era maravillosa. De postre, pedimos un cannoli, postre típico siciliano relleno de crema de ricotta y como siempre con los postres, tenemos disparidad de opiniones, Charo dijo que era delicioso y a mí me pareció muy normalito.
Teatro de La Scala
Por último, fuimos al Teatro de La Scala, que es para nosotros la sala dedicada a ópera y ballet más importante del mundo, no por su arquitectura, sino por las primeras representaciones que allí se han hecho durante toda su existencia. Es un lugar de culto para cualquier melómano, incluso aunque no sea muy aficionado a la opera.
Pudimos contemplar el teatro desde arriba y en el escenario estaba un grupo de músicos ensayando. Para mí que soy un melómano empedernido, estar pisando la Scala era como estar en el santuario de la ópera, muy emocionante.
Pudimos contemplar el teatro desde arriba y en el escenario estaba un grupo de músicos ensayando. Para mí que soy un melómano empedernido, estar pisando la Scala era como estar en el santuario de la ópera, muy emocionante.
Pues bien, a la muerte de Puccini dejó Turandot, su última opera, inacabada. Se le encargó a un discípulo suyo que terminase la misma y así lo hizo. Llego el día de la primera representación (la que se ve en el afiche de la foto) ya completa y fue Toscanini quien la dirigió ... todo iba correctamente y al llegar al punto donde Puccini había dejado la obra sin acabar, Toscanini golpeo con la batuta sobre el atril y la orquesta dejo de tocar, seguidamente se dirigió al publico y dijo "fue hasta aquí donde llego la obra del gran maestro" y la orquesta no tocó mas dejando sin terminar la opera. Toscanini quiso mostrar así su respeto y admiración al que fue su gran amigo. Personalmente me encanta la opera completa, que quizas sea mi favorita, con la parte final que añadío su discípulo tal y como se representa hoy en día, pero entiendo lo que hizo el director y creo que es una de las historias mas bonitas que recuerdo.
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Las Galerías de Milán
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Milán es, sobre todo, un lugar pensado para el shopping de lujo, con muchas calles con galerías enormes y tiendas de moda de las marcas más elitistas que existen. Dedicamos buena parte de la tarde a recorrer las calles llamadas el cuadrilátero de oro, los escaparates son en sí mismo, un espectáculo, dentro de las tiendas había pocos clientes, pero estos eran casi todos orientales.
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Martes 5 de febrero
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Nuevamente amaneció un día soleado y tras el desayuno y aseo, fuimos a recepción para que nos llevaran de nuevo a coger el tren en Bovisa.
Decidimos empezar por la catedral. Una amiga de Facebook nos había dicho que si se sacaba ticket para ver las terrazas, una vez vistas, se accedía desde dentro a la catedral y así te evitabas la cola de la calle, por lo que eso hicimos. Empezamos en las terrazas, no deja de llamarnos la atención, a pesar de que ya forma parte de nuestra vida, lo protegidos que están por el ejército las plazas y los monumentos importantes de las ciudades. En este caso, no iba a ser menos, te pasan un detector de metales y luego, abren bolsos y mochilas.
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Y empezamos el ascenso, en este caso la escalera era un poco más ancha que para subir a los tejados de la catedral de Viena, así que aunque te cruzaras con gente, no era tan agobiante. Charo dice que lo que más odia en esta vida es subir escaleras y lo cierto es que cuando las termina, empieza a toser y se tira así veinte minutos.
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Desde las terrazas se contemplan muy bien los detalles y ornamentos de la construcción, además de que se puede ver la plaza de la catedral con el bullicio que siempre hay allí, sin embargo,para mí ha sido una decepción, hace años estuve aquí y se accedía al centro de la parte alta de la catedral, aquello me impresionó, porque allí encima había lo que parecía otra iglesia, pero hoy solo teníamos acceso al lateral norte, no ha estado mal, pero no es lo mismo.
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Terminada la visita, bajamos y preguntamos cómo entrar a la catedral y nos dijeron que había que salir a la calle y hacer la cola ... !!! no lo podíamos creer ¡¡¡
Le dijimos al vigilante que nos habían dicho que se podía entrar a la catedral sin salir a la calle ni hacer la cola y nos explicó que a veces hacen eso, pero que normalmente hay que salir, así que a la cola que nos fuimos.
Así que, tras 45 minutos de espera en la cola, visitamos el interior. La catedral es enorme, con 4 naves a cuál más grande, sin duda es una de la catedrales más grandes y altas que hemos visto nunca, probablemente la mayor tras la catedral de San Pedro. Ni que decir tiene que nos gustó mucho. |
... y comimos en el restaurante Brunello
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Cuando salimos Charo ya tenía hambre, esta vez habíamos decidido ir a comer una cotoletta a un restaurante que nos recomendó un amigo de Facebook, estaba a 2 kilómetros de allí y fuimos caminando. Volvimos a pasar por el barrio Brera y después íbamos viendo a lo lejos edificios muy modernos y bonitos.
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Y lo encontramos, era el Restaurante Brunello, dentro no había ningún turista, todos eran ejecutivos o empleados de tiendas, claro que por esa zona no se veían tampoco turistas por las calles.
Vimos que la gente comía un plato con el típico filete empanado y nos recordó a Viena, era tan grandes como aquellos y como ya estábamos escarmentamos con el filete vienés que no fuimos capaces de comernoslo, pedimos
uno para cada uno y nos sobró casi todo, esta vez pedimos una cotoletta (chuleta de ternera empanada) para los dos, con unas verduras. Una comida muy sencilla pero que estaba deliciosa, todo en su punto. De postre volvimos a compartir un tiramisú.
Vimos que la gente comía un plato con el típico filete empanado y nos recordó a Viena, era tan grandes como aquellos y como ya estábamos escarmentamos con el filete vienés que no fuimos capaces de comernoslo, pedimos
uno para cada uno y nos sobró casi todo, esta vez pedimos una cotoletta (chuleta de ternera empanada) para los dos, con unas verduras. Una comida muy sencilla pero que estaba deliciosa, todo en su punto. De postre volvimos a compartir un tiramisú.
Después, decidimos ir a conocer la zona moderna de edificios de Milán. Nos gustó mucho, pero además las calles estaban muy animadas lo que le daba a todo un "plus", es más Charo comentó que en esa zona es donde había visto las chicas mas guapas y con más estilo de todo Milán.
Muy cerca de allí estaba el cementerio, no dudamos que debe ser muy bonito, ya que nos habían aconsejado visitarlo, pero en este tema, Charo y yo no nos ponemos muy de acuerdo, yo considero que son un elemento mas para conocer los lugares donde vamos pero ella frunce el gesto, no le gusta nada de nada.
Muy cerca de allí estaba el cementerio, no dudamos que debe ser muy bonito, ya que nos habían aconsejado visitarlo, pero en este tema, Charo y yo no nos ponemos muy de acuerdo, yo considero que son un elemento mas para conocer los lugares donde vamos pero ella frunce el gesto, no le gusta nada de nada.
Una de las joyas de Milán es La última cena de Leonardo da Vinci y emprendimos en camino para verla.
Habíamos leído que había una lista de espera muy considerable, pero no sospechamos que eso nos pudiera afectar a nosotros ya que estábamos en febrero, asi que nos fuimos convencidos de que seriamos el famoso cuadro.
Habíamos leído que había una lista de espera muy considerable, pero no sospechamos que eso nos pudiera afectar a nosotros ya que estábamos en febrero, asi que nos fuimos convencidos de que seriamos el famoso cuadro.
De camino a la iglesia Santa Maria delle Grazie, que es donde está el cuadro, pasamos por el castillo Sforzesco y nos dejó asombrados. Es una fortaleza impresionante y muy bien conservada. Dentro alberga gran cantidad de museos, pero ya hemos comentado alguna vez que nosotros no somos muy de museos.
Mientras íbamos camino de la iglesia, me di cuenta de lo bonitos que son la mayoría de los edificios de Milán, pero curiosamente pasan totalmente desapercibidos porque tienes que estar pendiente del tráfico, que en esa gran ciudad es un poco caótico y donde, para colmo, hay muy pocos pasos de cebra, lo que demuestra que los peatones en Milan no son muy tenidos en cuenta. A estas alturas del viaje, ya tenemos claro que Italia no es un país donde se de presencia al peatón o a las bicicletas, muy al contrario, podríamos decir que es un país donde manda el imperio del coche, la mayoría de las infraestructuras que vemos están pensadas para dar preferencia a la circulación de los automóviles con un desprecio, a veces irritante, hacia aquellos que van a pie o en bicicleta.
Otra de las razones por la que a veces los edificios pasan desapercibidos es porque están muchos de ellos algo sucios, la mayoría necesitan una mano de pintura. Si tuvieran un poco mas de interés en mantenerlos recobrarían el esplendor que tuvieron en su día y que si uno se fija puede percibir con cierta facilidad.
Otra de las razones por la que a veces los edificios pasan desapercibidos es porque están muchos de ellos algo sucios, la mayoría necesitan una mano de pintura. Si tuvieran un poco mas de interés en mantenerlos recobrarían el esplendor que tuvieron en su día y que si uno se fija puede percibir con cierta facilidad.
La iglesia Santa María delle Grazie ya desde fuera se veía muy bonita. En su plaza había gran cantidad de gente y Charo se acercó a la oficina donde se venden los tickets. Allí le explicaron que no había entradas para visitar La última cena en las próximas dos semanas, vaya chasco, eso sí, la visita a la iglesia era gratuita y entramos a verla, es muy bonita y con frescos maravillosos, aunque no sean de Leonardo.
Así que no vimos la última cena de Leonardo, pero la taremos aquí a la gaviota Viajera, aunque solo sea con una foto.
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Dimos por concluida nuestra visita a Milán, nos habíamos hecho una buena idea de cómo es y lo que ofrece.