Un apasionante viaje a Normandía
Normandía no era uno de nuestros destinos más buscados, quizás por lo turístico que es, así que para la vacaciones de Julio y teniendo en cuenta que estábamos inmersos en la desconexión, es decir, en el tránsito hacia la jubilación, habíamos decidido un destino tranquilo, mucha bici, mucho vino y muchas ostras ….. la isla de Oleron era el lugar elegido para esas vacaciones tranquilas y sosegadas pero …….
…. vino a visitarnos mi hija Tania y durante el transcurso de la cena nos dijo que le encantaría probar un viaje en autocaravana con nosotros, ¿te vienes con nosotros? le preguntó Charo, dijo que sí sin dudarlo. Descartamos Oleron de forma inmediata porque ella no sabe montar en bici, se dedicó al tenis profesional y no hubo tiempo de enseñarle algo tan sencillo y frecuente como montar en bicicleta.
Le propusimos a ella que eligiera el destino y de inmediato contestó que Normandía. Tania siente una especial atracción por la 2ª guerra mundial, quizás heredada por la misma pasión que siempre tuve yo.
…. vino a visitarnos mi hija Tania y durante el transcurso de la cena nos dijo que le encantaría probar un viaje en autocaravana con nosotros, ¿te vienes con nosotros? le preguntó Charo, dijo que sí sin dudarlo. Descartamos Oleron de forma inmediata porque ella no sabe montar en bici, se dedicó al tenis profesional y no hubo tiempo de enseñarle algo tan sencillo y frecuente como montar en bicicleta.
Le propusimos a ella que eligiera el destino y de inmediato contestó que Normandía. Tania siente una especial atracción por la 2ª guerra mundial, quizás heredada por la misma pasión que siempre tuve yo.
Oleron quedará para tiempos futuros.
Los protagonistasIniciamos todos los relatos de la Gaviota Viajera con una foto de Charo y yo juntos, porque somos los protagonistas de cada uno de los viajes que hacemos o al menos de casi todos. Pero en este caso, el protagonismo era cosa de tres: Tania, Charo y yo (Carlos), porque en esta ocasión se coló en la Gaviota un polizonte de pleno derecho y de forma excepcional fuimos tres los protagonistas del viaje. |
íLa ruta que hicimos fue:
Camino de Normandia SAINT ÉMILION ORADOUR SUR GLANE VITRÉ Llegamos a Normandia MONT ST MICHEL La Normandia del Desembarco PLAYA DE UTAH CEMENTERIO ALEMÁN DE LE CAMBE PUENTE D,HOC PLAYA DE OMAHA CEMENTERIO AMERICANO DE COLEVILLE SUR MER ARROMANCHES LES BAINS PLAYA DE GOLD PUERTO ARTIFICIAL DE MULBERRY COURSELLES SUR MER PLAYA DE JUNO CEMENTERIO CANADIENSE EN BENY SUR MER BERNIERES SUR MER LION SUR MER PLAYA DE SWORD BENOUVILLE PUENTE PEGASUS CEMENTERIO INGLÉS EN RANVILLE |
Tal y como es nuestra costumbre quisimos hacer un viaje en el que tan solo incluiríamos lugares situados dentro de Normandía.
|
Camino de Normandia
Nosotros acabábamos de estar en la Alcarria y de forma especial en Brihuega viendo la fiesta de la Lavanda y desde allí empalmaríamos viaje con el que íbamos a hacer a Normandía.
Tras recoger a Tania en la estación de tren de Guadalajara pusimos rumbo a Normandía, por delante casi 1.200 km hasta llegar a nuestro primer destino en Normandía, el Mont Saint Michel.
Nada mas vernos y distribuir la ropa en los armarios de la Gaviota, se puso de manifiesto que Charo se había asustado tanto con que no íbamos a tener espacio para los tres, “lo básico, solo lo básico” repetía una y otra vez” y consiguió que los armarios fueran medio vacíos, Tania no paró de decir en todo el viaje “manda narices, he venido casi con lo puesto y aquí hay espacio para el doble”.
Emprendimos camino e hicimos noche en Rentería, llegamos completamente de noche y lloviendo a cántaros, tras ir dos o tres kilómetros por carreteras estrechas, llenas de curvas y atravesando un bosque muy frondoso, al llegar aquello nos pareció un lugar recóndito en mitad del monte.
Pero al despertarnos por la mañana vimos que se trataba de un área estupenda, efectivamente en mitad el monte, pero muy agradable (43.26806 -1.90167), como buena prueba de que por la noche todos los gatos son pardos.
Desayunamos y reemprendimos camino.
Tras recoger a Tania en la estación de tren de Guadalajara pusimos rumbo a Normandía, por delante casi 1.200 km hasta llegar a nuestro primer destino en Normandía, el Mont Saint Michel.
Nada mas vernos y distribuir la ropa en los armarios de la Gaviota, se puso de manifiesto que Charo se había asustado tanto con que no íbamos a tener espacio para los tres, “lo básico, solo lo básico” repetía una y otra vez” y consiguió que los armarios fueran medio vacíos, Tania no paró de decir en todo el viaje “manda narices, he venido casi con lo puesto y aquí hay espacio para el doble”.
Emprendimos camino e hicimos noche en Rentería, llegamos completamente de noche y lloviendo a cántaros, tras ir dos o tres kilómetros por carreteras estrechas, llenas de curvas y atravesando un bosque muy frondoso, al llegar aquello nos pareció un lugar recóndito en mitad del monte.
Pero al despertarnos por la mañana vimos que se trataba de un área estupenda, efectivamente en mitad el monte, pero muy agradable (43.26806 -1.90167), como buena prueba de que por la noche todos los gatos son pardos.
Desayunamos y reemprendimos camino.
Saint Émilion
Tras múltiples recomendaciones que nos hicieron en Facebook, decidimos parar en Saint Émilion, era una localidad que no llevábamos prevista visitar, porque somos muy “temáticos” y en este viaje íbamos a hacer Normandía, Saint Émilion solo tenía en común con Normandía que se encuentra en medio de la ruta, pero está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una zona consagrada a los vinos, así que como amamos la cultura del vino y los pueblos bonitos, decidimos parar a verlo.
Aparcamos en un parking sin problemas (N 44.89647 W 0.15717) y salimos a explorar la localidad. Se trata del típico municipio francés bonito hasta decir basta y que vive por y para el vino, una auténtica preciosidad.
Sin duda es un pueblo muy turístico, pero al menos esa tarde de lunes se podía pasear pues todo estaba muy tranquilo.
Con sus calles empedradas y edificios medievales por doquier, el paseo que dimos no se nos va a olvidar fácilmente.
Las tiendas del pueblo están especializadas en dos productos, el vino, como no podría ser de otra forma y los macarons.
Con sus calles empedradas y edificios medievales por doquier, el paseo que dimos no se nos va a olvidar fácilmente.
Las tiendas del pueblo están especializadas en dos productos, el vino, como no podría ser de otra forma y los macarons.
El vino está presente por todos lados, no solo por las tiendas, mas bien vinateras, que lo venden sino porque las viñas están tan encima que podría decirse que se meten dentro de las calles. Esa característica es una de las que mas nos llamó la atención, es más, hay una zona con las ruinas de una antigua iglesia gótica que se encuentra rodeada de viñas, allí donde hubo un lugar de culto hoy hay un viñedo acompañando lo poco que queda en pie de aquella iglesia.
Pero las tiendas también presentan los famosos “macarons” franceses, tal como se presentaban en las tiendas y conforme leíamos su publicidad, nos hizo pensar que los famosos macarons nacieron en San Émilion y eso me picó la curiosidad e investigué un poco, mi sorpresa fue mayúscula, aunque no debería haberlo sido tanto porque conozco muy bien a los franceses y la habilidad tan admirable que tienen para hacer de cualquier cosa algo tradicionalmente suyo.
De forma especial llaman la atención dos cosas, sus colores siempre llamativos que recuerdan a la película de “Alicia en el país de las maravillas” y su precio, porque una galletita de esas no baja nunca de 1 euro (nosotros los hemos visto a 2,5 euros en la costa del país vasco francés).
Luego los macarons no nacieron en Saint Émilion, pero la villa medieval tiene los suyos, los mas reputados son los de Nadia Fermigier, heredera de la auténtica receta de 1620 que utilizaban las monjas Ursulinas de la zona, también vimos una tienda que reivindicaba sus macarons como los “auténticos”. Admiro a los franceses por tener esa curiosa habilidad de hacer suyo todo lo bueno que ven por el mundo. Terminarán inventando la paella. |
Aunque no estuvimos mucho tiempo pudimos pasear mucho por los alrededores que están plagados de viñedos, auténtica carta de presentación del pueblo, vimos pequeñas bodegas, tiendas de vino y restaurantes, fascinantes iglesias románicas y ruinas que se dispersan a lo largo de calles estrechas e inclinadas.
|
Nos sentamos en una terraza a tomar un poco de fiambre y probar tres vinos distintos, una especie de oferta degustación, la verdad es que no nos gustaron en exceso, estamos seguros que tiene que haber muy buenos caldos, pero aquellos que nos dieron a degustar no estaban a buen nivel.
Desgraciadamente íbamos de paso y no pudimos dedicarle mucho tiempo a la visita, sin duda volveremos algún día con más pausa porque nos fuimos con muy buen sabor de boca.
17 de julio (Martes). Oradour Sur Glane, Mont Saint Michel.
Nuestro siguiente destino, Oradour Sur Glane tampoco estaba situado en Normandía, pero en cierto modo se encontraba incluido en la misma temática que nos íbamos a encontrar en Normandía, porque todo el viaje que haríamos iba a estar presidido de una u otra forma por lo ocurrido en la segunda guerra mundial y más concretamente, en lo que pasó el 6 de junio de 1944, el "día D", en el que los aliados iniciaron el desembarco de un ejército de más de 150.000 soldados sobre las playas de Normandía.
En Orador Sur Glane nos empezamos a sumergir en la 2ª Guerra Mundial |
Tan solo cuatro días después, el 10 de junio de 1944, los soldados alemanes de una División de la SS masacraron a todos los civiles que se encontraban en el pueblo. Dicho así y escrito en el contexto de la segunda guerra mundial no parece tan extraordinario, a fin de cuentas, murieron muchísimas personas, pero no es así y conviene tener presente lo que pasó allí, por eso se tomó la decisión de respetar el estado del pueblo tal como había quedado tras la matanza para que las generaciones futuras pudieran tener acceso a esa execrable parte de la historia.
Yo ya conocía algo de la historia de lo ocurrido en Oradour sur Glane gracias a una película, Souvenir, una historia de amor que se desarrolla en aquel momento y quizás también por algún documental de los que suelo ver sobre la segunda guerra mundial de cuando en cuando. Así que llevaba grabado aquel horror en mi memoria, pero necesitaba comprobar en primera persona que no se trataba de una ficción cinematográfica.
SOUVENIR, película basada en la historia real de Oradour-sur-Glane, dirigida por Geoffrey Reeve, con Christopher Plummer y Catherine Hicks, entre otros.
|
En la imagen los restos de una cama, el fuego lo arrasó todo.
|
Eran las 9 de la mañana cuando empezamos nuestra visita de las ruinas de Oradour, a esa hora estábamos prácticamente solos, lo que nos permitió sumergirnos con más facilidad en el horror que teníamos alrededor de nosotros. La verdad es que poco se puede decir del horror que se vivió en ese pueblo el 10 de junio de 1944. Aquel día fueron asesinadas 642 personas, fusilaron a 190 hombres y 245 mujeres y no siquiera respetan a los niños, a estos, 207 en total los ametrallaron, otros fueron quemados en la iglesia, de ellos 18 españoles.
|
Es decir, mataron a casi todas las personas presentes en la población y destruyeron la mayor parte del pueblo tras su pillaje e incendio, solo unos pocos pudieron escapar.
Lo poco que quedó es lo que vemos hoy en día.
Ocurrió tan solo cuatro días después del desembarco por lo que es evidente, para mi, que de una u otra forma aquellos soldados de la SS se dejaron llevar por sus peores instintos, aunque parece ser que a eso hay que añadir la muerte de un Capitán de la SS al que cuando iba en su vehículo, los Partisanos agrupados en Francia bajo la denominación de la llamada Resistencia, arrojaron una granada.
Ocurrió tan solo cuatro días después del desembarco por lo que es evidente, para mi, que de una u otra forma aquellos soldados de la SS se dejaron llevar por sus peores instintos, aunque parece ser que a eso hay que añadir la muerte de un Capitán de la SS al que cuando iba en su vehículo, los Partisanos agrupados en Francia bajo la denominación de la llamada Resistencia, arrojaron una granada.
|
Buena parte del pueblo realizaba trabajos de costura, como testimonio quedaron para la historia los restos de muchas maquinas de coser.
Nosotros paseamos por el lugar viendo cada casa, cada tienda, cada bar, a veces apenas había nada más que los hierros retorcidos de los coches calcinados, la numerosas máquinas de coser, en definitiva, todo tal cual quedó en ese aciago y triste día y casi sin darte cuenta Charo, Tania y yo empezamos a guardar silencio, no decimos nada, porque no podíamos y lo poco que hablamos lo hicimos en voz baja, quizás por respeto a las víctimas o quizás porque apenas podíamos hablar… Y te das cuenta de que ese silencio es contagioso, porque el resto de personas que allí había tampoco hablaban, ni siquiera los niños, había un silencio ensordecedor que te atrapa y te hace sentir muy pequeño.
Volvimos a la Gaviota con el corazón encogido, durante los días siguientes siempre llevamos presente el recuerdo de lo que vimos en Oradour.
Pero continuamos nuestro viaje.
Pero continuamos nuestro viaje.
Durante el camino habíamos estado hablando con Ángel Fajó y Pilar su mujer unos amigos autocaravanistas. Ellos estaban de vacaciones en Bretaña camino a Zaragoza, su ciudad, a la que volvían después de haber estado viviendo 3 años en Estrasburgo.
Decidimos desviarnos un poquito hasta Vitré para pasar un rato con ellos.
Fue como si nos conociésemos de siempre, son una familia encantadora y nos supo a poco el tiempo que compartimos con ellos, así que habrá que repetir.
Que gran familia la de los amigos autocaravanistas que vamos conociendo gracias al Facebook.
Decidimos desviarnos un poquito hasta Vitré para pasar un rato con ellos.
Fue como si nos conociésemos de siempre, son una familia encantadora y nos supo a poco el tiempo que compartimos con ellos, así que habrá que repetir.
Que gran familia la de los amigos autocaravanistas que vamos conociendo gracias al Facebook.
Mont Saint Michel
Volvimos a continuar camino en dirección al Mont Saint Michel. Llegamos al área (48.616944 -1.509722) de Beauvoir, que es el pueblo desde donde se accede a la abadía.
Como de costumbre era muy tarde, las 10 de la noche.
Cenamos en la Gaviota y después nos dispusimos a caminar para poder ver la abadía de noche.
Andamos, andamos y cuando quisimos darnos cuenta habíamos dejado atrás la parada del autobús, es gratuito y te lleva hasta los pies de la abadía, así que decidimos seguir a pie.
Como de costumbre era muy tarde, las 10 de la noche.
Cenamos en la Gaviota y después nos dispusimos a caminar para poder ver la abadía de noche.
Andamos, andamos y cuando quisimos darnos cuenta habíamos dejado atrás la parada del autobús, es gratuito y te lleva hasta los pies de la abadía, así que decidimos seguir a pie.
Debimos de hacer algo más de 7 kms hasta llegar allí. Delante de nosotros, mientras íbamos andando, siempre estaba la imponente imagen de la abadía delante, elevándose por encima del monte con altivez y aspecto cautivador.
El largo paseo nos encantó, sin duda mereció la pena.
El largo paseo nos encantó, sin duda mereció la pena.
Eran casi las 12 de la noche, estábamos prácticamente solos y no podíamos dejar de admirar su belleza y su embrujo acompañado por el sonido del mar, estábamos tan relajados que no pensábamos en el camino de vuelta. A Charo se le ocurrió preguntar al conductor del autobús que estaba allí esperando cuando salía el último, nos contestó que ese era el último, así que tuvimos que deshacer el embrujo y dejar de disfrutar del Mont Saint Michel.
Aun así, hicimos casi 3 kms de distancia desde el lugar en el que nos dejó el bus, en el pueblo de Beauvoir, hasta el área, recorrido que hicimos por la carretera, sin nada de luz, aunque no tuvimos ninguna sensación de peligro.
Aun así, hicimos casi 3 kms de distancia desde el lugar en el que nos dejó el bus, en el pueblo de Beauvoir, hasta el área, recorrido que hicimos por la carretera, sin nada de luz, aunque no tuvimos ninguna sensación de peligro.
18 de julio (Miercoles). Mont Saint Michel, Saint Mère Église (que no vimos) y la Playa de Utah.
Hicimos el camino los tres a pie y nos encantó, había mucha gente paseando o con bicicletas, cuando vimos la parada del bus lo cogimos. Esa mañana la situación no parecía tan idílica como la de la noche anterior porque la parada estaba atestada, de hecho pasaron varios sin parar porque iban completamente llenos.
Cuando llegamos a la Abadía quisimos controlar la marea desde el puente de acceso. Estaba baja, y no parecía que fuese a subir en breve.
La marea baja fue una constante en nuestro viaje a Normandía, siempre, fuera la hora que fuera encontrábamos la marea baja. Tania bromeaba mucho con el tema.
La marea baja fue una constante en nuestro viaje a Normandía, siempre, fuera la hora que fuera encontrábamos la marea baja. Tania bromeaba mucho con el tema.
Y es que ese asunto de las mareas del el Mont Saint Michel tiene si historia, porque leímos en muchos sitios que desde allí ver subir la marea, es todo un espectáculo de esos que no se olvidan, de ahí nuestro interés nada más llegar, para saber si estaba subiendo o bajando, pero fuimos incapaces de saberlo.
Desde la parte alta de la Abadía se puede ver el puente de acceso y la situación de la marea
|
Entramos al interior de la abadía acompañados por una marabunta de gente, la gente nos empujaba en cuanto intentabas pararte a ver algún detalle. Fue un poco agobiante.
Decidimos hacer una parada técnica para reponer fuerzas o más bien para desestresarnos un poco, porque las energías estaban intactas, más allá del agobio que sentíamos por estar rodeados de tanta gente.
Andar en el interior de la Abadía supuso una lucha permanente por encontrar u espacio por donde pasar.
Decidimos hacer una parada técnica para reponer fuerzas o más bien para desestresarnos un poco, porque las energías estaban intactas, más allá del agobio que sentíamos por estar rodeados de tanta gente.
Andar en el interior de la Abadía supuso una lucha permanente por encontrar u espacio por donde pasar.
Una cosa que nos pasa siempre cuando viajamos fuera de España es nuestra tonta manía de buscar algún sitio para hacer una parada técnica, nos empañamos en buscar algo que en el extranjero no existe, porque nos encantaría encontrar una “terracita” donde nos sirvan una copa de vino o una cerveza con algo que se asemeje a una tapa o pincho. Pero nunca lo encontramos, a pesar de lo cual nosotros no abandonamos esa manía tonta. El caso es que en Mont Saint Michel volvimos a las andadas e intentamos sentarnos en algún sitio a tomar “algo” y como no podía ser de otra manera, no encontramos una “tapita” ni nada que se le asemeje, así que no nos quedó otra salida que la de sentamos en un restaurante.
|
Y fue la primera vez -pero no la última- que tomamos “moules frites” (mejillones con patatas fritas). En realidad, nosotros íbamos buscando una famosa tortilla que es típica en el lugar y que nos habían recomendado varios viajeros autocaravanistas, pero el lugar donde nos sentamos no la hacían, es más, nos miraron con cara de “otros pesados pidiendo la tortillita”.
La famosa tortilla del Mont Saint Michel
Se la conoce con el nombre de la tortilla de la Mére Poulard, fue en 1.888 y en la posada que regentaba para acoger a los peregrinos donde se especializó en este peculiar guiso, buscando que los peregrinos comieran algo rápido y cogieran fuerzas lo antes posible. Me apasionan estas historias de recetas centenarias. |
Así que nos comimos tan contentos nuestros “moules frites” y dijimos lo que siempre decimos en estos casos… “habrá que volver a comer la tortilla del Mont Saint Michelle”.
Continuamos la visita junto a los miles de turistas y con mucho calor. El edificio de la abadía propiamente dicho es visitable por dentro y para llegar a la entrada hay que subir por las calles escarpadas que hay dentro del recinto. Cuando llegamos a la puerta nos topamos con una cola tremenda, desgraciadamente no habíamos tenido la precaución de sacar las entradas por internet y no nos sentimos con fuerzas de estar allí a pleno sol esperando tanto tiempo, así que nos fuimos. |
Decidimos poner fin a nuestra visita, pero sólo por un tiempo. Charo y yo tenemos claro que vamos a volver a St Michel en temporada baja y estaremos allí a las 9 de la mañana para visitarlo como es debido y también de noche para admirarlo como se merece.
Llegamos al área dispuestos a recoger y salir en dirección a nuestro destino, estaba retirando los cables y hablando con Charo cuando desde dentro de la autocaravana que estaba al lado nuestro, oigo a una mujer que me llama “Carlos !!!!” madre mía pensé, ya nos conocen solo por la voz gracias a la Gaviota Viajera. Eran Tomasa Lebrero y su marido Serafín
Hasta ese momento solo éramos amigos virtuales y comprobamos, también esta vez, que después de un tiempo siendo amigos a través de las redes sociales, llegas a conocerte tanto que el día que te ves físicamente es como si te conocieras de toda la vida.
Compartimos un ratito juntos, nos hicimos una foto y reemprendimos nuestro camino, no hubo tiempo para más.
Hasta ese momento solo éramos amigos virtuales y comprobamos, también esta vez, que después de un tiempo siendo amigos a través de las redes sociales, llegas a conocerte tanto que el día que te ves físicamente es como si te conocieras de toda la vida.
Compartimos un ratito juntos, nos hicimos una foto y reemprendimos nuestro camino, no hubo tiempo para más.
Nuestras "pelis"
|
Llegamos a Normandia
Saint Mère Église (el pueblo que no vimos)
Esa noche Charo había previsto que durmiéramos en Saint Mere Église pero Tania, como buena novata autocaravanista, tenía una necesidad imperiosa, la de dormir en una playa y no dejaba de insistir en buscar una playa para dormir allí.
Cedimos a sus presiones y decidimos irnos directos a la playa de Utah con la idea de darla gusto, la fatal consecuencia fue que nos saltamos Sainte.Mère-Église.
Lo llevábamos en la lista de lugares para visitar, pero en ese momento no le dimos importancia y decidimos dejarlo de lado e ir directamente a la playa de Utah, craso error, porque durante el viaje todo el mundo que nos seguía a través de las redes, no dejaban de recomendarnos la visita a Sainte Mère-Église, “es un sitio que no vais a olvidar” nos decían.
Cedimos a sus presiones y decidimos irnos directos a la playa de Utah con la idea de darla gusto, la fatal consecuencia fue que nos saltamos Sainte.Mère-Église.
Lo llevábamos en la lista de lugares para visitar, pero en ese momento no le dimos importancia y decidimos dejarlo de lado e ir directamente a la playa de Utah, craso error, porque durante el viaje todo el mundo que nos seguía a través de las redes, no dejaban de recomendarnos la visita a Sainte Mère-Église, “es un sitio que no vais a olvidar” nos decían.
Cerca de la iglesia se encuentra el museo Airborne, que alberga una exposición dedicada al Desembarco de los paracaidistas de la 82 división aerotransportada americana, es uno de los museos dedicados al desembarco que más merece la pena.
Ya tenemos otro motivo para volver a Normandía.
Ya tenemos otro motivo para volver a Normandía.
El Desembarco de Normandía y las cinco playasEl Desembarco de Normandía y las cinco playas
La Batalla de Normandía denominada Operación Overlord tuvo como principal episodio la denominada Operación Neptuno, es decir el Desembarco de Normandía que ocurrió el 6 de junio de 1944, el día “D“, aquello supuso un hito histórico ya que fue y sigue siendo la mayor invasión por mar de la historia de la humanidad y que dio paso al final de la II Guerra Mundial. Las costas de Normandía fueron el escenario elegido para el desembarco, en el que pusieron pie a tierra 132.000 soldados de las fuerzas aliadas, mas concretamente en cinco de sus playas las de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword cuyos nombres en clave aun se conservan hoy. Aunque nosotros no hicimos eso, es fácil recorrer una a una todas las playas a través de la carretera marcada en color azul
Es imposible ir a Normandia y sustraerse a semejante periodo historico, máxime cuando lo que buscábamos era sumergirnos en aquello que pasó en los primeros días de junio de 1944 e intentar sentir parte de lo que sintieron aquellos soldados, los protagonistas de nuestro viaje. Las cinco playas son mas bien tranquilas, algunas muy solitarias y en la mayoría tuvimos la sensación de percibir, aunque solo fuera levemente, la tragedia que se vivió en ellas. Las vimos todas y junto a ellas, vimos los lugares que se vinculan de una u otra manera a los hechos inmediatos que ocurrieron en la batalla del Desembarco |
Por fin llegamos a la Playa de Utah.
Tal como habíamos pensado buscamos un sitio donde aparcar la autocaravana cerca de la playa. No era fácil porque la playa no se ve a primera vista ya que se encuentra protegida por una columna de dunas que la separan de la carretera, pero al final encontramos un lugar donde había aparcados varios coches y desde donde se veía el mar. Pasado un momento ya éramos dos autocaravanas allí aparcadas.
Tal como habíamos pensado buscamos un sitio donde aparcar la autocaravana cerca de la playa. No era fácil porque la playa no se ve a primera vista ya que se encuentra protegida por una columna de dunas que la separan de la carretera, pero al final encontramos un lugar donde había aparcados varios coches y desde donde se veía el mar. Pasado un momento ya éramos dos autocaravanas allí aparcadas.
La playa de Utah presentaba un aspecto imponente, su amplitud y soledad nos trasladó con facilidad al día del desembarco
|
Para empezar, dimos un paseo por la playa, empezaba a anochecer y las sensaciones de nuestro primer encuentro con lo que pasó en ese lugar en la II Guerra Mundial fueron enormes.
Volvimos a la autocaravana y disfrutamos mucho del atardecer, de cuando en cuando veíamos a una pareja que se acercaban a la playa para disfrutar del momento en el que el sol empieza a ocultarse tras el mar.
Volvimos a la autocaravana y disfrutamos mucho del atardecer, de cuando en cuando veíamos a una pareja que se acercaban a la playa para disfrutar del momento en el que el sol empieza a ocultarse tras el mar.
Vino a vernos el "típico" policia que aparece por la noche a decirte "muy amablemente" que te vayas de allí. |
Cenamos viendo el atardecer en la playa de Utah, una experiencia inolvidable.
Nos disponíamos a dormir cuando tocaron nuestra puerta, pensé que era la gente de la otra autocaravana, ya era de noche y al otro lado había un hombre con una linterna en la mano, la autocaravana de al lado ya no estaba y el hombre de la linterna era un policia, charlamos un rato sobre si estaba prohibido o no estar allí, porque a mi no me convencía el hecho de que hubiera habido coches a los que nadie decía nada, pero a nosotros no se nos dejase, muy amablemente me explicó que estaba prohibido, sin más argumentos, también me dijo, varias veces, que no había ningún problema porque un poco más en el interior había un área donde podíamos estar. Se fue y al poco nosotros levantamos nuestra casa.
Nos disponíamos a dormir cuando tocaron nuestra puerta, pensé que era la gente de la otra autocaravana, ya era de noche y al otro lado había un hombre con una linterna en la mano, la autocaravana de al lado ya no estaba y el hombre de la linterna era un policia, charlamos un rato sobre si estaba prohibido o no estar allí, porque a mi no me convencía el hecho de que hubiera habido coches a los que nadie decía nada, pero a nosotros no se nos dejase, muy amablemente me explicó que estaba prohibido, sin más argumentos, también me dijo, varias veces, que no había ningún problema porque un poco más en el interior había un área donde podíamos estar. Se fue y al poco nosotros levantamos nuestra casa.
Cuando arrancamos ya era noche cerrada, nos acercamos al área que efectivamente estaba muy cerca y descubrimos que no era gratuita sino de pago, a esas horas de la noche se nos hacía muy cuesta arriba pagar los 15 euros que costaba, máxime cuando aquello nos sonaba a una encerrona, así que nos fuimos al pueblo de Sainte Marie du Mont y dormimos en una zona residencial al lado de la carretera (49.382444, -1.223003) sin problema alguno. Está claro que en todos lados cuecen habas y también en Francia, nos pidieron que nos fuéramos de un lugar donde no había prohibición alguna, las razones eran evidentes, los policías locales velan por los negocios del lugar, nadie me va a quitar de la cabeza que el interés del agente era el de facilitar clientes a los señores del área (un camping con un espacio destinado a área de autocaravanas) o a cualquiera de los campings que hay en la zona.
En cualquier caso el policia no nos quitó el sueño, dormimos como bebes.
En cualquier caso el policia no nos quitó el sueño, dormimos como bebes.
Tanto esta playa como la de Omaha fueron tomadas por los americanos.
Dimos un paseo por la playa que estaba muy solitaria. La tarde anterior ya tomamos contacto con la playa y nos impresionó, pero por la mañana el impacto fue mucho mayor, porque los alambres de espinos que se sitúan para dificultar el asalto a las baterías están en el lugar original a lo largo de toda la playa.
Dimos un paseo por la playa que estaba muy solitaria. La tarde anterior ya tomamos contacto con la playa y nos impresionó, pero por la mañana el impacto fue mucho mayor, porque los alambres de espinos que se sitúan para dificultar el asalto a las baterías están en el lugar original a lo largo de toda la playa.
La playa de Utah nos impresionó muchísimo, su aspecto era realmente evocador de aquel famoso día de 1944.
|
Estuvimos dando un paseo antes de visitar el museo que hay allí mismo.
Sabíamos de ante mano que iba a ser uno de los mejores museos dedicados al desembarco y así fue, nos encantó.
En el exterior hay figuras de soldados, algunos cañones, un tanque y un avión muy conocido, el B26, un bombardero liguero de las fuerzas estadounidenses que me apasionó verlo, estaba en perfecto estado y parecía que podía echar a volar en cualquier momento.
Sabíamos de ante mano que iba a ser uno de los mejores museos dedicados al desembarco y así fue, nos encantó.
En el exterior hay figuras de soldados, algunos cañones, un tanque y un avión muy conocido, el B26, un bombardero liguero de las fuerzas estadounidenses que me apasionó verlo, estaba en perfecto estado y parecía que podía echar a volar en cualquier momento.
Dentro del museo vimos una película que trataba sobre el desembarco de los americanos en la playa, cuando nosotros entramos la voz en off era en idioma francés y curiosamente los subtítulos también, nosotros íbamos traduciendo a Tania para que se enterara de lo que decían. El tiempo de proyección se nos hizo corto porque resulta muy interesante. Las imágenes, a pesar de ser de muy mala calidad, son muy impactantes y nos ambientaron muy bien para el resto de lo que íbamos a ver.
Utah fue la playa que tuvo menos bajas y la que fue tomada en el menor tiempo posible.
Salimos de Utah realmente impresionados, la combinación de la inmensa playa con el museo y la proyección, nos puso en situación y comprendimos por primera vez todo lo que supuso para miles de personas aquellos días. Es algo que había visto y leído muchísimo, pero conciencia real solo empezaba a tomarla a partir de este viaje.
El B26 un bombardero liguero mítico
|
Desde allí nos fuimos a visitar el cementerio alemán de le Cambe.
Después de ver la playa de Utah y en especial los restos de la matanza perpetrada por los nazis en Oradour sur Glane reconozco que cuando llegas al cementerio alemán vas con una predisposición un tanto negativa.
Pero nada mas entrar en el cementerio vas tomando conciencia de los hechos y apartas el paquete de prejuicios con el que viajas.
Después de ver la playa de Utah y en especial los restos de la matanza perpetrada por los nazis en Oradour sur Glane reconozco que cuando llegas al cementerio alemán vas con una predisposición un tanto negativa.
Pero nada mas entrar en el cementerio vas tomando conciencia de los hechos y apartas el paquete de prejuicios con el que viajas.
Nuestra opinión cambió cuando vimos las cruces, en ese momento te percatas de que los que están enterrados son seres humanos como cualquier otro ser humano y a fin de cuentas la mayoría de los que están allí se vieron envueltos en una guerra en la que poco o nada tenía que ver con ellos.
Los cuerpos reposan sin una lapida, tan solo les cubre el césped y una pequeña placa con su nombre y su fecha de nacimiento, hay de cuando en cuando grupos de cinco cruces. Estuvimos fijándonos en las edades que tenían cuando cayeron en la batalla, aquello nos impresionó porque muchos de ellos, por no decir la mayoría, eran niños de 18 años. Esa realidad hizo que se disipara, definitivamente el rechazo inicial que teníamos al llegar al cementerio de los alemanes. Aquellos soldados encontraron la muerte cuando apenas habían salido de la pubertad, las sepulturas que vimos eran de jóvenes, tanto que dejamos de verlos como unos enemigos, fueron unas víctimas mas de tantas guerras nacionalistas de una panda de dementes, los peores conocidos hasta ahora, que arrastraron, de una u otra forma, a millones de seres humanos.
Dejamos el Cementerio Alemán y nos dirigimos al Puente D´Hoc
Haz clic aquí para editar.
Los aliados pensaban que allí había una batería de poderosos cañones y prepararon un asalto con los Rangers, un cuerpo de élite americano que escaló hasta la cima utilizando cuerdas. Pero si de por si escalar el acantilado con la ayuda de cuerdas es algo solo al alcance de unos pocos, hay que observar que esto se hacía bajo el fuego alemán.
|
En ese momento comprendimos la hazaña que supuso conquistar esta posición entrando desde el mar.
Consiguieron tomar la posición pero iniciaron el asalto de los 225 Rangers y solo 90 eran capaces de pelear al llegar arriba y muchos de ellos heridos.
Lo mas decepcionante fue que tanta perdida de vidas solo sirvió para comprobar que los cañones ya no estaban allí, al parecer los alemanes los habían trasladado y ocultado tierra adentro.
El lugar sobrecoge por cuanto que pueden verse aun los búnkers y la estratégica posición que tenían al borde el mar.
Lo mas decepcionante fue que tanta perdida de vidas solo sirvió para comprobar que los cañones ya no estaban allí, al parecer los alemanes los habían trasladado y ocultado tierra adentro.
El lugar sobrecoge por cuanto que pueden verse aun los búnkers y la estratégica posición que tenían al borde el mar.
Y el Cementerio Americano
La playa nos sorprendió y en cierto modo nos decepcionó, veníamos de una playa la de Utah, en donde podías palpar sin demasiado esfuerzo lo ocurrido el día del desembarco, pero en Omaha no era así, mientras que Utah era un playa enorme, muy larga e inmensamente solitaria en la que parecía que la historia había quedado atrapada, la playa de Omaha parecía una playa turística como tantas otras, a priori era difícil imaginar que en su día se desarrollo una batalla infernal.
Sin embargo muy en contra del aspecto tranquilo que nosotros estábamos viendo, la batalla en la playa fue muy dura para las fuerzas aliadas, porque la playa de Omaha resultó ser la mejor defendida de las cinco, para colmo se encontraron con fuertes corrientes marinas y muchas de las lanchas tuvieron que desembarcar lejos de los puntos previstos. Todos esos problemas, a los que hay que añadir los obstáculos situados en la playa y el fuego de las baterías alemanas, tuvieron como consecuencia que las bajas aliadas fueron las mas altas comparadas con el resto de playas. Al final de la mañana, apenas seiscientos hombres habían alcanzado el terreno superior y solo a mediodía, los estadounidenses fueron capaces de despejar algunos caminos, pero los objetivos previstos para la primera jornada de invasión no se cumplieron hasta tres días después.
En el centro de la playa hay un monumento alegórico que estaba rodeado de bañistas, solo separados por una humilde cuerda que lo preserva un poco.
|
En definitiva la batalla más cruel del desembarco, pero sin embargo nosotros estábamos allí y simplemente veíamos una playa llena de vida y de bañistas, no es que fuera una playa abarrotada de veraneantes, pero había los bastantes como para hacer olvidar lo que allí ocurrió y donde nada o casi nada, nos recordaba a la 2ª guerra mundial. En ese sentido era un poco frustrante porque no era lo que habíamos ido a buscar.
|
Después de comer nos acercamos al centro de la playa, incluso aparcamos en la plaza donde se encuentra el memorial de la batalla.
|
la playa se encuentra en realidad en la localidad llamada Saint-Laurent-sur-Mer y allí y mas concretamente al lugar donde está el Monumento a Los Valientes, nos desplazamos después de comer, nos resultó un sitio extraño porque junto al monumento que consiste en unas figuras en acero inoxidable puestas en la arena de la playa, vimos bastantes niños jugando.
|
Hicimos una primera visita relámpago al Cementerio Americano |
Cuando volvimos a mirar el reloj vimos que eran las 5 de la tarde, es decir muy tarde para estar en Francia. Queríamos ir al Cementerio Americano y este cerraba a las 6, así que partimos a toda prisa en dirección a Coleville sur Mer (49.360278 -0.857222) que es donde se encuentra el cementerio.
Llevábamos abiertos los ojos en posición de máxima potencia, a pesar de lo cual nuestra visita no daba de si, es dificl alcanzar a ver algo tan grandioso, por otro lado enorme, porque no es lugar pequeño.
Pero había mucho que andar hasta llegar a la zona de las tumbas y no disponíamos de mucho tiempo. >>>
Pero había mucho que andar hasta llegar a la zona de las tumbas y no disponíamos de mucho tiempo. >>>
Miles y miles de tumbas exactamente iguales y simétricas con el nombre en cada una de ella del soldado fallecido, cerca de 10.000 en total. Íbamos absortos cuando un vigilante con uniforme similar a los militares americanos, empezó a pedirnos que nos fuéramos ya que iban a cerrar.
Nos quedamos con la sensación de no haberlo visto bien. |
Cuando llegamos a la Gaviota y colgamos, como cada día, fotos en nuestra página de Facebook de la Gaviota Viajera, allí muchos compañeros nos hacían comentarios en el sentido de que había un memorial para visitar y dentro de él hay un lugar donde se dice el nombre uno a uno de cada uno de los fallecidos. Nos habíamos perdido una buena parte del cementerio y nos dio mucha pena.
Así que decidimos que al día siguiente modificaríamos la ruta y volveríamos al Cementerio Americano.
Nos desplazamos a la costa de Nácar a buscar dónde dormir para continuar visitando playas del desembarco.
Llegamos a Arromanches les Bains y fuimos directos al área (49.339167 -0.625278) que se encuentra en el centro del pueblo, no es muy grande y sólo quedaba un sitio, pero conseguimos situar a nuestra Gaviota y después salimos a explorar la localidad.
Llegamos a Arromanches les Bains y fuimos directos al área (49.339167 -0.625278) que se encuentra en el centro del pueblo, no es muy grande y sólo quedaba un sitio, pero conseguimos situar a nuestra Gaviota y después salimos a explorar la localidad.
Arromanches es un pueblo costero, tuvimos la suerte de llegar al atardecer con lo que las vistas de las que disfrutamos en la playa eran fantásticas, vimos el momento en el que el sol se posaba suavemente sobre el mar, Mientras Tania disfrutaba de la puesta del sol no paraba de disparar mi cámara, la captura de esas imágenes ponen a prueba las virtudes buenas o malas de un fotógrafo aficionado como nosotros, si para colmo eres padre y tienes una hija tan guapa, el reto es mayor.
|
Estuvimos viendo el mar un buen rato, hasta que el sol se ocultó completamente, después nos sentamos a cenar en la terraza de un restaurante que estaba pegado al mar, Charo volvió a pedir moules y frites, aquello se había convertido en un clásico de este viaje.
|
Los restaurantes en Francia son mas caros que en España, el mayor problema la bebida, pero eligiendo el menú sin hacer excesos, pueden sobrellevarse de cuando en cuando y familiarizarse o mas bien disfrutar de la cocina Francesa. Los restaurantes, incluso en zonas turísticas, siempre tienen un nivel mínimo muy aceptable.
|
La tercera Playa del desembarco que íbamos a ver, era la de “Golg Beach” ese fue su nombre clave que se le puso y el que sigue manteniendo hoy día, se encuentra allí mismo en Arromanches.
|
En un primer momento creí entender que las enormes estructuras que teníamos delante eran el famoso puerto de Gold Beach, pero con mas detenimiento pude fijarme que a lo lejos, en el mar, había muchas mas estructuras que en su día formaron el enorme puerto construido en la playa de Gold. Intenté imaginarme el trasiego de barcos, camiones y maquinaria de guerra y mi mente no alcanzaba a ello.
|
La playa fue atacada por los ingleses y una vez tomada construyeron un puerto artificial, el puerto de Mulberry, su construcción tenía el objeto de facilitar el traslado de grandes cantidades de material desde Inglaterra y así culminar la invasión.
Aquella mañana en la que nosotros estuvimos allí también encontramos marea baja, cuestión esta que ya no era una noticia, porque siempre encontrábamos marea baja, fue estupendo para poder bajar a la playa desde el paseo marítimo que hay en Arromanches y pudimos desplazarnos por la arena hasta llegar a los restos del puerto artificial.
|
Cada una de las partes que lo componían habían sido traídas desde Inglaterra y una vez en la playa las ensamblaron para formar el puerto. Estar delante de los restos fue uno de los momentos más apasionantes del viaje.
Cuando llegamos al parking del cine (49.339163, -0.614456) vimos muchas autocaravanas estacionadas nos imaginamos que habían pasado la noche allí arriba, sin duda es un lugar fantástico para pasar la noche porque se disfruta de unas vistas increíbles a la Gold Beach, aunque carece de servicios y tan solo se puede dormir.
|
La situación del cine de 360ª
La entrada al cine de 360ª nos costó 6 euros por persona. El cine, como su nombre indica, se proyecta en una pantalla de 360º, con lo que te rodeaban las imágenes por todos lados con un sonido tremendo, nos impactó muchísimo y volvimos a sumergirnos en lo que se vivió en el famoso día 6 de Junio de 1944 y en los días posteriores al desembarco.
|
Después al salir, en lugar de esperar al bus cogimos un camino que bajaba directo hasta la playa, es muy interesante porque durante todo el recorrido se disfruta de unas bonitas vistas a la playa.
Otra vez el Cementerio Americano
Tal como habíamos decidido el día anterior, volvimos a Coleville sur Mer a visitar de nuevo y con más calma, el cementerio americano y no nos arrepentimos.
En el lugar donde tienen el museo destinado al memorial de la batalla de Normandía hay una lámina de agua enorme que visualmente se pierde en el mar, simboliza el elemento principal con el que tuvieron que luchar los soldados el día del desembarco e impresiona verlo.
El precio de la libertad |
Si hay algo por lo que admiro a los americanos es por el sentido patriótico que tienen, no se trata de una cuestión sensiblera, como a simple vista podría parecer, sino que con el paso de los años me he ido dando cuenta de lo importante que es para ellos proteger a los suyos ante cualquier situación de dificultad, ya sea en vida, como por ejemplo cuando un soldado es capturado por el enemigo, o ya sea a la hora de honrar la muerte de aquellos que han defendido su patria, ese sentido de proteger a los suyos se extiende a cualquier americano civil cuando se encuentra en peligro en un país extranjero, en esas situaciones es envidiable ver como todos, instituciones y pueblo, arriman el hombro para proteger a los suyos. Pues bien, en el memorial y en todo el cementerio percibes claramente esta forma de ser de los americanos.
|
Vas haciendo el recorrido dentro del memorial y tienes que pasar por un pasillo oscuro, aparentemente no tiene nada que mostrar, sin embargo se trata del lugar que mas te llega de todos, porque se oye la voz de una mujer que va diciendo los nombre de todos los fallecidos en la batalla. Nos quedamos en el pasillo escuchando el nombre de los muertos uno a uno y resulta inevitable emocionarse.
Salimos del Memorial y volvimos a visitar el exterior. Esta vez nos impresionó mas si cabe porque tomamos conciencia del significado de todo el conjunto. Vimos muchas tumbas con flores y pequeñas banderitas americanas que alguien había dejado allí, es algo que veníamos observando por todo el recorrido que íbamos haciendo en la Normandía del desembarco, nos lo encontrábamos en los cementerios y también en múltiples lugares cerca de las carreteras, donde había a menudo representaciones conmemorativas de la batalla. Suponíamos que son muestras de respeto de los familiares, allegados o simplemente compatriotas, que han estado allí y han querido dejar su testimonio de respeto para aquellos que dieron su vida.
Nosotros somos españoles y dadas las circunstancias históricas de aquel momento, estuvimos fuera de la II Guerra Mundial -aunque sobre eso habría mucho que comentar- quizás por eso nos sorprendió tanto lo vivo que está el recuerdo de los ciudadanos de aquellos paises que vivieron la guerra de forma tan directa. Si algo sacamos en claro de nuestra visita, es que no se han olvidado de todos aquellos que perdieron la vida en aquel momento histórico tan crucial para la humanidad.
|
Al salir del Cementerio Americano teníamos el convencimiento de que lo que habíamos visto jamas lo olvidaríamos: Yo en concreto estaba impresionado de forma especial, por el hecho de que habíamos estado en un lugar de Francia que es propiedad de los Estados Unidos de America, algo inaudito y extraño que solo es entendible si reparamos en la importancia de lo que ocurrió en Normandía en aquellas fechas, porque es evidente, además, que mantener dicho lugar tiene un elevado coste económico, pero para EEUU la prioridad es honrar a los suyos. Qué envidia!
Courseulles sur Mer
Había que buscar donde dormir y Charo había previsto ir a Courseulles sur Mer donde se encontraba la Playa de Juno, la cuarta playa del desembarco que veríamos.
No había área con servicios, pero sí una zona justo al lado de la Playa de Juno donde pueden aparcar autocaravanas (49.336944 -0.464722) al lado de la Cruz de Lorraine, monumento a la resistencia francesa. |
La playa es solitaria y en ese momento había una franja de arena muy larga pero muy estrecha, quizás estuviera alta la marea porque uno no podía imaginarse a los soldados desembarcando a escasos metros de las baterías alemanas.
Como en las demás playas, las fuerzas que desembarcaron lo hicieron solo después de un intenso bombardeo aéreo y naval durante las dos horas precedentes al desembarco, en este como en otros casos, el bombardeo fue menos eficaz de los que se pensaba, pero cuando ves el Búnker tomas conciencia de lo que pudo suponer aquello, porque está muy inclinado, entero pero inclinado, es decir que las bombas no pudieron partirlo, pero afectaron a los cimientos.
No es una playa tan impresionante como la de Utah, pero desde el primer momento nos gustó, no había turistas y eso viniendo de dónde veníamos era de agradecer. Nos pudimos hacer a la idea de lo ocurrido allí, en el momento del desembarco defendía la playa una división alemana compuesta por 29 compañías, es decir una defensa muy fuerte y en la playa había muchos obstáculos ademas de artillería, morteros, cohetes antitanques, 500 ametralladoras y búnkeres.
|
En Courseulles, hay muchos restaurantes con terrazas acristaladas
|
Fueron las tropas canadienses las encargadas del desembarco a las 7:35 horas y a pesar de la defensa desplegada, fueron capaces de romper las defensas y hacerse con el control de la playa.
Después de empaparnos una vez mas con lo ocurrido en la II Guerra Mundial, tomamos camino hacia el pueblo que nos encantó. Vimos que había unos puestos de venta de pescado en la zona del puerto y decidimos madrugar al día siguiente para visitarlos.
Cenamos en uno de los muchos restaurantes que había. y elegimos la fórmula de menú, nos gustó mucho. Tocaba irse a dormir.
21 de julio (Sábado),Courseulles sur Mer, Cementerio Canadiense (Beny-sur-Mer), Bernieres sur Mer, Lion sur Mer (Playa de Sword), Benouville (El Puente Pegasus),Ranville (Cementerio de los Ingleses), Cabourg,
Al levantarnos y hacer el repaso de aquello que teníamos programado para el día, nos dimos cuenta que nos habíamos dejado sin ver las baterías alemanas en Longues sur Mer y lo llevábamos en el guion del viaje, algún día viajaremos si prisa y dejarán de pasarnos esas cosas.
El asunto, del que no tenía ni idea, me resultó apasionante, la bandera que estaba viendo era la de la Resistencia Francesa, ni mas ni menos, la que se llamó Francia Libre adoptó esa cruz, la cruz de Lorena, en su lucha contra la ocupación alemana, el vicealmirante francés Emile Muselier propuso a de Gaulle ese emblema como símbolo, en oposición a la cruz gamada de la Alemania nazi. El lugar, por lo tanto, es mucho mas importante de lo que me había parecido en un primer momento.
Courseulles desde el lugar donde amanecimos con nuestra Gaviota se veía muy bonito
A mis chicas aquello, logicamente, les interesaba menos, asi que tras mis pesquisas nos fuimos directos al puerto.
Cuando llegamos, tal como esperábamos, estaban en pleno funcionamiento los puestos de venta de pescado y marisco, no averiguamos si es algo diario ya que nosotros fuimos en sábado y puede ser un día especial para ello.
|
El mercadillo de pescado, lo mejor de Courseulles |
Tomamos contacto por primera vez en el viaje con las ostras del lugar. En este caso las vendían por kilos y costaban 6 euros, nos dijeron que en un kilo entraban ente 10 y 12 piezas.
Una vendedora nos insistía en vendernos un kilo, le contestamos que no, que teníamos una autocaravana y era muy complicado llevárselas y abrirlas allí, pero ella siguió insistiendo “yo os las abro y os las lleváis preparadas”, no lo hicimos, sobre todo porque a Tania no le gustan, pero Charo y yo vimos el cielo abierto, qué felices vamos a ser cuando viajemos “desconectados” y libres. |
Después de disfrutar en la zona del puerto, volvimos a dar un paseo por la localidad, con la luz matutina estaba preciosa, definitivamente Courseulles sur Mer nos había gustado muchísimo.
Cementerio Canadiense (Beny-sur-Mer)
El cementerio Canadiense se encuentra muy cerca de Courseulles, en Beny-sur-Mer. Cuando llegamos solo vimos espacio para aparcar delante de la entrada al cementerio al borde de la carretera, nos extrañó, habíamos tenido suerte de encontrar sitio. Lo curioso es que luego vimos que hay un gran aparcamiento pero la señal que lo indicaba, estaba tapada por la vegetación.
|
Siempre encontrábamos alguna tumba con unas flores y una banderita >>>
|
El Cementerio es parecido al resto, tumbas blancas, inmaculadas, con la particularidad de que en cada una de ellas hay una inscripción distinta, imaginamos que puesta por los familiares de cada uno de los soldados.
Cuenta con un total de 2049 tumbas y en este caso, como en todos los demás cementerios dedicados a la II Guerra Mundial, Francia cedió a Canadá y a perpetuidad los terrenos donde se ubica. |
También en el cementerio Canadiense pudimos ver flores y banderitas a pie de las cruces lo que teniendo en cuenta que Canadá está en nuestras antípodas llama mucho más la atención.
Seguimos ruta con el corazón encogido, igual que cada una de las veces que en este viaje visitamos cementerios de guerra.
Seguimos ruta con el corazón encogido, igual que cada una de las veces que en este viaje visitamos cementerios de guerra.
Bernieres sur Mer
No desviarnos un poquito de nuestra ruta inicial para ir a Bernieres sur Mer, la idea era visitar una iglesia románica que nos lo había aconsejado Iosa Moreno a través de Facebook y mereció la pena.
La Iglesia, como bien decía él, es una perla situada en un pequeño pueblo muy tranquilo, de esos que invitan a quedarte al menos un día.
Continuamos nuestro camino en dirección a Lion sur Mer |
Lion sur Mer nos pareció un pueblo tranquilo y encantador, un lugar donde pasar unos días muy agradables. Fuimos de entrada a la playa que cuenta con un aspecto imponente, larga y ancha, quizás con la marea baja en ese momento, pero el caso es que viéndola, nos pudimos imaginar lo que fue la batalla en el día del desembarco.
Fueron los ingleses los que desembarcaron en esta playa y aunque no fue una playa tan importante en la batalla como las de Utah u Omaha, de esta supimos una muy buena anécdota.
El Gaitero de SwordComo es sabido, es tradición de los gaiteros escoceses tocar en medio de las batallas y en la batalla del desembarco de Normandía no podían faltar.
En pleno desembarco de las tropas inglesas el General Lovat dio la orden a su gaitero de que se pusiera a tocar, el gaitero viendo la tremenda situación de las descargas en el agua y el constante fuego de los morteros alemanes, pensó que quizás se pudiese prescindir de sus servicios y quiso que el General reconsiderase su orden, pero éste no dudo ni un momento y le dijo: “esta es la batalla más grande de la historia y quiero gaitas sonando en ella”, así que el gaitero vestido con su kilt tradicional no tuvo opción y comenzó a tocar.
Sorprendentemente el sonido de la música de la gaita tuvo un resultado inesperado, los alemanes dejaron de disparar durante un buen rato, no daban crédito a lo que veían y oían.
El gaitero tiempo después comentó: “Corría y tocaba, y seguía corriendo, nadie vino a decirme qué tenía que hacer, ni tampoco que dejara de tocar, así que no paré de tocar mi gaita”. A pesar de lo duro de la batalla el gaitero sobrevivió a la misma e incluso a la guerra y es popularmente conocido como Piper Bill, aunque su nombre autentico es William "Bill" Millin.
|
En cualquier caso Lion sur Mer nos pareció una localidad encantadora, muy bonita, aunque la playa es más bien fea y no tenía restos del desembarco.
Estuvimos paseando por la orilla de la playa y nos sentamos en una terraza al borde del mar a tomar una sidra rosada, muy típica en aquella zona y unos caracoles de mar fue, un rato muy agradable, uno de esos momento que uno recuerda siempre en un viaje.
|
Probablemente era la primera vez que comimos los caracoles de mar, un molusco muy modesto pero muy rico y desde entonces los hemos incorporado a nuestras preferencias gastronómicas.
|
Aunque ya las habíamos visto antes en Lion sur Mer, volvimos a ver esas flores tan impactantes que tanto nos sedujeron en nuestro viaje a la Isla de Re, la Rose Trémoire, que así se llama, adornaba profusamente las calles de Lion sur Mer y nos recordó lo felices que fuimos en nuestro primer viaje con la Gaviota, esperamos volver pronto.
|
Benouville (El Puente Pegasus)
De ahí fuimos a Benouville a visitar el puente Pegasus.
El mítico Puente Pegasus es un puente balanceador, así es, como suena.
Antes de haber ido allí jamas había oido hablar de la existencia de este tipo de puentes, cuyo funcionamiento es muy curioso, en principio es un puente móvil que se levanta para dejar pasar los barcos, de la misma forma que hacen todos los demás, pero en este caso lo hace de forma distinta porque lo normal es que el puente se mueva a través de un eje, como es típico en los puentes levadizos, mientras que el puente balanceador lo hace mediante un soporte en forma de arco, de forma que el arco va girando de forma que se levanta uno de sus lados.
Desconozco si hay muchos mas puentes balanceadores en el mundo, pero desde luego era el primero que veía yo.
Antes de haber ido allí jamas había oido hablar de la existencia de este tipo de puentes, cuyo funcionamiento es muy curioso, en principio es un puente móvil que se levanta para dejar pasar los barcos, de la misma forma que hacen todos los demás, pero en este caso lo hace de forma distinta porque lo normal es que el puente se mueva a través de un eje, como es típico en los puentes levadizos, mientras que el puente balanceador lo hace mediante un soporte en forma de arco, de forma que el arco va girando de forma que se levanta uno de sus lados.
Desconozco si hay muchos mas puentes balanceadores en el mundo, pero desde luego era el primero que veía yo.
La captura del puente Pegasus es mítica y se ha podido ver en la famosa película de “El Día Más Largo".
Situado sobre el Canal de Caen junto a Bénouville, el puente era un paso de alto valor estratégico y fue tomado por los ingleses que desde entonces le pusieron el nombre de puente Pegasus (en español Pegaso) porque ese era el emblema de la división inglesa que lo tomó. El viejo puente construido en 1934 fue sustituido en 1993 por uno nuevo más apropiado para el tráfico actual, así que el que vemos actualmente cruzando el canal no es el original aunque se parece mucho.
|
Dado su alto valor simbólico cuando retiraron el autentico se produjo una movilización de los veteranos británicos que no quisieron que se destruyese. Afortunadamente se llego a una solución y los veteranos lo compraron por el precio simbólico de 1 libra. Tiempo después pasó a formar parte del museo de Bénouville donde se puede ver.
Hoy en dia no se puede hablar del Puente Pegasus sin hablar del café Gondrée que está justo al lado, se dice que la casa donde se ubica el café, fue la primera casa liberada por los ingleses.
Dentro del café la decoración no es cualquier cosa y llega a ser casi un museo, de la misma destaca de forma muy especial la dueña que es toda una institución.
El recuerdo del desembarco es tan consustancial con el café que todos los días 5 de junio de cada año a las 23 horas y 16 minutos se ofrece champán a los veteranos allí presentes ese día.
Dentro del café la decoración no es cualquier cosa y llega a ser casi un museo, de la misma destaca de forma muy especial la dueña que es toda una institución.
El recuerdo del desembarco es tan consustancial con el café que todos los días 5 de junio de cada año a las 23 horas y 16 minutos se ofrece champán a los veteranos allí presentes ese día.
Ranville (Cementerio de los Ingleses).
Ya habíamos visto la última playa y tocaba visitar el último cementerio, en este caso, como no podía ser de otra manera, el de los ingleses, localizado en Ranville.
Es muy similar al canadiense pero en este caso no esta aislado como ocurría con todos los demás sino que lo encontramos en el centro de la localidad de Ranville.
Con la visita al cementerio de los ingleses habíamos puesto fin a parte del viaje que haríamos en Normandía, a la parte que cubría todo lo relacionado con la 2ª guerra mundial y de forma muy especial a las playas del desembarco, a partir de ese momento continuaríamos ruta por la otra Normandía aquella que aunque sin duda vivió la guerra, no tuvo un rol tan determinante.
Es muy similar al canadiense pero en este caso no esta aislado como ocurría con todos los demás sino que lo encontramos en el centro de la localidad de Ranville.
Con la visita al cementerio de los ingleses habíamos puesto fin a parte del viaje que haríamos en Normandía, a la parte que cubría todo lo relacionado con la 2ª guerra mundial y de forma muy especial a las playas del desembarco, a partir de ese momento continuaríamos ruta por la otra Normandía aquella que aunque sin duda vivió la guerra, no tuvo un rol tan determinante.
Nuestras "pelis"
|
La otra Normandía
Cabourg
Nuestro siguiente destino era Cabourg en la Cote Fleurie.
Al llegar nos topamos con una realidad cada vez mas presente, máxime cuando se viaja en julio y agosto: el área estaba completamente llena (N 49.28215 W 0.11910). Pero casi siempre hay una solución, al lado, siguiendo la línea del río y pegadas a él, había muchas autocaravanas. Nosotros también nos situamos, aparcamos la Gaviota y nos fuimos a disfrutar la localidad.
|
Charo sabía que allí veraneaba su admirado Marcel Proust por lo que visitar Cabourg era indiscutible. La pasión que Charo siente por el escritor es tan elevada que hay que decir que los libros de Proust fueron los únicos que Charo salvo cuando vendimos nuestra casa antes de llegar a la desconexión, tenía una biblioteca bastante grande y todos los libros se quedaron allí, porque no iban a caber en la pequeña casa que tenemos en Setúbal, todos menos los siete tomos de “En busca del tiempo perdido” algunos de los cuales ya ha leído más de una vez y sobre los que tiene decidido volver a leer al completo. Así que efectivamente la visita era obligada y no paraba de hablar de Proust durante todo el tiempo que estuvimos en Cabourg.
La ciudad de Marcel Proust |
Pero en cualquier caso a Tania y a mi nos pareció una localidad deliciosa, apasionante, muy bonita, puede que la alegría y entusiasmos nos afectara un poco, pero sin duda lo pasamos de maravilla y ello a pesar de que se trata de una localidad muy turística.
Pero los lugares turísticos no son malos en si por el hecho de serlos, en especial cuando se trata de localidades como es el caso de Cabourg que presentan ese ambiente de lugar de pensado por y para el veraneante que viene a disfrutar del mar, el sol y un ambiente divertido.
Es cierto que todos los restaurantes estaban llenos y que había mucha gente, pero también había músicos de época por las calles y terrazas muy animadas, así que nosotros disfrutamos muchísimo con el paseo y de buena gana hubiéramos estado en la pequeña localidad costera varios días.
Paseando llegamos al Grand Hotel, al borde del mar, en él se alojó Proust, así que Charo se empeñó en sentarnos en la terraza a tomar una sidra. Estaba emocionada recordando al escritor y pisando los lugares que habían sido importantes para él.
|
El Grand Hotel, el lugar donde se alojó Proust
|
Al sentarnos en la terraza vimos que disponen de unos sombreros, cortesía del hotel, que no dudamos en ponernos, bueno mas bien se los pusieron solo ellas, a mi cualquier cosa que me pongo en la cabeza me asesina sin piedad y ya tengo bastante con ponerme mi gorra de verano, la que llevo porque no hay mas remedio para protegerse del sol en los viajes.
|
La verdad es que nos dio pena marcharnos, lo pasamos genial, disfrutamos mucho del pueblo con sus edificios de época tan bien conservados.
La glamourosa terraza del Grand Hotel
Antes de irnos decidimos cenar en el pueblo y no fue fácil, para colmo era sábado, estaban todos los restaurantes llenos, pero al final siempre encuentras sitio y lo conseguimos en un italiano.
Nos fuimos a la Gaviota a dormir al borde del pequeño río donde estábamos.
Nos fuimos a la Gaviota a dormir al borde del pequeño río donde estábamos.
22 de julio (Domingo), Cabourg, Houlgate, Deauville, Beuvron en Auge, St Pierre Sur Dives, Camembert, Orbec, Lisieux, Oully-Le-Viconte
Pero la vida del viajero que solo disfruta de los escasos días de asueto que te permiten las obligaciones laborales, no permite disfrutar en exceso de cualquier parada, así que nos fuimos para continuar la ruta. Antes de salir Charo y yo volvimos a repetir algo que hemos dicho muchas veces, volveremos a Cabourg cuando estemos desconectados para poder disfrutarlo sin tanta prisa.
Houlgate y Deauville
La idea era visitar dos pueblos más de la Cote Fleurie, los de Houlgate y Deauville. Nos dirigimos a Houlgate con intención de parar en cualquier sitio, pero fue imposible, para colmo no hay área de autocaravanas, no pudimos encontrar ni siquiera un espacio para parar un segundo, solo pudimos ver un bullicio similar al que había en Cabourg, así que desistimos.
<<< Houlgate (Google)
|
Y pusimos rumbo a Deauville pero allí nos encontramos con la misma situación, en este caso hay un área de autocaravanas, pero es pequeña y estaba llena, así que tiramos la toalla. Lo peor de no haber podido parara es que las sensación que tuvimos desde dentro de la Gaviota fue la de que se trataba de dos lugares muy interesantes, dignos de una larga visita, pero no fue posible. Otros dos lugares que pasan a la lista de los sitios que iremos a ver cuando estemos desconectados.
Deauville (Google) >>>
|
Beuvron en Auge
Tras el chasco sufrido con Houlgate y Deauville fuimos directos a Beuvron en Auge.
Cuando hicimos el plan del viaje teníamos pensado adentrarnos un poco al interior de Normandía, habitualmente la mayoría de la gente concentra su viaje en la zona de la costa, pero a nosotros nos gusta conocer bien los lugares que vistamos en todas sus vertientes y Normandia no es solo costa.
Cuando hicimos el plan del viaje teníamos pensado adentrarnos un poco al interior de Normandía, habitualmente la mayoría de la gente concentra su viaje en la zona de la costa, pero a nosotros nos gusta conocer bien los lugares que vistamos en todas sus vertientes y Normandia no es solo costa.
Nos adentrábamos en la zona denominada Pays D´Auge. |
Así que nos dirigimos a la zona denominada Pays D´Auge, tras haber leído que era una delicia recorrer las estrechas carreteras de la zona disfrutando del paisaje, no lo dudamos.
Beuvron en Auge es precioso, después de comer salimos a conocerlo, es muy pequeño solo tiene 233 habitantes, a decir verdad es pequeñísimo, tiene una plaza y un par de calles, pero todo es muy bonito. Se encuentra en la Ruta de la Sidra y constituye una etapa ineludible del País d, Auge. La plaza central y el mercado cubierto con esa imagen típica de los entramados de madera, acompañados por las casas también construidas con entramado.
Lo peor de nuestra visita fue el calor. Hasta entonces el tiempo había sido muy bueno, pero en las últimas horas había pegado un giro considerable, comenzaba una ola terrorífica de calor que arrasaría prácticamente toda Europa, nosotros empezábamos a notarlo en Beuvron en Auge y lamentablemente iría a peor.
Así que nos sentamos en una terraza a descansar y tomar de nuevo otra sidra, en esta zona de Normandía es muy tradicional que te sirvan sidra, la presentan embotellada como si fuese un vino espumoso, es decir, no tiene nada que ver con la sidra asturiana ni la sidra de Guipúzcua. Esta no se escancia si no que de la botella va al vaso y después a beberla directamente, pero está muy rica. Este tipo de sidra es de la región de Calvados, donde nos encontrábamos.
En este caso era de pera y nos gustó menos. |
St Pierre Sur Dives
Nuestro siguiente destino era St Pierre Sur Dives, La sensación que tuvimos cuando llegamos al pueblo fue la de que habían desalojado a la población por culpa de un aviso de bomba, porque estaba todo desierto, no se veía a nadie a pesar de que el pueblo tiene 4.000 habitantes y las calles eran solo para nosotros. No es la primera vez que esto nos pasa y es algo que deberíamos tener en cuenta cuando visitamos algún lugar.
|
En el caso de Saint Pierre Sur Dives las razones estaban claras, es una población de interior y habíamos llegado un domingo por la tarde, para colmo hacía mucho calor, así que la gente o bien estaba en sus casas con las persianas bien cerradas para que no entrase el calor o bien se habían ido a la playa.
La única ventaja de ver un pueblo tan vacío es la ausencia de coches y furgonetas, que siempre estropean las fotos.
|
Ver un pueblo sin gente es algo triste, pero en cualquier caso pudimos comprobar que es un pueblo sencillo y bonito, destaca una impresionante Abadía a la que se ha de entrar por una pequeña y curiosa puerta situada en un pasadizo, contrastaba mucho esa ridícula entrada en comparación con la grandeza de la Abadía.
En definitiva, era Domingo y como suele ocurrir en este día los pueblos franceses de interior están vacíos, lo que les resta mucho encanto ya que no pudimos ver la vida que se desarrolla en ellos.
En definitiva, era Domingo y como suele ocurrir en este día los pueblos franceses de interior están vacíos, lo que les resta mucho encanto ya que no pudimos ver la vida que se desarrolla en ellos.
En cualquier caso a Charo y a mi el pueblo nos gustó, pero a Tania no le gustó nada, nos dijo que no éramos objetivos, que no podía ser que todo nos gustara, fue un momento divertido, intentamos hacerle ver que ella es joven y que todavía no sabe apreciar las pequeñas cosas o los pequeños detalles, pero nada, no la convencimos y se pasó el resto del viaje diciendo que ese pueblo era muy feo.
Camembert
En ese momento Mar Esteban, una amiga de Facebook, nos aconsejó visitar Camembert que estaba muy cerca, le hicimos caso y allá que nos fuimos, hay un pequeño aparcamiento a la entrada del pueblo (48.891260, 0.178389) y dejamos nuestra Gaviota y subimos andando los escasos 300 metros que nos separaban del museo de Camenbert.
|
Cemenberg no nos pareció un pueblo, sino más bien un lugar. |
Es un pueblo de 200 habitantes, pero nos llamó la atención que no vimos el pueblo por ningún lado, parecía tener 10 habitantes como mucho, es mas, no vimos nada más que una iglesia y el museo de quesos de estilo Camembert, donde inicialmente imaginábamos que se fabricaba ese famoso queso de pasta blanda, untuosa y suave.
Nos resultó difícil entender como va el asunto de la denominación de origen a pesar de que visitamos el museo donde explican la historia del queso, al parecer Camembert es una denominación genérica para este tipo de queso, con ese nombre se elabora en todo el mundo. Curiosamente Francia no ha solicitado la protección del término genérico «camembert» como hizo por ejemplo con el champagne, de ahí que podamos encontrar quesos elaborados industrialmente con denominación camenbert en cualquier en cualquier parte del mundo y fabricados por cualquier empresa.
|
Pero sí existe una denominación protegida y esa es la de “Camembert de Normandie”.
Bastante lioso el asunto.
Bastante lioso el asunto.
El museo no es gran cosa, pero con la entrada tienes derecho a una pequeña degustación de queso con distintos gustos en función de tiempo de curación, lo que desconocíamos.
En cualquier caso y a modo de resumen lo que pudimos entender es que el ese tipo de queso se inventó allí en Normandia, más concretamente en Camenbert y que su creadora fue Marie Harel, una campesina de una población cercana. En definitiva, finalmente comprendimos que existe un camenbert de fabricación industrial, el que habitualmente compramos todos y que no se fabrica en dicha localidad, sino en muy diversas fábricas bajo distintas marcas y por otro lado un Camembert fermier que es un queso fabricado específicamente en Normandía. He de reconocer que hay veces que el conocimiento me hace daño, yo era mucho mas feliz cuando comía una cajita de este queso convencido de que se trataba de queso de Camenbert, sin pensar si era o no auténticamente francés.
|
Ahora pensaré que es simplemente un queso industrial, es decir muy poco "glamuroso", si quiero comer el Camenbert auténtico debería buscar un Camembert Fermier de Normandía, queso que no voy a encontrar fácilmente en un Carrefour ni en el Mercadona.
Y seguimos rumbo a Orbec
Y seguimos rumbo a Orbec
Orbec
Orbec es una pequeña población de tan solo 2.500 habitantes que nos sorprendió mucho.
Lamentablemente pasaba otra vez lo mismo que en St Pierre Sur Dives, ya que las calles estaban completamente desérticas y por lo tanto resultaba extraño pasear, pero al tiempo se trataba de un lugar muy interesante, hasta el punto de que en este caso hubo acuerdo entre los tres, nos encantó el pueblo.
Lamentablemente pasaba otra vez lo mismo que en St Pierre Sur Dives, ya que las calles estaban completamente desérticas y por lo tanto resultaba extraño pasear, pero al tiempo se trataba de un lugar muy interesante, hasta el punto de que en este caso hubo acuerdo entre los tres, nos encantó el pueblo.
Solo había gente en una terracita en lo que podríamos considerar la calle principal y algún que otro coche, supusimos que todo era debido a que era domingo por la tarde y pensamos que en un día normal resultaría un pueblo encantador y seguro que con mucha vida.
No estuvimos mucho, la ausencia de vida y el calor no invitaba a ello.
No estuvimos mucho, la ausencia de vida y el calor no invitaba a ello.
Lisieux
Seguimos nuestro recorrido. Ibamos encantados recorriendo las carreteras secundarias con unos paisajes preciosos y mucha vegetación, dentro de la Gaviota con el aire acondicionado no notábamos el calor externo y tampoco afectaba el hecho de que fuera un domingo por la tarde, asi que ese par de circunstancias no afeo en ningún momento aquel precioso paisaje que teníamos delante según avanzábamos.
Aparcamos al lado de una iglesia en un parking y nos pusimos a buscar donde cenar porque íbamos a pasar allí la noche, nos costó encontrar un restaurante abierto, parece ser que también en las pequeñas ciudades todo está cerrado en domingo, al final encontramos una creperie y allí cenamos bastante bien.
<<< En la foto las "Galettes" que cenamos acompañadas por una sidra del lugar.
|
En España, creemos conocer bien las "Crêpes", pero sospecho que no es así, al menos a nosotros nos pasaba y no éramos capaces de llamarlas por su nombre correcto , porque a diferencia de lo que creíamos no existen las crêpes saladas, sino que las crêpes son siempre dulces.
Las Crêpes y las Galettes
Las Crêpes y las Galettes son una especialidad de la cocina bretona muy popular en toda Francia. La primera diferencia es que la Galette se elabora con harina de trigo sarraceno, más oscura y con un sabor más fuerte, y la Crêpe con harina de trigo “normal”.
|
Al salir del restaurante y camino del parking empezamos a ver por todos los lados gente muy rara que no trasmitían nada bueno, así que como aún era de día decidimos irnos y buscar un pueblecito cerca para dormir.
Seguramente volveremos algún día y todo aquello que nos parecía tan negativo deje de ser así, pero esas fueron las sensaciones de los tres aquel domingo de julio.
Seguramente volveremos algún día y todo aquello que nos parecía tan negativo deje de ser así, pero esas fueron las sensaciones de los tres aquel domingo de julio.
Oully-Le-Viconte
Y así llegamos a Oully-Le-Viconte. Fuimos a Oully de rebote, hay veces que vas a un sitio sin tenerlo previamente programado y al final terminas teniendo un agradable recuerdo, ese fue el caso de este pequeño pueblo para nosotros, porque representó todo lo contrario que Lisieux, era un lugar tranquilo, apacible y bonito.
|
Dormimos en un gran espacio que encontramos en los campos deportivos (49.179412, 0.224115) donde había para jugar al futbol y al tenis, en resumen un sitio espectacular. No molestamos a nadie ni nadie a nosotros, Charo y yo aprovechamos para salir de la Gaviota a dar un paseo y resultó muy agradable.
Salimos para Honfleur nada más levantarnos y poco después llegamos al área de autocaravanas (49.419167 0.242778). Se trata de un área enorme para unas 200 autocaravanas, con el piso de tierra, con las parcelas sin señalizar y donde cada cual se pone un poco donde puede, parecía estar regentada por una señora que se encuentra allí todo el tiempo, para ocuparse de cobrar.
Tuvimos la suerte de encontrar un sitio fantástico, con las ventanas del comedor con vistas al rio, muy distinto del resto de autocaravanas >>>
|
El rio visto desde la ventana del comedor de la Gaviota.
|
Cuando llegamos el área estaba prácticamente llena, pero todavía se veían sitios libres. En definitiva, un negocio sin escrúpulos donde lo único que hacen es cobrar por dejarte pernoctar y usar el servicio de aguas a tu disposición, resulta incomprensible que no destinen parte de las ganancias a adecentar las instalaciones y dar mejor servicio.
Pero en cualquier caso, hay que reconocer que el lugar resulta fantástico, porque se encuentra al lado del río, muy cerca del centro de Honfleur y sobre todo por el atractivo intrínseco que tiene la localidad.
|
Era todavía muy temprano y podríamos aprovechar para ver Honfleur tranquilamente.
La localidad es la joya de Normandía, vibrante, dinámica, alegre, con un viejo puerto que engancha tanto por lo bonito que es, como por la vida que allí se respira. Es una ciudad pequeña, de no más de 7.500 habitantes, que resulta muy agradable y asequible para hacerla a pie, llaman la atención sus callejones empedrados y casas con entramados de madera.
|
En definitiva, una ciudad antigua de corte medieval que hoy en día es muy turística. Su importancia tiempo atrás se basó en que era un importante puerto para el tránsito de mercancías por el mar hacia Inglaterra. Fue fortificada para protegerse de las invasiones enemigas, lo que puede observarse en parte de su arquitectura actual.
Casi sin querer llegamos al Vieux-Bassin. El puerto es el epicentro de la ciudad, se encuentra rodeado de unas bonitas casas estrechas y altas.
Le Bassin Carnot es sin duda el lugar mas atractivo de Honfleur
|
Paseamos por las calles empedradas de la ciudad, están llenas de terrazas de restaurantes, nos resultó agradable a pesar de que somos conscientes de que se trata de un inevitable tributo que hay que pagar por ser una ciudad tan bonita y por supuesto tan turística. Tanta terrazas de restaurantes le quita el sabor autentico que debió tener Honfleur en su día.
<<< Aprovechando tanta terraza hicimos una parada técnica y volvimos a tomar ostras en "Le Chat qui Peche".
<<< Aprovechando tanta terraza hicimos una parada técnica y volvimos a tomar ostras en "Le Chat qui Peche".
La zona de Honfleur donde se encuentra la Iglesia de Sainte Catherine (a la derecha en la foto) es una de las mas bonitas.
|
Visitamos la iglesia Sainte Catherine, que impresiona por haber sido construída con madera, me pregunto si no habría sufrido algún incendio como con tantas otras edificaciones de la época que también se hicieron en madera. Una iglesia realmente interesante.
El interior de la Iglesia es especialmente llamativo al ser todo de madera.
El carácter de Erik Satie no pasaba desapercibido en absoluto ya que era un excéntrico irreverente y un dadaísta empedernido, así que como miembro de dicha corriente pretendía destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte de su tiempo, consecuentemente era antiartístico, antiliterario y antipoético, por pertenecer a esa ideología total y a esa forma de vivir, sentía un rechazo absoluto a toda tradición o esquema de vida anterior.
Es decir todo un personaje.
Así que ver allí su casa me impresionó sobremanera, a partir de ahora cuando escuche su obra las Gymnopédies -cosa que hago muy a menudo- tendré muy presente a Honfleur.
Así que ver allí su casa me impresionó sobremanera, a partir de ahora cuando escuche su obra las Gymnopédies -cosa que hago muy a menudo- tendré muy presente a Honfleur.
Cada vez hacía mas calor y no nos pareció la mejor idea continuar con la visita la ciudad, así que decidimos ir a comer a la Gaviota, humus y ensalada, algo ligero acorde con la temperatura exterior.
Intentamos descansar un poco, pero era difícil descansar en una autocaravana a las 3 de la tarde con una temperatura de 35º y sin aire acondicionado.
Intentamos descansar un poco, pero era difícil descansar en una autocaravana a las 3 de la tarde con una temperatura de 35º y sin aire acondicionado.
El excesivo calor se nos estaba viniendo encima, curiosamente estábamos en Normandia y no parecía normal que hiciese tanto calor, pero no era solo allí, a través del Facebook, en los grupos de autocaravanistas,podíamos leer que todo el mundo estaba sorprendido de las altas temperaturas que estaba haciendo en lugares donde no se espesar eso, como era el caso de Noruega.
|
Nos tuvieron 45 minutos al sol en la cubierta del barco de paseo, con un calor tremendo, la idea del paso en barco no fue tan maravillosa.
|
Así que decidimos poner algo de remedio al asfixiante calor y decidimos contratar un paseo en barco, una actividad muy turística en este tipo de sitios, pero que en ese momento se nos antojaba como fantástica, así por lo menos el aire del mar nos refrescaría.
Pero no fue así, de entre las ofertas que vimos, elegimos una que ofertaba el recorrido más corto de todos, tan solo 45 minutos. Fue un error, porque el paseo podía calificarse de malo en todos los sentidos, para empezar nos tuvieron dentro del barco, a pleno sol, esperando mas de media hora, un paseo en barco suele ser refrescante por la brisa que te da con la velocidad del barco, pero si estás parado no hay brisa en absoluto, así que pasamos más calor en el barco que en la Gaviota.
Lo único interesante del paseo en barco que hicimos es que se entra al Bassin Carnot desde el rio y se ve todo con una perspectiva diferente, mucho mas atractiva
|
Por otro lado, un de los mayores atractivos por las que elegimos hacer un recorrido en barco era el de ver de cerca el Puente de Normandía, una auténtica maravilla de 215 metros de altura y más de dos kilómetros de longitud que atraviesa el río Sena, un auténtico icono de la ciudad de Honfleur, pero nos habían enseñado la zanahoria y no pudimos cogerla, porque vimos el puente pero muy a lo lejos sin ni siquiera llegar al Sena.
Para colmo, cuando al final partimos, seguía haciendo un calor terrible porque iba tan despacio que no daba brisa marina alguna.
Un auténtico desastre, cuando terminamos el recorrido Charo y Tania estaban tan malhumoradas por el calor que querían irse y continuar nuestra ruta. Tenía muy claro que irse de Honfleur sin apenas haberlo visto, era un disparate y saqué todas mis habilidades de persuasión a pasear hasta que las convencí para que nos sentaramos en una terraza a la sombra. |
Una vez sentados dejamos pasar un rato mientras nos tomábamos un agua con gas bien fresquita y charlar tranquilamente para decidir qué íbamos a hacer.
Después de estar un rato a la sombra e hidratarnos, las cosas empezamos a verlas de otra manera, al cabo del rato ya estábamos animados a continuar nuestra visita a la bonita localidad.
En Honfleur hay playa y era el momento ideal para acercarse hasta allí paseando. Resultó ser un paseo muy bonito en el que cruzamos un gran parque de la ciudad. Ya en la playa el calor había bajado un poco, sacamos los pareos y nos sentamos en la arena a charlar. Estuvimos casi una hora y fue uno de los mejores momentos del día.
La playa no era especialmente bonita, pero en un día tan caluroso resultó ser un bendición
|
Charo y yo hemos hablado muchas veces que en verano no se puede viajar con el animo de conocer nada, el verano tal y como lo vemos nosotros, es para ir a la playa en modo vacaciones estivales o en su caso acercarse a lugares con un clima alejado del calor. Normandía no es un lugar caluroso en verano, pero estábamos inmersos en una atípica hola de calor, nadie podía prever una temperatura de 35º allí, un lugar donde nunca hace calor en verano. Tampoco se podía prever el calor que hacía en el resto de Europa, más sorprendidos que nosotros estaban aquellos que viajaban por Alemania, Suecia o Noruega, pero ocurrió y hay que intentar encontrar soluciones, si hubiéramos seguido otro recorrido solo hubiéramos encontrado el mismo calor en otro lugar diferente.
Así que ya mas calmados y con el termómetro menos agobiante volvimos al puerto viejo y cenamos allí.
No parecía nuestro día porque nos tocó una camarera bastante borde y la cena estuvo regular, pero lo pasamos de maravilla, es difícil pasarlo mal en una ciudad tan bonita.
No parecía nuestro día porque nos tocó una camarera bastante borde y la cena estuvo regular, pero lo pasamos de maravilla, es difícil pasarlo mal en una ciudad tan bonita.
Nos fuimos a dormir agotados por el trajín del día, yo me fui especialmente contento por haberles ganado la batalla a dos mujeres y convencerlas para que nos quedáramos en Honfleur y además le habíamos ganado la batalla al calor, lo que supuso que habíamos disfrutado de lo que quedaba de día de una ciudad preciosa.
Amanecimos en el área de Honfleur, nos levantamos muy temprano y pusimos rumbo a Etretat, ya en la costa de Alabastro.
El puente de Normandía (foto Google)
|
Por fin vimos el famoso puente de Normandía, porque tuvimos que cruzarlo en el recorrido que llevábamos, es zona de peaje, pero es uno de esos pocos casos en que pagas el peaje muy conforme. El puente es impresionante y a nosotros nos recordó un poco al puente Vasco de Gama en Lisboa.
Lo que mas llama la atención del puente de Normandía es la inmensa curvatura que tiene, lo que supone que al principio subes una gran cuesta que luego hay que bajar.
|
Etretat
Etretat también es considerada como una joya de Normandía, el típico lugar que todo el mundo te recomienda y al que casi conoces por haber visto muchas fotos antes de haber ido.
Fuimos directos a la Place de la Gare (49.708288, 0.214876) un poco agobiados al ver tanta gente y tanto coche, pero la verdad es que aparcamos justo delante de la antigua estación del ferrocarril. |
Salimos de la Gaviota y no hacía falta ni siquiera preguntar, bastaba con seguir el mismo camino que el resto de la gente y nos llevaría indefectiblemente a los acantilados, porque a Etretat vas a ver los acantilados, es como ir a las cataratas del Niágara, el pueblo solo está ahí para dar servicios y acoger a la gente, pero todos los que llegamos al pueblo vamos directos a ver los acantilados.
No obstante, el pueblo o a decir verdad las pocas calles que vimos del pueblo, son muy bonitas, con pequeños jardines particulares que les sirven de antesala y la mayoría de las veces con enormes hortensias que los adornan.
Cuando llegamos a la playa vimos a un lado la Falésia d´Aval y al otro la Falésia d´Amont. Sabíamos muy bien lo que íbamos a ver porque habíamos visto las falesias muchas veces en fotos y vídeos, pero aun así, nos impresionaron muchísimo, es una imagen tan sobrecogedora e impresionante que nada se puede comparar con la sensación de tenerlas delante.
Sin duda la Falésia d´Aval, con su enorme trompa de elefante, es algo que jamás se olvida tras haberla visto |
La Falésia d´Aval con su famosa cabeza de elefante
Al llegar a la playa empezamos a hacer el recorrido hacia la Falesia d´Aval, lo habitual es subir por el camino trazado hasta llegar a la parte superior, una vez que llegas arriba las vistas son aún más espectaculares, el sonido del mar y el piar de las gaviotas, casi siempre por debajo de nuestra cabezas, junto con el inmenso acantilado de color blanco que tienes a tus pies, es algo inenarrable, solo se puede experimentar estando allí en persona.
Nos dio igual que el lugar estuviera lleno de turistas porque cuando tienes algo de una belleza tan embriagadora te olvidas de todo y sólo está esa maravilla en tu retina.
A pesar del tremendo calor que hacía y que no habíamos conseguido dejar atrás, fue un espectáculo maravilloso. No es de extrañar que Monet pintara esta falesia una y otra vez y que mostrara al mundo que estaba embrujado por ella.
La Falésia d´Amont es menos popular pero también es impresionante, en especial las vistas que se ven desde arriba |
Después de descansar arriba un poco disfrutando del paisaje, volvimos a bajar a la playa para subir hacia la la Falesia d´ Amont.
Fue igual de bonito. Había además una ermita que no pudimos ver porque estaba cerrada. |
Desde lo alto de la Falesia de Amont se puede disfrutar de unas vistas impresionantes
|
No hicimos mucho más en Etretat, es una visita absolutamente turística, así que una vez vistas las falesias nos fuimos a la Gaviota y nos dirigimos a nuestro siguiente destino Yport.
<<< Lo pasamos muy bien los tres allí arriba y estuvimos un buen rato disfrutando de las vistas, a pesar de que no estábamos solos
|
Yport
Yport también está situado en la costa del alabastro, a 12 km de Etretat, es también conocido por sus espectaculares acantilados.
Se trata de un pequeño pueblo de pescadores de algo más de 800 habitantes situado en un desfiladero boscoso.
Se trata de un pequeño pueblo de pescadores de algo más de 800 habitantes situado en un desfiladero boscoso.
La impresionante Falesia de Yport fue la que a mí más me impresionó, quizás porque pudimos pasear a sus pies, dada la marea baja de ese momento, también por sus colores vivos y su impresionante altura.
|
La llegada no fue fácil, nada más entrar en el pueblo vimos una zona de tierra cerca de la carretera donde se podía dejar la Gaviota sin problemas, pero decidimos arriesgarnos y bajar hasta el pueblo donde fuimos incapaces de aparcar, con lo que al poco ya estábamos dando la vuelta y volviendo a subir al lugar inicial al borde de la carretera (49.728492 0.28196).
Ypont es pequeño pero muy bonito, de echo según íbamos bajando me dediqué a fotografiar algunas de las flores que adornaban las casas, la inmensa mayoría hortensias preciosas.
Me encanta ver como se adornan con flores los pueblos europeos de Francia, Suiza, Holanda, Bélgica y además, me da un poco de envidia por ver lo mal que cuidamos la imagen de los nuestros en España-
|
Dimos un gran paseo por los acantilados aprovechando que la marea estaba baja, algo que ya era habitual que nos pasase en este viaje.
Viniendo de los acantilados de Etretat parecía imposible compararlos con los de Yport y muchos menos ponerlos a su altura, pero tuve esa tentación, porque los acantilados que vimos son impresionantes, con una gama de colores mucho más atractiva, además pudimos verlos y tocarlos al ser posible acercarse a la playa en la que se encuentran. |
En definitiva, nos gustaron muchísimo, casi tanto como los otros.
No tardamos mucho en dar por concluida nuestra visita y volvimos a la Gaviota. El lugar donde estábamos no nos parecía el mejor sitio para quedarnos a dormir, sobre todo por estar al lado de una carretera, así que continuamos camino. En la playa de Yport, mis dos compañeras de viaje en un solo retrato >>>
|
Fecamp
Una vez instalados salimos a conocer la localidad, nos invadía la curiosidad ya que no habíamos leído recomendación alguna sobre el sitio, tampoco ningún comentario negativo, sin embargo un amigo de Facebook, Miguel Sánchez, que conoce mucho Normandía, nos había hecho un comentario de pasada “si vais a Fecamp no dejéis de tomar raya”.
En el primer contacto Fecamp se nos presentó como una ciudad típicamente francesa y muy agradable de pasear
Ese simple comentario situó a la localidad en nuestro recorrido y estuvimos de acuerdo los tres en que aunque solo fuera para comer raya, iríamos a Fecamp. Charo y yo somos un par de gourmets empedernidos y Tania parece que nació con el mismo título bajo el brazo, de manera que el reclamo de probar ese curioso pescado, que nunca habíamos comido, no podíamos dejarlo pasar.
A la conquista de la raya de FechampEmprendimos nuestra marcha con la intención de preguntar dónde se podía cenar raya, de inmediato observamos que la gente era bastante más amable que en Honfleur y alguna de las localidades muy turísticas en las que habíamos estado. Adoramos Francia, entre otras cosas porque nos tratan de maravilla, por eso nos extrañó el trato desagradable de algunos camareros días atrás, aunque es indudable que en lugares muy turísticos puede que estén agotados de trabajar a un ritmo tan intenso día tras día.
|
El restaurante "Chez Nounoute", donde hacen la mejor raya de Fecamp, pero no conseguimos comer ahí, no hubo forma de conseguir una reserva
|
Así que agradecimos mucho la amabilidad de la gente de Fecamp. Entramos en una curiosa pescadería que tenía productos de todo tipo y la dueña nos dijo que el mejor restaurante donde se hacía raya era “Chez Nounoute” y allí nos presentamos, entramos a reservar una mesa para tres bastante confiados, Fecamp al fin y al cabo no es el lugar más turístico del mundo y era todavía bastante pronto.
El restaurante donde si pudimos comer raya
|
Pero el chasco fue mayúsculo, ya tenían el restaurante completo, “está todo reservado” nos dijo la mujer que nos atendía, la presionamos todo lo que pudimos para que nos hiciera un hueco, pero no hubo manera, nos miramos con cara de perplejidad y Charo nos dijo, “bueno es igual, nos quedamos aquí mañana el día completo” y así podremos venir, vale esa era la solución, vuelta a pedir una reserva para mañana y más chasco todavía “désolé demain nous fermons”, vaya, ya es mala suerte, cierran un día a la semana y era precisamente el día siguiente.
|
La mujer que nos atendía no sabía qué decirnos, le explicabamos que habíamos cambiado nuestro recorrido para probar su especialidad y pusimos mucha cara de pena, pero mucha. En cualquier caso, no hubo manera de conseguir una mesa en el restaurante, ya nos íbamos cuando la mujer nos paró y nos dijo “hay un restaurante un poco más cerca de la playa, está a pocos metros de aquí, se lo recomiendo, podrán comer raya, la hacen también muy bien se llama "La Matelotte”.
La verdad es que se nos cambió la cara y mucho más cuando al llegar al restaurante nos dijeron que sí que podíamos reservar una mesa.
Nos íbamos cuando nos preguntaron que si queríamos cenar en ese momento y aunque era un poco pronto no lo dudamos. Y comimos la deseada raya …. que estaba riquísima, fue increíble y nos encantó también el resto de la comida. |
Agradecimos la amabilidad de todos y cada uno de los empleados que nos atendieron, una gente fantástica Quizás algún día comamos la otra raya, la del restaurante que nos recomendó aquella mujer, pero será difícil que supere la que comimos en "La Matelotte”.
La playa nos sorprendió porque es de piedras, enorme y toda ella llena de piedras. A uno de sus lados se podía ver una impresionante falesia, de manera que a pesar de no ser de arena, era sorprendentemente bonita.
Empezaba a caer el sol y nos dimos cuenta de que había muchos grupos de jóvenes que llevaban todo lo necesario para cenar allí sentados en la playa, sencillamente apasionante.
Iba cayendo el sol y fue quizás allí cuando nos dimos cuenta de lo bonito que había sido todo lo que habíamos vivido en el viaje hasta ese momento y lo bien que lo habíamos pasado los tres juntos, todavía quedaban lugares por conocer, pero era indudable que nos quedaban pocos días de viaje y en ese momento ya teníamos claro que había sido una buena experiencia y además sorprendente, para Charo y para mi quizás más aún, porque jamás pensamos que nuestra Gaviota se portaría tan bien con una persona más a bordo, quizás gracias a que la polizonte supo adaptarse al pequeño espacio de que disponemos en la Gaviota desde el primer minuto, lo que supuso que no habíamos sentido ninguno agobio, incluso fue más divertido que cuando viajamos solos.
Quizás por eso y por el momento tan bonito que estábamos viviendo con un precioso atardecer en la playa, nos hicimos una foto de nuestros pies, esa que todo el mundo se hace en la playa, pero que en este caso fue sobre las piedras de la playa de Fecamp, hay que vivir todas las posibilidades que nos da la vida y a veces es genial ser un poco “friqui”, porqué no?
Tocaba irse a dormir.
En Fecamp se encuentra el Monasterio Benedictino donde se inventó el famoso licor Benedictine |
Diversas botellas de Benedictine
La localidad nos pareció poco turística, al menos no era tan turística como alguna de las anteriores que habíamos visto, eso ya era un punto a su favor y además nos pareció una ciudad muy vital y animada, aunque es cierto que no tiene famosas catedrales o monumentos muy conocidos, nosotros nos sentimos muy a gusto a lo largo de nuestra visita y nos gustó mucho.
|
En cualquier caso, vimos la impresionante iglesia gótica de Saint Etienne y poco después fuimos a conocer el Monasterio Benedictino donde se inventó el famoso licor Benedictine,
Pagamos la entrada e hicimos la visita guiada, en francés, la visita incluía después un aperitivo hecho con ese licor. Nos gustó mucho, es precioso y merece la pena.
Pagamos la entrada e hicimos la visita guiada, en francés, la visita incluía después un aperitivo hecho con ese licor. Nos gustó mucho, es precioso y merece la pena.
Con esa carta de presentación y teniendo en cuenta que la localidad se encuentra al borde del mar, no vamos a negar que nos presentamos con mucha expectación por conocerla (49.872222 0.708333).
En cualquier caso, el lugar no se nos metió en el corazón y el pueblo tampoco, aunque es cierto que el área está al lado de unos acantilados impresionante, sin duda lo mejor que vimos en Saint Valery en Caux.
Dejamos aparcada la Gaviota y salimos a conocer el pueblo por el centro histórico, nos facilitaron en la oficina de turismo una guía con una ruta, la fuimos siguiendo y gracias a ella vimos algunas casas muy interesantes, en especial alguna casa con fachadas de piedra y otras con tramados de madera.
|
Desde la parte alta del pueblo se puede disfrutar de una espectacular Falesia, a fin de cuentas estábamos en la costa de alabastro
|
Volvimos al área que tiene un acceso, cuando menos peculiar, ya que se trata de una vía muy estrecha donde no caben dos vehículos y mucho menos si uno de ellos es una autocaravana, en una de las partes es especialmente angustioso pasar, porque en uno de los lados hay una roca a modo de pared mientras que en el otro está el canal por donde entran y salen los barcos, así que si te descuidas, llevas tu casa con ruedas al agua, sin más, menos mal que no nos cruzamos con nadie ni a la ida ni a la vuelta.
En ese momento nos quedamos un poco "chafados", ni habíamos visto la mejor área de Europa, ni nos habían dado el agua que habíamos pagado ..... pues vaya !!!!!
|
Ya habíamos visto Saint Valery, a pesar de lo cual era todavía temprano por lo que decidimos continuar ruta. Antes de partir pagamos en la máquina los 3,5 euros para llenar el depósito de agua y no salió ni una gota, caray con la mejor área de Europa.
Así que nos marcharnos sin agua y pensando que no nos había merecido la pena parar en St Valery. Días después, repasando las fotos que habíamos hecho del pueblo, llegue a la conclusión de que sí que merecía la pena la visita, quizás entramos con prisas y desde luego con mal pie, seguro que en otra ocasión le encontramos mucho más atractivo a St. Valery. |
Nuestro siguiente destino era Veules Les Roses
Veules Les Roses
Llegamos allí buscando el área de autocaravananas denominada “parking les Falaises” (49.875, 0.792222), pero según íbamos adentrándonos en el pueblo, atravesábamos cada vez calles más estrechas, hasta que terminamos en el centro del pueblo, bajábamos y bajábamos, siempre en dirección al mar y algo nos hacía pensar que aquello no iba bien, de repente estábamos delante de una plaza tan sumamente estrecha que no podíamos pasar, intentamos dar la vuelta, pero las únicas dos calles por las que podíamos salir eran de dirección prohibida, es decir no había forma de salir.
|
El área se encontraba en un sitió fantástico y se puede ver en Google, pero nuestro navegador no quiso llevarnos.
|
Menudo problema, así que a base de maniobras dimos media vuelta y bajamos por la calle por la que habíamos llegado, solo que ahora en dirección prohibida.
Veules les Roses presume de tener el río más corto de Francia |
El río, con mucho caudal, puede que sea el más corto de Francia, pero además es sin duda uno de los más estrechos.
|
Salimos del pueblo y dejamos a la Gaviota en la carretera al lado de un camping para después bajar a pie, preferimos no volver a intentar la búsqueda del área de autocaravanas, ya habíamos tenido bastantes problemas y nos aterraba volver a repetirlos.
En los viajes no siempre tienes la suerte de encontrar un buen lugar para aparcar y pasar la noche, de forma especial en los lugares muy turísticos, en Veules les Roses, hay un área, pero fuimos incapaces de llegar a ella y el lugar donde aparcamos no era el mejor del mundo, mucho menos para pasar la noche.
|
Veules es un pueblo catalogado como uno de los más bonitos de Francia y lo es. Las flores decoran todas las calles, en especial hortensias y es muy pequeño, de tan solo algo más de 600 habitantes
Hicimos un recorrido de unos dos kilómetros siguiendo el curso del pequeño río que transcurre entre las calles y las casas de la localidad.
Llegamos a la playa y allí volvimos ver un flamante acantilado o falesia, se trata de una playa de dimensiones generosas y que en este caso también es de piedras.
Decidimos cenar allí y lo hicimos en el restaurante Fabreuvoir, fue un acierto, los platos de Tania y mío estaban deliciosos, Charo como de costumbre en el viaje, volvió a tomar moules y frites, Charo iba consiguiendo tener al límite las posibilidades de sufrir una intoxicación por mejillones de tanto probar suerte. El postre era un pastel de albaricoque con hierbabuena que nos sorprendió muy gratamente.
|
Cenamos muy bien en el restaurante Fabreuvoir y no resultó caro.
|
Terminamos nuestra visita y no pudimos quedarnos a dormir allí tal y como teníamos previsto, por culpa de no haber sido capaces de llegar al área, el lugar donde estábamos al borde de la carretera no nos parecía adecuado.
<<< Seguir el río por sus estrechas calles y pasadizos, entre las casas del pueblo, fueron muy divertido e invitaba a hacerse selfies en todas partes
|
Reemprendimos nuestro viaje con la intención de parar en alguna localidad que viésemos de camino a nuestro siguiente destino que era Dieppe.
... y nos despedimos del encajonado y mas pequeño río de Francia
Le Bourg Dun
Poco después pasamos por un pequeño pueblo Le Bourg Dun y nos pareció un lugar estupendo, dormimos al lado de la iglesia del pueblo (49.8654, 0.887795).
Dormimos de un tirón, por la mañana nos despertó el reloj de la plaza dando las 8, siempre me pregunto si lo hará mucha gente, pero cuando estoy durmiendo y suena un reloj no puedo evitar ir contando las campanadas, el resultado es que me despejo muchísimo, las matemáticas y conciliar el sueño no creo que sean cosas que vayan bien juntas, por mucho que cuenten la tontería de contar borregos para luchar contra el insomnio.
Desayunamos mientras disfrutábamos de una mañana fantástica en el tranquilo pueblo de Le Bourg Dun y pusimos rumbo a Dieppe |
Dieppe
La principal idea era la de acercarse a la localidad buscando un área donde vaciar (49.929936, 1.086484), no teníamos referencia alguna sobre si se trataba de una bonita localidad y tampoco de que fuera un lugar para pasar de largo, pero el caso es que al llegar nos pareció una población interesante, así que les propuse a las chicas dar una vuelta.
|
Las dos accedieron a regañadientes, Charo porque siempre lleva en la cabeza una programación y es la fiel defensora de su cumplimiento y Tania porque es lo que vulgarmente se llama “una cagaprisas”, pero después me dijeron que se habían alegrado de hacer la visita.
Tuvimos la misma sensación con Dieppe que con Fecamp, no son localidades turísticas y podríamos decir que es ese precisamente su mayor encanto, porque son ciudades que tienen mucha vida y donde es muy agradable pasear y dedicarle el tiempo suficiente para conocerlas.
El primero de los puentes que pasamos
|
Aparcamos en el área de autocaravanas, se trata de un área moderna con unas instalaciones en perfecto estado, en Dieppe hay otro área gratuita pero sin servicios y comenzamos a andar hacia el centro, nos separaba de este el canal que hay y que hace las veces de puerto, así que para pasar hay que atravesar algunos puentes, el primero es fijo y el segundo de ellos es de esos que se levanta para dejar pasar a los barcos.
<<< El puente levadizo
|
Aunque quizás no piense lo mismo alguien que va con prisas de una parte a otra, yo he de reconocer que encuentro divertido disfrutar de las maniobras de esos puentes mecánicos. En este caso, nos tocó esperar un rato para cruzar al otro lado del canal, cuando llegamos el puente se empezaba a levantar, y después empezaron a pasar los barcos. Era la primera vez que lo veíamos, he visto en muchos sitios esos puentes, pero hasta ese momento no lo había visto en movimiento y nos gustó mucho.
Dimos un paseo por el mercado de pescado y marisco del puerto y allí estaban las ostras más grandes que habíamos visto nunca. El dueño de unos de los puestos nos explicó que en Dieppe no se venden por docenas, sino por trecenas, es decir doce más una.
Paseando por la zona comercial llegamos hasta la iglesia de St Jacques que es impresionante, mientras la contemplábamos Tania y yo comentábamos en voz muy baja sobre alguna característica de la iglesia, en eso se nos acercó un cura muy joven, era mejicano, de nombre Juan Enrique y le había llamado la atención oírnos hablar en español. Nos contó que estaba allí de prácticas “¿haciendo el Erasmus?” le dije yo con cierta ironía y nos contó que estaba estudiando en el Vaticano y le tocaba hacer prácticas allí en Dieppe.
Era encantador y tuvimos mucha suerte de que nuestros caminos se cruzaran, quizás algún día llegue a Papa y la Gaviota Viajera goce de esa primicia, charlamos un rato y se despidió de nosotros preguntándonos nuestros nombres y diciéndonos que rezaría por nosotros. El sacerdote mejicano forma parte, por derecho propio, de nuestro recuerdo de esa localidad.
|
Cuando nos habíamos cansado bastante, decidimos hacer la parada técnica y nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza con una tapita. Es algo que hacemos siempre, una costumbre que tenemos muy arraigada, incluso en Francia o en otros países y hay que decir que siempre fracasamos, porque pedir una cerveza o un vino en una terraza fuera de España es posible y fácil,
|
<<< Intentando tomar una tapita y fracasando como siempre.
|
pero pretender que además nos pongan una tapita es sencillamente imposible, así que siempre intentamos buscar algo en la carta algo que compartido entre los tres, haga la función de un tapa para cada uno, pero siempre se repite la misma historia, que no conseguimos la tapa y que no escarmentamos.
Lions-La-Foret
|
... y nos adentramos en la región del Alto Sena. |
Nuestro siguiente destino era Lions-La-Foret, para lo cual nos adentramos en el interior, a la región del Alto Sena.
Porque en ese momento el calor ya era totalmente insoportable y nuestra visita estaría mas marcada por eso que por lo bonito que era el pueblo, lamentablemente no disfrutamos bien de un bonito lugar.
Así que cuando llegamos allí, no nos extrañó ver las calles vacías de gente debido al calor, nosotros mismos no sabemos cómo fuimos tan osados de salir de la Gaviota cuando aún conservaba la agradable temperatura del aire acondicionado que habíamos llevamos puesto en el trayecto, pero el caso es que curiosamente si había gente en el centro del pueblo, bastantes personas tranquilamente sentadas en una terraza, a la sombra eso sí, aún así con el calor que hacía, nos resultaba incomprensible.
|
la bonita terraza en Lions-La-Foret
|
Pero hacer turismo a las 4 de la tarde con 37º a la sombra no es fácil, así que
nos fuimosos a la Gaviota para emprender nuestro camino al que sería el último pueblo que veríamos en este viaje, Les Andelys.
Les Andelys
Charo había visto en la guía de viajes que en Les Andelys se podía ver un meandro del Sena. La foto era impresionante así que decidimos todos que queríamos verlo.
Pasamos de largo por la localidad, lo que sin duda fue un error, estoy seguro de que merecía la pena verla, en otras circunstancias hubiera intentado convencer a Tania y Charo de entrar a ver el pueblo, pero el calor nos tenía agotados y demasiado íbamos a hacer si conseguíamos ver el meandro.
Pasamos de largo por la localidad, lo que sin duda fue un error, estoy seguro de que merecía la pena verla, en otras circunstancias hubiera intentado convencer a Tania y Charo de entrar a ver el pueblo, pero el calor nos tenía agotados y demasiado íbamos a hacer si conseguíamos ver el meandro.
Desde el Castillo de Gaillard se divisa un precioso meandro en el Sena. |
Llegamos al Castillo de Gaillard, ese era el punto recomendado para ver el meandro.
El Castillo es visitable y tiene dispuesto un gran aparcamiento donde dejamos la Gaviota (49.239268, 1.406254), desde allí hay que ir andando bajando y subiendo una cuesta considerable, máxime cuando estábamos a pleno sol con un calor sofocante. Al llegar al Castillo comprobamos que en ese momento cerraban, pero no nos importó demasiado porque nosotros íbamos a ver el meandro y podíamos verlo sin ningún problema.
|
Desde el aparcamiento hay que hacer un recorrido a pie hasta llegar al pie del Castillo.
Una recreación del Castillo en su época de esplendor.
|
Paseamos por el exterior del castillo, sobre todo para desde aquella zona poder ver bien el paisaje, la vista del meandro y el pueblo de les Andelys
Desde aquella altura era fascinante.
Desde aquella altura era fascinante.
Probablemente el paseo fue solo de algo más de un kilómetro, pero llevábamos tanto calor acumulado, a lo que hay que añadir el calor que hacia allí, que cuando llegamos de nuevo a la Gaviota hicimos algo nada bien visto para cualquier autocaravanista, sacar las sillas y sentarnos aprovechando la sombra que proyectaba la Gaviota, estábamos tan deshidratados que nos bebimos un litro de agua fría cada uno. Resultaría un poco cómico vernos a los tres sentados en medio del parking, prácticamente solos, al abrigo de la sombra de la Gaviota y cada uno de nosotros con una botella de un litro de agua en la mano.
El Magnifico meandro visto desde el castillo
Mientras estábamos sentados pasó la policía, pensamos que iban a venir a reñirnos por haber sacado las sillas en un parking, no fue así, quizás porque estábamos solos o quizás porque nuestras caras rojas les dieron pena.
Con las fuerzas recuperadas tocaba decidir si continuar viaje o poner rumbo a casa.
Habíamos pensado visitar la casa museo de Monet, pero decidimos dejarla para otra ocasión porque ahora lo que más nos apetecía era meternos en la Gaviota y refrescarnos con el aire acondicionado mientras viajábamos.
Con las fuerzas recuperadas tocaba decidir si continuar viaje o poner rumbo a casa.
Habíamos pensado visitar la casa museo de Monet, pero decidimos dejarla para otra ocasión porque ahora lo que más nos apetecía era meternos en la Gaviota y refrescarnos con el aire acondicionado mientras viajábamos.
Al día siguiente, ya de vuelta, nuestra amiga Tomasa Lebrero, que andaba por la zona con su marido, nos contó que había muchísima gente en la casa de Monet, que la cola para sacar las entradas era enorme y que hacía mucho mucho calor, habíamos tomado la decisión acertada.
Hemos dejado en el camino muchos lugares interesantes por visitar y otros muchos a los que hubiéramos dedicado más tiempo. Nos hemos ido de Normandía sabiendo que esta maravillosa región se merece otra visita más pausada. Volveremos con la Gaviota cuando estemos desconectados y podamos elegir a donde ir sin estar pendientes de que se nos termine el dichoso tiempo que le podamos dedicar al viaje.
Hemos dejado en el camino muchos lugares interesantes por visitar y otros muchos a los que hubiéramos dedicado más tiempo. Nos hemos ido de Normandía sabiendo que esta maravillosa región se merece otra visita más pausada. Volveremos con la Gaviota cuando estemos desconectados y podamos elegir a donde ir sin estar pendientes de que se nos termine el dichoso tiempo que le podamos dedicar al viaje.
Todos los viajes que hemos hecho, hasta la fecha con la Gaviota, han sido fantásticos, no podemos decir nada negativo y en todos podemos elegir una palabra que los define de forma particular, en este caso no vamos a definirlo tan solo con una palabra sino con dos, porque el viaje de Normandía ha sido APASIONANTE e INTENSO, sin duda por la carga histórica de la mayoría de los sitios que hemos visto y también por enorme belleza de algunos de los lugares por los que hemos estado, pero fundamentalmente por el factor humano, en este caso porque llevábamos con nosotros en la Gaviota a una “polizonte”.
El viaje a Normandía siempre será "el viaje que hicimos con Tania" |
Los tres viajeros en Etretat
|
Tania es la auténtica protagonista de este viaje, su vitalidad y alegría permanente nos contagió en todo el recorrido y consiguió que para nosotros el viaje a Normandia sea para siempre El viaje que hicimos con Tania.
Nuestras "pelis"
|