Miércoles 25 de mayoSalimos muy tarde a las 8,30 con la idea de llegar los mas lejos posible, llegamos a Calatayud a las 12:30, cenamos un poco y a dormir. El área es N 41º 21´2” W 1º 38´54”, estupenda, está en el recinto ferial y dispone de todos los servicios. Mañana llegaremos a Calaceite, en total 573 km. desde nuestra casa.
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Cataluña, su entorno está a medio camino entre el mediterráneo y el interior de la península, quizás por eso cuando nos encontrábamos a unos 40 kilómetros de Calaceite el paisaje circundante comenzó a cambia y efectivamente la vegetación, los arboles, el color verde dominante y el terreno algo mas accidentado, te hace confirmar una cierta similitud con la Toscana italiana.
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Volvimos a coger la Gaviota con destino a La Fresneda (La Freixneda en catalán). La Fresneda era el segundo pueblo que visitamos de la comarca de Matarraña, el mapa que adjunto es muy significativo ya que nos hemos servido de él para elegir los pueblos que en principio considerábamos mas bonitos o interesantes y creo que hemos acertado de lleno. En total estuvimos en los seis municipios siguientes: Calaceite, La Fresneda, Valderrobres (la capital de la comarca), Ráfales, Beceite y Peñarroya de Tastavín.
Se trata de un pequeño pueblo con el titulo de Villa, que no llega a 500 habitantes. El casco antiguo está declarado Conjunto Histórico Artístico y dispone de numerosas construcciones monumentales. No pasa desapercibido el Palacio de la Encomienda edificio del siglo XVI de titularidad privada que cuenta con tres plantas, estando delante de él especulábamos sobre el uso actual de tan imponente construcción, no fuimos capaces de saber cuál podía ser el destino actual de un edifico tan emblemático y de inmenso valor, además en ese momento estaba cerrado así que no se podía entrar, vimos, eso si, en su parte exterior un pequeño expositor de aceites y otros productos artesanales, después supimos que al parecer dentro hay un simpático vecino que vende aceite de cosecha propia, y que cuando está te enseña el interior, lleno de muebles y antigüedades que están a la venta.
Palacio de la Encomienda
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Lamentablemente a esa hora no había nadie dispuesto a enseñarnos nada, nos limitamos a leer una ficha sobre el edificio que tenían junto a su entrada, supimos que el Palacio había estado vinculado con la Orden de Calatrava. Vimos también en todo lo alto la Iglesia de Sta. Mª la Mayor, es del XVII y relativamente cerca tiene los restos del castillo que se cree se empezó a construir en periodo musulmán.
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Era la primera vez que nos dábamos cuenta de que el carácter de la gente de Matarraña es mas austero y mas seco de aquello a lo que estamos acostumbrados, de forma muy especial cuando viajamos por pueblos pequeños donde es una gozada entablar conversación con los vecinos, al parecer -y así nos lo confirmó una chica en una de las oficinas de turismo- a la gente de esta zona le cuesta mucho entablar conversación con los forasteros, parece ser que la cosa cambia cuando vives aquí, pero de entrada no te van a saludar ni a contar de buena gana cosas relacionadas con sus costumbres. Bueno …… así son los viajes, viajar es conocer otro lugares, otras gentes, otras costumbres, su gastronomía, sus vinos e incluso su vinagre y por aquí hay buen vinagre. Pero eso no enturbia en absoluto lo precioso que es todo, es mas, casi se me olvidaba que los gatos …. uy los gatos !!!, esos si que son cariñosos, porque había uno en la terracita del bar donde estábamos sentados en la plaza Mayor que a la mínima carantoña de Charo se le subió encima y no había manera de despegarse de él.
Estábamos muy a gusto tomando algo en la terraza de la Plaza Mayor pero la idea era visitar un par de pueblos mas y emprendimos camino hacia Ráfales.
Estábamos muy a gusto tomando algo en la terraza de la Plaza Mayor pero la idea era visitar un par de pueblos mas y emprendimos camino hacia Ráfales.
Ráfales (en catalán Ràfels) es realmente muy pequeño, solo 142 habitantes, la densidad poblacional es alucinante, solamente 4 habitantes por kilometro cuadrado, es decir es difícil encontrarte con alguien. El caso es que no se si será por eso pero el acceso por la carretera es infame, el navegador eligió el peor sitio, de entrada nos llevó un tramo por la N-232, una carretera nacional en perfecto estado y desde allí enlaza con la TE-V-2005 que en el tramo que une con Ráfales.Es una carretera llena de agujeros difíciles de evitar porque la carretera está llena de parches de distintos colores y no es fácil saber cuando es un parche o cuando es un socavón de grandes dimensiones, así que me tragué uno como la estación del metro de Cuatro Caminos y pareció que la Gaviota se iba a partir en dos. Hicimos unas fotos a la dichosa carretera pero en absoluto se percibe el disparate de calzada que les han dejado a los escasos habitantes del pueblo, es evidente que los 142 votos de estos pobres lugareños no dan para tenerles en cuenta.
El caso es que por su carretera o por su carácter apartado de las grandes rutas, este pueblo, declarado conjunto histórico, es de los menos transitados de la zona, pero sin embargo vale la pena que se le preste atención a su bonito conjunto de plazas y callejas, tienen una iglesia gótica y el Ayuntamiento se construyó a finales de siglo XIX, cuenta incluso con una cárcel restaurada.
Ráfales está situado en un entorno de coníferas espectacular |
Parece ser que hay un célebre Moll de l’Hereu, es decir un molino de aceite que se ha convertido con los años en un museo, pero nosotros, a pesar lo lo pequeño que es el pueblo, no lo vimos.
Es muy evidente porque en todas (menos en una de las que vimos) ponen siempre un cartel como el que se ve en la foto donde dice precisamente eso, en este caso es incluso mas redundante porque dice “Fuente SI conectada al abastecimiento municipal”.La fuente se encontraba en el propio edificio del Ayuntamiento y me atrevería a imaginar que en su día era el único sistema de suministro de agua para la población. Curioso, en cualquier caso, que hoy en día con la escasez de recursos hidráulicos que sufrimos, se vea una fuente de agua potable tirando agua constantemente y para colmo por dos caños.
Salimos de Ráfales camino de Valderrobres dejando atrás el tremendo tramo de carretas de la venida y aunque salimos otra vez a la TE-V-2005, por este lado el pavimento no tenia nada que ver con el que nos encontramos para llegar a Ráfales. Esta era una carretera estrecha pero en un estado aceptable.
Por el camino disfrutamos conduciendo por la carretera de los bonitos paisajes que tiene esta comarca de Matarraña, para llevarnos el recuerdo de cuando en cuando parábamos para contemplar las vistas y hacer alguna foto.
Teníamos pensado llegar a Valderrobres como última parada del día y dormir ahí. Es algo que tomamos siempre de forma relativa porque aunque tengamos prevista un área en nuestro famoso cuaderno de ruta (como era el caso) a veces llegamos al sitio y por fas o nenas no nos gusta absolutamente nada y nos vamos a pasar la noche a otro sitio. Así que fuimos directos al área, se encuentra al lado del río (N 40º 52´26” E0º 9´20”) y nos pareció un lugar perfecto. Nada mas llegar pensé en la posible lucha con los mosquitos pero quizás no hubiese y sino se tiene cuidado y punto, para eso están las mosquiteras, ademas aun estábamos en los primeros días de calor.
Valderrobres en catalán Vall de Roures es la capital administrativa de la comarca de Matarraña y no es de extrañar porque esta localidad tienen una población de 2.350 habitantes lo que supone que es el mas grande con diferencia de todos municipios de La Matarraña.
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Cuando llegamos quedaban todavía muchas horas de luz así que dejamos la Gaviota lo mas cerca posible del río y nos fuimos a conocer la localidad. Por Valderrobres pasa el río Matarraña, lo que da una identidad única. Cuando Charo y yo atravesábamos el puente en dirección a la ciudad antigua al tiempo que veíamos discurrir el río Matarraña debajo de nosotros le dije a Charo “sabes a que me recuerda este sitio” y Charo me contestó “a Florencia”, a ambos nos vino a la cabeza el recuerdo de la cuidad Toscana de Florencia, porque Valderrobres tiene un encanto muy parecido. |
Es indudable que Florencia es una de las ciudades mas bonitas del mundo y que Valderrobres es un pueblo pequeño, pero salvando la distancia sideral entre ambas lo cierto es que a ambos se nos vino el recuerdo a la cabeza mientras cruzábamos el puente. Este no es el Ponte Vecchio pero es un imponente puente gótico de piedra de origen medieval que te traslada en el tiempo mientras lo atraviesas en dirección a la puerta de la torre de San Roque, que era la antigua entrada a la ciudad, así que no pudimos tener mejor comienzo.
Paseamos por su calles medievales y casi sin darnos cuenta empezamos a subir y subir, ya se sabe que estos días no encontramos un pueblo que no tenga cuestas y mas cuestas, así que lo de ponerse a subir empieza a ser algo tan natural como intuitivo. Al llegar a las alturas de la ciudad nos topamos con el el castillo-palacio, aunque no está claro, parece ser que es del siglo XII, es mas un palacio fortificado que un castillo en si, es inmenso y aunque me encontraba en el patio de armas y este es un lugar muy amplio, no conseguí sacar una foto donde se le viera entero, la foto que inserto en este relato solo cubre el ancho y la parte alta del mismo.
Desde el lugar se divisaba una vista perfecta por lo que permanecimos allí un buen rato, Luego según descendíamos vimos la iglesia de Santa María del siglo XIV y una gran variedad de edificios notables. La localidad parece tener buenos lugares para comer en la zona histórica pero nosotros habíamos visto una zona llena de terrazas al otro lado del puente, nos dirigimos allí y tomamos unos pinchos mientras disfrutábamos de las vistas al puente y a la ciudad antigua de Valderrobres.
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Cuando ya era de noche nos fuimos a la Gaviota a cenar, abrí solo un poco la ventana de la cocina y puse la mosquitera porque era consciente de que me encontraba al borde mismo del río, aunque aun no estaba haciendo mucho calor hay que tener cuidado y ser precavido,pero uno no está solo en este mundo y tiene su otro yo, en este caso otra yo, es decir Charo. La susodicha pensó que como era una noche idílica y que estábamos a punto de cenar casi al aire libre en nuestra casa, consideró interesante abrir la ventana del comedor de par en par y sentarse a mirar hacia fuera como si fuera Julieta esperando a Romeo, supongo que el ambiente medieval que habíamos estado disfrutando requería -según su criterio- un momento “me asomo a la ventana” a disfrutar de la linda noche. El caso es que mientras cocinaba empece a ver una auténtica plaga de mosquitos de esos que son tan pequeños que no les ves ni las alas, desconozco cuantos podía haber, puede que cientos o incluso mas, no entendía nada porque había cerrado rápidamente la mosquitera, así que giro la cabeza y veo a Charo “tan a gustito” con un brazo fuera de la ventana, ésta abierta a tope y con las luces encendidas. Qué odisea, afortunadamente esos mosquitos no son muy voraces, solo dan lata. Para cuando nos acostamos habíamos sacrificado a la inmensa mayoría, apuntamos en la lista comprar un spray anti mosquitos.
Nos despertamos por la mañana temprano con el sonido del agua en el río Mataraña y el canturreo constante de los pájaros.El lugar donde hemos pasado la noche es uno mas de esos privilegios que nos regala la vida gracias a viajar con la Gaviota, desayunamos entre bromas por la invasión de los mosquitos de la noche anterior, aun quedaba alguno por la mañana pero hay que reconocer que no nos dieron la lata mientras dormíamos. Después de desayunar emprendimos otra vez nuestra ruta en dirección a Beceite.
Beceite desde el río
Cuando nos faltaba muy poco para llegar a Beceite cruzamos un río, llevaba mucha agua pero era más bien un riachuelo, se trataba del río Matarraña que puede decirse que empieza su curso en el termino de municipal de Beceite, una autentica maravilla así que paramos para observarlo con detenimiento.
El rio Matarraña y Beceite al fondo
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Fuimos directamente a aparcar delante de la Oficina de Turismo de Beceite (N 40º 49´ 21”, E 0º 10´ 47”), en esta ocasión como en alguna otra había escrito a las distintas oficinas de turismo y la de Beceite nos contestó y nos remitió muchísima información que en este caso era vital porque queríamos hacer la Ruta del Parrisal a pie y teníamos que saber donde dejar aparcada la Gaviota. Tal y como nos explicó Julia (la chica de la oficina de turismo) hay tres aparcamientos camino de la Ruta del Parrisal, el número 1 que es gratuito estaba cerrado porque solo se abre en verano, el número 2 se sitúa un poco mas cerca de la ruta, cuesta 4 euros, pero en este caso estaba cerrado por obras, el último y mas cercano a la ruta es el número 3, que normalmente cuesta 8 euros, pero cuando fuimos nosotros no cobraban nada. Este es el mas conveniente porque la Ruta del Parrisal propiamente dicha sale desde ahí, el problema es que la carretera es muy estrecha y si te topas con alguien que baja puedes tener un pequeño problema, asi que han terminado por prohibirlo, es decir ahora no se puede subir con la AC hasta arriba y no hay mas remedio que ir en bici o andando. Cuando estuvimos nosotros aun no lo habian prohibido pero el caso es que estuvimos comentando este asunto con otros autocaravanistas que iban con niños y ellos habían decidido subir en bicis (con los niños a cuestas) hasta arriba (el Parking nº 3), porque ya habían estado cotilleando y les daba miedo cruzarse con alguien, así que aparcamos en la oficina de turismo, bajamos las bicis y empezamos a pedalear camino de la Ruta. En cualquier caso lo mejor es asegurarse antes escribir o llamar a la oficina de turismo o como mínimo consultar la página.
Hay que reconocer que ir en bici hasta el parking nº 3 que es el denominado “Pla de la Mina” fue algo pesado porque la carretera va siempre hacia arriba y a veces pica mucho la cuesta, tanto que hubo tramos que tuvimos que hacerlos a pie, pero el entorno merece mucho la pena y lo disfrutamos muchísimo mas yendo en bici, no hubiera sido igual subir con la Gaviota.
La historia esta de los parking 1,2 y 3 te lía mucho cuando no lo conoces, porque las guías oficiales le llaman “primer tramo” al recorrido que va desde Beceite al Parking. En cierto modo así es pero la Ruta del Parrisal propiamente dicha no empieza hasta que no llegas al último parking, el nº 3 el denominado el “Pla de la Mina” porque allí se pueden observar las antiguas instalaciones que se utilizaban para el transporte del carbón de las minas.
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Llegamos al parking 3 y atamos las bicis para emprender la ruta a pie, nos extrañó no ver a la pareja, que habíamos visto en el aparcamiento de la oficina de turismo porque habían salido delante nuestra y lo suyo es que les hubiéramos adelantado porque nosotros íbamos solos y ellos llevaban un niño de paquete cada uno, pero allí no estaban. Mas tarde cuando ya bajábamos les vimos, se habían entretenido en el pueblo y subieron después de pasar nosotros, estaban al principio de la ruta y no pensaban hacerla entera porque los niños estaba agotados de tanta excursión.
Desde el Pla de la Mina comienza la excursión, al principio se trata de un camino de tierra muy cómodo que imagino que formaba parte de los accesos a la mina, es justo ahí donde encontramos un túnel hecho en la roca de la montaña, se trata de uno de esos túneles que se ven con frecuencia en los antiguos recorridos de las vías del tren hoy en desuso, sin duda pasaban por ahí las banquetas de transporte de material de la mina.
Le hizo gracia porque dice que es bastante frecuente que vengan autocaravanistas de todo el mundo preguntando por el túnel y ante la posible dificultad de no entenderse con el idioma enseñan la foto de la capuchina atravesándolo, parece ser que a la gente lo que le apetece es pasar debajo del túnel y afrontar el peligro de quedarse varado, pero me explicó que ya no se pasa por ahí, hasta hace unos años se podía llegar un poco mas lejos donde hay instalado una especie de merendero, pero ya está prohibido a los vehículos y solo se puede llegar al Pla de la Mina como punto final del recorrido con vehículos.
Así que emprendimos la Ruta, se trata de unos 13 kilómetros ida y vuelta en el que tan solo son fáciles los primeros 800 metros, esto lo quiero recalcar porque no hay folleto donde no se diga que se trata de un recorrido de dificultad fácil o media. No es cierto o al menos no lo es para gente como nosotros, no hay que hacer rapel, ni cruzar ríos a nado, tampoco hay que escalar montañas, pero se va remontando el curso del río hasta su cabecera y no se trata de un camino cómodo, sino que esta lleno de piedras, a veces hay que atravesar pasarelas, meter los pies en el agua o trepar por una rocas para pasar al otro lado, no es extraño que te confundas y tengas que volver sobre tus pasos porque no encuentras la forma de avanzar.
Hace falta un buen calzado para caminar por la ruta
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El recorrido es una auténtica “pasada”, siempre en unas cortadas impresionantes entre dos montañas por donde pasan las aguas cristalinas del río Matarraña, o del riachuelo, porque en el Parrisal aun no tiene la entidad de un río con mayúsculas.
En los tramos más difíciles está acondicionado con unas pasarelas de madera con pasamanos para evitar el baño, ya digo que está completamente prohibido bañarse en todo el tramo, en otros tramos se tendrá que cruzar el río por la piedras, por lo que se recomienda llevar calzado de repuesto por si sufrimos algún resbalón, pero ya digo que a veces es inevitable meter los pies en el agua.
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El recorrido es de una inmensa belleza hasta alcanzar los Estrechos, dos paredes verticales de piedra de 200 metros de largo, de 60 metros de altura y en algunos puntos de 1 metro de ancho.
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En ese momento estábamos ante una lamina de agua que se perdía mas adelante entre las dos paredes de roca, desde allí nosotros no pudimos pasar porque había que meterse en el agua y hacer algún tramo a nado, estuvimos hablando con dos chicos que también habían alcanzado el final de recorrido, uno de ellos si se había metido en el agua, a pesar de estar prohibido, y nos confirmó que hablamos llegado hasta el final porque mas adelante solo había lo que se veía, así que Charo y yo nos hicimos una fotos como testimonio: “prueba superada”.
Prueba superada y nos hicimos un selfie para recordar el momento.
No pudimos pasar de aquí, la luz penetraba entre dos paredes altísimas de roca de forma espectacular
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El caso es que cuando llegamos a la Gaviota hicimos cuentas y nosotros habíamos salido de Beceite (del aparcamiento de la Oficina de Turismo) a la 11 de la mañana, empezamos haciendo el recorrido en bici hasta el Parkin 3 (distancia 6 kilómetros), luego toda la Ruta del Parrisal ida y vuelta y terminada la Ruta del Parrisal volvimos a coger las bicis (esta vez cuesta abajo) para llegar al aparcamiento de la Oficina de Turismo de Beceite, llegamos casi a las 17 horas, es decir empleamos 6 horas en hacer el recorrido completo.
Descansamos un poco y entramos a la Oficina a saludar a Julia la chica de la Oficina de Turismo que se había portado muy bien con nosotros, es una chica muy simpática, así que nos felicitamos por ello porque ya digo que por esta zona de Teruel la gente es muy seca, pero el caso es que comentando nos dice que ella es de Fuentealbilla en Albacete, pues vamos, que no hay manera.
Recuperados de la paliza del día nos fuimos a visitar Beceite.
Beceite (Beseiten catalán) tiene una población de 631 habitantes, es decir, es como casi todos los pueblos que estábamos visitando un pueblo muy pequeño. Está situado al pie de los Puertos de Beceite la más destacada cadena montañosa del noreste de la provincia de Teruel. Por su término municipal discurren los tramos altos de ríos como el Matarraña, el Ulldemó, así que en cierto modo podríamos decir que está en el corazón mismo de la comarca de Matarraña.
Desde el aparcamiento de la oficina de turismo fuimos andando y atravesamos un bonito puente que salva el río Matarraña para conducirnos al casco antiguo, en el pudimos ver los restos de muralla y al poco empezaron lo que ya es una costumbre fija, las calles empinadas de aspecto medieval con robustas casonas. Subimos hasta la plaza Mayor para contemplar una impresionante iglesia del siglo XVII (aquí por muy pequeño que sean los pueblos siempre tienen una iglesia impresionante). Cuando bajábamos vimos unos curiosos lavaderos públicos. |
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En cualquier caso una de las cosas que mas llamó la atención es lo cuidado que lo tienen todo, nos fijamos justo antes de irnos en la escalera de una casa particular, tenia macetas muy bien cuidadas a ambos lados del tramo de escalera, esos detalles son los que te dan el termómetro de la razón de que estos pueblos hayas soportando el paso del tiempo con tanta dignidad, sin sucumbir al desarrollismo, al ladrillo y a no se cuantas modas mas, a pesar de que el mundo actual les haya dado la espalda (vivir aquí debe de ser difícil) aun tenemos la suerte de poder disfrutar de ellos.
Habíamos terminado la visita a Beceite y decidimos avanzar hasta Peñarroya de Tastavín. Inicialmente teníamos previsto pasar la noche es Beceite pero el único sitio que veíamos para quedarnos era el aparcamiento de la Oficina de Turismo, el lugar está bien pero justo al lado de la carretera de acceso y pudiera ser que haya mucho tráfico lo que me genera algo de inquietud, en general prefiero un lugar iluminado y mas tranquilo, quizás porque tengo la creencia de que en esos lugares hay menos gamberros. El caso es que nos fuimos de allí con Charo a regañadientes que dice que soy un manías (creo que tiene razón y que era un sitio perfecto para pasar la noche).
Peñarroya de Tastavín es el último pueblo que visitamos de la comarca de Matarraña. Se trata de un pueblo pequeño, no llega a los 500 habitantes, con sus calles inclinadas y pavimentadas en piedra resulta un lugar precioso. Habíamos leído que teníamos que ver una Ermita y dimos vueltas por todos lados sin que viéramos ningún cartel con dirección a la Ermita.
La Iglesia
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La realidad es que era el último sitio que visitábamos hoy y estábamos cansados, en otras circunstancias hubiéramos leído mas detenidamente como encontrarla y como llegar a visitarla. Las cosa tiene delito, porque nos quedamos sin ver la impresionante Ermita de Dalt (N 40º 46´ 11”, E 0º 1´ 57”) . Se trata de una verdadera joya hoy declarada Patrimonio de la Humanidad por su techumbre. La iglesia gótico-mudéjar es del siglo XIV, quizás lo mas destacable es la policromía original en su techumbre a dos vertientes.
Ermita de Dalt
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Ahora funciona como sala de exposiciones y se celebran eventos en su interior .La fachada da a una Hospedería y al claustro pero no lo vimos, solo días después repasando nuestro famoso “cuaderno de viaje” nos dimos cuenta del dichoso lapsus. No obstante, no me he resistido a colgar un par de fotos que no son mías.
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Peñarroya de Trastavins tampoco me parecía un sitio estupendo para dormir, más que nada porque el pueblo está en cuesta y resultaba muy difícil encontrar un sitio donde no molestásemos y pudiéramos dormir en una posición aceptable,así que decidimos dejar definitivamente la comarca de Matarraña y dirigirnos a Cantavieja donde hay un área de autocaravanas ( N 40º 31´33”, W 0º 24´27”).
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En el recorrido desde Peñarroya a Cantavieja pasamos primero por la hermosa Morella –donde estuvimos hace dosmeses- y por Mirambel (localidad muy interesante que dejamos para la mañana siguiente).Podíamos haber dormido allí pero preferimos subir al área de Cantavieja. En el tramo final se divisaba desde la carretera una bonita panorámica del pueblo de Cantavieja en lo alto de la montaña pero nosotros llegamos de noche porque habíamos tardado una hora y media en llegar a Cantavieja desde Peñarroya, así que apenas vimos nada, más allá de las muchas curvas que tuvimos que hacer para subir hasta el pueblo.
Llegamos al área y fue una decepción, es muy pequeña y se encuentra entre dos naves con unas inmensas puertas que miraban al área, para colmo ya había una autocaravana francesa que lo ocupaba casi todo, quizás intimidado por las portadas de las dos naves estaba atravesado en el medio. El caso es que ya había rechazado dos sitios para dormir y ahora tocaba éste si o si, pero no fue difícil, la calle que da acceso al área era muy amplia, tranquila y estaba bien iluminada, además allí no molestábamos a nadie.
Sábado 28 de mayoPor la mañana como es mi costumbre salí a hacer la visita de reconocimiento del lugar.
Los franceses ya se habían ido y podíamos ubicarnos en el área, vista con luz diurna el área está bien, el fallo es que no tiene delimitadas las plazas y se encuentra entre dos portones de las naves colindantes, lo que supone que el sitio agobia un poco, entra dentro de lo posible que a media noche te toquen a la puerta porque estas molestando a algún vehículo que quiere salir de las naves. Lo mejor es que el área cuenta con todos los servicios (agua y desagües). Y me fui a comprar pan. Desayunamos muy bien, pan tostado con aceite de oliva (por fin tuvimos suerte con el pan que compré en Cantavieja, porque hasta ahora había sido muy malo). |
El pueblo estaba muy bullicioso desde primeras horas de la mañana, resulta que empezaban las fiestas ese día, es un poco raro que no empiecen las fiestas el viernes por la tarde para continuar hasta el domingo, pero aquí es así. Muy cerca del sitio donde habíamos dormido comenzaron a poner puestos de churros, comida típica de fiestas y baratijas de todo tipo. No sé si seria por las fiestas pero por aquí la gente es muy simpática, te saludan y entablan conversación con facilidad.
Salimos a conocer Cantavieja que es un pueblo precioso enclavado sobre un resalte rocoso desde donde se domina el valle, curiosamente es la primera vez en este viaje que no subimos callejuelas empinadas y escaleras infinitas, aunque está en lo alto de una montaña desde donde se domina todo el entorno es una zona bastante plana, hay alguna escalera y alguna cuesta pero acostumbrados a otros pueblos esto es una maravilla. Es el tercer municipio que vemos en este viaje que pertenece a la asociación de Los Pueblos mas Bonitos de España, además fue declarado conjunto Histórico Artístico.
Cantavieja es la "capital" de la comarca del Maestrazgo que es tan bonita como la de Matarraña.
Sin duda sería por las fiestas pero había mucha vida por sus calles, a pesar de que es un pueblo con solo 700 habitantes.
Sin duda sería por las fiestas pero había mucha vida por sus calles, a pesar de que es un pueblo con solo 700 habitantes.
Plaza del Ayuntamiento
En la plaza no solo está el ayuntamiento sino también la entrada ala Iglesia de la Asunción, se trata de una obra barroca de grandes dimensiones, según el modelo clasicista extendido en Aragón a partir de la construcción de la basílica del Pilar. Está realizada en mampostería típicamente barroca. Por el exterior, que es lo único que vimos nosotros, destaca un pórtico abierto a la plaza Mayor formado por tres grandes arcos apuntados de sillería. El el interior no pudimos verlo porque era día de fiestas en el pueblo y las visitas estaban limitadas, solo había la de un grupo -el típico autocar de gente a la que llevan sin saber muy bien donde van- y no nos apeteció apuntarnos, pero creo que es realmente preciosa, en especial el crucero que presenta una cúpula elíptica decorada con relieves de los evangelistas y rocalla, no la vimos pero me traigo aquí una estupenda foto.
Una de las cosas curiosas en la Plaza es que en ese momento y debido a que estábamos en fiestas la plaza estaba protegida con talanqueras pera cercar la salida de las vaquillas, reconozco que esto de divertirse con los toros en las fiestas de los pueblos no es algo que me guste mucho, en este caso ademas era el “toro embolado”. En Cantavieja se crea una Comisión de Festejos formada por todos los jóvenes de la localidad y mientras estábamos contemplando la plaza se nos acercó uno de sus miembros y nos explicó que allí en la plaza sacan el toro embolado y de paso nos invitó a las fiestas con un trato tan agradable que parecía que le conocíamos de toda la vida, “a partir de las once tenemos la fiesta de las tapas y estáis invitados”. Da gusto, solo hemos dormido una noche aquí y hemos dado una pequeña vuelta por el pueblo y parece que somos unos vecinos de toda la vida, no se, son tan agradables que el toro embolado me termina por parecer una fiesta tradicional que tenemos que respetar y defender.
Después continuamos viendo el pueblo que tiene una vistas increíbles, allí al borde de la muralla están las únicas escaleras que nos hemos encontrado esta vez. El pequeño pueblo de Cantavieja engaña, es evidente cuando paseas por sus calles que estamos ante un pueblo con una tremenda historia lo que contrasta con su pequeño tamaño actual. Cantavieja fue una sorpresa para nosotros, empezamos visitando una digna oficina de turismo, donde nos dieron información de todo (a pesar de estar en fiestas), vimos unas casas con mucha historia en sus muros, exquisitas panorámicas, y una plaza del Ayuntamiento preciosa.
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Llegamos al área y nos pusimos a vaciar y llenar aguas en nuestra Gaviota y vimos que en las naves que están justo donde han ubicado el área había mucha gente de fiesta. Muchos iban con la misma camiseta que llevaba el chico de la Comisión de Festejos con el que hablamos por la mañana. Estábamos comentando Charo y yo que parece ser que cada año se forma una Comisión de Fiestas en la que participa la mayoría de la juventud del pueblo y da gusto verles trabajar con ilusión por sus fiestas, recordamos que nos había dicho un de sus miembros que había una feria de la tapa a partir de las 11, pues bien era justo allí donde había un par de naves con actividades programadas, en una de ellas diversos castillos hinchables para los niños y en la otra estaba una feria de tapas que ofrecían los bares del pueblo, la tapa y la cerveza costaba 3 euros. Un vecino se nos acercó y tras la charla sobre la autocaravana nos invitó a entrar, era la segunda vez que nos invitaban así que no era cuestión de decir que no.
La verdad es que tenemos muchas suerte porque siempre aparecen momentos especiales en nuestros viajes, este fue uno de ellos. Tomamos dos tapas cada uno y nos fuimos de allí bien comidos, compartimos la alegría de los miembros de la Comisión de Festejos del año 2016 y nos sentimos unos vecinos de Cantavieja con plenos derechos por una horas.Había que hacer un “selfie” para poder recordar mas adelante que en aquel momento estábamos felices, que digo, muy felices. Este fue el momento mágico del viaje.
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Emprendimos camino hacia Mirambel, la noche anterior habíamos pasado por delante y estuvimos tentados de dormir ahí pero al final subimos hasta Cantavieja porque allí estaba el área, así que volvimos sobre nuestros pasos.Ir hacia atrás nos dio la posibilidad de contemplar Cantavieja desde el pie de la montaña, vista impresionante que la noche anoche no pudimos contemplar.
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Cantavieja desde la carretera que nos lleva a Mirambel
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Mirambel es un pueblo medieval con todas sus calles empedradas, con casas también de piedra, todo muy bien cuidado, pero parecía un pueblo fantasma lo cual era mas chocante si tenemos en cuenta que era sábado y hacia una mañana espléndida, cuanto mas paseábamos por sus estupendas calles mas nos extrañaba no ver a nadie. Puede que parte de la explicación se deba a que es un pequeño pueblo de algo más de 100 habitantes, pero nos chocó que en el tiempo que estuvimos allí solo vimos a dos personas.
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En cualquier caso la ausencia de habitantes a la vista no cambia el hecho de que Mirambel es una auténtica joya, situado a 900 metros sobre el nivel del mar.La villa está rodeada por una muralla y parece ser que es un lugar habitual de rodajes cinematográficos.
En la entrada principal está en el arco del Portal de las Monjas, conviene observar la entrada por el lado interior porque es esa la parte mas bonita, de hecho la foto que se hace desde ese punto, junto al convento de las Agustinas, es la mas vista de la localidad. Nada en Mirambel te deja indiferente, de esta Villa se conocen referencias ya en el siglo XII, el lugar entonces pertenecía a los templarios.
Mirambel es muy pequeño así que a pesar de que lo recorrimos muy despacio, por cierto sin cuestas, tardamos poco en visitarlo.
Nuestra próxima visita era a La Iglesuela del Cid, el camino nos llevó apasar otra vez por Cantavieja que continuaba con sus festejos con mas ahínco si cabe.
La carretera en la ruta hacia La Iglesuela nos presentaba unos paisajes impresionantes, habíamos pensado de forma errónea que sería la Matarraña la que atesoraría los paisajes mas bonitos por aquello de que la llaman la Toscana española, pero ahora estábamos en la comarca del Maestragzo y el paisaje era tan bonito como el de allí.
En la Iglesuela también tuvimos suerte porque no es un pueblo con cuestas, solo tiene 430 habitantes, pero se trata de unos de esos municipios que sorprenden por su riqueza como si de una gran villa se tratara.
Estos se encuentran formando una pequeña y coqueta plaza de corte medieval, las pasé canutas para hacer una foto completa al conjunto de la plaza, pero algo conseguí meter dentro de la fotografía.
Antes de irnos estuvimos viendo como usan las piedras en este lugar para separar las fincas o hacer muros o casas, porque apenas ponen mortero entre las piedras sino que mas bien están una sobre la otra y adquieren una consistencia impresionante.
La Iglesuela del Cid fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1982 y no cabe duda de que lo merece.
Y emprendimos rumbo hacia la Mosqueruela. El viaje tuvo un tramo de carretera muy malo, comprendo que son pueblos muy pequeños pero por aquí hay carreteras a veces infernales, el acceso a Mosqueruela es una de ellas. Eso si el paisaje merecía mucho la pena.
Los dioses no hicieron nada para conseguir que la visita a Mosqueruela fuera tan especial como todas las otras. Primero la carretera y luego el viento que era tan huracanado que Charo abría los brazos y esperaba para ver si la levantaba del suelo, a decir verdad solo le levantaba la tapa del bolso que llevaba a la espalda, pero tenía una fuerza impresionante.
Los dioses no hicieron nada para conseguir que la visita a Mosqueruela fuera tan especial como todas las otras. Primero la carretera y luego el viento que era tan huracanado que Charo abría los brazos y esperaba para ver si la levantaba del suelo, a decir verdad solo le levantaba la tapa del bolso que llevaba a la espalda, pero tenía una fuerza impresionante.
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Mosqueruela es un poco mas grande que la Iglesuela, ya que tiene algo mas de 500 habitantes y también está a mas altitud, a casi 1.500 metros, es decir que los vecinos están acostumbrados a ver su plaza nevada. La plaza está porticada y alberga la Iglesia de La Asunción. El pueblos en su parte antigua está declarado Conjunto Histórico Artístico en 1982.
El caso es que no era un pueblo desierto, de hecho había un restaurante con muy buena pinta donde entramos con la idea de tapear algo, pero no hubo manera, estaba hasta la bandera de gente mayor tipo “subo al autocar bajo del autocar” y aunque salían a oleadas del restaurante llenando las solitarias calles del pueblo, dentro parecía que no cabía ni un alfiler. El caso es que algo picamos en un bar que había al final del pueblo, los dos solos sentados en una mesa, bueno a decir verdad solos no estábamos porque nos acompañaron durante todo el picoteo un par de cientos de moscas que los dioses habían tenido a bien dejarnos allí. |
Así que con mucho cuidado para que el viento no nos arrastrase salimos de Mosqueruela con dirección a Puertomingalvo.
Puertomingalvo era una visita obligada porque se trata de uno de esos pueblos que pertenece a la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España. Se trata del pueblo realmente muy pequeño con solo 100 habitantes y que se encuentra a una altitud considerable 1456 metros de altura, por lo que su clima es muy frío en invierno, y no hace demasiado calor en verano.
Como tantas otras veces estos días, te quedas perplejo cuando observas en un pueblo de solo 100 habitantes que atesora un patrimonio tan espectacular. La parte antigua del pueblo está declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982.
Habíamos dejado la Gaviota en un lugar precioso para pasar la noche, un sitio de esos de autentico privilegio para los autocaravanistas, pero teníamos una exigencia marcada en el calendario, porque era el día de la Final de la Copa de Europa entre el Atleti y el Real Madrid, así que solo nos faltaba encontrar un lugar donde ver el partido porque nosotros llevamos tele pero solo para ver películas grabadas.
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La oferta de bares en una localidad de solo 100 habitantes no era apabullante, no obstante encontramos un sitio y preguntamos si pensaban pones el partido esa noche, era evidente que si, pero no parecía que les hiciese mucha gracia tener convidados al evento,así que decidimos desistir de pasar la noche en Puertomingalvo, el lugar era maravilloso pero una final es una final y pusimos rumbo a nuestro nuevo destino: Rubielos de Mora.
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Por el camino pasamos por un pueblo que llamó mucho nuestra atención, no lo llevábamos programado pero a esa hora de la tarde con el sol rojizo se le veía precioso, así que paramos un momento y dimos una vuelta rápida.El pueblo es Linares de Mora y apenas pudimos disfrutarlo porque no queríamos entretenernos mucho y perdernos la final.
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El caso es que llegamos a Rubielos de Mora con tiempo mas que suficiente para encontrar un lugar donde dormir y otro para ver el partido.
Situamos la Gaviota en una calle bastante concurrida cerca de una terraza, la verdad es que decir en estos pueblos de Teruel que una calle es concurrida quiere decir que es una calle donde se ve a alguien, porque lo habitual es que veas las calles completamente vacías. En este caso además estábamos justo al lado de una de las entradas del recinto amurallado de Rubielos, concretamente al lado del Portal del Carmen, que contiene una capilla barroca dedicada a la Virgen del Carmen y que forma parte de este elemento arquitectónico.
Después de aparcar debidamente nos adentramos en el recinto de la Ciudad amurallada con la idea de buscar un sitio donde ver el partido mas que de visitar la localidad, porque para eso ya teníamos pensado hacerlo por la mañana cuando nos despertáramos.
Rubielos de Mora es un municipios de una cierta entidad, máxime si lo comparamos que los que veníamos viendo durante el día ya que este tiene 665 habitantes. Se encuentra a 1.000 metros de altitud. En el año 1980 fue declarado conjunto Histórico Artístico y en 1983 recibió el premio Europa Nostra.
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Dimos un buen paseo antes de encontrar el lugar elegido para ver la final de la Copa de Europa. La localidad es elegante, de corte medieval, resulta muy agradable perderse por sus calles, pasamos por delante de la iglesia de Santa María la Mayor donde nos hicimos un selfie y terminamos en la plaza del ayuntamiento donde encontramos un mesón que nos garantizaba la retransmisión del partido y donde parecía que eran bastante simpáticos.
Seguimos paseando hasta que llegó la hora de la final. En el Mesón había dos zonas, la de la barra con algunas mesas y otra solo de mesas para sentarse, elegimos esa segunda porque pensábamos tapear mientras veíamos el partido, en ambos sitios tenían televisión pero la nuestra tenía el sonido muy bajito y además con retardo, así que antes de que pasara algo ya lo sabíamos por el griterío de los de la otra televisión. El sitio estaba lleno y todos parecían forofos del Atlético de Madrid, allí los únicos vikingos éramos Charo y yo, así que el partido lo vimos retransmitido en mega estéreo por toda la gente que abarrotaba ambas salas del mesón, nosotros siempre vemos los partidos en casa por lo que para nosotros era una novedad ver como se enfadaban muchísimo con cada una de las “injustas” faltas que le pitaban a los colchoneros, el caso es que también se enfadaban con las faltas que le pitaban al Madrid, porque eran solo faltas y no tarjetas .
Al cabo del rato nos dimos cuenta de que no era una curiosa casualidad que todos fueran aficionados del Atlético de Madrid, sino que eran todos del Barcelona o del Valencia y por supuesto anti madridistas.
Así que vivimos el partido en medio de las líneas enemigas, pero lo vivimos y mucho. Como el Madrid marcó enseguida, los comentarios iban en el sentido de las desgracias que nos esperaban al final del partido, en especial un señor muy acalorado no paraba de repetir que el Atleti iba a marcar en el último segundo –cuando mas duele- el gol de la victoria, es decir el gol de nuestra humillante derrota. La verdad es que nos divertimos muchísimo a pesar de los nervios y del acoso generalizado a nuestros colores, supongo que nunca vimos que se nos escapase la copa y eso nos ayudó a tomarnos a chufla todas las cosas que oíamos. El caso es que ahí estábamos sufriendo cuando ……. Ay !!!! amigo ….. llegaron los penaltis, la tensión se mascaba en el ambiente, nadie apartaba la mirada de la pantalla, se hizo el sorteo y el primero en tirar el penalti era el Madrid concretamente el canterano Lucas Vázquez.Cuando le vimos dirigirse al balón con una mirada de “esta copa es mía” y marcar, le dije a Charo “vamos a ganar”, fueron unos minutos apasionante y de muchos nervios, llegó el cuarto penalti que tiraba el Atleti para igualar y llego el fallo de Juanfran, y de pronto ya no se oía a nadie, el griterío se hizo silencio sepulcral, ahora solo se escuchaba la respiración de la gente, yo diría que sentía los latidos del corazón de cada uno de los presentes y cogió el balón Cristiano, llevaba la mirada fija, esa mirada que en esos momentos solo tienen los jugadores que hacen historia y los canteranos del Madrid como el pequeño Lucas, el portero se tiro a la izquierda, pero el balón esta vez iba a la derecha y marcó ………. No recuerdo muy bien lo que hice en ese momento, supongo que daba gritos de alegría, luego me fije el el resto de la gente que sonreían mientras miraban a Charo, yo con los nervios no me había dado cuenta de que iba vestida de blanco riguroso y de que ahora bailaba sevillanas en el centro del local …. Mientras decía “toma que toma que toma yaaaaaaa !!!!!”.
Conste que nadie nos trató mal, nadie nos ofendió en ningún momento y es mas, nos invitaron a una copa para darnos la enhorabuena por la victoria, así que poco después nos fuimos muy contentos y le dije a Charo “oye, yo no sabía que bailaras sevillanas, lo que me faltaba por ver el día de hoy, tu bailando sevillanas rodeada de toda esa gente enfurruñada” y me dijo “es que yo soy de Olmedo”, eso es verdad.
Después de desayunar una especie de torta dulce con nueces que compramos el día anterior en el paseo que hicimos por Rubielos, comenzamos la visita de este pueblo al que pensábamos dedicar toda la mañana o todo el día si fuera preciso. Empezamos recorriendo el camino de Convento que te lleva al Convento de las Agustinas del siglo XIV, es de origen gótico, se le ve muy bonito pero estaba cerrado lo cual no nos extrañó porque resulta difícil ver cualquier iglesia en España. Por el camino estuvimos viendo el “via crucis” que hay a ambos lados del camino, resulta que durante todo este viaje no hemos dejado de ver, prácticamente en cada pueblo, un “via crucis”, a veces en cerámica o a veces con imágenes como es el caso de Rubielos, nos ha llamado bastante la atención y esta vez hemos querido grabar el recuerdo. En este caso son unas imágenes en metal hechas por un artista local que se prodiga mucho por Rubielos, se trata de José Gonzalvo que allí mismo pegado a la muralla por la parte interior está el museo dedicado a él, se encuentra en un edificio que fue el Convento de Carmelitas, hoy es un museo dedicado a este artista.Nosotros ya habíamos visto bastante esculturas del estilo de las del “via crucis” y además un pedazo de toro embolado que se encuentra justo delante del museo nada mas entrar al recinto amurallado.
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Obra de José Gonzalvo
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Disfrutamos de un buen rato de paseos, con las calles muy vacías, es algo que nos extraña constantemente en estos pueblos tan bonitos porque no parece que vivan de mucho mas que el turismo, y estábamos al principio del verano y aquí no había nadie.He leído en otro relato que son pueblos que parecen vivir más en invierno ya que la estación de esquí de Valdelinares se encuentra relativamente cerca, dicho relato decía también que no se entienden las reivindicaciones del tipo “Teruel existe” si no se dan más a conocer porque no parece muy difícil teniendo en cuenta que todo esto es una maravilla, que no haya casi nadie en ningún sitio mas parece culpa propia que culpa de los demás.
La arquitectura tradicional de Rubielos de Mora
Seguimos paseando y en una de sus calles encontramos algo que nos chocó: una tienda de ropa. Charo llevaba todo el viaje comentando que no entiende donde compra la ropa la gente de estos pueblos, era evidente que en el mercadillo, pero por fin encontramos una, al menos una.
Vistas desde la torre de la la iglesia de Santa María la Mayor
Decidimos visitar la iglesia de Santa María la Mayor porque vimos que estaba abierta y hay que aprovechar…. para una que se puede visitar !!!! Este monumento, con restos de la arquitectura gótica propia del Levante, fue creado en el siglo XVI. Desde mi punto de vista es una visita imprescindible fundamentalmente por dos cosas, el retablo que hay en su interior y la subida a la torre que te ofrece unas vistas impresionantes después de subir sus 110 escalones. Afortunadamente la mayoría de las obras de la iglesia fueron recuperadas del saqueo que sufrió en la guerra civil española. Mereció mucho la pena los 5 euros por persona que pagamos para visitarla.
Después fuimos a visitar el Ayuntamiento que es un edificio renacentista del siglo XVI con un patio interior muy interesante donde además se ve la antigua cárcel municipal. El Ayuntamiento se encuentra al lado del Portal de San Antonio que es uno de los lugares que te dan la bienvenida a la ciudad, en sí misma es una portada espectacular pero además era el lugar donde estaba el mesón donde ayer vimos la final, así que era el sitio ideal para despedirnos de Rubielos de Mora.
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Nuestra próxima visita era a Mora de Rubielos. Para los que como nosotros vienen aquí por primera vez y lees los nombres de estos dos municipios, piensas que tienes una extraña variedad de dislexia, porque Mora de Ribuelos es lo mismo pero al revés que el pueblo del que veníamos Rubuelos de Mora. Esta curiosa coincidencia en el nombre que parece que se resolvió moviendo a “mora” de sitio, supongo que tendrá una explicación histórica pero no fui capaz de averiguarlo.
Mora de Rubielos está muy cerca de “su contrario” así que tardamos muy poco en llegar. Se trata de la mayor población de esta zona con unos 1.600 habitantes lo que te transmite desde que llegas un cierto aire de capitalidad. Está mas o menos a los mismos 1.000 metros de altitud,
Nada mas llegar aparcamos la Gaviota y comenzamos a ver la Villa que está declarada Conjunto Histórico Artístico. La gente aquí es muy agradable, de hecho estuvimos charlando con un señor que nos habló sobre la fuerte influencia que tienen Valencia y Castellón, a solo una hora y media de distancia,sobre esta zona, a pesar de que Mora se encuentra muy cerca de Teruel (media hora).Nos comentó también que esta es una zona muy importante en la producción de la trufa, concretamente nosotros habíamos leído que Sarrión que está muy cerca de Mora y que apenas supera el millar de habitantes se ha convertido en el principal productor de trufa a nivel mundial ya que el año pasado produjeron en torno a 30.000 kilos de este preciado hongo, mientras, en toda Francia –país que hasta ahora era la gran potencia trufera– se recolectaron unos 40.000. Nos comentó que efectivamente era así, pero no solo en Sarrión porque según nos dijo toda la comarca está llena de trufas. Qué maravilla! y que nosotros no la hayamos probado porque no hemos visto que la ofrezcan en ningún sitio es un pecado.
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Vista se Mora de Ribuelos y del Castillo desde el recinto murado
Siguiendo sus indicaciones comenzamos a subir las escalinatas camino del recinto murado también conocido como “Las Torres” de los siglos XIV y XV.Se conserva en parte, se trata de una construcción que es evidente que forma parte de la antigua muralla defensiva de la Villa, no es el castillo, que una vez que se sube a sus torres defensivas se ve desde allí. De lo que se conserva su principal fragmento se halla frente a la calle de las Cruces, junto a dos torreones fortificados, todo construido en sillar de arenisca. Subimos hasta la parte mas alta desde donde hay una vista espectacular no solo de la Villa sino ademas del paisaje donde se sitúa y como he dicho del Castillo. Desde allí arriba te das cuenta de lo bonito que es todo esto y te extraña lo poco que se conoce.
Vistas de la Ex-Colegiata desde el Castillo
Poco después bajamos a la plaza de la Iglesia donde está la Ex-colegiata de Santa María, la plaza es pequeña pero muy bulliciosa y con un encanto especial, en ella hay dos pastelerías donde la gente no para de llevarse productos típicos de la zona, así lo hicimos nosotros también. Entramos después a ver la Iglesia que es francamente bonita, se cree que es del siglo XIV.
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Se trata de una obra gótica construida a base de piedra sillar. La anchura de la nave de 19 metros sólo es superada dentro del gótico hispánico por la catedral de Gerona, lo que da una medida de la importancia que tiene. Lo de Ex-colegiata obedece a que la iglesia perdió su condición de Colegiata. Pasó distintos avatares, es mas, tras la última guerra civil terminó en un estado ruinoso, pero se declaró Monumento Nacional poco después de terminar la guerra y se recuperó hasta su estado actual.
Antes de llegar a Teruel hicimos una parada técnica en la estación de servicio de de la Puebla de Valverde (N 40º 13´11” W0º 56´25”), se trata de la primera estación de servicio que nosotros hayamos conocido aquí en España donde exista un “euro-relais”, así que llenamos de agua nuestra Gaviota y vaciamos las grises y negras por un par de monedas. La gasolinera se encuentra al borde mismo de la autovía A-23 que te lleva a Teruel, algún día tendremos en nuestras gasolineras este sistema y el mundo nos parecerá mejor.
En Teruel hay un área en un sitio estupendo y bastante cerca del centro, pero al llegar pudimos aparcar en una calle muy cerca del viaducto y dejamos la Gaviota para acercarnos al centro dado un paseo a pie.
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Conocía Teruel porque hice una visita hace muchos años, entonces pensé que se trataba de una ciudad muy provinciana, algo tristona y añeja, pero presentía que cuando volviera a ver Teruel mi idea sobre la cuidad iba a cambiar mucho. En esencia Teruel no es muy distinta, se trata de una ciudad pequeña de tan solo 35.000 habitantes, es decir es menos de la mitad que Talavera de la Reina o El Ejido, a pesar de lo cual transmite la sensación de ser una capital de provincia como cualquier otra, quizás porque pocas ciudades pequeñas como ésta pueden presumir de tener un patrimonio artístico y cultural tan apabullante, tanto es así que Charo estaba convencida de que no es verdad que esta ciudad tenga tan solo 35.000 habitantes, “no puede ser” repetía. Así que según me adentraba en sus calles e intentaba revivir aquel recuerdo, notaba que las sensaciones ahora eran bien distintas, porque yo he cambiado con los años y me doy cuenta ahora de que cuando era joven era bastante corto de vista, ya no percibía nada de aquello que pensé entonces, ahora me parece una ciudad agradable de pasear e imagino que de vivir.
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plaza del torico
Poco después ya habíamos llegado a la plaza del torico,tiene otro nombre pero todo el mundo la conoce como la plaza del torico, que en realidad es lo único que recordaba de Teruel. Se trata de una pequeña plaza porticada, difícil de olvidar por su belleza arquitectónica. Es cuadrada y de ella salen las diferentes calles que te llevan al casco antiguo. Para los viajeros como nosotros todo empieza en esta plaza, es decir vayas donde vayas siempre pasas antes o después por la plaza porticada, lógicamente hay varias terrazas y nosotros nada mas llegar nos sentamos en una de ellas y pasamos un buen rato viendo pasar a los turolenses y algunos turistas. Pedimos un plato de jamón serrano para hacer honores a esta zona que presume muchísimo de su jamón.
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Mientras estábamos allí nos fijamos en la fuente del torico, es difícil hacerle una foto sin tener un turista delante y sacar solo al torico es mas difícil aun si no llevas una cámara con un buen teleobjetivo, porque se trata de una fuente muy sencilla con una sencilla pero alta columna que está coronada por un toro de reducido tamaño, es posiblemente el mayor icono de la cuidad. Además El término torico es una muestra del habla de la zona, ya que un turolense dice torico en vez de torito.
La Torre de la Catedral
La encontramos en la Plaza de la Catedral adosada a esta.
Esta es la mas fácil de distinguir por su campanario de forma redonda (barroco).
La encontramos en la Plaza de la Catedral adosada a esta.
Esta es la mas fácil de distinguir por su campanario de forma redonda (barroco).
El caso es que paseábamos de acá para allá por la ciudad y entre las calles siempre terminábamos viendo una torre, y yo torre que veía foto que le hacía. Sabíamos que hay cuatro distintas y que se parecen mucho entre si, así que ya habría tiempo de ordenarlas. Al llegar a casa nos dimos cuenta de que todas las fotos que teníamos eran de la torre de El Salvador. Es evidente que es una torre con algo mágico así que después mientras escribía este relato me las he tenido que agenciar para tener un recuerdo de cada una de ellas.
Y es que Teruel es muy bonito pero cuenta además con muchas historias y situaciones algo mágicas, que le dan un especial encanto.
Y es que Teruel es muy bonito pero cuenta además con muchas historias y situaciones algo mágicas, que le dan un especial encanto.
Nos volvimos a nuestra casa y buscamos el área que hay en la ciudad de Teruel (N 40º 19' 55'' / W 1º 5' 34’’), se trata de un parking junto a una zona verde delante del cartel de la Guardia Civil, la cosa tiene su comentario, porque no había visto hasta hoy un sitio del “todo por la patria” que no fuera horrible, tanto es así que a veces he pensado que lo hacen a posta porque quieren dar imagen de austeros, pero el caso es que esta casa cuartel es bonita y se ha hecho en una especie de estilo “remember mozárabe” que resulta agradable a la vista. Conclusión, que el sitio es fantástico para nosotros los autocaravanistas, lo único malo es que servicios no hay ninguno, hay que llegar repostado. Cenamos un poco y a dormir.
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Lunes 30 de mayo |
Nos levantamos temprano y después de desayunar fuimos al super que está allí al lado a comprar algunas provisiones.
Esta vez cogimos las bicis para movernos por la ciudad ya que no hay apenas calles empinadas. Hoy era el día de ver bien la ciudad y de visitar alguna de sus piezas históricas. Fuimos pedaleando hasta el centro pasando otra vez por el viejo viaducto. Dejamos las bicis atadas delante del Casino y nos acercamos a la oficina de turismo, no nos atendieron mal pero nada que ver con la gente que nos encontramos en los pequeños pueblos de por aquí. Llegamos a la conclusión de que la visita mas importante debería ser a la Fundación Amantes de Teruel, que dispone de un edificio en el corazón de la ciudad, justo al lado de la oficina de turismo. La primera visita dentro de la Fundación fue para la joya de la corona, el Mausoleo de los Amantes, nos gustó muchísimo y pensamos que solo por ver estas esculturas merece la pena visitar Teruel, se trata de un amplio espacio a modo de museo apoyado por elementos audiovisuales en el que todo conduce a la pieza central del mausoleo, dos bonitos sarcófagos realizados por Juan de Ávalos, que albergan en su interior dos momias a las que han dedicado muchos esfuerzos a través de distintas investigaciones realizadas con la ayuda del Carbono 14 para llegar a la conclusión de que podrían (solo podrían)ser las de los célebres amantes de Teruel que murieron por amor, según la leyenda
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La historia, como siempre en Teruel, es lo que da vida y pasión a la visita. En Teruel un joven llamado Juan Martínez de Morcilla, se enamoró de Segura, hija de Pedro Segura que no tenía otra hija y era muy rico. Los jóvenes se amaban mucho y querían casarse pero en aquellos tiempos era necesario el consentimiento paterno y el joven no tenía riquezas, así que tomó la decisión de que si ella lo quería esperar cinco años él iría a trabajar por mar y por tierra, donde poder ganar dinero. Ella se lo prometió. Nuestro héroe estuvo peleando contra los moros (todo el mundo la tenía tomada contra los moros en aquel tiempo)y pasados cinco años el joven atesoraba cien mil sueldos.
Pero entonces no había teléfono, ni wasap ni nada y la doncella desconocía qué pasaba con su amado. Aguantó cinco años pero como el padre insistía en que tomase marido no fuera a ser que se quedase solterona cedió a las presiones y se desposó, al poco de las boda el joven llegó.
Y aquí empieza la parte mas alucinante de la historia, el joven se coló en la habitación del nuevo matrimonio mientras dormían, el enamorado se puso tras el lecho de su amada ya desposada y le dijo: “bésame que me muero” y ella repuso: “No quiera Dios que yo falte a mi marido, por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí no hagáis cuenta, pues si a Dios no ha complacido, tampoco me complace a mí”. El dijo otra vez: “bésame que me muero;” repuso ella: “No quiero”.
Entonces el cayó muerto. A todo esto el marido roncando.
Ella le despierta y le cuenta lo ocurrido, el marido le dice, Oh! Malvada, y ¿por qué no lo has besado? ahora no sé qué hacer si las gentes saben que ha muerto aquí, dirán que yo lo he matado. De forma oculta llevaron al joven a la Iglesia de San Pedro, ella destrozada por no haberlo querido besar y ser esa la causa de su muerte así que le descubrió la cara apartando la mortaja y le besó tan fuerte que allí murió (y digo yo ¿es que se ahogó?). El marido impresionado por todo lo que había pasado contó a todos la verdad de lo ocurrido y entre todos acordaron enterrarlos juntos en una sepultura.
En fin toda una historia. El interior de la Iglesia de San Pedro
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La Iglesia de San Pedro
Salimos de allí bastante impresionados, para ver la Iglesia de San Pedro lugar donde había muerto con el último beso la doncella. La iglesia se restauró en el interior y está completamente decorada, no hay centímetro cuadrado en toda la iglesia sin decorar, impresiona mucho, de los mas bonito e impactante que hemos visto nunca.
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Volvimos a callejear por Teruel con la intención de fijarnos en los edificios modernistas de la ciudad, el día de ayer cuando estábamos en la plaza del torico vimos un edificio que era claramente modernista y poco después vimos alguno mas, así que por la noche estuve mirando en internet y efectivamente existen varios edificios de arquitectura modernista que se deben fundamentalmente al arquitecto Pablo Monguió, concretamente el edifico azul de la plaza del torico es la Casa de la Madrileña (actualmente Caja Rural), llamada así porque en la parte inferior había un negocio de tejidos con ese nombre. Es obra de un discípulo de Gaudí, Pablo Monguió“, pero en las calles aledañas vimos mas. Es curioso lo poco que presumen de estos edificios tan interesantes en Teruel, si esto fuera Barcelona no habría ser humano que no se hubiera enterado.
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Hicimos una parada técnica en la plaza del torico para recuperar fuerzas, lo hicimos en exceso porque nos pusieron unos pinchos enormes, en especial uno de tortilla, lo suyo hubiera sido probar una siesta turolense pero para nada, nos fuimos a subir escaleras.
La Torre El Salvador
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Visitamos poco después la Torre El Salvador a la que se puede subir y desde donde hay una vistas extraordinarias. Está formada por dos torres, una envolviendo a la otra y entre ambas discurren las escaleras, 119 escalones de acceso al campanario que no hubo mas remedio que subir. La interior está formada por estancias abovedadas superpuestas. En la base se localiza el paso de acceso a la calle por medio de una puerta con forma de arco apuntado. Me fije mucho en este arco encima del cual está toda la torre lo que pone de manifiesto que se trata de una obra mas evolucionada frente a otras torres turolenses como la de San Martín.
Al llegar arriba se disfruta de unas vistas impresionantes de Teruel y se pueden ver las campanas de la torre que curiosamente no están en su sitio sino en el suelo.
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Nuestra última visita la íbamos a dedicar a la escalinata de la estación. Se trata de una construcción de estilo mudéjar que el Ayuntamiento de esta ciudad construyó en el año 1921 para comunicar la estación del ferrocarril con el centro de la ciudad y salvar así el gran desnivel existente entre ambos lugares. Es por lo tanto una interesante representación del antiguo arte mudéjar tan importante en Teruel, pero con tan solo un siglo de antigüedad (el resto tiene cuatro o cinco siglos).
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Se acabó la visita a Teruel así que fuimos a recoger nuestras bicicletas y nos pusimos a pedalear dejando atrás el centro de la ciudad hasta llegar al área de autocaravanas donde nos esperaba la Gaviota y emprender nuestro camino hacia Albarracín.
La Sierra de Albarracín, a diferencia de las demás comarcas de Teruel, es sobradamente conocida, cuando vas a venir por aquí siempre hay alguien que te dice que se trata de una visita obligada y es verdad. Albarracin es un pueblo medieval situado en la sierra del mismo nombre a 30 kilómetros de Teruel.
Cuando llegas desde Teruel, de pronto ves una soberbia imagen de una ciudad de color naranja y rosa, encastrada en la roca y aunque es verdad que cuando paseas por su empinadas calles de piedra rodeado de todo tipo de edificios medievales te trasladas a otro tiempo y piensas lo bonito que es todo, no es menos cierto al menos par nosotros que nada es comparable con esa visión majestuosa que presenta el pueblo cuando te acercas por la carretera desde Teruel y de pronto, al tomar una curva, ves erguirse esta localidad como si de una fantasía cinematográfica se tratase.
Albarracín está a casi 1.200 metros de altitud y tiene 1.000 habitantes. Estuvimos paseando por sus calles y la verdad es que te quedas impactado, no hay un solo rincón que no este a la altura de lo que es uno de Los Pueblos mas Bonitos de España, concretamente este es el quinto pueblo que vemos en este viaje que tiene ese titulo. Además la Ciudad de Albarracín es Monumento Nacional y esta propuesta por la UNESCO para ser declarada Patrimonio de la Humanidad y no nos extraña porque dimos un paseo por sus calles y no dejábamos de decir “qué bonito”. De todas formas no estuvimos mucho tiempo porque era la hora de la siesta y no había nada abierto, hubiéramos tomado algo en una terraza pero a decir verdad no vimos ninguna.
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Una vez visto Albarracín nos pusimos a buscar los Pinares de Rodeno y las pinturas rupestres de arte levantino que se encuentran en la Sierra de aquí y muy cerca del pueblo. Nos costó un poco encontrarlo porque en este nuestro país lo de las señalizaciones es algo que o no existe o está mal, ademas por allí solo había dos o tres personas tan perdidas como nosotros, pero al final lo encontramos y hay una zona de tierra donde empieza el recorrido y se puede dejar aparcada la autocaravana o un coche (40º 23´14” N, 0º 8´26” E).
El caso es que hay un pequeño camino pavimentado que te sugiere que es por ahí, este te lleva a las primeras pinturas rupestres y luego el camino continua pero sin pavimentar ya que a partir de ese momento pasa a ser simplemente de tierra. El paseo lleva algo mas de una hora ente la ida y la vuelta pero el recorrido merece muchísimo la pena. Mientras lo haces atraviesas un extenso pinar de pino de rodeno o resinero que se asienta sobre areniscas de color vino y que crece a veces en lugares imposibles. Vas paseando por una zona llena de pinos y con formaciones rocosas redondeadas y de color rojo por todos lados, lo que te da la sensación de ser un hombre de la prehistoria que se enfrenta al destino de su subsistencia, tratando de cazar y de no ser cazado, porque lo que para mí hizo que el recorrido fuese especialmente mágico es que acababa de ver una cueva con pinturas prehistóricas lo que me situó en ese tiempo con mucha facilidad. Estas espectaculares manifestaciones de arte rupestre levantino forman parte del Patrimonio Natural de la UNESCO, pero ese fue mi caso porque nos encontramos una persona que nos dijo que había sido una decepción ver ese pequeño dibujo en la piedra, incluso Charo no le daba la misma importancia que le daba yo. Es cuestión de opiniones y es verdad que lo que vimos no era la capilla sixtina, se veía con dificultad y son dibujos muy básicos pero a mi me alucina que eso lleve ahí en la piedra casi 40.000 años y que el hombre de entonces vivía, cazaba, y dormía justo en ese sitio donde ahora estaba yo. Será mi imaginación pero a mi me pareció uno de los momentos mas importantes de viaje.
Pintura Rupestre: Hombre cazando. >
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Las rocas de rodeno rodeadas de pinares
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Al final del recorrido llegamos a una zona que dominaba todo el paisaje de la comarca. Parece ser que por aquí suele andar el águila real, pero yo no tuve la suerte de verla. El caso es que la belleza y variedad del paisaje y la fauna que te imaginas ayudan a entender por qué nuestros antepasados habitaron estas tierras, pues en ellas encontraron abrigo, comida y seguridad; el fabuloso ciclo de pinturas rupestres te aporta el testimonio directo y original de aquellos primeros pobladores.
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Tanto en el camino de ida como en el camino de vuelta, el suelo estaba completamente lleno de piñas caídas de los pinos que nos rodeaban. Ver tanta piña por el suelo es una especie de tentación irresistible para nosotros, que todos los años salimos al campo a buscar y recoger piñas para encender la chimenea y pasar el invierno, el sitio estaba repleto y no siempre es fácil encontrar piñas. Charo desesperada por no poder llevarnos unas bolsas, termino cogiendo una pocas de forma simbólica, lógicamente las dejamos en su sitio no sea que los fantasmas de los hombres prehistóricos las echen en falta.
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Llegamos de nuevo a la Gaviota y volvimos a Albarracín, por el camino vimos unas cortadas de rodeno que estuvimos fotografiando. Desde que conocimos esta piedra en el viaje a Castellón no ha dejado de presentarse ante nosotros y eso nos fascina.
Se hubiera podido decir que en ese momento había terminado nuestro viaje porque ya no teníamos muchas mas cosas programadas, pero quedaba una noche y el camino de vuelta y en el destino de unos autocaravanistas siempre pueden aparecer nuevas sensaciones.
Pusimos el navegador a trabajar en dirección a Frías de Albarracín, era el pueblo que nos había recomendado nuestro compañero MAHS de AC Pasión como lugar fantástico para dormir.
Frías es un pueblo pequeño de solo 144 habitantes y a 1.500 metros de altitud, así que el recorrido fue por carreteras casi de montaña con bastantes cuestas. Cuando llegamos el navegador nos llevó al sitio recomendado, era precioso pero se trataba de un prado con caballos pastando plácidamente así que no entendíamos nada, dimos una vuelta de acá para allá y estábamos muy desconcertados, al final Charo insistió en quedarnos al lado de ese prado cerca de la carretera junto a un bebedero de ganado. Ya instalados salimos dar un bucólico paseo por el pueblo y nos fuimos a cenar. Conste que no vimos a nadie salvo a una chica a la que le preguntamos si por la mañana abriría la panadería y nos dijo que antes si pero ahora ya no había panadería. |
Así que nos fuimos a cenar a la Gaviota cuando ya se estaba acostando el sol. Esa noche era la última del viaje y solemos cenar en un restaurante acompañados de una botella de vino, es una tradición que nos gusta seguir, pero en Frías no vimos mas que un hostal pegado al borde de la carretera que no tenía mucha pinta de lo que nosotros queremos para despedir el viaje, así que la cena la hice yo y abrimos una botella de vino que llevamos siempre en un “por si acaso”.
La realidad es que tuvimos una cena tan estupenda como la de cualquier restaurante y no paramos de repasar las muchas aventuras vividas en este viaje. Cuando terminamos era completamente de noche y pensamos que era un momento estupendo para salir a dar una vuelta. Estábamos en el límite del pueblo así que cogimos el camino que llevaba al prado de los caballos y nos adentramos en la profunda oscuridad de la noche.
Fue fantástico pasear por el campo sin nadie ni luz alguna, mirábamos al cielo y era un auténtico espectáculo de estrellas agolpadas que no parecían tener espacio suficiente. |
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Tenemos suerte, mucha suerte, porque ahora nuestros viajes nos regalan siempre algún momento como este, momentos para recordar siempre. Después volvimos a casa a dormir, eso si, dejando abierta la claraboya de la Gaviota para seguir viendo las estrellas por la noche.
Cuando me levanté por la mañana y salí a dar un paseo no tenía palabras para describirle a Charo lo bonito que estaba todo.El día anterior al llegar todo estaba bonito porque empezaba a caer la tarde pero por la mañana parecía que el paisaje se había vestido con sus mejores prendas para despedir nuestro viaje. Di varias vueltas por el lugar y Charo empezó a llamarme para desayunar, yo quería que ella saliera pero no hubo manera, jamás consigo que salga antes de desayunar y mira que lo siento.
El desayuno fue toda una gozada porque nuestra casa tenia unas vistas privilegiadas a la sierra de Frías, por cierto por aquí no pasaba nadie salvo un par de ciclistas de esos que van de viaje con la bici como único medio de transporte y al menos tres mochilas donde llevan todo lo que necesitan.Es una aventura que impresiona verles con sus bicicletas cargadas hasta los topes y pedaleando en rampas solo aptas para los mas fuertes, pero mucho mas cuando los dos “biciclistas” son un matrimonio de jubilados extranjeros.. Les había visto el día anterior subiendo una carretera de vértigo y ahora las dos bicicletas estaban en la puerta del Hostal del pueblo. Estuve esperando un buen rato para hablar con ellos que estarían dentro por alguna razón, pero llegó la hora del desayuno y me tuve que ir. Cuanta gente hay en el mundo demostrando que existen otras formas de vivir la vida …. y estos, no como otros, llegarán vivos a la muerte.
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Después de desayunar nos fuimos a ver el nacimiento del río Tajo que está en el término municipal de Frías y muy cerca del municipio (N 40º 19´ 15” W 1º 41´ 45”), el sitio no es nada especial, tiene una estatua enorme difícil de catalogar en el libro del buen gusto, pero nos gustó verlo, allí es solo un regato pero no para de recorrer la península hasta que llega a Lisboa donde es un río enorme, además para nosotros es un río que de una u otra manera nos viene acompañando en el recorrido de nuestras vidas, siempre está ahí y por eso teníamos ilusión de ver sus primeros pasos.
Este regato, que ya es el Río Tajo
Al salir de la Sierra empezamos a ver de cuando en cuando grandes zonas de amapolas, es algo que Charo sabe que me apasiona y este año se están dejando ver con más fuerza que otras veces, así que me dijo que me bajara para hacerme una foto y que esta fuera la última que haríamos en el viaje, un viaje fantástico lleno de naturaleza. Estas amapolas de primavera no podían ser mejor cierre.
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