Miércoles 27 de febrero
Treviso
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El martes 26 de febrero nos fuimos de Venecia, nos costó mucho dejarla, pero somos nómadas y hay que continuar ruta.
Charo había leído en la guía que a Treviso se la compara con Venecia porque tiene canales y con la morriña que llevábamos, no lo dudamos, iríamos a Treviso. El área de autocaravanas (45.67000 12.25770) es gratuita y agradable, aunque como estuvimos allí dos días, pudimos comprobar que tres de las autocaravanas que había allí, estaban pasando el invierno como si el área fuera un garaje, es decir, estaban sin dueño, allí aparcadas.
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Por la tarde, fuimos andando hasta el centro histórico, desde el área son unos 2 kilómetros y aunque podíamos haber cogido las bicis, lo hicimos a pie. Casi sin darnos cuenta llegamos a la plaza del Signori que es el corazón de la ciudad y estaba muy animada, con gente yendo y viniendo y sus terrazas llenas, ya que el tiempo acompañaba. A esas alturas ya habíamos visto que Treviso es una ciudad que se puede hacer en bici, había muchísimas, tanto aparcadas como en movimiento.
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De la plaza sale la vía Calmaggiore que es la más importante de la localidad y está llena de tiendas y palacios. Paseamos por todos lados y también nos llamó la atención la cantidad de soportales que había, esta ciudad fue la primera que nos impactó por esto, pero después veríamos alguna más, como Padua y Turín.
Treviso es elegante y sobre todo divertida y bulliciosa, en un día normal había mucha vida en sus calles y casi todos eran lugareños, turistas, o viajeros como nosotros, muy poquitos. También vimos la catedral y el mercado de la pesquería, aunque como era por la tarde, no había casi ningún puesto abierto.
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A mí me estaba pareciendo una ciudad deliciosa, pero Charo no dejaba de protestar diciendo que dónde estaban los canales, así que busqué un plano y nos dirigimos fuera de la muralla, buscando el río Sile y fue un acierto. Vimos la universidad con un puente que cruza el río ya atardeciendo y fue un bonito momento, además, cerca de allí, vimos el primer canal y Charo se dio por satisfecha.
Al día siguiente íbamos a quedarnos, así que nos fuimos a la Gaviota temprano.
Al día siguiente íbamos a quedarnos, así que nos fuimos a la Gaviota temprano.
Treviso no es comparable a Venencia, las callecitas que tiene canales son 3 o 4 y haciendo esas comparaciones, yo creo que se le hace mucho daño a la localidad. Estamos hartos de ver poblaciones por toda Europa a las que se les llama " la pequeña Venecia" o la "Venecia de Francia" o algo parecido. Venecia es única y las demás, como en este caso Treviso, no necesitan comparaciones con nada, porque son bonitas y únicas en si mismas.
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El miércoles amaneció un agradable y soleado día, desayunamos, ducha y a seguir explorando Treviso. Creíamos haberlo visto todo el día anterior, pero no era así, porque sin saber cómo, empezamos a encontrar callecitas y canales en el centro, sin salir de las murallas, Charo estaba feliz. Visitamos el mercado de la pesquería que estaba en plena ebullición y allí vimos a un vendedor de pescado limpiando uno y tirar al río los restos de la limpieza, así de fácil.
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Llegó la hora de la parada técnica y nos sentamos en una terraza de la plaza Signori, esos momentos de relax a media mañana tomando un aperitivo y recibiendo la caricia del sol, para nosotros son imperdibles.
En cualquier caso, es en esos momentos cuando mas echamos de menos a nuestra querida España, porque siempre vamos buscando que nos pongan una tapa y en general, es tarea imposible. |
Seguimos callejeando y recorriendo sin rumbo fijo las calles y plazas de Treviso, ese día estaba igual de animada que el anterior, sólo por eso la ciudad ya merece la pena. Nos fuimos contentos a la Gaviota, había que continuar camino.
Viernes 1 de marzo
Padua
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Llegamos a Padova atraídos, sobre todo, por San Antonio. Charo tenía una tía que vivía en París a la que quería mucho y que era una gran devota de San Antonio, según ella, siempre encontraba todo lo que perdía rezando al santo, así que había que ir a conocer su ciudad. El área de autocaravanas (45.442532 11.888692) es de esas, cada vez más extendidas, totalmente automatizadas, donde pagas por la estancia, pero también por la luz y aquí nos llamó la atención que, si quieres reciclar, tienes que pagar 0,5 euros, un poco alucinante la verdad. Aún así, está muy bien, hay un súper al lado y de allí mismo sale el tranvía para Padua. Ese día llegamos ya por la tarde y no salimos. |
A la mañana siguiente, cogimos el tranvía y en poco tiempo estábamos en el centro histórico. Desde el primer momento te atrapa su alegría, de nuevo es una ciudad universitaria y sus calles se llenan de jóvenes sentados en sus terrazas tomando café o helados. Nos ha llamado mucho la atención la afición a los helados de los jóvenes italianos, no nos imaginamos a grupos de adolescentes españoles quedando a tomarse un helado.
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Caminando y paseando llegaos a la plaza dei frutti que ese día, no sabemos si todos, estaba llena de puestos de venta de frutas y había mucha algarabía. Enseguida nos topamos con la catedral, entramos a visitarla y de nuevo el estilo renacentista no nos dijo gran cosa, está claro que Charo y yo somos del románico, gótico y barroco, pero al lado estaba un pequeño baptisterio cuya visita era de pago, entramos porque era bellísimo, decorado al 100% con frescos, yo dediqué mucho tiempo a disfrutarlo, merecía la pena.
Llegamos a una zona que a Charo especialmente le pareció encantadora, se llamaba barrio del Ghetto y era judío, nos encantó pasear por sus callecitas, era muy tranquilo.
Cuando llegó la hora de comer, volvimos al barrio del guetto porque habíamos visto muchos restaurantes por allí, entramos en uno de ellos, pero la comida no estuvo muy bien. Yo pedí unos espaguetis boloñesa que eran muy simples y Charo pidió una pasta con ricota y el requesón estaba cortado con limón, total, sin sabor y con un aspecto mas bien desagradable.
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Con el estómago lleno, decidimos seguir paseando y visitar la basílica de San Antonio. Al llegar, la ves en medio de una plaza enorme, pero, aun así, la basílica es impresionante de tamaño.
Nada más entrar, te das cuenta de lo grandiosa que es, nada que ver con la catedral, ni en el tamaño, ni por supuesto, en su ornamentación, está claro que, para la ciudad de Padua, la basílica de San Antonio es lo importante. Charo empezó a disparar fotos como una loca, hasta que llegó el guardia de turno prohibiéndolo. A estas alturas ella ya pasa de esas prohibiciones, así que siguió haciendo fotos, "a la guerra como a la guerra", que era la frase favorita de su tía.
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Estábamos todo el tiempo sin saber a dónde mirar, todo era bello, todo estaba muy decorado, nuestros ojos no eran capaces de absorber tanto. Llegó un momento en que nos preguntamos dónde estaría la tumba de San Antonio, porque llevábamos allí un buen rato y no la habíamos visto, Charo se acercó a preguntar a un monje que le indicó dónde estaba, resulta que, era una zona adonde todavía no habíamos llegado.
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La devoción al santo impacta y epata, allí había una gran cantidad de escritos en todos los idiomas, imagino que, de fieles pidiendo o agradeciendo algo al santo, pero luego, en su tumba, había muchísima gente poniendo la mano y rezando, llorando o pensando, era impresionante de ver tanta devoción, tanto silencio y tanto sentimiento allí concentrado.
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Terminada la visita, nos dirigimos a visitar la Capilla de los Scrovegni que debe ser preciosa, pero no sabemos porqué, estaba cerrada, aunque llegar hasta allí y ver el río, nos hizo conocer otra parte de Padua.
Después nos dirigimos a la universidad, ubicada en el palacio Bo, la universidad es la segunda más antigua de Italia, fue fundada en 1222 y allí estudió Galileo Galilei, mi curiosidad innata, no me permitía dejar de verla. La visita era guíada y en italiano, pero la guía se esforzó por hablar más despacio y la entendimos muy bien. Nos enseñó el aula magna, precioso y muy elegante, está claro que no estaba así en sus inicios, pero tenía mucho empaque.
Luego, visitamos un aula de medicina, otra de derecho y el plato fuerte fue visitar la sala de anatomía donde se hacían las autopsias, era increíble lo pequeña que era y lo poco alta, los hombres de esa época está claro que eran mucho mas bajos que los de ahora. La sala estaba iluminada con velas, así que los que estaban en la zona alta, imagino que no verían nada de nada, en cualquier caso, la guía nos contó que en esa época era muy muy difícil conseguir permisos para hacer una autopsia y que se solía realizar una al año, qué pobres, en qué condiciones tenían que estudia en esa época.
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Cuando terminamos la visita, ya era de noche, había sido de nuevo un día muy intenso, por lo que pusimos fin a nuestra visita. Esa noche dormiríamos en el área y la mañana siguiente continuaríamos el camino.
Domingo 3 de marzo
Bassano del Grappa
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De entrada, no teníamos pensado visitar la localidad de Bassano, pero una amiga de Facebook nos lo aconsejó, nos dijo que era muy bonito y que el área estaba muy bien, así que, decidimos hacer parada allí.
El área de autocaravanas (45.75831 11.73091) era muy agradable, precio asequible y la luz entraba en el precio. Esa mañana de sábado, una vez instalados, decidimos salir a conocer la localidad. Hay navette gratuita que lleva del área al centro, pero vimos que la distancia era poco más de un kilómetro, hacía un sol muy agradable y nos encanta caminar, por lo que hicimos el camino a pie. Desde el primer momento nos gustó mucho, había mucho ambiente, quizás porque allí era aún carnaval y decidimos sentarnos en una terraza a probar su famosa grappa, porque Bassano del Grappa es, precisamente famosa por ser la localidad donde se fabrica la famosa grappa que tanto gusta a los italianos y que es un aguardiente de orujo. Le pedimos a la camarera una grappa y nos dijo que allí no tenían, nos dejó un poco descolocados y pedimos nuestro habitual aperitivo, un spritz. Fue un ratito muy agradable, pero tocaba volver, teníamos comida hecha en la Gaviota y habíamos decidido comer allí. Pasamos el resto del día en casa, íbamos a quedarnos al día siguiente y no había prisa. |
La mañana siguiente amaneció de nuevo con un sol muy agradable y salimos a explorar la localidad.
Seguía de nuevo muy animada, daba gusto pasear y callejear. Entramos en una iglesia que era como un memorándum de caídos en la guerra, era un poco rara y no nos gustó en exceso.
Seguía de nuevo muy animada, daba gusto pasear y callejear. Entramos en una iglesia que era como un memorándum de caídos en la guerra, era un poco rara y no nos gustó en exceso.
Íbamos camino del famoso puente Vecchio que es el centro neurálgico de la población, cuando al inicio, vimos un local que nos llamó la atención, sobre todo por estar lleno de gente y todos tomando lo mismo, una bebida anaranjada en un vaso. Nuestra naturaleza curiosa nos hizo detenernos y tomar lo mismo, estábamos convencidos de que eso era la grappa, pero a Charo le parecía mucha cantidad para ser un licor tan fuerte.
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Por dentro es muy bonito, se llama Grapperia Nardini y está en la lista de los 100 locales históricos de Italia. Yo me puse a preguntar qué era lo que estaban bebiendo y nos dijeron que era un mezzo mezzo, sin dudarlo Charo se acercó a la barra a pedirlo y allí vio que sí había grappa, lo que pasa es que la venden en botellas de medio litro o incluso más pequeñas y a un precio considerable. El mezzo mezzo sabía a vermouth y lo era, solo que mezclado con sifón.
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Después, cruzamos el puente Vecchio que ofrece unas vistas muy bonitas, aunque estaba casi todo el en obras. Siempre que encontramos obras, nos da un poco de rabia, sabemos que son necesarias, pero no deja de molestar que te tengan que tocar a ti, sobre todo, porque en este caso, no pudimos hacer la típica foto de Bassano viéndose el puente y parte de la localidad.
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Por allí hay varias tiendas artesanales y un bullicio tremendo. Fue la primera vez que tomamos conciencia de que el invierno iba tocando a su fin, era la primera vez que veíamos gente y mucha en una población, hasta entonces, estábamos casi solos en los sitios, incluso en fin de semana. A partir de ese día, fuimos descubriendo la pasión de los italianos por salir en fin de semana, ya que los lugares que fuimos visitando en sábado y domingo, siempre estuvieron llenos.
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Por la tarde, cuando salimos, descubrimos que había habido un gran desfile de carnaval, vimos alguna carroza todavía y muchas familias con sus hijos y grupos de amigos disfrazados. Debemos decir que no fuimos muy justos con este carnaval, veníamos del de Venecia y este nos pareció un poquito cutre, no debimos hacerlo, el de Venecia es único e incomparable, seguro que este, en otro momento, nos hubiera encantado.
Las calles y bares seguían llenos, esta vez, sobre todo de jóvenes. Nosotros nos adentramos en zonas nuevas y algo más alejadas del centro y llegamos a la conclusión de que Bassano es una localidad que bien se merece una visita.
Terminamos tomando un vino en uno de sus múltiples locales y dio la casualidad de que el camarero era español, de Albacete concretamente. Nos estuvo contando que su novia era de Bassano y que llevaban muchos años trabajando en Londres, pero que había decidido dejar aquella vorágine e instalarse en Bassano, nos dijo que estaba encantado con el cambio. |
Era ya muy de noche cuando nos fuimos a casa, Bassano nos había atrapado y dejado muy buen sabor de boca, a pesar de no probar su famosa grappa….. habrá que volver.