Conocer Venecia con tiempo y en enero fue todo un acierto, porque pudimos descubrir la ciudad en el momento más tranquilo del año. |
Acabábamos de pasar todo el mes de diciembre y parte de enero en Austria, en lo que nosotros llamamos “un viaje a la Navidad austriaca” y después, decidimos continuar nuestra vida viajando por el norte de Italia.
El primer destino elegido era la ciudad de Venecia en el Vénetto. No era una decisión a la que hubiéramos llegado al azar, a veces viajamos sin demasiado rumbo fijo y aunque es así en buena medida, elegimos los sitios a los que vamos por una u otra razón. |
Y había una buena razón para presentarnos allí en el mes de enero.
Desde hace mucho tiempo teníamos la ilusión de estar en Venecia en carnavales, pero éramos conscientes de que en esas fechas la ciudad presentaría una cara muy distinta de lo que sería su aspecto habitual. Venecia en carnaval está vestida de máscaras y si tan solo se quiere conocer la ciudad de los canales, es mejor hacerlo en cualquier otra época del año. Así que, decidimos conocerla un mes antes del carnaval, en su estado más puro y quizás en una época del año en que la afluencia de turistas es menor, después volveríamos en carnavales. |
Era la forma que habíamos pensado, para ver dos caras diferentes de esa mágica ciudad.
Venecia en invierno
Durante ocho días estuvimos viviendo en el área de San Giuliano, visitamos y vivimos en la ciudad de Venecia, estos son los post que publicamos día a día en el Facebook, pinchando en cada uno de ellos,se pueden ver los mismos con más detalle. |
Miercoles 9 de enero
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Comenzamos nuestra andadura un frío miércoles de eneroLlegamos a Venecia el día 7 de Enero, me costó llegar conduciendo, porque a cada minuto que pasaba, peor me encontraba.
Al llegar al área tuve que meterme en la cama para pasar una gripe, bueno, eso de "me he metido en la cama" sería frase usual para cualquiera, pero en mi caso no fue literal, ya que es algo más complicado, al ocupar la cama casi la totalidad de la Gaviota, pero tenemos un buen salón con espacio para estar tumbado y bien tapadito, como así fue.
Dos días después ya estaba listo para ver la ciudad de los canales y quizás la más romántica del mundo. Nos recibió la niebla, algo que es muy habitual durante el invierno, es más, volvimos a verla un mes después, ya en la semana de carnaval. |
Aunque la niebla no abrió en ningún momento, Venecia nos presentó una imagen cautivadoraLa verdad es que era uno de los días más fríos de aquel nuestro primer invierno desconectados. Lo notamos de forma especial, porque en Venecia la humedad es mucho mayor.
No vimos mucho, pero ahora tenemos la suerte de disponer de todo el tiempo que queremos y pudimos callejear con calma, cubriendo las expectativas de la gran ciudad que estábamos a punto de descubrir. |
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Nuestro hogar fue el área de autocaravanas de San Giuliano, donde estuvimos durante toda nuestra estancia aquí.
El área de San GiulianoNuestra primera idea era ir al Camping Fusina.
Teníamos muy buenas referencias de él y además acepta la tarjeta ACSI fuera de temporada, lo que nos facilitaba un buen precio, pero teníamos dos problemas: El primero que estábamos a 7 de enero y veníamos desde Austria, aún no habíamos conseguido la guía ACSI de 2019, eso suponía que el camping tendría para nosotros un coste de 25 euros por día. El segundo problema era que para ir desde el camping a Venecia había que hacerlo en el vaporetto, no teníamos otra opción y cada viaje de ida o vuelta son 7,5 euros, lo que supondría 30 euros diarios para Charo y para mí. Hay otras opciones algo mas económicas que consisten en comprar la tarjeta “Venecia única” que cubre cualquier transporte que se utilice durante su vigencia (tranvía, bus y vaporetto), el coste es de 20 euros para un día, 30 euros para dos días, 40 euros para tres y 60 para 7 días.
Es cierto que ir en vaporetto es muy divertido y probablemente una opción muy válida para cualquier persona que piensa estar 3 días en Venecia, pero ese no era nuestro caso, porque íbamos a estar más días, al final, resultaron ser ocho y de haber estado en el camping Fusina hubiera supuesto un coste diario de 42 euros (prorrateando el coste de la tarjeta de transporte y el precio diario del camping), así que descartamos esta opción.
La opción elegida fue el Área Sosta Camper de San Giuliano ( 45.46755, 12.27927)
Tiene un coste de 18 euros y 4 de luz al día, pero además, contaba con la ventaja de poder acercarse a Venecia tanto en bus como en tranvía al precio de 3 euros ida y vuelta por persona. Lo que suponía un coste diario de 28 euros. Nosotros en invierno siempre que podemos vamos a un área, nos enganchamos a la luz porque solemos pasar allí varios días sin movernos, los días son cortos y suelen ser nublados, así que la placa solar rinde poco o muy poco, lo que supone que las baterías no disponen de mucha energía acumulada.
También dispone de wifi gratuito y al menos donde nosotros estábamos situados, muy cerca de la caseta de recepción, funcionaba bastante bien.
Además, hay aseos y duchas. Aunque este es el punto más flojo ya que no hay papel higiénico ni jabón y en las duchas de mujeres el agua, que no se puede regular, no estaba demasiado caliente. Limpian la zona de baños solo una vez al día y como en invierno llueve, se llega allí con las zapatillas llenas de barro y el suelo se llena de tierra, así que al avanzar el día está todo bastante sucio. A favor, que existe servicio de lavandería y en bastantes buenas condiciones, ya que tanto la lavadora como la secadora son grandes, de tipo industrial y cabe bastante ropa. Tanto el bus como el tranvía te dejan en la estación de Santa Lucía que es donde está el famoso puente de Calatrava, llamado puente de la Constitución. A partir de ahí, nosotros nos desplazamos siempre a pie por toda Venecia, es nuestra forma de entender los viajes y la que consideramos la mejor para conocer la isla, no hay que olvidar que en la ciudad no existen los coches. Así que, se llega a cualquier sitio a pie y es la mejor manera de conocer todos sus rincones. Nosotros únicamente fuimos en el vaporetto para desplazarnos a las islas de Burano, Murano y Torcello. |
Jueves 10 de enero
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El jueves conocimos la ciudad por dentro y a los venecianos, todo aquello que existe más allá del turismo, que parece invadirlo todo.
Desde que estamos desconectados, vivimos un día a día a caballo entre una vida cotidiana, como la de cualquier persona, y los viajes. Hacemos de un lugar nuestro hogar temporal y así hicimos aquí. A primera hora Charo estuvo en la peluquería, para ella, entrar en cualquier peluquería, es decir, la que pueda encontrar un poco al azar, en el lugar donde estemos viviendo temporalmente, es una auténtica tragedia, pero las cosas son así ahora que vivimos "desconectados".
En algunos de los lugares donde estuvimos solo había venecianos y eso fue para nosotros una gran noticia, que hasta ese momento no esperábamos, siempre habíamos pensado que en Venecia no vivía nadie y que era una ciudad un poco atrezzo ... qué equivocados estábamos. |
Viernes 11 de enero
Vimos Murano y después la Basílica de la Plaza de San Marcos de Venecia, un día impresionante
La mañana del viernes la dedicamos a visitar Murano, que se encuentra en una de las islas que rodean la de Venecia, es bonita, también con canales como todas las que hay en la zona, pero Venecia mantiene el listón muy alto y vayas donde vayas es inevitable hacer comparaciones, así que nos decepcionó un poco, por otro lado no vimos apenas a nadie paseando por sus calles, lo que le daba un cierto aspecto desangelado, eso sí, el restaurante donde comimos estaba lleno.
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Al terminar el día, vimos la Basílica en la plaza de San Marcos, cuyo interior es de una belleza apabullante, nos quedamos sin palabras ante tanta hermosura, además, es tan distinta a todas las iglesias y catedrales europeas que conocemos, que te sorprende y emociona más si cabe precisamente por eso.
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La hermosura de la Basílica de la Plaza de San Marcos, tanto del exterior como del interior, nos dejó sin palabras |
En el interior de la Basílica estaba prohibido hacer fotos, ésta la hicimos en la zona intermedia de la Basílica, imaginábamos que allí también estaba prohibido, pero todo el mundo sacó sus cámaras y comenzó a disparar fotos.
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No dejaban hacer fotos en el interior, son esas decisiones absurdas a las que a veces someten a los viajeros los dueños de los templos, pero que en este caso, además, lo llevan al extremo. Charo se atrevió a sacar un instante su móvil para hacer una foto, entusiasmada como estaba con tanta belleza, cuando de forma inmediata se acercó a ella un señor con cara de muy pocos amigos y el dedo levantado de forma amenazante, Charo guardó el movil sin rechistar. Fue curioso como aquel hombre me transportó en un segundo a tiempos pasados, aquellos en que era niño y teníamos profesores muy severos a los que les bastaba con un gesto para aterrorizarnos a todos.
Curiosamente, en el fondo, nos resultó divertido y estuvimos varios días haciendo bromas e imitando al susodicho represor con el dedo levantado.
Curiosamente, en el fondo, nos resultó divertido y estuvimos varios días haciendo bromas e imitando al susodicho represor con el dedo levantado.
Sábado 12 de enero
El sábado fue un día de Vaporetto y conocimos a la llamativa y sorprendente localidad de Burano
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El viernes tocaba viajar en el vaporetto, recorriendo parte de la laguna de Venecia.
Primero visitamos Torcello, una isla muy tranquila, con una basílica interesante.La isla es muy pequeña pero los precios para ir al WC son muy grandes, cuesta 1,5 euros hacer una sencilla "meada", ni más ni menos. El plato fuerte de la mañana fue conocer Burano, una auténtica maravilla, con todas sus casas pintadas de vivos colores, es algo que hemos visto muchas veces, pero nunca con la intensidad que vimos en Burano. |
Domingo 13 de enero
Nosotros, en nuestra forma de vida actual, tenemos la tendencia de seguir siempre las mismas rutinas, es algo inevitable que le pasa a todos los seres humanos, mucho más cuando se tiene una cierta edad en la que uno se vuelve muy rutinario.
Afortunadamente, no todos los días hacemos lo mismo, pero no es menos cierto que cuando estamos visitando lugares, siempre seguimos, casi sin darnos cuenta, una misma pauta horaria, nos levantamos, desayunamos y después salimos a conocer el pueblo o la ciudad, comemos algo en el lugar en cuestión, que siempre está algo alejado del lugar donde se encuentra la Gaviota y volvemos a casa antes de que anochezca. Hay que reconocer que hay algo a lo que no vamos a renunciar, porque los desayunos en nuestra casa, en la Gaviota, nos parecen siempre el mejor momento del día, pero sí podemos modificar las pautas en otras cosas, para no hacer siempre lo mismo.
Porque seguir siempre las mismas rutinas tiene inconvenientes, te pierdes conocer los lugares en horas diferentes y más concretamente durante la noche, es evidente que casi todos los lugares, y de forma muy especial las ciudades, tienen dos caras muy diferentes, la que presentan durante el día y las de las horas que llegan cuando ya se ha ocultado el sol y a veces éstas son las más interesantes. Así que, ese viernes, nosotros cambiamos nuestra rutina y decidimos quedarnos tranquilamente en la Gaviota durante el día, salimos más tarde para dar un paseo por Venecia viendo el atardecer y su noche. |
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La zona del Puente Rialto al anochecer es uno de los lugares mas bulliciosos de la ciudad
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Lunes 14 de enero
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Nos despedimos después de ocho días en Venecia ... y porqué no reconocerlo, con un poco de pena.
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El Barrio Judío de Venecia, algo que no debíamos perdernosNos quedaba por ver el barro judío y dedicamos el último día de nuestra estancia en Venecia a conocerlo. De todo lo que hicimos, lo que mas nos impactó, fue comer en un restaurante de comida kosher.
Kosher es una palabra hebrea que significa puro Era la primera vez que oíamos hablar de esa palabra y aquello nos intrigó, descubrimos que las leyes judías establecen cómo deben ser los alimentos, cuáles están permitidos y cuáles prohibidos y no solo eso, sino que además, marcan las pautas de cómo se deben preparar algunos alimentos, cómo se deben sacrificar los animales, es decir, todo está absolutamente pautado. Kosher es una palabra hebrea que significa puro y se supone que un restaurante Kosher ha certificado que cumple con todos los controles de calidad que imponen las normas judías. El restaurante se llama Gam Gam y la comida estaba riquísima. Dedicamos el resto del día a lo que nosotros llamamos la despedida, y que consistió en ir viendo cada uno de los lugares que habíamos visto durante los ocho días de estancia en Venecia. |
El último lugar que vimos en aquel paseo de despedida fue el del Palacio Ducal, mientras veíamos otra vez más la Basílica de San Giorgio Maggiore de la pequeña isla de San Giorgio que se encuentra enfrente y que forma una de las imágenes que más me gusta de Venecia.
Mientras tanto el sol, poco a poco, se iba ocultando. Podríamos haber elegido muchas imágenes de Venecia, todas muy representativas, pero hemos elegido esta precisamente por eso, porque era ahí donde considerábamos que poníamos fin al día que habíamos pasado en esta maravillosa ciudad.
Casi un mes después volveríamos para vivir los carnavales venecianos, pero eso ya es otra historia ....
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Nuestra "Película"
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