Vaya por delante que somos unos habituales en hacer viajes a Suiza. Yo viví de pequeño en Lausanne y viajé bastante por ese pequeño país. Además, en 2007 fuimos a Suiza y desde entonces no hemos parado de volver. Ese viaje de 2007 fue muy especial porque fue la primera vez que cogíamos una autocaravana y porque hicimos un viaje recorriendo casi todo el país y resultó ser apasionante. El resultado fue que nos enganchamos al autocaravanismo (aunque tardamos en comprar nuestra Gaviota) y a Suiza.
En este viaje del verano de 2016, nueve años después, las cosas han sido distintas. Lo primero de todo porque ahora el euro esta menos fuerte y el franco suizo sigue como siempre, Suiza siempre está entre los mas fuertes y eso ha hecho que se note mucho en el bolsillo, lo segundo que el viaje lo hemos planteado de una forma diferente, ver menos cantidad pero aumentar la profundidad, porque el planteamiento es volver mas veces. Distinto si, pero peor no, porque en muchos sentidos este viaje ha sido mucho mejor.
En el planteamiento inicial del viaje desechamos incluir los Alpes en el viaje, vayas donde vayas tienes los Alpes al lado, pero una cosa es ir de montañas, subir a las estaciones, coger funiculares o teleféricos y otra es viajar por los valles. En los valles es donde están la mayoría de poblaciones y donde viven el 90 % de los suizos y en los valles es donde encuentras los lagos y los ríos de Suiza, que son muchos y muy espectaculares, así que esa era la idea, seguir el curso del agua. Por eso a este viaje le hemos llamado “el curso de los ríos y lagos de Suiza”, porque eso es lo que hemos hecho, seguir el curso de los ríos y los lagos, aunque para ser justos deberíamos decir por algunos de los ríos y lagos porque verlos todos es imposible, solo hemos visto los mas grandes y los ríos mas importantes. Por otro lado hemos dejado para otra ocasión la zona italiana del Tesino que tanto nos apasiona. El Tesino y quizás los Grisones merecen un viaje aparte.
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Recorrido completo
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Hay que advertir que a pesar de estar en el corazón de Europa, Suiza es muy distinto al resto de países europeos. Por eso hemos hecho un apartado o guía practica de como moverse por allí, son nuestros consejos para moverse y conocer bien lo que tenemos delante. Pensando en todo lo que un autocaravanista (o incluso un viajero normal) debe saber para viajar por Suiza (donde dormir, donde comprar, donde parar etc.), algunas cosas puede que vengan en las guías normales pero la mayoría son cosas que nadie cuenta (pero nosotros si) y que nos parecen fundamentales para moverse por Suiza.
Así que aquí está nuestra Guía de Consejos o mejor las Cosas de Suiza que hemos querido destacar
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1º y 2º día: 8 y 9 de Julio: Salida de Serranillos. Viajar hasta Ginebra. |
Salimos de Casa a las 4 de la tarde y emprendimos el camino hacia Suiza, por delante 1.504 km.
El navegador nos llevaba por la Junquera así que hicimos noche en un pueblecito de Tarragona. |
La mañana del sábado nos levantamos a las 7 y desayunamos, salimos a toda prisa, nos quedaban unos 870 kilómetros para llegar a nuestro destino. Llegamos a Ginebra a las 8 de la noche con la parada obligatoria que hicimos parea comer. Desde Zaragoza el recorrido siempre ha sido por autopistas de peaje, al llegar a Ginebra hemos sumado y el total han sido 140 euros una auténtica burrada, venimos a toda prisa y no hemos podido plantearnos otra cosa pero desde luego cuando estemos jubilados no volveremos a pagar esas cantidad de dinero por viajar en las peores condiciones que cualquier viajero que se precie quiere tener, porque viajar por autopistas no es viajar, sino machacarte a hacer kilómetros sin ningún sentido que no sea el de llegar a un sitio con la mayor rapidez posible, pero dudo incluso que sea mas rápido porque menudos atascos hay en las autopistas francesas.
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Así que dentro de dos años y poco mas, viajaremos por las carreteras interiores que no sean de pago, así seremos viajeros que disfrutaremos de lo que vemos y dejaremos de sufrir cada vez que metemos la tarjeta en la dichosa revienta bolsillos de la autopista.
Lo peor es que además hemos sufrido bastantes atascos, parece ser que a determinados sábados de verano los franceses los llaman “sábado negro” y este no era negro azabache pero si negro gris marengo al menos.
Ginebra
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Este viaje estrenamos "súper" cámara.
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Al final llegamos al Camping de la cuidad de Ginebra.
Decidimos volver al camping en el que estuvimos en 2007 porque sabíamos que era un camping estupendo y porque no quedaban mas cascaras. Suiza es un país en el que no se deja un solo palmo de terreno baldío, cada metro cuadrado se aprovecha, así que encontrar lugares donde dejar una autocaravana no es fácil, pero si estamos en Ginebra la cosa es aún mas complicada, buena prueba de ello es que moviéndonos por Ginebra no vimos ni una sola autocaravana, salvo las pocas que estaban circulando. Aparcar es difícil y si lo consigues es una aparcamiento limitado en el tiempo y de pago, además los espacios marcados para aparcar o son privados o son muy pequeños, así que cogimos el Camping Point a la Bise en Vesenaz (a 7 kms de Ginebra) para pasar la noche del sábado y la siguiente para dedicar a Ginebra todo un día: el domingo. |
Eso es a menos lo que pensamos antes de llegar al camping, porque en él nos dieron un estacazo de cuidado, por una autocaravana y dos personas, 64 euros día (para colmo íbamos a estar dos días), eso si la mujer de recepción nos quiso tranquilizar y nos dijo que el wifi es gratis, todo un detalle. El caso es que mientras pagábamos vimos una barra de pan y les dije que nos la cobraran también, añadieron 3 euros a la cuenta, total 131 euros.
Es cierto que el camping es una maravilla y que da gusto pasar dos noches en él, ademas en Ginebra no consigues un hotel en estas fechas por menos de 200 euros, pero en ese momento Charo y yo nos quedamos de pasta de boniato. Desde luego con la experiencia que hemos acumulado en este viaje dudo mucho que volviéramos a ese camping, porque hay otros que están mas lejos pero seguro que a otro precio, además de explorar la posibilidad de asentarse en algún lugar, eso sí mucho mas lejos de las facilidades que nos daba el camping, porque ya digo que Ginebra es una cuidad complicada para aparcar una autocaravana.
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Nos acomodamos en el Camping y sacamos la mesa y las sillas. El camping está al borde del Lago Lemán así que nos acercamos a la orilla a contemplar la vista y tocar el agua, todavía quedaba bastante para que se acostara el sol y la luz era preciosa, así que hicimos algunas fotos desde la orilla del lago a escasos metros de donde teníamos la Gaviota, desde allí veíamos muy bien el “Jet d´Eau” lanzando agua con virulencia hacia el cielo. Y se nos olvidó que acabábamos de pagar 131 euros por estar ahí dos noches.
Tras el reportaje fotográfico y un poco de relax asentados en nuestra sillas, nos pusimos a cenar al aire libre, tardamos poco en meternos para dentro, porque nos asaltaron sin piedad un ejército de mosquitos, es mala idea cenar al borde del lago cuando ya es de noche y necesitas encender la luz. De todas formas la exagerada población de mosquitos no ha dejado de llamarnos la atención en el viaje, no solo porque haya muchos sino además porque parece que solo nos molestan a nosotros.
Antes de dormirnos intentamos entrar en Internet. Resultaba que ni Charo ni yo podíamos hacerlo a través de nuestra compañía Yoigo, El caso que yo apagué el móvil y no fui capaz de volver a encenderlo por un lapsus momentáneo con mi clave y se bloqueó. Al mismo tiempo Charo recibió un truculento mensaje de la compañía de que nos iban a dejar sin línea porque habíamos hecho un consumo tremendo, no le dio mucha importancia porque cuando llegas al extranjero las compañías te brean a mensajes….conclusión: la dejaron sin línea, genial !!!!, los dos sin teléfono, aunque a ella le quedaba la opción de conectarse a una wifi y a mi lo mismo pero solo con el portátil. Este dichoso “momento Yoigo” nos fastidió bastante todo el viaje.
3º dia: 10 de Julio: Ginebra.
Nos habíamos acostado muy temprano la noche anterior ya que veníamos cansados del viaje y a las 7 nos levantamos hartos de dormir, así podríamos aprovechar mejor el día.
Al levantarme hice algunas fotos al lugar donde estábamos alojados, porque el borde del lago a esas horas era un espectáculo, los patos, incluso a los que todavía no se habían ido a dormir y estaban volando por allí y al chorro de agua en la lejanía. Di una vuelta por todo el camping y me quedé sorprendido de las caravanas que se ven en el lugar, todas de última generación y muy grandes, es mas, la mayoría de doble eje, algunas eran tan grandes que me quedé con las ganas de preguntar qué tipo de vehículo las remolca. Está claro que este es el “Camping Gold” de Suiza y puede que de Europa.
Teníamos delante de nosotros una propuesta que habíamos encontrado en la pagina “my suiza” http://www.myswitzerland.com/es/inicio.html a modo de agenda y que nos sugería qué hacer en Ginebra desde la mañana temprano hasta la noche. Establecía una visita o actividad cada hora mas o menos, la propuesta era tentadora, pero como luego vimos imposible, el caso es que nos pusimos manos a la obra con la intención de cumplirlo.
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La primera propuesta era la de subir en teleférico al monte Salève de Ginebra (que en realidad está situado en Francia).Se llega en transporte público para ver la panorámica sobre el Lago Lemán y el Mont- Blanc, pero decidimos dejarlo para mas tarde y comenzamos con un largo paseo en bicicleta a lo largo del borde del Lago.
Nuestra experiencia en viajes anteriores es que en Suiza hay muchos sitios en los que usar la bicicleta es vital y desde luego Ginebra es uno de ellos, además el respeto y cuidado que en Suiza se hace a la gente que la usa hace que te sientas especialmente cómodo. Ahora que vamos en autocaravana llevamos nuestras bicicletas y no lo dudamos un segundo. Es cierto que el camping no está en Ginebra sino en Vesenaz, pero solo nos separaban unos 6 kilómetros, así que al poco llegamos al borde del Lago. Nada mas llegar nos hicimos una foto, podía decirse que era el momento en el que empezábamos “oficialmente” el viaje.
Estuvimos recorriendo el lado sur del lago (Ginebra abraza el final del Lago Lemán por ambos lados de norte a sur) y llegamos al lugar quizás mas emblemático de la ciudad el “Jet D´Eau”.
Siempre me ha parecido que los Suizos lo hacen casi todo bien y lo del poner en el lago un chorro de agua (muy bestia eso si pero no deja de ser un chorro de agua) y que este se convierta en un emblema mundialmente conocido, es para darles un premio de los gordos. La obra que rodea al chorro necesita de una especie de pontón o pasarela de piedra que conduce el agua muy adentro del lago. Este brazo de piedra permite a la gente acercarse al chorro de agua a escasos metros de él y ver como cae una lluvia de agua como su de una catarata se tratara. Lógicamente te acercas lo suficiente para verlo pero sin que te caiga el agua encima. Lo que al final resulta verdaderamente divertido es que a veces cambiaba la dirección del viento y el chorro se mueve en su caída lo que puede suponer que te das una ducha de excelentes proporciones.
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Hay otras posibilidades como la que puso en práctica Charo que es la de meterse debajo del chorro sin cambio de dirección del viento ni nada…. esta chica !!!!!. En mi caso ni se me ocurrió, llevaba mi cámara recién estrenada
Seguimos nuestro camino paseando por la orilla antes de llegar a la parte del río, es sencillamente preciosa, con sus flores y los barcos tradicionales amarrados en la orilla una autentica postal en cuatro dimensiones (porque el sonido también cuenta)
Siguiendo un poco nuestro programa nos acercamos a la desembocadura del Río Rhone (Ródano en español), veníamos con la idea de seguir el curso del agua y ya habíamos visto el Lago Lemán y ahora el impresionante Río Rhone. El Rhone entra en el lago por el otro extremo, al este y desemboca aquí en Ginebra, es interesante ver como coge velocidad para seguir su curso, luego atravesará toda Francia siempre con un caudal impresionante y desembocará en el mediterráneo, un río apasionante, al que ves varias veces en Francia de camino hacia Suiza, serpentea desde aquí por la ciudad para ir a desembocar en el mar Mediterráneo después de su viaje a través de media Francia.En ese lugar donde inicia su recorrido hay varios restaurantes donde se puede tomar algo con vistas al río.
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En el trayecto inicial pasamos justo delante de un Faro, se encuentra al final del muelle de Pâquis y se proyecta en el interior del Lago Lemán. Su situación hace que desde el pequeño barco se vea imponente. Vimos que el muelle estaba lleno de gente en bañador y nos dimos cuenta de que se trata de una zona de baños. En Ginebra, el agua gira alrededor de la vida diaria. Además en verano hay varios sitios al borde del lago para ir a bañarte, alguno de acceso libre para la mayoría son recintos de baños con acceso para bañarse en el lago o en una piscina alternativamente. De todos ellos los Bains des Pâquis son quizás los más populares.
Les Bains des Pâquis
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Así que continuamos nuestro recorrido pensando que teníamos que terminar dándonos un baño en los Bains des Pâquis. Cuando llegamos a Perle du Lac bajamos andando por la orilla hasta Pâquis ya que es allí donde habíamos dejado las bicis. La guía de visita a Ginebra proponía desayunar en los Bains des Pâquis, pero no la habíamos seguido a rajatabla y eran las 12 de la mañana, hacia mucho calor (32 grados) y se veía un bullicio de gente entrado a los baños que no lo pensamos ni un momento.
Charo bañándose en el Lago Leman con el Jet d´AEau al fondo
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Mucha gente comiendo al mismo tiempo, salían los platos y la bebida a toda velocidad, además nosotros íbamos algo dubitativos porque no sabíamos bien cómo funcionaba el asunto. El caso es que Charo dio un billete para pagar y le dieron la vuelta, simplemente la cogió, lo metió en un lado del bolso, cogimos las bandejas y buscamos un sitio. Casi terminando de comer se puso a revisar la vuelta por si se la habían dado mal. Pues no, 50 euros de mas. No nos gustaba quedarnos con eso pero valoramos el lío que había y era casi imposible rebobinar y que se entendiese lo que decíamos, así que a la buchaca!!!!.
Después de comer estuvimos tomando el sol y bañándonos en el lago donde por cierto nos arrastraba la corriente. Fue increíble.
Nos fuimos de allí un poco a disgusto porque se estaba de maravilla pero espoleados por las ganas de ver mas cosas. Una vez fuera nos dimos cuenta de que había sido una mala decisión porque hacia muchísimo calor en las calles y no se podía pasear a gusto, así que nos sentamos a tomar algo en una terraza mientras contemplábamos el Chorro de Agua justo enfrente.
Nos fuimos de allí un poco a disgusto porque se estaba de maravilla pero espoleados por las ganas de ver mas cosas. Una vez fuera nos dimos cuenta de que había sido una mala decisión porque hacia muchísimo calor en las calles y no se podía pasear a gusto, así que nos sentamos a tomar algo en una terraza mientras contemplábamos el Chorro de Agua justo enfrente.
Queríamos ver mas por lo que volvimos a coger las bicis y fuimos a la búsqueda de lo que llaman el barrio de los pitufos.
Se trata de un lugar que rompe con la exquisita arquitectura de Ginebra, está detrás de la estación central de tren y se llama el Quartier des Grottes. Nosotros somos un par de amantes de la arquitectura, pero también para los que no lo son el lugar es impactante. El barrio entero llama la atención. Se trata de una sorprendente arquitectura multicolor situada en un complejo residencial, balcones con relieves que parecen mariposas, motivos vegetales de hierro forjado y color mucho color, es evidente que los arquitectos tenían el modernismo entre ceja y ceja y a cualquiera le recuerda a los edificios construidos por Gaudí, en especial por las escaleras en espiral, y las columnas de lo que llamaríamos estilo Gaudí. |
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Después de tanto colorido decidimos ir a ver uno de los símbolos de la ciudad, el Reloj de las Flores. Se encuentra en el céntrico y bonito Jardín Anglais al borde del Lago, tiene cinco metros de diámetro y más de diecisiete metros de circunferencia, se trata de un homenaje de la ciudad de Ginebra a la tradicional industria relojera del país. El reloj me encanta porque tiene prácticamente mi edad ya que fue “plantado” en 1955, está formado por más de 6.500 plantas y flores de todos los tipos y colores.
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Nunca es igual. El Reloj de las Flores cambia de imagen cuatro veces al año dependiendo de la estación. Lo que comenzó como un mero ornamento, en la actualidad se ha convertido en una auténtica obra artística y símbolo de la ciudad. Seguía haciendo mucho calor y estábamos en una zona que invitaba a tirarse sobre el césped y descansar un poco, así que no puede haber mejor sitio que el Jardín Anglais al borde del Lago.
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Siempre me pregunto si las banderas que ponen los suizos son de un tejido indestructible o es que las cambian muy a menudo porque nunca veo una mínimamente deshilachada tal y como es habitual allí donde vivimos. Es una zona de estrechas calles empedradas con muchísima historia, con sus numerosas galerías de arte, tiendas de antigüedades, museos, fuentes (en una de ellas casi nos metemos enteros), restaurantes y demás. Parece ser que es especialmente bonita en Navidades, con las luces en sus edificios y árboles, pero he de reconocer que no es lo mas atractivo que me resulta de Ginebra porque es imposible que supere la zona del Lago.
Volvimos en dirección al Lago buscando la place du Molard donde hablamos iniciado el ascenso a pie hacia la Vielle Ville, sabíamos que en esa plaza estaba una enoteca de varias plantas llamada la Tour du Molard que presume de tener 70 especialidades de vino del cantón de Ginebra, la cosa tiene su trascendencia porque Ginebra está considerada la tercera región vinícola más grande de Suiza y los vinos suizos cuanto con una reputada fama mundial (aunque los españoles lo ignoren por completo), si a eso añadimos que nosotros somos unos aficionado de primera, teníamos que sentarnos a tomar un vino. Lo hicimos en la terraza porque el día lo pedía y el momento fue estupendo, pero no vimos ni un solo vino de la región en la carta, eran casi todos franceses. La guia que llevábamos nos había despistado un poco, pero el rosado que tomamos estaba muy rico.
Volvimos al lago ya en bici y nos sorprendió Ginebra una vez mas, las amplias zonas de césped que hay al borde del Lago en el corazón de la cuidad estaban llenas de gente tumbados al sol, se respiraba vida y alegría por todos lados, es cierto que hoy es domingo pero se nota que la gente vive el Lago de forma intensa
Cogimos las bicis rumbo al camping dando por terminada la visita a Ginebra. Al llegar a la Gaviota estuvimos comentando que era una pena marcharse, porque había varias cosas que no hicimos por falta de tiempo y que nos apetecería hacer, en especial la subida al teleférico, pero sobre todo la visita a el mundialmente famoso CERN. No se trata de cualquier visita porque llevo años queriendo visitarlo y siempre por una razón o por otra no lo consigo. El lugar donde se encuentra el acelerador de partículas es el ombligo de la investigación en física fundamental, donde se inventó Internet en 1990 (quizás el invento mas importante de este siglo) . Por supuesto que era mi intención ver el enorme acelerador de partículas si es que se puede ver que no lo sé y porque no, también la exposición «Universe of Particles» que te transporta a un viaje por el mundo de las partículas elementales hasta el Big Bang, pero era el primer día de viaje y quedarnos implicaba pagar otros 64 euros de camping y la verdad es que no nos apetecía semejante contribución. Días después no paraba de arrepentirme y de repetir que es la última vez que paso por aquí y no voy al CERN.
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4º día. 11 de Julio:Geneve, Nyon, Rolle, Vufflens le Chateau, Morges, Lausanne.Nos levantamos temprano y nos pusimos a vaciar y llenar depósitos para emprender el viaje a lo largo de toda la orilla del Lago Lemán. La noche había sido algo movida porque llovió mucho e hizo viento así que me tuve que levantar y recoger el toldo.
Una de las pocas ideas irrenunciables de este viaje era recorrer la orilla del Lago Lemán, pueblo a pueblo, todos no pero si los mas importantes. Sentimos los dos una especial devoción por este espacio en Europa donde viviríamos de buena gana y no queríamos dejarnos detalle. A este lago a veces se le llama también lago de Ginebra, pero su nombre correcto es Lago Lemán porque fueron los celtas quienes llamaron al este lago «Lem an», que quiere decir agua grande.
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El Lago Lemán tiene el clima más templado de la región y puede presumir de ser el lago interior más grande y con el mayor volumen de agua de toda Europa Central. Por sus aguas navegan barcos de recorrido, históricos vapores de rueda y pequeños transbordadores. Con sus ocho vapores de ruedas dispone de la mayor flota europea de este tipo que conectan los numerosos pueblos y ciudades entre sí.
El Lago Lemán es nuestro lago, el lugar que mas nos identifica a Charo y a mi, yo viví de pequeño en su orilla, años después Charo lo conoció debido a mi insistencia y se enamoró de él y de Montreux,su localidad favorita, desde aquel año de 2007 hemos vuelto varias veces, pero nunca en autocaravana como lo hicimos aquel año, por eso esta vez era una visita obligada.
El día era gris después de la lluvia de toda la noche, pero apenas llovía un poco muy de cuando en cuando, eso si, nada que ver con el calor del día anterior, una temperatura ideal para viajar. Nyon es una localidad encantadora de solo 20.000 habitantes a mitad de camino entre Ginebra (25 km) y Lausanne, bañada por el Lago Lemán y con los Alpes presidiendo todo en la otra orilla, es decir un autentico paraíso. Para colmo muy bien comunicado con el tren, claro que eso no es una característica exclusiva de Nyon sino de la mayoría de las poblaciones suizas.
Lógicamente por su tamaño, no cuenta con una catedral enorme y tampoco es una localidad medieval, pero su casco antiguo con sus callecitas empedradas es un lugar donde es un verdadero lujo pasear, allí se encuentra el Castillo que sorprende por su grandiosa sencillez, desde allí hay unas vistas excepcionales.
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Estuvimos paseando por todo el pueblo y poco a poco fuimos bajando hacia el Lago, allí hay un buen numero de restaurantes y decidimos ponernos al día con el horario, ya eran las 12 del mediodía y era hora de comer, de hecho estaba casi todo lleno. Siempre hemos considerado que si eres un autentico viajero has de empaparte de todo, es decir de las ciudades, los pueblos, la gente, sus costumbres, su idioma, sus paisajes y por supuesto su comida, así que nos gusta comer y beber todo aquello que se nos ofrece, no siempre se puede pero nos gusta.
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Sentarse a comer al borde del Lago en una localidad preciosa, con los alpes al fondo, era una opción muy recomendable.
El menú costaba 35 euros, en Suiza nada es económico, “lo barato” no forma parte de sus vidas, solo buscan la calidad, para colmo el franco suizo en 2016 está en el momento mas fuerte desde que nació el euro o el euro mas bajo que nunca. Cuando vinimos en 2007 un menú de 35 francos hubiese supuesto al cambio 20 euros, ahora casi 34. Lo mejor es que no hay que gastar en bebida, puedes pedir una garrafa de agua en cualquier sitio y te traen agua del grifo que aquí es de excelente calidad, ellos suelen beber agua del grifo o una botella de vino, así que pedir agua del grifo no será algo extraño (se dice “garrafe d´eau" que significa jarra de agua).
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Comimos muy bien y pasamos un momento estupendo. Aprovechamos que estábamos sentados para cotillear como se iba a “La Route du Vignoble”. Nyon está rodeado de viñedos y desde allí parte la denominada Route du Vignoble de la Côte de Versoix, desde Nyon hasta Morges. Ver viñedos en Suiza es algo constante si no viajas por las autopistas, pero cada zona tiene sus peculiaridades y la variante de la Côte es espectacular. Está lleno de viñas que se dedican a los vinos de La Côte y a otras especialidades regionales.
La variante de la Côte, o la Route du Vignoble |
RollePoco después llegamos a Rolle. Se trata de un pueblo pequeño de poco mas de 5.000 habitantes y por lo tanto muy tranquilo y bonito por su porte medieval y su castillo a orillas del lago.
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Tiene también un precioso paseo muy bien cuidado donde dar un paseo es una auténtica delicia. El castillo es una fortaleza del siglo XIII. No solo el castillo sino todo Rolle te da la sensación de estar metido en el Lago, de hecho se prolonga hasta la Isla de La Harpe delante del puerto (en realidad es una islita). La parte sudoeste del pueblo que acabábamos de ver está repleta de viñedos sobre las laderas que producen buenos vinos de mucho renombre. Hay unos cuarenta viñedos en 178 hectáreas que producen el llamado “vino del mundo” elaborado con una colección de cincuenta variedades de uvas de trece países distintos, qué maravilla, si hubiéramos bebido todos los vinos que vimos y que nos hubiera gustado probar, nos hubiesen detenido por borrachos, seguro!!!.
La Isla de La Harpe
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Nuestra siguiente visita era para Morges pero nos desplazamos hasta Vufflens le Château, que es una comuna de solo 800 habitantes del distrito de Morges. En la programación del viaje que hizo Charo incluyó esta comuna porque había leído que era una visita muy interesante ya que desde el fabuloso castillo se podían disfrutar de unas vistas impresionantes al Lago Lemán.
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El castillo mereció la pena verlo porque efectivamente es impresionante y bonito, pero estaba cerrado, además es una propiedad privada, así que no vimos como se podía entrar. Desde una finca de viñas que estaba al pie del castillo estuvimos disfrutando de la vista, pero las fotos no hacen justicia y no pudimos subir a la parte alta del castillo desde donde las vistas seguro que era increíbles, en cualquier caso el lugar tenia mucho encanto, con paisajes verdes y viñedos.
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Morges
Después bajamos a Morges. Se trata de una población de 15.000 habitantes marcada por la proximidad a Lausanne, pero en absoluto es lo que conocemos como una ciudad dormitorio, bien al contrario se trata de una localidad preciosa con un paseo en el lago que es una maravilla. Morges es el último pueblo que se considera dentro de la región «La Côte», esta se extiende desde Nyon a Morges que es una de las zonas vinícolas más grandes de Suiza.
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Durante todo el día pasábamos de nublado a sol constantemente, siempre con una temperatura excelente para pasear, cuando llegamos a Morges hubo momentos de algo mas de sol con lo que el paseo que dimos por la orilla del lago fue impresionante, pudimos hacerle buenas fotos a los cisnes que junto con las gaviotas y los patos son los animales mas característicos del Lago Lemán. Visitamos el castillo justo al lado del paseo y vimos a Lausanne desde la orilla.
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Así que tras el paseo nos dirigimos hacia Lausanne. Habíamos decido pasar un par de noches en el Camping de Vidy, que dispone de un área para autocaravanas con todos los servicios. Es una excelente solución que nos costó 21 francos por noche. Lausanne es una ciudad de 130.000 habitantes casi todo en pendiente y no quisimos complicarnos la vida.
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5º día. 12 de Julio: Lausanne (Lutry y Cully)
Se pasó toda la noche lloviendo a mares.
El plan pasaba por estar todo el día en Lausanne y acercarnos a Lutry desde donde sale un trenecito que te hace una visita por las terrazas de Lavaux y después recorrer Lausanne, todo ello usando los transportes públicos.
El plan pasaba por estar todo el día en Lausanne y acercarnos a Lutry desde donde sale un trenecito que te hace una visita por las terrazas de Lavaux y después recorrer Lausanne, todo ello usando los transportes públicos.
Cogimos el trolebús nº 1 para acercarnos al estadio de la Pontaise, es decir al campo de futbol del equipo de la ciudad, el Lausanne Sport. El estadio está al extremo opuesto de la ciudad pero el trolebús nos llevó directos hasta allí, en este caso pasaríamos de la parte mas baja, al borde del lago, hasta la parte mas alta, tanto es así que en Lausanne a veces nieva y solo cuaja en la parte alta mientras que en la parte baja no hay nieve.
El estadio de futbol del Lausanne Sport
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De pequeño jugué en el Lausanne Sport y aunque he vuelto varias veces a Lausanne nunca me había acercado al estadio, es algo que llevo en el corazón para siempre y me apetecía volver a verlo. Charo ha sido muy comprensiva y aunque no sea una visita de lo mas divertida para ella me ha acompañado encantada. Curiosamente una de las características de Suiza es que vuelves a un sitio 40 o 50 años después y todo está igual, pero en este caso no fue así porque el campo de entrenamiento nuestro ya no existe, supongo que se ha trasladado a otro sitio, me hubiera gustado hacerme una foto en el sitio donde entrenaba pero no pudo ser así que me hice la foto en el estadio de los mayores. Yo nunca jugué allí, era muy pequeño, tampoco tuve la suerte de hacer de recoge pelotas pero es el estadio de mi equipo y pasaba por delante de el cada vez que venía a jugar.
Mi casa en Lausanne
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Poco después bajamos a ver la casa donde vivía que está justo al lado del estadio en la misma calle la Rue de la Pontaise y cogimos el camino que hacía andando hasta llegar a mi colegio el Palacio de Bolieau. Fueron momentos especiales para mi, durante años me he considerado mas de este sitio que de España, secretamente siempre quise volver y quedarme para siempre en el lugar del que me alejaron en contra de mi voluntad, no voy a negar que fue un momento melancólico, pero creo que ya lo he superado.
Seguimos andando y andando hasta llegar al centro, durante todo el día no paró de llover, no mucho pero llovía. Lausanne es una cuidad de 130.000 habitantes lo que supone que es muy manejable, pero la sensación que se tiene es de que estamos en una cuidad mucho mayor. Si bien para mí es una de las mejores ciudades del mundo, no podría decir que es una ciudad bonita, para colmo vayas donde vayas está en cuesta, a pesar de lo cual hay mucha gente que va en bicicleta, sin embargo es una ciudad que tiene vida, te engancha. No es solo mi corazón el que habla, hemos tenido ocasión de contrastarlo con otras personas que piensan lo mismo.
Ademas la Iglesia da nombre a la Plaza de Saint François que es el centro neurálgico de la ciudad, por ella pasan todos los trolebuses y los pocos autobuses que hay (en Suiza lo normal son los trolebuses para reducir la contaminación), también prácticamente en ese lugar está la estación del tren y muy cerca del metro, en definitiva si has estado en Lausanne y no has visto la Plaza de Saint François es que no te has enterado de nada. He de confesar que la plaza tiene un aspecto gris, con demasiados vehículos y sin las anchuras que podrían hacer de ella una plaza grandiosa, pero cuando vives en Lausanne percibes esta plaza como un lugar muy especial e importante, por eso hice una foto panorámica que a diferencia de otras no es una foto bonita sino que solo se trata de dejar patente el constante movimiento de autobuses y coches, en esencia la vida intensa de esta cuidad.
Lausanne, es una ciudad mercantil y universitaria por lo tanto muy animada, su centro de congresos es de una considerable actividad, ademas es la Capital Olímpica y la capital del cantón de Vaud. Todo esto hace que merezca la pena conocerla a pesar de no tener una gran patrimonio medieval.
Estuvimos un buen rato en la Plaza de Saint François tomando algo en una cafetería muy concurrida antes de coger el trolebús desde allí para acercarnos a Lutry. En el trayecto estuvimos charlando con una señora muy agradable que nos puso al día de algunas cosas de Suiza.
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LutryLutry es un pueblo encantador y tal y como nos dijo la señora, muy bonito. Nada mas llegar nos pusimos a buscar el tren de “Lavaux Express” que te hace el recorrido por los estrechos caminos donde se encuentran las Terrazas de Lavaux, pero no lo encontrábamos y para colmo llovía un poco, vimos un restaurante al borde del Lago y nos acercamos a preguntar.
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Pusimos cara de contrariedad y nos dijo que no pasaba nada ¿os gusta andar? nos preguntó, si claro le contestamos, pues andando solo se tardan 20 minutos, son las dos de la tarde y el tren sale a las tres así que os sobra tiempo. No podíamos consultar el móvil porque el mío estaba muerto y el de Charo sin red, así que la dulce mirada de ojos azules de aquella camarera tan guapa nos convenció de lleno. Nos pusimos a andar cuando ya eran las dos de la tarde y diez minutos, así que nos quedaban 50 minutos para hacer un recorrido de 20, chupao!!!. Empezamos a andar y empezó a llover y mucho.
Durante todo el viaje no parábamos de ver viñas y muros de piedra para sujetar las terrazas. Los vinos que se producen en toda la ribera del Lago Lemán son de una excelente calidad y gozan de una gran reputación en Europa, de hecho una de las características que siempre se destacan de Lausanne es que está rodeada de viñedos. Ya estuvimos viendo los viñedos que van desde Nyon a Morges en la región de la «La Côte» pero los que estábamos viendo ahora eran muy especiales.
Las Terrazas de Lavaux están en una larga ladera que va desde Lutry hasta Montreux y cuya principal característica es que su cultivo se produce en una zona montañosa al borde del Lago, ello supone una enorme dificultad para poder realizar las labores propias de la agricultura de las viñas, durante años y años esa dificulta se abordó a base de construir muros de piedra que sujetan la tierra y facilitan las tareas agrícolas. Están construcciones o muros en una extensión de suelo tan grande suponen un espectáculo sorprendente, tanto es así que las Terrazas de Lavaux han sido declaradas patrimonio de la humanidad por parte de la Unesco.
El recorrido del trenecito fue un poco peculiar porque ir montados en un tren de estas características y con unos japoneses de compañeros de viaje, hace que uno deje de sentirse un viajero para ser un turista de autocar, pero hacia muchísimo tiempo que queríamos ver la ladera de esta montaña y gracias al tren infantil lo estábamos viendo de la mejor forma posible, así que disfrutamos muchísimo y es algo que siempre recordaremos a pesar de que llovía. Imaginamos que lo mismo que hicimos pero en un día con sol en el que se viese el Lago en todo su esplendor con los Alpes presidiendo unas terrazas tan alucinantes, hubiera sido mucho mejor, pero lo que vimos nos dejó muy satisfechos e hizo que la carrera paraguas en mano que habíamos hecho para llegar a tiempo hubiera merecido mucho la pena.
Lausanne (otra vez) |
Después a coger el trolebús para volver a Lausanne. Por la mañana apenas tuvimos tiempo de ver la ciudad. Ahora sin lluvia era el momento de pasear tranquilamente, el centro de Lausanne no es tan grande y merece la pena hacerlo con calma y a pie.
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Lausanne es una cuidad que destaca por la vida que tiene pero no dispone de un centro histórico maravilloso como el de Berna o Lucerna. En cualquier caso lo que podríamos llamar la cuidad antigua está en la zona de la catedral y en la Place de la Palud, la zona comercial de Lausanne desde tiempos inmemoriales. Se trata de una pintoresca plaza con una fuente muy bonita, la fuente de la Justicia, no se trata de una plaza al uso de forma circular o cuadrada sino de forma irregular, como digo se trataba del lugar del comercio en la edad media, hoy es el centro de la cuidad y está formado por un triángulo que va desde esta plaza hasta la Place de la Riponne y la Plaza de Saint François. Allí están las tiendas mas caras de la cuidad y la parte mas bulliciosa de Lausanne. Desde la plaza de la Palud a través de una de las empinadas calles se puede ver la catedral.
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Parece ser que en su diseño, los arquitectos atribuyeron gran importancia a la conservación del estilo original de este barrio industrial de 1900 con su forma rectangular, los contornos igualmente rectangulares de edificios y su ambiente muy característico, completando todo ello con nuevos edificios de estilo muy moderno.
Lo pasamos muy bien en el barrio de Flon y lamentamos no tener un poco mas de tiempo para tomar algo sentados tranquilamente, pero el plan era bajar a ver Ouchy.
Una vez en Ouchy nos acercamos al Museo del Olimpismo. En ese momento la cosa empezó a ponerse fea porque cada vez llovía mas. Ouchy es un lugar precioso y mi intención era dar un paseo agradable pero no paraba de llover y solo teníamos un pequeño paraguas plegable para los dos. Lo primero que hicimos fue comprar uno para Charo y ya con el en la mano pensamos lo de “Ancha es Castilla”, así que emprendimos el camino a pie hacia el camping que estaba en la misma ribera del lago pero a tres kilómetros dirección Ginebra.
Andábamos y andábamos y nos mojábamos mas cada vez, era evidente que la decisión de ir andando mientras caía el diluvio universal no tenia sentido alguno, éramos los únicos que íbamos andando por aquella amplia avenida y todo eso en una ciudad donde pasa un trolebús por cada calle y cada cinco minutos, así que cuando ambos llegamos al punto en que consideramos que habíamos mostrado suficientemente nuestro “ardor viajero”, buscamos una parada de trolebús y llegamos al camping decentemente.
Justo delante de la parada vimos varias zonas donde se podría aparcar la Gaviota para pasar la noche de forma libre (N 45º 30´ 37” E 6º 37´ 2”), de hecho en una zona de por allí vimos Autocaravanas e incluso caravanas y no parecía ser una zona habilitada, simplemente son zonas de aparcamiento muy grandes y libres.
Llegamos al área del camping empapados, la temperatura en ese momento era de 14 grados (madre mía… ayer 32 y hoy 18 grados menos), así que un poco por el frío y otro tanto para que se sacara la ropa y sentir confort no tuvimos mas remedio que encender la calefacción. Otra experiencia, en Julio y con la calefacción puesta. Suiza es así, lo normal es que haga bastante calor en verano, pero estamos rodeados de montañas y ya se sabe que la montaña es muy traicionera.
Cuando me acosté y empecé a poner en orden mis ideas de todo lo vivido el día de Lausanne la ciudad donde viví, me di cuenta de una cosa: durante años me he sentido mas de aquí que de allí (España) y he dicho a todo el mundo que soy medio suizo, es indudable que mi forma de ser se acerca mucho más al orden, respeto y educación que hay en Suiza y eso es desde luego lo que aprendí y probablemente lo que llevaba en el ADN desde mi nacimiento. Cuando vivía tan feliz en Suiza me llevaron a España sin pedirme opinión, a la fuerza y más porque iba a un colegio interno. Nunca he olvidado lo que considero parte de mi cultura, de mi esencia como ser humano y esa parte mía es suiza, completamente suiza, pero ya no soy de este mundo y nunca volveré a serlo. Suiza está en otra dimensión en todos los sentidos, es un país tan avanzado que parece de otro planeta, solo por poner un ejemplo hay que decir que el sueldo mínimo de un trabajador es de 4.500 euros al mes (el dato es de mi amigo Juan Luis Dueñas) a mi me contaron que una cajera de un centro comercial cobra 6.000 euros. Charo y yo estamos en una posición profesional muy buena, pero si pretendiéramos vivir un año en Suiza y mas con nuestra jubilación, terminaríamos siendo casi unos marginales (exagerando un poco).
Es así y hay que aceptarlo. Charo piensa lo mismo que yo en todo y se siente tan a gusto en Suiza que alguna vez hemos fantaseado con vivir aquí para siempre, en Montreux que es el lugar que ella ha elegido, pero este país está en un mundo paralelo y resulta solo alcanzable durante unos días de cuando en cuando.
Aquello de lo que tanto se habla, “me siento de aquí o de allí” pues desde que somos autocaravanistas y no paramos de conocer los distintos rincones de España, amamos nuestro país como nunca lo habíamos hecho, pero también Portugal uno de los países mas bonitos del mundo, y Francia e Italia, en definitiva nosotros somos y nos sentimos europeos hasta la médula …… pero no sé, si nos dan tiempo y un buen precio para cargar la autocaravana en un Ferry y llevarla al continente americano o al continente asiático y despues saltar a Japón … y …. en fin ….. entonces quizás terminaremos sintiéndonos ciudadanos del planeta tierra.
Y con esos pensamiento me llegó el sueño. Al día siguiente el tiempo parece que iba a ser el mismo.
Aquello de lo que tanto se habla, “me siento de aquí o de allí” pues desde que somos autocaravanistas y no paramos de conocer los distintos rincones de España, amamos nuestro país como nunca lo habíamos hecho, pero también Portugal uno de los países mas bonitos del mundo, y Francia e Italia, en definitiva nosotros somos y nos sentimos europeos hasta la médula …… pero no sé, si nos dan tiempo y un buen precio para cargar la autocaravana en un Ferry y llevarla al continente americano o al continente asiático y despues saltar a Japón … y …. en fin ….. entonces quizás terminaremos sintiéndonos ciudadanos del planeta tierra.
Y con esos pensamiento me llegó el sueño. Al día siguiente el tiempo parece que iba a ser el mismo.
6º día, 13 de Julio: Lausanne, St Saphorin, Vevey y MontreuxLa mañana apareció algo menos lluviosa, no era difícil porque el día anterior nos vino a visitar el diluvio. Desayunamos tan contentos comentando apasionadamente las sensaciones del día anterior. Después cargamos y descargamos aguas en la Gaviota y emprendimos el camino. El día de hoy teníamos programado recorrer el último tramo del Lago Lemán que puede decirse que termina en Villeneuve donde está el Castillo de Chillón.
St Saphorin |
De entrada paramos en St Saphorin, se trata de un pueblo tan pequeño como bonito (tiene algo menos de 400 habitantes). Antes de venir aquí ya nos sonaba su nombre por los vinos, es verdad que toda la ribera del Lago es una zona productora de vinos pero uno de los municipios que mas suena es precisamente el de St Saphorin. El caso es que cuando llegas te sorprendes porque es realmente muy pequeño, baste decir que en la plaza solo pueden aparcar dos o tres coches y de ella salen varias calles muy estrechas y empinadas, pero el caso es que alrededor del pueblo abundan las terrazas de viñedos con casas tradicionales suizas, lo que hace de el una visita muy interesante.
Pudimos dar un paseo a pie por los caminos que separan las parcelas construidas sobre una terraza típica de Lavaux y pudimos tocar y recrearnos en la construcción de las mismas. No es de extrañar que hayan declarado Patrimonio de la Humanidad a esta terrazas porque están hechas sobre muros de piedra muy similares a los que se construyen para un Castillo, es decir si sumas todos los muros de piedra que forman las terrazas de Lavaux no tengo ni idea qué cifra puede salir pero seguro que es muy sorprendente.
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Después de dejar el impactante mundo de las terrazas, nuestra siguiente visita era Vevey. Charo y yo hemos fantaseado muchas veces sobre el asunto de vivir en Suiza, con tanta realidad que hemos discutido acaloradamente el lugar concreto para comprar una casita (una casita mona con vistas al lago claro), ella siempre quiere que sea Montreux y yo Vevey, a pesar de ser un sueño inalcanzable discutimos con cierta vehemencia sobre los pros y los contras de uno u otro destino, como si nuestro traslado fuese inminente. La verdad es que si fuese algo posible no tendríamos ningún problema en vivir en cualquier punto del Lago Lemán porque todo es sencillamente el paraíso.
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evey es un pueblo de 17.000 habitantes que se presenta ante ti como una ciudad pequeña, sin duda vivir aquí debe ser como vivir en el paraíso, pero en nuestro caso al llegar a Vevey tuvimos un momento de lluvia total justo después de haber bajado las bicicletas al suelo. Charo en esos casos siempre considera que soy un maniático por querer ir siempre en bicicleta y me dedicó un dulce comentario con cara amarga “pero es que no ves que hoy no se puede, que no para de llover !!!! “, a decir verdad quizás no fue un comentario muy dulce.
El caso es que estuvo cayendo mucha agua durante unos 20 minutos pero afortunadamente luego dejó de llover y se podía pasear en bici muy bien, así que recorrimos toda la ribera de Vevey, hemos venido a esta localidad varias veces y siempre la vimos con un sol radiante, hoy sin embargo estaba el cielo plomizo pero no por eso el paseo dejaba de mostrar menos belleza, porque las enormes estatuas que hay casi en el agua en forma de caballitos de mar lucían quizás mas que otras veces, disfrute mucho de las barcos que llegaban al puerto y se alejaban, quizás por la luz tan especial de un día lluvioso en el borde del lago.
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Justo enfrente del tenor esta la estatua dedicada a Charles Chaplín, se trata de un homenaje de la localidad a este genio que vivió en Vevey durante 25 años. Esta claro que hubo gente muy significativa que se fijo antes que yo en este sitio.
El paseo que dimos por el borde del lago nos llevo a un lugar donde había un par de tilos impresionantes, se trata de un árbol ornamental típico de los pasos o de las calles de las ciudades europeas pero que España se conoce muy poco, nosotros lo conocemos bien y le tenemos un especial cariño. Los tilos que hay aquí en Suiza son preciosos, se conoce que el clima y el agua les favorece y es algo que vengo viendo estos días, por eso al llegar aquí y ver un árbol tan bonito con sus frutos amarillos, no pude resistirme y hacerle una fotos para nuestro blog
Después dimos un paseo por el centro de la localidad, es inconfundible la Grande Place con un mercado cubierto, que curiosamente nunca vemos con la lógica actividad de mercado, pero que siempre llama nuestra atención por las banderas que adornan su techo, éste está pegado a "la vieille ville”, es decir al casco antiguo de Vevey que es una preciosidad, lleno de pequeñas plazas, tiendas y algunos restaurantes. Los precios en nada se parecen a los que veníamos viendo hasta ahora, eso y el buen momento que estábamos pasando, gracias al paseo con la bicicletas y a pesar de ser un día nublado,nos decidió a sentarnos a comer en uno que tenía una planta primera con ventanales que daban al lago, nos costó 19 euros y encima la comida estaba estupenda. Le recordé a Charo que este es el mejor sitio para vivir en Suiza.
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Montreux
La verdad es que tenemos experiencia porque ya hemos venido otras veces a Montreux, así que al llegar al centro empezamos a dirigirnos hacia las calles mas altas del interior de la cuidad. Montreux, al igual que le pasaba a Lausanne, es una cuidad muy inclinada, quizás mas que Lausanne, en donde si tiras una pelota desde lo mas alto llegará al lago en un santiamén.
Buscamos donde aparcar en zonas mas altas de la ciudad y tuvimos suerte porque encontramos un sitio en la Rue de la Gare, solo había espacio para 16 coches pero había uno libre y nuestra Gaviota con solo 6 metros (con las bicis 6,5) entraba perfectamente. El sitio tiene restringido el aparcamiento desde las 7 de la mañana a las 7 de la tarde y solo puedes dejarlo allí un máximo de tres horas durante ese periodo. Nos quedamos y además decidimos pasar la noche ya que eran las 6 de la tarde y podríamos estar allí hasta las 7 de la mañana del día siguiente (este sistema lo utilizamos varias veces durante este viaje). El lugar era una pasada de bonito con la ventaja añadida de que al amanecer veríamos el Lago Lemán.
Nosotros tenemos claro que nos gusta mucho mas esta forma de pernoctar que la de ir a áreas, a veces es mas cómodo el área, sobre todo por los servicios de carga y descarga, pero nos gusta elegir sitios especiales que son los que mas valor añadido le dan a viajar con una autocaravana.
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El Festival de Jazz de Montreux es un evento de reconocido prestigio en el mundo entero, curiosamente no se la de veces que había pensado que me gustaría ir a ese festival, ahora resulta que estaba metido en él. No es menos cierto que venir al festival es tener entradas para las actuaciones mas importantes, o al menos para algunas de ellas, pero para mi era un autentico privilegio y me dio muchísima alegría haber coincidido.
Uno de los lugares preferidos por nosotros es el paseo al borde del lago el paseo “Quai del Fleurs”, este va desde buena parte de la cuidad de Montreux hasta el Castillo de Chillón a 2,7 kilómetros, es sencillamente un espectáculo de flores y plantas difícil de igualar, que además esta en un marco precioso con el Lago Leman a lo largo de todo el recorrido y los Alpes cerrando el horizonte, es difícil de describir tanta belleza, pero ahora con el festival el paseo estaba lleno de casetas de todo tipo, algunas con actuaciones, pero sobre todo con comida y bebida, había una ambiente increíble y en algunos lugares música en directo, el montaje del festival es de un nivel superior a todo lo que yo tengo conocido. Por cierto que el festival se preocupaba mucho de la repercusión que esa actividad podía tener en el entorno natural y bellísimo en el que se encuadra y por todos lados había recordatorios del daño que se puede hacer, nos gustó mucho el que hacía referencia a las colillas de los cigarros, que están arruinando el medio ambiente (por ejemplo en las playas) sin que a los causantes parezca importarles lo mas mínimo, la colilla es muy pequeña pero muy dañina y además son muchas. Estuvimos disfrutando del ambiente mucho rato y escuchando algunas de las actuaciones (en realidad las escuchaba yo y Charo iba por todos lados haciendo fotos). Fue un momento especial y ademas el cielo se fue despejando a medida que avanzaba la tarde, con lo cual al final fue una maravilla las vistas que teníamos al lago.
Todavía era suficientemente pronto para coger las bicicletas e ir a Chillón. Hemos estado varias veces en Montreux y siempre dijimos que debería ser una gran experiencia poder hacer el paseo desde allí a Chillón dando un paseo en bicicleta, por eso habíamos bajado las bicis, para ir dando pedales hasta el castillo.
Fue un paseo increíble sobre todo por que lo teníamos en la mente desde hace años, no solo llegamos al Castillo sino que llegamos a lo que se considera el final del lago, a Villeneuve (en realidad es el principio porque es aquí donde desemboca el río Rhone que viene cargado con el agua que baja desde los Alpes).
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Empezaba a caer la tarde y volvimos a Montreux y por lo tanto al festival. Pasamos un buen rato cenando en uno de los puestos al aire libre, escogimos uno con comida india, estaba todo buenísimo.
Empezaba a llover un poco, pero no parece que eso le moleste mucho a los suizos así que a nosotros tampoco, por lo que vimos la gente iba a estar de fiesta hasta las tantas, pero nosotros cogimos las bicis y subimos (sin poner el pie a tierra como dos jabatos) y a la cama, a dormir en la ciudad de los sueños de Charo.!
Menudo dia !!!!!!!
7º día, 14 de Julio:Montreux, Gruyeres, Bulle, Romont, Posieux Village.
Nos levantamos y después de desayunar salimos a dar una vuelta. Ya había dejado de llover y aunque todo estaba muy gris el lugar donde nos encontrábamos viendo el Lago a nuestros pies, convertía en el amanecer en un momento fantástico. Habíamos elegido un lugar inmejorable para pasar la noche, como de costumbre me gusta salir por la mañana a disfrutar del momento mientras Charo hace el desayuno.
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Montreux
Puede que esto lo haya vivido otros días de mi vida pero que yo recuerde es la primera vez que llueve sin parar ni un solo minuto toda la noche, además lluvia con mucha fuerza, también es verdad que cuando estás dentro de la Gaviota oyes caer el agua, tanto si es mucha como si es poca,lo oyes muy bien. Para colmo teníamos las ramas de un cedro por encima de la autocaravana así que de cuando en cuando descargaba el agua acumulada sobre nosotros, eso aumentaba la sensación de lluvia torrencial.
La Vielle Ville de Montreux
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Poco después ya estábamos listos para arrancar, pero antes de irnos de Montreux queríamos acercarnos a ver la Vielle Ville.
La Vielle Ville de Montreux se encuentra an la zona mas alta de la localidad y nosotros habíamos dormido muy cerca, a 5 minutos andando. Como aun no la habíamos visto era un buen momento ahora a primera hora de la mañana antes de que tuviéramos que abandonar el sitio dadas las restricciones de aparcamiento que hay en la cuidad. La Vielle Ville es bonita y al estar en la zona alta domina toda la cuidad, por allí baja un pequeño río con una fuerza que impresiona.
Bulle
Tras la pequeñísima visita matinal cogimos la Gaviota y dejamos atrás el Lago Lemán para adentrarnos en el interior de Suiza, el destino era Bulle.
Bulle está situado en el centro de la región de Gruyère, una región esencialmente agrícola, muy apegada a sus tradiciones.
Aparcamos con bastante facilidad en Bulle y fuimos andando hasta el centro.La cuidad es relativamente pequeña de unos 17.000habitantes así que las distancias son cortas.
Sabíamos que la cuidad antigua es bonita y por eso queríamos verla, pero estaba instalado el mercadillo y éste ocupaba todas las calles que había que visitar.
En principio fue un chasco y casi decidimos marcharnos pero los mercadillos centro europeos nos gustan mucho porque no son como los españoles, un cumulo de baratijas de ropa cutre, trapos baratos y cacharos de dudosa utilidad y peor gusto que tanto seducen a nuestras “tíasMarías” (la tía María es la forma que tengo yo de definir a nuestra autóctona compradora compulsiva de algo mas de mediana edad que está siempre presente en nuestros mercadillos y se rige exclusivamente por él “cuanto mas barato mejor”……. ya se que no es muy respetuoso, pero el caso es que llevo años diciendo eso y me cuesta reprimirme). Decidimos quedarnos a cotillear un poco.
La verdad es que lo pasamos de maravilla a pesar de que estuvimos casi todo el rato con el paraguas en mano. En el mercadillo se vendía de todo, fiambres, verduras, quesos, pan artesano, flores y desde luego herramientas sofisticadas que es algo que gusta mucho a los suizos.
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En el mercadillo, mas bien en el centro, había una especie de escenario donde estaba alguna gente de la comarca de Gruyere tocando música tradicional suiza.Justo al lado, en una marmita como la de Asterix estaban haciendo queso, queso de Gruyere lógicamente. Estuvimos charlando con ellos y nos explicaron -afortunadamente en francés- que están allí porque pretenden que no se olvide la forma tradicional en que se hacía el queso y de paso que se recuerde su música y sus tradiciones. Grabamos un video para recordarlo, es unos de nuestros primeros videos, así que no es muy bueno, pero recuerda muy b¡en el momento.
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Mas adelante Charo paró a comprar algo de fiambre en las tiendas que había en el mercadillo, mientras ella hacia eso yo descubrí tres personas tocando la trompa tradicional suiza. Los suizos cuidan muchísimo sus raíces, sus tradiciones y el conocimiento de sus historia, por lo tanto hay muchas cosas vinculadas a la tradición, pero quizás la Trompa de los Alpes sea la mas emblemática de todas. Fue durante mucho tiempo un instrumento de los pastores que servía para llamar a las vacas que estaban en los pastos para llevarlas al establo cuando era hora de ordeñar. Sin embargo, debido a la potencia con la que su sonido resuena en las montañas la trompa alpina fue adoptando un función mas importante, la de la comunicación con los vaqueros de las granjas alpinas vecinas y la gente del valle. Hoy en día dicha función se ha perdido y se utiliza como instrumento musical así que pueden interpretarse canciones tradicionales de los ganaderos suizos (ranz des vaches) en conjuntos de tres o cuatro instrumentos. Eso es lo que tuvimos la suerte de escuchar.
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No es fácil tener la suerte de ver en un solo día tantas cosas, fue un momento inolvidable no solo por la suerte de ver la esencia de algunas de las cosas mas emblemáticas que puedes encontrarte en Suiza,sino porque no se trataba de algo preparado para el turismo,era para su gente y nosotros estábamos allí en medio como uno mas y así nos lo hicieron sentir con la acogida tan agradable que nos dieron y el ambiente festivo que se respiraba.
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Por cierto que el fiambre que compramos y los quesos los fuimos comiendo días después y hay que decir que eran buenísimos.Del queso podíamos esperarlopero el fiambre eran tan rico que apetecía volver para comprar algo mas, solo con ver como cortaban cada loncha y ponían un papel separador entre ellas, era de esperar que tanta delicadeza se basaba en un producto de primera (la calidad suiza siempre presente).
Al salir vimos algo que esos días no paraba de repetirse en Suiza, una bandera de Portugal, supongo que en Suiza hay muchos portugueses y querían festejar que acababan de ganar la copa de Europa de futbol. En Suiza las banderas son un testimonio de orgullo, alegría y unidad, ahí queda eso, nadie las saca para darle en las narices a alguien.
Gruyere
Después de tan buen momento en Bulle pusimos rumbo hacia Gruyere.
La localidad de Gruyere
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Gruyere es un pequeño municipio de 1.800 habitantes situado en lo alto de una colina. Se trata de una localidad medieval muy bien conservada y que por lo tanto es un punto turístico de mucha afluencia. Un sitio tan turístico siempre nos incomoda un poco, porque el viajero quiere sentirse especial y ser el el único que lleva una cámara de fotos y dispara sin piedad a derecha y a izquierda, la cosa es así y tengo que confesarlo, así que llegas a Gruyere y tienes que esperar y esperar a que tres señoras o mas se hagan la foto a turnos delante de una fuente que tú crees haber visto primero.
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El caso es que en Gruyere ya habíamos estado pero con todas y con esa decidimos volver porque por muy turístico que sea el pueblo merece la pena verlo una vez mas. Además el entorno donde se encuentra es precioso, ese día llovía, no mucho pero llovía y a pesar de ello la vista se saturaba con tanta belleza.
Aparcamos en unos aparcamientos que tienen habilitados al efecto para coches, autocaravanas y autocares y subimos a pie hasta Gruyere. No es mucho el camino pero hay que hacerlo a pie porque el acceso en coche esta prohibido.
El pueblo es un plaza y poco mas, le rodean algunas casas que son las que estuvieron en su día dentro de la fortificación. Afortunadamente se ha conservado muy bien y es precioso verlo.
La idea era cenar en Gruyere una fondue de queso tal y como habíamos hecho en 2007 cuando estuvimos aquí por primera vez, es lo mas típico del mundo pero es algo que nos hubiera gustado hacer, pero esta vez habíamos venido antes de la cena y no nos apetecía tomarla a la hora de comer, así que bajamos a nuestra Gaviota y el cocinero que llevo dentro improvisó una comida estupenda que resultó mucho mas económica aunque mucho menos divertida.
Después fuimos a Romont un pueblo pequeño de unos 5.000 habitantes. Habíamos decidido ir a esta localidad por dos razones, la primera que parecía interesante, pero sobre todo porque allí sabíamos que había un área para autocaravanas. Las dos cosas eran ciertas pero sólo a medias, porque el pueblo era interesante pero se puede prescindir de su visita si no te pilla a mano, en definitiva no era nada especial y en cuanto a lo del área, mas a medias aún, porque se trata de un área para solo dos autocaravanas donde nos obstante había una tercera, es decir, todas las plazas ocupadas, además parecía que estaban allí desde hacia días y no tenían mucha intención de marcharse. Hay que añadir que el área dispone de luz gratis y estaban enganchadas las tres.
Decidimos que teníamos que consultar Internet en algún sitio antes de retomar el viaje y saber que previsiones de tiempo teníamos por delante. Encontramos una cafetería estupenda, nos sentamos cerca de unos grandes ventanales que daban a su jardín, comprobamos que Internet iba a toda pastilla, pedimos dos tés y dos trozos de tarta de albaricoque con nata liquida, todo por 20 euros.No nos pareció caro, además el sitio y el servicio merecían la pena. Pudimos consultar las previsiones meteorológicas, la lluvia nos dejaba tranquilos a partir de la mañana siguiente y aparecería el sol para quedarse.
Así que nos tranquilizamos y seguimos cotilleando tranquilamente en el ordenador, de pronto viendo el Google Maps vimos un lago muy cerca de Gruyere y Bulle, el Lago de Gruyere. Nos sorprendimos bastante porque habíamos estado recorriendo la zona todo el día y no habíamos visto un lago tan grande por ningún sitio, además la cosa tiene su guasa porque diseñamos un viaje al que llamamos “el curso de los ríos y lagos de Suiza” y no nos habíamos enterado de que pasamos al lado del Lago de Gruyere.
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Es extraño que hayamos estado en Bulle y en Gruyere sin ver nada que haga referencia a este pedazo de Lago.
Estábamos muy a gusto en la cafetería pero había que buscar ese lago.Quedaban bastantes horas de sol porque era pronto aun y además había dejado de llover y el cielo parecía que tenía menos ganas de guerra.Al salir vimos un plano del lugar en una de las paredes de la cafetería y nos hicimos mejor a la idea de como llegar al Lago de Gruyere.
Estábamos muy a gusto en la cafetería pero había que buscar ese lago.Quedaban bastantes horas de sol porque era pronto aun y además había dejado de llover y el cielo parecía que tenía menos ganas de guerra.Al salir vimos un plano del lugar en una de las paredes de la cafetería y nos hicimos mejor a la idea de como llegar al Lago de Gruyere.
Así que nos pusimos a ello, en el navegador no aparecía como punto de interés por lo que tocaba rodar con la Gaviota a la aventura. Pasado Bulle la carretera era siempre cuesta arriba, eso nos extrañó, los lagos suelen estar en los valles, al poco parecía que descendíamos un poco, siempre íbamos en la misma dirección para supuestamente darnos de bruces con el Lago. Algunos carteles nos hacían sospechar que el lago quedaba cerca pero cada vez las carreteras eran mas estrechas, ahora siempre cuesta abajo, nos encontrábamos en un camino tan estrecho que la Gaviota ocupaba todo el ancho, si en ese momento alguien hubiese venido cuesta arriba, no se qué hubiéramos hecho.Afortunadamente vimos un pequeño espacio a la derecha y paramos un tanto asustados pensando que nos íbamos a quedar varados como las ballenas cuando se acercan demasiado a la playa.
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Nos debatimos entre dar la vuelta o seguir hacia delante cuando un amable Suizo me toca a la ventanilla, menudo susto porque estábamos en un lugar precioso pero no habíamos visto a nadie en muchísimo tiempo, a estas alturas ni siquiera una vaca, bajé la ventanilla esperando una reprimenda del tipo “pero vosotros estáis locos! como bajas por este camino tan estrecho con un bicho tan grande”, pero no fue así, el suizo estaba haciendo deporte por el camino y cuando vio que nos apartábamos pensó que necesitábamos ayuda, afortunadamente hablaba francés y nos explico que podíamos seguir hacia abajo, que llegaríamos sin pérdida al Lago en un lugar que hay una restaurante. Nos explico también que se trata de un lago artificial, es decir de un embalse entre las ciudades de de Bulle y Friburgo. Cuanta gente amable hay por el mundo.
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Seguimos camino abajo y por fin llegamos al Lago, un lugar precioso, un auténtico descubrimiento que recomendamos a todo el mundo, además allí se puede hacer noche de maravilla, es tranquilo y completamente ideal (N 46º 37´36” E 7º 5´36”). Se trata de un aparcamiento libre habilitado para la gente que baja al lago, además allí está una casa rural restaurante que se llama Les Laviaux (Route du Lac 23, 1638 Morlon) y abre todo el año por lo que cuando hay nieve el lugar es una autentica postal navideña, es decir un autentico paraíso.
Este viaje estaba teniendo muchos momentos mágicos pero este, sin duda, fue uno de ellos. |
Después de disfrutar un lago rato de nuestro momento descubrimiento en el que, exagerando un poco, sentimos algo parecido a lo que sintió Cristóbal Colón al pisar tierras americanas, volvimos a hacer el camino estrechisimo de vuelta no sin un cierto agobio, pero tuvimos suerte y no nos cruzamos con nadie.
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Posieux Village
La idea era ir a Friburgo a dormir pero pensamos que ya era muy tarde y podía resultarnos algo complicado encontrar un sitio en un ciudad que es también una cuidad inclinada, así que terminamos durmiendo en Posieux Village, un pueblo muy pequeño y tranquilo a solo 7 km de Friburgo, todo un acierto para dejar nuestra casita esa noche.
8º día. 15 de Julio: Posieux,Friburgo, Payerne, Estavayer-le-Lac
La noche en Posieux fue estupenda y al levantarnos nos llevamos una gran alegría porque hacía sol, había alguna nube de algodón lo que contribuía a que los paisajes fueran mas bonitos. Estos días lo hemos pasado de maravilla pero hemos tenido algún momento de agobio cuando la lluvia no nos dejaba tranquilos, además hacía bastante frío, durante el día entre 10 y 13 grados lo que supone que por la noche mas, así que teníamos que encender la calefacción al menos un rato, llegas con las ropas mojadas y si no hace algo de calor dentro de la Gaviota no se seca nada, de hecho las zapatillas que llevábamos puestas el día del Museo Olímpico en Lausanne todavía tardaron dos días en secarse. El calor que pasamos en Ginebra a estas alturas parecía fruto de nuestra imaginación.
Así que el flamante amanecer en Posieux no pudo ser mas bonito. Nos dimos una vuelta por los alrededores del lugar donde habíamos dormido y pudimos comprobar que éramos bienvenidos porque la gente nos saludaba cuando pasaban al lado de la Gaviota, nos veía al lado de la Gaviota como si fuéramos unos vecinos suyos de toda la vida, es mas, estuvimos charlando con una vecina un buen rato.
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Antes de partir fuimos al super de Posieux, para comprar algunas cosas, era temprano y pensábamos que podía estar cerrado…. llevaba dos horas abierto, exactamente desde las 6 horas y 15 minutos de la mañana, no se si será por si te caes de la cama y se te ocurre comprar algo o sencillamente porque aquí se trabaja mucho.
Tras las compras nos despedimos de Posieux y nos fuimos a Friburgo. Friburgo |
Supongo que habrá gente que se sorprende de que en Suiza haya una ciudad que se llame Friburgo porque conocerán el Friburgo de Alemania (que en realidad se llama Friburgo de Brisgovia). A mi me pasó en su día lo contrario porque solo conocía el Friburgo de Suiza y me despistaba ver que había otro en Alemania (para colmo relativamente cerca).
Friburgo es una cuidad de 36.000 habitantes y cuenta con una importante universidad que aporta a la ciudad un ambiente juvenil inconfundible. En su momento fue una de las ciudades más grandes de la Edad Media por ello hoy cuenta con un casco antiguo de un encanto medieval incomparable.
En principio es una ciudad francófona, pero linda con la parte alemana y a veces escuchas hablar a la gente en alemán, lo que hace de ella una autentica ciudad bilingüe. SE encuentra en en el corazón de Suiza, entre Lausanne y Berna, es la capital de la región de Gruyères.
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La ciudad está partida en dos, una la mas antigua, junto al río, la otra en la parte alta es mas moderna. Entre una y otra hay unos doscientos metros de desnivel, tanta diferencia de altura resuelta en muy poco espacio supone una característica muy peculiar de la ciudad donde es normal que para ir de un lado al otro se haga a través de calles serpenteantes, caminos y escaleras.
Nosotros aparcamos en un parking que está en una zona intermedia, ni arriba ni abajo, se trata de un lugar estupendo donde podríamos haber pasado la noche perfectamente. El parking (N 46º 48´6” E 7º 9´21”) tiene una limitación de tiempo y hay que pagar, 6 euros 3 horas (en nuestro caso fueron 4 porque desde las 13 a las 14 horas no se paga), pero por la noche, tal y como suele ser habitual en las ciudades no se paga, así que es un lugar estupendo donde dormir y con el parking casi siempre vacío.
Al fondo del parking hay una escalera de subida y otra de bajada ya que estamos en zona intermedia, nosotros optamos por subir y llegamos directos al Punto de Información, cogimos unos mapas y empezamos a disfrutar de Friburgo.
La Catedral
La Catedral de San Nicolas es una autentica joya gótica, exteriormente llama la atención por la gran torre que tiene a la cual es difícil hacerle una foto porque esta encajada entre varios edificios, parece ser que se puede subir hasta arriba pero nosotros no vimos la manera, así que entramos dentro y estuvimos sentados un buen rato disfrutando de sus vidrieras y de sus altas naves en un estado de conservación impresionante. Da envidia ver como tienen todo tan cuidado en Suiza si uno recuerda como está nuestro patrimonio.
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Una vez vista la catedral parece que tus pies te dirigen casi sin darte cuenta hacia un inevitable descenso por varias estrechas y empinadas calles que te conducen hacia el río. Friburgo está ubicada en un promontorio rocoso bañado por tres lados por el curso del río Saane (o Sarine). Al descender hacia el curso del río la ciudad empieza a mostrar su otra cara, la de la pequeña ciudad medieval, es fácil que se tenga la sensación de estar en un pequeño pueblo, con sus casas entramadas y hasta con restos de una fortificación, se trata del el barrio medieval de Auge, también conocido como la ciudad baja, es la zona más antigua de la ciudad de Friburgo, donde ya nos muestra abiertamente su otra cara, bien alejada de lo que entiendes es una ciudad, de hecho, Auge en origen fue un pequeño pueblo que con el tiempo pasó a ser absorbido por el municipio de Friburgo. En el hay más de 200 fachadas góticas del siglo XV que confieren a su casco antiguo un encanto medieval incomparable.
El Puente de Berna
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No es la primera vez que venimos a Friburgo pero pasear por la ciudad baja es una experiencia siempre única. La vez anterior que vinimos comimos en en un restaurante que hay al lado del Puente de Berna, un puente de madera que data de 1270, allí comimos una Rosstï que es una especie de tortilla de patata picada muy fina y con queso derretido en su interior en este caso con un huevo encima. Esta vez pedimos lo mismo sentados al borde del río con una cerveza, aquel momento lo mismo que ocurrió en 2007 nos pareció algo irrepetible, pero sin duda que volveremos a repetirlo, porque se ha convertido en un clásico en nuestras vidas.
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Después de comer y de pasar un buen rato viendo la fuerza del río Saane atravesamos el Puente de Berna para dar un paseo por el borde del río, allí vimos a alguna gente disfrutando del sol. Llama la atención la calidad de vida de que disfrutan en estas ciudades suizas donde siempre hay lugares idílicos donde descansar o tomar el sol tranquilamente, la sociedad suiza es muy competitiva pero al tiempo disfruta de lugares como estos donde uno puede relajarse y disfrutar de momento de tranquilidad.
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Continuamos nuestro camino por el barrio de Planche de la parte baja de la ciudad en dirección al lugar donde hablamos dejado aparcada a la Gaviota y tras cruzar de nuevo el río llegamos a otro de los lugares icono de Friburgo, su histórico funicular. Construido en el siglo XIX, este funicular está a caballo entre el pasado y el presente, lo apodan cariñosamente «Funi» y une la parte baja de la ciudad con el moderno centro. Este simpático funicular de color verde es único en Europa, no se muy bien cómo pero parece ser que utiliza un curioso sistema de contrapeso de las aguas residuales de la ciudad, llegando cada vagón a almacenar hasta 3.000 litros. Estos suizos siempre tan ingeniosos, dan su mejor versión cuando se trata de llevar a la gente en transporte público.
Teníamos pensado pasar el día entero en Friburgo pero es una ciudad mucho mas pequeña de lo que recordábamos y la habíamos visto muy bien en algo mas de media mañana.
Hay cuestas y mas cuestas así que no pudimos sacar las bicis, por cierto que aquí vimos mas bicicletas eléctricas que nunca. Si las bicis de Suiza y el resto de Europa son a simple vista cien veces mejores que las nuestras, lo de las bicis eléctricas es como de otra galaxia, las hay parecidas a las que vemos en España (las pocas que se ven) pero hay otras que son alucinantes, de hecho, al menos algunas llevan matricula, una matricula similar a la que llevan los ciclomotores en algunos lugares de España. Es evidente que estos nos llevan un par de galaxias de adelanto.
Y tomamos la Gaviota camino de Payerne.
Payaren es un pueblo sencillo de apenas 10.000 habitantes que no tiene mucho, no obstante conste que el pueblo es bonito, pero veníamos de ver tanta maravilla que a simple vista no llama tanto la atención. Habíamos leído que merecía la pena ver su iglesia y para allá que fuimos. La Iglesia en realidad es una Abadía que domina el centro medieval de la localidad, se trata de la mayor obra románica de Suiza.
Cuando llegamos resultó que la estaban reformando por dentro y por fuera, de hecho no pude sacar una foto en condiciones de como es por fuera, así que pongo una sacada de Google, por dentro mas de lo mismo, pero como son tan organizados te permiten ver la mitad ya reformada y la otra mitad todavía en obras, a través de unos cristales que junto con un tapiado provisional de madera separa el trozo que está en plena reforma.
La verdad es que merece la pena venir a Payerne, la iglesia tiene frescos muy bien conservados que adornan las paredes de estilo gótico, mas o menos del siglo XV, sencillamente alucinante, tanto eso como el órgano que es actual. Nos dejamos apuntados volver algún día cuando tengan terminada la restauración del conjunto porque va a ser una maravilla.
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La Abadía de Payerne
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De todas formas nosotros habíamos elegido Payerne entre otras cosas porque dispone de un área (con enganche a la luz gratis) así que cargamos y descargamos y una vez visto Payerne decidimos poner nuestro destino hacia Estavayer-le-Lac.
Estavayer-le-LacEstavayer-le-Lac ha sido uno de los lugares estrella de este viaje, por muchas razones, primero porque es una localidad al borde del lago de Neuchatel absolutamente encantadora y además porque pasamos allí uno de los mejores momentos de este viaje con el festival de jazz y el paseo en barco a través del Lago de Neuchatel.
Está muy cerca de Payerne y tan solo tiene 5.000 habitantes, así que cuando íbamos de caminos pensamos que era un brazo de Payerne que llega al lago, pero no es así, porque Estavayer-le-Lac es una localidad preciosa con muchísima vida.
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Pero una advertencia para los que van con una autocaravana: Ojo y mucho ojo con ir hacia la Ville Medievale, porque según llegas desde Payerne hay una puerta en la muralla con un arco de medio punto de 3 metros de alto (imagino que menos por los laterales). Lo mismo ocurre si se decide girar hacia la izquierda, así que solo se puede llegar al agua bordeando la Antigua Ciudad por la parte de la derecha.
Nosotros lo resolvimos dejando la Gaviota en una zona de aparcamiento a la entrada de la localidad en Route de Payerne nº 6 (N 46º 50´42” E 6º 49´19”) , fue un total acierto, no solo porque el lugar era muy agradable y tranquilo sino porque desde allí nos desplazamos varias veces en bicicleta o andando. Para ir al centro es mejor ir andando, la bicicleta solo compensa si vas a la orilla del Lago.
Esa tarde al llegar nos acercamos al centro y todo estaba muy animado, el ambiente festivo te contagiaba. Llegamos a una cervecería con músicos tocando jazz y al poco vinieron otros músicos tocando mientras recorrían las calles. En ese contexto nos costó un poco pasear por las calles para visitar la localidad en vez de sentados a participar del jolgorio, poco después comprobamos que tenían un festival de jazz en marcha. No nos extrañó demasiado porque en las localidades suizas cuando llega el verano hay actividades culturales por todos lados, aunque no deja de llamar la atención que un pueblo de 5.000 habitantes sea capaz de generar tanto ambiente cultural. El caso es que llegamos muy pronto, alrededor de las 5 y ya se notaba el ambiente del festival en las calles, de hecho estuvimos escuchando a mas de un grupo, así que tras dar una vuelta por el pueblo y bajar a la orilla del lago estuvimos escuchando un poco de jazz en directo con tan poca gente que parecía que tocaban solo para nosotros.
Conste que el pueblo es una auténtica maravilla, es sencillamente precioso y el paseo que dimos nos gustó tanto que por un momento nos olvidamos de que en las calles estaba sonando la música.
Una vez hecha la visita a Estavayer-le-Lac y dado que la noche prometía mayores emociones, decidimos irnos a cenar a la Gaviota y bajar otra vez a ver mas música de jazz en directo.
El festival de jazz se desarrollaba de forma que hay al menos cinco lugares, muy próximos entre si, donde están otros tantos grupos tocando para todo el que se quiera acercarse a escuchar música, es gratis total, si quieres puedes tomar algo o en algunos casos cenar, pero no es necesario hacer ninguna consumición para escuchar la música en directo. Lo mas increíble es que los grupos eran todos muy buenos, tríos y cuartetos. Yo que soy un melómano empedernido y Charo que no se queda atrás no salíamos de nuestro asombro, así que escuchamos música aquí y allá y no dejamos de sorprendernos de lo bien que se lo pasa la gente en esta pequeña localidad. Se trata simplemente de escuchar jazz del bueno, de una calidad excelente y de tomar una cerveza o comer algo mientras disfrutas de una noche cultural. Miraba a mi izquierda y derecha y no dejaba de pensar en las fiestas de nuestros pueblos y compararlo con lo que estaba viendo, todo tiene su momento, pero este momento fue muy especial.
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Al final terminamos en lo que debía ser el escenario principal (si fuese tenis la pista central), allí había un grupo francés con una chica estilo Amy Winehouse, donde estuvimos desde principio a fin y fue una autentica gozada, eran músicos buenísimos y muy divertidos. Lamentablemente al final la noche se acabó y fuimos a acostamos, sería solo la una de la noche, pero entendemos que eso aquí supone como acostarse a las tres de la madrugada. Eso sí, íbamos felices.
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En plan para esa mañana era ir en barco desde Estavayer-le-Lac a Yverdon les Bains, así no teníamos que mover La Gaviota y de paso disfrutábamos del lago de Neuchatel desde el barco, cogeríamos el barco llevando las bicicletas. La hora de salida era las 10:45 de la mañana así que desayunamos y nos vestimos acordes con lo bien que lucía el sol esa mañana.
Cuando salimos la temperatura era de 24º pero soplaba mucho el aire y sentíamos un poco de frío, de hecho esa noche como las anteriores, habíamos dormido con un edredón y al levantarnos encendimos la calefacción.
Al llegar a la zona donde se supone que era el puerto dudábamos de si estábamos en el lugar correcto, allí hay un pontón para que atraquen barcos pero no hay oficina ni nada parecido así que no sabíamos si era ese el lugar exacto donde iba a recogernos el barco y sobre todo si había que sacar los billetes con antelación. Preguntamos a un par de viandantes cogidos a lazo ya que no había mucha gente por allí paseando y nos confirmaron que era ese el lugar donde atracaría el barco y que no hacía falta sacar billete ya que se paga al subir.
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Poco después llegó nuestro barco. Pagamos 20 euros cada uno por el billete de ida y vuelta de Estavayer a Yverdon con una reducción de precio que muy amablemente nos explicó el operario pero que no entendimos (quizás algo relacionado con las bicicletas). El caso es que el precio era de 30 francos y pagamos 20.
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En el recorrido al principio hacia bastante frío, era temprano y el día aunque estaba despejado, no era caluroso, así que pasamos dentro para no pasar frío. En cualquier caso no deja de ser un viaje por el lago y siempre es una experiencia muy especial aunque la veas a través de las ventanas.
Llegamos a Yverdon, es un pueblo muy bonito, le dimos un vuelta demasiado corta porque íbamos con la hora de salida del barco, pero nos encantó. Se trata de una pequeña ciudad de 26.000 habitantes lo que la hace muy agradable. Su posición a los pies de los montes del Jura y al borde del lago de Neuchatel la hace ser un lugar idílico, además es la estación termal más importante de la Suiza occidental. Es un lugar muy concurrido en especial en verano ya que la ciudad y sus alrededores son un auténtico paraíso natural y del deporte acuático.
Yverdon les Bains |
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Sabíamos que a lo largo de la orilla que va desde Estavayec hasta Yverdon se extiende la reserva natural de Grande Cariçaie. Esta zona es santuario de más de 1.000 especies de plantas y 10.000 especies de animales y desde mayo a octubre en el centro de protección natural Champ-Pittet, que está muy cerca de Yverdon-les-Bains, se puede disfrutar de esta riqueza natural de la orilla pantanosa del lago. Parece ser que hay unos senderos, así como un centro de observación de aves. Al final decidimos no visitarlo. Habrá que volver a Yverdon porque lo hemos visto demasiado deprisa y esta zona tiene mucha para disfrutar.
Comimos en un supuesto tailandés( lo que realmente parecía es un chino). Nos llamó la atención que se negaron a darnos una botella de agua del grifo, es una tradición suiza pedir una botella o jarra de agua del grifo sin coste alguno, pero se conoce que los chinos no entienden de esas cosas y aunque están en Suiza fijan sus propias reglas.
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El caso es que el retorno a bordo del barco fue muy divertido y lo pasamos de maravilla.
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Cuando llegamos a Estavayer-le-Lac comentamos que habíamos pasado 24 horas muy intensas y Charo repetía hasta la saciedad que aquí había que pasar unos días cuando seamos libres y llegue mi jubilación, pero ahora somos viajeros itinerantes “con prisas”. Es lo que toca cuando estás en edad laboral, así que tocaba irse. |
Avenches
Serían la 5 de la tarde cuando pusimos rumbo hacia Avenches. Llegamos a este pueblo sin demasiadas expectativas porque habíamos leído en algún sitio solamente una reseña a los restos de su gran pasado romano del que solo quedaba parte de un anfiteatro.
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Pues bien, lo del pasado romano y los restos del anfiteatro es verdad, pero no es menos cierto que es una población encantadora que bien merece un buen paseo. En este sitio como en tantos otros Charo siempre dice que tenemos que hacer nosotros una guía de esas que se venden en las librerías pero con un contenido distinto, porque en esas dichosas guías si no hay una catedral o un museo de “no se qué” no recomiendan nada y hay lugares que meren la pena simplemente porque son encantadores, a veces por sus paisajes, por sus calles o incluso por sus gentes o por la vida que se respira. El caso es que ya le digo yo a Charo que la Gaviota Viajera es (mas bien será cuando tenga mas años) una guía, pero creo que ella se refiere a esas encuadernadas que se venden en el Corte Inglés.
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Murten
Y nos dirigimos a Murten (6.000 habitantes). Nada mas llegar nos dimos cuenta de que se trata de una visita imprescindible. El pueblo medieval está maravillosamente cuidado y es muy bonito.Se encuentra en un promontorio cerca del lago lo que supone que hay dos zonas, la cuidad medieval en la parte alta y la zona de playa al borde del lago en la parte baja, pero lo que mas te impacta nada mas llegar es que hay muchísima vida, incluso mas que en Estavayec.
De entrada nos dirigimos a la zona del lago para buscar un sitio donde aparcar la Gaviota y pasar la noche, encontramos una zona de aparcamientos donde había otras autocaravanas. Se trataba de un lugar precioso rodeados de praderas enormes de césped y con el lago a pocos metros, así que allí dejamos nuestra Gaviota (N 46º 55´59” E 7º 7´13”).
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Toda la zona que bordea el lago de Murten es una pradera de césped que quita el sentido, además hay kioscos donde se sirven bebidas. A cierta distancia del agua hay algunos hoteles de lujo con terrazas para cenar, entre unos y otros un paseo peatonal muy agradable que se puede recorrer con las bicicletas. Vaya lugar !!!.
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Al poco decidimos subir al pueblo, es decir a la parte alta donde esta la villa medieval, en bicicleta, estamos hechos unos jabatos y ya no hay cuesta que se nos resista.
Es indiscutible que Murten (Murat en francés) es un pueblo turístico por su belleza y por tratarse de un pueblo medieval perfectamente cuidado, pero no es uno de esos sitios donde hay un turismo asfixiante que te agobia, sino mas bien viajeros que vienen a pasar unos días tranquilos en un lugar precioso. Paseamos y no parábamos de repetir aquello de “qué bonito!!!!!”. Charo dice que tenemos que empezar a inventarnos otras palabras para no decir siempre lo mismo.
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Dimos un buen paseo, es una localidad bastante pequeña con solo 6.000 habitantes por lo que la ves enseguida. El paseo consistía en conocer mas al detalle Murten porque ya habíamos estado en la parte alta el día anterior por la tarde, así que en cierto modo ya lo conocíamos.
Es un lugar encantador, donde puedes pasear por su calles tranquilas y con mucho colorido.
Antes de bajar estuvimos en la zona del reloj desde donde hay una terraza con vistas al lago de Murten y a la parte alta de la localidad. Desde allí dimos por terminada la visita y bajamos a recoger la Gaviota, colgamos las bicis y pusimos el navegador con Neuchatel en el punto de mira, es decir volvimos al lago de Neuchatel (ahora estábamos en el de Murten) para completar el recorrido que teníamos previsto.
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Neuchatel
Neuchâtel cuenta con un área para autocaravanas. Tardamos media hora escasamente en llegar (N47°00'05", E6°57'26", Parking, Rue des Falaises, 2000 Neuchatel, la conocíamos por el libro ingles de áreas por Europa que tenemos.
El área tiene capacidad para ocho plazas y dispone de un Eurorelais para cargar agua y vaciar las aguas negras, además luz gratis, si bien en este caso solo hay cuatro enchufes
El área tiene capacidad para ocho plazas y dispone de un Eurorelais para cargar agua y vaciar las aguas negras, además luz gratis, si bien en este caso solo hay cuatro enchufes
Lo mas peculiar es que tienes luz gratis pero no hay ningún sitio para desaguar las grises, solo está el desagüe de las aguas negras en el Eurorelais. Se conoce que los que hicieron el área debían pensar que las autocaravanas son como las caravanas, que tienen un bidón en el suelo y que luego vaciamos en el mismo sitio que las aguas negras, así que todo el mundo lo hacía en una rejilla de aguas pluviales que había en el área. No es la primera vez que me pasa algo así, pero que ocurriera en Suiza nos impactó muchísimo
El área está bastante cerca del lago aunque desde el área no se ve y a solo 1,5 km del centro de Neuchatel. Por espacio caben muchos mas vehículos, es decir el resto del espacio que no ocupan las ocho autocaravanas está reservado a turismos, pero estos tienen un límite de 12 horas con el disco (es decir, lo marcas en el disco y no hay que pagar).
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La autocaravanas no tienen limite, como las plazas no estaban delimitadas había mas autocaravanas, mientras estuvimos nosotros mas del doble. Por otro lado, al menos aparentemente, había poco control, quizás porque el área parece estar en tierra de nadie: Nosotros enganchamos la luz pero ya había otros cuatro enganchados cuando solo hay cuatro enchufes. El truco estaba en que uno había puesto un enchufe doble. En fin, el día que estuvimos nosotros estaba lleno de franceses de esos que yo llamaría “de categoría especial” mas cercanos a lo que es un jubilado estilo perro flauta con su cuerdecita con ropa tendida y la barbacoa y otros trastos por los alrededores del vehículo, no me extraña que haya gente que a veces nos vea con desconfianza.
Neuchâtel es la ciudad mas importante de la zona, tiene 33.000 habitantes y dado su nivel de infraestructuras parece mucho mayor.
Neuchâtel es la ciudad mas importante de la zona, tiene 33.000 habitantes y dado su nivel de infraestructuras parece mucho mayor.
Se trata de una localidad con un casco histórico importante y donde las referencias son el castillo y su iglesia colegial de estilo gótico construida durante la Edad Media. Solo por esa riqueza merece la pena venir a Neuchâtel, pero a nosotros no fue eso lo que nos enamoró sino quizás fue la excepcional situación junto al lago, o la animación sureña que se vive en el casco antiguo, o las verdes colinas que se ven en segundo plano y desde luego el imponente frente de los Alpes nevados que se ven desde la ciudad al otro lado del lago.
Se puede distinguir y así lo hicimos, el Jungfrau y el Mont Blanc que con sus 4.800 metros de altura es perfectamente visible.
Neuchâtel es hermoso pero además reina una serenidad que te cautiva. Charo y yo dijimos muchas veces durante el viaje eso de “aquí tenemos que volver y quedarnos varios días”, pero sin duda el lugar en que mas lo repetimos fue en Neuchâtel. Disfrutamos muchísimo. Cuando nos fuimos, fue como consecuencia de cumplir nuestros objetivos sobre la ruta diseñada, porque somos unos ruteros compulsivos, aunque lo más razonable hubiera sido pasar varios días allí.
Al asentarnos en el área la temperatura había subido muchísimo, estábamos a 32º pero la sensación era de estar a muchos mas, el área no tenía ni una miserable sombra, así que tras darle varias vueltas decidimos (no era una opción ponernos a pasear con tanto calor ) que nos íbamos al borde del lago con la intención de bañarnos. Venimos de lagos y hay que hacer honor a los mismos.
Cogimos las bicis convencidos de que íbamos a recorrer un buen camino hasta encontrar un buen sitio para darnos un chapuzón, pero no tardamos ni 10 minutos en encontrarlo. Por la parte de abajo del área hay un camino bien pavimentado que te lleva hasta el centro de Neuchâtel, el camino número 3 (está numerado como ruta de bicicletas), pues bien al poco de cogerlo vimos una piscina. Nos costó 7 euros por persona un precio muy razonable. Se trata de ese tipo de piscinas que hay en todos los lagos suizos, con una zona de césped impresionante y con la doble alternativa de bañarte en el lago o en los vasos de la piscina, hay vestuarios, restaurantes etc … en fin una piscina normal pero al borde del lago (Piscines du Nid-du-Crò). En este caso también había una zona de parque acuático con toboganes de agua. La situación hacia de esta piscina un lugar impresionante porque estás al borde del lago y al otro lado puedes ver los Alpes coronados por el Jungfrau y el Mont Blanc, ademas como no podía ser de otra manera en un lago suizo los patos, cisnes y barcos de vela, insuperable !!!!! < En la foto la piscina, el área mas arriba y el camino de bicicletas |
Ya en la Gaviota comimos malamente, hacía muchísimo calor y decidimos volver ala piscina del Lago, pero entrar otra vez a la piscina y volver a pagar la entrada no nos apetecía, así que buscamos en la orilla del Lago algún lugar, encontramos uno donde había mucha gente bañándose.
Fue una experiencia, sin duda no fue del todo estupenda, pero una experiencia interesante. Se trataba de un lugar donde lo mas característico es que todos son emigrantes, rumanos (mas bien gitanos rumanos), sudamericanos, marroquíes, etc … El ambiente no tenía nada que ver con el que había en la piscina, era otro mundo, en este último los niños no juegan educadamente sin molestar a nadie, sino que lo hacen al futbol a diez centímetros de tu cara, se habla muy alto y estás rodeado del humo de las barbacoas (en plural), en menos de una hora habíamos conocido dos ambientes muy distintos el uno del otro.
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Después de un buen rato en la zona el espacio suburbial del borde del lago volvimos a coger a la Gaviota dejamos la ropa de baño y cogimos las bicicletas para acercarnos a Neuchatel.
Tomamos la Route de Falaises (ruta nº 3) que pasa debajo del área y por delante de la piscina y a los pocos minutos de un agradable paseo en bicicleta, llegamos a Neuchatel.
Tomamos la Route de Falaises (ruta nº 3) que pasa debajo del área y por delante de la piscina y a los pocos minutos de un agradable paseo en bicicleta, llegamos a Neuchatel.
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Se trata de una cuidad que engancha, elegante y bonita, atractiva y con mucha vida, pero sin duda lo que más nos gustó fue el paseo junto a la orilla del lago, qué maravilla!!!! Allí se volvió a meter en el agua Charo, hacía calor y ya empieza a ser una costumbre.
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Después dimos un lago paseo por la cuidad, no es muy grande y a pesar del calor el recorrido resultó muy agradable.
Decidimos cenar algo en un restaurante del centro para conectarnos a Internet ya que estábamos incomunicados con nuestros móviles sin linea. Fue una cena estupenda.
Decidimos cenar algo en un restaurante del centro para conectarnos a Internet ya que estábamos incomunicados con nuestros móviles sin linea. Fue una cena estupenda.
Al salir volvimos a pasear por la orilla del lago donde había muchas parejitas bañadas por la luz de la luna, no era cuestión de molestarles así que me contuve y no les hice una foto, no por falta de ganas porque la imagen era perfecta.
Dormimos de maravilla. Por la mañana nos pusimos manos a la obra para salir del área porque a las doce pasaba justo por allí el Tour de France y no iban a dejar que nos moviéramos en unas cuantas horas. Poco después llegamos a Biel. Supuestamente es una ciudad bilingüe, de hecho de eso presumen, pero nosotros tuvimos la sensación de que habíamos perdido la lengua francesa con la que nos encontramos tan cómodos. |
Aparcamos a la entrada de la ciudad y cogimos las bicicletas para acercamos pedaleando al centro, poco después llegamos a lo que podríamos llamar la parte comercial y moderna. Habíamos leído que hay que ver la Plaza Ring y nos pusimos a preguntar a todo el que veíamos. Fue ahí cuando llegamos a la conclusión de que ya habíamos dejado el idioma francés porque no nos entendían, parece ser que todos, al menos todos aquellos a los que preguntamos, hablan alemán y solo alemán, pero además nadie parecía conocer la Plaza Ring.
Decidimos organizarnos por nuestra cuenta y que le den morcilla a la Plaza Ring, fue todo un acierto, seguimos pedaleando y nos acercamos al lago. Este es el viaje de los lagos así que estábamos en el centro de nuestro “Leitmotiv” (por cierto término alemán). El Lago de Biel es el tercero de los lagos de esta zona de Suiza y el que nos faltaba, además como todos los anteriores es precioso.
El momento baño en el Lago de Biel fue impactante porque al poco de meterse Charo en el agua, se le acercó un cisne observándola con detenimiento a algo menos de dos metros, cogí la cámara a toda prisa y conseguí sacar una foto. Luego me bañé yo y el cisne seguía por ahí, pero solo eso …. por ahí, a mi no quiso saludarme.
Pasamos un buen rato al borde del Lago y seguimos nuestro camino volviendo otra vez al centro a ver si descubríamos la dichosa plaza Ring. Toda esa zona moderna se encuentra en la planicie aledaña al lago, se trata de los edificios altos que configuran la parte moderna de la ciudad, estuvimos un rato dando un paseo por esta zona y nos dirigimos al casco antiguo, fuimos andando, estas ciudades antiguas merecen ser vistas con la pausa que da un paseo a pie. La parte antigua se encuentra sobre una suave colina pegada a la parte nueva y algo más alejada de la ribera del lago.
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Es sencillamente un lugar imprescindible de ver. Quedamos absolutamente impactados por lo bonita que es esta parte de la ciudad.
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La ciudad es grande, de unos 30.000 habitantes, bueno grande para lo que se suele ver en Suiza, pero en cualquier caso parece tres veces más grande. Desde el momento que llegas te das cuenta de que el río Aar (en alemán Aare) es omnipresente. Este río no es cualquier río, por su caudal recuerda mucho al Ring, así que Solothurn es lo que es por el Aar.
Solothurn es considerada como la ciudad barroca más bella de Suiza, donde se reúne la grandeza italiana con el encanto francés y el carácter arraigado de la Suiza alemana. Es llamativo la cantidad de edificios del barroco y del renacimiento. El casco histórico dicen que cuenta con once iglesias y capillas y un número idéntico de fuentes (la verdad es que las fuentes están por cualquier sitio en Suiza y siempre llaman tu atención).
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De todo lo que vimos quizás lo que más nos gustó fue la catedral St. Ursen. Se trata de una auténtica joya cuya fachada fue donada por Luis XIV cuando en la ciudad mandaban los franceses. La catedral se ve por todos lados y su fachada te impacta cuando estás a sus pies, pero lo que más nos dejó boquiabiertos fue el interior, es de un estilo barroco perfecto, lleno de detalles impresionantes. Vaya por delante que el barroco, cuando está tan bien conservado como es el caso de la catedral de St. Ursen en Solothurn, es mi estilo favorito (si es que tengo uno y no son todos), pero el caso de esta catedral es especialmente llamativo porque es impresionante, así que me puse a disparar fotos como un poseso para intentar llevarme su grandeza y siempre me quedaba corto, además en ese momento sonaba el órgano así que estuvimos disfrutando un buen rato de aquella maravilla, no podía haber mejor momento para grabar un video para que a través de un barrido quede en nuestra web tanta belleza.
Dimos un amplio paseo por el casco histórico que está cerrado a los coches y tiene multitud de tiendas. Poco después bajamos otra vez al río Aar en la parte donde hay un parque, allí llamó poderosamente nuestra atención un mueble expositor de libros hecho de cristal, las puertas no tenían cierre alguno y podías llevarte los libros que quisieras. Se trata de un sistema de préstamo en la calle, tu eliges libros y te los llevas a casa, cuando los has leído los vuelves a dejar en el armario de cristal y si lo deseas te llevas otros. De hecho, vimos par de señoras eligiendo libros para llevarse, había de todo tipo, ficción, ensayos, incluso algunos enciclopédicos de esto y aquello. Madre mía, qué envidia !!!! a menudo leo en los foros que en todos lados cuecen habas y que los extranjeros son tan maleducados e incívicos como nosotros y bla, bla, bla …. La realidad es que no hay mejor prueba que la que teníamos delante de los ojos, porque no se me ocurre cuanto tiempo tardarían en desaparecer los libros, e incluso la librería, si la tuviéramos en uno de nuestros parques.
Tocaba hacer una parada técnica así que nos sentamos en una de las terracitas del borde del río. Buscábamos la sombra porque hacía calor (más o menos 32º) y no éramos los únicos porque en el río vimos a la gente bañándose. No se trataba como hacemos en España de un espacio habilitado al efecto, sino de algo mucho más original, al menos para nosotros.
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Desde un punto del curso del río se suben a un pequeño colchón hinchable con forma redonda, del tamaño de la cámara de una rueda de camión pero con algo más de diseño, es decir solo se parece a estas en la forma y el tamaño. Una vez dentro del agua se atan las embarcaciones con unos cabos y te dejas llevar río abajo, como la corriente no es muy fuerte van bajando suavemente mientras sus ocupantes charlan entre ellos. Más abajo en un punto más o menos definido se arriman a la orilla y vuelven a tierra firme.
Semejante forma de disfrutar su río nos pareció de lo más pintoresco.
Recordamos que en Berna, precisamente también en el Aar se bañan de forma similar solo que allí no usan embarcaciones sino que nadan dejándose arrastrar por la fuerte corriente, ya que el Aar a su paso por Berna lleva mucha más velocidad.
El caso es que pasamos un rato distraídos con el curioso modo de bañarse en el rio, sin saber que de esta o de formas similares lo veríamos muchas más veces en el resto del viaje.
Recordamos que en Berna, precisamente también en el Aar se bañan de forma similar solo que allí no usan embarcaciones sino que nadan dejándose arrastrar por la fuerte corriente, ya que el Aar a su paso por Berna lleva mucha más velocidad.
El caso es que pasamos un rato distraídos con el curioso modo de bañarse en el rio, sin saber que de esta o de formas similares lo veríamos muchas más veces en el resto del viaje.
Schaffausen
Cogimos la Gaviota y emprendimos camino hacia nuestra siguiente parada, nos dirigíamos a Schaffhausen. El recorrido iba a ser uno de los más largos de estos días con 142 km. No nos gusta ir por las autopistas porque creemos que te pierdes buena parte del viaje pero en este caso y por excepción decidimos hacerlo así porque si no íbamos a llegar demasiado tarde, quizás de noche y eso suele complicar la búsqueda de un lugar donde dormir con la Gaviota (salvo que vayas a un área).
Aparcamos y nos dirigimos a la ciudad antigua que teníamos a muy pocos metros. Ya era lo suficientemente tarde para que no buscasemos las sombras al caminar, así que aprovechamos para tomar contacto con Schaffhausen en el mejor momento del día.
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En este momento tengo que hacer una pausa para hacer una exégesis del dichoso nombre de esta localidad. Hay que reconocer que el nombre se las trae, incluso para mi que he vivido en Suiza me cuesta pronunciarlo en alemán y cuando lo digo siempre miro a mi alrededor pensando que la gente se está partiendo de la risa.
Como se sabe los nombres de las ciudades del mundo entero se dicen de forma distinta dependiendo del idioma en el que estás hablando, en el caso que nos ocupa Schaffhausen se diría Escafusa, si, Escafusa, no lo he escrito mal. Para mi y para cualquier hijo de vecino es evidente que Escafusa se parece a Schaffhausen como un huevo a una castaña.
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Supongo que hay razones históricas muy respetables para traducir algo que no se puede traducir pero la cosa es así y hay que respetarlo, como si no fuera suficientemente difícil en este caso concreto hacerlo en alemán.
Nada más entrar empezamos a impresionarnos con las casas con fachadas medievales pintadas y con balcones cubiertos que eran una maravilla, las calles de la zona antigua están empedradas y son peatonales así que resulta muy agradable dar una vuelta. No hicimos mucho más que sacar un buen puñado de fotos y nos fuimos a la Gaviota de vuelta a cenar y dormir.
12º día, 19 de Julio: Schauffasen, las Cataratas el Rin y Stein am Rhein
Nos levantamos muy temprano, no recuerdo bien la hora pero quedaba bastante para que fueran las 9. Había un policía en la zona del parking y nos acercamos a preguntarle, nos dijo que no había problema de aparcar allí siempre que respetemos las reglas, es decir pagar y no invadir más de un espacio. De todas formas nos aconsejó que fuéramos a un aparcamiento que está algo más arriba donde el precio y las limitaciones eran mucho menores. Así lo hicimos y nos trasladamos a un lugar mucho mejor (47º 42´7” N 8º 38´6” E) y solo un poco más lejos, no había apenas coches y las plazas eran más grandes, también tuvimos que pagar pero mucho menos y con mayor amplitud de tiempo.
El caso es que a las 9,15 ya estábamos camino de la ciudad vieja de Schaffhausen. Volvimos a pasear por las mismas calles otra vez, vimos más o menos lo mismo que la noche anterior pero esta vez con la luz del día, es curioso que todo se ve distinto, los voladizos, las pinturas de las fachadas de las casas, a lo que se añade que todo el casco antiguo de Schaffhausen está cerrado a los coches y lo convierte en uno de los lugares más pintorescos de toda Suiza. Muchas de sus hermosas casas gremiales y burguesas se remontan a la época gótica o barroca.
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Esa mañana el casco antiguo, que ofrece numerosos comercios, estaba más animado que de costumbre porque estaba instalado un mercado callejero, nos llamaron especialmente la atención el mercadillo de verduras por su colorido siempre especial, al lado se halla la iglesia gótica de San Juan con unas características acústicas extraordinarias.
Nos llamó la atención una curiosa forma de poner bancos en la calle, los suizos siempre obsesionados con presentar nuevas formas de servicios públicos, en este caso mobiliario urbano y al mismo tiempo de hacer todo con un esmerado gusto por la estética, los comercios tenían delante de sus puertas bancos públicos para sentarse en la calle con distintas aspectos que resultaban muy divertidos.
El interior del Castillo (la Fortaleza Munot)
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Habíamos bajado las bicis y decidimos acercarnos a las Cataratas del Rhin, es decir a Rheinfall, pedaleando. Son solo 4 kilómetros de un camino de tierra siempre bordeando y siguiendo la corriente río abajo.
Al llegar allí hacía bastante calor, Rheinfall es muy turístico pero gracias a una correcta organización y a lo impactante que resultan las cataratas te olvidas de todo y disfrutas del salto de agua más grande de Europa. El salto tiene una anchura de 150 m, desde donde se ven caer varios cientos de metros cúbicos de agua por segundo por una altura de 23 m.. |
Es impresionante sentir el estrépito del agua. Vimos como hay barcos que también se acercan al borde de las catarata y a la enorme roca ubicada en medio del salto.
Recurrimos otra vez a filmar un video porque una foto no puede reflejar el movimiento del agua precipitándose hacia abajo con una fuerza impresionante, todo ello a escasos metros de nosotros. Después de tantas sensaciones nos vino bien volver a la ciudad en bici dando otra vez un bonito paseo. |
Stein am Rhein
Esa mañana durante el paseo al borde del Rhin en Schaffhausen, habíamos visto un puerto con barcos amarrados, vimos que había uno que iba a Stein am Rhein, una visita que teníamos programada, la hora de salida eran las 13 horas, es decir sería casi imposible que nos diese tiempo a coger el barco al volver de las Cataratas pero gracias a que íbamos en bicicleta ganamos mucho tiempo.
De entrada nos contrarió el consejo porque 20 kilómetros en bicicleta lo mires como lo mires es una buena tiradita. Al preguntar el precio pudimos entender porqué no lo decía, la ida de dos personas con dos bicicletas nos costaba 80 euros, si hacíamos la ida y vuelta en barco eran 160 euros …. ahí es naaa !!!. Afortunadamente el barco ya estaba en marcha porque sino quizás no lo hubiéramos cogido y hubiéramos perdido un montón de estupendas sensaciones.
El barco soltó amarras definitivamente y emprendió la marcha.
El barco soltó amarras definitivamente y emprendió la marcha.
El barco sigue el curso del Rhin a contracorriente hasta llegar a Stein y resulta una auténtica delicia. Durante su recorrido pudimos comprobar lo mucho que disfruta la gente de Suiza de sus ríos, van en lanchas o se bañan en zonas habilitadas para ello.
Pasamos por varios pueblos y definitivamente llegamos a Stein am Rhein. Con tanto ir y venir no habíamos comido nada así que nos pusimos a comer y después vimos el pueblo.
No disponíamos de demasiado tiempo para verlo porque íbamos a volver a Schaffhausen en bicicleta y no queríamos ir apretados de tiempo y que se nos echara la noche encima.
No disponíamos de demasiado tiempo para verlo porque íbamos a volver a Schaffhausen en bicicleta y no queríamos ir apretados de tiempo y que se nos echara la noche encima.
Stein am Rhein es un pueblo precioso al borde del Rhin que no tiene un solo rincón en el que no merezca la pena perderse, además para hacerlo todavía más “mono” es un pueblo muy pequeño. El dia en que estuvimos nosotros estaba instalado en la plaza principal un escenario para actividades culturales, a pesar de lo cual no le restaba ni un ápice de hermosura al conjunto de edificios que configuran la misma. Stein tiene casas a ambos lados de río que se unen por un puente, las casas que están a la orilla del Rhin parecen salidas de una película o de una pintura impresionista.
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Poco después emprendimos la marcha pedaleando para volver a Schaffhausen. En Suiza las señalizaciones son buenisimas llegando a marcar al detalle las distintas rutas que hay que seguir en bicicleta, nosotros identificamos bastante bien la que teníamos que hacer para llegar a nuestro destino, pero aun así nos perdimos varias veces porque vas dando pedales y es relativamente fácil saltarse una señal. Siempre te fastidia perderte porque te cuesta volver hacia atrás y retomar tu camino, pero en este caso tuvo su lado bueno porque la gente que encontramos nos mostró una amabilidad de esas que te llegan, en especial un suizo que iba haciendo deporte con su bici, se desplazó hasta el lugar donde nos habíamos equivocado y allí se quedó para asegurarse de que no nos volvíamos a equivocar.
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Así que el viaje de vuelta fue fantástico casi siempre al borde del río. Hacía calor pero paramos a bañarnos como ya era costumbre diaria en el viaje, lo hicimos en una de esas piscinas naturales que en Suiza hay por todos lados.
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Y llegamos a Schaffhausen. Pasamos un intenso día en esa localidad en la que dormimos dos noches y decidimos cenar en uno de sus restaurantes para despedirnos, es difícil que olvidemos cualquiera de estos sitios que visitamos porque para eso tenemos la Gaviota Viajera, pero Schaffhausen no creo que lo hubiéramos olvidado nunca en cualquier caso.
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13º día, 20 de Julio: Schauffasen, Arbon
Después de desayunar volvimos a retomar nuestro camino, con algo de pena porque lo pasamos muy bien en Schauffasen. Pusimos rumbo a lo que era para nosotros una asignatura pendiente: el Lago Constanza. Habíamos venido varias veces a Suiza y siempre llevábamos la idea de ver el Lago Constanza, un poco por similitud con el Lago Lemán que es nuestra gran debilidad, pero por unas u otras razones siempre se quedaba fuera de ruta, así que ver este lago era una consecuencia lógica, en especial en un viaje en el que habíamos puesto como idea principal los lagos y los ríos de Suiza.
Arbon
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No nos importó ir por autopistas aunque el recorrido no era muy largo, así que el navegador nos llevó por donde le dio la gana y eso supuso que atravesaramos un par de veces territorio alemán.
El lago Constanza debe su nombre a que la ciudad más importante situada en su orilla es la ciudad de Constanza. Esta se encuentra en territorio alemán justo al lado de la frontera hasta el punto de que muchas de las personas que trabajan en Constanza viven en Suiza. Quizás hubiera sido lógico conocer Constanza en este viaje pero llevábamos un programa muy cargado y con ver cosas en Suiza ya teníamos de sobra.
La idea era estar un par de días en uno de los campings que hay al borde del lago, queríamos estar algo más tranquilos y disfrutar del lago con paseos en bicicleta, además los campings al borde de los lagos de Suiza suelen ser estupendos, así que en cuanto volvimos a entrar en suelo suizo tras dejar atrás Constanza, empezamos a buscar los campings que tenemos en una guía internacional alemana, que está con nosotros desde hace unos años.
Fue decepcionante porque estaban todos hasta la bandera, en el primero de ellos, suponemos que por la proximidad a Constanza, lo que más había eran caravanas fijas y eso no es algo que nos guste mucho. Salimos de allí y fuimos a otro y a otro hasta que llegamos a Arbon. La llegada fue regular porque después de encontrar el camping nos hicieron dar media vuelta porque desde las 12 horas hasta las 15 no atienden al público, estar estaban allí, pero se conoce que son sus horas de descanso y no te atienden, podrían habernos dejado entrar y luego hacíamos el checking, pero no, ya se sabe que los suizos cuando se cierran en banda se cierran herméticamente. Tuvimos que irnos de allí porque molestabamos y así aprovechamos para comer en una zona aledaña. En momentos como estos es en lo que te das cuenta porque somos autocaravanistas y no campistas.
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Cumplida la hora de recreo de la recepcionista del camping, hicimos la entrada triunfal, le había sentado bien el descanso porque aquella mujer seca y borde que nos mandó a paseo, ahora era muy simpática …... bueno quizás solo algo simpática.
Situamos nuestra Gaviota justo al borde del Lago y dedicamos un buen rato a descansar y disfrutar de las vistas, al poco vimos un zepelin que parecía venir a darnos la bienvenida a Arbon. El camping se llama “Camping Buchhorn” (47°31'28"N 9°25'13"E), no es demasiado grande, más bien pequeño, con lo cual los servicios son mejores. |
Como somos unos inquietos, despues de descansar un par de horas, cogimos las bicis y nos fuimos pedaleando a conocer Arbon.
Casi sin darnos cuenta el rodar de las bicis nos llevó a la orilla del Lago en Arbon. Habíamos pasado por la parte de ciudad histórica de esta localidad de 14.000 habitantes, es muy bonita pero la hora de la tarde era ideal para estar en la zona de la orilla. |
Puede que sea la parte más importante de la ciudad porque se puede disfrutar de unos paseos preciosos al borde del Lago Constanza y bañarse en él o meterse en la piscina. Como siempre que hay una zona de esparcimiento al borde de un lago en Suiza, nos encontramos con una extensión enorme de césped. Nosotros nos dejamos atrapar por el momento, vimos que había gente que se bañaba así que también hicimos lo mismo.
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Estuvimos bastante tiempo disfrutando de las vistas en la orilla del Lago y como no, bañándonos. Éramos conscientes de que esta era la última vez este año que íbamos a bañarnos en un lago de Suiza y queríamos saborearlo muy bien. Después nos fuimos a cenar a la Gaviota. Había sido un día más tranquilo que los anteriores y eso había estado muy bien, ahora a cenar y a disfrutar del atardecer.
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Cada vez que estamos en estos lugares tan paradisíacos comentamos sobre la suerte que tienen los suizos de poder disfrutar de lugares para el esparcimiento tan idílicos y próximos a la naturaleza, es cierto que es una sociedad muy competitiva donde la gente trabaja mucho y también que llueve bastante, pero cuando sales del trabajo y el mal tiempo te da un respiro, Suiza tiene lugares como este que son una maravilla. Poder bajar al lago y disfrutar de tanta belleza y tranquilidad debe hacer la vida más agradable, se que es una opción muy distinta a la que tenemos los españoles y también que hay mucha gente, quizás la mayoría, que piensa que como en España no se vive en ningun lado, pero cuando estás en un sitio así tienes la sensación de que estás viendo el paraíso y estar en el paraíso, aunque solo sea de cuando en cuando es algo que, al menos a Charo y a mi, nos encanta.
Cenamos en el exterior mientras veíamos a las fochas (ave palmípeda de color negro y pico blanco) moverse entre las cañas del lago que estaban cerca de la orilla a escasos metros de nosotros, y algunos barcos de vela que se resistían a volver a puerto y querían aprovechar la bonita tarde hasta el anochecer. Por supuesto nos bebimos una botella de vino blanco suizo. El vino suizo es una maravilla y el marco no merecía menos.
Después llegó el atardecer y se nos llenaron los ojos con la luna que se reflejaba en el agua del Lago, hice unas cuantas fotos para conseguir la que pongo aquí.
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Esta circunstancia no es la primera vez que la veo, es más casi podría decir que es la norma de uso en la mayoría de los sitios, porque lo he visto en este viaje en Neuchatel y aquí en España en un montón de lugares, lo más “divertido” cuando en el camping de Saint Jean de Luz (Francia) los del camping nos mandaron a descargar las aguas grises al prado de al lado, manda narices !!!!. Quiero pensar que se hace por desconocimiento pero no deja de llamarme la atención lo mucho que se preocupan algunos de negar el pan y la sal a las autocaravanas y que no vigilen esta locura de tirar aguas llenas de detergentes y restos de comidas al conducto de las aguas pluviales, cuando saben que termina en nuestros ríos (en este caso en el Lago de Constanza) sin pasar por la depuradora. Verguenza me da de formar parte, aunque sea de forma involuntaria, de estos insensibles con el medio ambiente.
Reconozco que me puso un poco de mal humor el asunto, pero teníamos por delante una jornada apasionante y lo que enrealidad era nuestro último día de recorrido por los ríos y lagos de Suiza.
En el plan del viaje la idea que teníamos inicialmente era terminar este día en Basel para despedirnos del Rin, uno de los ríos más importantes del mundo y desde luego de Europa, pero habíamos pensado acercarnos también a la zona de Appenzell porque estaba muy cerca de Arbon y es uno de los lugares donde nació la Confederación Helvética junto con el Lago de los Cuatro Cantones. Después sobre la marcha pensamos que merecía la pena ver St. Gallen aunque fuera demasiado deprisa. |
Así que retomamos camino pero primero fuimos a ver el casco histórico de Arbon que el día anterior no tuvimos tiempo de ver.
Lo más relevante del casco histórico es sin duda su Castillo, pero se trata de un lugar fantástico para pasear entre edificios de relevancia histórica y como siempre en perfecto estado, ademas de muy bonitos. Dimos un paseo sin prisa y disfrutamos del pueblo con lo bonito que es todo.
Lo más relevante del casco histórico es sin duda su Castillo, pero se trata de un lugar fantástico para pasear entre edificios de relevancia histórica y como siempre en perfecto estado, ademas de muy bonitos. Dimos un paseo sin prisa y disfrutamos del pueblo con lo bonito que es todo.
St. Gallen
Poco después llegamos a St Gallen. Se trata de una bonita ciudad de 75.000 habitantes, ubicada entre el Lago de Constanza y la región Appenzellerland, posee un casco urbano encantador y cerrado al tráfico rodado. Como en tantas otras localidades de la zona abundan los saledizos (balcones cerrados o miradores que sobresalen de la fachada) pero en St. Gallen quizas haya mas, son preciosos, pintados con ilustraciones típicas de esa ciudad.
Nos costó un poco encontrar un sitio para aparcar porque el centro en la zona de la estación estaba todo en obras y no se podía pasar, pero al final se nos acercó un taxista para ayudarnos y fue gracioso, nos hablaba en alemán y mediante señas hasta que nos escuchó hablar y resulta que era sudamericano así que nos indicó de maravilla como salir de aquel laberinto de obras y aparcar.
Aparcamos en un lugar muy céntrico y cogimos las bicicletas con lo que nos desplazamos al centro histórico con mucha facilidad y rapidez. Estuvimos paseando y no se si hay como presumen 111 miradores pero vimos muchos que aún se conservan en el casco antiguo llenos de antiguas casas burguesas, están adornados de forma llamativa y tienen nombres tan fantasiosos como mirador del camello, del pelícano y del cisne.
En el centro de todo está el distrito del Convento con la Catedral y Biblioteca. Es patrimonio mundial cultural de la UNESCO y la verdad es que nos nos extrañó en absoluto, nos quedamos sentados dentro de la catedral asombrados por su belleza y estado de conservación (es de estilo barroco más bien rococo)
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Rodeados de tan bonitos edificios te encuentras en mitad de una zona comercial de mucho nivel, es decir todo bastante caro, no es que sea una noticia especial en Suiza, pero aquí nos pareció todo algo más caro, le hice una foto a un escaparate de ropa para mujer en que los precios van desde los 450 francos suizos por una chaquetita hasta los 1.700 por otra chaquetita (el franco y el euro están casi a la par), entre medias un vestido “horrible de la muerte” por el módico precio de 730 francos suizos, si lo compras, además, te vas “super super” contento porque estaba rebajado, antes costaba 1.229 francos.
Nos fijamos en una de las calles principales de la zona comercial donde estaban haciendo obras en la calzada, no es difícil encontrar obras públicas en Suiza en los meses de verano porque siempre están mejorando en lo que a sus infraestructuras se refiere y en verano lógicamente más, pero no es una cuestión baladí observar como lo hacen, el orden la limpieza, los materiales y sobre todo el nivel profesional que se respira de las cosas bien hechas.
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Hice una foto porque la cosa no es para menos, seguro que se me escaparon muchos detalles pero me pareció que primero hacen las zanjas donde se instalan los tubos con los conductos de alcantarillado, agua, fibra óptica, luz ... , enfin, todo muy bien ordenado. Eso se compacta muy bien y se echa una capa de solera para fijar bien el conjunto, después se remata con aglomerado de carretera (vamos que se remata con un pavimento) y después, por si fuera poco, se reciben los adoquines de piedra con cemento, vamos que barato no resulta, eso sí el acabado es impecable. Charo no paraba de repetir cada vez que vemos una obra pública (es decir todos los días varias veces) que los suizos han resuelto el problema del paro de los obreros de la construcción muy fácilmente.
Decidimos volver a la Gaviota para comer un poco y continuar con el viaje. Por el camino había gente comiendo en la calle en casi cualquier banco o mesa de las plazas y zonas peatonales. Ya sabíamos que aquí la gente tiene unos sueldos elevadísimos comparados con los de España pero aún así les debe de resultar caro comer en los restaurantes de la zona porque era llamativo la cantidad de gente comiendo con distintas versiones de comida, bocadillos, tartera traída de casa o comida rápida de restaurantes económicos ”take away”. Nosotros contagiados por el despiporre de gente comiendo en la calle cogimos algo para picar (eran las 11 de la mañana, muy pronto para nosotros) y nos sentamos en un banco a escasos metros de la Gaviota donde comían bocadillos un par de chicos jóvenes y una señora una ensalada dentro de una tartera …...…. hay que integrarse con el paisaje.
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La zona comercial de la parte moderna, pavimento rojo con coche incluido, aquí si no retiras el coche a tiempo no se andan con chiquitas...jajaja. !!!
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Appenzell
Volvimos a coger la Gaviota y emprendimos camino en dirección a Appenzell, al llegar aparcamos justo antes de entrar en la localidad en un aparcamiento.
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El casco urbano es toda una zona peatonal y te invita a pasear por sus pintorescas calles, llenas de numerosas tiendas y lo que es menos agradable, de bastantes turistas aunque no llega a ser agobiante en absoluto.
La característica distintiva de la ciudad son las casas profusamente pintadas con frescos exteriores. Es difícil hacerle una foto a todas pero juro que nosotros lo intentamos. |
El pueblo de Appenzell y todo el cantón está situado en un paisaje de colinas típicamente suizas difícil de ver en cualquier otro sitio del planeta.
La región presenta lo típicos pastos para vacas suizas, pero nosotros no veíamos ninguna así que preguntamos y nos dijeron que en verano pastan en la parte alta de las montañas para después hacer el tradicional regreso de los animales al valle.
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Se trata de un lugar muy arraigado a sus tradiciones o a decir verdad más arraigado que el resto de suiza que de por sí ya lo está y mucho, con manifestaciones como la música y bailes tradicionales, además de excursiones en el Alpsteingebiet (grupo de los Alpes de Appenzell de más de 2.500 metros de altura). Ante tanta tradición nos dejamos llevar por una publicidad que había en el pueblo con unos lugareños vestidos con los trajes tradicionales de la zona y posé (quizás indignamente) junto a ellos.
Hacer senderismo en Suiza es siempre una maravilla pero en ese lugar debe ser increíble con una red de caminos para excursionistas especialmente densa.
Ya he explicado en cosas de Suiza que el país en su conjunto es muy especial en lo que se refiere a su forma de entender la democracia, se trata de una democracia directa de verdad, pero si eso es así en los cantones de Appenzel y Glaris la cosa adquiere una dimensión muy superior ya que sobrevive una forma de democracia directa que es posible únicamente en comunidades pequeñas como esas. Ocurre que una vez al año, miles de votantes de estos Cantones se reúnen al aire libre en el Landsgemeinde o Asamblea de todos los habitantes, y se toman decisiones respecto a las elecciones y los asuntos del Cantón. La foto que adjunto no es mia, es evidente que no estaba allí en ese momento, hubiera sido tener mucha suerte, pero la foto lo refleja muy bien.
Al terminar volvimos a la Gaviota y pusimos el punto de mira en Basel, nuestro último destino.
Basel
Así que llegamos con nuestras bicicletas hasta la ciudad vieja, ésta sencillamente espectacular con edificios medievales muy bien conservados. Continuamos bajando hacia el Rin porque la ciudad vieja está muy inclinada con calles empinadas que terminan en el rio, asi que las bicicletas no iban a servirnos mucho.
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Casi sin darnos cuenta llegamos a uno de los lugares más característicos de la ciudad, la plaza grande de mercado con su palacio municipal suntuosamente adornado de piedra arenisca roja y su catedral de la época románica tardía y gótica, en aquel momento los edificios estaban iluminados por el sol rojizo de la tarde lo que aumentaba el de por sí color rojizo de esos monumentos y nos quedamos con la boca abierta. Dimos un paseo por el casco antiguo donde vimos tiendas de libros antiguos y tiendas modernas de diseñadores actuales, pero en cuanto subimos un poco más o giramos una u otra calle, por todos lados aparecía el Rin. Ese río al menos en Basel ejerce una atracción magnética.
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Pasear la ciudad antigua supone subir y bajar calles y escaleras y aceptamos el reto y callejeamos sin descanso, pero a cada poco había un mirador con vistas al río así que sucumbimos a su llamada y bajamos hasta cruzar por el puente a la otra orilla.
La tarde era preciosa, hacía sol y el calor suficiente para disfrutar del río sin que resultase agobiante así que nos pusimos a ello. El Rin al menos ese dia, era un hervidero de vida así que nos mezclamos entre ellos y disfrutamos muchísimo. |
El Rin
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Nada más llegar descubrimos unos barcos enganchados por un cable que cruzaban de un lado a otro del río, se trata de un ferry que utiliza la fuerza de la corriente para trasladar la gente de un lado a otro de la orilla sin tener que llegar hasta el puente. Lamentablemente nosotros ya habíamos cruzado por el puente y no teníamos tiempo para probar la experiencia. Ellos presumen de que este barco/ferry es como el de una tarjeta postal de hace 150 años con cuatro pintorescos ferrys que salen de cuatro sitios distintos.
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En el río como de costumbre había mucha gente bañándose, pero aquí en Basel estos baños tienen su cosa particular. Como la costumbre aquí en Basel, como en otros sitios, es bañarse dejándose llevar por la corriente del río, resultaría necesario dejar tu ropa y tus pertenencia en algún lugar para después volver a pie a por ellas. Esa problemática se ha resuelto muy ingeniosamente, porque resulta que se ha puesto de moda el uso de una bolsa de caucho de llamativos colores donde la gente mete sus pertenencias y se mete en el agua con la seguridad de que estas no se van a mojar, luego se cierra la bolsa doblando la boca sobre sí misma de forma que queda herméticamente cerrada y no solo no entra en ella nada de agua, sino que además se llena de aire lo que te permite usarla de flotador mientras bajas flotando río abajo.
La verdad es que nos hubiera gustado meternos en el agua y probar la experiencia pero no nos atrevimos porque si lo hacemos mal y entra agua se nos arruinarían los móviles y la cámara, hubiera sido un mal asunto.
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La Gaviota nos ha hecho evolucionar como personas mucho más de lo que a veces creemos darnos cuenta porque en aquel momento estábamos cerrando nuestro viaje a Suiza, ya solo quedaba acostarse, dormir y al día siguiente emprender rumbo de vuelta a casa, sin embargo recuerdo nuestra felicidad y lo alegres que estábamos, ayudados por la cerveza sin duda, pero sabiendo que después de este gran viaje vendrán otros quizás tan buenos como este.
15º y 16º día, 22 y 23 de Julio: Basel y vuelta a casa.
Nos levantamos por la mañana temprano para emprender el camino de vuelta a casa, Hoy estábamos alojados en una de las calles céntricas de Basel, lo cual pone de manifiesto que si se quiere y se tiene respeto y sentido común (eso es básico) no es tan difícil ser autocaravanista como piensan algunos. El caso es que hice una foto a nuestra Gaviota para recordarlo y la verdad es que cuando la he visto, para colgarla en el relato, me ha sorprendido un poco porque parece que somos unos de esos autocaravanistas salvajes que aparcan en cualquier sitio sin respetar las normas y molestando a todo el mundo, asi que habia pensado “mejor la pongo no sea que algún compañero autocaravanista me escriba echándome la bronca”, pero la verdad es que no estorbamos en absoluto, los pocos camiones que pasaban lo hacían holgadamente, además estaba aparcado detrás de una furgoneta tan ancha o más que nosotros (la muy asquerosa se fue sin avisar antes de que hiciese la foto) e incluso cuando desayunabamos vi pasar a la policía sin que nos dijesen nada de nada.
Emprendimos la marcha nos quedaba día y medio de camino y no era cuestión de entretenerse. Poco después al llegar a la frontera de Suiza con Francia, de pronto nos quedamos parados. Al principio pensamos que se trataría de algún problema por el paso de los vehículos a través de la frontera, era media mañana y pensamos que había más tráfico de lo normal. Pero el caso es que seguimos ahí en el mismo sitio pasados 15 minutos. Así que aprovechamos para recrearnos en los recuerdos de estos días en Suiza. Al llegar a la hora de espera, comenzó a llover pero no habíamos avanzado ni un solo centímetro, nos dijimos que aquello era una señal, Suiza, nuestra querida Suiza, sabía que nos disponíamos a salir y enviarnos una señal, nos atrapaba y no quería dejarnos marchar.
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Asi que Charo, un poco cansada de estar parados, cogio el paraguas y comenzo a caminar hacia delante entre los coches, volvió unos minutos después cuando ya empezaban a encender los motores ……. al final la cosa no era tan bonita y bucólica, sino que había ocurrido un accidente en unos de los túneles de salida y tuvieron que retirar los vehículos implicados en el siniestro.
Y salimos de Suiza, pero es seguro que volveremos, amamos ese país y nunca terminas de verlo y mucho menos nunca dejas de disfrutar cuando lo visitas (o tendría que decir cuando vives en el?)
Y salimos de Suiza, pero es seguro que volveremos, amamos ese país y nunca terminas de verlo y mucho menos nunca dejas de disfrutar cuando lo visitas (o tendría que decir cuando vives en el?)