Viaje a la Navidad
Primera Parte: Camino de Austria
Desde hace tiempo, tenemos la costumbre de viajar en Navidad a centroeuropa, ya lo hemos hecho dos veces, en 2015 fuimos a Alsacia, en Francia, nuestro estreno con este tipo de viajes, desde luego un viaje que nunca olvidaremos y que sin duda repetiremos algún día. El año pasado, en 2017 fuimos a Bélgica, fue también un viaje fantástico y lo pasamos muy bien.
Los dos viajes nos hicieron tomar conciencia, más si cabe, de que en esa parte de Europa la navidad se vive de otra manera, quizás sea por el concepto de la navidad de adviento o simplemente porque aman mas la navidad que nosotros, pero es distinta, más bonita, más emotiva e incluso, más alegre. |
También tenemos otra razón, Charo y yo siempre la pasamos solos, tenemos una familia tan corta que no da para juntarnos en Navidad y para colmo cada uno en un lado distinto de la geografía mundial, así que poner tierra de por medio es una buena idea, por lo que cada año buscamos un lugar distinto dónde pasarla.
Lo curioso de este viaje a Austria, es que pasaremos el día de Nochebuena en Viena con nuestra prima Agnes, que se trasladará desde París para pasarla con nosotros en la ciudad imperial. Todo un lujo. <<< Como siempre en nuestros relatos los protagonistas seremos nosotros, Charo y Carlos, aunque tendremos una artista invitada cuando lleguemos a Viena.
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Nuestro viaje tuvo una fase de preparativos muy intensa, al fin de cuentas sólo somos un par de españolitos poco habituados a los rigores climáticos que se acostumbran en Austria. Tras distintas comunicaciones con las embajadas de España en Viena y de Austria en Madrid, entendimos que era obligatorio llevar ruedas de invierno, al menos en las dos ruedas del eje de tracción. La preparación alcanzó otros pequeños detalles para estar preparados por la posibles nevadas que sin duda íbamos a vivir.
Pasamos gratis en alguna autopista por la acción de los piquetes de chalecos amarillos esa era la cara amable, pero también vivimos el caos y el desorden de algunos grupos de violentos.
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... y nos topamos con los chalecos amarillos ...Y emprendimos nuestro camino en dirección a Austria, a donde llegamos seis días después, debido a varias razones, por un lado, íbamos despacio y por otro porque nos topamos con los chalecos amarillos que tenían a Francia en pie de guerra o quizás no fuera así, pero así no lo parece a nosotros que sufrimos sus cortes de carretera y en ocasiones malos modos. Desconociamos el alcance de las porteras
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Camino de AustriaEl recorrido comenzó en la localidad francesa de Annecy
Nuestro viaje a la Navidad austriaca, para nosotros tuvo dos paradas previas, las que hicimos en Annecy en Francia y después en Montreux en Suiza antes de llegar a Feldkich (en la frontera de Austria) porque a fin de cuentas es a la Navidad centroeuropea a la que vamos cada año, esta vez centrados en Austria.
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Annecy (Francia)
Después de recorrer media península llegamos a Francia y en la frontera sufrimos serias retenciones al tratarse de uno de los sábados de protestas de los chalecos amarillos, tardamos un dñda entero para llegar a Narbona. A la mañana siguiente salimos a las 5,30 de la mañana para escapar del cerco de los gilets jeunes y lo conseguimos, llegamos a Annecy a las 13,30 horas y ya estábamos muy cerca de la frontera con Suiza.
Domingo 2 de Diciembre de 2018
Habíamos llegado rotos a Annecy, el área estaba casi llena (46.35889, 6.42192), pero tuvimos la suerte de que había un par de sitios libres. En ese momento era la hora de la comida, comimos y dormimos la siesta, no teníamos más remedio que descansar un rato porque lo de menos eran los quinientos y pico kilómetros que acabábamos de hacer, sino el agotamiento psicológico sufrido el día anterior, en el que pasamos muchas horas intentando huir de los chalecos amarillos, así que no había más remedio que acostarse un poco y dejar la visita a la localidad para después.
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Ya descansados nos dirigimos al centro de la ciudad, lo hicimos bordeando el lago, no era muy tarde, pero poco a poco se echaba la noche encima.
Desconocíamos si la ciudad contaba con la tradición de instalar mercadillos navideños en estas fechas, así que cuando vimos los puestos nos llevamos una alegría.
Cuando llegamos en mercadillo estaba muy animado a pesar de la lluvia
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Llovía con bastante fuerza desde antes de que llegáramos al centro de la localidad, a pesar de lo cual las calles no estaban vacías, incluso vimos a algunas personas en bicicleta y en moto. El mercadillo no estaba lleno de gente, pero a pesar de todo no se veía vacío. Nosotros con el paraguas fuimos capeando el temporal. Aquél momento en que veíamos el primer mercadillo de Navidad nos pareció fantástico, porque retomábamos nuestra tradición de estas fechas.
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Paseamos entre los puestos y volvimos a ver las mismas ofertas culinarias que solemos ver siempre, entre ellas quizás la más popular la tartiflette, pero sobretodo nos encanto volver a percibir aroma del vino caliente con canela, en estos últimos tiempos puede que no haya ningún otro olor que nos recuerde tanto a la navidad.
Pero esta pequeña localidad, situada al pie de los Alpes, no sólo merece una visita porque haya puestos navideños, si no porque es una localidad preciosa, digna de ser visitada por sí misma en cualquier época del año.
Así que dimos un paseo por su parte antigua que está llena de soportales, con la calles empedradas y con una fisonomía de viviendas antiguas que le dan a todo el conjunto un resultado encantador.
Pero esta pequeña localidad, situada al pie de los Alpes, no sólo merece una visita porque haya puestos navideños, si no porque es una localidad preciosa, digna de ser visitada por sí misma en cualquier época del año.
Así que dimos un paseo por su parte antigua que está llena de soportales, con la calles empedradas y con una fisonomía de viviendas antiguas que le dan a todo el conjunto un resultado encantador.
Poco después y algo cansados de llevar el paraguas siempre abierto, no tuvimos más remedio que meternos en un café a tomar algo y así descansar un poco de la intensa lluvia, de paso podríamos aprovechar para conectarnos a la Wi-Fi del local, algo que para nosotros resulta muy importante ahora que viajamos todo el año y tenemos unos escasos, o más bien raquíticos, 10 gigas de datos, es lo que las compañía nos “conceden” para cada móvil y no queda otra solución que ir mendigando por cualquier local que tenga Wi-Fi para conectarnos a su vez.
Tomamos un vino siguiendo la costumbre que tenemos en España y fue un error, porque costó 3,60 euros por copa, el vino estaba bien, pero la copa era tan pequeña, que se parecía mas a una copa de las que se usan con los vinos olorosos tipo manzanilla, que a una copa de vino, sin embargo un café era una buena opción por tan solo 1,5 euros.
Mientras estábamos en el café, no paraba de mirar a mi alrededor viendo charlar a la gente, sus ropas, su forma de reírse, incluso el ambiente del lugar y pensaba lo que ya había pensado otras veces, que Annecy es un lugar muy parecido a cualquier otro lugar de la ribera del Lago Leman en Suiza, por eso suelo decir que es la puerta de Suiza.
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Annecy es una localidad impresionante y curiosamente aquella noche de otoño la lluvia le dio una mayor plasticidad
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Después del café, seguimos paseando un buen rato por la localidad para después volver al área.
El paseo es de tan solo 20 minutos, pero en este caso resultó un poco pesado, porque llovía y llovía. Al final, pesar de los paraguas, llegamos a la Gaviota completamente empapados, no obstante comentamos que nos había encantado esta bonita localidad, a la que en principio tan sólo habíamos pensado dedicar ese día, pero decidimos que nos quedaríamos un día más. Annecy nos había enamorado.
El paseo es de tan solo 20 minutos, pero en este caso resultó un poco pesado, porque llovía y llovía. Al final, pesar de los paraguas, llegamos a la Gaviota completamente empapados, no obstante comentamos que nos había encantado esta bonita localidad, a la que en principio tan sólo habíamos pensado dedicar ese día, pero decidimos que nos quedaríamos un día más. Annecy nos había enamorado.
Lunes 3 de Diciembre de 2018
Habíamos pasado toda la noche oyendo como llovía, no paró en ningún momento.
Después de desayunar reemprendimos la ruta, otra vez a pie, hasta llegar al centro y pasear por allí. Ibamos con una cierta resignación por tener que soportar otra vez la lluvia, después de estar toda la noche lloviendo, imaginábamos que seria igual que la noche anterior, pero los dioses fueron benévolos con nosotros y dejó de llover.
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Así que dimos un buen paseo otra vez por el borde del lago. Si la noche anterior nos había gustado, ahora muchísimo más, es indudable que la población goza de un encanto especial, en buena medida debido a la presencia del lago que para colmo está dentro del marco de los Alpes que lo rodean por todas partes, así que íbamos encantados con los ojos bien abiertos y el disparador de la cámara echando humo y eso que las montañas estaban cubiertas por las nubes. No es difícil imaginar cómo será todo en un día despejado con el sol luciendo a pleno rendimiento, debe ser impresionante.
Llegamos al centro bastante pronto, un poco antes de las 11 de la mañana y a pesar de ello ya vimos algunas personas tomándose un vino caliente, lógicamente la zona de mercadillo estaba mucho más vacía que la noche anterior, pero aún así tenía su encanto.
Volvimos a pasear por sus calles y esta vez fuimos por la zona comercial, llenas de tiendas, todas ellas muy adornadas con motivos navideños. Cerca de estas calles comerciales, encontramos otro mercadillo de Navidad, es algo habitual en las ciudades de cierto tamaño que haya más de una zona de mercadillos navideños. Allí nos tomamos nuestro primer vino caliente junto con “lazo brezel” con queso “muster” por encima. No será el último en este viaje.
Volvimos a pasear por sus calles y esta vez fuimos por la zona comercial, llenas de tiendas, todas ellas muy adornadas con motivos navideños. Cerca de estas calles comerciales, encontramos otro mercadillo de Navidad, es algo habitual en las ciudades de cierto tamaño que haya más de una zona de mercadillos navideños. Allí nos tomamos nuestro primer vino caliente junto con “lazo brezel” con queso “muster” por encima. No será el último en este viaje.
Y seguimos paseando por la parte más antigua de la localidad disfrutando de sus canales, lo que ha hecho que algunos digan de Annecy que es la Venecia francesa. Personalmente, siempre he odiado esa comparación, Venecia es Venecia y Annecy es Annecy, no quisiera perderme a ninguna de ellas.
No deja de sorprendernos, cada vez que venimos a Centro Europa en Navidad, ver como viven ellos estas fechas, de forma especial cómo decoran las calles y los espacios públicos, en cada esquina y cada rincón ves detalles de buen gusto con adornos navideños, sin duda le dan mucha mas importancia a todo eso de la que le damos nosotros en España, es cierto que hay diferencias económicas y que el hecho de encontrarnos en la Europa mas rica ayuda mucho a que todo esté más bonito, pero siempre he tenido la sensación de que las cosas allí se enfocan con otro punto de vista y además que tienen un mejor gusto para decorar con adornos navideños,
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en definitiva una mayor sensibilidad por vestir su entorno con sus mejores galas en estas fechas navideñas.
En este sentido he recordado estos días lo que viví en la primera Navidad que pasé en Lausanne (Suiza) a tan solo 100 kilómetros de Annecy. Era la última mañana de colegio, justo antes de las vacaciones de Navidad, Madame Meyer nuestra profesora, nos preguntó a todos como habíamos adornado nuestra casa, uno a uno aquellos chicos y chicas fueron contando lo bien que tenían vestida su casa, todos hablaban de su árbol de navidad y daban detalles del resto de adornos que habían puesto en el interior de la casa o en los balcones.
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En Annecy las calles están adornadas y al tiempo expuestas a cualquiera que pase por la calle, algo que todos respetan y disfrutan.
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Cuando llegó mi turno yo no sabía qué decir y me quedé callado, Madame Meyer se percató y me dijo ¿vosotros en España no tenéis la tradición de adornar las casas verdad?, “bueno, no sé” le dije , aunque la verdad es que en ese momento, yo no tenía idea de lo que se hacía en las otras casas, solo que en mi casa no se decoraba nada y solo había visto algún belén que otro y decoración en las calles comerciales. Ahora pasados los años me doy cuenta de que Madame Meyer, mi querida profesora me había echado un cable, dándose cuenta, por mi silencio, de qué no había nada que contar, dio la respuesta que yo no tenía en ese momento.
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Pero no quedo ahí la cosa, sino que cuando salíamos de clase para irnos a casa, la profesora me cogió de la mano y me llevó a lo que creo que era la sala de profesores, dentro había un pequeño abeto, en el centro de una mesa enorme, le quitó las bolas y las guirnaldas y me lo dio “aquí es tradición poner al menos el árbol de Noel en cada casa, llévate éste y adórnalo un poco, seguro que le das una bonita sorpresa tus padres”.
Así lo hice y efectivamente fue una bonita sorpresa.
Jamás he olvidado a Madame Meyer, no sólo por ese detalle que tuvo conmigo, porque a decir verdad, solo fue uno mas de muchos, pero sobre todo porque era una auténtica maestra, de esas de las que habla la gente y yo tuve la suerte de tenerla.
Jamás he olvidado a Madame Meyer, no sólo por ese detalle que tuvo conmigo, porque a decir verdad, solo fue uno mas de muchos, pero sobre todo porque era una auténtica maestra, de esas de las que habla la gente y yo tuve la suerte de tenerla.
En cualquier caso, no es menos cierto que en aquellos días tomé conciencia de la forma tan diferente en que se vive la Navidad en España con respecto a centro Europa y aunque algo ha cambiado desde entonces y ya es muy habitual ver las casas decoradas con adornos navideños, no llega a ser lo que vemos Charo y yo cada año en Centro Europa.
Así que cuando vengo en Navidad a esta parte de Europa, se reactivan en mí todas esas neuronas que almacenan la información de recuerdos navideños más bonitos y en eso iba yo pensando mientras paseábamos por Annecy.
Así que cuando vengo en Navidad a esta parte de Europa, se reactivan en mí todas esas neuronas que almacenan la información de recuerdos navideños más bonitos y en eso iba yo pensando mientras paseábamos por Annecy.
El resto del día fue un poco desastroso, volvimos a la Gaviota y decidimos moverla, teníamos que hacer compra, echar gasoil y lavar ropa, así que nos fuimos a centro comercial Lcler, hicimos la compra y pensamos quedarnos a dormir, volver al área era absurdo porque podíamos apostar a que ya estaría llena a esa hora. Así lo hicimos, pero tuvimos que marcharnos poco después al ver que el parking se quedaba vacío y que tenían pensado cerrarlo.
A esas alturas ya habíamos dado bastantes vueltas, no resulta fácil aparcar y hacerlo para dormir mucho menos, pero vimos un sitio medianamente aceptable (45.891616, 6.088696) y no lo pensamos dos veces, era un espacio previsto para dar servicio de aparcamiento a las empresas que estaban allí y a esas horas estaba prácticamente vacío.
El fantástico parque que hay al borde del lago >>>
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En esos casos siempre decimos en broma “esta noche nos tocaba dormir en la calle” y es cierto que dicho así puede que suene mal para quien no conoce nuestra forma de visir, pero a nosotros nos encanta porque quizás es la mayor expresión de libertad que tiene vivir viajando.
Dormimos de maravilla, pero tuvimos cuidado de levantamos temprano, estábamos en un lugar que podría llenarse de coches en cuanto abrieran los negocios y no queríamos molestar, así que emprendimos nuestro camino muy temprano nada mas levantarnos.
Martes 4 de Diciembre de 2018
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Montreux (Suiza)
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Estábamos tan solo a unos 30 kilómetros de la frontera suiza, pero en cualquier caso quisimos huir de la autopista, teníamos miedo de toparnos otra vez con los chalecos amarillos, así que llegamos a Suiza por una carretera secundaria de interior, un recorrido precioso.
Ibamos disfrutando del paisaje cuando empezamos a ver poblaciones y comenzamos a sospechar que ya no estábamos en Francia, pero era chocante porque no habíamos visto ninguna frontera, ni tan siquiera un puesto fronterizo, sino que simplemente empezamos a ver banderas suizas.
Montreux, una de nuestras ciudades favoritas |
Montreux cuenta con un paseo a lo largo de la margen del lago, de varios kilómetros, llega hasta el Castillo de Chillón y es un jardín lleno de flores preciosas, un autentico museo botánico.
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Estabamos un poco angustiados porque teníamos que comprar la famosa viñeta, obligatoria para circular por autopistas suizas. Cuando se entra por la autopista, lo primero que se ve son las maquinas automáticas para comprarla, pero nosotros ya estábamos cerca de Ginebra y no habíamos visto nada, así que fuimos tirando y tirando dejándonos llevar por la Gaviota y al final llegamos a Montreux, por supuesto sin viñeta.
Nosotros siempre hemos mantenido una relación muy especial con Montreux y es una ciudad a la que amamos, no en vano la hemos visitado muchas veces, pero la llegada siempre es complicada, porque es casi imposible encontrar un aparcamiento, para colmo es una ciudad muy inclinada y sus calles son muy estrechas y casi todas con parquímetros de pago o de control de tiempos máximos de aparcamiento. Dicho lo cual, no es menos cierto que siempre hemos conseguido encontrar un sitio para parar y dormir.
Solemos buscar un hueco en la parte alta, donde es mas fácil encontrarlo, en este caso aparcamos en la Av. Eugene Rambert (46.442132, 6.902786), una calle con mucho trafico, pero a su vez un lugar tranquilo y con unas vistas magníficas al lago Leman.
En el tramo de la avenida donde aparcamos esta "tácitamente" permitido subir dos ruedas a la acera. Montreux es un sitio con dificultades extremas para aparca y a veces se toleran estas cosas >>>
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Nada es perfecto, así que el lugar tenía el estacionamiento limitado a un máximo de tres horas (hay que utilizar un disco para indicar la hora de llegada (ver cosas de Suiza), eso sí, la limitación no opera desde las 7 de la tarde hasta las 7 de la mañana. Eran las 3 de la tarde y tuvimos que trampear un poco el disco para no tener que volver a las 6 y marcharnos, así que pusimos las 4 de hora de llegada y nos fuimos al centro de Montreux, éramos conscientes de que se trataba de una trampa poco importante, cuando se viaja en épocas de invierno la mayoría de las normas hay que tomarlas con mucha relajación o sencillamente como si no existieran, porque son pensadas para limitar a los visitantes estivales.
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Habíamos oído hablar del mercado de navidad de Montreux y la verdad es que nos sorprendió. Cuando llegamos era muy pronto y lógicamente había muy poca gente, pero en cualquier caso nos impactó, porque es una mercadillo instalado a lo grande.
Las vistas que hay desde el borde son hipnóticas para nosotros
La localidad tiene el paseo ribereño más bonito del mundo, o al menos eso es lo que a Charo y a mí nos parece, porque a lo largo del borde del lago, desde Montreux hasta El Castillo de Chillón, se pueden recorrer los 3 kilómetros de paseo, a pie o en bicicleta, a través de la belleza de la infinidad de plantas, casi todas con flores preciosas y unas vistas impresionantes al lago Leman y a los Alpes, no se puede pedir mas.
El paseo junto al lago suele albergar todos los eventos importantes que se celebran en la localidad, concretamente el famoso festival de Jazz de Montreux se vive precisamente allí, donde se instalan multitud de puestos, zona de música en directo y donde hay un jolgorio constante, una auténtica delicia que vivimos hace un par de años, ahora el mercadillo de Navidad se hace justo en el mismo sitio, en ese hermoso paseo ribereño.
El Mercadillo de Navidad puede que fuera el mas bonito que hallamos visto. |
Estuvimos paseando un buen rato, estábamos tan contentos que no reparábamos en gastos y nos tomamos una raclette con dos cervezas, estábamos dispuesto a tomar algo mas, pero los puestos navideños no aceptan tarjetas y Suiza no forma parte de la Unión Europea, así que tienen su propia moneda, eso puede parecer que no es un problema ya que aceptan que se les pague en euros, pero eso no es muy interesante para un europeo y para unos pensionistas como nosotros mucho menos, porque dada la casi paridad que existe entre el franco suizo y el euro, no se realiza cambio, si cuesta un franco pagas un euro y asunto resuelto, bueno, mas bien muy bien resuelto para los suizos, porque le euros siempre están algo por encima del franco con lo que la venta lleva un recargo que suele rondar el 20% debido a esa circunstancia.
Y terminamos en un Mc Donalds. Nos pareció una buena idea, mala comida eso sí, pero allí pagaríamos con una tarjeta de crédito y ademas podríamos usar su wifi, todo un lujo.
La sorpresa la tuvimos cuando vimos los precios del menú, costaba ni mas ni menos que 11,70 euros, algo que en España cuesta no más de 7 euros. Días después comentando este asunto, leímos un artículo sobre los precios de los Mc Donalds en el mundo y resulta que es Suiza la que tiene el honor de ser el país más caro, seguir un artículo que leímos en Forbes . Para colmo la wifi era inoperante. Así que, más nos hubiera interesado tomar algo en el mercadillo, aunque lo pagáramos con euros. En la foto de arriba se puede ver el precio que ese día pagamos en Montreux, 11,70 francos suizos, en la de abajo solo tres días después en Innsbruck 7,30 euros, con cambios casi a la par.
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Disfrutamos del mercadillo por la noche, pero antes estuvimos tomando una cerveza en el hotel Montreux Palace porque necesitábamos wifi, las cervezas estaban buenas y eran grandes, pero carísimas 22 francos. En cualquier caso, lo pasamos de maravilla, el hotel mantiene una vinculación muy especial con el festival de jazz y tienen actuaciones en directo, todo ello en un ambiente muy especial, comentamos que íbamos a incorporar esto de tomar una cerveza en el Montreux Palace a nuestras costumbres en la cuidad.
Terminamos impresionados con el nivel del mercadillo, sin duda de mas nivel que habíamos visto nunca, casetas de madera de mucha calidad, algunas de ellas de dos plantas, con restaurantes de especialidades propias de la navidad y todo eso se extiende a lo largo del lago, incluso hay puestos en el Castillo de Chillón pero hasta allí no nos acercamos.
Subimos a dormir y hasta la mañana siguiente ....
... y nuestro siguiente destino sería ya en Austria
... y nuestro siguiente destino sería ya en Austria
Si quieres ver la Segunda Parte del viaje: "El Tirol" pincha aquí >>>>
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