Verona y Mantua, dos ciudades cercanas y rivales.Durante nuestra estancia en Peschiera di Garda, decidimos acercarnos a visitar dos ciudades que se encontraban muy cerca, las ciudades de Verona y de Mantua. Es más, las dos forman, junto con Peschiera, un curioso triángulo.
Para visitar ambas ciudades empleamos cuatro días de visita. Aunque están muy próximas la una de la otra, a tan sólo 45 kilómetros, hay cosas que las diferencian, como por ejemplo, que mientras que Verona pertenece al Véneto, Mantua se encuadra en la Lombardía y otras que las enfrentan como su rivalidad, algo lógico entre localidades vecinas.
Sabbioneta, unida a Mantua gracias a su arquitectura y su historia. |
Y así es, en Mantua nos dijeron que los mantuanos salen decir que reconocen que Verona es una ciudad muy bonita, pero que, lamentablemente, está llena de veroneses.
Verona
Verona, como todas las ciudades que veríamos en nuestra estancia en aquellos días de enero y febrero de 2019, se encuentra a los pies de los Alpes, lo que define en buena medida su carácter.
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Jueves 24 de enero
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Mas allá del inmenso patrimonio arquitectónico e histórico que atesora la ciudad, se pueden admirar mil y un detalles que la cámara agradece muchísimo, por cualquier calle o rincón >>>
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Verona era una de las visitas previstas para hacer durante nuestra estancia en el Lago de Garda, dado que la ciudad está realmente cerca, a tan solo 30 kilómetros.
Era jueves y el día había amanecido de nuevo soleado, llevábamos unos días con sol, estábamos teniendo mucha suerte, así que nos pareció perfecto para ir a visitarla. |
La ciudad de los enamorados.Hay muchas ciudades de corte romántico para los enamorados, pero Verona es, probablemente, la que más justifica ese título |
Casi al lado del área de Peschiera, en donde vivíamos esos días con nuestra Gaviota, estaba la parada del bus que se dirige a Verona, pero no nos decantamos por esa opción, ya que, durante el recorrido, se hacen 20 paradas hasta llegar a la ciudad, lo que se nos antojaba agotador. Puede que hubiera sido divertido ir en el autobús y no mover la Gaviota ese día, así hubiéramos visto el paisaje y los lugares por donde hubiéramos pasado con más calma, pero nos dio algo de pereza hacer tanta parada y nos resultó más cómodo coger la Gaviota para llegar a nuestro destino.
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El río Adigio
Marcamos la ruta en el navegador evitando las autopistas y pusimos rumbo a la que llaman la ciudad de los enamorados. Y es que si hay una ciudad de los enamorados con más derecho que ninguna otra de presumir de ese título, esa es Verona, así lo quiso Shakespeare, tiempo atrás y así es desde entonces.
No tardamos mucho en recorrer los 30 kilómetros que separaban Peschiera de Verona. Al llegar, fuimos directos al área de autocaravanas (45.43449, 10.97783). El precio era de 5 euros si solo vas a estar 4 horas, pero rebasado ese tiempo, hay que pagar 10 euros, lo que te da derecho a permanecer el día completo.
No tardamos mucho en recorrer los 30 kilómetros que separaban Peschiera de Verona. Al llegar, fuimos directos al área de autocaravanas (45.43449, 10.97783). El precio era de 5 euros si solo vas a estar 4 horas, pero rebasado ese tiempo, hay que pagar 10 euros, lo que te da derecho a permanecer el día completo.
Desde allí hay un agradable paseo de 2 kilómetros, podríamos haberlo hecho en bicicleta, pero a nosotros nos apetece más ir a pie, siempre que la distancia lo permita, porque nos agrada ir paseando por las calles, cruzándonos con la gente y mirando los escaparates, visitar los lugares andando, es casi la única forma de sumergirte en cada rincón de un pueblo, una ciudad o incluso de la naturaleza.
<<< El Puente Scaligero
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En este tipo de ciudades, cuando comenzamos a caminar, no sabemos muy bien qué dirección tomar, hace años lo resolvíamos preguntando al primero que pasaba por nuestro lado, preguntándole "dónde está el centro", pero ahora tenemos otras soluciones, puede decirse que somos “adictos a Google maps " para casi todo, así que Charo coge su móvil y escribe “ir al Ayuntamiento” y Google nos lleva al centro.
Charo en Castelvecchio
Castelvecchio es un imponente castillo medieval, que nos da medida de la importancia que tuvo Verona en su día. |
Así que, íbamos caminando sin saber muy bien qué nos encontraríamos primero, hasta que nos topamos con Castelvecchio, un imponente castillo medieval que se conserva en un estado perfecto ya que, fue destruido en 1945 por el ejército alemán cuando se estaban retirando y fue reconstruido en 1949. En la actualidad,alberga un museo y un club de oficiales.
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Entramos en la fortaleza y sin darnos cuenta ya estábamos andando por el Puente Scaligero, este es un interesante puente medieval que tuvo que ser reconstruido también, ya que había quedado en muy mal estado por culpa de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Una vez allí nos dimos cuenta de una evidencia, habíamos entrado en zona turística, porque nada más entrar, empezamos a escuchar el “Wish You Were Here” de Pink Floyd. Lo tocaba un músico callejero, en el único lugar que el puente tiene techado, un sitio perfecto para conseguir una buena acústica, el músico llevaba una antigua guitarra española que sonaba muy bien.
De sobra sé que nada tiene de encantador escuchar a los Pink Floyd en un puente medieval, incluso puede decirse que es algo irreverente y repulsivamente turístico, sin duda hubiera sido más oportuno escuchar a un trovador con su laud, pero reconozco que, los músicos callejeros me llegan al alma y qué demonios, el lugar que había elegido era perfecto para abrazar aquel sonido de una obra maestra de los Pink Floyd, asi que a mí aquello me pareció el mejor principio posible de nuestra visita a Verona y forma parte de ese tipo de recuerdos tontos que nunca olvidas en un lugar tan emblemático.
De sobra sé que nada tiene de encantador escuchar a los Pink Floyd en un puente medieval, incluso puede decirse que es algo irreverente y repulsivamente turístico, sin duda hubiera sido más oportuno escuchar a un trovador con su laud, pero reconozco que, los músicos callejeros me llegan al alma y qué demonios, el lugar que había elegido era perfecto para abrazar aquel sonido de una obra maestra de los Pink Floyd, asi que a mí aquello me pareció el mejor principio posible de nuestra visita a Verona y forma parte de ese tipo de recuerdos tontos que nunca olvidas en un lugar tan emblemático.
Mientras escuchábamos la música, pudimos contemplar unas bonitas vistas del río y empezamos a ver candados con el nombre de los enamorados que allí los dejan, los enganchan en la reja de una de las ventanas. La presencia de las parejas de enamorados es, de una u otra forma, una constante en la ciudad. Por otro lado, es un buen negocio, al que se apuntan los vendedores de candados.
Poco después, ya estábamos entrando en la zona histórica. Nuestro primer impacto fue la Puerta Borsari. Por alguna razón, totalmente injustificada, mi mente en aquel momento no relacionaba al Imperio Romano con Verona y por eso, al ver la puerta me sorprendió, en ese momento, me dí cuenta de que estábamos cerca de Roma, era normal, por lo tanto, que hubiera vestigios de su imperio. Me impresionó.
Nada más pasar la Puerta Borsari, puede decirse que ya estábamos en el centro mismo de Verona. Empezamos a callejear y nos encontramos con una ciudad muy animada, en la que teníamos la sensación de que la mayoría de las personas que nos cruzábamos eran veroneses.
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La Puerta Borsari
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Todo parecía muy real, había turistas sin duda, por otro lado los suficientes para aportar algo más de vida a la ciudad, pero estos no le restaban su normalidad y en ningún momento sentimos el típico agobio de los lugares muy turistizados.
La Plaza de las Hierbas (Piazza delle Erbe), es el corazón de la ciudadTardamos muy poco en llegar a la Plaza de las hierbas (Piazza delle Erbe). Es una plaza soberbia, no hay un solo edificio que no merezca ser contemplado un largo rato, porque algunos son renacentistas y otros barrocos, siendo una plaza tan bonita, choca que no estén más cuidados, porque se puede observar un cierto deterioro debido al paso de tiempo, aunque quizás, eso le de a la plaza un mayor encanto, al presentar un aspecto más auténtico.
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La Plaza de las Hierbas (Piazza delle Erbe)
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Tenía un pequeño mercado en el centro, bastante peculiar, porque mientras que los puestos van dirigidos a los turistas hay alguno con frutas y verduras.
Cuando nosotros llegamos, lucía un agradable sol de invierno y había muchos turistas tomando un aperitivo en las terrazas. Nos encantó ver esa vida, no olvidemos que en aquellos días vivíamos temporalmente en la zona del Lago de Garda, donde hay muy poca actividad en invierno.
Todavía no habíamos visto casi nada y Charo me dijo que ese era su lugar favorito en Verona. Nos encantaron los detalles de los edificios que rodean la Plaza Erbe >>
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Al final la fuente, por supuesto, está allí presidiendo la plaza, es la “Fontana di Madonna Verona” y es una fuente muy bonita del siglo XIV, lo curioso es que,la foto que ella había visto, solo ensalzaba el detalle de unas caras por cuyas bocas sale el agua, son pequeñas y no las encontrábamos.
En cualquier caso, aquella búsqueda nos descubrió que la plaza estaba situada en el lugar donde estuvo el foro romano de la ciudad y la Virgen era una estatua romana del siglo I encontrada con los restos del foro.
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Dejamos atrás la plaza y casi sin darnos cuenta, llegamos a la casa de Julieta, es una forma muy familiar de decirlo, así sin más explicaciones “la casa de Julieta” pero es que, no es menos cierto, que no hay nadie que no decida ir a Verona y que no sepa de antemano que hay que ver la casa de Julieta, la Julieta de Romeo.
Para mejor orientación de todos, a la entrada de la casa hay este recordatorio: Para la ciudad de Verona no hay duda, fue aquí donde vivían los Capuletos y Julieta
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William Shakespeare situó en Verona la historia de amor más famosa jamás escrita, la de la tragedia de Romeo y Julieta y desde entonces Verona ha sido la ciudad de esa trágica historia de amor.
La escena nocturna del balcón, es el pasaje más popular y conocido de la obra de Shakespeare, por eso en la Vía Capello 27, donde está la supuesta casa de los Capuletos, en la obra, los padres de Julieta, hay un balcón y se ha añadido una estatua que representa a Julieta.
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Aunque podemos poner en duda que fuera la casa en la que pensó Shakespeare y aunque tenemos la certeza de que el famoso balcón del patio interior que existe hoy en día, es posterior a la fecha en que se publicó la obra de Romeo y Julieta, hay que decir que eso importa poco o muy poco, porque el balcón y la estatua de Julieta que hay allí, en la que fue casa de los Capuletos, forman parte indisoluble de la historia de Verona y de la obra de Shakespeare.
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La casa de Julieta es probablemente el lugar más visitado de la ciudad. Impresiona ver, desde que llegas allí, la ingente cantidad de notas de amor que empapelan sus paredes, no hay un solo hueco libre. No puedes evitar leer algunas de ellas, además, hay muchísimas escritas en español, es emocionante la cantidad de amor concentrado en unos pocos metros cuadrados.
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También vimos muchas cintas con nombres grabados, las venden en las tiendas que hay en el mismo patio donde está la estatua y el balcón. También venden candados con los nombres grabados de los enamorados que pasan por el lugar. Todo eso hace que aquel encanto que habíamos visto desde que entramos, desaparezca en gran medida.
Cuando estábamos en el patio, delante de la estatua en bronce de Julieta, vimos como un chico posaba para hacerse una foto, mientras le tocaba con su mano uno de sus pechos, nos pareció algo raro, un poco grosero y descarado, pero la siguiente persona que se hizo la foto repitió lo mismo. Se trataba de una costumbre conocida por todos, pero ¿de cuál?. Charo se puso a buscar en internet y leyó que si le tocas el seno derecho a la estatua volverás a Verona o encontrarás al amor de tu vida.
…...... y Charo no pudo resistirse, le gusta cumplir con estas frikituristadas. |
Desde el patio se puede entrar a visitar la casa y ver el famoso balcón desde el interior, pero nosotros no lo hicimos, ya estábamos suficientemente satisfechos de hacer de turistas por aquel día.
Es difícil sustraerse a la belleza que Verona presenta a través de mil imágenes de su sencilla vida urbana, mas allá del inmenso patrimonio que nos absorbe durante la visita a la ciudad.
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En Verona conocimos los "bigoli" una pasta que nos acompañaría siempre durante nuestro viaje a la zona del Véneto.
Verona es una ciudad para disfrutar callejeando y eso es lo que hicimos nosotros, seguimos paseando por sus calles hasta que encontramos un restaurante, fuera del circuito turístico, que nos pareció muy agradable, se llamaba Ristorante Al Cristo y al entrar nos dimos cuenta de que habíamos acertado, estaba bastante lleno y no había ningún turista, todos los comensales eran veroneses.
En la foto mi plato de "bigoli", a simple vista parecen espaguetis, pero son mucho mas gruesos y más consistentes.
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Tomamos los dos una pasta fresca, en mi caso eran unos “bigoli” con una salsa hecha a base de sardinas, la pasta es como espaguetis pero mucho más gordos y se trata de un plato típico veronés, aunque se puede comer con otras salsas. De postre, un tiramisú, si estás en Italia tienes que comer tiramisú, es obligatorio. El caso es que todo estuvo riquísimo.
En cualquier caso, no deja de sorprendernos lo típicos que son todos los restaurantes en Italia, o al menos, en la zona norte de Italia, porque la inmensa mayoría tienen en sus cartas platos de pasta y de pizzas. |
Continuamos nuestra visita caminando por Verona y llegamos a una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, la Plaza Signori, así se llama, pero nosotros la hubiéramos llamado la plaza Dante, porque en el centro, presidiendo la plaza,se eleva de forma un tanto sublime, una estatua de Dante.
<<< Las fachadas de los edificios de la Plaza Signori son muy bonitas.
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La plaza es la más medieval de todas y se encuentra pegada a la magnífica Plaza Erbe, entre las dos hay un arco llamado Arco della Costa o arco de la costilla, curiosamente de la parte más alta del mismo cuelga, lo que a simple vista parece un extraño palo curvo.
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El arco que une La Plaza Signori con la Plaza La Plaza Erbe, colgando de él, está la costilla.
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En ese momento, no sabíamos el significado de lo que para nosotros era simplemente un palo. Después supimos que, se trataba de lo que se dice que es la costilla de una ballena, pero cuyo significado es un misterio, es más, hay quienes dicen que se trata del hueso de un dinosaurio. Leímos muchas teorías sobre el porqué de ese hueso colgando del arco y quizás la más verosímil y también la menos apasionante, sería la de que allí, junto al arco, hubo una farmacia desde la Edad Media y que como por aquellos tiempos se creía que el polvo de hueso de ballena rallado tenía propiedades curativas, colgaron uno del arco a modo de reclamo.
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Había que pagar una entrada para pasar al interior, desde la taquilla podíamos ver parte y lo poco que pudimos cotillear desde allí, nos pareció tan maravilloso que no lo dudamos. Había una especie de "pac" para poder visitar las cuatro iglesias más famosas de Verona, esa y otra tres más, por el precio de 6 euros. Compramos el ticket, nos encantan las iglesias.
Entrar en Santa Anastasia te deja sin palabras, bella y profusamente decorada, no sabías donde mirar, todo era maravilloso, hasta las dos pilas de agua bendita eran especiales, están soportadas por figuras de mendigos, conocidos como los jorobados.
Charo dijo que después de San Marcos en Venecia, ésta era su iglesia favorita.
Charo dijo que después de San Marcos en Venecia, ésta era su iglesia favorita.
Gracias a la audio guía que nos dieron, nos enteramos que la obra más importante que se encuentra en las paredes de la iglesia, es el famoso fresco de “La Famiglia Cavalli presentata da tre angeli alla Vergine” del siglo XIV, es del pintor Altichiero, sin ayuda nunca me hubiera fijado en él, porque se encuentra en muy mal estado y en una de las paredes superiores, pero al saber que era un cuadro especial, me estuve fijando con más detenimiento y me di cuenta de lo interesante que era el fresco.
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El famoso y hermoso fresco de la "La Famiglia Cavalli", está en una de las paredes del arco principal que da paso al altar, en principio se me pasó desapercibido, tras encontrarlo, me di cuenta de su valor artístico.
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Decidimos visitar las otras tres iglesias, o las que nos diera tiempo antes de que fuera demasiado tarde, en cualquier caso, ya habíamos decidido qué volveríamos otro día a Verona y el ticket no caducaba durante mucho tiempo, así que, no hacía falta ir corriendo.
El Duomo |
La segunda que vimos fue la Catedral de Verona, El Duomo. Charo no puso mucho interés en ella, se había enamorado de Santa Anastasia y ésta no le causaba ninguna sensación.
Lleva este asunto de los enamoramientos de iglesias como algo más propio de la fidelidad amorosa que del placer por conocer más de una cosa hermosa y a esas alturas de la visita, le había jurado fidelidad a la Iglesia de Santa Anastasia, así que, sería difícil que compartiese ese gran amor con ninguna otra iglesia más.
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Pero la catedral era preciosa, con algunos elementos muy llamativos como por ejemplo, los órganos y por supuesto los frescos.
Camino de la tercera iglesia que visitaríamos ese día, íbamos andando por el borde del río. Nos encontramos en el puente Pietra, es un puente más de Verona, pero nos resultó muy curioso ver un músico callejero en mitad del puente, podría haber sido un músico más, de los muchos que vemos en las ciudades turísticas, pero este no era un músico cualquiera, porque estaba tocando el piano. Y allí estaba él, vestido con un traje negro y tocando un piano de cola, fue sublime e impactante ver allí un piano.
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La tercera iglesia que visitamos se llamaba San Fermo Maggiore y no es una, sino dos iglesias, una encima de la otra. Esta circunstancia me sorprendió sobremanera, porque se trata de una obra técnicamente muy compleja y mucho mas en aquella época en que los conocimientos técnicos eran mas limitados, pero entramos y allí estaban. La inferior es románica y se caracteriza por tener frescos en las arcadas, nos pareció impresionante.
La superior es gótica y aunque es muy bonita, nos impresionó algo menos. |
Todo lo que habíamos visto nos había sorprendido, pero Charo tenía razón, la primera iglesia, la de Santa Anastasia, nos había enamorado tanto que nos restó la posibilidad de disfrutar como se merecían del Duomo y la iglesia de San Fermo Maggiore.
La iglesia de la parte superior, sufrió muchas reformas y ofrece, hoy, un espléndido estilo barroco >>>
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Eran ya casi las cinco de la tarde y no nos daba tiempo a desplazarnos a visitar la última, la de San Zeno que además era la más alejada.
Algunos de los impresionantes frescos de la Iglesia de San Fermo
Camino de la Gaviota, descubrimos la plaza Bra y el imponente anfiteatro que hay en ella. Nos dimos cuenta de que nos quedaba mucho por ver y disfrutar de Verona.
Volvimos al área, la idea inicial era dormir allí y continuar viendo la ciudad al día siguiente, pero no quisimos pasar la noche en Verona, el área está bien, pero no deja de ser un parking entre dos calles por donde pasa todo el mundo y no nos pareció un lugar muy confortable, echabamos de menos a nuestra Peschiera, irnos y volver a la ciudad a continuar la visita, otro día. Había sido un día muy intenso y necesitábamos descansar en un lugar tranquilo como Peschiera. |
Quizás lo que más nos conquistó de Verona fue pasear por sus tranquilas calles, con sus contraventanas, balcones y fachadas de colores.
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Martes 29 de Enero
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Aquel martes amaneció un día fantástico en nuestra hogar temporal de Peschiera.
Habíamos estado algunos días en Peschiera aguantando la lluvia y el frio, días muy grises que invitan a no salir demasiado de la Gaviota, mas allá de dar un paseo por el pueblo e ir a tomar algo a nuestro bar favorito.
En cambio, el martes, amaneció un precioso día de sol. Como por un resorte decidimos al tiempo que volvíamos a Verona. Y pusimos rumbo de nuevo hacia la ciudad de los enamorados. |
Iglesia románica de San Zeno |
Es famosa por su brillante arquitectura, pero también porque se dice que su cripta fue el lugar donde se casaron Romeo y Julieta. |
Nada más llegar, lo primero que hicimos fue visitar la iglesia románica de San Zeno, ya que en la anterior visita no nos dio tiempo. Maravillosa y magníficamente restaurada, Charo dijo que aquí en Verona, era la primera vez que veía iglesias de estilo románico con frescos en sus paredes y estaba encantada.
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Tras ver la Iglesia de San Zeno dimos por terminado el recorrido de las cuatro iglesias que incluía el paquete y nos quedaba prácticamente el día completo para disfrutar de Verona.
Con la visita a la Iglesia de San Zeno, pusimos un broche de oro a las cuatro impresionantes iglesias que vimos en Verona.
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Decidimos ir dando un paseo por el borde del río hasta llegar a la zona histórica, según íbamos andando teníamos siempre delante Castelvecchio, con el puente Scaligero.
El río Adigio no es especialmente bonito, al menos en la época del año en que estuvimos nosotros, pero tiene un encanto especial, entre otras cosas, porque es un río grande, donde hay zonas en las que la gente pasea y se sienta cerca del agua a tomar el sol, ese encanto también se debe en gran medida, a un numeroso grupo de gaviotas pequeñas que no paran de volar alrededor del agua.
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Aunque no era ni la una de la tarde, Charo me hizo saber que tenía hambre, me lo dijo con retraso, porque normalmente empieza con las amenazas de sentarse a comer a la 12 de la mañana, a veces incluso antes, “es que yo soy muy europea” me dice siempre para justificarse, así que, decidimos ir a comer.
Nos pusimos a buscar un restaurante concreto, se llamaba “Parma e Tavola” y está en el puro centro de la ciudad, muy cerca de la Plaza Erbe, el lugar nos lo había recomendado una amiga del Facebook, que según nos comentó, en él se sirve “la mejor lasaña de Verona”.
Nos pusimos a buscar un restaurante concreto, se llamaba “Parma e Tavola” y está en el puro centro de la ciudad, muy cerca de la Plaza Erbe, el lugar nos lo había recomendado una amiga del Facebook, que según nos comentó, en él se sirve “la mejor lasaña de Verona”.
Nuestro flamante plato de lasaña.
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No nos resultó difícil encontrarlo gracias a nuestro compañero de viaje, el Sr. Google, el sitio es peculiar, en la planta de abajo está la cocina, de esas en las que está a la vista lo que se guisa en ese momento y en la planta de arriba están las mesas, es curioso que, todas sus paredes están pintadas o grafiteadas con frases e incluso dibujos de algunos de los clientes que ha comido en el local. Charo dice que eso de hacer un dibujo me brota por culpa de mi genética y puede que sea verdad, porque casi desde que me di cuenta de que se podía pintar en las paredes, empecé a buscar un lugar donde dibujar nuestra Gaviota. Eso sí, antes nos pusimos a comer.
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El camarero era un chico joven y muy simpático, nos aconsejó tomar un vino de la zona de Verona, según él, eran los mejores vinos de Italia y debían serlo, porque la botella que nos recomendaba costaba 25 euros y eso que no era un Amarone que según él eran los más "top". Lamentablemente, esos precios últimamente se salen de nuestro presupuesto, no obstante, nosotros solo bebemos vino en las cenas, así que, decidimos que con un agua con gas estaría bien.
La lasaña tenía un aspecto envidiable y tardamos muy poco en dar buena cuenta de ella, nos gustó muchísimo, casi podría asegurar que es la mejor lasaña que me he comido nunca, aunque bien es cierto que no suelo tomar lasaña muchas veces.
Mientras comía, había tenido tiempo suficiente para encontrar un hueco e inmortalizar nuestro logo de la Gaviota en sus paredes. Cuando la dibujaba, fantaseaba con la idea de que algún día, alguno de nuestros amigos de Facebook viniera al restaurante y la viera por casualidad y nos dijese “ehhhhh que he visto a la Gaviota en el restaurante”.
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Tuvo que ser casi en el techo y al lado de la puerta, pero allí dejamos inmortalizada a nuestra gaviota, eso sí, hasta que el restaurante pinte las paredes.
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Seguimos callejeando, volvimos a la plaza Erbe y esta vez miramos la fuente con una medio sonrisa y también volvimos a ver la costilla de la ballena en el arco que une la plaza Erbe con la plaza del Signore.
Su forma y la presentación que hacían de ellos me llamaban mucho la atención y de hecho los compré varias veces. A Charo le hacia gracia que me gustasen lo que ella llamaba las hojuelas de Olmedo y no paraba de repetirme, "eso no son mas que las hojuelas de mi pueblo, una cosa muy simple que a mí nunca me ha gustado".
Y es que todo lo que vemos, para Charo siempre existía de siempre en Olmedo o en Olmedo se hace mejor o los de Olmedo eso se lo pasan por el forro, etc, etc.
Charo y yo siempre bromeamos sobre las cosas de Olmedo a las que ella recurre constantemente, dando por hecho -al menos yo- que exagera. Pero en este caso me llevé una sorpresa ....
Tenía razón Charo, es más, seguí investigando y llegué a la conclusión de que se trata de un postre que llegó hasta nosotros gracias a los romanos y que probablemente se extendiera por todo el imperio, llegando hasta nuestros días de diversas formas, una de ellas el pestiño, que ya se sabe el dicho "miel sobre hojuelas" Todos los que nos leen a menudo saben que Charo nació en Olmedo y empezarán a creer, como yo, que allí todo siempre ha pasado antes. |
A simple vista, el Coliseum puede parecer una construcción más en estado de ruina, hecha por los romanos sí, pero una ruina más a fin de cuentas, pero si uno va más allá y se contempla la precisión con la que están talladas las piedras, la hermosura de su diseño y el resultado final, formando un edificio tan impresionante, no puedes dejar de sorprenderte con algo tan sublime y alejado del mundo de usar y tirar que nos rodea hoy en día.
Cuando entras al Coliseo, impresiona sobre todo lo grande que es, no es mayor que el de Roma, pero a simple vista parece casi más grande. Nos subimos a la parte más alta y desde allí, fuimos dando toda la vuelta, al mismo tiempo que contemplábamos las vistas de la ciudad. Se sigue utilizando, en los meses de julio y agosto se celebra uno de los festivales de ópera más famosos de Italia, tiene que ser una maravilla poder asistir a una representación.
Iglesia de San Lorenzo |
Habíamos leído en la guía de turismo que llevábamos siempre encima en este viaje, que la iglesia de San Lorenzo, aunque es una de las menos conocidas de Verona es, sin embargo, una de las más bellas, la frase parecía sugerir que era más bonita que alguna de las que habíamos visto e incluso la más bonita, así que nos picó la curiosidad. Ya habíamos intentado verla por la mañana, pero estaba cerrada, leíamos que abría a partir de las tres y estábamos tan intrigados que hicimos lo posible y conseguimos verla. Al final lo conseguimos y nos gustó bastante, es bonita, pero desde luego, nosotros, no diríamos que es más bella que las otras cuatro.
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A las cuatro de la tarde decidimos dar por terminada nuestra visita y poner rumbo a Mantua, nuestro siguiente destino.
Habíamos estado solo dos días en Verona, pero habían sido muy intensos, nos gusta mucho caminar, hasta tal punto que en broma decimos que somos todos unos profesionales, cada día hacemos una media de 10 a 15 kilómetros, quizás por esa característica nuestra, la visita que hicimos siempre a pie, fue tan intensa.
La ciudad de los enamorados, nos había gustado mucho y merecía un lugar importante entre nuestros viajes de la Gaviota Viajera.
Mantua
Mantua al fondo desde el Puente de San Giorgio
Miércoles 30 de enero
Pulsar imagen para abrir la publicación del miércoles 30 de Enero
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El martes 29, después de dar por terminada la visita de Verona, nos fuimos a Mantova, es decir a Mantua, estaban muy cercanas la una de la otra, a tan solo 45 kilómetros, así que, poco después llegamos al área (45.16340 10.81257) un poco antes de anochecer y nos le encontramos prácticamente vacío. Hacía un día muy gris, no invitaba a salir y aunque a nosotros nos gusta hacer una vuelta de reconocimiento nada más llegar a un lugar, en este caso, no la hicimos y nos instalamos con la intención de esperar al día siguiente.
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Desde el área hay un agradable camino atravesando el Puente de San Giorgio que discurre entre dos lagos. El recorrido es corto, de no más de 2 kilómetros hasta el centro de la ciudad. Mantua no es muy grande, tan solo tiene 50.000 habitantes por lo que es una ciudad muy manejable y llana que se presta a dar buenos paseos.
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Mantua da testimonio de su grandeza, en buena parte de sus edificios, comprobamos que estaban adornados con frescos en casi cualquier pared, en este caso, es un pasadizo dentro del Palacio Ducal, en el que se puede ver al fondo parte del Castillo, los frescos están muy deteriorados pero dejan ver su esplendor en el pasado.
Aquí se pueden ver parte de los frescos que en su día adornaban el pasadizo de la foto anterior >>>
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Nos habíamos presentado en la ciudad sin haber leído nada y sin saber lo que nos íbamos a encontrar, solo nos había atraído su nombre y no es que éste nos orientase mucho, pero nos sonaba conocido, a fin de cuentas es una ciudad del norte de Italia y en todas las ciudades del norte hay un gran patrimonio, así que, sin más, nos decimos a visitarla.
Nada más atravesar el puente teníamos delante el Castello di San Giorgio y nos pareció grandioso, siempre que veo un castillo de corte medieval con las torres bajo cubierta como era el caso, me impresionan y es debido sin duda a que este tipo de arquitectura nunca la vemos en España, donde no se ve jamás un castillo cubierto.
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El caso es que, nada más comenzar nuestra visita, ya estábamos gratamente sorprendidos, de hecho, al dejar atrás el Castillo y entrar dentro de la imponente Plaza Sordello, nuestra sorpresa fue aún mayor, nos dimos cuenta de que estábamos ante una ciudad histórica con un pasado muy importante.
Tanto las plazas como la mayoría de las calles del centro, están empedradas, lo que le da un aspecto muy señorial, quizás también con algo de austeridad, aunque nosotros lo vimos en un día muy gris y puede que eso influyera en nuestras sensaciones.
La plaza Sordello es la más llamativa, entre otras cosas, por sus vastas medidas, ya que es enorme, no obstante, nos pareció que había demasiados coches aparcados y creemos que la plaza hubiera sido muchas más encantadora si el tráfico rodado no estuviera permitido, tanto estacionamiento afea mucho el lugar y lo que es peor, no podemos imaginarnos cómo llegará a estar en los meses de verano.
La plaza Sordello es la más llamativa, entre otras cosas, por sus vastas medidas, ya que es enorme, no obstante, nos pareció que había demasiados coches aparcados y creemos que la plaza hubiera sido muchas más encantadora si el tráfico rodado no estuviera permitido, tanto estacionamiento afea mucho el lugar y lo que es peor, no podemos imaginarnos cómo llegará a estar en los meses de verano.
Le dedicamos dos días a la ciudad, fueron dos día muy intensos, en los que pudimos descubrir casi cada rincón de esa bonita pequeña ciudad.
Nos enteramos de que Mantua había sido declarada Patrimonio de la Humanidad, conjuntamente con la localidad cercana de Sabbioneta, al parecer ambas representan dos aspectos diferentes del planeamiento urbanístico del Renacimiento, de ahí que se decidiera una declaración conjunta para ambas localidades. |
La Plaza Sordello
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Mantua y Sabbioneta, de forma conjunta, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad |
Decidimos, en ese momento, que visitaríamos también Sabbioneta, aunque no lo hicimos hasta muchos días después.
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El Palacio Ducale
A medida que nos íbamos adentrando en Mantua y que nos acercábamos a sus principales monumentos, no dejábamos de escuchar referencias a los nombres de los Duques de Gonzaga como impulsores y creadores de su época de mayor esplendor.
Es precisamente en la Plaza Sordello, donde se encuentran el Duomo y el Palacio Ducale, donde más se percibe su presencia, porque fue precisamente en ese Palacio donde tenían fijada su residencia los Gonzaga.
Los frescos del techo de la "camera degli sposi"
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Y nos dispusimos a visitar el plato fuerte del día, el Palacio Ducal y el Castillo San Giorgio.
Es un poco lioso cómo lo tienen organizado, aunque el Palacio tiene un horario de apertura, hay estancias que abren a una hora distinta, por lo que hay que estar muy pendiente de los horarios. Precisamente la "camera degli sposi", en el castillo, abría a las 12, como nosotros entrábamos precisamente a esa hora, fue de lo primero que vimos. |
Estuve largo rato contemplando esos maravillosos frescos que recubren todas las paredes, no salía de mi asombro ante tanta belleza.
La otra zona del palacio abría a las 14 horas, así que decidimos ir a comer mientras tanto y entramos en un restaurante justo allí al lado, en la plaza, debajo de los soportales. En la época en que fuimos nosotros había muchos cerrados, no se podía elegir mucho. Tomamos el plato de un menú, el mío era de pasta, unos tortelli con zucca (calabaza), estaba realmente delicioso, Vimos ese mismo plato en algún restaurante más, imagino que será típico de la zona. Charo en cambio pidió un risotto y era un arroz blanco con atún bastante seco, no le gustó y es que, mejor no arriesgar, los italianos son expertos en hacer pasta y pizza, en eso no hay quién les iguale.
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La camarera nos ofreció de postre una torta que se llama Sbrisolona y es el postre típico de Mantua, pero resistimos la tentación y no la tomamos, entre otras cosas, porque a esas alturas ya estábamos helados de frío en el dichoso restaurante, porque calefacción, si la había, no funcionaba.
El Palacio Ducal es, sin duda, el lugar más atractivo de la ciudad, albergó una de las cortes más fastuosas de Europa y aunque hoy muchas de sus salas están completamente vacías, lo que no nos permite ver el mobiliario que allí se encontraba, ni la inmensa mayoría de los cuadros, apenas te das cuenta, porque curiosamente, tienes la sensación de que todo sigue intacto, eso es debido a los frescos que adornan las paredes y los techos, siguen ahí impertérritos, absolutamente impresionantes, de forma que uno centra toda su atención en ellos.
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Cada habitación está decorada hasta el más mínimo detalle, resulta impresionante pasar de una a otra y no dejar de sorprenderte por tener tanta belleza delante de tus ojos. Además, al parecer, existía una de las pinacotecas más hermosas jamás vistas, aunque hoy muchas de sus obras se encuentran dispersas por el mundo, en ése apartado vimos poco, aunque pudimos hacernos a la idea del exquisito gusto de aquella familia y que tuvo a sus órdenes a artistas considerados como los más grandes de la historia de la pintura, como es el caso, por ejemplo, de Rafael o de Rubens.
Nosotros dedicamos buena parte de la mañana a visitar el Palacio y nos encantó. |
El interior del Palacio es majestuoso
Plaza Erbe
Si se continúa el paseo, se cruza un pequeño arco y se llega a la plaza Erbe, llena de belleza y arte, la torre del reloj, la rotonda de San Lorenzo, la basílica o concatedral de S. Andrea, edificios preciosos.
La Concatedral
De ahí fuimos a la catedral, más pequeña y más normal.
Tuvimos algo de tiempo después de dar un pequeño paseo, hay muchos soportales lo que le confiere a la ciudad un ambiente muy elegante y donde hay bastante vida. Esta no sería la única ciudad del norte donde viésemos tantos soportales pero si fue quizás la primera que nos impactó por esta característica.
A las dos en punto estábamos en el palacio ducal para continuar la visita, vimos varios apartamentos de la corte vecchia y de la corte nuova, qué maravilla, qué belleza, qué lujo, qué arte….. todo lo que quieras poner.
A las dos en punto estábamos en el palacio ducal para continuar la visita, vimos varios apartamentos de la corte vecchia y de la corte nuova, qué maravilla, qué belleza, qué lujo, qué arte….. todo lo que quieras poner.
Terminada la visita, decidimos volver a la Gaviota, hacía mucho frío e íbamos a quedarnos al día siguiente, pero antes, entramos en una tienda a comprar la torta sbrisolona para tomarla con un té calentito en casa.
Jueves 31 de enero
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El Teatro Bibiena
Nuestra amiga Irune nos había aconsejado visitar el teatro Bibiena, así que, esa mañana fue nuestra primera visita. Nada más entrar nos encantó, es un teatro precioso, no demasiado grande y con cierto regusto a antiguo, pero absolutamente encantador.
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Quizás porque era temprano, estábamos completamente solos, eso nos permitió movernos a nuestras anchas y subir al escenario donde había un piano, siempre que veo un piano pienso que me encantaría saber tocarlo y sentarme en él a tocar algún fragmento. Quizás, arrastrado por ese pensamiento le dije a Charo, sube como si fueras una artista que te voy a grabar un poco.
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Charo me miró y esbozó una leve sonrisa, me puse a grabar y ni corta ni perezosa, se puso a declamar un poema de Rubén Darío, yo seguía grabando sin articular palabra, porque recitó el poema desde principio a fin sin equivocarse. Fue un momento de esos que se viven solo algunas veces y había tenido la suerte de tenerlo todo grabado en mi camara. Al terminar nos miramos sin decir nada y ni ella misma se creía el momento que acabábamos de vivir, fue increíble. Hay que decir que, desde que estamos juntos la he oído recitar trozos de algún poema, pero lo de ese día fue distinto, fue nuestro gran momento de aquel viaje al norte de Italia.
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Después, subimos a la primera planta para ver el teatro desde las localidades altas y dimos por terminada la visita. Probablemente si no hubiera sido por Irune, nosotros no hubiéramos ido al Bibiena y sin embargo, fue algo mágico.
Salimos de allí y continuamos caminando unos dos kilómetros hasta llegar al Palacio del Té, que también fue residencia de los Gonzaga. Cuando llegas, el palacio por fuera no llama la atención en absoluto y no puedes ni imaginar las maravillas que vas a ver dentro.
Uno de los frescos del Palacio del Té >>>
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Con la entrada se incluía la visita al palacio de San Sebastiano que ahora es un museo. Aunque no somos de museos, vimos una exposición de cuadros de dos pintores que nos encantaron.
La chica de la oficina de turismo nos había aconsejado visitar la iglesia de San Sebastiano y como estaba muy cerca, nos acercamos. Estaba cerrada con candados y desde fuera, el aspecto era bastante feo. Leímos que cada media hora iba alguien a enseñarla, quedaban 12 minutos y decidimos esperar. Apareció una chica con 2 italianas turistas y nos la enseñó a los cuatro, no nos gustó, está tan restaurada que no hay frescos ni casi nada original. Luego nos llevó a la parte baja que ahora es un mausoleo en honor a los caídos en las dos guerras.
La chica de la oficina de turismo nos había aconsejado visitar la iglesia de San Sebastiano y como estaba muy cerca, nos acercamos. Estaba cerrada con candados y desde fuera, el aspecto era bastante feo. Leímos que cada media hora iba alguien a enseñarla, quedaban 12 minutos y decidimos esperar. Apareció una chica con 2 italianas turistas y nos la enseñó a los cuatro, no nos gustó, está tan restaurada que no hay frescos ni casi nada original. Luego nos llevó a la parte baja que ahora es un mausoleo en honor a los caídos en las dos guerras.
Tocaba comer, esta vez elegimos un restaurante pequeño, detrás de la plaza Erbe y tomamos, para variar, un rico plato de pasta.
Decidimos poner fin a nuestra visita, Mantua fue todo una sorpresa y un destino estupendo.
Decidimos poner fin a nuestra visita, Mantua fue todo una sorpresa y un destino estupendo.
Sabbioneta
Viernes 15 de febrero
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Sabbioneta un lugar peculiar lleno de siniestros.Llegamos a Sabbioneta atraídos por el título de patrimonio de la humanidad, nos pillaba de camino, así que no había más que decidir. No hay área de autocaravanas, es un parking sin más (44.99732 10.48839), estábamos solos, con algún que otro coche.
Habíamos visto en Google maps que el centro histórico estaba cerca, así que cogimos la carretera y fuimos hasta allí caminando, además era un día de sol muy agradable y un buen paseo nos apetecía mucho. Al llegar, entramos a la ciudad cruzando una de las puertas de la muralla y desde el primer momento nos llamó la atención lo vacío que estaba todo, éramos los únicos que paseaban por sus calles, a pesar de ser viernes. |
Palacio del GiardinoLa primera impresión no fue buena, no nos estaba gustando demasiado lo que veíamos, era todo un poco destartalado, pero quizás, lo que más nos sorprendió, fue lo solitario que se veía todo.
Lo primero que vimos fue el Palacio del Giardino. Es un edificio con una arquitectura peculiar, hasta el punto que Charo dijo que le recordaba al acueducto de Segovia. El edificio tiene en la primera planta una larguísima galería no demasiado ancha, mientras que en la planta baja tan solo se ven los arcos que la sustentan, de ahí la semejanza con el acueducto que encontraba Charo. |
Palacio del Giardino
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La inmensa y larguísima galería del Palacio del Giardino
Poco después, llegamos a una plaza que esta vez no estaba vacía, sino llena de coches, curioso, no veíamos a nadie, pero en aquella plaza había muchos coches, así que, todo aquello empezó a parecernos el guión de una película de miedo, porque ¿donde estaban los ocupantes de aquellos coches? para Charo la explicación se encontraba en que Sabbioneta era un pueblo de vampiros y estos lógicamente, sólo salían por la noche.
El caso es que, poco a poco todo lo que iba saliendo a nuestro paso era como mínimo bastante enigmático. |
Seguimos paseando por las calles y nos topamos con una Sinagoga. Intentamos visitarla pero una mujer salió a nuestro encuentro, no era muy extraño que alguien estuviese en la entrada, pero a nosotros nos sorprendió porque era la primera lugareña que nos encontrábamos aquella tarde.
Muy amablemente, nos explicó que había que sacar un ticket combinado que incluía el Palacio del Giardino, el Palacio Ducal, el Teatro y la susodicha Sinagoga. No nos hizo mucha gracia la idea de tener que pagar por un lote y de entrada dijimos que no. |
No nos gusta pagar por el acceso a las Iglesias, museos y en general por el patrimonio cultural, máxime si es patrimonio de la humanidad, pero además, ahora vivimos viajando con una economía limitada y no podemos permitirnos un desembolso tan elevado como el que pretenden los museos, iglesias etc, porque eso supone un bocado importante a nuestro presupuesto diario de "vida de desconectados".
Así que, salimos de allí sin comprar los tickets, poco después vimos una iglesia y fuimos directos hacia ella, "en esta no pretenderán cobrarnos", nos dijimos, al fin y al cabo, las iglesias en Italia son gratuitas. De la oscuridad del interior vimos de repente a un chico de aspecto siniestro que salía a nuestro encuentro, imaginamos que debía tener mucho mucho frío, porque iba más abrigado que un esquimal. Con voz exageradamente baja nos dijo que aquello no era una iglesia, sino un museo y por lo tanto había que pagar la entrada.
la Sinagoga
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Vaya !!!, pensamos, "a este paso no vemos nada".
Seguimos caminando solos, siempre solos y vimos otra iglesia, ésta es la nuestra pensamos, pero nuevamente nuestro gozo en un pozo, también había que pagar. Esa tarde, llegamos a la conclusión de que ser patrimonio de la humanidad es un buen negocio, de hecho, la sensación que estábamos teniendo en Sabbioneta es que es un pueblo que vive de ese título y que allí se cobra por todo. |
Tanto chasco no obligó a sentamos un momento y reflexionar. Llegamos a la conclusión de que teníamos dos opciones, la primera era volver a la Gaviota y seguir nuestro camino y la segunda pasar por el aro, es decir pagar y verlo casi todo.
Elegimos la última opción y fuimos a la oficina de turismo, que estaba ubicada al lado del Palacio Giardino, a coger los tickets y al final no fue tan grave, ya que a mi me redujeron la entrada de las visitas de 13 a 8,5 euros, algo que a Charo le motiva muchísimo y terminó pagando las entradas con una sonrisa de lado a lado.
Así que, comenzamos haciendo la visita por el interior del Palacio Giardino. No se encuentra en muy buen estado, pero son interesantes los frescos de sus salas, o más bien, deberíamos decir los restos de frescos que quedan aún, sobre todo en los techos, lo que te transporta a imaginar su esplendor en el pasado, pero aquello no llegó a cautivarnos.
En cambio, la galería de la primera planta nos pareció impresionante, mide 96 metros y es preciosa.
Elegimos la última opción y fuimos a la oficina de turismo, que estaba ubicada al lado del Palacio Giardino, a coger los tickets y al final no fue tan grave, ya que a mi me redujeron la entrada de las visitas de 13 a 8,5 euros, algo que a Charo le motiva muchísimo y terminó pagando las entradas con una sonrisa de lado a lado.
Así que, comenzamos haciendo la visita por el interior del Palacio Giardino. No se encuentra en muy buen estado, pero son interesantes los frescos de sus salas, o más bien, deberíamos decir los restos de frescos que quedan aún, sobre todo en los techos, lo que te transporta a imaginar su esplendor en el pasado, pero aquello no llegó a cautivarnos.
En cambio, la galería de la primera planta nos pareció impresionante, mide 96 metros y es preciosa.
El Teatro All´Antica
De ahí, nos fuimos a ver el Teatro All´Antica, al entrar nos recibió una mujer que estaba allí al cuidado del Teatro, su aspecto y la forma de mirarnos nos hizo pensar, otra vez, en que estábamos ante un personaje siniestro, el teatro estaba completamente vacío, no había nadie y la situación nos recordó a la que habíamos vivido en el Teatro de Mantua, así que, se nos ocurrió repetir la jugada y que Charo nos recitase algo desde el escenario. La verdad es que, no se como se nos ocurrió acercarnos a la mujer a pedirle permiso, porque era evidente que nos iba a decir que no y no fue una negativa cualquiera, sino un negativa recriminatoria.
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En cualquier caso y a pesar de la prohibición, Charo se marcó otra poesía recitada delante del escenario y a mí me pareció "divina".
El Palacio Ducal, si vienes de ver el palacio Ducal de Mantua, no resulta muy atractivo, pero nos quedaba la sinagoga, que tampoco resultó ser gran cosa.
El corredor de la planta baja del Palacio del Giardino
En conclusión, no sabemos qué criterios se siguen para dar un título como el de Patrimonio de la Humanidad, parece ser que, se consideró algo así como que Sabbioneta era un complemento de la bellísima Mantua.
Nosotros no tenemos por menos que decir que mientras Mantua nos enamoró, Sabbioneta nos decepcionó mucho, quizás porque no fuimos capaces de ver lo que los señores de la Unesco vieron, sin duda ellos tienen un superior criterio y a nosotros nos queda todavía mucho que aprender.
Nosotros no tenemos por menos que decir que mientras Mantua nos enamoró, Sabbioneta nos decepcionó mucho, quizás porque no fuimos capaces de ver lo que los señores de la Unesco vieron, sin duda ellos tienen un superior criterio y a nosotros nos queda todavía mucho que aprender.
La Sinagoga
Terminamos la visita con la Sinagoga, no era un lugar muy interesante pero nos reímos un poco.
Lo curioso es que, vayas donde vayas, siempre hay algo bueno en cualquier lugar o bien, porque el sitio merece la pena o bien, porque te diviertes con cualquier cosa de las que haces. Eso nos ocurrió en la visita a la Sinagoga, me hicieron ponerme una kippá de papel que no paraba de caerse, así que nosotros no dejábamos de reírnos y la encargada, también miembro del grupo de los siniestros, nos miraba con tan mala cara que nos daba miedo. |
Cuando terminamos las visitas eran las cinco y media de la tarde , decidimos continuar ruta, no sea que por la noche salieran los vampiros y vinieran a visitarnos al parking.
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Nuestra pequeña "Pelí" de la visita a Verona, Mantua y Sabbioneta |