Viaje a la Navidad
Hicimos un largo recorrido para llegar a Austria, por el camino tuvimos un par de fantásticos aperitivos de lo que nos deparaba la Navidad austriaca, Annecy y Montreux, en lo que en este relato llamamos "Primera Parte: El Recorrido", pero al final llegamos.
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Segunda Parte: El Tirol
Esta parte de nuestro viaje fue la de las estampas navideñas del Tirol. |
Miércoles 5 de Diciembre de 2018
El miércoles emprendimos camino en dirección a Liechtenstein. Horas después ya estábamos allí. Buscamos un área, al borde del Rhin, que traíamos anotada (47.139469, 9.510628) en los apuntes, la encontramos, pero se encuentra desmantelada, mal recibimiento de este pequeño país. Poco después, ya estábamos en Austria y esta vez compramos la viñeta nada más pasar por la frontera, lo hicimos en un estanco a pocos metros del puesto fronterizo.
,Ya estábamos en Austria y eso en cierto modo era un alegría, porque nos había costado llegar hasta el país alpino por culpa de las revueltas en Francia, pero el paso por Liechtenstein nos había puestos nerviosos, llevábamos dos posibles problemas muy presentes desde que preparamos el viaje, uno era las pocas gasolineras con GLP que nos paracía que encontraríamos, o más correcto sería decir, que no encontraríamos y otro la ausencia de áreas para vaciado y carga de depósitos de agua, así que emprendimos el camino con dudas y con una cierta sensación de afrontar un reto, a lo que tenemos que añadir las bajas temperaturas.
Bludenz
Nuestra primera parada en el viaje no hizo mas que aumentar la preocupación, llegamos a Bludenz con la idea de parar allí y descansar el resto del día hasta la mañana siguiente, pero no encontramos ningún lugar aceptable, al final decidimos aparcar en el único lugar con espacio que vimos, se encontraba a la entrada del pueblo, al lado de una fábrica de cerveza, la Brauerei Fohrenburg y desde allí nos fuimos a ver el pueblo, llovía, no mucho, pero llovía.
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Se trata de un pueblo interesante, aunque a mí no me gustó, mas que nada porque en ese momento estaba muy contrariado, pero en cualquier caso, el mercado de Navidad no eran más que cuatro casetas, así que dimos media vuelta y decidimos volver a la Gaviota.
Allí debatimos si quedarnos a pasar la noche o no, el caso es que veíamos unos carteles que parecían amenazar con una grúa, pero estaban en alemán y no entendíamos nada. Preocupados, recurrimos al traductor de Google y palabra por palabra las fuimos escribiendo, el resultado fue que estaba prohibido aparcar allí, salvo que fueras cliente de la fábrica de cerveza o del restaurante bolera que estaba allí mismo.
Parecía haber espacio suficiente para que nadie reparase en nosotros, pero el lugar era más bien feo y la carretera que había justo allí al lado tenía un tráfico tremendo, así que nos decantamos por seguir nuestro camino con la noche prácticamente encima. Pusimos rumbo a Imst.
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No habíamos tenido buena entrada en Austria, para colmo no nos gusta conducir de noche y mucho menos tener que buscar un sitio para dormir sin luz, pero habíamos decidido irnos y teníamos que aguantarnos.
Imst
Tomamos la autopista para ir camino de Imst, en el trayecto no seríamos capaces de decir cuantos túneles pasamos, algunos de ellos de muchos kilómetros de longitud, es más, en uno de ellos pagamos 10 euros de peaje, se conoce que a pesar de tener la viñeta puesta, consideran que hay que abonar el exceso de túneles, nos sorprendió gratamente ese despliegue de infraestructuras por parte de los austriacos.
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Túneles y mas túneles de muchos kilómetros
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Toda la zona del Tirol se caracteriza por ser un valle muy plano con los Alpes a ambos lados, a lo largo del mismo discurre la autopista, pero Imst está a 827 metros de altitud en la ladera de la montaña, así que para llegar hasta el pueblo hay que salir de la autopista y subir una carretera bastante empinada.
Llegamos arriba cuando ya era noche cerrada, una vez allí, teníamos la referencia de un aparcamiento en el centro y fuimos directos hasta él (47.240124, 10.737802), se trata de un parking de pago pero es gratuito desde las 5 de la tarde hasta las 7 de la mañana del día siguiente, así que aparcamos sin mayor problema y mejor vigilados que nunca, porque estábamos al lado del edificio de la policia.
Imst tiene muchas casas pintadas con bonitos colores, aquí en la foto una de sus iglesias.
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Era pronto para ponerse a cenar y nos apetecía salir a dar una vuelta y tomar algo para quitarnos el mal sabor de boca que teníamos, debido a que el día no nos había salido redondo.
Al salir vimos uno de los coches de policía muy cerca de nosotros y eso nos alegró bastante, ¿no decía la gente que en Austria está prohibido pernoctar en todo el territorio salvo si vas a un camping?, parece ser que no es así o que nosotros les hemos caído en gracia.
Al salir vimos uno de los coches de policía muy cerca de nosotros y eso nos alegró bastante, ¿no decía la gente que en Austria está prohibido pernoctar en todo el territorio salvo si vas a un camping?, parece ser que no es así o que nosotros les hemos caído en gracia.
La calles de Imst, al menos lo poco que veríamos esa noche, están bien y parecen mostrar un estilo tirolés, es un lugar agradable, pequeño pero coqueto. Al menos, el pequeño paseo nos agradó bastante y cambió el mal humor que habíamos ido acumulando durante buena parte del día.
En los pueblos pequeños, los mercadillos navideños cobran vida de noche y da la sensación de que todo el pueblo se reúne allí. |
Casi sin querer llegamos al Mercado de Navidad de la localidad. Se encontraba en una pequeña plaza al lado del río, con las casetas dispuestas en círculo, había 15 casetas como mucho y el lugar estaba lleno, gente de todas las edades, desde adolescentes hasta matrimonios con niños pequeños.
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La verdad es que lo pasamos muy bien y nos divertimos bastante. Nos ocurrió que vimos a una pareja comiendo una tortilla hecha con una masa de pan muy fina con forma de un plato y en el centro lo que nos parecía una Choucroute, aquello nos recordó a las innumerables veces que comimos choucroute en la Alsacia cuando estuvimos en Navidad y nos acercamos a un puesto a pedir lo mismo, esperábamos ver en la pizarra el nombre de Choucroute escrito, pero no había nada parecido, ni siquiera por lo mas remoto.
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Así que nos acercamos a la pareja y con señas les pedimos que nos señalasen en la pizarra del puesto el nombre de aquello que estaban comiendo, así lo hicieron, aquello se llamaba de forma muy extraña, en nada parecido a lo que podríamos imaginarnos, pero el caso es que Charo memorizó el nombre y se acercó al puesto para repetírselo al buen hombre que nos atendía.
Se lo tuvo que decir hasta tres veces, pero nada, el austriaco no nos entendía, la pareja al oírnos se acercó y dijeron el nombre, esta vez con un correcto acento austriaco. La verdad es que fue muy divertido y aunque aprendimos que aquello se llama Kiachl, poco después pudimos comprobar que eso no era suficiente, porque las hay con choucroute (Specksauerkraut), también con chucroute con beicon (Specksauerkraut orne Speck) o con una mermelada especial de arándanos agrios.
Con tanta variedad no era de extrañar que cuando pedíamos Kiachl, de forma inmediata nos contestaban con una pregunta, suponemos que para decir si lo queríamos de una u otra clase, pero era imposible saberlo, así que había que esperar que pasase una por delante para utilizar el dedo y señalar aquello que queríamos. |
Durante nuestra estancia en la zona del Tirol no dejamos de comer Kiachl por todas partes, estaba buenísimo !!!La Kiachl es una papilla frita, hecha de harina de trigo con azúcar y grasa dandole una forma redonda en forma de plato sopero. Se usa a modo de plato comestible y el centro se rellena de Choucrute (los ausriacos no lollaman así |
Nos fuimos a la cama y dormimos tan a gusto al lado de la policia.
A la mañana siguiente visitamos el pueblo, se trata de una localidad muy sencilla, una calle y poco más, pero resulta muy agradable pasear, sus casas, tal y como habíamos visto el día anterior, presentan un aspecto tradicional, pero al mismo tiempo la peculiaridad de que algunas de ellas van pintadas de diversos colores, con imágenes o dibujos.
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Seefeld in Tirol
Cuando llegamos a Seefeld no éramos conscientes de que íbamos a visitar una estación de esquí, pero poco a poco nos íbamos acercando y era cada vez mas evidente.
Esta es la postal por antonomasia de Seefeld, desde aquí nace una de las pistas de esquí de fondo, nosotros no tuvimos la suerte de verlo todo nevado que es la foto mas típica, pero en cualquier caso, nos pareció muy bonito-
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De entrada, nos encontramos con una instalación importante, una enorme rampa de esas que se utilizan para realizar saltos de esquí, era la primera vez que la veíamos en vivo y en directo y nos impresionó mucho, la rampa estaba sorprendentemente con nieve, también veíamos practicar esquí de fondo, era evidente que toda la nieve que veíamos era artificial, porque en el pueblo no había ni una gota. Hasta ese momento no había nevado nada todavía, no sólo en Seefeld y en Austria, sino en toda Europa, la falta de nevadas era el comentario general de los medios en aquellos días.
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No fue difícil aparcar, se trata de un lugar preparado para recibir una fuerte afluencia de gente buscando los deportes de nieve y estábamos en temporada de esquí y sin nieve, así que la estación estaba a medio gas. Vimos un gran aparcamiento que imaginamos siempre repleto, cuando la estación esté a pleno funcionamiento y allí se posó nuestra Gaviota (47.316725, 11.10987).
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Dimos una vuelta por el pueblo que estaba medio vacío, solo se veían algunos turistas paseando en grupos y poca gente con las tablas al hombro. Aunque se podía practicar esquí de fondo gracias a la fabricación de nieve, no había demasiados esquiadores.
Había un pequeño espacio dedicado al mercado de Navidad, pero todo estaba cerrado a esas horas. El pequeño mercadillo navideño estaba cerrado >>>
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Aunque las estaciones de esquí se parecen todas entre sí, Seefeld es especialmente bonita y lujosa, como siempre, había muchas tiendas de ropa de esquí y de invierno a precios muy altos, cafeterías y restaurantes, todo estaba abierto a pesar de que éramos pocos, las tiendas del lugar estaban al acecho.
Lujosas instalaciones hoteleras con piscina de agua caliente.
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Pero Charo y yo hemos estrenado una vida muy diferente a la de la mayoría de los mortales y si hay algo que ahora nos queda muy lejos es aquello de “ir de shopping”, así que cuando paseamos por delante de tanto comercio, pensado para provocar consumo, sentimos una sensación extraña, porque si hay algo que ha desaparecido de nuestras vidas, es lo de vivir para consumir.
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Nos acercamos a la zona de la nieve para hacernos unas fotos y despedirnos de la localidad. Vimos por varios sitios carteles que anuncian el campeonato del mundo de esquí de fondo en el mes de febrero próximo y se notaban los preparativos del mismo.
Y reemprendimos ruta en dirección a Hall.
La bajada desde la estación hasta la llanura fue un poco agobiante, porque nos encontramos mucha pendiente con carreteras de un 16% de desnivel, es algo que me angustia mucho, intento descender con la segunda velocidad, a fin de que esta retenga el vehículo y no tener que estar pisando el freno constantemente, con el consiguiente recalentamiento de los mismos, pero el cualquier caso la Gaviota poco a poco se va lanzando y el motor ruge como si se fuera a partir en dos, así que cuando veo que llega a las 3.000 revoluciones, piso el freno, bajando todo lo que puedo la velocidad y lo suelto para que se enfríe y así una y otra vez hasta que se termina la pendiente.
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En el descenso había muchas rampas de frenada de emergencia muy bien señalizadas.
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Quizás sea un exceso de celo por mi parte, pero reconozco que bajo esas pendiente con mucha tensión.
Si se es viajero es algo que sabes que va a ocurrir una y otra vez, pero no es menos cierto que se pasa un buen apuro, es este caso casi más, porque según bajábamos había muchas rampas de frenada de emergencia, esas que se ponen para los camiones, por si si se quedan sin frenos, deberían tranquilizar, pero su aspecto terrorífico consigue el efecto contrario.
Pero al final, como siempre, pasamos el trago de las cuestas sanos y salvos, sin que el motor se hubiese resentido en absoluto.
Pero al final, como siempre, pasamos el trago de las cuestas sanos y salvos, sin que el motor se hubiese resentido en absoluto.
Hall in Tirol
Llegábamos a Hall, donde rezaba la existencia de un área de autocaravanas, muy expectantes, porque en el poco tiempo que llevábamos en Austria había sido suficiente para darnos cuenta de que se trata de un país que en absoluto está preparado para este nuevo mundo autocaravanista, no habia áreas ni forma de encontrar agua para llenar los depósitos y la inmensa mayoría de los campings estaban cerrados y los pocos que están abiertos se ubican, preferentemente, en lugares alpinos con estaciones de esquí. Ver articulo
Hall es un pueblo pequeño que se nos metió en el corazón
Sin embargo Hall era una excepción, era cómo encontrar una perla en mitad de un desierto y efectivamente había un área (47.27871, 11.500516).
Ésta estaba en una zona independiente de un camping contiguo, por esas fechas el camping estaba cerrado, pero el área de autocaravanas permanece abierta todo el año. El lugar está bien o quizás debería decir que estába muy bien, porque permanecimos allí seis días y nos costó despedirnos, era evidente que estábamos muy a gusto, no solo porque el área fuera cómoda y agradable, sino que, además, resultó un punto estratégico fantástico para desde el que ver, varios lugares cercanos. |
Sin embargo, el área, tenía peculiaridades que ponen de manifiesto dos cosas: primero el desconocimiento que tiene la gente que regenta campings de las necesidades de una autocaravana y segundo lo verdes que se encuentran los austriacos en el mismo asunto. El área dispone de 10 plazas con luz, por 10 euros día, hay agua sin problemas y un desagüe a la entrada para el wc que está junto a la típica rampa para vaciar el deposito de aguas grises, pero lo curioso es que no existe rejilla alguna para vaciar las aguas grises. Es evidente que los que hicieron esa obra pensaban que las autocaravanas funcionan igual que las caravanas, con la creencia de que tenemos un deposito de plástico de "quita y pon" que se pone en el suelo bajo el desagüe, así es como funcionan las caravanas que de cuando en cuando traslada el deposito al lugar correspondiente para vaciarlo, pero nuestro deposito forma parte del vehículo, va anclado a él y no podemos desmontarlo para vaciarlo en el lugar de las aguas negras. Ante esa circunstancia, nos acercamos a una de las rejillas de alcantarilla que hay en el lugar y asunto solucionado, con algún que otro paseo para limpiar el casete del wc, ya que donde estaba el lugar de desaguar, no había agua.
Dicho lo cual nos encanto y entró por pleno derecho en un lugar emblemático para la Gaviota Viajera.
Una vez asentados nos fuimos andando a conocer Hall, estábamos bastante cerca del centro de la localidad, no tardamos ni 15 minutos a pie. Cuando llegamos ya era de noche, así que nos fuimos a visitar el mercadillo de Navidad.
Una vez asentados nos fuimos andando a conocer Hall, estábamos bastante cerca del centro de la localidad, no tardamos ni 15 minutos a pie. Cuando llegamos ya era de noche, así que nos fuimos a visitar el mercadillo de Navidad.
En Hall fue la segunda vez que tomamos un vino caliente en este viaje y suponía, definitivamente, que inaugurábamos la temporada de "los vinos calientes"
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El pueblo está a poco menos de 600 metros de altitud y tiene una población de aproximadamente 13.000 habitantes, con lo que es pequeño, pero en cualquier caso tiene mucha vida.
Lo pasamos muy bien, se trata de un mercadillo bastante grande y con mucho movimiento, por otro lado, la población es muy bonita por lo que el mercado luce mucho más. |
Lo primero que llama la atención cuando llegas a la zona del mercadillo, es una serie de números muy grandes que lucen en los edificios de la plaza, se proyectan con algún tipo de foco y resulta muy impactante. Se trata de una costumbre ya arraigada en Hall que consiste en hacer un calendario de adviento, iluminando cada uno de los días en los edificios de la plaza, así que si uno se fija, hay 24 números correspondientes a cada uno de los días del mes de diciembre, hasta llegar al día 24, el día de Navidad. Según van pasando los días, van cambiando los colores de los números, aquellos que están por venir, aún lucen de color blanco y los que ya pasados, son de distintos colores. Cuando nosotros llegamos a la plaza era el día 6 de diciembre y por lo tanto la mayoría de los números aún eran de color blanco.
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En la foto se pueden ver los números en las casas. Llegamos a Hall el día 6 de enero por eso se ven los números "3" y "6" en color y el día 18 aún está sin color.
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Como de costumbre, fuimos viendo cada uno de los puestos y nos tomamos un vino caliente.
Era el día 6 de diciembre y resulta que es un día muy señalado aquí en Austria, se trata del día de San Nicolás, nosotros habíamos llegado a la plaza sin saberlo, pero sí es cierto que nos llamó la atención la cantidad de parejas con niños pequeños que se acercaban a la misma hora que íbamos nosotros, parecía que iban a la cabalgata de Reyes, no fue así, pero se le parecía bastante.
Era el día 6 de diciembre y resulta que es un día muy señalado aquí en Austria, se trata del día de San Nicolás, nosotros habíamos llegado a la plaza sin saberlo, pero sí es cierto que nos llamó la atención la cantidad de parejas con niños pequeños que se acercaban a la misma hora que íbamos nosotros, parecía que iban a la cabalgata de Reyes, no fue así, pero se le parecía bastante.
Imaginamos que San Nicolás se presenta en las casas con regalos o golosinas, eso leímos, pero lo que sí podemos constatar es que en el pequeño pueblo de Hall, hubo una especie de cabalgata, pasaba por las calles San Nicolás, seguido de un séquito de niños y niñas, ellas iban con vestidos blancos de raso y un gorrito o casquete en la cabeza, también blanco, con un farolillo con una vela encendida en la mano, los niños sin embargo iban vestidos de verde, quizás estilo tirolés.
Total, una monada o al menos eso me pareció a mí que soy un poco blandito para estas cosas, me encanta la Navidad y me encanta ver a los niños con esas caras de alegría en estas fiestas. El séquito iba siempre acompañado por una pequeña orquesta de cuatro miembros, tocando algunos instrumentos de viento, era muy gracioso ver como esperaban a San Nicolás en un punto del recorrido, cuando este ya había pasado, salían casi corriendo hacia otro lugar más adelante.
Total, una monada o al menos eso me pareció a mí que soy un poco blandito para estas cosas, me encanta la Navidad y me encanta ver a los niños con esas caras de alegría en estas fiestas. El séquito iba siempre acompañado por una pequeña orquesta de cuatro miembros, tocando algunos instrumentos de viento, era muy gracioso ver como esperaban a San Nicolás en un punto del recorrido, cuando este ya había pasado, salían casi corriendo hacia otro lugar más adelante.
Habíamos venido a Austria a pasar la Navidad en un ambiente más navideño del que estamos acostumbrados en España y la verdad es que estábamos consiguiéndolo.
Como ya era de noche, no quisimos entretenernos en ver la localidad tal y como se merece, porque las sensaciones que nos había dado eran de que merecía mucho la pena hacer una visita con calma, así que decidimos irnos a la cama para volver a Hall a la mañana siguiente, o más bien deberíamos decir, para volver al centro de la localidad a la mañana siguiente, porque en esos días estuvimos viviendo en el área de autocaravanas de Hall.
Como ya era de noche, no quisimos entretenernos en ver la localidad tal y como se merece, porque las sensaciones que nos había dado eran de que merecía mucho la pena hacer una visita con calma, así que decidimos irnos a la cama para volver a Hall a la mañana siguiente, o más bien deberíamos decir, para volver al centro de la localidad a la mañana siguiente, porque en esos días estuvimos viviendo en el área de autocaravanas de Hall.
La mañana del viernes nos dirigimos otra vez al centro del pueblo de Hall.
Comenzamos nuestra visita por la Iglesia de St. Nikolaus, es una iglesia impresionante. Nosotros ya la habíamos visto el día anterior y nos apasionó, pero era tarde y sólo podíamos dedicar el tiempo que nos quedaba del día para estar en el mercadillo de Navidad, pero nos gustó tanto la iglesia de San Nikolaus en la visita fugaz que hicimos, que nos costó trabajo verla solo de pasada. |
Desde siempre he admirado de forma especial el estilo barroco, tan denostado por algunas personas, personalmente me parece muy elegante y refinado, es recargado, es verdad, porque obedece a los gustos de aquel momento, pero esta profusión de decoración, ese amor por el detalle y la vitalidad de sus colores, hacen de ese estilo quizás mi preferido. Es algo que Charo conoce desde siempre, pero cuando estábamos allí dentro me dijo, “este estilo quizás sea el que más me guste” y yo le contesté “claro la interconexión neuronal” …. pero eso es otra historia.
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Una de las cosas más llamativas de la Flamante Iglesia de San Nicolás, fue que se dividía en dos naves, la nave principal para los feligreses y la nave con el altar para los oficiantes, pues bien, curiosamente estas dos naves no estaban en linea, sino que se podía apreciar claramente que el altar estaba desplazado hacia la derecha.
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Continuamos paseando por las calles de Hall, hay una uniformidad en la arquitectura de los edificios que resulta muy agradable, quizás lo que más se repite, son unas ventanas que sobresalen de la fachadas, de forma que sin abrirlas se puede mirar ambos lados de la calle.
<<< Las bonitas ventanas panorámicas las vimos constantemente el el Tirol, pero quizás había muchas mas en Hall.
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También llamó nuestra atención los adornos que había por buena parte de las fachadas de las casas, eran siempre iguales, con lo cual es evidente que los había puesto allí la cosa pública. Todo estaba muy adornado, es una maravilla pasar la Navidad en estos sitios de la Europa Central.
Cuando llegamos a la plaza, donde la noche anterior estaba el mercadillo, no llevamos una sorpresa, porque lo que era un mercadillo de Navidad, ahora era un mercadillo de productos de alimentación. Había algunos puestos cerrados, aquellos que la noche anterior vendían vino caliente, salchichas asadas o todo tipo de regalos navideños, pero seguían abiertos aquellos que vendían quesos y fiambres a los que se habían incorporado los que tenían verduras, hortalizas y pan.
Una localidad excepcional, cuya característica más acusada es sin duda, que desde casi cualquier calle, uno se encuentra la impresionante vista de los Alpes.
El resto del día lo dedicamos a las tareas domésticas, es algo que se hace poco cuando solo estas en la autocaravana para hacer un viaje de varios días, pero algo muy frecuente cuando se vive viajando.
El resto del día lo dedicamos a las tareas domésticas, es algo que se hace poco cuando solo estas en la autocaravana para hacer un viaje de varios días, pero algo muy frecuente cuando se vive viajando.
Y nos fuimos al área para dormir, teníamos pensado ir a Innsbruck al día siguiente, iríamos en tren, porque tan sólo estábamos a 8 km de la ciudad y no pensábamos mover la Gaviota, el área de Hall se estaba convirtiendo en nuestra casa fija sobre ruedas, eso sí, tan sólo por unos días.
Sábado 8 de Diciembre de 2018.
El lugar donde se encuentra el área es un valle completamente plano, en el que se alternan las casas con zonas amplísimas para la agricultura, pero lo que más llamó mi atención, es que te encuentras rodeado por los Alpes por todos lados, mires donde mires, hay una montaña enorme coronada con nieve, despertar en un lugar así no tiene precio.
Innsbruck
Por la mañana fuimos andando a la estación de tren que está en el centro del pueblo. No fue difícil sacar unos billetes para ir a Innsbruck, hay trenes con mucha frecuencia así que tan sólo tuvimos que esperar unos minutos.
Aquella mañana en innsbruck, aunque tímidamente, veíamos el sol.
Siempre que tomamos un transporte público de este tipo, pienso que es apasionante ya que supone adentrarse, en cierto modo, en la vida cotidiana del lugar donde te encuentras. Pocos minutos después de tomar el tren, llegamos al centro de Innsbruck, y desde allí fuimos andando hacia el casco antiguo.
Habíamos llegado a una gran población, de unos 130.000 habitantes y el bullicio se notaba en las calles, hacía muchos días que no pisábamos una ciudad y estábamos desbordados, al estar rodeados de tanta gente.
Innsbruck es una ciudad elegante con edificios en muy buen estado y de enorme belleza
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Enseguida nos topamos con un mercadillo de Navidad, estaba todo lleno y era difícil encontrar un hueco para tomar algo, además de las aglomeraciones habituales de este tipo de ciudades en Navidad, en este caso, veíamos grupos de turistas por todas partes, de esos que llevan un guía delante, moviéndolos de allá para acá como un rebaño de corderitos.
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Al poco rato de estar allí, empezamos a echar de menos algo, apenas oíamos hablar en alemán y en Austria se habla alemán, jamás pensé que lo iba a echar de menos, pero así fue, porque resulta raro y un poco antipático, venir a una importante ciudad austriaca y escuchar a todo el mundo hablar en italiano.
<<< Estábamos en Austria pero la mayoría de esa gente hablaba italiano
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A esas horas de la mañana, el 90% de la gente que andaba por allí eran italianos. Esta circunstancia tuvo dos caras, por un lado, efectivamente resultaba extraño ver en todos lados carteles en italiano, indudablemente también el alemán, pero las cartas de restaurantes y la publicidad en italiano, pero por otro lado a nosotros nos resultaba muy fácil entendernos con la gente.
Y nos adentramos en la ciudad, Innsbruck es sencillamente apasionante, rodeada por los Alpes, algo que viene siendo una constante estos días en el Tirol.
Había varias zonas de mercadillo, todas en la parte antigua de la ciudad, los puestos estaban abarrotados y por la zona se circulaba con dificultad, nos encontrábamos en lo que nosotros llamamos el puente de la Constitución, imagino que los italianos también celebran fiesta en alguno de esos días, porque la afluencia de ellos era tremenda.
Pero Innsbruck no es una localidad menos bonita por mucho que estuviera llena de italianos, porque es fantástico pasear por cualquiera de sus calles, absortos por lo bonito que es todo. Se volvían a repetir los balcones que sobresalían de las fachadas y que ya vimos en Hall, casas pintadas con diversos colores y adornos barrocos que iluminaban las ventanas y los dinteles.
El Goldenes Dachl, en español Tejado Dorado es el símbolo mas famoso de la ciudad y se encuentra en la Ciudad Vieja
Tuvimos la suerte de que nos acompañara el sol, aquello hizo destacar mas las montañas que veíamos por todos lados cubiertas de nieve.
Una referencia ineludible es el llamado Tejado Dorado, que se encuentra al final de la calle más importante de la localidad. En esta ocasión, contaba con un precioso abeto de Navidad, que da una estampa muy reconocible de la ciudad en estas fechas.
Una referencia ineludible es el llamado Tejado Dorado, que se encuentra al final de la calle más importante de la localidad. En esta ocasión, contaba con un precioso abeto de Navidad, que da una estampa muy reconocible de la ciudad en estas fechas.
Nosotros hemos estado ya en los mercados de Navidad de Bélgica y de la Alsacia, hay que decir que al menos, los que se encuentran en las localidades de Hall y de Innsbruk, no tienen nada que envidiarles. Es más, el conjunto que forman esta hermosa localidad del Tirol, con su casco histórico deslumbrante y los puestos de Navidad, quizás sea lo mejor que hemos visto.
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Nos habían recomendado la visita a una de las cafeterías emblemáticas de la ciudad, la Cafetería Central, resulta muy agradable disfrutar de un buen rato en una de estas cafeterías clásicas, cuando fuera hace frío y es que habíamos decidido entrar cuando fuera hacía el peor momento de frío de la mañana, en general, nos encontrábamos a una temperatura aceptable de entre 5º y 6°, pero se había levantado viento y el frío era considerable.
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Estuvimos viendo el río Inn, donde se puede disfrutar de una bonita postal formada por las casas de colores que hay a uno de los lados del río con los Alpes detrás. Allí hay otro recinto de mercado de Navidad, en aquel momento en que estuvimos nosotros era difícil dar un paso.
El valle del Tirol se ve atravesado por el río Inn que atraviesa la ciudad de Innsbruck, es más, dicho nombre significa “el puente que atraviesa el rio Inn”. discurre por Suiza, Austria y Alemania.
Tiene 517 km de longitud y discurre por un valle impresionante, el valle del Inn o del Eno, de la región del Tirol. No es un río más, ni mucho menos, porque es el río del Tirol y por si eso no fuera poco, desemboca en el Danubio a la altura de Passau, un pueblo alemán que hace frontera con Austria, para después pasar por Viena, el punto final de nuestro recorrido en este viaje a la Navidad austriaca. Durante los días que estuvimos en el Tirol, utilizábamos la autopista que se encuentra en el valle del Inn, con los Alpes a un lado y al otro del recorrido. Rio Inn, Innsbruck |
La Cafetería Sacher,
todo un clásico
Para terminar el día queríamos ir a otra cafetería, aquella que es famosa por su tarta, se llama cafetería Sacher, nosotros antes de llegar ya conocíamos las bondades de dicha tarta, no sólo porque habíamos oído hablar de ella, sino porque además figura en las recetas de Thermomix, lo que debe dar muestras de su tremenda popularidad.
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Probablemente es la cafetería Sacher de Viena, que se encuentra en el hotel del mismo nombre , el lugar original donde se popularizó la famosísima tarta, pero en ese momento estábamos en Innsbruck y allí hay también una cafetería igual.
Yo tomé un té y Charo un capuchino, junto con una porción de tarta para los dos, la costumbre de tomar capuchinos en Austria nació allí en esa cafetería y terminaríamos haciéndonos adictos los dos en este viaje ¡¡¡¡ Qué buenos están los capuchinos austriacos !!!!-
Yo tomé un té y Charo un capuchino, junto con una porción de tarta para los dos, la costumbre de tomar capuchinos en Austria nació allí en esa cafetería y terminaríamos haciéndonos adictos los dos en este viaje ¡¡¡¡ Qué buenos están los capuchinos austriacos !!!!-
Ya habíamos intentado entrar por la mañana, pero fue imposible, había una cola que rebasaba las escaleras interiores y llegaba hasta la calle. Por la tarde, o mas bien por la noche, la espera era de solo tres o cuatro personas delante nuestra.
Nos sentamos y pedimos el famoso trozo de tarta, no fuimos muy originales, porque era exactamente lo mismo que estaban haciendo toda las mesas, no había ni una sola donde no se viese una porción de la tarta Sacher.
Nos sentamos y pedimos el famoso trozo de tarta, no fuimos muy originales, porque era exactamente lo mismo que estaban haciendo toda las mesas, no había ni una sola donde no se viese una porción de la tarta Sacher.
Salimos de allí y pasamos de nuevo por las calles del centro, ya era de noche y los distintos mercadillos estaban en su mejor momento, ejercen una fuerza magnética de la que es difícil sustraerse y eso tiene consecuencias para el bolsillo.
Paseábamos por las calles iluminadas y vimos algo que aun no habíamos visto hasta entonces entre la decoración navideña.
En las paredes de las casas, había imágenes muy llamativas y de gran tamaño, al principio no entendíamos su significado, pero conseguimos comprender poco después, gracias a que algún austriaco pronunció una palabra que nos dio la pista, que cada imagen o grupo de imágenes, representaban una fábula diferente. Nos pareció algo realmente espectacular
En las paredes de las casas, había imágenes muy llamativas y de gran tamaño, al principio no entendíamos su significado, pero conseguimos comprender poco después, gracias a que algún austriaco pronunció una palabra que nos dio la pista, que cada imagen o grupo de imágenes, representaban una fábula diferente. Nos pareció algo realmente espectacular
Habia sido un día muy intenso y fuimos a coger el tren de vuelta, no tardamos mucho en llegar a la Gaviota, todavía era temprano pero ya hacia mucho que era de noche.
Esta circunstancia de lo pronto que oscurece el día, resulta un tanto extraño para nosotros, porque de una u otra manera se nos escamotea la tarde de cada día, desde que amanece hasta que comemos, estamos claramente en esas horas que nosotros llamamos de la mañana, pues al poco de empezar la tarde se hace de noche, más o menos a las cuatro y media. De esta forma a las seis de la tarde, nos invade una curiosa sensación, parece la hora de cenar pero no tenemos hambre.
Y nos fuimos a dormir.
Esta circunstancia de lo pronto que oscurece el día, resulta un tanto extraño para nosotros, porque de una u otra manera se nos escamotea la tarde de cada día, desde que amanece hasta que comemos, estamos claramente en esas horas que nosotros llamamos de la mañana, pues al poco de empezar la tarde se hace de noche, más o menos a las cuatro y media. De esta forma a las seis de la tarde, nos invade una curiosa sensación, parece la hora de cenar pero no tenemos hambre.
Y nos fuimos a dormir.
Domingo 9 de Diciembre de 2018
Una vez más, amanecimos en el área de Hall.
El día anterior, habíamos llegado a la conclusión de que teníamos que volver a ver Innsbruck, simplemente porque nos apetecía volver a pasear por sus calles, quizás para subir al mercadillo que se encuentra arriba en las montañas y también para ver los saltos de esquí, bueno los saltos exactamente no, mas bien la infraestructura que hay en la ciudad. Pero sobre todo, para disfrutar de la ciudad en un estado de menor invasión turística, estábamos casi convencidos de que si esperábamos al lunes habrían desaparecido la mayoría de los turistas que el sábado inundaban la ciudad.
Así que dedicaríamos el domingo iba a ser un dia para visitar otras cosas e iríamos a ver la casa del revés y los mundos de Swarovski.
El día anterior, habíamos llegado a la conclusión de que teníamos que volver a ver Innsbruck, simplemente porque nos apetecía volver a pasear por sus calles, quizás para subir al mercadillo que se encuentra arriba en las montañas y también para ver los saltos de esquí, bueno los saltos exactamente no, mas bien la infraestructura que hay en la ciudad. Pero sobre todo, para disfrutar de la ciudad en un estado de menor invasión turística, estábamos casi convencidos de que si esperábamos al lunes habrían desaparecido la mayoría de los turistas que el sábado inundaban la ciudad.
Así que dedicaríamos el domingo iba a ser un dia para visitar otras cosas e iríamos a ver la casa del revés y los mundos de Swarovski.
Terfens, haus steht kopf (la casa al revés)
El lugar es muy curioso por lo inmensamente sencillo que es, se trata de una casa de dos plantas con una superficie pequeña, podríamos decir que es el típico chalet individual de una familia con dos hijos, solo que, con la peculiaridad, de que es el tejado el que apoya en el suelo y que para colmo está muy inclinada. Y poco más, tan solo una taquilla junto a una pequeña cafetería.
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No se tarda mucho en verla, al menos nosotros no tardamos más de media hora y aunque te descoloca un poco moverte dentro de ella, por la inclinación que tiene, no resulta especialmente divertido si no fuera por que haces fotos y mas fotos, las miras, le das la vuelta y vuelves a hacer fotos, buscando una que sea realmente efectiva.
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Conclusión, por 8,5 euros por persona nos lo pasamos fenomenal y nos divertimos mucho. Bien es cierto que nosotros somos un poco frikis y para colmo blogueros, pero estamos seguros de que todo el mundo se lo pasa muy bien.
Wattens, el mundo de los cristales de Swarovski.
Nos sorprendió mucho llegar y comprobar que había varios autobuses turísticos. Somos conscientes de que es muy popular, pero nunca pensamos que lo fuera hasta ese punto.
Charo hace años que lleva pendientes de Swarovski con exclusividad y mantiene una especie de relación de culto con la marca, no conoce a nadie que haga lo mismo y eso quizás le hizo pensar que habría poca gente tan interesada como ella, en ir a ver el mundo de los cristales de Swarovski.
Pero es evidente que no es así y no solo porque hubiera algunos autocares allí aparcados, junto con un numeroso grupo de turismos, a pesar de ser unas fechas tan fuera de lugar, es decir, la segunda semana de diciembre, sino porque era evidente que Swarovski había construido unas instalaciones impresionantes para ponerlas al alcance del gran público y no es difícil imaginarse la enorme afluencia de gente que aquello debe de tener en verano.
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Así que, nos dirigimos a la taquilla y no sabíamos que íbamos a llevarnos un pequeño susto.
Nuestra idea era que veríamos una exposición especial o incluso grandiosa, basada en algunos productos estrella de la marca, pero cuando nos pidieron 19 euros por entrar, casi nos da un síncope. A fin de cuentas, pensamos, entrábamos para ver las cosas que hacen y por supuesto venden y pagar esa entrada par ver su catálogo comercial nos parecía un tanto disparatado.
Pero estábamos en Austria y Swarovski forma parte del orgullo de los austriacos, había que verlo, entramos y por supuesto pagamos. Íbamos renegando eso sí, mientras recordábamos que el multimillonario Paul Swarovski, dueño de la firma, se había comprado una isla en Mallorca.
<<< la impactante entrada bajo El Gigante
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Hemos de reconocer que no imaginábamos, ni por lo más remoto, lo que nos esperaba dentro de las instalaciones, por cuanto que no se trataba de ver aquello que fabrican, más y mejor, ni siquiera cómo lo fabrican, sino de todo un espectáculo en el que los cristales de Swarovski, elevados a la enésima potencia, eran los protagonistas.
Asistimos a una exposición vanguardista
Es difícil definir lo que se ve en el interior, podríamos decir a de forma breve que se trata de un espectáculo de imagines, luz y sonido de carácter vanguardista.
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Nada más entrar al recinto el impacto es enorme, porque no se trata de una sala cerrada o un edificio clásico transformado en museo, sino de un espacio abierto, con un diseño muy cuidado, pensado para pasear y disfrutar con el entorno donde se encuentra, al pie de los Alpes y perfectamente integrado con él, apenas hay edificios, salvo el de la recepción, la tienda y un restaurante que hay a la entrada, pero esos se dejan atrás y la vista te lleva a un espacio natural adornado de todo tipo de mobiliario urbano, siempre vestidos, de una u otra manera, con los cristales de Swarovski.
Disimulado en el paisaje hay un espacio que más bien parece una montículo natural, se llama “Der Riese (El Gigante)” y se puede ver una cara enorme que nace de la montaña y cuya boca es una cascada de agua permanece, es el tema central del parque temático y en uno de los laterales, hay un entrada que da acceso a un edificio que presenta la sensación de estar bajo el suelo, en él es donde pasa todo … donde está el espectáculo.
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En todo lo que vimos de una u otra manera se buscaba el protagonismo de los cristales de Swarovski. |
Porque una vez dentro del “Gigante”, la primera gran sensación es la impactante iluminación, el juego de luces especialmente diseñadas para epatar al visitante, no nos abandonaría hasta terminar el recorrido. Vas atravesando una sala tras otra, con temáticas diferentes, dónde el arte contemporáneo se expresa en plena libertad. A nosotros nos pareció algo fantástico, impresionante y en definitiva una gran experiencia, podría ser que a aquellas personas que dicen no entender las nuevas expresiones artísticas no les gustara, pero a nosotros desde luego sí y mucho.
Algunos de los impactantes objetos que vimos.
Por último, una vez en el exterior disfrutamos del entorno natural artístico, quizás en un día con nieve, hubiera sido aún más bonito.
Había una zona, que parecía muy divertida, reservada a los niños, con un edificio transparente de varias plantas, a modo de parque con juegos.
Y nos volvimos a casa, es decir, a nuestro asentamiento en Hall, todavía no era de noche y pasaríamos el resto del día en casa, calentitos, escribiendo, leyendo, disfrutando con nuestros seguidores de la Gaviota Viajera en las redes y viendo la tele.
Había una zona, que parecía muy divertida, reservada a los niños, con un edificio transparente de varias plantas, a modo de parque con juegos.
Y nos volvimos a casa, es decir, a nuestro asentamiento en Hall, todavía no era de noche y pasaríamos el resto del día en casa, calentitos, escribiendo, leyendo, disfrutando con nuestros seguidores de la Gaviota Viajera en las redes y viendo la tele.
Otra vez a Innsbruck
La mañana del lunes amaneció con el cielo completamente cubierto, hacía más frío y por la noche había nieve en las montañas, más o menos en una cuota de 200 m por encima el lugar donde habíamos dormido, era evidente que la nieve la teníamos cada día más encima.
Cogimos nuevamente el tren para ir a Innsbruck, ya teníamos dominado el sistema de expedición de billetes, no obstante, nos ha llamado poderosamente la atención, que tanto en la estación de Hall, como en la de Innsbruk, no haya otra forma de obtener los billetes que no sea recurriendo a maquinita y la única forma de obtener información es a través de las pantallas, nos ha resultado difícil esa es la verdad, pero no me imagino cómo puede conseguirlo aquí en Austria un japonés.
<<<Esa mañana vimos un edificio con las ventanas numeradas con las 24 días de adviento.
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Ya estábamos de nuevo paseando por la ciudad, las sensaciones eran algo diferentes, tal como habíamos imaginado, apenas había turistas por las calles, todos o casi todos eran alemanes y la cantidad de gente era muy inferior, en definitiva mucho más agradable que la vez anterior.
El día sin embargo no era tan bonito, el sábado brillaba el sol con mucha frecuencia y hacía mucho menos frío, por contra aquel lunes las temperaturas rondaban los 2°. En cualquier caso, no se lleva mal que haga tanto frío, como dicen los noruegos “no hace tanto frío, vas mal abrigado” Y desde luego nosotros íbamos bien abrigados.
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Las calles parecían vacías en comparación con lo que vimos el sábado
Volvimos a ver los mismos edificios que habíamos visto el día anterior, en algunos casos la luz era mejor y repetí casi las mismas fotografías. Pero vimos algunas cosas que se nos habían escapado el de anterior, callejeando nos encontramos con un edificio que estaba en modo calendario de adviento, ya que en cada una de las ventanas figuraba el número de los días del calendario, qué buenos recuerdos me trae esto del calendario de adviento a mi querida Suiza.
Quisimos repetir, a modo de despedida, otro buen momento en el Café Central, esta vez tomamos dos tés y Charo no pudo resistirse a una de sus excelentes tartas.
Comentamos de camino a la estación que estos cinco días que estábamos viviendo en Hall y en buena medida en Innsbruck habían creado una sensación de hogar muy placentera para nosotros o como ahora tanto se dice, habíamos creado una sensación de zona de confort, no sentíamos cómodos en este lugar del mundo, y aunque hace frío, nuestra casita funciona perfectamente y abrigándose bien, se puede disfrutar de lugar si ningún problema, de hecho estábamos esperando a la nieve, para que nuestra navidad sea más auténtica. Pues bien, dentro de esa breve zona de confort, figura por derecho propio el Café Central de Innsbruck.
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Tocaba despedirse de Innsbruck ...
Martes 11 de Diciembre de 2018
Amanecimos en Hall y no fue en la mañana de un día cualquiera, porque todo estaba blanco. Había nevado, no se trataba de la nevada del siglo, pero sí lo suficiente como para verlo todo blanco. Si teníamos un objetivo claro cuando vinimos a Austria, era el de qué buscamos la Navidad y aquella mañana lo habíamos conseguido como ninguna otra hasta entonces. Qué bonito sábado.
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Nos tomamos un día de descanso. Por la mañana sólo fuimos a hacer la compra, comer, después dormir la siesta y por la tarde buscaríamos una cafetería para intentar disfrutar un rato de una red wifi, porque uno de los mayores problemas que tenemos ahora son las limitaciones de datos y es curioso, cuando conseguimos una wifi, lo tomamos como una fiesta porque ahorramos datos de nuestro móvil, a pesar de que no suele ser de mucha calidad y no van muy bien.
Miercoles 12 de Diciembre de 2018
Kitzbühel
Camino de Alpbach, el paisaje era precioso
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El miércoles abandonamos el área de Hall, lo hacíamos con un poco de pena, habíamos estado seis días allí y lo habíamos pasado de maravilla, pero somos nómadas y nos apetece seguir hacia adelante.
Pusimos rumbo a un pueblo de montaña, Alpbach, nos lo había recomendado otros viajeros y aunque no estaba en nuestros planes, pensamos que sería interesante acercarse hasta allí. |
Así que, el navegador pronto nos desvío de la autopista, lo que agradecimos enormemente, porque vimos un paisaje diferente y más cercano, que siempre es difícil de observar cuando se circula por las autopistas. Pero el caso es que, cuando íbamos a subir al pueblo, vimos que la carretera subía mucho y una señal de tráfico bastante amenazante indicaba que nos íbamos a encontrar con pendientes del 20%. Estuvimos dándole vueltas unos minutos y decidimos no subir. La última pendiente que bajamos al salir de Seefeld, tenía sólo un 16% y el descenso nos resultó bastante duro, así que Charo dijo “no tenemos porqué”, no se trata de ser o no más valientes, sencillamente hay mucho que ver y al menos este día podíamos prescindir de Alpbach.
Con lo que nos dirigimos directamente a Kitzbühel.
Kitzbühel al igual que Alpbach, es un pueblo de montaña, no está a mucha altitud, a tan sólo 760 metros, sin embargo las pistas de esquí llegan hasta las casas de los del pueblo. Se trata por lo tanto, de una localidad dedicada íntegramente a los deportes de invierno y es de imaginar que en verano debe ser una gozada hacer senderismo en esa zona.
Kitzbühel al igual que Alpbach, es un pueblo de montaña, no está a mucha altitud, a tan sólo 760 metros, sin embargo las pistas de esquí llegan hasta las casas de los del pueblo. Se trata por lo tanto, de una localidad dedicada íntegramente a los deportes de invierno y es de imaginar que en verano debe ser una gozada hacer senderismo en esa zona.
La calle principal de Kitzbühel.
El centro del pueblo es muy llamativo, la mayoría de las casas están pintadas con colores vivos, diferentes entre sí, lo que hace que sea un lugar muy pintoresco y agradable.
, Además, tal y como venimos viendo en casi todos los lugares que hemos visitado de Austria, hay muchas casas que se decoran con pinturas estilo barroco, tanto en las fachadas como en las ventanas.
El resultado es grandioso, o al menos eso me parece a mí que siempre me ha gustado mucho ese estilo, a veces criticado por algunos. |
En Kitzbühel piensan que no hay nada que una buena mano de pintura no mejore |
Esta repetición de pinturas decorativas en las casas, ha conseguido que Charo no deje de repetir estos días, una frase muy mía “no hay nada que no arregle una buena mano de pintura” y que viene al caso cuando viajamos en algunos lugares de España, donde es demasiado frecuente ver el mobiliario urbano o incluso las viviendas, en deploraba estado de abandono,.
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Curiosamente, en Austria, lo que pintan lo pintan mas a mas, porque no están en estado de abandono y lo de la mano de pintura se hace con la idea de mejorar lo que ya está bien, así que en Austria debería decir “no hay nada que una buena mano de pintura no mejore y mucho, lo que ya está muy bien”.
Había algunos puestos en el mercadillo de Navidad, que era más bien pequeño. En ese momento, estaban casi todos cerrados.Es habitual en estos pueblos, que el recinto destinado a los mercadillos navideños sólo se abra al final de la semana, a partir de los jueves, así que no los vimos abiertos.
En Kitzbühel, es todo tan bonito que uno se queda absorto mirando cualquier detalle, las ventanas, los balcones, los anuncios de los restaurantes o los hoteles y por supuesto, la pintura de las fachadas de sus casas, a lo que había que añadir, los adornos navideños y la nieve. Sencillamente precioso.
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Kitzbühel fue el último pueblo de la zona del Tirol que veríamos en este viaje que estábamos haciendo a la navidad austriaca. Fue un broche de oro, un pueblo de montaña precioso, cubierto de nieve y con las pistas de esquí funcionando, no podíamos pedir más.
<<< Si bien el centro de la localidad es muy elegante, fuera de él, hay sobre todo chalets típicos de una zona alpina.
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Es bonito ver a los austriacos luciendo el tradicional sombrero tirolés.
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Kitzbühel es una estación de esquí y el día en que estuvimos nosotros estaba en pleno funcionamiento, aunque había muy poca gente esquiando. Se puede llegar hasta las casas del pueblo sin quitarse los esquís.
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Antes de marcharnos estuvimos tomando un café en una pequeña cafetería, este tipo de locales son muy apreciados por los austríacos y son muy distintos a las nuestras, ya que las españolas, en la mayoría de los casos, alternan la cafetería con una barra y suelen ser de grandes dimensiones, mientras que en Austria hay muchas cafeterías pequeñas, pensadas para la gente de la zona, con no más de 10 mesas y a veces regentada por una sola persona. Da un poco de vergüenza entrar, porque parece que estás invadiendo la intimidad de la gente del lugar, pero una vez dentro, resultan muy acogedoras. En este caso, el café que nos tomamos era un capuchino, sospechamos que la proximidad con Italia hace que dominen mucho la técnica de este tipo de café y nosotros, que no somos cafeteros, nos estamos aficionando.
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Y nos despedimos de Kitzbühel, en dirección a Salzburgo.
Aquella mañana los mercadillos de Navidad estaban cerrados, aunque ofrecían una bonita estampa navideña.
En ese momento estábamos convencidos de que habíamos visto la mejor parte de nuestro viaje a la Navidad Austriaca y no era así, no podríamos decir que lo que vino después fue mas bonito, ni mejor, pero fue sin duda fantástico y muy apasionante.
Si quieres ver la Tercera Parte del viaje "la zona de Salzburgo" pincha aquí >>>>
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