Un viaje apasionante
Decidimos viajar a Japón, en el año 2008, atraídos por la cultura japonesa. Además hacia mucho tiempo que figuraba entre nuestras pasiones lo de ir de cuando en cuando a un restaurante japonés, aunque por entonces nuestro conocimiento de la cocina japonesa se limitaba a comer sushi y poco mas, pero esta pasión y el misterio que siempre envuelve a todo lo oriental, nos hacia mirar al país del sol naciente con mucha simpatía y curiosidad, así que empezamos a darle vueltas a la idea de visitar Japón.
Pensamos que la mejor estación del año para ir era otoño. Y fue un acierto total. Japón es apasionante en si mismo, en cualquier época, pero el color de los jardines en otoño es sencillamente alucinante.
Viajar a Japón cambio la idea que teníamos del mundo oriental y fue en realidad el primer paso para adentrarnos en su cultura y su forma de ser. Hoy, todavía, no podemos decir que conozcamos a fondo el mundo japonés, porque es muy distinto al nuestro, pero es indudable que poco a poco nos hemos ido sumergiendo mas en él, en su cocina, en su forma de ser, en sus tradiciones y por supuesto en la forma que tienen de entender sus jardines y el mundo natural que les rodea. Hicimos muchísimas fotos que acabaron en dos álbumes digitales del viaje. Era la segunda vez que incorporábamos al álbum los relatos de los sitios donde habíamos estado, poco después hicimos un tercer álbum con las fotos –a doble página- de aquellas que mas nos habían gustado. Son álbumes que como todos, guardas en una librería para ver de muy de cuando en cuando, pero en este caso es raro el año que no volvemos a verlos.
Fue un viaje de 13 días muy intensos. A pesar de que fuimos a las ciudades y lugares mas visitados por los turistas, hubo un importante choque -no solo diplomático- cultural. Los japoneses hablan japonés y solo japonés, es muy difícil encontrarte a alguien que hable ingles o cualquier otro idioma. Pero si eso es un problema, la escritura lo es mucho mas. Cuando vas a cualquier país y quieres tomar un tren o comer en un restaurante, puede que no sepas el idioma pero mas o menos te aclaras al leerlo, pero los caracteres que usan los japoneses son indescifrables para nosotros, de hecho intenté aprenderlos de memoria sin éxito porque no siempre se escriben igual. Y para colmo está el choque cultural, intentar entenderse con un japonés es una tarea muy complicada porque los signos que hacen con las manos son diferentes. Esta falta de comunicación era previsible y de entrada dudamos si lo mas correcto no era apuntarse a algún grupo organizado. No lo hicimos así, nosotros somos unos viajeros de raza, o eso intentamos, y nos separamos lo mas que podemos de los hábitos turísticos de los grupos organizados, aunque de cuando en cuando nos permitamos alguna “licencia turística”. Tenemos que decir que fue un acierto el viaje, ir por libre hizo que todo fuera mucho mas apasionante e intenso, ganamos mucho, aunque alguna vez estuvimos al borde de un ataque de nervios. Además conocimos allí un par de parejas que viajaban por su cuenta, igual que nosotros, y todos estábamos encantados.
Lógicamente no fuimos con nuestra caravana, ya nos hubiera gustado. Pero Japón esta al otro lado del mundo y no hay mas remedio que ir en avión. (Por cierto que los japoneses también usan autocaravanas)
Pensamos que la mejor estación del año para ir era otoño. Y fue un acierto total. Japón es apasionante en si mismo, en cualquier época, pero el color de los jardines en otoño es sencillamente alucinante.
Viajar a Japón cambio la idea que teníamos del mundo oriental y fue en realidad el primer paso para adentrarnos en su cultura y su forma de ser. Hoy, todavía, no podemos decir que conozcamos a fondo el mundo japonés, porque es muy distinto al nuestro, pero es indudable que poco a poco nos hemos ido sumergiendo mas en él, en su cocina, en su forma de ser, en sus tradiciones y por supuesto en la forma que tienen de entender sus jardines y el mundo natural que les rodea. Hicimos muchísimas fotos que acabaron en dos álbumes digitales del viaje. Era la segunda vez que incorporábamos al álbum los relatos de los sitios donde habíamos estado, poco después hicimos un tercer álbum con las fotos –a doble página- de aquellas que mas nos habían gustado. Son álbumes que como todos, guardas en una librería para ver de muy de cuando en cuando, pero en este caso es raro el año que no volvemos a verlos.
Fue un viaje de 13 días muy intensos. A pesar de que fuimos a las ciudades y lugares mas visitados por los turistas, hubo un importante choque -no solo diplomático- cultural. Los japoneses hablan japonés y solo japonés, es muy difícil encontrarte a alguien que hable ingles o cualquier otro idioma. Pero si eso es un problema, la escritura lo es mucho mas. Cuando vas a cualquier país y quieres tomar un tren o comer en un restaurante, puede que no sepas el idioma pero mas o menos te aclaras al leerlo, pero los caracteres que usan los japoneses son indescifrables para nosotros, de hecho intenté aprenderlos de memoria sin éxito porque no siempre se escriben igual. Y para colmo está el choque cultural, intentar entenderse con un japonés es una tarea muy complicada porque los signos que hacen con las manos son diferentes. Esta falta de comunicación era previsible y de entrada dudamos si lo mas correcto no era apuntarse a algún grupo organizado. No lo hicimos así, nosotros somos unos viajeros de raza, o eso intentamos, y nos separamos lo mas que podemos de los hábitos turísticos de los grupos organizados, aunque de cuando en cuando nos permitamos alguna “licencia turística”. Tenemos que decir que fue un acierto el viaje, ir por libre hizo que todo fuera mucho mas apasionante e intenso, ganamos mucho, aunque alguna vez estuvimos al borde de un ataque de nervios. Además conocimos allí un par de parejas que viajaban por su cuenta, igual que nosotros, y todos estábamos encantados.
Lógicamente no fuimos con nuestra caravana, ya nos hubiera gustado. Pero Japón esta al otro lado del mundo y no hay mas remedio que ir en avión. (Por cierto que los japoneses también usan autocaravanas)
Día 1: 9 de Noviembre (Domingo) |
El día 8 de noviembre salimos de Talavera de la Reina para ir a Madrid y coger el avión al día siguiente. Cuando vives lejos de Madrid los viajes en avión se complican, pero esta vez lo tomamos como un aperitivo del viaje con una cenita en una taberna vasca. Nos levantarnos a las 6:30. Luego avión (Airbus 317) de Finnair y tras 4 horas llegamos a Helsinki a las 3 de la tarde (las 2 en España). En Helsinki ya era prácticamente de noche a esas horas. Estuvimos 2 horas en el aeropuerto hasta coger el vuelo para Tokio.
El vuelo a Tokio duró casi 10 horas, era un Airbus 340 el más grande de Airbus en aquel momento, un avión extraordinario. En el viaje no fuimos capaces de pegar ojo, a pesar de todo lo que habíamos tomado para dormir. Llegamos al aeropuerto a Tokio y cogimos primero un tren, mirando por la ventanilla sólo vimos casas desordenadas y casi cutres. Después cogimos un taxi, lo que supuso el primer impacto de viaje. Allí conducen como los ingleses, por la izquierda y el aspecto de los taxis en chocante, son muy peculiares, pueden ser de cualquier color pero abundan los de color negro, llama la atención que a los taxis les instalan en el capó retrovisores exteriores, supongo que para darles un toque mas señorial. Los asientos llevan pañitos de hilo blanco con encajes. El taxista, parece un chófer de alto standing, a juzgar por su vestimenta, ya que llevan guantes blancos como los botones de los hoteles. Por último la puerta que usamos los clientes, para entrar al taxi, la abren y la cierran con un brazo mecánico que se maneja desde el puesto del conductor, sistema que también –al igual que los retrovisores- han añadido al vehículo. Ese procedimiento de apertura automática fue el primer tropezón que nos dimos, porque al coger el taxi intentamos abrir la puerta sin saber que esta se abría mecánicamente, nuestra insistencia en abrirla hizo que forzáramos el brazo de apertura automático. y el taxista cada vez mas enfadado, tardamos en entender porque. Hay que decir que su enfado era muy contenido, es decir respetuosamente japonés. Los taxistas de allí tienen una forma distinta de mostrar sus enfados. |
Día 2 : 10 de Noviembre (Lunes)
Nada mas llegar a nuestro ryokan (el RYOKAN EDOYA) ya eran casi las 12 de la mañana así que bajamos a comer. Fue de traca, toda la carta estaba en japonés y nada de fotos o platos de plastilina (como tienen a veces) para saber qué pedir. Asi que decidimos comer en la barra viendo cocinar y como son tan amables al final conseguimos entendernos. Fue muy bueno y barato.
Durante nuestra estancia en Japón siempre nos alojaríamos en los denominados Riokanes que son un alojamientos tradicionales, propios de la cultura japonesa, sus habitaciones se componen de un piso de tatami y puertas correderas con paneles blancos. Tienes que ir descalzo y la cama esta en el suelo. La mayor gozada es que puedes disfrutar de baños termales colectivos (onsen), o individuales, (el segundo día disfrutamos de un baño termal con la bañera llena de naranjas flotando en el agua)
Después de comer nos fuimos al parque UENO que estaba muy cerca de nuestro hotel. Vimos sólo una pequeña parte de la entrada con un par de santuarios. Más tarde fuimos al mercado de AMEYOKO muy cerca del parque, como tantos mercados tenia un bullicio impresionante, en el se puede comprar fruta, verduras, pescados y todo tipo de productos de imitación. muchos de los productos nos eran completamente desconocidos.
Por último vimos la zona comercial del distrito de AKIHABARA, podríamos decir el barrio de la electrónica y estando en Tokio eso son palabras mayores. De vuelta hacia el ryokan entramos en algos comercios dedicados al mundo del "manga". La mangamanía estuvo presente en todo el viaje sobre todo cuando ves a la gente joven por la calle, porque parece que hayan salido de un cómic. Están enganchados al manga.
Durante nuestra estancia en Japón siempre nos alojaríamos en los denominados Riokanes que son un alojamientos tradicionales, propios de la cultura japonesa, sus habitaciones se componen de un piso de tatami y puertas correderas con paneles blancos. Tienes que ir descalzo y la cama esta en el suelo. La mayor gozada es que puedes disfrutar de baños termales colectivos (onsen), o individuales, (el segundo día disfrutamos de un baño termal con la bañera llena de naranjas flotando en el agua)
Después de comer nos fuimos al parque UENO que estaba muy cerca de nuestro hotel. Vimos sólo una pequeña parte de la entrada con un par de santuarios. Más tarde fuimos al mercado de AMEYOKO muy cerca del parque, como tantos mercados tenia un bullicio impresionante, en el se puede comprar fruta, verduras, pescados y todo tipo de productos de imitación. muchos de los productos nos eran completamente desconocidos.
Por último vimos la zona comercial del distrito de AKIHABARA, podríamos decir el barrio de la electrónica y estando en Tokio eso son palabras mayores. De vuelta hacia el ryokan entramos en algos comercios dedicados al mundo del "manga". La mangamanía estuvo presente en todo el viaje sobre todo cuando ves a la gente joven por la calle, porque parece que hayan salido de un cómic. Están enganchados al manga.
Día 3 : 11 de Noviembre Martes
Nos levantamos muy temprano. A las 7 ya estábamos desayunado ( el dichoso jet lag). El desayuno del ryokan era sorprendente, como no podía ser de otra manera, con arroz, pescado, sopa Miso… así que de dulces y café casi nada. Supongo que en un hotel estilo occidental no sería asi pero es normal que en un ryokan sea todo en plan japonés.
Tomamos la calle a pie, para ir al centro de Tokio. Nuestra idea inicial siempre es la de patear las ciudades y el aspecto que tenía la zona donde nos encontrábamos era la de ser el centro de Tokio, o al menos estar cerca del centro. Así que emprendimos la marcha muy voluntariosos, con una guía que habíamos comprado en España. Tras mucho andar y perdernos varias veces (no hay nombres en muchas calles y preguntar es misión imposible), hemos llegado al Palacio Imperial. Es una vasta zona amurallada de jardines austeros donde vivía y vive el Emperador.
Tomamos la calle a pie, para ir al centro de Tokio. Nuestra idea inicial siempre es la de patear las ciudades y el aspecto que tenía la zona donde nos encontrábamos era la de ser el centro de Tokio, o al menos estar cerca del centro. Así que emprendimos la marcha muy voluntariosos, con una guía que habíamos comprado en España. Tras mucho andar y perdernos varias veces (no hay nombres en muchas calles y preguntar es misión imposible), hemos llegado al Palacio Imperial. Es una vasta zona amurallada de jardines austeros donde vivía y vive el Emperador.
Después y andando, también hemos ido al templo YASUKUNI, nos pareció muy interesante e impactante porque eran los primeros templos que veíamos, pero mas adelante, en otros lugares, vimos templos mucho mejores. Japón y por lo tanto también Tokio, esta lleno de templos, los de Tokio no son nada especial comparados con los que están en otros lugares.
Pateando la cuidad no tardamos mucho en darnos cuenta que Tokio en inmenso (12 millones de habitantes) y de que lo que habiamos conocido era una pequeña parte de la cuidad. Conclusión abandonamos la idea de ir a todos lados a pie, y empezamos a conocer el metro. En el metro de Tokio pagar es una odisea, porque hay diferentes precios y no hay quien lo entienda, por contra saber como van las lineas y cual tienes que coger es sencillo. Asi que en el metro fuimos a ver la TOKYO TOWER ( una especie de Torre Eiffel de 330 metros de altura ). Al subir y viendo la ciudad desde arriba es cuando terminas de darte cuenta del lo grande que es Tokio, así que de ir a pie a todos lados nada de nada,
Pateando la cuidad no tardamos mucho en darnos cuenta que Tokio en inmenso (12 millones de habitantes) y de que lo que habiamos conocido era una pequeña parte de la cuidad. Conclusión abandonamos la idea de ir a todos lados a pie, y empezamos a conocer el metro. En el metro de Tokio pagar es una odisea, porque hay diferentes precios y no hay quien lo entienda, por contra saber como van las lineas y cual tienes que coger es sencillo. Asi que en el metro fuimos a ver la TOKYO TOWER ( una especie de Torre Eiffel de 330 metros de altura ). Al subir y viendo la ciudad desde arriba es cuando terminas de darte cuenta del lo grande que es Tokio, así que de ir a pie a todos lados nada de nada,
Después nos fuimos en metro a GINZA que es la zona de tiendas de super lujo. Una pasada, no tiene nada que envidiar a Nueva York, es más, recuerda a Brodway. Charo ha comido sashimi y yo un plato de tallarines en sopa es decir unos udon, ahora todo el mundo conoce los udon, pero cuando estuvimos en Japón, para cualquiera de nosotros, aquello eran unos extraños tallarines. El udon es muy difícil de comer con los palillos porque se resbala constantemente y lo peor es que tienen la costumbre de servirlos muy calientes, si le añadimos que la costumbre alli es la de comerlos sorbiendo (allí es no es mala educación sino costumbre), resulta que al pasar cada udon entre los labios te abrasas .
Estando allí se hizo de noche ( a las 5 de la tarde) y las calles llenas de luminosos tenia un aspecto espectacular. Así que nos fuimos al Ryokan, a descansar un poco,
Para cerrar el día queríamos cenar en el distrito de AKASAKA . Nos dirigimos concretamente a una zona donde había muchos restaurantes. Nos parecía el sitio ideal para acercarnos en serio a la cocina japonesa, siempre nos gusta conocer la gastronomía local de cualquier sitio donde vamos y en el caso de Japón el interés era especial, porque nos encantaba la cocina japonesa a la que teníamos acceso en Europa pero era fácil intuir que había mas, mucho mas. Así que nos pusimos muy afanosos a mirar las cartas que presidian la entrada de los restaurantes y pudimos comprobar que era absolutamente imposible saber de que iban. Los locales que mirábamos tenían aspecto de restaurantes, pero solo eso, porque el contenido de la carta no deba pista alguna. En otros sitios hemos estado sin entender nada y hemos pedido un plato señalándolo con el dedo, así que había que echarle narices y atravesar la puerta. Entramos en uno y la cosa empezó a complicarse porque las mesas estaban mas adentro y de entrada había una barra para tomar algo, en la barra dos chicas jovencitas que querían saber que queríamos tomar. De entrada para ganar tiempo, y no sin cierta dificultad, pedimos una cerveza. Y empezamos a comunicarnos con una de las chicas. Era imposible señalar nada porque nada había a la vista, así que la chica nos dio una carta en japonés. Intentar entender algo de lo que esta escrito en la carta, es un ejercicio absurdo, ni siquiera el orden de las lineas es igual al nuestro, así que no sabes si atreverte a señalar a boleo, porque puede que elijas una simple botella de agua. Charo y yo estábamos atascados, mientras, la joven -que no sabia ni una palabra de ingles- nos miraba con insistencia, era evidente que no estaba acostumbrada a que unos completos indocumentados pretendieran cenar en su restaurante. La pelota estaba en nuestro tejado teníamos que decir algo cuanto antes, y de pronto Charo a Charo se le ocurrió decir la única palabra que conocíamos y que podía servir para desatascar la situación: "Sushi". Hubo un segundo de pausa, mientras mirábamos a la joven sonriendo con de idiotas (eso es lo que pensó la japonesita...seguro), pero la palabra Sushi lejos de resolver el problema parecía haber desencadenado un tsunami, mas que decir sushi, parecía que hubiéramos insultado a un familiar suyo muy cercano,eso si todo eso de forma contenida, los japoneses tienen una educación exquisita y son respetuosos hasta el infinito.
No vimos mas solución que la de irnos por donde habíamos entrado, siempre decimos que "nos echaron", porque así lo sentimos nosotros, pero quizás no fue tan rotundo. Aquella anécdota en nada empaña lo que fue un viaje fabuloso y mucho menos la consideración que después de aquellos días tenemos por la cultura japonesa y por los japoneses. Bien al contrario, para nosotros, es un recuerdo divertido que quizás tenga una explicación muy sencilla. Nosotros pensándolo con calma llegamos a una conclusión (quizás errónea). El restaurante tenia aspecto de restaurante serio, de un cierto nivel gastronómico, y por lo tanto alejado del sushi. En aquel momento no lo conocíamos, pero poco a poco hemos ido descubriendo la cocina tradicional japonesa y es de una elaboración compleja, con mucho tradición y arte culinario, hoy en en día la mayor fuente de inspiración de los chefs occidentales. Por contra el sushi a veces es un poco comida rápida, puede que en aquel restaurante servir sushi fuera considerado como una ofensa. Cuando viajas desconoces el entorno y metes la pata. Supongo que si un japones se presenta en el restaurante de Juan Mari Arzak y pide una paella pasaría algo parecido.
Total, que nos tuvimos que marchar y terminamos en otro especializado en Teriyaki (son alimentos a la parrilla o al horno en adobo con salsa dulce) y azares del destino, los dueños (dos hombres mayores) hablaban español, así que después de tanto sufrir con la barrera idiomática fue todo un regalo.
Después al Ryokan a dormir que mañana hay que madrugar mucho. Por el camino paseamos por las calles iluminadas de Tokio y vimos un escaparate viviente. El escaparate estaba lleno de coches de alta gama, con varias azafatas que iban contando los excelencias de aquello, o eso creíamos nosotros, las azafatas y la música que les acompañaba podía oirse en varias manzanas a la redonda. Fue todo un espectáculo.
Estando allí se hizo de noche ( a las 5 de la tarde) y las calles llenas de luminosos tenia un aspecto espectacular. Así que nos fuimos al Ryokan, a descansar un poco,
Para cerrar el día queríamos cenar en el distrito de AKASAKA . Nos dirigimos concretamente a una zona donde había muchos restaurantes. Nos parecía el sitio ideal para acercarnos en serio a la cocina japonesa, siempre nos gusta conocer la gastronomía local de cualquier sitio donde vamos y en el caso de Japón el interés era especial, porque nos encantaba la cocina japonesa a la que teníamos acceso en Europa pero era fácil intuir que había mas, mucho mas. Así que nos pusimos muy afanosos a mirar las cartas que presidian la entrada de los restaurantes y pudimos comprobar que era absolutamente imposible saber de que iban. Los locales que mirábamos tenían aspecto de restaurantes, pero solo eso, porque el contenido de la carta no deba pista alguna. En otros sitios hemos estado sin entender nada y hemos pedido un plato señalándolo con el dedo, así que había que echarle narices y atravesar la puerta. Entramos en uno y la cosa empezó a complicarse porque las mesas estaban mas adentro y de entrada había una barra para tomar algo, en la barra dos chicas jovencitas que querían saber que queríamos tomar. De entrada para ganar tiempo, y no sin cierta dificultad, pedimos una cerveza. Y empezamos a comunicarnos con una de las chicas. Era imposible señalar nada porque nada había a la vista, así que la chica nos dio una carta en japonés. Intentar entender algo de lo que esta escrito en la carta, es un ejercicio absurdo, ni siquiera el orden de las lineas es igual al nuestro, así que no sabes si atreverte a señalar a boleo, porque puede que elijas una simple botella de agua. Charo y yo estábamos atascados, mientras, la joven -que no sabia ni una palabra de ingles- nos miraba con insistencia, era evidente que no estaba acostumbrada a que unos completos indocumentados pretendieran cenar en su restaurante. La pelota estaba en nuestro tejado teníamos que decir algo cuanto antes, y de pronto Charo a Charo se le ocurrió decir la única palabra que conocíamos y que podía servir para desatascar la situación: "Sushi". Hubo un segundo de pausa, mientras mirábamos a la joven sonriendo con de idiotas (eso es lo que pensó la japonesita...seguro), pero la palabra Sushi lejos de resolver el problema parecía haber desencadenado un tsunami, mas que decir sushi, parecía que hubiéramos insultado a un familiar suyo muy cercano,eso si todo eso de forma contenida, los japoneses tienen una educación exquisita y son respetuosos hasta el infinito.
No vimos mas solución que la de irnos por donde habíamos entrado, siempre decimos que "nos echaron", porque así lo sentimos nosotros, pero quizás no fue tan rotundo. Aquella anécdota en nada empaña lo que fue un viaje fabuloso y mucho menos la consideración que después de aquellos días tenemos por la cultura japonesa y por los japoneses. Bien al contrario, para nosotros, es un recuerdo divertido que quizás tenga una explicación muy sencilla. Nosotros pensándolo con calma llegamos a una conclusión (quizás errónea). El restaurante tenia aspecto de restaurante serio, de un cierto nivel gastronómico, y por lo tanto alejado del sushi. En aquel momento no lo conocíamos, pero poco a poco hemos ido descubriendo la cocina tradicional japonesa y es de una elaboración compleja, con mucho tradición y arte culinario, hoy en en día la mayor fuente de inspiración de los chefs occidentales. Por contra el sushi a veces es un poco comida rápida, puede que en aquel restaurante servir sushi fuera considerado como una ofensa. Cuando viajas desconoces el entorno y metes la pata. Supongo que si un japones se presenta en el restaurante de Juan Mari Arzak y pide una paella pasaría algo parecido.
Total, que nos tuvimos que marchar y terminamos en otro especializado en Teriyaki (son alimentos a la parrilla o al horno en adobo con salsa dulce) y azares del destino, los dueños (dos hombres mayores) hablaban español, así que después de tanto sufrir con la barrera idiomática fue todo un regalo.
Después al Ryokan a dormir que mañana hay que madrugar mucho. Por el camino paseamos por las calles iluminadas de Tokio y vimos un escaparate viviente. El escaparate estaba lleno de coches de alta gama, con varias azafatas que iban contando los excelencias de aquello, o eso creíamos nosotros, las azafatas y la música que les acompañaba podía oirse en varias manzanas a la redonda. Fue todo un espectáculo.
Día 4 : 12 de Noviembre Miércoles
Habíamos pensado levantarnos pronto pero sin exagerar y resultó que a las 4 de la mañana ya estábamos despiertos (el dichoso jet lag), en fin no hay mal que por bien no venga. Total que salimos a las 6 de la mañana para ir al Mercado de Pescado TSUKIJI.
El mercado de pescado de Tokio es sin duda el mejor del mundo y no era cuestión de perdérselo. Cogimos el metro y al llegar a las proximidades empezamos a preguntar enseñando el nombre y la foto de la guía a alguna de las pocas personas que andaban por la calle en aquella zona. Todos aquellos a los que preguntábamos nos hacían un gesto extraño con los antebrazos cruzandolos sobre el pecho con las manos hacia arriba. Siempre la misma contestación que no entendíamos. El caso es que nos indicaban el camino y nosotros seguíamos andando hasta llegar al marcado. Al llegar al mercado entendimos lo que nos querían decir con tanta insistencia, porque descubrimos un cartel con un policía dibujado que llevaba los brazos cruzados y un mensaje en ingles que decía que estaba cerrado y así era, cierra dos miércoles al mes y este era uno de ellos. Mañana volveremos a verlo.
El mercado de pescado de Tokio es sin duda el mejor del mundo y no era cuestión de perdérselo. Cogimos el metro y al llegar a las proximidades empezamos a preguntar enseñando el nombre y la foto de la guía a alguna de las pocas personas que andaban por la calle en aquella zona. Todos aquellos a los que preguntábamos nos hacían un gesto extraño con los antebrazos cruzandolos sobre el pecho con las manos hacia arriba. Siempre la misma contestación que no entendíamos. El caso es que nos indicaban el camino y nosotros seguíamos andando hasta llegar al marcado. Al llegar al mercado entendimos lo que nos querían decir con tanta insistencia, porque descubrimos un cartel con un policía dibujado que llevaba los brazos cruzados y un mensaje en ingles que decía que estaba cerrado y así era, cierra dos miércoles al mes y este era uno de ellos. Mañana volveremos a verlo.
El famoso paso de cebra de Shibuya
El caso es que el día cunde mucho cuando se madruga tanto. Así que era pronto aún que decidimos irnos a SHIBUYA. SHIBUYA es de los lugares mas apasionantes de Tokio. Hay un bullicio de gente yendo y viniendo que se ve expresado de manera inmejorable en el famoso paso de cebra que va entre las esquinas de un enorme cruce de calles. Es la la zona preferida de la gente joven para hacer comprar, los jóvenes japoneses son unos adictos al consumismo y puedes ver por estas calles a muchas chicas vestidas como autenticas "lolitas" salidas de un cómic del manga.
Una de las razones por las que habíamos ido a SHIBUYA es porque alli estaba la estación de tren del mismo nombre, Habíamos comprado unos pases de tren (JAPAN RAIL PASS) validos para varios días y teníamos que activarlos en una estación de tren. Tokio tiene varias estaciones y concretamente una estación enorme la estación de Shinjuku que ya habíamos visto el día anterior, así que nos pareció que activar el pase en SHIBUYA seria mas fácil porque era una estación mas pequeña que Shinjuku . Y mas pequeña es, eso es cierto, porque Shinjuku tiene el honor de ser la estación mas transitada del mundo y asusta verla pero Shibuya dista mucho de ser una estación pequeña, es la cuarta estación de Japón y por ella pasa diariamente la nada despreciable suma de 2,4 millones de viajeros. En ese momento no lo sabíamos pero después de nuestra experiencia no se nos va a olvidar fácilmente. La realidad es que no fue fácil en absoluto activar los pases de ferrocarril, la barrera idiomática hizo sus estragos y pasamos un momento difícil. Llegamos a la estación y empezamos a dar vueltas buscando algun letrero que pusiese "Japan Rail Pass" La cosa no parecía difícil porque el letrero tenia que estar y como era algo para los extranjero debería estar en ingles. Pero la estación -que por cierto es subterránea- es enorme y no encontrábamos la indicación por ningún sitio. Así que nos toco preguntar. Después de tratar con muchos empleados de la estación, que no tenían ni la mas remota idea de que demonios era un "Japan Rail Pass", encontramos una oficina donde si sabían de que les hablábamos. Habíamos pasado mas de una hora aproximadamente y por fin teníamos delante a alguien que lo conocía. Con mucha dificultad nos indicaban que la oficina para validarlo estaba en la planta de arriba es decir a la altura de la calle.
Una de las razones por las que habíamos ido a SHIBUYA es porque alli estaba la estación de tren del mismo nombre, Habíamos comprado unos pases de tren (JAPAN RAIL PASS) validos para varios días y teníamos que activarlos en una estación de tren. Tokio tiene varias estaciones y concretamente una estación enorme la estación de Shinjuku que ya habíamos visto el día anterior, así que nos pareció que activar el pase en SHIBUYA seria mas fácil porque era una estación mas pequeña que Shinjuku . Y mas pequeña es, eso es cierto, porque Shinjuku tiene el honor de ser la estación mas transitada del mundo y asusta verla pero Shibuya dista mucho de ser una estación pequeña, es la cuarta estación de Japón y por ella pasa diariamente la nada despreciable suma de 2,4 millones de viajeros. En ese momento no lo sabíamos pero después de nuestra experiencia no se nos va a olvidar fácilmente. La realidad es que no fue fácil en absoluto activar los pases de ferrocarril, la barrera idiomática hizo sus estragos y pasamos un momento difícil. Llegamos a la estación y empezamos a dar vueltas buscando algun letrero que pusiese "Japan Rail Pass" La cosa no parecía difícil porque el letrero tenia que estar y como era algo para los extranjero debería estar en ingles. Pero la estación -que por cierto es subterránea- es enorme y no encontrábamos la indicación por ningún sitio. Así que nos toco preguntar. Después de tratar con muchos empleados de la estación, que no tenían ni la mas remota idea de que demonios era un "Japan Rail Pass", encontramos una oficina donde si sabían de que les hablábamos. Habíamos pasado mas de una hora aproximadamente y por fin teníamos delante a alguien que lo conocía. Con mucha dificultad nos indicaban que la oficina para validarlo estaba en la planta de arriba es decir a la altura de la calle.
Activamos por fin el Japan Rail Pass y estábamos agotados, mientras descansábamos allí un rato vimos la pequeña estatua de Hachico. Hachico es la historia de del perro fiel, una historia muy popular en Tokio y quizás en todo Japón.
Un profesor de Universidad acogió a este perro cuando lo creía muerto. El perro lo acompañaba a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo, y al final del día volvía a la estación a recibirlo. Esta rutina, que pasó a formar parte de la vida de ambos, no fue inadvertida ni por las personas que transitaban por el lugar ni por los dueños de los comercios de los alrededores, y asi continuó sin interrupciones hasta que un día el profesor sufrió un paro cardíaco mientras daba sus clases y murió. Esa tarde Hachiko corrió a la estación a esperar la llegada del tren de su amo, Como el amo no volvió el se quedo esperando, con lo que se quedó a vivir en el mismo sitio frente a la estación durante los siguientes 9 años de su vida. Siendo Hachiko muy viejo y próxima su muerte se erigió una estatua de bronce en su honor y el propio Hachiko estuvo presente el día que se inauguró. No hace mucho se ha hecho la película "Siempre a tu lado" con Richard Gere, basada en esta historia.
Decidimos ir desde SHIBUYA al Santuario MEIJI JINGU y no lo conseguimos porque sin saber porqué el metro se saltó varias paradas a toda pastilla y una de ellas era la nuestra, así que decidimos ir al distrito de SHINJUKU , zona comercial y de tiendas. Además hemos visto el Barrio Chino que se llama KABUKI CHO, mucha gente de los mas sexys y chicas muy pero que muy jóvenes, es lo habitual, pero no llegas a acostumbrarte, sobre todo porque dudas de la edad que tienen, puede que no sea asi, porque su forma de vestir te despista, pero todas parecen menores de edad.
Un profesor de Universidad acogió a este perro cuando lo creía muerto. El perro lo acompañaba a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo, y al final del día volvía a la estación a recibirlo. Esta rutina, que pasó a formar parte de la vida de ambos, no fue inadvertida ni por las personas que transitaban por el lugar ni por los dueños de los comercios de los alrededores, y asi continuó sin interrupciones hasta que un día el profesor sufrió un paro cardíaco mientras daba sus clases y murió. Esa tarde Hachiko corrió a la estación a esperar la llegada del tren de su amo, Como el amo no volvió el se quedo esperando, con lo que se quedó a vivir en el mismo sitio frente a la estación durante los siguientes 9 años de su vida. Siendo Hachiko muy viejo y próxima su muerte se erigió una estatua de bronce en su honor y el propio Hachiko estuvo presente el día que se inauguró. No hace mucho se ha hecho la película "Siempre a tu lado" con Richard Gere, basada en esta historia.
Decidimos ir desde SHIBUYA al Santuario MEIJI JINGU y no lo conseguimos porque sin saber porqué el metro se saltó varias paradas a toda pastilla y una de ellas era la nuestra, así que decidimos ir al distrito de SHINJUKU , zona comercial y de tiendas. Además hemos visto el Barrio Chino que se llama KABUKI CHO, mucha gente de los mas sexys y chicas muy pero que muy jóvenes, es lo habitual, pero no llegas a acostumbrarte, sobre todo porque dudas de la edad que tienen, puede que no sea asi, porque su forma de vestir te despista, pero todas parecen menores de edad.
Una de las cosas que nos llamo la atención fueron los envoltorios de casi cualquier cosa que compres. Supongo que se trata del espíritu consumista que tienen, pero cada vez que Charo compraba un pastelito para probarlo en ese momento, por ejemplo, se lo envolvían como si fuese un regalo de cientos de euros.
De ahí hemos ido a ASAKUSA para ver el templo más importante de Tokio y el más antiguo, que se llama SENSO - JI. Estaba hasta arriba de gente y había muchos comercios alrededor. Llovía un poco pero ha sido lo mejor del día.
Por la noche hemos vuelto a cenar al mismo sitio al lado de Ryokan, en el que comimos el primer día, porque nos dimos cuenta de que se trataba de un sitio al estilo japones tradicional, y tuvimos la experiencia gastronómica mas importante jamas vivida por nosotros. En el restaurante nos atendió una señora bastante mayor no hablaba mas que japones con lo que entenderse con ella era prácticamente imposible, así que nos pusimos en sus manos, ella era encantadora y muy simpática y decidió libremente darnos de comer lo que a ella le parecía lo mas correcto para nosotros, de entrada y simplemente con lo dicho, la cosa era de agradecer porque nosotros no hubiéramos sabido elegir. Ser valiente en estos sitios suele tiene premio, Pero en este caso tuvimos una suerte increíble porque la señora debió de pensar que siendo occidentales deberíamos de conocer lo mas interesante de la cocina japonesa. Y decidió darnos un KAISEKI, así sin mas. En ese momento no teníamos ni la mas remota idea de lo que era un KAISEKI, no habíamos leído antes nada sobre ello, ni nadie nos había dado ninguna referencia en los restaurantes japoneses a los que íbamos, con lo que podríamos haber estado en Japón y no haber comido un Kaiseki en ningún momento, porque incluso en Japón no es algo habitual. La cocina kaiseki es un tipo de "cena" muy particular, quizás la mejor expresión culinaria de toda la cocina japonesa. Se caracteriza por ser compuesto de muchos platos servidos en porciones pequeñas. Van desde 6 hasta 15 platos, los platos más comunes son la sopa de miso, sashimi, pescado a la parrilla, verduras en escabeche, un postre. En nuestro caso, primero un plato de varios aperitivos, después una sopa, de tercero algo de sashimi, cuarto un caldo con trozos de pescado, de quinto anguila, de sexto nos han puesto una cazuelita con pescado, setas y unos cuadraditos amarillos que se vertían en un cuenco y una bolita de algo acitronado, total, una pasada, todo riquísimo. Pero no acababa ahí, quedaba un plato de arroz con una sopa y para terminar los postres, hechos a base de gelatinas con una salsa de caramelo y chocolate.
El kaiseki es mas alto escalafón de la gastronomía japonesa: una cocina de temporada elevada a la categoría de arte. Los platos deben estar presentados con gran sentido de la estética y ordenados según una cierta armonía o, al contrario, un cierto contraste de sabores y colores. Los ingredientes deben respetar la pauta estacional y estar preparados de forma que resalte su sabor original. Para decorar el plato, el cocinero suele recurrir a elementos naturales como flores, hojas de bambú o arce, etc. El plato es pues objeto de una auténtica puesta en escena, como se puede comprobar en la preparación del shashimi. El kaiseki es una experiencia tanto espiritual y estética como culinaria. Nuestro agradecimiento para aquella señora que supo darse cuenta de lo que debíamos comer sera siempre infinito, y lo triste es que ni siquiera recordamos como se llamaba el sitio,
El kaiseki es mas alto escalafón de la gastronomía japonesa: una cocina de temporada elevada a la categoría de arte. Los platos deben estar presentados con gran sentido de la estética y ordenados según una cierta armonía o, al contrario, un cierto contraste de sabores y colores. Los ingredientes deben respetar la pauta estacional y estar preparados de forma que resalte su sabor original. Para decorar el plato, el cocinero suele recurrir a elementos naturales como flores, hojas de bambú o arce, etc. El plato es pues objeto de una auténtica puesta en escena, como se puede comprobar en la preparación del shashimi. El kaiseki es una experiencia tanto espiritual y estética como culinaria. Nuestro agradecimiento para aquella señora que supo darse cuenta de lo que debíamos comer sera siempre infinito, y lo triste es que ni siquiera recordamos como se llamaba el sitio,
Día 5 : 13 de Noviembre Jueves
Hemos dormido como bebés, quizás la increíble cena con los 14 platos del Kaiseki hayan tenido algo que ver, así que el mercado de pescado lo dejamos para otro día porque habría que haber madrugado mucho mas.
Desayunamos en el hotel como de costumbre, comida muy japonesa, estamos en un Ryokan y lo suyo es que sea un desayuno tradicional japonés, lo mas destacable del desayuno es la abundancia de arroz y pescado crudo.
Durante el desayuno tuvimos la suerte de conocer a una pareja de Santander (Isabel y César), que estaban conociendo Japón por libre como nosotros. Ellos a diferencia de nosotros que empezamos por Tokio el viaje de Japón, estaban en sus últimos días de viaje, y eso nos vino bien porque ya tenían mas experiencia de los problemas que te van surgiendo. De hecho hablando con ellos decidimos cambiar los planes del día. Ellos iban a ir a NIKKO en tren, pero nosotros no podíamos porque el JAPAN RAIL PASS, tenia una fecha de validación para dentro de unos días, Cesar e Isabel tenían previsto ir esa mañana a NIKKO precisamente y nos dijo que lo de la fecha de validez era una tontería porque los inspectores no miran nada de eso, así que nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos con ellos a NIKKO.
Después de intercambiar las experiencias vividas (ellos ya estaban en el tramo final del viaje) nos fuimos los cuatro a la estación de Tren de Ueno, para coger el tren hasta NIKKO. Coger el ferrocarril en Japón es en si mismo una experiencia propia de cualquier viajero, todo el país está interconectado con una vasta red de ferrocarriles muy eficientes, de un tamaño descomunal y muy rápidos. Habíamos leído que todo aquel que visite Japón debería subir alguna vez en el futurista tren bala, pero si bien subimos en muchos trenes y uno de ellos lo identificamos como el tren bala, siendo tren bala o no es alucinante conocer los servicios ferroviarios de Japón. Además de limpios, rápidos y puntuales, los trenes recorren todo el país, y no hay mejor medio de transporte. El volumen ferroviario de Japón es alucinante solo en Tokio hay siete grandes estaciones de tren, Akihabara, Ikebukuro, Shibuya, Shimbashi, Shinjuku, Tokyo y Ueno).
Con ese volumen es fácil entender que coger el tren en la estación de UENO fue un poco estresante, la estación es enorme y resulta difícil encontrar dónde hay que ir. Su gran tamaño hace que las distancias sean enorme, de forma que ir se un lado a otro te lleva mucho tiempo y consigue ponerte nervioso, a veces cuando llegas a un extremo te das cuenta de que tienes que volver al punto de partida, por lo que el tiempo que empleas en moverte `por la estación has de llevarlo con cálculos diferente de lo que estamos acostumbrados.
Desayunamos en el hotel como de costumbre, comida muy japonesa, estamos en un Ryokan y lo suyo es que sea un desayuno tradicional japonés, lo mas destacable del desayuno es la abundancia de arroz y pescado crudo.
Durante el desayuno tuvimos la suerte de conocer a una pareja de Santander (Isabel y César), que estaban conociendo Japón por libre como nosotros. Ellos a diferencia de nosotros que empezamos por Tokio el viaje de Japón, estaban en sus últimos días de viaje, y eso nos vino bien porque ya tenían mas experiencia de los problemas que te van surgiendo. De hecho hablando con ellos decidimos cambiar los planes del día. Ellos iban a ir a NIKKO en tren, pero nosotros no podíamos porque el JAPAN RAIL PASS, tenia una fecha de validación para dentro de unos días, Cesar e Isabel tenían previsto ir esa mañana a NIKKO precisamente y nos dijo que lo de la fecha de validez era una tontería porque los inspectores no miran nada de eso, así que nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos con ellos a NIKKO.
Después de intercambiar las experiencias vividas (ellos ya estaban en el tramo final del viaje) nos fuimos los cuatro a la estación de Tren de Ueno, para coger el tren hasta NIKKO. Coger el ferrocarril en Japón es en si mismo una experiencia propia de cualquier viajero, todo el país está interconectado con una vasta red de ferrocarriles muy eficientes, de un tamaño descomunal y muy rápidos. Habíamos leído que todo aquel que visite Japón debería subir alguna vez en el futurista tren bala, pero si bien subimos en muchos trenes y uno de ellos lo identificamos como el tren bala, siendo tren bala o no es alucinante conocer los servicios ferroviarios de Japón. Además de limpios, rápidos y puntuales, los trenes recorren todo el país, y no hay mejor medio de transporte. El volumen ferroviario de Japón es alucinante solo en Tokio hay siete grandes estaciones de tren, Akihabara, Ikebukuro, Shibuya, Shimbashi, Shinjuku, Tokyo y Ueno).
Con ese volumen es fácil entender que coger el tren en la estación de UENO fue un poco estresante, la estación es enorme y resulta difícil encontrar dónde hay que ir. Su gran tamaño hace que las distancias sean enorme, de forma que ir se un lado a otro te lleva mucho tiempo y consigue ponerte nervioso, a veces cuando llegas a un extremo te das cuenta de que tienes que volver al punto de partida, por lo que el tiempo que empleas en moverte `por la estación has de llevarlo con cálculos diferente de lo que estamos acostumbrados.
Un jardín en Nikko
Por fin cogimos el tren y llegamos a NIKKO que esta a dos horas en tren desde Tokio. Nikko, es al mismo tiempo una maravilla de belleza natural y un importante emplazamiento de obras maestras arquitectónicas de Japón, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y aunque es una visita de los mas turística donde se ven casi mas cámaras fotográficas que personas, huelga decir que es precioso y merece la pena verlo
La ventaja de que ahora íbamos cuatro personas nos supuso que cogimos un taxi en la estación para ir al Santuario TOSHO -GU, aunque antes de salir hacia allí y muy cerca de la estación vimos un precioso jardín botánico.
El santuario TOSHOGU, es espectacular, y cerca de él está otro igual de interesante el TAIYUIN-BYO. Es de esos casos en que sus imágenes lo dicen todo, no hay mas que añadir.
La ventaja de que ahora íbamos cuatro personas nos supuso que cogimos un taxi en la estación para ir al Santuario TOSHO -GU, aunque antes de salir hacia allí y muy cerca de la estación vimos un precioso jardín botánico.
El santuario TOSHOGU, es espectacular, y cerca de él está otro igual de interesante el TAIYUIN-BYO. Es de esos casos en que sus imágenes lo dicen todo, no hay mas que añadir.
Los santuarios de TOSHOGU y TAIYUIN-BYO.
Después, justo antes de comer, bajamos a ver el Puente Shinkyo totalmente lacado de rojo, forma un gracioso arco sobre el río ubicado en una salvaje garganta. En la época feudal, sólo el emperador tenía derecho a cruzar el puente. Lleva a un parque de 16.000 cedros situado cerca de Toshogu.
En la comida charlamos con una francesa que nos aconsejó subir pegados al río por su ladera izquierda, ya que decía que hay un sendero lleno de estatuas de budas con baberos rojos. Así lo hicimos porque el entorno natural bien merecía un paseo por el lugar con independencia de los budas. Y la verdad es que ha mereció la pena, la subida es enorme y subíamos y subíamos, y estaba lleno de pequeñas imágenes de buda todas con un babero rojo. El respeto de los japoneses hacia sus tradiciones es digno de admirar porque no había ninguna tirada, ni rota, ni pintarrajeada, y nadie les quita los baberos,
Volvimos a la estación y de vuelta a casa.
En la comida charlamos con una francesa que nos aconsejó subir pegados al río por su ladera izquierda, ya que decía que hay un sendero lleno de estatuas de budas con baberos rojos. Así lo hicimos porque el entorno natural bien merecía un paseo por el lugar con independencia de los budas. Y la verdad es que ha mereció la pena, la subida es enorme y subíamos y subíamos, y estaba lleno de pequeñas imágenes de buda todas con un babero rojo. El respeto de los japoneses hacia sus tradiciones es digno de admirar porque no había ninguna tirada, ni rota, ni pintarrajeada, y nadie les quita los baberos,
Volvimos a la estación y de vuelta a casa.
El Puente Shinkyo y el sendero de los budas con babero rojo |
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En el tren nos hemos encontrado otra pareja de españoles concretamente de Burgos (Ana y Rubén) que también viajan solos y que están en el tramo final del viaje a Japón. Al final quedamos todos para cenar juntos en Tokio. Se trataba por un lado de seguir compartiendo experiencia que cuando viajas por tu cuenta en un país tan diferente, da mucho juego compartir historias, pero además se había puesto de manifiesto que, ninguno de los cuatro que estaban a punto de volver para España, conocía la cocina japonesa. Aquello a nosotros que somos unos amantes de su cocina nos causo espanto y nos ofrecimos encantados ha hacer de cicerones aquella noche y llevarles a cenar.
Fuimos a cenar solo cinco porque Isabel, la de Santander, dijo que no. Llevaba todo el viaje de Japón comiendo en los Mc. Donalds que se iba encontrando por las ciudades japonesas.
Los llevamos a comer sushi y sashimi por la zona de Ueno, Lamentablemente el sitio que elegimos no era demasiado bueno, había muchos restaurantes pero no tuvimos suerte. No obstante aunque la cena era regular lo pasamos de maravilla, siempre resulta divertido ir a un restaurante japonés con los novatos, y nos hemos reído mucho (sobre todo los dueños del local)
Por las inmediaciones había varios restaurantes especializados en preparar Fugu o Pez Globo (su nombre real es (Takifugu, palabra compuesta que alude a la buena suerte). El Fugu es altamente tóxico (contiene toxina suficiente para matar a 30 personas), pero en Japón es considerado una delicia. Contiene cantidades letales de veneno especialmente en el hígado y en pequeñas cantidades en la piel, por lo que sólo chefs con licencia especial pueden preparar y vender Fugu al público. En España se conoce porque, de cuando en cuando, alguien hace balance del número de personas que mueren al año por comer Fugu, y es verdad que eso ocurre, pero aquí se puede hacer balance también de la gente que muere por comer setas venenosas. Charo y yo hemos hablado mil veces, de si tendríamos valor de entrar o no a comer Fugu, reconozco que ella quiso entrar y yo no. Ahora me arrepiento me quede sin probarlo.
Para terminar la noche (Ana y Ruben se despedían de nosotros) fuimos a ver las calles de UENO por la noche, y paseando encontramos varia calles con prostitutas. Resultó impactante porque visten como mujeres recatadas y simples, desde que llegamos a Tokio no hemos parado de ver jovencitas vestidas de la forma mas sexi posible y ahora vemos a las prostitutas como señoras recatadas de pueblo. El mundo al revés.
Fuimos a cenar solo cinco porque Isabel, la de Santander, dijo que no. Llevaba todo el viaje de Japón comiendo en los Mc. Donalds que se iba encontrando por las ciudades japonesas.
Los llevamos a comer sushi y sashimi por la zona de Ueno, Lamentablemente el sitio que elegimos no era demasiado bueno, había muchos restaurantes pero no tuvimos suerte. No obstante aunque la cena era regular lo pasamos de maravilla, siempre resulta divertido ir a un restaurante japonés con los novatos, y nos hemos reído mucho (sobre todo los dueños del local)
Por las inmediaciones había varios restaurantes especializados en preparar Fugu o Pez Globo (su nombre real es (Takifugu, palabra compuesta que alude a la buena suerte). El Fugu es altamente tóxico (contiene toxina suficiente para matar a 30 personas), pero en Japón es considerado una delicia. Contiene cantidades letales de veneno especialmente en el hígado y en pequeñas cantidades en la piel, por lo que sólo chefs con licencia especial pueden preparar y vender Fugu al público. En España se conoce porque, de cuando en cuando, alguien hace balance del número de personas que mueren al año por comer Fugu, y es verdad que eso ocurre, pero aquí se puede hacer balance también de la gente que muere por comer setas venenosas. Charo y yo hemos hablado mil veces, de si tendríamos valor de entrar o no a comer Fugu, reconozco que ella quiso entrar y yo no. Ahora me arrepiento me quede sin probarlo.
Para terminar la noche (Ana y Ruben se despedían de nosotros) fuimos a ver las calles de UENO por la noche, y paseando encontramos varia calles con prostitutas. Resultó impactante porque visten como mujeres recatadas y simples, desde que llegamos a Tokio no hemos parado de ver jovencitas vestidas de la forma mas sexi posible y ahora vemos a las prostitutas como señoras recatadas de pueblo. El mundo al revés.
Día 6 : 14 de Noviembre Viernes
Nos hemos levantado a las 4:15 para ir al mercado de pescado. Hemos ido con Isabel y César.
Esta vez si estaba abierto y ha sido increíble. El mercado de pescado de Tokio puede que sea el mas grande que hay en el mundo. Tiene tal dimensión que es imposible compararlo con cualquier lonja de pescado que conozcamos en España.
Nuestra principal intención era la de ver la subasta de los atunes y después los puestos de la venta de pescado. La subasta es alucinante había varios encargados haciendo sonar una campanilla y hablando sin parar hasta que adjudicaban la pieza, intuyes lo que pasa pero en realidad no te enteras de nada.
Los atunes llegan al mercado completamente congelados, y hay una sere de operarios con un pincho en la mano y una linterna, ellos levanta las agallas y hacen un corte en los atunes para que enfocando con la linterna, los que van a pujar por ellos vean si tienen suficiente grasa o no, ya que es eso lo que determina el valor del atún.
Después de estar un buen rato viendo la subasta de los atunes, comenzamos a ver el resto del mercado. Es imposible decir decir las cosas que hemos visto y las diferentes clases de pescado que pudimos ver y que no sabíamos que existieran y mucho menos menos que se comiesen.
Lo mas gracioso es que según paseábamos por los distintos puestos nos cruzamos con un pequeño grupo de persona y curiosamente en ese grupo iba una persona que conocemos. No es alguien con el que tratemos en la cuidad donde vivimos pero sabíamos por distintos medios de que él como nosotros era un apasionado de todo lo japones y de la cocina de forma especial. Nos saludamos y comentamos brevemente el alucine que era todo. Han pasado los años y curiosamente esa persona ha inaugurado en Talavera un restaurante take away, es pequeño pero funciona muy bien.
Esta vez si estaba abierto y ha sido increíble. El mercado de pescado de Tokio puede que sea el mas grande que hay en el mundo. Tiene tal dimensión que es imposible compararlo con cualquier lonja de pescado que conozcamos en España.
Nuestra principal intención era la de ver la subasta de los atunes y después los puestos de la venta de pescado. La subasta es alucinante había varios encargados haciendo sonar una campanilla y hablando sin parar hasta que adjudicaban la pieza, intuyes lo que pasa pero en realidad no te enteras de nada.
Los atunes llegan al mercado completamente congelados, y hay una sere de operarios con un pincho en la mano y una linterna, ellos levanta las agallas y hacen un corte en los atunes para que enfocando con la linterna, los que van a pujar por ellos vean si tienen suficiente grasa o no, ya que es eso lo que determina el valor del atún.
Después de estar un buen rato viendo la subasta de los atunes, comenzamos a ver el resto del mercado. Es imposible decir decir las cosas que hemos visto y las diferentes clases de pescado que pudimos ver y que no sabíamos que existieran y mucho menos menos que se comiesen.
Lo mas gracioso es que según paseábamos por los distintos puestos nos cruzamos con un pequeño grupo de persona y curiosamente en ese grupo iba una persona que conocemos. No es alguien con el que tratemos en la cuidad donde vivimos pero sabíamos por distintos medios de que él como nosotros era un apasionado de todo lo japones y de la cocina de forma especial. Nos saludamos y comentamos brevemente el alucine que era todo. Han pasado los años y curiosamente esa persona ha inaugurado en Talavera un restaurante take away, es pequeño pero funciona muy bien.
El mercado de pescado de Tokio
Cuando nos íbamos del Mercado vimos que en la parte exterior había una serie de restaurante que lógicamente servían productos del mercado. La cosa prometía, pero era la hora del desayuno y por mucho que nos entusiasme el pescado crudo, imponía un poco la idea de sentarse a comer. Al final lo hicimos y estaba todo estupendo y muy barato. Isabel se negó en rotundo, lleva todo el viaje comiendo hamburguesas, así que no esperábamos otra cosa.
Yokohama
En Yokohama hacia un nublado al principio así que nos adentramos en el centro de la cuidad y llegamos al barrio chino, es fácil de saber que has llegado al barrio chino porque cambia por completo el entorno, aparecen los famosos farolillos rojos y todo es mucho mas estridente. Estaba lleno de sitios para comer que en nada se parecen al clásico chino de rollitos de primavera al que estamos acostumbrados. La comida es buena y no es especialmente barata, de hecho toda la zona tiene un aspecto de una extraña elegancia, porque abundan los dorados y los colores estridentes. Así que comimos allí, apetecía sumergirse el el bullicioso ambiente que teníamos delante.
Por la tarde salió insultante el sol y hemos paseado por la rivera de la bahía. Una tarde genial, parecía que estaba todo el mundo allí.
Por la tarde salió insultante el sol y hemos paseado por la rivera de la bahía. Una tarde genial, parecía que estaba todo el mundo allí.
Día 7 : 15 de Noviembre Sábado
hemos cogido el tren para TAKAYAMA con trasbordo en NAGOYA. Lo hemos cogido en la TOKIO STATION, ésta es una estación inmensa en la que diariamente se mueven casi un millón de personas, viendo el ir y venir de los japoneses no dudas de que sea esa cifra. Las cifras que aporta la estación son de vértigo, las líneas de trenes de largo recorrido tienen unos 16 vagones, 30 metros cada vagón, es decir el convoy tiene 500 metros de largo, medio kilometro !!!. hay unos 20 andenes de largo recorrido, sale un tren cada 20 minutos. En resumen es difícil imaginar que haya algo igual en el mundo. La obsesión por el orden que tiene los japoneses es constante, en la estación se pone de manifiesto por todos lados, concretamente en las colas o masas de gente que se mueve de forma muy ordenada, colas de viajeros de todo tipo a veces en movimiento, porque nadie se salta en orden, se mueven de forma tan sincronizada que no eres consciente del volumen de personas que se están desplazando.
Pero tanto orden no es solo espontaneo, en el suelo de los pasillos y escaleras está marcado el sentido de la marcha y al acceder a los trenes también se marca en el suelo dónde hacer la cola. Los trenes de largo recorrido solo tienen 5 vagones sin reserva por lo que los viajeros que no tiene comprada una han de situarse en la cola que se forma en el andén, para acceder al vagón.
Cogimos el tren y fuimos hasta NAGOYA donde cambiamos a un tren de montaña, por el trayecto comimos algo muy típicamente japonés “una caja bento” se trata de un sistemas de comida que traducido a nuestro mundo sería una ”caja picnic”, una caja de cartón de tamaño similar a las de bombones, con varias separaciones o apartados de contenidos diferentes, siempre de comida típicamente japonesa, la abres, coges los palillos y comes divinamente.
Pero tanto orden no es solo espontaneo, en el suelo de los pasillos y escaleras está marcado el sentido de la marcha y al acceder a los trenes también se marca en el suelo dónde hacer la cola. Los trenes de largo recorrido solo tienen 5 vagones sin reserva por lo que los viajeros que no tiene comprada una han de situarse en la cola que se forma en el andén, para acceder al vagón.
Cogimos el tren y fuimos hasta NAGOYA donde cambiamos a un tren de montaña, por el trayecto comimos algo muy típicamente japonés “una caja bento” se trata de un sistemas de comida que traducido a nuestro mundo sería una ”caja picnic”, una caja de cartón de tamaño similar a las de bombones, con varias separaciones o apartados de contenidos diferentes, siempre de comida típicamente japonesa, la abres, coges los palillos y comes divinamente.
Sobre todo nos hemos dedicado a ver una calle cuyas casas son de la época EDO. También una casa Gubernamental de estilo antiguo (la única que queda en Japón), con unos jardines preciosos y una construcción típicamente japonesa con paneles de madera y tatami. |
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En nuestro paseo nos fijamos en los restaurantes, porque son de carne cruda o al gril, lo cual llama mucho la atención Nosotros estuvimos en uno muy moderno y minimalista con un gril en el centro de la mesa donde te ibas asando la carne. En aquel momento no sabíamos de la existencia de la carne de Kobe, simplemente lo que comimos nos pareció muy especial, poco después supimos que podía ser que hubiéramos comido carne de de wagyu, erróneamente llamada carne de Kobe porque es una región importante en la cría de wagyus, esta carne pertenece a una raza de bueyes originaria de Japón y cuya exportación estaba prohibida entonces. Esa carne tiene un sabor extremadamente delicado, con una peculiar textura suave y cremosa que se deshace en la boca a tan solo 24 grados. Por aquel entonces casi nadie sabía de la existencia de esa carne y nosotros tampoco, no hay que decir el “cabreo” que se nos puso cuando nos enteramos que quizás la estuvimos comiendo sin saberlo.
En una de las calles por las que íbamos paseando encontramos a una madre que iba con su hija (una niña pequeña), las dos ataviadas con el traje típico japonés, iban guapísimas y no pudimos resistirnos a hacerles una foto, les pedimos permiso y fueron muy amables posando para nosotros.
Cuando terminamos de ver TAKAYAMA éramos conscientes de que no lo habíamos visto todo, pero no hay tiempo para más. Así que nos acostamos en nuestra flamante habitación de estilo japonés tradicional y nos pusimos los quimonos que nos habían dado para que todo fuera mas autentico, era muy pronto pues cenamos a las 7 y a las 8 ya no había ni un alma en el pueblo.
Día 8 : 16 de Noviembre Domingo
El Rio en Takayama
Nos levantamos a las 6:30 para desayunar y ver el mercadillo matutino. Charo ha pedido un café con leche frío porque se ha equivocado pero ha estado bien. El mercadillo un poco deslucido porque estaba lloviendo, pero dimos un paseo por el rio donde nos emborrachamos con los colores del otoño japones, en especial le hicimos una foto a un Acer Palmatum con las hojas enrojecidas, una maravilla !!!!. Después estuvimos en un templo donde lo más alucinante ha sido ver el inmenso GINKGO de 500 años con sus hojas amarillas en forma de abanico.
GINKGO de 500 años
Y después a coger el tren camino de KANAZAWA. Es una ciudad bastante grande y nuestro ryokan está en la zona comercial muy cerca de ZARA y ARMANI. Aunque llovía bastante nos echamos a pasear.
Primero vimos el castillo de KANAZAWA que estuvo bien pero todo se eclipsó al ver los JARDINES DE KENROKU-EN . A pesar de que llovía no dejaron de maravillarnos, hacen aquí un tratamiento de las hojas de los pinos con cuerdas atadas a un tutor central que es espectacular.
El jardín tenía un estanque precioso sin carpas y casi lo mejor fue que tomamos el té en una de sus estancias, era un lugar sencillamente maravilloso. Charo y yo pensamos que es el jardín más bonito del mundo.
Después nos acercamos al barrio de NAGANAKI que es el de los Samurais. Estuvimos viendo una de sus casas , era una estancia preciosa con un estanque y sus carpas y kois blancos.
Cenamos sushi en un sitio tradicional japonés, una habitación para nosotros solos donde cierran la puerta cuando te sirven y estábamos sentados en el suelo sobre el tatami.
Primero vimos el castillo de KANAZAWA que estuvo bien pero todo se eclipsó al ver los JARDINES DE KENROKU-EN . A pesar de que llovía no dejaron de maravillarnos, hacen aquí un tratamiento de las hojas de los pinos con cuerdas atadas a un tutor central que es espectacular.
El jardín tenía un estanque precioso sin carpas y casi lo mejor fue que tomamos el té en una de sus estancias, era un lugar sencillamente maravilloso. Charo y yo pensamos que es el jardín más bonito del mundo.
Después nos acercamos al barrio de NAGANAKI que es el de los Samurais. Estuvimos viendo una de sus casas , era una estancia preciosa con un estanque y sus carpas y kois blancos.
Cenamos sushi en un sitio tradicional japonés, una habitación para nosotros solos donde cierran la puerta cuando te sirven y estábamos sentados en el suelo sobre el tatami.
Jardines de Kenrohu-En
Bario de Naganaki |
Después nos acercamos al barrio de NAGANAKI que es el de los Samurais. Estuvimos viendo una de sus casas , era una estancia preciosa con un estanque y sus carpas y kois blancos.
Cenamos sushi en un sitio tradicional japonés, una habitación para nosotros solos donde cierran la puerta cuando te sirven y estábamos sentados en el suelo sobre el tatami. |
Día 9 : 17 de Noviembre Lunes. Kioto
Nos levantamos temprano y emprendimos camino hasta llegar a KYOTO. Nada más llegar impacta la estación y la torre de comunicaciones, donde ya tenían puesto un gran árbol de navidad.
El ryokan donde nos alojamos se llamaba SHIMIZU y está muy cerca de la estación, es un ryokan construido en 2002 pero al estilo antiguo.
Hoy nos hemos hecho todo andando porque no le pillamos el aire a los transportes de Kioto. Parece que hay varias líneas de gestión diferente y es tan sumamente lioso que hemos tenido que tirar la toalla.
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De PONTOCHO nos fuimos a GION que es el barrio de las GEISHAS. Es bonito pero vimos mas en PONTOCHO(repartiendo publicidad suponemos que suya por los buzones).
Después de ver toda la zona comercial de GION fuimos al Santuario de YAKATA que está dentro del parque MARUYAMA . Desde allí vimos las calles empedradas y la Pagoda, una paliza. Estaba hasta arriba de gente toda japonesa. Nos llamó la atención el ruido permanente de los cuervos , en especial cerca del cementerio. |